El sueño de toda chica Tv

El sueño, anhelo de muchas de nosotras las mujercitas, una historia deseada y que es eso un sueño.

El sueño de toda chic@ tv

Este relato se corresponde con el sueño de muchas de nosotras y es reiterativo en los relatos de mujercitas como yo.

En un día cualquiera y sin motivos aparentes se suceden las cosas más inesperadas y en este caso más placenteras, como siempre me han atraído tanto las ropas intimas de mujer, estaba en una tienda pidiendo que me mostraran unos calzones (pantaletas), y embelesada en la contemplación y en sentir la fina prenda en mis dedos, no ponía atención para nada mas, nada existía a mí alrededor ni siquiera la vendedora que me mostraba los calzones, los sostenes estaban a un lado y yo quería tenerlos en mis manos también, pero como los calzones son mi delirio no lo hacia aun, eran de encaje blancos muy delicados, exquisitos, hilo dental, me tenían fascinada, y esta es una de las pequeñas cosas que me gusta hacer ir a tiendas de ropa femenina y verlas, tocarlas, y pensar como me veré con ellas puestas, sobre todo si son faldas y calzones mis prendas favoritas, aunque las demás también me gustan mucho, pero todo esto es en secreto pues en la vida real soy hombre, y con gustos sexuales definidos como heterosexual.

Tan absorta estaba, como digo en la contemplación de los calzones que no me percate que a mi lado estaba hace algún tiempo, una vecina que yo muy poco ubicaba, pero que ella según supe después me ubicaba perfectamente, me contó que tiene un sexto sentido para conocer a las personas como yo, me hablo y yo me sobresalte mucho, sintiendo un gran susto grande en todo mi cuerpo sobre todo en el estomago, alguien descubría mi secreto tan celosamente guardado, trate de disimular mi turbación y le conteste su saludo, diciendo que me habían encargado esas prendas una amiga, se sonrió y me dijo tranquilo que conmigo estas a salvo, solo vamos tomamos un café y te tranquilizas y conversamos te parece, bueno dije yo medio turbado aun y salimos y nos sentamos en el café, empezó por contarme que desde hacia algún tiempo se había fijado en mi por ciertas cosas y que el verme en la tienda de ropa intima sus sospechas se habían confirmado yo era un hombre que le gusta vestirse de mujer, me lo dijo así a boca de jarro y yo quede mudo y muy turbado, así estuvimos algunos minutos que me parecieron siglos y ella muy calmada, espero que me fuera tranquilizando, para decirme no te preocupes de nada mi niña, yo te protegeré de todos y tu secreto conmigo esta mas que asegurado, pues ella no tenia ningún interés en perjudicarme sino todo lo contrario, como yo misma vería mas adelante, me pidió que estuviera tranquila y yo apenas me di cuenta que me trataba ya como una mujer, estuvimos conversando largo rato y yo poco a poco me fui relajando y pude ir contando mi historia de cómo y cuando me gustaba vestirme de mujer, la verdad es que me fui sintiendo muy bien a medida que la escuchaba, se llama Leonor (Reinaldo), y termine por tranquilizarme por completo y me sentí muy bien contándole mi vida a ella que me escuchaba con toda atención.

Le conté muchas cosa que yo misma tenia como guardadas en mi, y ella conocedora del tema me alentó para que todo eso fuera contado y me sentí regia, con mi amiga conversando y siendo entendida por una mujer, que mas podía yo pedir a la vida, y lo mas lindo de todo era lo que se me prometía con esta inesperada amiga, ella lo dejaba entrever, en su conversación y eso me alentaba a seguir contándole mis cositas de mujercita, fue una tarde linda con mi amiga Leonor, a la cual ya me sentía unida, y lo mejor es que me trataba como una mujer cosa que me hacia sentirme feliz y dichosa no hay nada mas rico que la traten así una.

La tarde fue deliciosa desde que salimos de la tienda y la conversación duro varias horas me contó cositas de su vida, su afición por los hombres vestidos de mujer, me confeso que no era lesbiana, sino que su gustos, tan excéntricos como los míos la hacían a ella vestirse de hombre y tener a su lado un hombre vestido de mujer, no podía creer que algo así existiera pero allí estaba ella, contándolo y tan contenta, también de tener a alguien en quien confiar sus gustos como yo, fue un encuentro excepcional para las dos, me trataba con una naturalidad como mujer que me sentía fascinada, le pregunte si a ella no le gustaba que le tratara como hombre y me dijo que si, que aunque era y se sentía plenamente mujer, solo tenia ese pequeño y raro gusto por las chicas como yo, por lo que seguimos contándonos nuestras vivencias pasadas y nos convertimos en grandes amigas lo demás vendría con el tiempo, y eso lo relatare en otro momento, vamos por partes y sigamos con el transcurso de la historia tal como me ocurrió y como tal la transcribo al papel, de los hechos, ya ha transcurrido un buen tiempo y solo ahora me he decidido a contarla para compartir esta experiencia con otras chicas como yo.

Durante mucho tiempo yo guarde ese secreto muy dentro de mi, y ni siquiera me había puesto a pensar en el como algo concreto sino como una afición, que guardaba para mi solito, ni siquiera me pensaba como una mujer sino con ganas de vestirme de mujer y nada mas, tratar de explicar estas sensaciones pasadas es bastante difícil y creo que no aclaro nada, en fin me sentía muy bien cuando me ponía calzones o faldas, cuando encontraba la ocasión, con el tiempo empezó a gustarme llamarme a mi misma como una chica, y el nombre se me ocurrió hace muy poco tiempo, Maria Cecilia, antes y cuando ocurren los hechos narrados al comienzo no pensaba mucho en nada de eso, solo lo hacia y ya, esta forma de ser no me la explicaba ni yo mismo, pues por mucho tiempo no hubieron avances significativos en las cosa que me ponía solo unos calzones muy de cuando en cuando, pues no sentía como ahora la necesidad de hacerlo, por lo que lo relatado anteriormente me trastorno mucho y pase varias noches en vela pensando que camino tomar si volvía a ver a mi amiga o me alejaba de ella y volvía a mi vida secreta, fueron noches largas y creo que decisivas en las futuras relaciones que he tenido en la vida.

Después de estos hechos tan reales como un sueño, no volví a ser la misma persona, pues entre de lleno en el mundo de las chicas, permanecí siendo hombre pero con unos grandes deseos de vestirme de mujer cada día poniéndome mas ropitas de mujercitas, como antes aun soy lo que llaman de closet.

Nos volvimos a encontrar claro esta, eran unas ganas locas de poder conversar de mis cositas con mi amiga Leonor, y que ella me contara las suyas que como podrán ver son tan excepcionales como las mías, pero no fueron solo palabras sino que se sucedieron unos hechos que todavía hoy me dejan trastornada, cuando los recuerdo y ahora esta narración me trae a la memoria hechos que se me habían borrado de la memoria, confundidos con toda la vida que una va teniendo.

Fue en un apartamento que alquilaban por horas y días muy discreto y donde se podía hacer las cosas que uno quisiera pero guardando el debido decoro, con total privacidad, ella conocía el lugar y para ser mas justos pagamos siempre a medias, ya que lo que haríamos seria del gusto de los dos, fue muy conversado ya que toda nuestra relación que duro como dos años, cada cosa que hicimos fue conversada y acordada por los dos, de manera de sentirnos cómodos con nuestra relación tan especial, en el sitio un pequeño cuarto y un baño con una salita diminuta, donde pasamos los momentos mas exquisitos de los que tenga memoria, alquilábamos unas tres horas en los días que nos juntábamos que era cada tres o cuatro días, y casi siempre las cosas que hicimos nos dieron mucha satisfacción a las dos.

Ella era un experta me compraba cosas que me sentaban a las mil maravillas, y las dos nos divertíamos en las tiendas tanto de mujeres como de hombres pues en secreto las cosas eran las de mujer para mi y las de hombre para ella con lo cual los equívocos de las vendedoras eran geniales, salíamos de allí muertas de la risa, pero con las ropitas que ambas deseábamos, una ves instaladas en el apartamento, procedíamos a las transformaciones de rigor, desde el comienzo establecimos que como ambos queríamos mantener nuestras identidades verdaderas, teníamos que tratar de no realizar nada que se prestara a que fueran puestas al descubierto nuestras identidades secretas, no podía depilarme ni hacer nada que pudiera ser poner en juego nuestra identidad, por lo que las transformaciones no podían ser muy drásticas, pero a nosotras nos gustaba así, yo era un remedo de mujer y ella un poquito mas el hombre que le gustaba representar, pues usaba el pelo corto y yo le compre un bigote, grandote, el cual le hacia verse como un jovencito lampiño, pero el momento mas rico era cuando cada una en un espacio se vestía como le provocaba, teníamos ambas suficientes ropas para hacerlo y elegir el vestido y lo demás constituía, uno de los juegos iniciales mas placenteros, calzones, medias, ligueros, sostenes con relleno, una peluca con cola de caballo hermosa, faldas, blusas, tops, pañuelos para el cuello, de los accesorios ella me los prestaba de los que ella misma se ponía porque así no teníamos que traer tantas cositas, y yo a mi ves le prestaba mis ropas que le venían muy bien salvo algunas cosas que ella le gustaba comprar para hacer mas placentera su transformación, luego venia el maquillaje el cual ella hacia con gracia y delicadeza dejándome transformada en toda una damita, un besito coronaba el esfuerzo y yo me sentía en la gloria, la conversación de las dos vestidas así, duraba mucho tiempo pues hablamos de todos los temas y siempre durante el transcurso de la amistad, fue así todo conversado y acordado, lo cual nos permitía conocernos y a la ves disfrutar de nuestros roles cambiados, vernos en el espejo intercambiar algunos ricos besitos yo con mi boquita pintada, era una delicia, y dejábamos para lo ultimo estar juntas las dos o mejor diremos los dos, porque los dos éramos una pareja solo que cambiadas.

Cuando las ganas estaban a punto de explotar venia la mejor parte nos quitábamos solo algunas cosas que pudieran molestar como collares y pulseras, y nos dejábamos así vestidas para el amor, yo de toda una mujercita y ella un varón muy lindo por cierto, y como era una relación equivoca, el sesenta y nueve era uno de nuestros números favoritos, ella sacaba de mis calzones mi aparato y su boca se lo trabaja casi todo, que manera de chupar era una artista en el arte de chupar un miembro erecto, y yo me sumergía en su vagina que a estas alturas estaba mojadita y sabrosa, mientras en un espejo nos veíamos como lo que queríamos ser mujer y hombre, pero cambiadas, verme con la falda subida y con calzones abajo era súper rico y ella suspiraba por verse con pantalones y camisa siendo chupada por mi boquita pintada, que momentos pasamos así, esa era nuestra posición favorita, que casi siempre terminaba en una penetración profunda en esa vagina tan rica y engañadora que tenia, que una mujer se lo meta a un hombre era algo que nos volvía locas y terminábamos abrazadas y felices.

Relajadas y contentas nos bañábamos y volvía cada una a su rol en la sociedad y ya en la calle éramos nuevamente una pareja normal que salía de sus momentos de amores, y la cuidad absorbía nuevamente para ser anominos pero en nuestros pensamientos llevábamos el recuerdo maravillaos de nuestros encuentros, para todo yo era Maria Cecilia y ella era Reinaldo, y así nos tratábamos incluso en la calle y para nosotros solos, ese trato y los encuentros y charlas eran lo que hizo maravilloso ese amor.

Tenemos fotos de nosotras vestidas como nos gustaba sacadas en nuestro nido de amor, eran mil y una las formas que teníamos de asumir los roles de cada una, pues demostramos ambas una inventiva inagotable para hacernos historias, y disfrutar de esta relación tan especial, todo vale dicen en una relación intima, y para nosotras fue una consigna, siempre y cuando las dos estuviéramos de acuerdo, porque esta pareja tan bonita se separo es otra historia y otro sueño, una de las cosas que mas me gusto en ese tiempo fue cuando salíamos de compras las dos comprando cositas para la otra, y engañando a las vendedoras con triquiñuelas absurdas, para nosotras era algo genial, comprar calzones y sostenes con la disculpa que eran para su mama cuando en realidad eran para mi, y comprar (interiores) calzoncillos de varón, para mi sobrino cuando eran para ella, lo mismo que los zapatos pues los míos no le servían, y aquí venia el problema de los zapatos, aquí la cosa se transformaba en drama pues los de dama no llegan sino hasta el numero 40 y yo calzo 42, solo pude comprarme en ese tiempo sandalias que pudiera ponerme y ningún zapato cerrado pues simplemente no me entraban, pero que placer nos brindaban estas pequeñas cositas de nuestra relación, buscarnos las cosas que cada una quería y con que lo combinaría una vez en nuestros encuentros, eran momento maravillosos para las dos, y que se puede decir de hacer el amor con roles cambiados es una delicia, meterle el pene a un hombre con bigote es lago genial, pues ella solo se habría la bragueta y ya estaba enchufadita por mi, con calzones muy lindos y coquetos y con falda y blusa puestas, como fueron de gratos los momentos que vivimos juntas, pero como todo sueño tiene su final este mío también llega a su termino con una frase. EL AMOR NO TIENE EDAD, SEXO, CONDICION Y NADA, "ES Y PUNTO".