El suegro de mi hermana

Tras unas vacaciones familiares en casa de mis padres, decidí acompañar a mi hermana y mi cuñado a visitar a su familia para la noche de Reyes. El suegro de mi hermana me cautivó desde el primer momento y él me quería follar.

Soy una persona que suelo atraer situación extraordinarias, tanto buenas como malas. A parte tengo muy buena memoria, y ahora, mientras tomó un café, he comenzado a sentir excitación recordando aquélla experiencia en la que el suegro de mi hermana me hizo disfrutar como nunca antes lo había hecho

Te cuento lo que pasó.

Era yo adolescente cuando mi hermana vino ha pasar aquella Navidad a casa. Me comentó que el día de Reyes lo pasaría en casa de sus suegros en un pueblo de Palencia, que si me gustaría ir con ellos y le dije que si. Es un pequeño pueblo montañés y antiguo que esta a 60 km de la localidad más cercana. El camión de reparto para suministrar a la pequeña tienda de pueblo solo va una vez a la semana, pero en época de nieve no se puede acceder ni salir del pueblo.

El día de Reyes celebran la noche de los quintos, una fiesta en la que la gente joven, o los nietos que van de visita y han cumplido ese año la mayoría de edad, salen por las calles pregonando y bebiendo. Visitan todas las casa y bodegas de las familias que viven allí y los invitan a comer y beber durante toda la noche.

Nada más llegar al pueblo, los suegros de mi hermana nos llevaron a su propia bodega, que estaba en una cueva hecha por ellos mismos en la montaña. Era espectacular, grandísima!

El suegro de mi hermana, un señor de complexión fuerte y robusta no paraba de llenar mi copa de vino, un vino joven y suave, pero peleón. Me cogía de la mano para presentarme a la gente que allí había para darnos la bienvenida, gente muy amable y familiar.

Me explicaron como hacían su propio vino, criaban animales y elaboraban sus embutidos para cuando llegaran las heladas estar provistos de alimentos envasados y todo tipo de víveres y bebidas.

El clima tan gélido animaba a beber y entre copa y copa de vino el suegro de mi hermana me animó para acompañar aquella noche a los quintos.

Ese hombre tenía algo que me atraía mucho, su voz fuerte me encantó. Sus manos eran grandes y ásperas por el duro trabajo de toda una vida rural. Tenía un aroma como a canela, Naranjo y cedro embriagadora. Ese hombre me excitaba.

Sentí mucho calor, supongo que por el vino. Me quite dos suéter y me quedé con una camiseta interior blanca de pico. Aquel hombre no quitaba sus ojos de mis tetas, pero como me gustaba y estaba muy excitada, el vino me desinhibió. Coqueteé sutilmente con ese hombre maduro, contoneé mi cuerpo para él y alguna vez que otra roce mi pecho contra su brazo, podía sentir mis bragas mojadas bajo mi pantalón negro de pana.

Nos sentamos los dos en unos taburetes alrededor de un barril de madera lleno de vino.

  • Y cuéntame, que tal por el sur?

  • Pues mucho menos frío que aquí.

  • Cuando regresas para allá?

  • Pues no lo tengo muy claro, de momento voy a pasar unos días con mi hermana en Madrid.

  • Sabes que aquí hay casas vacías que están en muy buen estado y el Ayuntamiento las cede a gente joven para que trabajen sus tierras y aumente la población?

  • No lo sabía, es muy interesante.

  • Si te gusta la vida que hacemos aquí te llevo al alcalde para que te informe, seguro que mozos no te faltarían para ayudarte ,con lo guapa que eres.

  • Jajaja, no me había planteado la vida rural, pero muchas gracias señor Cándido.

  • No me des las gracias, eres una buena moza, un monumento de mujer.

  • Me ruboriza usted señor Cándido.

  • Ay… si yo tuviera 50 años menos..

  • Señor Cándido hay a quien no le importa la edad, es más, hay muchas chicas jóvenes que están con señores mayores.

  • Y tu eres una de esas?

  • Bueno.. Nunca me ha importado la edad, pero tengo novio.

  • Si yo fuese tu novio me pasaría todo el día enganchado a ti como un perro.

El bello de mi pubis se erizó y mi clítoris palpitó, comencé a sentir mi coño cada vez más mojado.

  • Te has estrenado ya?

  • No entiendo, a que se refiere?

  • Que si has copulado ya?

  • Señor Cándido, me esta usted calentando.

  • Lo se, estoy viendo tus pezones duros y tiesos a través del sujetador desde que te has quitado la ropa.

  • Señor Cándido, que su esposa esta aquí.

  • No, tranquila. Ella hace ya 20 años que se le seco el higo y me dio permiso para que me desahogue con quien me deje meterle el rabo.

  • Y ha tenido suerte durante estos años?

  • No mucha. Alguna vez me empotro a la Juliana, es la hija de unos amigos. La pobre no es muy lista, pero le gusta mucho el follisqueo y lo que más le gusta es chuparla, pero me da miedo porque todos los solteros se la follan y a mi edad no quiero cargar con ningún bastardo. Así que a la que más me follo es a la mula, y encima le gusta.

  • Práctica usted zoofilia?

  • Eso que es?

  • Mantener relaciones sexuales con animales.

  • Pues entonces si. Me gusta follar a la mula y a la cabra.

Claro…., que si tu me dejaras que te empotrara…

Mi rabo es grande y duro, todavía funciona bien.

  • Señor Cándido su proposición me está excitando mucho. Estoy muy caliente.

  • Pues anda que yo.. Mira mi pantalón, mira como tengo el rabo.

Estaba totalmente empalmado, el bulto de su pantalón era enorme, parecía que iba a reventar la cremallera.

Volvió a llenar mi copa de vino.

  • He visto películas en las que las mujeres se hacen una paja metiendo los dedos en su coño y luego se los chupan. Tu haces eso?

  • Si señor Cándido.

  • Yo nunca he chupado un coño, mi mujer nunca me dejó y el de la Juliana me da asco, huele a animal muerto. Pero me vas a dejar probar el tuyo, verdad?

  • Yo solo lo he hecho una vez. Además nunca he estado con un hombre mayor.

  • Osea.. Que eres casi Virgen?

  • Bueno.. Digamos que solo lo he hecho una vez.

  • Y tu novio tiene el rabo muy grande?

  • No mucho, lo tiene normal.

  • Te hizo daño, sangraste?

  • No, no me hizo daño, tampoco sangre. Lo malo fue que no me hizo disfrutar.

  • Entonces mi rabo te va a terminar de romper tu himen , porque me vas a dejar que te haga toda una mujer, verdad?

  • Pero es que no se como podríamos hacerlo, estamos rodeados de gente y de familia y la verdad es que me da un poco de vergüenza.

  • Tu no tengas vergüenza conmigo, y de lo demás me encargo yo.

Cuando nos vayamos de aquí te voy a señalar un camino. Esta noche cuando salgas con los quintos y pases por delante del camino te sales del grupo y lo sigues hasta el final. Llegaras hasta una granja yo te estaré esperando allí.

  • Vale.

Efectivamente pasamos por ahí, pero tuve la mala suerte de que uno de los chicos que me había presentado el señor Cándido en la cueva se había encaprichado de mi, pasó toda la noche pegado a mi como una lapa y no me pude desviar en el camino.

Pasé toda la noche bebiendo como una cosaca, e imaginando la follada que el señor Cándido me habría dado.

Cuando llegué a la casa del señor Cándido todos dormían, eran casi las siete de la mañana y tenía que compartir habitación con mi hermana y mi cuñado. Me acosté en la cama de al lado de la suya. El colchón era muy alto, caliente y blandito, parecía de algodones. Me puse boca abajo y metí mi mano izquierda por debajo de mi cadera hasta llegar a mi clítoris, necesitaba masturbarme para quitar la calentura de mi deseoso coño por la polla del señor Cándido.

  • Shhh estate quieto, mi hermana esta aquí al lado.

  • Ummm déjame que te chupe la teta. No se va a enterar de nada.

  • Shhh pero ni un sonido.

Entreabrí los ojos y vi la boca de mi cuñado succionando el pezón de mi hermana como si fuera un bebé.

Debajo de sus mantas se intuían las piernas abiertas de mi hermana y la mano de mi cuñado entrando y saliendo de su coño.

Yo seguí masturbándome imaginando que el señor Cándido metía sus rugosos dedos en mi coño y luego se los chupaba.

La mano de mi hermana hacía una paja a la polla de mi cuñado, yo estaba súper excitada y me quería mover, pero tuve que dejar de tocarme para no correrme y que no me pillaran mirando, prefería seguir mirándolos a ellos. Mi coño chorreaba de excitación.

Mi cuñado quitó de encima de ellos toda la ropa de cama que los cubría y se metió entré las piernas de mi hermana, vi su pene erecto, era muy grande y pensé que ojalá su padre lo tuviera igual. Era muy excitante ver como se follaba a mi hermana, entrando y saliendo de su vagina, lentamente para no hacer ruido, apretaba los músculos de su culo para poder entrar más adentro de ella.

Cuando se corrieron no pudieron contener su agitada respiración. Era todo tan morboso y excitante que creí que me correría sin ni siquiera tocarme.

Se volvieron a tapar y se quedaron hablando flojito abrazados en la cama. Yo me dormí.

Me desperté sintiendo mucho placer en mi coño. Estába boca arriba con mis piernas abiertas y flexionadas y el peso de dos codos caía sobre mis rodillas, estaba muy mojada y una suave y resbalosa lengua lamia mi coño enérgicamente. Abrí los ojos y aprecié un bulto bajo las mantas de lana, parecía un perro moviéndose adelante y atrás en cada lamida que le daba a mi coño, no estaba muy segura de quien era pero imaginaba que era el señor Cándido, seguí haciéndome la dormida para poder seguir disfrutando de esa rica comida que me estaba haciendo el viejo.

Los sonidos que emitía eran entre gemidos y gruñidos. Estaba poseído del sabor de mi coño, me lamia muy bien, pero se notaba que era su primera vez, parecía la lengua de un perro lamiendo el coño entero, yo quería mover mis caderas pero no quería que supiera que estaba despierta para que siguiera deleitándose con mi coño, hasta que no pude más y me corrí, entonces mis piernas se cerraron y me moví un poco, él se quedó quieto y poco a poco se fue bajando de la cama si moverse mucho.

Me volví a dormir plácidamente con mi coño chorreando de fluidos y babas del señor Cándido.

Cuando bajé a desayunar eran las 12 y el señor Cándido y su esposa habían ido a matar un conejo para hacer un guisado típico de esa zona.

Mi hermana me puso un café con leche y se sentó a acompañarme mientras lo tomaba. Yo no podía borrar de mi mente las imágenes tan excitantes que había visto pocas horas antes, y me daba vergüenza mirarla a la cara.

  • Que pasa Susi, tienes mala cara.

  • Lola dame algo para el dolor de cabeza.

  • Cómete algo y te doy una pastilla.

  • Que bonito es este pueblo.

  • Te gusta Susi?

  • Si.

  • Que tal te lo pasaste anoche?

  • Estuvo muy bien, fue divertido, pero esta gente bebe mucho. Lola, sabes que es lo que más me gusta? El pueblo, me siento como Heidi.

  • Pues ten cuidado con el abuelo, que esta muy salido. Mi suegra y él no mantienen relaciones desde hace muchos años.

  • Pobres..

  • Que va, él se folla a la tonta del pueblo cada vez que le pica.

  • Y sus hijos lo saben?

  • Lo sabe todo el pueblo.

  • Lola, mira que bonita la nieve.

  • Si Susi. La verdad es que el pueblo es precioso. Sabes que regalan casas a la gente joven que quiera quedarse en el pueblo. Son preciosas, todas de piedra. Yo las vi porque mi suegro es el que se encarga de enseñarlas.

  • Osea, él es la inmobiliaria del pueblo.

  • Jajajaja, algo así.

  • Sí, me contó lo de las casas ayer.

  • Os vi hablar mucho rato.

  • Es un hombre muy agradable.

  • Que dices Susi? Es más campurriano que la paja. Solo te digo que si se pasa contigo le pares los pies.

  • Vale, pero hasta ahora no se ha dado el caso.

Si mi hermana supiera con que ansía lamia mi coño, allí mismo, en su propia casa…

El señor Cándido y la señora María llegaron con un pobre conejo sin piel y con una bolsa en la cabeza, la señora María comenzó a preparar el guisado y el señor Cándido nos puso una copa de vino.

  • Yo no quiero, acabo de desayunar y me he tomado una pastilla para el dolor de cabeza.

  • Vamos moza, que esto cura todos los males. Y apresúrate que te voy a llevar a ver una de las casa que te dije ayer, por si te animas a venir a vivir aquí.

Yo miré a mi hermana y ella con un gesto me dijo que no venía.

Me llevo por el camino que yo debería haber cogido la noche anterior y le fui explicando lo que había sucedido.

Cuando me enseñó toda la casa me llevo a la zona de la granja que seguía teniendo animales. Me explicó que tienen animales en todas las granjas porque han vivido inviernos muy duros y habían llegado incluso a quedarse sin alimentos. Me llevo a la cuadra, todo el suelo estaba cubierto por una gruesa capa de paja.

  • Mira esta es Federica, esta es la cabra quita penas. Y esa que esta ahí es mi amante cautiva Rocinanta. Le gusta que mi polla le escupa dentro, incluso en la lengua le ha escupido.

Aquel comentario hizo que un calor inundara mi vagina de fluidos. El señor Cándido ya tenía su polla bien dura bajo su bragueta, se soltó el botón del pantalón y se los bajó junto con los calzoncillos hasta los tobillos, y mis ojos se abrieron de par en par al ver aquel monstruoso pene con sus dos enormes testículos colgando.

Me cogió con su rasposa mano y me llevo hasta una esquina donde habían varios bloques de paja.

Yo automáticamente empecé a desnudarme.

El señor Cándido me dijo que me sentara sobre un bloque de paja.

  • Abre bien las piernas que pueda ver tu joven coño.

Abrí mis pierna y comencé a tocar mi clítoris, el señor Cándido comenzó a hacerse una paja mientras miraba mis pechos y mi coño, su cara era de pervertido y eso me puso muy cachonda. Me acerco la polla a la boca para que se la chupaba, pero en cuanto le di dos lametones las piernas le flaquearon y se recostó sobre los bloques de paja.

Me propuse hacerle la mejor mamada de su vida. Lentamente y con mucho cariño comencé a lamer y succionar sus gordos y pelados testículos, su rabo estaba en su mayor esplendor, sus gemidos eran desesperados y sus movimientos rápidos e involuntarios, buscaba mi boca, se la quería follar ya, pero le hice sufrir un rato más recreándome con mi lengua en sus bolas.

Cuando comencé a subir mi lengua bien salivada por toda su polla hasta su glande soltó un chorro de líquido pre seminal que me llegó hasta la garganta, estaba muy rico y quería más leche, así que comencé a chupar frenéticamente su glande hasta correrlo con mi boca.

El señor Cándido se quedó tirado sobre la paja con la respiración muy agitada.

  • Ay moza, que cosa más buena me has hecho.

  • Le ha gustado verdad.

  • Me ha encantado. Esto si que es chuparla y no lo que hace la Juliana. Pero y ahora que? Mi rabo funciona bien, pero tarda un poco más en recuperarse que cuando era más joven.

  • No se preocupe señor Cándido, ahora usted va a saborear mi jugoso coñito, que lo tiene usted muy caliente. Quiero que me lo chupe exactamente igual que esta mañana.

  • Pero estabas despierta? Ahí va… no me he enterado.

  • Si señor Cándido, esta mañana he disfrutado mucho con su lengua.

Me subí sobre su cara en posición de 69 y volví a meter su flácida polla en mi boca para reanimarla mientras el se comía mi chorretoso coño. El señor Cándido no era muy hábil con la lengua, pero casi que lo prefería ya que de lo contrario me habría corrido rápido. Y conseguí volver a ponérsela dura, entonces me giré y me posicioné sobre su enorme y deseada polla. Poco a poco comencé a introducirla en mi vagina, sentí un enorme dolor, y rápidamente me quité de encima de él. La punta de su polla estaba manchada de sangre y me dijo que no me preocupará, que era normal porque mi coño estaba casi sin estrenar, que el lo haría mejor.

Se recostó entre mis piernas y me la fue metiendo despacio y con movimientos lentos, me dolía pero él continuó.

El dolor no desaparecía, al contrario, cada vez me dolía más, sentía una enorme presión en mi vagina, parecía que me iba a desgarrar y le pedí que parara, pero el me tapó la boca con su rugosa mano y continuó follandome despacio hasta meterla entera en mi coño. Su pubis friccionaba mi clítoris y eso ayudó a que comenzará a sentir placer, apoyé mis pies sobre la paja y comencé a mover mis caderas al ritmo de sus movimientos, el pronto aceleró, sentí que me follaba como si yo fuera la yegua. Su polla golpeaba fuerte dentro de mi vagina, pero el placer era enorme, sentí una electricidad por todo mi coño hasta que se agudizó en mi clítoris y tuve el mejor orgasmo de mi vida hasta ese momento. Al señor Cándido todavía le faltaba para correrse, así que le hice una precipitada paja con la mano ya que la familia podían empezar a preocuparse.

Me gusto mucho esa experiencia, la disfruté mucho.