El Sueño Americano (02: Desvirgado en Seattle)

Nuestro protagonista disfrutará en Seattle de la primera experiencia sexual de su vida.

El Sueño Americano

Tras la... Parte I: INTRODUCCIÓN

Llega la... Parte II:

DESVIRGADO EN SEATTLE

Sentado en el salón de los Hewson, afortunadamente sólo, practico el zapping. No me entero de nada pero ver la televisión americana es una experiencia sociológica. Si te quedaba alguna duda ver la tele te confirma lo grillados que están en este país.

Llaman al timbre. Vaya hombre. Debo desaparecer antes de que la familia me presente a su visita y yo no entienda nada. Mierda no me da tiempo. Julie ya está en la puerta abriendo.

Para mi sorpresa quien entró por la puerta fue Reby y la amiga de Helen. ¿Qué querrán a estas horas? Se lo pregunto, lógicamente, a la madrileña...

  • ¿Qué hacéis aquí?

  • Pues Katherine- que es como se llamaba la amiga de Helen y nuestra chofer matinal- me ha invitado a salir con Helen y sus amigos, vamos a un parque a beber cerveza.

  • Pues que bien. A mi lo más divertido que me proponen en esta casa es irme a dormir. Son bastante setas esta familia- se lo cuento con total tranquilidad dado que de español, los Hewson no entienden ni papa.

  • Oye, y por qué no te vienes tú. No me hace mucha gracia, la verdad, irme con esta gente sola.

  • Pues es que a mi no me han invitado.

  • Espera, se lo voy a decir a Katie.

Antes de que pudiera decirle que no tenía ninguna gana de socializar con yankees, Rebeca se da media vuelta y va en busca de su anfitriona. La encuentra en la cocina junto con Helen y en un perfecto inglés le propone que yo también vaya con ellos. Katie acepta encantada pero la cara de Helen en reveladora. Las dos americanas se apartan un momento de nosotros. No entiendo nada, porque además hablan en susurros, pero está claro que Helen no tiene ningún interés en que yo vaya con ellas.

Mi hermana y la Hewson pequeña, Lucy han congeniado muy bien. Las dos se pasan el día en su cuarto charlando y con sus movidas. Pero está claro que Helen pasa bastante de mí. La única en esta familia que hace un esfuerzo por relacionarse conmigo es la madre. Y yo la verdad preferiría que ella tampoco me hablara tanto. Total, no la entiendo.

Finalmente Katie parece haber convencido a su amiga y comunican que sí, que me voy con ellas. A todo esto yo todavía no he dicho si quiero o no quiero ir, pero bueno, tampoco hay nada mejor que hacer. Es viernes y al día siguiente no tenemos clase.

El plan es el siguiente: vamos a un parque donde hemos quedado con tres amigos de las americanas. Uno de ellos tiene un carné válido para comprar cerveza. Las compra, nos sentamos en un banco del parque y bebemos. Apasionante y yo encima sin enterarme de nada.

Los amigos son los típicos jóvenes americanos. Me hacen varias preguntas sobre España y sobre Madrid que prefiero que responda Reby. Dada mi actitud, al poco rato descartan cualquier esfuerzo por comunicarse conmigo. Por fin me han dejado en paz. Reby se intenta integrar pero finalmente decide charlar conmigo.

  • Bueno ¿qué te parece esta gente?

  • No tengo nada en contra de ellos, pero la verdad, ni les entiendo ni me apetece esforzarme a estas horas por comunicarme en inglés- le respondo dejando claro mi carácter insociable.

  • Pero hombre si no haces un esfuerzo no vas a entender nada en todo el mes, ¿sabes?

  • No te creas, ya me voy adaptando y algo entiendo. Pero es que estos hablan en jerga y muy rápido- Y es verdad llevo sólo siete días aquí pero noto que algo voy avanzando. Por lo menos ya sé cuando Julie me dice: a comer, a desayunar y a cenar.

Reby decide centrarse en mí y pasamos el rato charlando amigablemente, al margen de los americanos que de vez en cuando nos pasan cerveza. Llevábamos ya unas 4 latas cada uno cuando me di cuenta de que los cinco americanos nos estaban mirando y riéndose discretamente al mismo tiempo. No hay que ser muy espabilado como para darse cuenta de que estaban hablando de nosotros.

Es entonces cuando uno de los amigos de Helen y Katie me ofrece un porro de marihuana. Antes de que pudiera cogerlo o rechazarlo escucho el sonido de la risa sarcástica de Helen. ¿Qué le pasa a esta yankee? Se cree una bad girl. A ver si se piensa que en España no tenemos marihuana. Seguramente no sabe ni donde está España. Cojo el porro algo cabreado y le doy una calada larga. Está buena la maría americana. Disfruto del porro sin darme cuenta que Reby me mira fijamente.

  • Tío, si me fumo eso me caigo al suelo- me dice con su tono de pija cantarina.

  • No está muy fuerte, pruébalo- le propongo mientras alargo la mano para ofrecérselo.

Reby lo acepta y le da unas caladas. Pasados unos minutos observo que, efectivamente, mi amiga Rebeca anda un poco mareada. Con los ojos enrojecidos y la lengua de trapo es evidente que las cinco cervezas que se ha bebido ya junto con el porro le han alterado su cerebro.

  • Estoy muy mareada, Jaime llévame a dar una vuelta, que voy a vomitar y me da vergüenza que me vean.

Me la llevo a pasear un poco, medio abrazándola porque era incapaz de caminar sin tambalearse. Mientras nos alejamos escucho las risas de los americanos.

  • Si es que no tenía que haber fumado. Me sientan fatal los porros- me reconoce.

  • ¿Quieres que nos sentemos?

  • Sí, sí vamos a sentarnos.

Nos aposentamos en un lugar apartado, en el césped. En Seattle la hierba y la vegetación crecen de forma espontánea con apariencia de no necesitar la menor ayuda humana. Las zonas residenciales están abarrotadas de parques que más bien parecen bosques.

Reby se había tumbado y yo le pregunté si seguía teniendo ganas de vomitar.

  • No, no ya se me ha pasado ha sido un bajón rápido

Así que decidí tumbarme a su altura a ver las estrellas. Nos mantuvimos callados, hasta que ella dijo:

  • Uff ya no tengo ganas de vomitar pero creo que estoy borracha- y al tiempo se dio la vuelta hacia mí y me dio un medio abrazo. En el cuello. Yo no sabía como interpretar esto. Notaba su respiración en mi piel y sus carnosos y gruesos labios rozándome la nuez.

La situación me calienta, lo tengo que reconocer. Pero no sé si decidirme a besarla. Esta chica me pone desde la primera vez que la vi en el aeropuerto, aunque me gusta más Arancha. Pero bueno una cosa no quita la otra. Por otro lado está la cuestión ética de si no sería aprovecharse de ella dado su estado ebrio. Pero ¿desde cuando me planteo yo estas cuestiones morales a la hora de ligar?

No dio tiempo a más disquisiciones. Reby se incorporó, aproximó sus labios a los míos, me dio un pico y a continuación me metió la lengua. La cosa me pilló un poco a contrapié pero reaccioné rápido y le respondí con un bailoteo en mi boca hasta llegar a la suya empujando con mi lengua.

Por fin un rollete, y sólo he tardado 7 días. No está mal. Voy a disfrutar de Reby, una chica encantadora.

Pero poco duró el goce. Unas risas interrumpieron nuestra faena.

  • Reby, "Yeimy"

Supuse que "Yeimy" era yo. La pandilla americana había decidido venir a buscarnos y de paso nos habían pillado, lo que provocó mucho jolgorio entre ellos. Una vez dejaron de reírse Katie nos comunicó que habían decidido ir al apartamento de uno de sus amigos a seguir la fiesta. Nos dijeron que les acompañáramos. Qué remedio, no tenía ni la menor idea de cómo volver a casa, así que dependía de ellos para el regreso. De todas maneras la propuesta no parecía nada mala. Un apartamento es la mejor combinación para un rollete.

Durante el trayecto en coche Reby y yo seguimos besándonos haciendo caso omiso a los comentarios en inglés de nuestros acompañantes. Llegamos al apartamento. Un piso pequeño de unos 30 metros cuadrados. La cocina separada del salón-dormitorio por una barra americana (y nunca mejor dicho) y un pequeño cuarto de baño como única dependencia independiente del piso. Estaba equipado con una cama de 90 metros, un sofá de dos plazas y un sillón individual. Cuando llegamos comprobé también que uno de los tres amigos se había ido y que Katie y Helen se mostraban muy cariñosas con los dos varones que permanecían con nosotros. Conclusión: nos habíamos quedado tres parejitas.

El dueño del piso, el que parecía el boyfriend de Helen sacó mas cerveza. Los demás fuimos tomando posiciones. Helen se fue directa a sentarse en la cama con el anfitrión. Katie y su chico se pillaron el sofa. Resumiendo, sólo nos quedaba el sillón. Me senté y le ofrecí a Reby mi regazo para que se acomodara. Así lo hizo.

Los americanos charlan con desgana. Yo prefiero besar a Reby. Qué lengua y que labios más sabrosos tiene esta chica. Vaya. Se han callado estos americanos. Les miro un momento y compruebo que ellos también están a lo suyo. Las tres parejas nos besamos a cual más apasionadamente.

Yo estaba disfrutando de la situación. Mientras besaba a Reby me decidí a tocarle los pechos por encima de la ropa. Ella se dejaba sobar sus tetas, más bien grandes por lo que notaba tanto a la vista como al tacto. Así que pasé a la segunda fase. Coloqué su mano en el muslo, sobre el pantalón y la fui subiendo hasta acercarme a su pubis. Primer obstáculo, Reby me paró la mano.

Esta chica no se va dejar más. Bueno pues disfrutemos de lo que me permita y luego intentamos otra maniobra de acercamiento. Ella separa la boca de mi boca, la sube por el cuello hasta llegar y besarme la oreja. Aprovecha y me susurra:

  • No pensarás meterme mano con toda esta gente aquí.

Yo la verdad es que me había olvidado de ellos. Craso error. Les miro y veo para mi sorpresa que Helen se está quitando la camiseta y quedándose en sujetador mientras permanece sentada a horcajadas sobre su novio tumbado en la cama. En el sofa Katie le soba la entrepierna a su chico. Miro a Reby y ella me devuelve una mirada sonriente.

  • Vaya y yo de estrecha- me dice para a continuación dirigir su mano a mi paquete que frota con fuerza. Mi polla estaba a punto de estallar. Yo le devuelvo la caricia en su pubis. Nos besamos iniciando una leve masturbación por encima de la ropa que Reby interrumpe para decirme

  • Mira, esto se anima

Miro y efectivamente. Helen ya no esta en sujetador si no que ha dejado descubiertos sus pechos. Le está quitando el pantalón y la camiseta a su novio. Le está dejando en pelotas. Otro tanto de lo mismo pasa con la otra pareja. Katie y su chico se están desnudando sin dejar de besarse. Cuando Helen termina de desnudar al americano se quita ella misma sus pantalones.

El chico de Helen se levanta se acerca a un cajón y saca ¡condones! Tira uno a la otra pareja americana, se queda él otro y nos da uno a nosotros. ¡Joder esto promete! Antes de poder pensar que está ocurriendo no puedo evitar mirar a Helen y a Katie. Están completamente desnudas y las dos tiene un cuerpazo. Un coño depilado y unas tetas en su máximo esplendor. Mi polla está a reventar. El anfitrión me da el condón y yo no sé que hace con él...

¡Soy virgen! ¿Qué hago?. Follar es mi deseo principal, el único, el objeto de mi vida, desde hace tiempo. Pero no sé si para mis inseguridades hacerlo con tanta gente es lo más conveniente. Tengo un condón en la mano y debo reaccionar.

  • ¿Tú quieres que lo hagamos? – le pregunto a Reby casi obligadamente.

  • Si tú quieres, lo hacemos.

Que manía tienen las chicas de dejar siempre la responsabilidad a los chicos. Podía responder sí o no simplemente. Pero este no es momento para dudar. Lo voy a hacer y que sea lo que dios quiera. Me voy a follar a Reby. No se lo he preguntado pero supongo que ella no es virgen así que prefiero callarme mi condición. La beso con más pasión si cabe mientras la voy desabrochando los botones de su camisa. Afortunadamente parece que ella tiene iniciativa. Se incorpora del sillón sin dejar de besarme y rápidamente se quita la blusa y desabrocha para sin pausa ir a por el sujetador. Me muestra sus tetas. ¡Que espectáculo! Unas tetas grandes con unos pezones rosados, adolescentes preciosos. Me las pone en la boca. Primero un pezón luego otro. Me pide que me levante y lo hago. Ella se agacha y me desabrocha el pantalón para bajármelo de un tirón. Mientras miro a mis compañeros. Katie está ya follando sentada sobre su chico. Helen chupa la polla al suyo mientras éste gime con los ojos cerrados tumbado en la cama. Antes de que me de cuenta Reby me ha quitado las deportivas, calcetines, pantalones y calzoncillos. Se incorpora para dejarme completamente en cueros levantándome la camiseta. Me empuja hacia el sillón y se agacha para chupármela.

Primero introduce el glande en la boca, lo rodea con su lengua y lo roza con movimientos rápidos. Yo disfruto enormemente y más con la visión de las otras dos parejas follando porque Helen ya se ha colocado encima y monta a su novio con furia. Ambas parejas gimen sin tapujos. Reby decide introducirse mi polla entera en su boca. Le da dos buenas chupadas y yo siento que estoy al borde del orgasmo. Soy un pobre chico de 16 años, virgen y no puedo aguantar todo esto de golpe sin estar a punto correrme.

Decido parar la situación. Incorporo a Reby y repito lo que ella ha hecho antes conmigo. Me agacho, la desabrocho el pantalón, se lo bajo de una y la dejo desnuda completamente. Levanto la cara y me encuentro con su chocho. Que bonito. Está mojado se ve sin necesidad de tocarlo. Lo voy a mojar más. Sin dejarla sentarse me lo llevo a la boca. Follar no habré follado pero comiendo coños tengo cierta experiencia y de momento todo han sido elogios. La chupo el clítoris y bajo con la lengua hasta la parte inferior de su vagina. Le meto la lengua hasta el fondo y repito el movimiento una y otra vez. Reby empieza a gemir de forma ostensible mientras posa sus manos en mi cabeza. De reojo puedo ver como el americano que folla con Helen nos mira y parece disfrutar de su visión. Parece que lo estoy haciendo bien. Pero por lo visto Reby no está dispuesta a esperar más.

Me coge de la cabeza obligándome a levantarme. Me empuja otra vez hacia el sillón y quedo sentado. Reby se hace con el condón lo desenfunda y me lo coloca en mi pene erecto a más no poder. Llegó el momento tan deseado. Se coloca encima de mí con sus piernas a cada lado de las mías. Me besa mientras mi pene roza su vagina. Yo estoy a punto de correrme y todavía no se ha introducido. Y lo que es peor no sé como hacerlo. La situación empieza a ser tensa, yo sudo como un cerdo. Me pueden los nervios.

Nuevamente Reby se hace con la situación. Coge mi pene lo dirige a su coño y lo inserta. ¡Quee gustooo! Se mueve lentamente mientas me besa., Yo cojo sus tetas pero es demasiada excitación. Prefiero concentrarme en no correrme. Ella se mueve lentamente. Jadea y yo jadeo. Cambia de ritmo se mueve más rápido. No puedo más...

Me corro. Qué gusto. Ha sido increíble. No había sentido tanto placer en mi vida. Fue un orgasmo muy laaargo. Pero ella sigue meneándose.

  • Para, me he corrido.

  • No jodas, pero si yo no he empezado todavía

  • Lo siento pero estaba muy excitado, pero no te preocupes.

La incorporo e invierto la situación. La siento en el sillón y yo me agacho. Le voy a hacer una lamida de época para solventar mi corrida express. Me concentro en su coño y lo lamo como antes. Con las manos le cojo sus generosas nalgas. Aumento la intensidad y la velocidad de las chupadas. Cuando noto que está al máximo me concentro en el clítoris y no tengo que esperar mucho. Pasado menos de un minuto se corre con gran estridencia.

Aaaaaah, que gusto- oigo que grita. Cuando noto que se ha calmado paro de chuparla me incorporo y le doy un beso en la boca. Me doy la vuelta y observo que Katie y su chico ya han terminado y se besan también de forma amorosa. Por su parte Helen está ahora a cuatro patas y recibe con gritos cada embestida de su novio. Me quedo mirando como terminan pocos segundos después corriéndose prácticamente al tiempo. Desde luego tienen bastante más experiencia que yo.

-¿Qué te ha parecido?- interrogo cariñosamente a Reby. Ella vuelve la cabeza hacia mí y responde...

  • Una mierda, te has corrido enseguida. Menos mal que me lo has chupado bien.

Su respuesta me deja blanco. No me lo esperaba. Joder con la pija ésta. Para ser mi primera vez creo que no ha estado tan mal. Claro que ella no sabe que es mi primera vez, ni lo sabrá. Uno tiene su orgullo y bastante me lo ha tocado ya.

Tras su seca afirmación Reby se levantó y comenzó a vestirse. Yo decidí imitarla. Tampoco me hacía gracia exponer mi desnudez pubertona ante los americanos cuyos cuerpos estaban más formados que el mío. Tras el sexo las tres parejas compartimos una charla tranquila. Yo la verdad participé poco. A mis problemas con el inglés se unía el mal rollo que me había entrado con la reacción de Rebeca. En toda caso. Ese mal rollo era pasajero había cumplido un sueño, desvirgarme, y al margen de la opinión de Rebeca. Para mí no había estado nada mal. Cuantos hubieran deseado desvirgarse en una casi orgía.

Cuando llegó la hora de separarnos Reby se despidió de mí con un pico que me pareció bastante frío. En fin, ella sabrá. Al llegar a casa con Helen ella habló conmigo lo imprescindible, como siempre. Su actitud hacia mí, a pesar de lo que habíamos vivido juntos esta noche, no había cambiado. No le caía muy bien a esta chica. En cualquier caso me daba igual. Había comprobado que la fama de liberales en el sexo de los americanos era cierta. Al menos a los 19 años. Otra cosa es que a partir de los 30 sufran una metamorfosis y se conviertan en los más retrógrados de la tierra.

Por otro lado tenía mucho en lo que pensar en la soledad de mi habitación como para perder tiempo en reflexionar si le caía bien o no a Helen. Me había desvirgado. Que gran noticia. Necesitaba compartirlo con alguien, hablar de mi experiencia. Pero no me apetecía tener la típica conversación de machitos, ni siquiera con mis amigos Jorge y Luis. Con quien me apetecía hablar era con Arancha, la persona con que mejor había congeniado en Seattle. Mañana sábado tendría la oportunidad de pasar el día con ella. Habíamos quedado todo el grupo para ir a la típica bolera americana.

Sí queréis comentar algo: Superjaime1@hotmail.com

"El Sueño Americano" continuará con la Parte III: ENAMORADO EN SAN FRANCISCO