El sonido del mar (XVIII)
Ignacia: Está bien sonríe de forma pícara te cobraré la palabra. Ahora vete que si no te vas en diez segundos no respondo de mis actos le dice entre risas.
Ignacia: No dejó que Josefa terminara de hablar – ok, puedes irte – le dijo en un tono brusco - ¿Quién cresta es Elisa? Aghhh
Josefa: levantándose de su asiento y acercándose a Ignacia – hasta mañana – le da un beso en la mejilla y se aleja.
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Ignacia: Oye, espera – corre tras ella.
Josefa: Se detiene – ¿qué quieres María Ignacia?
Ignacia: Que hablemos – le toma la mano – entra, que ya está helado.
Josefa la mira dubitativa – está bien – siguen con las manos tomadas.
Ignacia: Pues bien, te quiero pedir disculpas por todo lo que ha pasado … por haber estado con tu hermana, por …
Ignacia no terminó de hablar porque Josefa le dio un beso en los labios, al principio fue un beso tímido, un tanto tosco porque aquellas bocas no se reconocían, pero solo bastaron unos segundos para que la historia fuera distinta. Era como si ambas conocieran a la perfección la boca de la otra, sus lenguas jugaban y sus salivas se mezclaban. El beso duró ¿cuánto? Segundos, tal vez minutos pero para cada una fue como si aquel beso durara horas. Se vieron obligadas a separarse la una de la otra, ya que con aquel nivel de beso necesitaban un poco de aire.
Josefa: Yo, yo – Dios, no me pude resistir, espero haber hecho lo correcto. No me arrepiento de haber besado sus labios. Sentí una enorme oleada de extrañas sensaciones dentro de mí, por una parte experimenté felicidad, era como una enorme mariposa revoloteara dentro de mi estómago, mi corazón galopaba a mí por hora, era como si tan solo quisiera salir de mi pecho. En fin, sentí lo mismo que sentía con José.
Ignacia: Shhhh – pone un dedo sobre los labios de Josefa – ven y déjate llevar – toma a Josefa por la nuca y reanuda el beso. Esta vez duran más, mucho más, es como si ambos labios se conocieran y se dejaran llevar por el compás de sus corazones, los cuales bombeaban sin cesar. Esta vez, Josefa rodea la cintura de Ignacia, la rodea con ambos brazos, haciendo que ambas queden más pegadas, el beso comienza a subir de nivel, ya no son esos besos tímidos, sino que son besos cargados de libido, deseo, lujuria, temor, todo eso mezclado en un solo beso.
Josefa: cortando el beso de una manera tierna – no sabes cuanto esperé este momento – le sonríe y juntan sus frentes – me vuelves loca Ignacia – la mira a sus ojos y le besa la punta de la nariz.
Ignacia: Ante este gesto sus labios se curvan hacia arriba formando una tímida sonrisa – tu igual me vuelves loca Jose, mira, siente mi corazón – le toma la mano y la dirige a su corazón - ¿sientes mi corazón? – le pregunta con la sonrisa a flor de piel a lo que Josefa le responde con un gesto afirmativo – está así por ti.
Josefa: corre su mano a los hombros de Ignacia y le da un abrazo, uno de esos que transmiten amor – me podría acostumbrar a esta nueva Ignacia – le susurra en el oído.
Ignacia: junta su cara con la de Josefa y le susurra a ras de labios – eso espero bonita – dicho esto pasa su lengua por los labios de Josefa, provocando que ella cierre de inmediato los ojos y curve una sonrisa – me gusta tenerte así – le da un pico en los labios – y verte sonreír – le da otro pico – me gustan tus labios – le da un besito en la nariz – me gusta tu aroma – besa su mejilla – me gusta cuando te sonrojas – le besa el mentón – y me gusta como me miras – le besa los ojos.
Josefa: Sonriendo – también me gusta tenerte así – la mira y se pierde por un instante en esos ojos azules que la vuelven loca – quisiera poder detallarte cada día para que siempre estés en mi memoria – acerca su boca a la de Ignacia y nuevamente se besan, esta vez el beso era lento, ambas saboreaban la boca de la otra, en momentos se separaban y se daban pequeños piquitos para después volver a besarse.
Ignacia: ¿te quieres quedar a dormir conmigo? – le dijo de forma muy tierna
Josefa: ay, me encantaría, pero debo volver a casa.
Ignacia: Por favor – le hace un puchero.
Josefa: No puedo, de verdad que no. Pero si quieres mañana puedo ser toda tuya – le guiña un ojo.
Ignacia: Está bien – sonríe de forma pícara – te cobraré la palabra. Ahora vete que si no te vas en diez segundos no respondo de mis actos – le dice entre risas.
Josefa: ríe y corre hacia donde se encuentra Ignacia – loca – le da un pico y se va corriendo.
Ignacia: No lo puedo creer, por fin me atreví a besarla y decirle todo lo que sentía. Me encanta pero tengo mucho miedo, me carga seguir pensando en lo que pasó hace años… Josefa fuiste capaz de derribar todos mis muros, solo espero que no juegues con mi corazón. Ay, no sé si mantener esto en secreto o llamar a las chicas para contarles lo sucedido. Quizás lo más prudente sea esperar hasta mi cumpleaños y ahí la presento como corresponde.
Tras todo esto, Ignacia se tiró en su cama y se quedó dormida, durmió como hace tiempo no lo hacía.
Josefa:
Es como si todo esto fuera un lindo y dulce sueño, estoy feliz, me siento plena. Fue tan rico volver a sentir sus labios. Llamaré a la Elisa, para que nos juntemos en el centro.
Josefa: ¿Aló?
Elisa: ¿Dónde te has metido? – le pregunta
Josefa: Tengo cosas que contarte – ríe – en diez estaré en casa y te quiero lista.
Elisa: ¿Lista para qué primor?
Josefa: No seas tan metiche – ambas ríen – cuando vaya te cuento.
Elisa: está bien.
(Llegando a casa)
Josefa: ¡Mamá! ¡Papá! ¡Elisa!
María Jesús: Vaya, vaya que feliz llegaste hermanita – le sonríe.
Josefa: Ay sí enana, me siento demasiado feliz – por un momento recuerda lo que sucedió entre Ignacia y su hermana y aquella sonrisa que tenía tan marcada fue desapareciendo de a poco.
María Jesús al notar esto le preguntó: Hey! ¿y ese cambio tan brusco de actitud?
Josefa: Nada Jesu, nada
María Jesús: No te creo Jojito, a mi no me puedes mentir.
Josefa: Ay lo sé enana – respira hondo y mira hacia otro lado - ¿dónde se metió toda la gente?
María Jesús: Los papás salieron con los enanos y la Elisa está arriba – mira su celular – ah y por cierto, yo igual saldré un rato – besa su mejilla – avísale a mis padres – se aleja y grita - ¡Te quiero enferma!
Josefa: Ah ¿será que ese estúpido recuerdo no dejará de atormentarme y perseguirme? Creo que necesito hablar con mi hermana y con María Ignacia para ver qué hay entre ellas. Será mejor que vaya al cuarto de Elisa, para que se apure que es tarde.
Josefa sube las escaleras y entra al cuarto que usaba Elisa, se sienta en su cama y se queda pensando por un momento, hasta que ve que la puerta del baño se abre y sale Elisa completamente desnuda. Al ver esto, el rostro de Josefa se volvió rojo, tan rojo que el color le llegaba al pecho, al instante cubrió su cara con un cojín que reposaba sobre la cama. Pese a que solo fue un instante, Josefa pudo apreciar todo ese tonificado cuerpo de su amiga española y eso la apenó completamente.
Josefa: Ay, perdón, perdón Eli – pausa – no sabía que estabas en la ducha.
Elisa: riéndose – que mensa que eres, deja de taparte – se acerca a Josefa y le toma las manos.
Josefa: No – se aferra más al cojín.
Elisa: Josefa, hazlo o me enojo.
Josefa: suspira – ya oh, tu ganas.
Elisa: Sonríe – ahora abre los ojos.
Josefa: No lo haré – lo dice con voz de niña mimada.
Elisa: ¿segura? – le pregunta con una voz un tanto seductora.
Josefa: No po, no lo haré – ríe nerviosa.
Elisa: Está bien – guarda un poco de silencio – tú te lo buscas – tras decir aquello, Elisa posa su cuerpo desnudo y húmedo sobre el cuerpo de Josefa, la intención de la primera era hacerle cosquillas para que su amiga abriera los ojos y la viera, ya que al fin y al cabo ambas eran mujeres y tenían lo mismo, pensaba que su amiga no debía apenarse por verla en bolas.
Josefa: JAJAJAJAJ basta por favor – ríe – déjame en paz – ríe – odio las cosquillas – esto lo dice con los ojos abiertos – por favor Eli bonita para – en un momento de desesperación, Josefa agarra a Elisa de los brazos y la da vuelta, posicionándose ella encima de su amiga. La situación era un tanto extraña, aunque al principio Josefa no se percató de que su amiga se encontraba desnuda, por lo que seguía con las cosquillas y veía aquellos bellos ojos verdes. Se podría decir que una cosa llevó a la otra y sin más Elisa miró a su amiga de otra manera y acercó sus labios a los de ella, al principio Josefa se sintió turbada, pero aquellos labios eran tan suaves y la situación era tan extraña que se dejó llevar. En un instante pensó que era Ignacia y esto hizo que aumentara la intensidad con que besaba la española. A lo que ella le respondió de la mejor manera, tan así que volvió a dejar a Josefa bajo ella y comenzó a acariciar sus brazos de una manera no tan amistosa. Las caricias fueron subiendo de nivel, las manos de Elisa no estaban quietas y querían explorar mucho más el cuerpo de su amiga, por lo que las bajó a las piernas semi desnudas de Josefa, las acarició de una forma muy sutil.
Josefa: Separándose de los labios de Elisa, la mira confundida – Eh, eh – se encuentra turbada.
Elisa: Que pena, disculpa, me deje llevar – dicho esto se levantó del cuerpo de Josefa y se fue a vestir.
Josefa: ¿Qué he hecho? Nunca pensé que me podía calentar tanto con unos inocentes besos, no sé por qué hice esto. Recién besé a Ignacia y ya estoy besando a otra. Eso no se hace, si José me viera estaría decepcionado de mí. Tengo que hablar con Elisa, porque esto no puede volver a ocurrir, mi corazón le pertenece a Ignacia y no es justo que juegue con ella. Aunque siendo sincera, Elisa tiene un cuerpo exquisito, tan exquisito como su cuerpo.
Elisa: ya vestida – Hey Jose, disculpa, me dejé llevar – mira hacia abajo – no se volverá a repetir – suspira y se sienta junto a Josefa – la verdad es que no sé por qué hice lo que hice, está pésimo, porque yo no soy así, es verdad que en alguna fiesta me lié con una tía, pero más allá de eso nada - la mira a los ojos y agrega – de verdad disculpa – vuelve a agachar la mirada.
Josefa: Hey tontita – le dice en un tono cariñoso, toma delicadamente el mentón de su amiga y lo levanta – mírame – le dice con una sonrisa en el rostro – no hay problema – le vuelve a sonreír – también me dejé llevar y lo mejor es que no hablemos más de resto – sube y baja los hombros, se acomoda el pelo. Guarda un poco de silencio – Ya sé – agrega - ¿hagamos como si no pasó nada? – Elisa afirma con su cabeza y le sonríe – ven para acá mamerta – acerca a su amiga hacia ella y se dan un fuerte y tierno abrazo.
Elisa: ahora que estoy vestida – ríe - ¿se puede saber qué me querías decir? – le pregunta alzando su ceja derecha.
Josefa: SI obvio que te digo, pero prefiero que salgamos un rato
Elisa: ¿No crees que es muy tarde para salir? Mira que mañana tenemos universidad
Josefa: No dejando que su amiga termine de hablar – ay que eris gansa Elisa – ríe y le tira un cojín – no seai nerd y acepta mi invitación.
Elisa: ¿Gansa, nerd? Te pasaste – se hace la amurrada.
Josefa: Para de reír - ¿te enojaste? – pregunta haciéndose la asustada.
Elisa: Sí.
Josefa: No seai tan pussy po, vayamos – insiste.
Elisa: imitando el acento chileno – ya oh, vamos po – trata de aguantarse la risa pero no puede y se ríe muy fuerte.
Josefa: Parece que aprendes rápido.
Josefa lleva a su amiga a un pub un tanto exclusivo, en donde se puede cantar y sirven ricos tragos.
Elisa: Que mono esto Jose – le dice entusiasmada
Josefa: Y pensar que no querías venir
Elisa: Si jajaj
Ambas disfrutaron de una excelente velada, llena de música y uno que otro tragos hasta que …
Espero seguir escribiendo más seguido y dejarlos a todos felices con el relato :)
Mia86: Eso de buscar a "sus chicos" es porque es lo que se me ocurría jaja, pero verás que lo que sigue te sorprenderá. Gracias por las críticas, créeme que las tomaré en cuenta :)
Sindy18: Ambas tienen razón, hay algo que me impide hacer que las protagonistas tengan su tan ansiado encuentro, pero me alegra muchísimo saber que te gusta el relato. Espero que te siga gustando :) Saludos y cariños desde Chile!
HombreFX: Gracias por comentar :D