El Strap-On : Vanesa y Jorge cumplen su fantasía

La fantasía de ella : penetrar a un hombre con un strapon. La de él, ser penetrado. Juntos cumplirán la fantasía.

Esta historia empezó de forma casi inocente en una tarde de agosto, en la que Jorge, Vanesa y otra amiga habían quedado para cenar.

Jorge y Vanesa eran amigos de hacía tiempo y se tenían mucha confianza. Jorge era alto, casi metro 90 y últimamente no se cuidaba demasiado... Vanesa en cambio era bajita, delgada y, la verdad, era muy atractiva. Tenía muy buen cuerpo, y si bien su pecho era más bien pequeño, el conjunto era de una chica de estas que te giras cuando pasan. Llevaba además muchos tatuajes y un pelo largo y rubio que le daban una apariencia a chica salvaje y alocada, cosa que coincidía bastante con la realidad. Vanesa era puro fuego!

Volviendo a aquella tarde: Jorge le había regalado a Vanesa, por su cuarenta cumpleaños, un masaje, dándole a elegir : podía ir a una masajista y estar 45 min o el masaje lo podía dar Jorge, que sería mucho más largo. Vanesa eligió, para sorpresa de Jorge, que fuera él quien le diera el masaje. Quedaron pues, los dos a media tarde para el masaje, y después se encontrarían los dos con su amiga Rosa.

Así pues, Jorge fue a media tarde a casa de Vanesa, con una cama de masajes. La montaron en el comedor y mientras Jorge preparaba el aceite de masajes y la música, Vanesa se desnudó casi del todo. Sólo se quedó con un diminuto tanga. Jorge, como no podía ser de otra manera, respetó la decisión sin problemas (aunque le hubiera gustado que se hubiera quedado totalmente desnuda). Aquél fue un masaje cargado de sensualidad. Sus manos recorrieron primero la espalda, luego bajaron por sus piernas, por los pies... Luego volvieron a subir poco a poco llegando a los glúteos de Vanesa, donde tan solo la pequeña tira del tanga cubría lo mínimo de piel. Jorge no podía quitar la vista de aquel cuerpo tan bello.

Entonces, Jorge dijo:"date media vuelta". Vanesa se cubrió los pechos con la toalla, pero tras un breve momento de duda se la quitó, dejando el terreno despejado a Jorge para proseguir con el masaje. Cuando las manos de Jorge pasaron por los pechos de Vanesa, sus pezones no pudieron evitar reaccionar, poniéndose duros al instante. A pesar de ello, Jorge se comportó, respetando la piel que Vanesa había decidido dejar cubierta, es decir su pubis. Que aquél diminuto tanga no dejara ni un pelo fuera hizo sospechar a Jorge que Vanesa tenía el pubis completamente rasurado, cosa que él mismo podría comprobar al cabo de un tiempo.

Al terminar el masaje, los dos salieron al balcón a fumar, relajadamente. Aquel masaje, efectivamente, unió en complicidad a esos dos amigos para siempre.

Terminado el masaje, los dos amigos salieron a cenar con Rosa, otra amiga del grupo. Y durante la cena, salió el tema del sexo y en una de estas, Vanesa confesó:

  • A mí, una fantasía que me encantaría realizar algún día sería la de ser yo quien penetrara a un chico. Nunca he tenido la oportunidad, y me encantaría!

Jorge se quedó helado. No quiso decir nada, porque Rosa, con quién no tenían tanta complicidad, estaba también allí, pero la verdad es que para él también era su fantasía recurrente.

Entendámonos, él era heterosexual y no tenía dudas al respecto, pero la idea de cambiar los papeles le había rondado la cabeza desde hacía tiempo. No era persona de complejos ni complicaciones, y tener esa fantasía no le generaba dudas en su sexualidad. Le gustaba pensar que era, efectivamente, hetero curioso, como se acostumbra a decir ahora...

Aquella noche, al llegar a casa Jorge no pudo resistirse y, por whatsapp le confesó a Vanesa su fantasía...

-Ey, Van, antes has dicho una cosa que me ha dejado flipado y que no se si decirte pq no quiero que parezca lo que no es, pero si no te lo digo, reviento...

-Dime, dime, no quiero que revientes, jajajajaa

-Pero si te incomoda o algo me cortas y listos eh? Q no quiero malos rollos ni nada...

-Okissss, Jajaja, a ver qué me vas a decir ahora Jjajaja

-Es que cuando has explicado tu "fantasía"... la de ser tu quién penetrara a un chico...

No se si se me ha notado, pero ... Yo tengo la misma fantasía.

  • Ah si??? Ostras...Curioso ehhh

-Sí, y claro cuando lo has dicho casi se me cae la mandíbula al suelo!

O sea, que es algo que siempre he pensado en probar algún día... no se si es raro o qué pero....

-Raro, para nada! - apuntilló Vanesa- Yo creo que los descubrimientos en el sexo son únicos y se tienen de hacer!

Y Vanesa, como si nada le soltó :

  • Jajajaajja, pues mira si dentro de unos años no la hemos cumplido, la hacemos juntos!

Jorge casi no lo podía creer !

  • Pacto aceptado!

  • Pues vale, aceptado también! Jjejejeje

-Pero q no sea a los 60, eh, Vanesa? Q entonces seremos dos viejos pellejos!

  • No, hombre, como mucho me doy 5 años! O a lo mejor menos!

El pacto quedaba pues sellado.

Llegó septiembre y Jorge, que últimamente se había abandonado un poco decidió apuntarse al gimnasio. Y Vanesa a la que le gustaba mucho el deporte, se apuntó con él. Así pues, dos o tres veces por semana, los dos se iban al gimnasio y alguna vez a correr.

Un viernes, estando en el gimnasio Vanesa le dijo a Jorge.

  • Uff, hoy me da palo hacer máquinas. Podríamos pedirle a Toni que nos deje una sauna, no?

Jorge asintió encantado, obviamente.

Subieron arriba a los vestuarios y de allí salieron los dos, desnudos y ataviados sólo con una toalla, se metieron en la sauna. Cuando llevaban un rato y el calor apretava, Jorge dijo:

  • Esta toalla me molesta. Si a ti no te importa, me la dejaré en el culo. No te sabe mal, que me quede en bolas, no?

  • Jajajajaa en absoluto, -respondió Vanesa - me parece una idea cojonuda.

Y sin más, ella también se quitó la toalla, quedándose completamente desnuda. Era una lástima que con el vapor costaba de ver nada pero Jorge pudo apreciar nuevamente el bellísimo cuerpo, esta vez totalmente desnudo de Vanesa. Sus pechos turgentes, los tatuajes por todo el cuerpo, y su entrepierna totalmente rasurada.

El pene de Jorge reaccionó de inmediato y no pudiéndolo disimular, dijo:

  • ésta va por libre, jejejeeee! Ya bajará !

a lo que Vanessa le respondió :

  • bueno, al final tan pequeña no era, jajajaajaaa!

Aquél paso de gigante rompió definitivamente los tabús o dudas entre ellos. Se lo podían explicar todo y enseñar todo, sin ningun tipo de pudor. La confianza entre ellos era total, aunque aquél pacto sobre la fantasía que ambos compartían, había quedado un poco en el olvido.

Y llegó la primavera. Jorge había bajado más de 15 kilos y ya no le quedaba ni rastro de aquella barriga que tenía en agosto. Vanessa había recuperado la cintura y lucía una musculación bien definida y un culo de infarto. Jorge estaba ahora de buen ver, pero Vanesa era ya un pibón en toda regla.

Aquél dia, estando los dos en el gimnasio, Vanesa le soltó como si nada :

  • el año pasado por mi cumpleaños me regalaste un masaje. Ahora que viene San Jorge podría yo regalarte uno a tí, no?

  • Por mí encantado -respondió él - ya sabes que me encanta dar masajes, pero también me gusta recibirlos, claro!

  • Hecho, pues! Este sábado, en vez de ir a correr te vienes a casa y te hago el masaje yo a ti.

El plan sonaba genial. Jorge se pasó la semana contando los minutos para llegar a ese sábado. Cuando al fin llegó, salió de su casa vestido de deporte, pero sabiendo que aquél día no sudaría demasiado la camiseta. O al menos, eso es lo que él creía...

Llegó a casa de Vanesa a la hora acordada. Al subir, se dieron dos besos y ella le dijo :

  • pasa, ven.

Y al llegar a su habitación, le dijo :

  • Quítate la ropa y ponte cómodo aquí. Me cambio y vengo.

Jorge, obediente, se quitó la ropa y se puso boca abajo tapándose con la toalla que le había dejado Vanesa.

Al cabo de dos minutos, Jorge oyó los pasos de Vanesa acercándose. Estando él tumbado no podía ver demasiado, pero entonces ella tosió y dijo :

  • lo de tu fantasía era en serio o ibas de farol?

Jorge levantó la cabeza y no podía creer lo que vio. Vanesa estaba completamente desnuda, ataviada sólo con un strap-on de cuero rematado por un gran pene de color negro. Era difícil elegir qué era lo más excitante para Jorge : la cara de chica mala de Vanesa, su escultural cuerpo desnudo o aquél gran pene que podría satisfacerles una fantasía de tantos años.

  • Vale! Quítate la toalla, cariño, que nos lo vamos a pasar muuuuy bien!

Jorge decidió borrar su mente de todo prejuicio y disfrutar. Se quitó la toalla y mirando con amor a Vanesa, levantó el culo preparándolo para lo que había de venir.

Vanesa acerco un pequeño cuenco que tenía estratégicamente preparado.

-          Primero haremos un poco de limpieza, te parece?

Dentro del cuenco había agua enjabonada y una maquinilla de rasurar. Con mucha delicadeza, extendió jabón por el pene, por los testículos y por el ano y con la cuchilla fue pasando por toda la piel, dejándole sin un pelo ni en los genitales ni en el culo.

Luego se volvió a poner jabón en la mano derecha y poco a poco fue introduciendo primero un dedo y luego dos, en el culo de su amigo, que se dejaba hacer con cara de placer.

-          Ves? Ahora está como nuevo! – soltó ella riendo. Y luego añadió : a ver? Déjame probar mi obra!

Y sin mas, cogió el pene de Jorge, que estaba boca arriba, y cuyo pene ya estaba a media hasta y se lo introdujo completamente en la boca. Tras dos o tres chupadas, empezó a juguetear con la lengua, recorriendo el tronco del pene y poco a poco, bajando primero a los huevos y finalmente al culo. Jorge abrió completamente sus piernas, poniéndose completamente a merced de Vanessa, que con la lengua iba recorriendo todo el agujero mientras iba forzando la entrada con los dedos. Así estuvo unos minutos hasta que dijo :

  • Creo que ya estás listo para mí.

Se incorporó y con mucha sensualidad empezó a poner crema lubricante en el gran pene negro, que apuntaba directo al culo de Jorge.

Poco a poco, con las dos manos, fue colocandole el pene negro entre las nalgas y frotando la punta con su agujero, que a cada roce vibraba esperando la tan ansiada penetración. Poco a poco, con mucha dulzura aquél gran pene fue entrando en las entrañas de Jorge. La molestia inicial fue dando paso a oleadas de placer prostático y al cabo de poco, Jorge estaba completamente erecto disfrutando de aquél tronco que iba entrando y saliendo de su culo.

De pronto, se oyó un click y aquél pene empezó a vibrar.

  • Yo también quiero disfrutar, chaval! Le susurró ella al oído. -Porque, por si no lo sabes, en mi lado eso también tiene un pene!

Y allí empezó un metesaca cada vez más enérgico. La cara de vicio y placer de los dos, que se miraban con deseo y placer aumentó cuando Vanesa le agarró el pene a Jorge y empezó a masturbarle frenéticamente.

-Me encanta abrirte en canal! – dijo ella culeando sin parar. – Te gusta, eh, cabron?

Jorge se aguantaba las piernas para dejar su culo bien abierto y Vanesa no paraba de empujar aquella doble polla que estaba completamente dentro de su coño y completamente dentro del culo de su amigo.

  • Me voy a correr- soltó jadeando Jorge.

A lo que Vanesa reaccionó aumentando la intensidad de su masturbación. Cuando el primer chorro de leche recorrió media barriga de Jorge la excitación de Vanesa fue tal que se corrió en un largo alarido. Los dos orgasmos se fundieron en uno muy largo y placentero. Cuando acabaron, las piernas de Vanesa estaban empapadas de su propia corrida, y la barriga de Jorge lucia una abundante y espesa corrida blanca.

Vanesa, sin sacarse el consolador, ni sacarlo del culo de su amigo, se acercó a él y le abrazó, acariciándole el pecho. Los dos cayeron rendidos a la cama y se miraron a los ojos, felices de haber podido cumplir juntos aquélla sensual fantasía.