El sueño de mi vida

Madres e hijos se lo pasan bien.

Aquella tarde llegaron mi primo Edu y mi tía Mariló. En casa sólo estábamos mi madre y yo. Pasaríamos todo el fin de semana juntos los cuatro y lo pasaríamos a lo grande. Después de cenar, pasamos al salón y nos pusimos a hablar. Yo estaba sentado con mi madre en uno de los sofás, mientras ellos dos estaban en el otro.

Mi primo estaba tumbado boca arriba con la cabeza en el regazo de mi tía y ésta le acariciaba el pelo. Siguiendo la mirada de él, observé que se fijaba en las piernas de mi madre que tenía puesto una falda. Al hablar mi madre no dejaba de mover un poco las piernas y le ofrecía levemente la visión de su coño tapado por las bragas.

-Acaríciame el pelo. –le dije a mi madre apoyando la cabeza en sus muslos.

Me puse boca abajo mirando a mi primo que no quitaba ojo. Me movía con disimulo y poco a poco le iba levantando la falda para que él pudiera verla mejor. Puse mi mano derecha sobre su rodilla y la acariciaba levemente.

-Parece que nuestros machotes se están calentando. –dijo mi tía.

-Tu hijo lleva un rato mirándome el conejo. –contestó la otra y abrió bien las piernas –¿lo ves bien ahora?

-Estupendamente... que bonito es. –dijo mi primo.

Yo al abrir las piernas me incorporé y le subí la falda a mi madre. Tenía unas braguitas blancas que apenas le cubría su gran coño. Lo tenía depilado totalmente.

-¿Tú también te depilaste Mariló?

-Pues claro. –contestó la otra y se quitó al hijo de encima, se levantó y se subió la falda. -¿Ves? Ni un solo pelo. –nos enseño su coño apartándose las bragas a un lado.

Mi primo alargó la mano para tocarlo pero ella lo rechazó y se acercó a mi madre. Yo me levanté y me senté en el sillón donde estaba mi primo. Los dos veíamos como Mariló se sentaba al lado de mi madre Mar. Mariló abrazó a Mar con el brazo izquierdo y cogió su mano para llevársela hasta el coño. Mar miraba a la otra a los ojo y le abría los labios del coño para empezar a meter sus dedos y masturbarla. Mariló gimoteaba al sentir como le tocaba el clítoris y abrió su boca a Mar para que la besara. Se fundieron en un beso a la vez que Mariló le apartó las bragas a la otra y la masturbaba. La escena lésbica hizo que mi primo y yo nos sacáramos las pollas y nos masturbáramos viendo a las dos hembras comiéndose y tocándose.

Mariló le quitó las bragas a Mar y le abrió bien las piernas en el sofá, se arrodilló delante de ella y hundió su boca en el coño para comérselo. Mar se retorció de placer al sentir la lengua acariciarle el clítoris, deslizándose por toda su raja para hundirse en su vagina como si la quisiera follar. Le agarró la cabeza y se la empujaba contra su coño.

Mi primo se levantó y se puso al lado de mi madre, ofreciéndole la polla para que se la chupara. Ella la cogió entre gemidos y se la metió en la boca. Edu gimoteaba con la mamada de su tía. Yo, desde el otro sillón veía la escena, mi tía Mariló de rodillas comiéndole el coño a mi madre que estaba abierta de piernas en el sillón con la polla de su sobrino Edu en la boca. Yo estaba que me iba a correr.

Me levanté y me puse detrás de mi tía. Podía ver el enorme culaso que se movía al ritmo de las chupadas que le daba a mi madre. Le metí la mano por debajo de la falda y busqué el tacto de su coño por encima de las bragas. Ella abrió un poco las piernas para facilitarme la labor y sentí sus labios y la humedad de su coño. Levanté su falda y apareció ante mi vista un culo blanquecino cubierto por unas bragas negras. Se las empecé a bajar hasta ponérselas a la altura de las rodillas. Acariciaba las nalgas de aquella mujer con deleite. Le separé los cachetes del culo y apareció el agujero de su ano. Mientras con una mano separaba los cachetes del hermoso culo, con la otra empecé a tocar su agujero. Escupí un poco de saliva y con un dedo jugué sobre el agujero.

-¡Me gusta, sobrinito! –me dijo dejando el coño de mi madre para mirarme.

Seguí jugando con su culo alentado por el ánimo que me había dado ella. Empecé a empujar mi dedo para metérselo poco a poco en el culo. Cada vez que le entraba un poco ella gemía de placer. Le estaba metiendo el dedo índice de la mano y formé una u con el pulgar para metérselo por el coño. Ella seguía gimiendo al sentir entrar los dos dedos en su cuerpo, el índice en el culo y el pulgar en el coño.

Levanté la mirada, sin dejar el culo de mi tía, para ver como lo pasaba mi primo. Él estaba al lado de mi madre, a la altura de su cabeza. Mi madre le mamaba la polla metiéndosela hasta lo más profundo de su garganta, se la chupaba e intentaba gemir por el placer que le daba mi tía al comerle el coño. Edu le tocaba las tetas a mi madre que tenía los pezones totalmente erectos por el placer. Al poco tiempo mi madre dejó la polla de Edu y empezó a chillar, se estaba corriendo por la comida de coño que le estaba dando Mariló que se comía todos los flujos que emanaban de la otra e insistía en chuparla para que la Mar se corriera entre convulsiones.

Descansamos un poco. Mi madre, la única que se había corrido, estaba medio tumbada con la cabeza apoyada en los muslos de Edu que estaba sentado en el brazo del sillón. A la derecha de mi madre se había sentado mi tía Mariló con toda la boca llena de flujos de mi madre, sin bragas, tocándose el coño y con las tetas al aire. Yo me senté a la derecha de ella y tocaba sus tetas aprovechando el descanso.

-¿Ahora a quién le toca correrse? – preguntó mi madre.

-Por lo pronto me montaré a Edu. –le respondió mi tía levantándose del sillón.

Tomó a su hijo y lo sentó donde ella había estado. Lo hizo recostarse para que quedara su cuerpo lo más tumbado posible. Él se acariciaba la polla para que no perdiera dureza mientras veía como su madre se desnudaba. Mariló se quedó sólo con los zapatos puestos, abrió las piernas, se puso a la altura de la polla del hijo y, cogiéndola con una mano para guiarla, se sentó poco a poco sobre ella para que le fuera entrando. Su cara cambiaba de expresión al sentir aquella gran polla llenarla. Fue acelerando el ritmo a medida que su coño le lubricaba la polla a Edu. De vez en cuando se sentaba y apretaba su coño contra el hijo para que le entrara hasta lo más hondo. Edu gimoteaba y acariciaba el culo de su madre. Se incorporaba de vez en cuando y chupaba sus hermosas tetas. Mariló lo follaba como una verdadera puta. Se notaba que habían follado mucho ya que sabían lo que le gustaba al otro.

Me levanté y me senté en el respaldo del sillón, justo frente a Mariló para ofrecerle mi polla que estaba durísima por la escena que estaba viendo. Ella se levantó un poco y dejó el culo inmóvil para que Edu pudiera mover la polla y follarla. Se inclinó hacia mí y empezó a mamarme. Sentí un escalofrío de placer al sentir las primeras chupadas de Mariló. Ella sentía los empujones de su hijo en el coño y se metía mi polla hasta el fondo.

-¡Me voy a correr! –dijo Edu entre gemidos.

-¡Hazlo dentro! –le contestó su madre sacándose mi polla.

Mariló se incorporó un poco y cabalgó más rápido sobre su hijo para correrse al sentir el esperma llenarla por dentro. Su cara cambió al sentir un gran orgasmo y chillaba fuerte de placer. Edu estaba debajo de ella convulsionando con cada descarga de leche que depositaba en la vagina de su madre.

Mar, mi madre, cogió mi polla y empezó a masturbarme delante de Mariló.

-Córrete en la cara de tu tía. –me animaba mi madre. –Córrete y te limpiare la polla con mi lengua.

-Sí mamá… sigue mamá

-Venga Quique córrete que quiero ver tu semen volar por los aires. –me dijo y cerré los ojos al sentir que de mis huevos subía mi leche para llenar a mi tía.

-Venga Quique, venga. –escuchaba a mi madre animarme a que me corriera con su paja. –Venga Quique, venga. –ya quedaba poco para descargar.

-Venga Quique, venga que ya son más de las diez. –y abrí los ojos rápidamente.

Vi a mi madre mirándome. Estaba en mi cama… Todo había sido un sueño.

-Levántate que tienes que ir a comprar. –dijo mi madre mientras salía de la habitación.

Miré bajo la sábana y estaba más empalmado que nunca. Aquel sueño me había puesto a cien. Y ni siquiera había podido correrme. Me levanté y me fui a duchar. Allí, aún con el sabor del erotismo del sueño, recordé los cuerpos de las dos mujeres y tuve que hacerme una paja pensando en mi madre.