El sonido del mar (XVII)

Ignacia: pudo percibir el brillo que tenían esos ojos - ¿por qué me haces esto Josefa? Susurró y luego la tomó por la cintura para pegarla a su cuerpo – dime – acercó sus labios y la besó.

Ignacia: Filo, yo fui quien la cagó medio a medio. No quiero volver a sufrir, me da miedo ser la Nachi que era antes, no quiero pasar por lo mismo. Pero sé que debo hacer algo – Iba tan ensimismada que casi choca con un basurero que se encontraba en la esquina del acceso al centro comercial, al ver lo que casi le sucede solo rió, botando de esa manera todas la tensiones que le provoca Josefa y todo lo que tiene relación con ella.

(Horas más tarde)

Josefa:

Después de encontrarme con Ignacia, Elisa me tapó en preguntas ya que sin duda alguna se dio cuenta que mi comportamiento cambió al verla. Le conté todo lo que me sucedía con ella, esto lo hice con un cierto temor ya que pensé que me podía juzgar, pero me equivoqué tremendamente ya que ella no solo me escuchó atentamente sino que también me dio consejos que espero (de todo corazón) funcionen. Lo que si tengo claro es que debo enfrentar a Seba, es hora de dejar de hacerme la tonta, no lo puedo evitar por siempre y mucho menos si somos compañeros de sección.

Whatsapp Josefa: Holi Seba, quiero verte.

En cuestión de segundo seba le responde: Por fin sirena ¡te extraño!

Ws Josefa: ¿Será que nos podemos ver en una hora más en la banca que queda a cinco cuadras del parque?

Ws Seba: ¿en esa donde nos juntamos hace un tiempo?

Ws Josefa: sí, en esa misma. Te espero, un beso.

Tras esto Josefa ni volvió a mirar el celular ya que estaba concentrada en qué le diría, ya que le debía una explicación de por qué lo dejó así en la fiesta  y por qué no fue capaz de contestar todas las llamadas, mensajes y whatsapp que tenía de él. Aunque no lo quisiera, Josefa si sentía cosas por Sebastián, pero no lo quería lastimar, en su cabeza tenía un lío ya que es sumamente complicado estar con alguien mientras se piensa en otra persona.

Flashback:

José: Hey mi amor quiero que me prometas algo – le decía mientras la tenía sujeta con su brazo izquierdo, brazo que rodeaba la cintura de Josefa.

Josefa: Sí ¿qué cosa mi amor? – le decía con una enorme sonrisa en el rostro.

José: apartándole el pelo de la cara – quiero que seas feliz, que ames cada día de tu vida, aunque no sea a mí a quien ames. También quiero que no juegues con los sentimientos de los demás, quiero que seas por siempre esa hermosa chica de la que me enamoré un día y de la que estoy perdida y completamente enamorado – basó la punta de la nariz de Josefa.

Josefa: un poco descolocada – ¿por qué me haces prometer esto si quiero que toda mi vida sea junto a ti?

José: Pues porque uno nunca sabe – le sonríe y muestra una perfecta y blanca dentadura –y no me frunzas el ceño que no me gusta – le besa la frente – anda, prométemelo.

Josefa: Haciendo un mohín – Ok, ok tu ganas exquisito bombón, te lo prometo – sube sus manos al cuello de José y funde su cuerpo con el de él.

Fin del Flashback.

Josefa: ¡José, José no sabes lo que daría porque estuvieras aquí a mi lado! – sin quererlo una solitaria y tímida lágrima comienza a salir de esos ojos miel.

Ignacia:

El día se me pasó volando, al final no solo le compré un regalo a mi pulga hermosa, sino que también me compré mil cosas, necesarias, claro. Confieso que me encanta comprar en las multitiendas cuando no me siento tan bien, aunque igual compro cuando me siento mal. En fin, me encanta el consumismo y amo con la vida que mis padres me den tarjetas de crédito.

Quería que mi día fuera tranquilo, pero bueno, no aguanté y llamé a Joaquín.

Ignacia: ¿Con el hombre más exquisito de Chile?

Joaquín: ¿Y ese milagro?

Ignacia: Pues si quieres te corto – dijo en un tono un tanto fastidiado.

Joaquín: No, no. Es una sorpresa negra, solo eso. ¿A qué se debe esta llamada?

Ignacia: Mm estaba recordando viejos tiempos y me acordé de ti – inmediatamente se le hizo una sonrisa picarona en la cara – y pues pensé ¿para qué recordar si se puede revivir? Y te llamé – esbozó una sonrisa triunfante, pues sabía que Joaquín caería redondito.

Joaquín: Wow tu propuesta encubierta me ha dejado sorprendido – aunque Ignacia no pudiera ver a Joaquín, sabía que aquel hombre sonreía como un bobo.

Ignacia: No se hable más, te espero en dos horas más en la banca de siempre. – guarda unos segundos de silencio y pone su voz más provocativa – se me ocurren muchas cosas para esta tarde – ríe maliciosamente y corta la llamada.

El tiempo pasó e Ignacia se dirigió en su jeep al lugar acordado con Joaquín, ella tenía la costumbre de llegar atrasada a todos los lugares ya que uno de sus lemas era “lo bueno se hace esperar” y como vio que iba bien en la hora, decidió estacionar su jeep dos cuadras antes para caminar lentamente y deleitarse con el paisaje. Cuando le faltaba media cuadra para llegar al lugar se dio cuenta que adelante iba una figura menuda y esbelta, la cual ella reconoció de inmediato. Apresuró el paso hasta quedar a unos escasos centímetros de la dueña de aquella figura.

Ignacia: ¿Josefa? – pregunta dubitativa.

Josefa: Se da vuelta y la mira con los ojos muy abiertos – Ah, hola Ignacia.

Ignacia: ¿será que te puedes detener? – le dice con una sonrisa de medio lado.

Josefa: Ah, disculpa – le responde confundida y disminuyendo la marcha – dime ¿qué sucede?

Ignacia: Pues, esto – Josefa la interrumpe.

Josefa: Mirando su reloj de pulsera color naranjo – no suelo ser descortés pero ¿te falta mucho? Porque sinceramente no tengo mucho tiempo.

Ignacia: para nada – cambia de actitud, de estar amistosa pasó a estar a la defensiva, su postura corporal la delataba – solo te quería pedir disculpas – la miró directo a los ojos intentando comprender qué pasaba por la mente de aquella castaña clara acompañante.

Josefa: ¿disculpas? – la miró con arrogancia – no me interesa lo que hagas con tu vida.

Ignacia: enfadada le responde - ¿y tampoco te interesa saber qué hago con tu hermana? – le dice haciendo énfasis en las últimas palabras.

Josefa: La verdad es que no, me da lo mismo. Si quieres te la tiras una y mil veces, será mi hermana pero me da igual lo que haga con su cuerpo, lo único malo es que decidió estar con una galla tan recorrida como tu – se cruza de brazos y la mira de pies a cabeza de forma despectiva.

Ignacia: Mierda, nunca pensé que sería capaz de tratarme así – Pues bien, seguiré tirándome a tu hermana – oculta su rabia y las palmas de sus manos sufren las consecuencias – Con permiso, iré a ver a mi cita. – apresura la marcha y se dirige hacia la banca en donde habían quedado con Joaquín.

Josefa.

Es que esto es el colmo, maldito destino. Te odio una y mil veces, maldito, maldito, maldito. ¿Por qué mierda me tenía que encontrar con esta galla si lo único que quiero es olvidarla? Y como pa’ colmo ella solo es capaz de provocarme y sacar lo peor de mi. Nunca pensé que ella sería capaz de decir que se tira a mi hermana. Admito que en ese momento solo quería acercarme a ella y darle una cachetada por cómo trata a los demás y sobre todo por cómo me tiene a mí, pero me contuve y tan solo le regalé mi mirada más hiriente. Como era de esperar, preferí quedarme unos segundos más en aquel sitio en donde había hablado con ella, ya que no la quería volver a ver. Cuando me di cuenta que ya no la veía comencé a caminar hasta ver al pobre Seba.

Seba: Sirena linda – se acercó a mí con su hermosa sonrisa

Josefa: Hola Seba – al decirle esto lo toma del cuello y lo acerca a ella para fundirse en un apasionado beso.

Seba: Wow – le dice tras dejar escapar un suspiro

Josefa: Sus mejillas se tiñen un poco de rojo – Lo siento – mira hacia abajo – es que te extrañaba.

Seba: preciosa, también te extrañé muchísimo – guarda silencio por unos segundos y luego agrega – creo que estoy enamorado de ti sirena.

Josefa: No sabiendo qué hacer, lo mira y le sonríe, pero la sonrisa no le llega a los ojos – lindo.

Ignacia.

Ha pasado una semana desde aquel último encuentro con Josefa y la verdad es que me he dedicado a volver a ser como era antes, volví a ser la verdadera Ignacia, aquella que no tiene corazón y que sólo se fija en las personas por el físico, porque al fin y al cabo el físico y lo exterior es lo único que importa ¿no? Estos días he estado inmersa en los estudios, amigas y conquistas. La verdad es que de los siete días de la semana, los siete de ellos lo he pasado bebiendo uno que otro alcohol y estando con algún ligue casual. Cada vez que me topo con Josefa no la miro, la verdad es que hasta diría que ni la pienso o por lo menos eso trato. Todo esto se me hace más fácil porque Josefa tampoco me dirige la palaba, me ignora completamente. Estoy entusiasmada porque cada vez queda menos para mi cumpleaños, el cual será sí o sí el evento del año.

(En la universidad)

Profesor: Estimados alumnos, como muchos de ustedes sabrán este ramo tiene un gran trabajo que se entregará al terminar el semestre y es por esto que decidí que el trabajo será en parejas, las cuales serán asignadas por mi persona.

Alumno: ¿Cuándo dará las parejas profesor?

Profesor: Señor Pérez, muy buena pregunta, se las daré a conocer de inmediato. Las instrucciones del trabajo se encuentran en la plataforma del ramo. Dicho esto, comenzaré.

Ignacia: Que lata tener que hacer un trabajo con alguien más, me encanta trabajar sola porque puedo andar a mi ritmo y no me estreso tanto, pero filo, toque con quién me toque trabajaré igual porque quiero mantener mi promedio.

Profesor: Señorita Echeverría, su dupla será la señorita Lavín.

Ignacia y Josefa: ¿qué?!!!!!!!!!!!!! – ambas se miran atónitas.

Profesor: ¿Han dicho algo? – las miro mientras las observaba con una mirada severa.

Josefa: Eh, no profesor.

Profesor: Así me gusta.

Ignacia: Se para de su puesto y se dirige hasta donde se encuentra Josefa – Hola – lo dice segura, tratando de controlar su nerviosismo – ya que seremos pareja tenemos que ver quién hace qué parte.

Josefa: quien en ningún momento vio a Ignacia mientras le hablaba, posa su mirada sobre aquellos ojos color mar que la enloquecen - ¿cómo eso de “ver quién hace que parte”?

Ignacia: La mira desconcertada y por costumbre ladea la cabeza - ¿ah?

Josefa: Lo que pasa Ignacia, es que te guste o no este es un trabajo en pareja, por lo tanto nos tendremos que juntar para hacer algo bueno. No quiero que mi promedio baje por tu culpa – la mira desafiante.

Ignacia: ¿Pero qué se cree? – En fin, comenzamos hoy –

Josefa: Hoy no puedo, me veré con mi pololo – dice todo esto con un tono frío y neutro.

Ignacia: ¿pololo? Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, debo calmarme y que no se note mi furia interna – hoy a las 7 en mi casa, si no puedes me da igual – la mira y agrega – tu sabes donde vivo – se da la media vuelta dejando a Josefa con la palabra en la boca.

(Al terminar la clase)

Josefa: Toma a Ignacia del brazo haciendo que ésta se detenga y la mire - ¿Qué te crees? – le dice colérica.

Ignacia: Pucha, me creo muchas cosas – le muestra su mejor sonrisa.

Josefa: Imbécil, eso es lo que eres.

Ignacia: Ok, puedo vivir con eso – le vuelve a sonreír.

Josefa: ¡ah! – refunfuña -  las siete en punto estaré en tu casa.

Ignacia: Ok – se aleja.

Josefa

Tendre que cancelar mi salida con el Seba por ir a la casa de esta tipa. A veces, en situaciones como esta, siento que el destino me odia o algo parecido, pero filo, no quiero amargarme la existencia por culpa de mi gran dolor de cabeza. Llamo al Seba y le comunico que no lo podré ver y él se notó un poco triste, pero igual lo entendió ya que él también tenía que hacer un trabajo. Por otro lado, llamé a la Elisa, para preguntarle si estaba libre, tenía ganas de conversar con una amiga.

Josefa: Eli ¿estay desocupada?

Elisa: Sí tía, estoy libre, nos vemos abajo en cinco.

Josefa: Ok dulzura, te espero.

Josefa se sentó en una de las bancas que estaban en el primer piso de su universidad, se encontraba ida pensando en cualquier cosa, estaba tan sumergida en sus pensamientos que ni notó la presencia de su amiga española.

Elisa: Hola guapa – le susurra al oído.

Josefa: ríe de manera nerviosa – ay lesa me asustaste – ambas ríen.

Elisa: lo siendo linda – le sonríe - ¿nos vamos?

Josefa: Sí, obvio, vamos.

Ambas amigas caminaron hasta la casa de Josefa, ya que los padres de ésta no dejaban que Elisa buscara una pensión o algo similar para vivir, no por ahora.

Elisa: Te noto rara ¿te pasó algo?

Jose: En verda sí, tengo que ir a la casa de la Ignacia y no quiero – suspira – justo cuando la estoy tratando de olvidar.

Elisa: Se calla por un momento – entiendo – agrega – pero no estés triste mira que no mereces sufrir así, además ella no sabe lo que tú sientes, ya sé ¿por qué no hacemos algo?

Jose: la mira con cara de sorpresa - ¿hacer qué?

Elisa: Cuando lleguemos a casa te cuento – le muestra la lengua.

Jose: Bueno – suspira.

El resto del trayecto lo hicieron entre conversaciones sobre la universidad y momento de silencio. Al llegar a casa cada una fue a su cuarto.

Jose: tocando la puerta de Elisa - ¿puedo?

Elisa: Obvio que sí

Jose: ¿Querís ir a la playa un rato?

Elisa: Yaaaaa, espera que me cambio y vamos.

Jose: J aja, ok – sale del cuarto – apresúrate – le grita cuando ya tiene la puerta cerrada.

Ambas fueron a la playa, Josefa le prestó un traje de agua y una tabla de surf a su amiga y juntas se metieron al mar. Cuando ya estaban al medio del mar, Elisa le contó su plan a Josefa.

Elisa: Lo que tienes que hacer es seducirla y ver que pasa – le dice con una sonrisa triunfante.

Josefa: Estay loca española – se ríe.

Elisa: Hey que pesada, te lo digo porque sé que puede funcionar. He visto como trata de evitarte.

Josefa: Nada que ver, estay loca.

Elisa: en fin, la ola que viene ahí es mía – bracea rápido hasta posicionarse para agarrar una gran ola que se acercaba. Josefa solo se queda contemplando lo bien que se mueve su amiga y piensa un poco en lo que ésta le dijo, al final seducir antiguamente le resultaba muy fácil y si lo hacía no perdía nada.

Estuvieron hasta que el sol dejo de calentar, al salir del agua Josefa se percató del poco tiempo que le quedaba para estar en la casa de Ignacia, por lo que se subió rápidamente al jeep y llevó a su amiga a la casa para luego ella irse a donde Ignacia. Alcanzó a llegar justo a tiempo, pero seguía con el cabello mojado y cuerpo semi mojado producto del agua de mar, menos mal siempre llevaba una muda de ropa consigo por cualquier cosa.

Josefa: Aló Ignacia, estoy afuera, ábreme por fa.

Ignacia: Ok – corta la llamada.

Josefa baja del jeep y se dirige a la puerta del patio de Ignacia.

Ignacia: abriendo el portón – pasa – le dice esto sin mirarla.

Josefa: Gracias, hola – la saluda.

Ignacia: Ah – camina delante de a paso rápido.

Como Ignacia caminaba delante de Josefa, ésta pudo detallar cada parte del cuerpo de Ignacia, ella llevaba un short de jens muy ajustado que resaltaba el parado trasero que tenía, podía detallar esas largas y esbeltas piernas descubiertas, al mirar más arriba podía ver los hombros desnudos de quien la traía loca.

Josefa: Al llegar a la cabaña - ¿será que te dignarás a mirarme?

Ignacia: ¿Qué pasa si no quiero mirarte?

Josefa: Esto – se acerca a donde estaba Ignacia y le toma el mentón – obligaré a que me mires.

Ignacia: No quiero – rehuía esos preciosos ojos que la hacían perderse en ellos.

Josefa: Mírame – le susurró a ras de sus labios.

Ignacia: La miró y al verla pudo notar lo grande que se veía sus pupilas, y también pudo percibir el brillo que tenían esos ojos - ¿por qué me haces esto Josefa? Susurró y luego la tomó por la cintura para pegarla a su cuerpo – dime – acercó sus labios y la besó.

Josefa: Wow, no puedo creer que nos estemos besando, definitivamente estoy loca por ella, ya no lo puedo esconder más – al intensificar el beso se le viene a la mente el recuerdo de Ignacia besando a su hermana – suéltame – le dice en un tono brusco.

Ignacia: No – le responde de manera altanera y con sus brazos aprisiona a Josefa.

Josefa: He dicho que basta, suéltame – intentando zafarse de aquellos bronceados y fuertes brazos.

Ignacia: No y punto – junta su frente con la de Josefa - ¿por qué eres así? ¿es que acaso no vez lo mal que me tienes? ¿No te das cuenta de lo mucho que me gustas?.

Ignacia: Josefa, Josefa – le mueve la mano cerca del rostro – hey ¿estás bien?

Josefa: mierda, solo fue un sueño - ¿por qué estoy en el pasto? – le pregunta confundida.

Ignacia: tropezaste y te caíste – ríe - ¿te encuentras bien?

Josefa: eh, sí – al levantarse – au – toma su cabeza.

Ignacia: Se sitúa al lado de ella - ¿te duele la cabeza? – posa delicadamente su mano sobre la cabeza de Josefa.

Josefa: Un poco – hace una mueca de dolor.

Ignacia: Disculpa, ven que te ayudo a ponerte de pie – le extiende la mano y cuando toma la mano de Josefa, siente una corriente por todo su cuerpo – cuando entremos tu te dedicarás a descansar un poco – la mira – y también te secarás ese cabello que te puedes enfermar – le sonríe mientras la sujeta para que pueda caminar.

Josefa: gracias – le sonríe.

Al llegar a la cabaña Ignacia dejó a Josefa en un sillón y le dijo que la esperara ahí.

Ignacia: Ten – le pasa un secador de pelo.

Josefa: No es necesario

Ignacia: ¿Cómo qué no? Usted se seca el pelo y punto – la mira de manera desafiante.

Josefa: Está bien.

(minutos después)

Josefa: De verdad muchas gracias María Ignacia, no debiste molestarte con el secador de pelo ya que estoy acostumbrada a estar con el cabello mojado – le sonríe algo tímida.

Ignacia: ¿te encuentras mejor?

Josefa: Sí.

Ignacia: Pues bien, partamos con el trabajo – le dice seria.

Ignacia.

En la tarde llamé a Joaquín, estaba tan nerviosa por ver a Josefa que quise quitarme todo el nerviosismo teniendo sexo con Joaquín, quien lo hace como los dioses. Estuvimos tres horas juntos, al llegar a la cabaña me dispuse a ordenar para después ducharme y arreglarme, inconscientemente quería lucir perfecta para Josefa para ver si ella era capaz de resistirse a mí. El tiempo se me pasó volando, estaba terminando de retocar mi rostro cuando suena mi celular y era ella, me avisaba que estaba afuera y me pedía que le abriera la puerta. Cuando le abrí la puerta la miré de reojo, ya que no quería verla porque ella sigue acelerando cada partícula de mí, no la saludé ni nada, solo el abrí el portón y caminé directo a la cabaña. Cuando llegué me di cuenta que ella no me seguía, al darme cuenta y ver que no estaba detrás de mí, me urgí, y caminé hacia donde está el portón. Cuando iba en dirección a la entrada vi a Josefa tirada en el suelo, al parecer se había caído y de paso se había golpeado la cabeza. Como ella tenía los ojos cerrados pude contemplarla y siendo sincera, me encantaba lo que veía. Ella estaba tendida con el cabello mojado y un tanto alborotado, vestía una playera larga que le llegaba hasta debajo de la cintura y llevaba un short con tachas, lo que dejaba al descubierto aquellas piernas bronceadas y tonificadas, las cuales con solo mirarlas me volvieron loca. Como ella se encontraba en el piso, acerqué un poco mi cara a la de ella para llamarla por su nombre, como no despertaba le hablé más fuerte. Cuando por fin abrió los ojos, la ayudé a ponerse de pie ya que se encontraba un poco mareada, al sentir su mano, una extraña sensación invadió mi cuerpo e hizo que mi corazón sufriera una taquicardia.

Comenzamos a buscar la información para hacer el trabajo y recordé que no la había invitado a mi cumpleaños.

Ignacia: Hey – la miraba fijamente.

Josefa: ¿Eh? – seguía con la mirada clavada en la pantalla de su computador.

Ignacia: La próxima semana celebraré mi cumpleaños en la disco que queda a la salida de la ciudad, partirá a las 23 horas, si quieres puedes ir con pareja – no sé por qué le dije que podía ir con pareja, ojalá vaya sola.

Josefa: Muchas gracias María Ignacia, allá estaré – le mostró su mejor sonrisa y la miró fijamente a los ojos, perdiéndose en ellos.

Ignacia: Que bien – No supo qué más decirle. – ¿te molesta que ponga un poco de música?

Josefa: Para nada, de hecho me agrada trabajar con música.

Ignacia: perfecto – se para y se acerca a su equipo de música, el cual estaba sincronizado con su iPod, al volver a sentarse agrega – hago todo con música – ríe.

Mientras ambas estaban inmersas en sus respectivos computadores, comienza a sonar una canción que al parecer ambas conocen, ya que las dos la tararean.

Josefa: Me gusta como te ves, siente esa curiosidad, te prometo nada más, todo lo de mí querrás – mientras canta mira de manera seductora a Ignacia.

Ignacia: Lento me acerco a ti, se muy bien lo que decir – le devuelve la mirada a Josefa, quien sonríe.

Ambas: tus dientes en mi oreja, suspiras en mi oído, la luz en ti refleja ahora estás conmigo.

Ignacia: Parece que tenemos gustos de música similar.

Josefa: Sí ¿qué loco, no? En verdad me encantan estas gallas.

Ignacia: a mi también, son como choras (bacanes, buenas) y me gusta harto su estilo de música, es como alternativo – fue tan sensual cuando comenzó a cantar .

Josefa: Así es – mira su reloj – María Ignacia, creo que se está haciendo tarde y debo llegar a mi casa para estar con la Elisa y …

Ignacia: No dejó que Josefa terminara de hablar – ok, puedes irte – le dijo en un tono brusco - ¿Quién cresta es Elisa? Aghhh

Josefa: levantándose de su asiento y acercándose a Ignacia – hasta mañana – le da un beso en la mejilla y se aleja.

Hola lectores, espero que les agrade esta entrega! Acepto sugerencias y críticas. Un beso! :*