El sueño de una tarde de verano - 4 - teatro
MARÍA.-Estoy, estoy soñando. Creo que me va a volver a venir. ¡Cómo late! ¡Qué delicioso sentir! ¡Besadme, besadme y seguid jugando!
AURORA.-¿Os ha parecido algo pecaminoso?
Yo creo que fue algo muy especial.
hasta lo consideraría genial,
por no decir que fue maravilloso.
(MARÍA sigue con los ojos cerrados. AURORA mete dos dedos en su coño y comienza a masturbarla.)
MARÍA.-Estoy, estoy, estoy soñando.
Creo que me va a volver a venir.
¡Cómo late! ¡Qué delicioso sentir!
¡Besadme, besadme y seguid jugando!
AURORA.-(Besa a MARÍA en los labios y en las tetas.)
-Estáis chorreando, dulce corazón.
Presiento que tendréis otra corrida
con la que se os escapará la vida
entre convulsiones y satisfacción.
MARÍA.-Lo estáis haciendo bien, muy bien.
(AURORA está acariciando el punto G de MARÍA)
Hacedme morir para que pueda vivir.
¡Casi! ¡Casi! ¡Casi! ¡La siento venir!
¡Me encamino hacia el Edén!
(AURORA mueve los dedos con más rapidez.)
MARÍA.-¡La marea sube, sube, sube, sube!
¡Siento, siento, siento , siento el contento!
¡¡Qué, qué, qué, qué dulce estremecimiento!!
¡¡Estoy, estoy, estoy, estoy en una nube!!
(MARÍA comienza a correrse otra vez, pero ahora está eyaculando. Sus gemidos son escandalosos. Se convulsiona con el cuerpo arqueado y la cabeza echada hacia atrás. El placer que siente es brutal. Al terminar de correrse se quiere sentar y no puede. AURORA le ayuda. MARÍA se sienta .)
AURORA.-Casi me corro al veros perecer,
pues cuando la gran ola os venía
una fuerte pasión me consumía
y necesitaba sentir placer.
MARÍA.-(Exultante.)
¿Sentisteis como latía mi sexo?
¿Sentisteis bajar la inmensa riada?
¡Cielos! Creo que no existe nada
como lo perverso y lo travieso.
(AURORA, de la mano de MARÍA, caminando hacia la cama)
AURORA.-Sí, vuestro sexo latía y latía.
Fue una sensación inenarrable,
algo dulce, bello, sensual, agradable,
y fue por eso que me consumía.
MARÍA.-(Boca arriba en la cama.)
Para mi fue algo delicioso.
Aún siendo un place prohibido,
lo cierto es que lo he sentido y vivido
como si no fuese algo pecaminoso.
AURORA.-(De lado, mirando a MARÍA.)
Decidme, cielo. ¿Fue vuestra primera riada?
¿Aún no os habíais masturbado?
¿Masturbaros creíais que era pecado?
Decidme, muñequita acaramelada.
MARÍA.- (Mirando a AURORA.)
Me toqué una vez en mi palomar
mal aconsejada por una amiga,
más fue como rascarla con una ortiga,
me picaba pero no supe acabar.
AURORA- Os voy a enseñar, clavelina.
Así cuando estéis en la intimidad
conseguiréis vencer a la tempestad
que a veces nos trae la rutina.
(AURORA coge la mano de MARÍA. Se la lleva a su sexo empapado. Mete dos dedos en el de MARÍA.)
AURORA-Cerrad los ojos y fantasead.
Pensad en cualquiera que os encante.
Alguien sexualmente interesante.
Pensad en alguien que rebose sensualidad.
Metamos dos dedos suavemente.
Acariciemos la pared superior...
Siento calor, calor, calor. ¡Mucho calor!
¡Ya! Movamos los dedos rapidamente.
(AURORA suelta un grito cuando se corre. MARÍA no consigue llegar al orgasmo. Ve como AURORA se retuerce de placer. Ve como de su coño sale jugo a borbotones. Excitada con la visión hace lo de su primera vez. Acaricia su clítoris con un dedo. Antes de diez segundos tiene su tercer orgasmo.
Después, agotadas, tirando de la respiración, se miran y sonríen.)
MARÍA.-(Ya recuperada.)
Nunca pensé que me excitaría
fantaseando con otra mujer,
ni que fuese tan inmenso el placer
en el momento en que ne corría.
AURORA.-Besadme, cariño mío,
(MARÍA le da un beso largo y apasionado.)
mi dulce sueño hecho realidad.
Sois tan linda como esa beldad
que produce grato escalofrío.
MARÍA.-(Quiere sabe cosas de AURORA)
¿Soy yo vuestra primera aventura?
(AURORA sonríe. Besa a María.)
¿Quién fue la paloma afortunada?
¿Una joven soltera? ¿Una casada?
Decidme. ¿Estaba verde o era fruta madura?
AURORA.-Verde. Fue mi querida doncella.
Fue ella la que se acercó a mí.
Ella me llevó hasta el frenesí,
más sólo lo hiciera con ella.
MARÍA.-¿Sabe algo de eso vuestro esposo?
¿Sabe que tenéis una aventura?
¿Sabe que hay una dulce criatura
que acaricia vuestro talle meloso?
AURORA.-No, y jamás lo sabrá mi marido.
Ya sería fantasía del montón.
No tendría niguna satisfacción
si dejase de ser algo prohibido.
MARÍA.-( Cambia de tema.)
Tengo una pequeña curiosidad
que me está estremeciendo el alma.
¿Por qué será que mi sexo no esta en calma?
¿Por qué será que sigue soltando humedad?
AURORA.-Eso se debe a la novedad.
La novedad, a veces nos asusta,
mas después de probarla, si gusta,
nos acosa con su ansiedad.
(MARÍA acaricia el monte de venus de AURORA. Besa su cuello. Besa su boca. Besa sus tetas.)
MARÍA.-¿A qué sabrá vuestra rosa?
(Mete un dedo en su coño. Lo lleva a la boca. Saborea el jugo.)
Sabe a pecado y a lujuria. Da gusto verla.
(MARÍA besa las tetas de AURORA. Su vientre. Su ombligo. El interior de los muslos. El clítoris.)
Morbosa la sensación al lamerla,
pero sensual, sensual y maravillosa.
AURORA.-(Con los ojos cerrados.)
Hacedma sentir deseada, preciosa.
Llevadme al paraíso perdido.
Conseguid que cada dulce gemido
os convierta en mi soñada diosa.
(MARÍA seguirá lamiendo hasta que AURORA llegue a las nubes.)
MARÍA.-Deliciosa... Dulce... Excitante...
(AURORA comienza a gemir. Agarra la cabeza de MARÍA con las dos manos.)
Escandalosamente... sabrosa...
(AURORA mueve la pelvis al ritmo de la lengua de MARÍA.)
Embrujadora... Fresca... Viciosa..
(AURORA deja la cabeza de MARÍA y aprieta sus pezones.)
De hechizo mareante...
(AURORA pone las manos en la nuca. Espera que llegue el aluvión.)
MARÍA.-Labios rosados... Saben a hierbabuena...
(Los gemidos de AURORA suben de tono.)
Consiguen hacerme temblar... y gozar...
Su sensual jugo huele a azahar...
Estáis buena... buena... muy buena...
AURORA.-Se está acercando la tormenta...
(Gemidos.)
Ya va llegando la esperada hora...
(Gemidos.)
en la que la joven señora...
(Gemidos.)
os de su caliente menta....
(Gemidos.)
Seguid, seguid, seguid mi amor...
(Gemidos.)
Esta llegando muy lentamente....
(Gemidos.)
Ya se me está nublando la mente...
(Gemidos.)
El vendaval va a ser arrollador...
(Gemidos.)
¡Ya casi acaricio el frenesí!
(Gemidos.)
¡Comienzo a sentir el cosquilleo!
(Gemidos.)
¡Me meo, me meo de gusto, me meo!
(AURORA se mea por ella.)
¡Ya está aquí¡ ¡¡Sí. sí, sí!! ¡¡¡Sííííííííííííí!!!
(AURORA se corre con una fuerza brutal. Jadea. Se estremece. MARÍA, con la cara perdida de orina, no deja de lamer el clítoris. AURORA, acaba. MARÍA le pasa la lengua por el coño y se traga el flujo que lo empapa.)
AURORA.-(Después de recuperarse.)
He gozado, amor, de preciosas riadas
que casi me hicieron quedar muda,
pero la que me habéis dado , sin duda,
fue la más grandiosa de las disfrutadas.
MARÍA.-(Boca arriba. Después de limpiar la cara. Al lado de AURORA.)
Para mí fue naravilloso sentir
como llegabais a rozar la Gloria.
Sé que perdurará en mi memoría
vuestro delicioso modo de gemir.
Continuará.
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