El sonido del mar XV

Todo se me fue de las manos. Todo partiendo por el baile, el alcohol, los besos

Ni con José sentí lo que ella me hace sentir, es algo tan extraño estar en sus brazos. Me sentía protegida.

Ignacia.

No sé en qué estaba pensando, no sé que me impulsó a hacer lo que hice, pero simplemente no me aguantaba. Sus labios quemaban los míos, su cuerpo me atraía, su saliva era el agua que necesitaba beber, todo era tan mágico hasta que abrimos los ojos … todo pasó tan rápido que no tuve tiempo para reaccionar. La abracé, lo hice tan fuerte que sentí sus pechos sobre los míos, podía llegar a sentir su corazón un tanto acelerado. Sentía que todo era un sueño, sentir su aroma era simplemente una droga. Nunca, nunca antes me había pasado esto, es tan raro. No quiero volver a sentirlo, porque yo soy Ignacia, la rompe corazones, la que no se enamora, la que solo juega.

Jose: Me gustan tus abrazos – susurró en el oído de Ignacia

Ignacia: a mi me gustan tus besos jijiji

Jose con su cara en el hombro de Ignacia: haces que me sonroje, mala.

Ignacia: Ay bonita, que eri tierna.

Jose: creo que es hora de volver, no quiero .. – se aclaró la garganta – no quiero que nadie sospeche nada.

Ignacia: ¿qué hice? No sé como puedo creer que Jose me quiere.. Obvio, anda tu primero que quiero fumar.

Jose separándose de ella: está bien, espero verte linda

Sólo observé como se alejaba y se perdía entre la gente, mi cabeza era un caos, era una lucha interna entre lo que sentía con lo que pensaba, ya que sabía que me estaba quemando con mi propio juego, así que decidí llamar a la Jesu para que viniera a estar conmigo, tenía ganas de sentir su piel.

Igna: Hellow enana ¿dónde estay?

Jesu: Hola bonita, en casa de una amiga ¿por qué? ¿me quieres ver? – esto último le decía en un tono provocador.

Igna: Qué comes que adivinas! Quiero verte ahora. ¡Ven a mi carrete de carrera!

Jesu: En veinte estoy allá.

Mierda, ahora si que me quemaré, pero tengo que demostrarle a la Jose que su beso no significó nada para mi, aunque está claro que todo será una farsa, porque me siento muy rara cuando la veo y sobre todo cuando está con ese hueón del Seba.

Josefa.

¡Me besó, me besó! Es tan linda, sus labios son tan suaves…  su aliento es como un perfume embriagador. Sé que hice mal al marcharme y al decirle que no quería que nadie nos viera juntas, pero no se si ella juega conmigo, me da miedo volver a enamorarme, sobre todo después de la promesa que le hice al recuerdo de José, no quiero faltar a ella. Quizás llegó la hora de hablar con seba, no quiero que se enganche más de mi, no quiero ser la típica maraca que juega con los sentimientos de los demás, porque una vez lo hicieron conmigo y yo me prometí nunca hacerlo.

Seba: hola sirena, hasta que al final apareciste – gritaba Sebastián con un notorio estado de ebriedad.

Jose: sí, es que estaba con Ignacia, hablábamos de algo importante.

Seba: lo imagino – dijo esto y la tomó de la cintura apegándola a su cuerpo – lo importante es que ahora eres mía y bailaremos toda la noche juntos.

Jose: pero – seba la interrumpió.

Seba: pero nada sirena – dicho esto le da un beso en los labios.

Jose: Que mierda estoy haciendo? Si a mi me gusta la Ignacia, pero ah! Los besos de Seba también son ricos, me gustan aunque son más torpes, además no sé si la Igna juega conmigo, con la fama que tiene seguro eso es lo que hace.

Josefa y Sebastián estuvieron mucho rato bailando pegados, sus cuerpos estaban tan juntos que parecían solo uno, bailaban de una manera coordinada, Sebastián a cada rato le daba alcohol a Josefa, quien gustosa aceptaba. Se besaban a menudo, sin importar si alguien los veía o no. Ambos estaban en un claro estado embriaguez.

Ignacia.

¡Que mierda es lo que veo! Tonta, tonta, tonta, hueona, mil veces tonta y hueona. Sólo fue un beso y ya, no sé porque me paso tanto rollo, si yo no significo nada para ella y ella tampoco para mí. Sólo me quería sacar estas ganas que tenía dentro, pero ya sé como sacarlas de todo, esta será una noche espectacular.

Desconocido: Hola ricura ¿querí bailar? – le preguntaba con un aliento a vodka

Ignacia: Obvio, vamos – dicho esto, le tomó la mano y se dirigieron a la pista de baile.

Sonaba algo electrónico, sin duda era una canción de Calvin Harris. Ignacia se movía de manera sensual, para poner a mil a aquel osado desconocido que quiso bailar con ella. Ignacia sentía las miradas que se posaban sobre ella, pero nada le interesaba, sólo tenía un objetivo en la mente y ese era olvidar a Josefa.

Ignacia toma al desconocido por su camisa, lo jala hacia ella y le propina el mejor beso que le han dado a aquel suertudo, tan intenso fue, que Ignacia era capaz de sentir a su “amigo” que se abultaba en el pantalón. Tras esto, Ignacia se dio la media vuelta y dejó ahí a aquel afortunado.

Texto Jesu: Hola rica, estoy afuera, ven por mi.

Texto Ignacia: Bueno enana, voy.

Ignacia caminó con una sonrisa maliciosa en la cara, sacaba todo aquel vaso que se le interpusiera en el camino y lo tomaba de un solo sorbo, hizo esto hasta llegar en donde se encontraba Jesús.

Ignacia: Wow, pero que mina pendex – le dijo dándole un beso en la mejilla.

Jesu: ¿así me saludas? – dicho esto, tomó a Ignacia de la cintura y le propinó un beso en los labios.

Ignacia: Bonita y atrevida – sonreía de una manera pícara.

Jesu: ¡HEY! Me gusta mucho esta canción, vayamos a bailar – tomó la mano de Ignacia y la condujo a donde se encontraba aquel tumulto de gente moviéndose de distintas maneras.

La canción que sonaba era Algo me gusta de ti (tema que está bien de moda). Ambas caminaron tomadas de la mano hasta que llegaron a donde se encontraban todos bailando.

Jesu se movía de una manera sensual, se tocaba y miraba fijo a Ignacia, quien se movía con los ojos cerrados. JEsu cansada de la lejanía se acercó a Ignacia, mejor dicho se pegó a ella y movía su cuerpo, tocaba el de Ignacia, tocaba sus muslos, su abdomen, sus brazos, sus nalgas.

Ignacia: No me tientes, que me tienes a mil.

Jesu: Eso es lo que quería oír – le mordió el lóbulo de la oreja.

Ignacia dejó escapar un inaudible quejido, dio vuelta a Jesu, la pegó a su cuerpo y se comenzó a mover de una manera muy sugerente. Tenían un vaivén de caderas, haciendo que su pelvis chocara con las nalgas de Jesu, mientras con sus manos tocaba el plano abdomen de la colegiala.

Jesu dando vuelta su cabeza y susurrándole al oído - llévame a otro lugar.

Ignacia: Ven.

Ignacia tomó de la mano a Jesu y la condujo a donde había sentido por primera vez los labios de Josefa. El lugar seguía sin nadie alrededor.

Jesu: Por fin estamos solas universitaria bonita – sonreía de una manera maliciosa.

Ignacia: Por fin puedo probar tus besos enana.- Dicho esto se acercó a Jesu, colocó sus manos en las nalgas de ésta, haciendo que sus cuerpos quedaran muy juntos. Se besaban con lujuria, era algo que ambas querían. El beso no tenía sentimiento de amor, sino que era una necesidad. Ambas emitían gemidos, con el solo hecho de besarse estaban excitadas. Jesu no se quedó atrás, e igual apretó las perfectas nalgas de Ignacia, las apretaba un tanto fuerte, cosa que más excitaba a Ignacia.

Josefa:

Todo se me fue de las manos. Todo partiendo por el baile, el alcohol, los besos … Todo se conectaba, todo tenía estaba entrelazado. Sebastián me daba alcohol y yo por querer olvidar lo aceptaba, por querer olvidar aceptaba sus besos … por querer olvidarla me movía de forma sensual. No sé a quién pretendía engañar, ella robaba mis pensamientos, mis conteneos, mis suspiros. Ella, ella, maldita sea.

Seba: Ven vayámonos de acá – apegaba a Jose a su cuerpo y le susurraba esto en el oído.

Jose: No, no quiero.

Seba: insistiendo – pero vamos, estaremos solos.

Jose: ¡Que no quiero! – le propinó un leve empujón ya que él cada vez se encontraba más cerca de su cuerpo y se largó a correr.

¡mierda, mierda y mil veces mierda! Quiero encontrar a Ignacia para irme con ella, quiero dejar atrás mis temores, quiero estar con ella.

A Josefa le costaba un poco mantenerse en pie debido a su evidente estado de ebriedad, al principio corría sin rumbo fijo, no sabía donde dirigirse. Por un momento pensó en volver a aquel lugar que había sido testigo de ese magnífico beso, lo pensó y no lo dudó, caminó hasta aquel sitio. Al llegar vio dos siluetas, de lejos no se distinguía mucho, por lo que se acercó sigilosamente, se sentía como una voyerista, pero continuó hasta lograr divisar lo que nunca pensó.

Jose: ¡QUÉ MIERDA SIGNIFICA ESTO MARÍA JESÚS?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¿QUÉ HACES CON ESTA GALLA?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! – Sus ojos estaban vidriosos, sentía como su corazón dejaba de funcionar, la vista se le nublaba, las piernas le flaqueaban, la furia hacía que apretara sus puños.

Jesu: ¡Ay! Que susto me diste hermana … - al decir esto, se separó de Ignacia, quien miraba boquiabierta la escena.

Jose: ¡ven! Nos vamos ahora. – se acerca más a donde están ambas mujeres.

Jesu: ¡No seas fome! Yo me quiero quedar.

Jose: ¡Que nos vamos! – trataba de mantener la calma, pero le era casi imposible.- y tu, ¿no dirás nada? – dirigiendo su mirada a Ignacia.

Ignacia: sí – aclarándose la garganta – Vete tú, ella – señalando a Jesu – se queda conmigo.

Al escuchar esto Josefina se dio la media vuelta y caminó hasta donde estaban los demás, llamó a su padre y le pidió que fuera por ella.

Ignacia:

¿qué he hecho? Podría jurar que vi lágrimas en los ojos de Josefa

Hace demasiado tiempo que no subía un relato, disculpen! Espero que no se lateen mucho con la historia. Acepto ideas y sugerencias :) Un abrazo a todos.