El sujetador de Pilar
Breve relato de lo que hago con el sujetador de Pilar
Era un domingo como otro cualquiera, estaban sentados a la mesa Javi, de 18 años y su padre Jesús de 50, sirviendo los platos estaba su madre, ni Pilar de 48.
¿Quieres más, Javi?, le dijo agachándose al servirle.
No, gracias, mamá, dijo Javi, mirando de reojo el escote de su madre.
Hacía tiempo que Javi miraba a su madre con deseo, le encantaban esas tetas que tenía, grandes, pero no en exceso, algo caídas, pero todavía bonitas para alguien como él, sin experiencia en el sexo, solamente en la gran cantidad de pajas que se había hecho y muchas de ellas pensando en las tetas de su madre, se las había visto un día por casualidad, mientras ella se cambiaba en la habitación después de haberse duchado y el pasó por delante, se quedó embobado, su madre apenas las cubrió con sus manos, pero él le vio sus grandes pezones negros y desde entonces soñaba con comérselas.
Ahora Javi vio que no llevaba sujetador, se lo habría quitado por el calor, porque por la mañana si que lo llevaba, Javi se había fijado al levantarse, lo hacía todos los días, mirar las tetas a su madre a ver si veía algo.
Cuando terminó de comer fue al servicio con la esperanza de que el sujetador estuviese allí.
Allí estaba lo cogió y se fue a su habitación a echarse la siesta, esperó hasta que oyó como sus padres también se iban a acostar.
Que suerte tiene mi padre, pensó se va a acostar con mi madre, si fuera yo no la iba a dejar dormir, le iba a echar el polvo de su vida a esa zorra que se pasea por la casa sin sujetador para poner cachondo a su hijo.
Pensar en eso hizo que se le pusiese tiesa, se bajó el pantalón corto que llevaba y el calzoncillo y puso la copa del sujetador blanco de su madre sobre su rabo y se empezó a masturbar.
Recordó cuando era un niño e iba a la cama de su madre tras una pesadilla.
Mamá, puedo acostarme contigo.
¿Que te pasa, hijo, has tenido una pesadilla?
Si, mamá.
Anda ven aquí, dijo Pilar retirando las sábanas y abriendo los brazos para abrazar a Javi.
Javi se acostó y se abrazó a su madre, su cara quedó a la altura de sus pechos, empezó a besarlos por encima del camisón, como si mamara cuando era un niño.
Que le pasa a mi bebé, dijo Pilar, quiere leche de mamá.
Si mamá, si
Pilar se bajó el tirante del camisón y le pudo una teta en la boca a Javi.
- Vega bebé, chupale la teta a tu madre.
Javi seguía con su paja imaginándose el pezón negro de su madre dentro de la boca, le pasaba la lengua por la punta puntiaguda y su mano iba a la entrepierna de su mamá.
No seas malo, Javi, no le toques el coño a mamá, no está bien.
Perdona, mamá, pero es que estás muy buena y quiero follarte.
No, hijo quédate en mis tetas, el chocho es para tu padre.
Si mamá, si dijo Javi mientras se corría y llenaba de lefa el sujetador de su madre.
Se quedó dormido y entre sueños vio entrar a su madre en su habitación, le quitó el sujetador que aún tenía enredado en su polla, se lo acercó a la nariz, lo olió y se sonrió.
Se desabrochó las parte superior de la bata, Javi vio sus hermosos pechos y como se ponía el sujetador donde se había corrido, no podía ser debía de estar soñando. Se abrochó la bata y salió de la habitación.
Javi se despertó, recordó lo que había visto y pensó que no podía ser, debía de haberlo soñado, su madre no era ninguna puta.
Se dirigió a la cocina, allí estaba ella.
¿Has dormido bien, hijo?
Si mamá.
No me extraña, debías de estar agotado, dijo Pilar, mientras se agarraba con las manos las tetas.