El sujetador de Pilar - punto de vista de la madre

El mismo relato pero ahora desde el punto de vista de Pilar

Pilar estaba trajinando por la casa, era verano, tenía calor, además el sujetador que se había puesto esa mañana le estaba un poco pequeño y le hacía daño, se dirigió al servicio para quitárselo.

Se puso frente al espejo, se desabrochó la bata y apareció el sujetador blanco que llevaba, le levantaba mucho los pechos, pero le estaba pequeño, se lo desabrochó y se lo quitó, aparecieron las tetas de Pilar, esta las cogió con sus manos y se miró en el espejo, no estaban mal sus tetas, ni enormes ni pequeñas, algo caídas pero todavía gustaban a los hombres, sobre todo a dos, a su marido que se las comías casi todos los días y últimamente a otro miembro de la familia al que había sorprendido más de una vez echando furtivas miradas a su escote, su hijo.

Pensar en su hijo la hizo estremecerse, su chochito tuvo una contracción de placer, dejó el sujetador en el servicio y salió a esperar que llegara su hijo para comer.

  • Hola, mamá, dijo Javi.

  • Hola, hijo, vienes sudando.

  • Si, es que hemos estado jugando al fútbol. ¿está ya la comida?

  • Si, mi amor, vete a lavar y mientras voy preparando la mesa.

Javi se fue al servicio y lo primero que vio fue el sujetador de su madre, seguro que se lo había quitado durante la mañana, porque cuando se levantó lo llevaba puesto, Javi se había fijado, debía de estar atento cuando le sirviera la comida, a ver si lograba ver algo, seguro que iba sin sujetador la muy golfa, pensar en eso hizo que tuviese una erección, pensó en hacerse una paja en ese mismo momento, pero decidió que no, que mejor durante la siesta y con el sujetador que su madre había dejado olvidado en el servicio.

  • Ya estáis preparados, dijo Pilar al ver a su marido y a su hijo sentados en la mesa, pues voy a servir la comida.

Empezó a echar la sopa en los platos y cuando le tocó al de su hijo se agachó algo más de lo debido, vio como Javi dirigía una mirada hacia el escote de su bata y retiraba la vista rápidamente, Pilar esperaba que hubiese tenido una buena visión, con un poco de suerte le habría visto hasta los pezones.

La comida transcurrió sin nada reseñable, pero Pilar vio como su hijo nada más terminar se levantaba.

  • Me voy a echar la siesta, estoy cansado, dijo Javi.

  • Si, mi amor, descansa.

Pilar oyó como su hijo entraba en el servicio y salía al momento, estaba segura de que había cogido s sujetador.

  • Nosotros, también nos vamos a acostar, verdad, Jesús, dijo Pilar a su marido.

  • Si, dijo este pasándole la mano por encima del culo, pero me parece que vamos a dormir poco.

  • Como tu quieras, amor, dijo Pilar.

Pilar acabó de recoger y se fue al dormitorio, antes de llegar puso el oído en la puerta del de su hijo y oyó ruidos de la cama al moverse y algunos jadeos, se sonrió, seguro que se estaba haciendo una buena paja a su salud.

Al llegar s su dormitorio vio a Jesús ya acostado solamente vestido con un corazoncillo, ella se quitó la bata y se tumbó a su lado.

  • Vaya, veo que vienes preparada dijo Jesús sobándose la polla por encima del calzoncillo, hasta sin sujetador.

  • Mi sujetador lo tiene tu hijo.

  • ¡¡Como!!!, dijo Jesús sorprendido.

  • Si cariño, a tu hijo también le gustan las tetas de su madre y le he dejado mi sujetador para que se alivie.

  • ¿El sabe lo que has hecho?

  • Creo que no, dijo Pilar, pero se lo daré a entender.

  • Que puta eres, cariño, dijo Jesús que se estaba poniendo a cien imaginándose a su hijo masturbándose con el sujetador de su madre.

  • Veo que te gusta la perspectiva, dijo Pilar mirando el bulto que su marido ocultaba bajo el calzoncillo, espera que ahora vuelvo.

  • No me dejes así, dijo Jesús.

  • Tranquilo, mi amor, que ahora resolvemos ese problema.

Pilar se levantó se puso la bata y se dirigió a la habitación de su hijo, abrió la puerta y con sigilo se acercó a la cama, allí estaba su sujetador, alrededor de la polla de su hijo, se debía de haber quedado dormido al terminar su paja, se lo quitó con cuidado y lo miro, vaya había tenido una buena corrida, se lo había dejado perdido, pensó en llevárselo así a su marido, pero sonrió, se desabrochó la bata y se lo puso, estaba pegajoso y húmero, pero seguro que a su marido le daba más morbo.

Volvió a su habitación y cerró la puerta, se quitó la bata y empezó a desabrocharse el sujetador, Jesús no le quitaba ojo, vio como le costaba soltar una de las copas de su pecho, parecía que estaba pegajosa, Jesús se imagino de que y su erección aumentó.

  • Mira lo que le ha hecho tu hijo a mi sujetador, dijo dándoselo a su marido.

  • Vaya, debe de haberse quedado a gusto, lo ha puesto perdido de lefa y tu teta también está manchada.

  • Pero eso puede solucionarse, verdad cariño, dijo Pilar.

  • Claro que si, mi amor, te voy a dejar unas tetas relucientes, dijo Jesús.

Pilar se tumbó al lado de su marido, éste empezó a lamerle la teta manchada con la lefa de su hijo, tenía un sabor fuerte, pero no le importó, la situación le estaba poniendo a mil, pasó la lengua suavemente por el pecho de su mujer que se estremecía de placer, tanto por los lametones de su marido como por la situación, pensar que su marido le estaba limpiando las tetas de la lefa de su hijo hizo que se corriera sin siquiera tocarse.

Jesús seguía en los pechos de su mujer, ahora empezó a pasarle la lengua por encima del pezón, lo tenía completamente erecto, duro, estaba disfrutando la muy zorra, había llegado el momento de dejar las tetas y empezar a follarsela como se merecía.

  • Te la voy a clavar hasta el fondo, guarra.

  • Yo ya me he corrido, dijo Pilar, tus lametones han hecho que me corriera.

  • ¿Mis lametones o la paja de tu hijo?, dijo Jesús mientras se la metía hasta el fondo.

  • ¡¡¡¡OH, jadeó Pilar!!! al notar la polla de su marido dentro de ella, las dos cosas, cabrón.

  • Si, zorra, soy un cabrón de mi propio hijo, ¿te gustaría que te follara?, a que si.

  • Si, me encantaría tener la polla de mi hijo dentro de mi. Sigue, no pares, folla a la puta de tu mujer.

Jesús se imaginaba a su hijo follándose a su mujer en la cocina, Pilar estaba con la falda levantada hasta la cintura y la camisa abierta, sin sujetador, su hijo le comía las tetas mientras se la follaba encima de la mesa.

  • Si, Javi te va a follar, te la va a meterhasta el fondo de tu peludo coño y se va a correr dentro de su madre que va a disfrutar como una loca, porque es una gran puta, dijo Jesús apretándose contra Pilar para echarle dentro hasta la última gota de su semen, notó que ella también se había corrido al sentir la humedad en su polla. Había sido un gran polvo, con mucho morbo.

Al rato Pilar se levantó, se puso el sujetador que había manchado su hijo y la bata.

  • ¿Pero te vas a poner ese sujetador?, dijo Jesús.

  • Si, quiero que Javi sepa que me he enterado de lo que ha hecho.

  • Eres más puta de lo que pensaba, dijo Jesús.

  • Si, pero mira como te ha hecho disfrutar esta puta, dijo Pilar saliendo de la habitación y yendo hacia la cocina.

Al poco llegó Javi.

  • ¿Has dormido bien, hijo?

  • Si mamá.

  • No me extraña, debías de estar agotado, dijo Pilar, mientras se agarraba con las manos las tetas.

Seguro que su hijo se había dado cuenta de que llevaba el sujetador que él había manchado, Pilar no le quitaba ojo de encima y vio como se fijaba en sus tetas y se ponía colorado.