El Sótano Cap 3
Dulce y Nat
Nat otra vez tuvo que soportar mi mal estado.
Pero de no haber sido por ella jamás hubiese parado.
No se cómo hace para intuir cada que tengo un episodio por culpa de René.
Nat ¿Qué sería de mi vida sin
― Traje galletas con chispas de chocolate qué preparo Magda ayer. ―Dice sonrojándose levemente.
― ¡Oh mis favoritas! Gracias Nat, gracias Magda. ―Comenté divertida.
Aún tenía miedo pero no quería seguir arrastrando a Nat a mi mierda, a ella no.
― De nada. Sabes: soñé que estaba en una arena desierta habían unos cuantos automóviles sin ruedas de esos viejos, y habían otras personas en la arena, de repente entraron unos parlantes flotantes. ―Ella hace movimientos raros con las manos.
― Y por los altavoces resonó una voz que decía ―Continuó hablando― “Dentro de esta arena se encuentran los cuatro elegidos, hemos preparado una serie de pruebas para ir descartando a los incorrectos hasta que queden los cuatro elegidos en la arena.” Fue muy extraño la verdad.
― Digno de libro que se convierte en película ¿Ves porqué te digo alíen? ―Pregunté divertida.
― Oye. ―agacho la cara.
― Tu imaginación es increíble Nat, tan increíble cómo tú. ―Subí su suavemente su rostro.
La cercanía de nuestros rostros era palpable, me separé de ella antes de cometer una locura y terminar besándola.
― ¿E- e-so cr-e-es?
― Por supuesto Naticienta.
―Me golpeó― Sabes que odio que me digan de esa manera. ―Volvió a golpearme―
― Voy a llamar a los de control animal y diré que en el sótano de la casa B-0 de de la avenida 44 hay un hurón suelto y es muy agresivo. ―Bromeé.
― No te pases Chiqui. ―Nat reía.
Adoro, en serio adoro cuando me dice chiqui.
Mi corazón da brinquitos de felicidad y canta cómo un loco enamorado… ¡Eso fue demasiado cursi, hasta para mí!
― Hoy no asistimos a clases por mi culpa, lo siento alíen.
― Tranquila chiqui, no pasa nada, tomemos el día, vayamos por almuerzo y pasemos el día en mi casa ¿Vale?
Asentí, la realidad me encantaba la idea de pasar todo un día con Nat.
Adoro su casa es tan calida, a diferencia de mi frío y oscuro sótano,
¿Y sus padres? ¿Qué puedo decir yo de la señora Noelia y el señor Nathael? Ellos son grandes personas y me tratan y quieren cómo una hija.
La señora Noelia es la mujer mas gentil y amable que he conocido, ella es cómo un ángel.
Las señoras Teresa, Josefina y Magda son un amor y son cómo parte de la familia.
La familia Lenosco no trata a su personal cómo simples empleados, si no cómo familia.
Su humildad es increíble, ellos son increíbles.
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Me gusta mucho el auto de Nat, es un Toyota Yaris del año 2016, osea del año pasado, color negro tal y cómo su melena.
― ¿Qué tanto piensas chiqui? ―Preguntá Nat al tiempo que pone a andar el coche.
― En nada interesante. ―Respondo con convicción.
― ¿Quieres escuchar algo de música?
Asiento con la cabeza, enseguida por las cornetitas del auto comienza a sonar “Like a stone” de Audioslave. Una de mis bandas favoritas.
― “In your hause. I long to be, room by room, patiently” ―Comenzamos a cantar al unísono y a todo pulmón― “I’ll wait for you there, like a stone.”
Amo la voz de Chris Cornell y el sentimiento con el que canta.
― Amo esta canción. ―Digo sonriente.
― Lo se chiqui, por eso la puse. ―Me mira y fija su mirada nuevamente al camino.
― ¿Dónde Comeremos?
― Es sorpresa, curiosa. ―Vi que sus labios proferían una sonrisa.
¡Sin duda alguna amó cuando Nat sonríe!
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Llegamos a mi lugar favorito en la tierra.
”Big Grasa” si un nombre muy ingenioso, »nótese el sarcasmo« se leía en el letrero azul neón.
El sitio es feo, viejo y algo deteriorado pero venden unas delicias fritas para chuparse el aceite, bueno no, eso es asqueroso.
― Buen día jovencitas. ―Nos pregunta Frodo, un señor regordete y calvo que es el encargado del lugar.
―Buen día Frodo, lo de siempre por favor.
― 1 pollo frito, una ración de dedos de queso frito y una ración grande de papás fritas. ―Apuntó en su libreta― Y dos gaseosas de limón.
Tenemos años viniendo a este lugar, lugar que encontramos cuando estábamos cursando tercer año de secundaria y la mamá de Nat no nos pudo ir a buscar, nos dijo que tomáramos un taxi, pero decidimos irnos caminando.
Yo moría de hambre porqué no habíamos almorzado y mi nariz me condujo hacia el exquisito olor a fritura que provenía de unas calles más arriba del colegio.
Desde entonces venimos frecuentemente.
― ¡Que delicia! ―Dice Nat mientras muerde una alita― Parecemos perros hambrientos.
Rió ante su comentario, tan elocuente Nat.
― ¡Adoro las papas fritas! ―Digo con un puñado de ellas en mi boca.
Nat me ve y se ríe, con Nat siempre he tenido buenos momentos, ella es mi ancla, la luminiscencia en medio de tanta oscuridad, la gasa que cubre un poco mi herida.
Entre risas y fotos terminamos de almorzar, y cómo siempre traemos la mitad, para comer más tarde.
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― Yo quiero ver “El conjuro 2” ―Digo haciendo un puchero.
― Y yo quiero ver “buscando a Dory”.
― Pero esa ya la vimos
― ¿Y? No, no, la “Bella y la bestia”.
― Nat, ambas sabemos que aún no estrena. ―Comenté frunciendo el entre cejo.
― ¿Cuándo estrene la veremos juntas?
― Por supuesto ¿Cuándo estrena?
― El diecisiete de marzo. ―Chilla emocionada.
Nat odia el canal de Disney , pero ama sus películas, obviamente ve solo las que se estrenan en el cine, y yo siempre la acompaño a verlas.
― Esta bien.
― Esa es mi chiqui. ―Besa mi cabeza.
Me sonrojé al instante, ella no tiene ni idea de todo lo que produce su cercanía en mí.
Terminamos viendo la película de terror, y resulto ser bastante predecible, esperaba más. Pero así es el cine de terror, a veces es muy predecible.
Nat es muy miedosa, se mantuvo abrazada a mí durante toda la película y mi corazón galopaba cómo un caballo salvaje y desenfrenado.
Pero cómo todo llega a su fin era hora de volver a la realidad, de volver al sótano.
¡Dolor! Comencé a sentir el dolor instalándose en mi pecho.
Nat me dejó en la casa con la promesa de recogerme mañana temprano para ir a la universidad.
Ella deja el coche acá en la casa y de acá nos vamos a la universidad.
Me deje caer en mi cama, dejando que la soledad me arropara hasta los huesos, dejando que el sótano me empapara de dolor.
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¡Hello! ¿Cómo están? ¿Qué tal les parece la historia? ¿Les esta gustando?
Bueno ¡Ya! Demasiadas preguntas…
Espero esté capitulo sea de su agrado.
¡Nos estamos leyendo! Ahí les va un beso psicológico desde Venezuela ¡Muuaah!