El submundo (01)
Un viaje a un mundo imaginario donde todo es posible. Un mundo donde nuestros deseos mas oscuros se hacen realidad. - En este capitulo, una visita guiada -
El submundo:
Por Mr JOPI
Prologo:
Este cuento de ficción es una puerta total a la imaginación. Imagínense un mundo en el que todo sea posible. Imaginen un mundo que pueda ser capaz de leer los pensamientos mas profundos, las fantasías mas ocultas en nuestras mentes. Un mundo capaz de hacer realidad esas cosas que solo nos atrevimos a soñar, y que jamás pensamos en que pudieran hacerse realidad. No hay limite en nuestra imaginación, no hay bien ni mal, solo lo que deseamos, solo lo que nuestra mente imagina. A ese mundo acabo de abrir la puerta, para que cada uno y cada una encuentre en él la libertad total, la posibilidad de que no sean sus mentes las que manejen sus sentimientos, sino sus deseos mas profundos quienes hagan navegar sus almas a la felicidad total.
No puedo dejar de mencionar la marcada influencia que ejerció en esta idea un comic que leí en un momento. El comic, que se llama COD "City of Dreams" (ciudad de los sueños), y narra la historia de una princesa que abre un portal mágico detrás de un espejo para encontrarse en un mundo donde los sueños se hacen realidad. Esos sueños, los mas intensos y los mas perversos. Pueden decir que este cuento mío sea una copia o un plagio de City of Dreams, quizás lo sea.... pero es la puerta que he abierto yo a mi propia ciudad de sueños, mi Underworld.
En el primer capitulo he elegido la puerta del sótano de una amiga mía, Vicky, como el portal al Underworld. Lo he hecho porque considero que desde que ha mencionado ese sótano, en mi se ha despertado ese submundo detrás de las fantasías de esa puerta, una figura emblemática de los "dungeon" de los castillos, de las zonas mas oscuras de nuestro ser, de lo oculto.
Sin embargo, el Underworld, si bien lo ha inaugurado mi amiga ( y continuará su viaje dentro de él mientras que su imaginación lo desee), no está solo limitado a ella. Todos y todas, cada uno y cada una tiene sus deseos, sus fantasías, sus ratones (como le decimos en Argentina). Todos los que se animen podrán visitarlo, disfrutando con las historias de los demás, o simplemente abriendo la puerta en el lugar que sea para permitirse entrar, o para permitir que el Underworld los envuelva y los lleve hasta sus propias fascinaciones.
Disfrútenlo, y como siempre, acepto críticas.
Mr JOPI (mr_jopi@yahoo.com.ar
Capitulo 01
La tarde se había puesto un poco fría en la ciudad de Nueva York ese día. Aun cuando ya deberían estar en primavera, las temperaturas bajas no querían irse. Vicky lamentaba haber sido tan apurada en guardar toda la ropa de invierno en el sótano. La casa, si bien estaba preparada para el frío del invierno, tenía un sistema de calefacción que demoraba bastante en ponerse a funcionar. De todas formas, para una cosa o para la otra, tendría que bajar al sótano.
Vicky se acurrucaba en el sillón, tratando de distraerse mirando televisión para no sentir el frío. Un vaso de brandy en su mano le daba algo de calor, pero ya había acabado la botella y el frío se ponía cada vez peor. Le disgustaba mucho tener que bajar a ese sótano. Siempre le había parecido algo tan tétrico y oscuro que le atemorizaba de solo mirar la puerta. Las pocas veces que había bajado, el olor a humedad y la falta de luz natural le hacían sentir cosas extrañas. Su imaginación le había jugado un par de malas pasadas ya viendo cosas en las sombras, o creyendo escuchar pasos detrás de ella. Era claro que para una mujer que vivía sola como ella, esas cosas eran muy difíciles de sobrellevar.
Sin poder concentrarse en la tele, Vicky maldecía el día que había roto con su ultima pareja. No se llevaban bien, pero al menos servía para acompañarla al sótano, pensó. También su cuerpo lo echaba de menos. Hacía ya mas de seis meses que nadie la tocaba, y Vicky comenzaba a sentir la necesidad de alguna descarga pronto. Las ideas pasaban una tras otra por la cabeza de ella. El sol comenzaba a ocultarse y Vicky sabía que la situación, lejos de mejorar empeoraría. Tenía que bajar a encender la caldera, o la pasaría muy mal.
Tomando valor, Vicky se levantó de su sillón. Temblando de frío se puso de pie y caminó hasta la puerta del sótano. Cuando puso su mano sobre el picaporte sintió que una descarga le recorría su espalda y le helaba aun mas la sangre. Sobreponiéndose accionó el picaporte y abrió la puerta que giró hacia adentro con un chirrido de poco uso. Con su mano Vicky tanteó la pared sin quitar la vista de la oscura escalera que bajaba. Por fin encontró el interruptor y la luz inundó el lugar. Su respiración y su corazón se tranquilizaron, y con algo mas de confianza comenzó a bajar la escalera. Al llegar al primer recodo, la luz de repente se fue y Vicky se encontró totalmente a oscuras, solo iluminada por la luz que entraba por la puerta entreabierta arriba. Vicky tembló y se dio media vuelta para comenzar a subir nuevamente, pero en ese momento la puerta de entrada también se cerró.
Parada en el medio de la escalera, completamente a oscuras Vicky tenia tanto miedo que casi se orina encima del susto. Con desesperación tanteó en los bolsillos de su ropa hasta encontrar el encendedor que llevaba encima para la caldera. Lo encendió y con sus ojos aguzados al máximo trató de ver la escalera nuevamente para subir. Pero su sorpresa fue mayúscula. Allí donde antes subía la escalera, frente a sus narices, ahora había una puerta. Vicky no entendía nada de lo que estaba sucediendo, pero cierta curiosidad le hacia preguntarse qué había detrás de esa puerta.
Por un momento ya no sintió frío. Solo una increíble curiosidad de saber qué había detrás de esa puerta. La mano de Vicky se posó inconscientemente sobre el picaporte y comenzó a girarlo. A medida que la iba abriendo, una cálida luz inundaba el lugar. Vicky asomó su cabeza a la habitación y entró. Estaba toda delicadamente decorada y disponía de varios sillones tapizados en pana morada sobre las paredes. Vicky no recordó tener esa habitación en su casa, mucho menos esos muebles. Entró a la pequeña habitación y comenzó a mirarla por todos lados. Se detuvo en un cuadro que colgaba de una de las paredes. Representaba una escena mitológica donde una ninfa era seducida y acariciada por cuatro fuertes guerreros que se deleitaban con su cuerpo desnudo. Vicky encontraba a ese cuadro bastante excitante, y de hecho comenzó a mojarse de solo pensar en la escena.
-¿Te gusta la escena?- le dijo de repente una voz desde atrás
Vicky se sobresaltó por completo. Por un momento pensó que su corazón saldría por su boca. Le habían dado un susto de muerte. Por fin, colorada y recomponiendo su aliento se dio media vuelta.
-¿Quien eres? ¿Que haces aquí?- le preguntó caminando de espaldas hasta tocar la pared
-No temas, soy el guardián del submundo- le aclaró él
Con esa aclaración Vicky quedó aun mas confundida que antes. Lo miraba de pies a cabeza. Sus atuendos eran extraños, una bata blanca que cubría su pecho en diagonal y que era ceñida a la cintura por otra cinta de cuero Usaba sandalias de cuero y tenía una mirada calma y sosegada. Sin saber porqué, Vicky no le tuvo miedo.
-¿El submundo?- le preguntó ella
-El submundo- repitió él
-Un mundo alterno, donde todos nuestros deseos y fantasías mas profundas se hacen realidad- aclaró a continuación.
-No sabia que eso existiera.- dijo ella
-Existe, y a el has llegado.- le dijo él
-Desconozco cómo, o porqué, pero a partir de este momento cada vez que cruces esa puerta y lo desees con toda el alma, llegarás hasta aquí.- aclaró él
Vicky se sintió algo confundida. ¿Había sido el brandy que había bebido? ¿Estaba soñando? ¿o en verdad esos pensamientos antes de bajar al sótano la habían llevado hasta allí?. Lo cierto era que una curiosidad aun mas grande que antes le revoloteaba en el estómago y le comía su mente. No se animaba a preguntarlo, pero muy dentro de ella deseaba que ese hombre le mostrara ese mundo nuevo.
-¿Deseas conocerlo?- preguntó él como leyendo su mente.
-La verdad, lo deseo... pero tengo miedo...- admitió ella
-No debes temer, Vicky. Podré hacerte una pequeña guía durante unos minutos por única vez para que lo conozcas. Nada te sucederá, tienes mi palabra.- dijo él extendiéndole la mano.
La mano de Vicky se acercó temblorosa a la del extraño y en cuanto la tocó, Vicky sintió cosquillear todo su cuerpo. Con suavidad la tomó de la mano y haciendo un pase con la otra sobre una de las paredes, una puerta comenzó a brillar y a abrirse. Una luz enceguecedora los envolvió mientras juntos caminaban por el portal. En cuanto lo pasaron, la luz desapareció y la puerta con ella. Vicky se dio vuelta y se puso algo nerviosa al ver que la puerta había desaparecido, pero la mano de él y un par de señas le tranquilizaron. Fue entonces que se dio cuenta de que su ropa había cambiado también. Sus pantalones de jean y su sweater habían cambiado por un hermoso vestido color rosa suave que le caía espectacularmente. Sus pies, pese a estar en delicadísimos zapatos nuevos, parecían estar mas cómodos aun que descalzos y un delicioso conjunto de bijouterie con strass y diamantes coronaba su cuello y sus muñecas.
-¡¡Oooohh....!! ¿¿Que es esto??- se preguntó extrañada
-Una demostración de que los sueños no tienen límite en tanto y en cuanto lo desees.- le respondió él
Vicky estaba sorprendida. Caminaba por una especie de pasarela blanca elevada que la llevaba a un portal muy ornamentado al final del mismo. En cuanto legaron, dos pajes abrieron las puertas y ambos entraron. Era como una especie de castillo enorme con miles de habitaciones. El pasillo disponía de puertas con cristales a ambos lados. Vicky, aun tomada de la mano del guardián miraba tratando de ver del otro lado de los cristales.
-¿Deseas ver Vicky?- le preguntó
-Por supuesto.- le respondió ella
-Bien, comencemos la recorrida. Pero recuerda que solo tenemos cinco minutos.- le aclaró él
Caminaron hasta la primera habitación a la derecha. Allí, con sus ojos abiertos como dos platos, Vicky pudo ver a una mujer amarrada sobre una mesa con su cuerpo cubierto de diferentes tipos de salsas y comidas. Varios hombres a su alrededor comían de la comida sobre su cuerpo mientras lamían las salsas y acariciaban su cuerpo. Vicky miró al guardián y este le explicó que se trataba de una fantasía de una mujer a la que le encantaba que su cuerpo fuera usado como fuente de comida. Vicky le sonrió y casi que corrió a la ventana siguiente. Detrás de ella corría él.
En la siguiente ventana, un hombre era amarrado a una cruz giratoria sobre una mesa. Todo alrededor de la mesa había mujeres que a medida que les tocaba el turno tomaban su verga tiesa y dura y la mamaban. El hombre se veía muy feliz. En ese momento se estaba derramando sobre una de las mujeres, pero dos segundos después volvía a estar erecto y dispuesto para la próxima. Vicky sonrió mientras sentía como esas escenas la calentaban mas y mas aun.
Salteando un par de ventanas Vicky corrió por el pasillo con el guardia detrás. Se sentía como una niña con juguete nuevo y su sexo se mojaba mas y mas con cada paso que daba. En la siguiente ventana, una mujer estaba siendo amarrada a una mesa mientras que por detrás, dos hombres comenzaban a azotarle las nalgas con sus manos una y otra vez. Sorprendida, Vicky miró al guardia.
-Pero... ¿eso es lo que ella desea?- preguntó Vicky
-No solo lo desea... lo esta disfrutando.- respondió él
-Mira su rostro.- agregó él
Al ver el rostro de la mujer, Vicky supo que estaba allí por su propia decisión. En verdad, ella misma parecía desear estar en la posición de esa mujer. Por un momento cerró sus piernas sintiendo el deseo intenso de estar allí y sus ojos se nublaron.
-Ya debemos irnos- indicó el guardia
-¿Ya? Apenas hemos visto nada...- protestó ella
De repente, todo lo que estaba a su alrededor se desvaneció y Vicky se encontró nuevamente en la habitación de los sillones morados y el cuadro de la ninfa. Mirándose nuevamente se dio cuenta que otra vez vestía su jean y su sweater. Algo confundida, pero mas bien perturbada por lo que acababa de ver, se sentó en el sillón y miró al guardia.
-¿Te ha gustado?- le preguntó él
Vicky hizo silencio y su rostro enrojeció por un momento. No iba a admitir lo mucho que se había excitado frente a un total extraño. Aun podía sentir las humedades de su sexo en sus panties. Aún veía en su mente los rostros de las personas que había visto en ese corto momento.
-Dime algo... ¿Esas personas allí eran gente como yo?- dijo ella cambiando de tema
-Claro, por supuesto. Son personas normales, con vidas normales, con deseos normales como los de todo el mundo.- aclaró él con una sonrisa
-Todos tenemos nuestras fantasías y nuestros deseos en algún lado de nuestra mente.- agregó ante el silencio de ella.
Otro profundo silencio invadió la habitación. Un silencio incómodo, opresivo, que hacía sentir a Vicky que sus pensamientos se escuchaban mas alto aun.
-¡Debo irme!- dijo ella
-Puedes irte y regresar cuando quieras.- le respondió él
-Solo tienes que desearlo al abrir esa puerta.- agregó
-Gracias... hasta pronto.- dijo ella despidiéndose rápidamente y saliendo por la puerta
En cuanto salió por la puerta, la escalera de su sótano se iluminó frente a ella. La lámpara no se había roto, ni estaba tan oscuro esta vez. Vicky volvía a sentir el penetrante frío en su piel y con rapidez bajó y encendió la caldera. De entre las cajas con ropa de invierno tomó algo mas de ropa y subió las escaleras con rapidez. Apagó la televisión desde el control remoto y se dirigió a su dormitorio. Era tarde ya, había anochecido. Había sido un día agitado y estaba cansada. Se puso su camisón y se metió en la cama. Estaba fría, pero con el cobertor eléctrico, en pocos minutos la comenzó a calentar, y al cabo de un rato cayó rendida de sueño. Esa noche Vicky tendría sueños muy intensos sobre lo que acababa de ver.