El sueño

Ha vuelto a la cama después de que desahogara su pasión y fantasía, ayudado por un texto erótico que encontró en la red. Al acostarse observa a su mujer que continúa igual que cómo él la dejo, destapada y desnuda. ___Fantasía erótica en la que la imaginación y lo irreal, pero no carente de pasión, hacen que un hombre se autosatisfaga involucrando e su mujer en el sueño.

El sueño

Ha vuelto a la cama después de que desahogara su pasión y fantasía, ayudado por un texto erótico que encontró en la red. Al acostarse observa a su mujer que continúa igual que cómo él la dejo, destapada y desnuda.

No quiso romper su sueño al sentir el deseo, ya que ella madrugaba y no quería, en modo alguno, mancillar su descanso. Por eso había abandonado el lecho y ahora, al volver desfogado y ver desnuda a quien tanto ama, no puede evitar sentir estremecimientos. Todavía lleva puestas las bragas de ella, que antes le quitara para satisfacer su fantasía. Sabe que a su mujer no le importa, ya que incluso ella se las ha puesto en muchas ocasiones en sus juegos amorosos, pero siente cierto remordimiento por lo que ha hecho a espaldas de la mujer… ¡y ella es tan bonita!

Se acuesta a su lado y aunque vuelve a estar excitado, tampoco ahora quiere perturbar el sueño de su amada. A cambio, la imaginación que llega mucho más lejos que todo lo real y ficticio, le hace vivir otra fantasía en la que su mujer es cómplice.

En el sueño imagina, mientras se vuelve a tocar sin haberse quitado la prenda femenina, que por un fantástico hechizo, su mujer que yace desnuda a su lado, hereda, por un espacio de tiempo, el miembro sexual del hombre, cediendo a su vez, a este el femenino.

No sabe cuánto durará ese estado, pero muchas veces pensó cómo sería si cuando se amaban, parte de la mujer fuera el hombre y él la mujer amada. Esa sensación, que era muy intensa en sus fantasías, ahora iba a ser cumplida.

Ya no le importa despertar a la mujer, y lo hace acariciando su recién adquirido miembro. Ella se despierta sorprendida, asustada y excitada. Esta excitación y el ver el cambio en ella y en su marido, hace que olvide los temores y, habiendo deseado también ser en alguna ocasión un hombre amante para su pareja, aprovechar el embrujo y amar cómo tal.

Está intensamente excitada, pero decide que sea su marido quien actúe, ya que ese es su sueño. El hombre sigue acariciando el miembro, viendo cómo se hace mayor a cada instante, incluso aún más de cuando estaba en su poder, tocándose a su vez el suyo, ahora femenino, que está cada vez más húmedo y agitado.

Sigue con las caricias en el pene de la mujer y en su vagina, hasta que decide hacer algo que siempre quiso pero nunca se atrevió, comerlo, y más ahora que era el suyo y si que podía hacerlo.

Beso el miembro, primero delicadamente y con suavidad, luego, sintiendo que la sensación de placer es más intensa, porque besa y es su pene el que es besado, lo hace con avidez, cómo si ello fuera su alimento y esta la última vez que comía. De hecho así era, esta podía ser la última vez que se amaran cambiando el sexo y quiere llevarlo a la plenitud del amor y sus acciones.

Retira su boca un poco apenado, porque le hubiera gustado beberse la eyaculación de su mujer, pero la incertidumbre de que el orgasmo rompiera el hechizo, decide que este les llegue a los dos amándose cómo tantas veces soñó. Se coloca encima de la mujer y apartándose un poco la braga, ya que no ha querido quitársela, introduce, muy despacio, el miembro de la mujer dentro del ahora suyo.

Se mueve despacio, agitado, sudoroso y con gemidos y gritos mayores de los que su mujer sintiera en otras ocasiones. Ella también grita, se toca el pecho y se muerde los labios. El hombre ahora siente la pasión femenina. Gritos, una risa nerviosa, y le llega un orgasmo que dura más de un minuto. La mujer también ha eyaculado y ahora, en el reposo siente cómo desaparece su pene que vuelve al hombre, empapado de flujos del amor.

Jorge mira a su mujer, dormida, desnuda y llena de belleza. Él lleva puesta una braga manchada de semen y su sueño, ahora finalizado, le permite poder dormir tranquilo porque su mujer, a la que tanto adora, ha sido protagonista de la más extraordinaria de sus fantasías.

Al dormir abraza a su mujer besándola en la mejilla y ella entre sueños le sonríe.