El Sótano.

Cap 2 Dulce y Nat.

Mi hermosa Dulce ni todo mi esfuerzo por hacerte feliz logra disminuir la tristeza que habita en tus ojos.

¡Maldito sea el momento en el que Dios decidió mandarle tanto dolor!

¡Maldito momento en el qué!

Comencé a llorar, mi hermosa Dulce, te tocó crecer a pasos agigantados.

A mi me toco crecer contigo mientras me ahogaba en mi propio dolor.

Una llamada telefónica me saca de la divagación.

  • Alo, si, ok, no te alarmes, voy para allá…

Ok. Vale, vale.

Salí corriendo a toda prisa, Dulce había entrado en un ataque de pánico, cosa que pasaba cada que René intentaba acercársele y el terminaba llamándome de forma desesperada para que socorriera a Dulce.

Si Dulce se enterase de que hablo con René sería mi fin, me odiaría de por vida.

Veinte minutos después que es lo que me demoro en llegar a su casa, entre corriendo, René estaba en la sala con los ojos acuosos, le dedique una mirada de comprensión y fui directo al sótano.

Dulce se encontraba en la esquina tiritando, sus ojos hinchados con la mirada vacía y perdida.

― ¡Noo! ¡No te acerques! ¡Alejate! ―Gritaba eufórica.

Me partía e corazón verla de esa manera, odiaba verla de esa manera.

― Dulce, soy yo Nat. ―Me fui acercando lentamente.

Se paró de golpe y me vio con odio cómo si yo fuese el detonante de todo su dolor.

― Chiqui, Soy yo Nat, tú alíen. ―Dije suavemente.

― Dije que no te acercaras. ―Dulce se abalanzo sobre mí y comenzó a golpearme repetidas veces.

― Chiqui soy yo, Nat. ―Le agarré las muñecas, ella solo sollozaba con furia.

Se derrumbó ante mí quedando tendida a unos escasos centímetros de mis pies, su cuerpo temblaba notoriamente.

Me arrodille junto a ella, las lágrimas querían salir solas de mis ojos pero no lo permití, aunque estuviera hecha mierda en mi interior, debía ser fuerte por ella.

Soy lo único que tiene, repetía mi mente una y otra vez. ¡No puedo derrumbarme!

Dulce seguía en el suelo sollozando débilmente y su cuerpo seguía temblando.

Cogí su manta y me tumbe en el suelo junto a ella, nos cubrí a ambas y la abracé.

Su cuerpo estaba helado y sudado, pero no me importo en lo absoluto.

►►►

― Mami, mami. ―Halé a mi mamá por la falda de su vestido.

― Dime cielo. ―Me sonrió dulcemente.

― Hoy conocí a una niña en el parque. ―Comenté con ilusión.

― ¿Cómo se llama la niña, cariño?

― Dulce mami, se llama Dulce  cómo el dulce de leche que tanto me gusta. ―Empecé a dar saltitos emocionada.

― Que bueno cariño. ―Mami me sonrió con sus labios tintados de rojo.

― Le dije que nos veríamos mañana mami. ―Me detuve― ¿Podemos volver mañana al parque? ―Pregunté entusiasmada.

― Por supuesto cariño.

Mami y yo seguimos andando hasta llegar a casa, hacía un día bonito por lo que decidimos irnos caminando en vez de usar el auto.

Llegamos a la casa e inmediatamente comenzaron las atenciones.

La señora Josefina nos quitaba los abrigos, mientras la Chef Magda nos indicaba que la merienda estaba servida en el comedor.

Mami sonrió amable cómo siempre y les regaló una mirada llena de dulzura.

Nos sentamos en el comedor para comenzar a comer las deliciosas galletas de avena que la señora Magda nos había preparado, junto a un vaso de leche tibia.

― ¿Y papá? ―Pregunté una vez más por él, tanto tiempo sin verle, su rostro comenzaba a borrarse lentamente.

― Regresara pronto cariño, esta en Milán cerrando unos negocios.

Asentí y seguí disfrutando de mi rica galleta.

Al terminar corrí a mi habitación, Dulce… ¿Irá mañana al parque? Sus ojos son muy hermosos y su cabello es del mismo color de la madera.

Me puse hacer mis deberes, a mami no le gusta que me sobre consientan porqué me volveré una persona cruel.

Cuando termine de realizar mis quehaceres bajé a cenar.

¡Magda hizo chescake de queso cómo postre!

Mis ojos se iluminaron, el chescake de queso es mi postre favorito.

― Hija, no comas tanto postre. ―Me regañó suavemente mami.

― Esta bien mami. ―Rió de forma delicada.

Mi mami es un ángel, eso dicen la señora Teresa, la señora Magda, la señora Josefina y el señor José.

Mi estomago esta totalmente lleno y eso me hace muy feliz.

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― Viniste. ―Exclamé― Pensé que no te vería más.

― Yo, yo, yo. ―Balbuceó la pequeña niña.

― ¿Quieres? ―Le ofrecí una galleta― Tienen chispas de chocolate.

― ¿En serio? ―Abrió los ojos con sorpresa― Son mis favoritas. ―Sus ojos brillaban y sus mejillas se colorearon.

― Si, en serio. Es tuya. ―Le volví a tender la galleta.

Dulce agarró la galleta y se la llevó a la boca, luego de darle un mordisco comenzó a hacer sonidos de gozo.

Me agrada. Ella me agrada mucho…

►►►

― Nat, lo siento yo, no quise, en serio. ―Dulce me estrujaba sin nada de sutileza.

― ¿Qué ocurre? ―Comencé a abrir los ojos lentamente, encontrándome con una deshecha Dulce.

Dulce me abrazó con fuerza y sentí unas calientes lágrimas resbalar por mis desnudos hombros.

― Yo no quise que me vieras otra vez en ese estado, no se cómo haces para saber que me pasa. ―Se ahogó un poco por culpa del llanto.

― Tranquila chiqui, ya todo esta bien. No pasa nada, lo juro.

― Es que René anoche. ―Sollozó― Él, anoche. ―Las palabras no le salían.

― Tranquila chiqui nada paso ¿vale? ―Dulce asintió y comenzó a limpiar sus lágrimas.

― Discúlpame Nat, en serio. ―Me vio directo a los ojos con esa mirada despedazada que tanto odio.

― ¿Disculparte por qué? Tú no tienes la culpa de nada Chiqui. ―Le abracé fuertemente.

― Te quiero Nat. ―Susurró en mi oído.

Esas tres palabras provenientes de la boca de Dulce tienen el poder de acelerar al máximo mi corazón.

Mi dulce chiqui ¿hasta cuando tanto dolor?

― Y yo a ti chiqui, nunca lo dudes. ―Besé su mejilla, y sin querer lo hice muy cerca de la comisura de sus labios.

Dulce tembló ligeramente, pero prefiero no hacerme ilusiones.

Seguimos abrazadas otro rato allí en el medio del sótano.

Nunca te alejes de mí Dulce, gritaba mi cuerpo cuando el suyo comenzó a alejarse lentamente.

― Tú, yo y el sótano. ―Perfiló una sonrisa sincera.

― Así es chiqui, tú, yo y el sótano. ―La volví a abrazar esta vez oliendo el dulce olor a cayena de su cuello.

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Buenas, buenas. Espero de todo corazón que les haya gustado el primer capítulo.

Cómo habrán notado está es una historia sumamente corta, por ende no tendrá muchos capítulos.

Después de años de ser una lectora silenciosa en esta plataforma decidí publicar.

Espero sea de su agrado…

Gracias por los comentarios a Aless, Deepdreamer y Hombre Fx ――

Cualquier critica o observación lo pueden dejar también por medio del correo electrónico anthuanbarco@gmail.com

Ay les va un beso psicológico ¡Muah!