El sopla nuca...
Y es cuando pienso que ahora me toca meterme ese monstruo en la boca, es mi turno de disfrutar y satisfacer a mi hombre. Cuyo miembro es tres veces el grosor de mi pene, y de tamaño como mi antebrazo. Hombre que me coge sorprendido, pues me hace girar e inclinarme, quedando él a mi espalda...
El sopla nuca...
Y aun hoy lo recuerdo, me cuesta olvidar aquellas experiencias iniciales, quizás por lo que significaron, o quizás fueran por lo excitante que eran. Y sobre todo, recordar aquel hombre de metro setenta, no mucho más alto, persona ancha y ciertamente corpulenta, cabellos blancos en general, boca pequeña y de labios carnosos. Hombre que no dejaba de meterme mano, aprovechaba esa escasa media hora para sobarme, no dejando de decirme que le gustaba y al mismo tiempo, preguntarme...
- “No tienes sitio mi vida, quiero que disfrutes, quiero hacerte un hombre”.
Y mientras me decía esas palabras, no dejaba de masturbarme, no dejándome de tratar de una forma distinta, pero embobado me dejaba hacer. Dándome esa semana la oportunidad de tener un sitio, pues supe por mi padre que iban a salir a realizar unas compras durante la mañana, haciéndome saber que quizás tuviera que almorzar yo solo, finalizo mi madre.
Oportunidad que se la hice saber aquel hombre, persona que dudaba, pues debía de entrar dentro de la casa de mis padres, debiendo de confiar en mi palabra que estaríamos solos, dudaba y temía lo peor, pero finalmente le convencí. Y llegado el día, quede con él en los jardines que hay frente a la casa de mis padres, viendo precisamente como estos se marchaban, y verme en la puerta hacerle señales. Vi como venía con prisa, no solo por estar junto a mí, sino por evitar ser visto por otras personas.
Nada más entrar y cerrar la puerta, no espero mucho, echándose encima busco mi boca y como bien sabe... la rechazo, pero no pierde el tiempo, pues le da por descalzarme e ir quitándome calcetines, bajarme calzonas y calzoncillos. Observando como de erecta esta mi miembro, pues no solo era por la excitación sino por lo excitante, pues como he dicho, llegue a meter un extraño en casa de mis padres estando estos ausentes. Y aún recuerdo, como mientras él se desnudaba, no dejaba de decirme...
- “Tienes un cuerpo divino, tienes un cuerpo de chica, pero sin embargo eres un chico”.
Y avergonzado, no supe contestar, veía como aquel extraño desnudo se me echaba encima, como se arrodillaba y dirigía su boca a mis tetillas... uuummm!!. Comenzando a chupármelas y absorberlas, mientras que con su mano derecha magreaba mi otro pezón, sintiendo como su me masturbaba con la izquierda, tomando con un par de dedos mi glande... ooohhh!!. Y el llamarme...
- “Ooohhh!!, mi preciosa nena”.
Y extasiado me dejo hacer, sintiendo como ese hombre me masturbaba con dos dedos, veía como su dedo corazón era muy similar a mi miembro. Y darme por humillarme a mí mismo, diciéndome cosas que sabía de sobra que él mismo, me haría pensar lo contrario, diciéndome...
- “Soy un bicho raro, me odio, soy una chica con cuerpo de chico, soy...”.
Y esté interrumpiéndome, no dejándome continuar, acabar por soltarme...
- “No mi niño, no vez que eres un chico, eres una persona especial, prueba de que eres un chico es tu polla, ¡y empalme que se te pone cada vez que toco... uuummm!!”.
Y replicar, sobre todo ante el tamaño de su miembro, volviendo esté a decirme...
- “No pienses eso mi niño, aún eres muy pequeño y no eres aun un hombre, pero bien sabe que a mí me gusta tu miembro pequeño, ¡sobre todo cuando te corres y saboreo tu masculinidad... uuummm!!”.
Y en esos precisos momentos, siento como se introduce mi glande en su boca, digo y me refiero a mi glande y no a mi miembro en su totalidad. Chupa y absorbe, lame y vuelve a absorber, como si se tratara de un chupa chup, haciendo ver las estrellas y disfrutando, jadeando mientras ahora sus manos amasan mis pechos, pellizcan con suavidad y amasa como si quisiera formar mis ‘mamas’... aaahhh!!. Y entre suspiros y jadeos, acabar por alertarle...
- “Para... para, ¡como sigas así me voy a correr ya... aaahhh!!”.
Y sentía como esté hombre continuaba, como se esperaba aún más, chupaba mi glande y en segundos se engullía la totalidad de mi miembro, sintiendo como dentro de su boca su lengua jugueteaba con mi tronco... uuuffff!!. Y minutos más tarde, notar como comenzaba a descargar, sintiendo como ese hombre chupaba mi miembro, como absorbía mi corrida y se lo tragaba, como si se tratara de un néctar delicioso, no dejando hasta sacársela de su boca, tan dura y erecta como hacia minutos... ooohhh!!. Y sonriente, me decía...
- “Bueno, pues ahora me toca a mí”.
Y es cuando pienso que ahora me toca meterme ese monstruo en la boca, es mi turno de disfrutar y satisfacer a mi hombre, cuyo miembro es tres veces el grosor de mi pene, y de tamaño como mi muñeca. Hombre que me coge sorprendido, y me hace girar, quedando de espalda a él, cogiendo ahora con ambas manos mis glúteos y darle por separarlos. Imaginando lo que desea y aunque, por un lado, también lo quiero y deseo yo, también es verdad que siento cierto temor e incluso miedo.
Y siento sus grandes manos amasar mis glúteos, palmas cuyos dedos pellizcan y separa mis nalgas, sintiendo incluso como desliza las yemas de sus dedos gruesos cerca de mi orificio... uuuffff!!. Y escucharle preguntarme...
- “Cielo... una pregunta, dime... ¿qué te gustaría ser para mí, un chico o una chica?”.
Y recuerdo que aquella extraña como enigmática pregunta, me hizo dudar, no por lo que pudiera ocurrir, sentía como mi corazón latía a mil por hora, bombeando tal cantidad de adrenalina que deseaba todo. Yo había permitido esa escena, dejando entrar un desconocido en mi casa, dejándome hacer y permitiéndole que abusara de mi hospitalidad, abandonándome al placer y al tabú de ese momento. E encima fingir ingenuidad, cuando me da por preguntar...
- “Como, dime... ¿qué vas a hacer?... eeehhhh!!”.
Y volverle a escuchar repetirme la misma pregunta, diciéndome...
- “Dime nene... ¿te gustaría ser hoy mí chica?, podrías pasar mejor que como chico”.
Y aquello que anhelaba... ocurrió, sentí como comenzaba a introducirme uno de sus dedos por mi orificio, escuchaba como escupía, utilizando su saliva como lubricante... uuummm!!. Aquel dedo lentamente y poco a poco hasta los mismos nudillos, mientras no dejaba de sugerirme o proponerme. Sugerirme, como la misma postura, pidiéndome inclinarme hacia delante, apoyando las palmas de mis manos o incluso los antebrazos sobre la pared. O aquello otro, como lo de separar mis piernas para un mejor placer, cuando fuera penetrado por esos dedos... uuummm!!. Y en medio de sus palabras, dándome por quejarme, soltando...
- “Para... para que me duele”.
Y él hacerme entender... ‘debe de doler al principio, pues lo tienes muy cerrado, mejor que te duela ahora que más tarde, cuando te vaya entrar lo mejor’. Y volverle a escuchar decirme... ‘tienes que saber soportarlo, así sabrás si estas dispuesta a disfrutar’, finalizando su información. Y esto al tiempo que no dejo de sentir como masajea mi pecho, vientre e incluso miembro, acabando por decirme... ‘además este es el primer paso para el disfrute, pues luego seguro que pedirás más’. Y tras un largo rato, tiempo que no os sabría precisar, acabo por sustituir ese primer dedo por dos, aguantando y soportando como era penetrado... ooohhh!!. Y darle por exclamar...
- “Mira como tienes tú pollita, ¡pide guerra la sinvergonzona... eeehhh!!”.
Sacándome sus dedos con sumo cuidado de mi más que dilatado orificio, y cuando pienso que ahora lo sustituirá por algo mucho más grueso y largo. Esté me hace volverme a girar, y sin esperarlo meterse mi pollita en su boca, comenzando de nuevo a chupármela, acabando por correrme en minutos debido a mi estado. Corrida que no le hace detener, sino que siento como lame, chupa y me hace disfrutar, sintiendo como me la ha vuelto a levantar y continua por mi tercera corrida. Dejándome extenuado sentado en el suelo, empapado en mi sudor, acercándose y quedarse de pie delante, quedando su polla a la altura de mi boca. Y soltarme...
- “Es tu turno”.
Y me toco chupársela, era obvio, me tocaba devolverle el placer dado, aquello que me hizo que de alguna manera me marco, esa sensación que me hace buscarla, ese punto de adrenalina... uuuffff!!. Tome su polla con una de mis manos, al tiempo que con la otra masajeaba sus grandes genitales, me acerque con los labios semí separados y con deseos de restregármelos... uuummm!!. Lamí como si fuera un helado, dedicándome con todo mis deseos hacia su glande, chupándolo como si se tratara de un cucurucho... uuuffff!!. Y comenzar a introducírmela a pesar de dolerme las comisuras de mi mandíbula, aguantando y metérmela un poco más, mientras este me alertaba de su corrida... ooohhh!!. Decir esto y acabar...
- “No vez, como te cuesta que te entre una polla por la boca, pero imagínate lo poco que te costara que te entre por ese agujerito, que crees que es muy estrecho pero que seguro que te entraran de gruesas como el muslo”.
Y sin apartarme, dejé que se corriera en mi boca, permití pues él lo hace, llegándose a tragar mis tres corridas, y quise hacer lo mismo, probé su semen agrio y casi lo vomito, pues las arcadas y las náuseas eran muchas. Luego, tras finalizar, toco la hora de vestirse, permitiéndole ir al baño y lavarse las manos, cuello y cara, y cuando hice yo lo mismo, noté como se me colocaba detrás, sentía su miembro pegarlo a mis nalgas desnudas, y decirle al oído...
- “La próxima vez... lo intentaremos, sino continuaremos preparándote para ello, fuera en nuestro sitio serás mi nene, pero aquí en tú casa serás mi nena, vale...”.
Callo y asiento, pues, aunque me daba igual, solo deseaba agradarlo, ¡bueno eso y continuar disfrutando... uuummm!!, persona a la cual acabe por dejar entrar hasta en dos ocasiones más. Él cual, en una de esas ocasiones, acabo por llevarme a uno de los dormitorios y tenderme sobre una cama. Viéndole a él mucho más nervioso que a mí mismo, como si fuera el a perder la virginidad en vez que yo. Polla que, al introducirse, me hizo ver algo más que estrellas... pude ver una galaxia, hombre que para nada tuvo ese tacto para desvirgar a un chiquillo de mi edad.
Aunque para recordar, también está aquel otro, persona que le dio por registrar la cómoda de mis padres, y que llegue a pensar en mi error de haberle dejado entrar, pues supuse que era un ladrón. Pero me lleve la sorpresa que ladrón no era, sino un degenerado cuando saco del interior de uno de los cajones, unas prendas interiores de mi madre, prendas que no era otras que una combinación y un camisón. Y que me las dio a elegir para colocarme, pues deseaba estar con una maricona en la cama como Dios manda, pero bueno aquellas otras experiencias con ese madúrete os la dejo a vuestra elección, vale.
Y antes de dejaros, debo decir hacia aquellos lectores que comparte conmigo sus criticas que, acepto todas ya que me enseñan a ver mis defectos, y sabiendo de sobra que peco sobre todo del gerundio. Pero no es mi intención entrar en un intercambio dialéctico al respecto, tampoco pido que nadie se crea mis vivencias, solo las comparto, porque son tan reales como la vida misma.
Y no me tengo que excusar, porque ame el sexo como el que más, considerándome un adicto, disfrutando en toda su plenitud y disfruto mi vida con pasión. No importándome a veces la apariencia de libertinaje que doy, pero saboreando aún más al poder compartirlo con todos vosotros como manera de desahogo.
Así que, aquellos que me leáis esto y no me crees, pienso que es tu problema, pero pienso que la vida hay que disfrutarla y vivirla, como uno sepa mejor porque pasa muy rápido. Y lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ Gmail . com (obviamente todo junto).