El sonido del mar. (XIII)

Conozco tu fama y tranqui que solo quiero agarrar y ya.

Le termina de enviar el mensaje, se saca su ropa, y se mete a la cama en ropa interior.

Josefa.

Mi hermanita anda bastante extraña, ojalá que se enamore de una buena vez, ya que le serviría para madurar un poco y para aprender que la vida no es llegar y agarrar (besarse) con uno y con otro. Con la Jesu cuando niñas éramos compinches (muy amigas) siempre andábamos juntas para todos lados, hasta teníamos amigas en común, pero con el tiempo comenzamos a tomar caminos distintos, a eso de los trece hasta los dieciséis con suerte hablábamos, ya que por lo visto ella me veía como una competencia ¿en qué? No sé, no bueno es que con este cambio de ciudad las cosas han mejorado bastante, ahora somos hermanas y amigas, quizás no tanto como quisiera, pero algo es algo y como dicen hay que darle tiempo al tiempo.

Josefa estaba de lo mejor tirada en su cama pensando con respecto a varias cosas y golpean su puerta.

Mamá J: Mi pollito ¿puedo entrar?

Jose: Siiiiii, obvio ma, ¡ven! – le dice muy contenta ya que no la veía de horas.

Mamá: ¿Cómo estás princesa? – la interroga ya que nota que su hija está media extraña.

Jose: Nada ¿por qué me preguntas eso?

Mamá: Pasa su mano por la cara de Josefa y le corre un mechón de pelo que estaba en su cara – Porque te noto un tanto extraña mi amor, por eso .

Jose: Nada que ver ma, quizás sea por la salida de anoche

Mamá: verdaaad, ¡cuéntame todo! ¿Pasó algo con ese guapeton que vino a buscarte? Miraba divertida a su hija

Jose: Estaba un tanto sonrojada porque se acordaba de lo que había sucedido en el baño, cosa que no le diría a su mamá – Jajaja ayer no pasó nada con él, pero hoy nos dimos un beso.

Mamá: ¡Ay hija! Que bueno, me alegro, y ¿te gustó?

Jose y su madre se reían: Jajaja mamá´, eso no te lo diré! Jajajajaa

Entre risas y palabras madre e hija se pusieron al día con las cosas que no se habían contado, ya que Constanza, la madre de Josefa se iba y volvía a casa por las grabaciones en las que estaba trabajando. Estuvieron alrededor de una hora así, juntas hablando de la vida, hasta que Constanza se dio cuenta de la hora y se fue porque su hija al día siguiente tenía clases muy temprano.

Mamá J: buenas noches mi pollito bello, te amo y que tengas un lindo día. – le da un beso en la frente y se va.

Josefa se pone pijamas que consiste en una polera vieja de José, su ex novio y un short viejo.

Estaban en un lugar oscuro, Josefa no distinguía nada, veía caras pero no sabía a quienes pertenecían, en eso un brazo aparece de la nada y la jala hasta un lugar reducido y oscuro, está con alguien más, eso lo sabe al sentir una respiración cerca de su cara, siente un aroma dulzón, aroma que en alguna otra oportunidad sintió, aroma que hizo que se le revolviera el estómago  y que se le acelerara el corazón, Josefa trató de hablar pero unos suaves dedos se posaron en sus labios y se encendió una luz, gracias a eso lo primero que distinguió fueron aquellos ojos azules que la llevaban a otro lugar, se perdió en ellos por un momento, luego bajó la mirada y vio unos labios rosados que esbozaban una sonrisa graciosa y algo tierna, mira aquel rostro que tenía algunas pecas en la nariz perfecta, luego se da cuenta de un hoyuelo en el costado izquierdo de la mejilla, era una margarita, la cual hacía que se viera mas espectacular. Ignacia, sí, era Ignacia y estaba a poco centímetros de ella, sus narices se topaban, sus labios estaban ansiosos de probar el sabor de los labios de aquella poseedora de esos ojos que la enloquecían. Josefa se dejó llevar por su corazón y se acercó medio centímetro mas, sus labios se rozaban y suena Awkward, lo que significaba que ya era hora de despertar y ducharse para ir a clases de Filosofía.

Oh mierda, hasta en mis sueños aparece. Fue lo primero que pensó cuando despertó agitada por todo lo que su inconsciente recreaba.

Buscó ropa, sacó un jeans ceñido al cuerpo, una polera blanca un tanto larga que le quedaba mas que bien ya que contrastaba con su piel bronceada, ropa interior y entró el baño para darse una buena ducha, no sin antes poner música para cantar mientras se duchaba. Ya se encontraba dentro de la ducha, con el agua corriendo por su cuerpo y comienza a sonar la canción te quiero a mi lado y se pone a cantar y bailar. Esa canción hacía que se le viniera Ignacia a la mente, por lo que procedió a cambiarla ya que no la quería pensar más, le bastaba con que fueran compañeras en todos los ramos.

Ignacia.

No, no me quiero levantar, no quiero ir a clases quiero dormir por siempre. Pensaba Ignacia mientras sonaba su alarma.

Mamá I: Gordita despierte que se le puede hacer tarde – le decía su mamá, quien se encontraba afuera de su habitación.

Igna: Sí, mami, ahora me levanto  - le grita.

Ignacia ve su teléfono para apagar la alarma y se da cuenta de un mensaje que tenía, lo abre y ve se lo había enviado María Jesús, aquella niña guapa que había conocido el día anterior, apenas lee el contenido se le dibuja una sonrisa en el rostro.

Se da una ducha, sale del baño, escoge la ropa que se pondría, pone música y se comienza a vestir, se arregló ya bastante, ya que hoy vería de nuevo a Jesu.

Mensaje Igna: Hola primor ¿cómo has amanecido? Pues espero que muy bien, ¿hoy pasas por mí  a la uni?. Que tengas un bello día, un beso gordo :*

Como ya se le había hecho un poco tarde sale apurada de su casa, y se a la universidad, en ningún momento pensó en Josefa, tan solo pensaba en Jesu, la niña que le había robado un suspiro.

Oh, alcancé a llegar, pensaba Ignacia, ya que había llegado segundos antes que el profesor. Toma asiento en la segunda fila, ya que la primera se encontraba ocupada, se pone sus anteojos, saca su cuaderno y se prepara para escuchar al profesor, porque le gustaba bastante la filosofía. Pero como el profesor comenzaba la clase pasando la lista, Ignacia estaba ensimismada, y no se percata de que alguien le hablaba, hasta que ese alguien toca su brazo izquierdo. Ignacia alza la vista para ver quien había sido y se encuentra con esos ojos medios verdosos de Josefa, quien la miraba de una manera tierna.

Ignacia: ¿disculpa?

Josefa: Te estaba hablando y como  no me respondías te toqué, disculpa – le decía un tanto apenada por la reacción de Ignacia.

Ignacia: No te preocupes, eso da igual. ¿qué me decías? – aún la miraba a los ojos, ya que no se podía despegar de ellos.

Josefa: ah claro, te preguntaba si tenías los apuntes de la clase pasada.

Ignacia: Sí ¿los quieres?

Josefa: Si no fuera mucha molestia.

Profesor Fuentealba: Ustedes dos – dice y mira hacia donde están Ignacia y Josefa.

Josefa: Nosotras – le pregunta al profesor

Profesor: Sí, a ustedes les hablo. ¿serían tan amables de guardar silencio?

Ignacia: Disculpe profesor, no volverá a suceder.

Profesor: Eso espero.

Como el profesor les había llamado la atención, ninguna de las dos dijo palabra alguna, ambas se dedicaron a escuchar atentamente todo lo que el profesor decía acerca de los sofistas y de Sócrates.

Terminada la clase Ignacia revisa su teléfono y se encuentra con un mensaje de su posible nueva conquista.

Texto Jesu: Hola guapa, amanecí muy bien y ¿sabes por qué? Porque hoy veré a las sexy de todas y pasaré por ella a la universidad para llevarla por ahí.

Texto Ignacia: ¿Ah sí? Que afortunada debe ser esa chica.

Texto Jesu: Más afortunada yo, si la logro atrapar.

Texto Ignacia: Linda.

Texto Jesu: Salgo a las doce de clases ¿a qué hora paso por ti?

Texto Ignacia: A esa hora, porque no tengo mas clases.

Texto: Entonces nos vemos ricura.

Ignacia sale de la sala para dirigirse a la otra en la que tenía clase y se encuentra con Josefa, quien la estaba esperando para hablar de los apuntes.

Jose: ¿me los prestarás?

Ignacia: ah verdaa, toma – le pasa su cuaderno – cuídalo con tu vida.

Jose: Le ofrece una sonrisa – Claro, no te preocupes. ¿ te puedo hacer una pregunta?

Ignacia: La mira divertida - ¿aparte de la que me hiciste?

Jose: Se ríe – sí aparte de esa pregunta.

Ignacia: Mm bueno, ¿qué cosa?

Jose: ¿hace cuanto haces surf?

Ignacia: Hace un par de años, es que cuando me fui a Australia practicaba un poquito.

Jose: ¿de verda? ¡Que bacán! Podríamos ir un día ¿te tinca?

Ignacia: No sé, en una de esas.

Jose: Ok.

Ambas caminaron en silencio, en un silencio incómodo.

Josefa.

No sé que le pasa, trato de ser simpática con ella y tan solo me responde con pesadeces, no se porque intento agradarle si a ella no le intereso y ella tampoco me interesa a mí, porque estaré con Sebastián y listo. Si quiere guerra, guerra tendrá, de hoy en adelante la ignoraré, porque no quiero saber más de ella, me limitaré a verla como una compañera más.

Profesora: Buenos días, vendrán unos compañeros de segundos porque les quieren dar una aviso.

Josefa no hizo mucho caso, ya que estaba leyendo los apuntes de Ignacia para luego pasarlos en limpio, en eso llegan dos hombres y una mujer.

Hombre 1: Hola chicos ¿cómo están? Les cuento mi nombre es Fernando pero me dicen guatón, nosotros tres estamos organizando una fiesta de bienvenida pa los mechones

Hombre 2: Sí, ojalá todos vayan porque la fiesta estará con todo.

Mujer: Hola, mi nombre es Camila y voy en segundo, tal como lo dicen mis compañeros la fiesta estará demasiado buena y no se la pueden perder, será en un campo alejado de la ciudad, saldrán cuatro buses de la universidad porque la idea es que vayan todos los estudiantes de psicología, para que se conozcan entre todos.

Fernando: Chicocos motívense, será este Viernes y la salida es a las cinco de la tarde, traten de ser puntuales y cada uno lleva su promo.

Tras esto, todos o la mayoría quedó entusiasmado por la fiesta que se haría para iniciar el año académico.

La mañana transcurrió normal para ambas, ninguna de las dos se dirigía la palabra, Josefa no le hablaba a Ignacia porque ésta la había ignorado e Ignacia no le hablaba a Josefa porque quería olvidarla. Pasó el tiempo hasta que llegó la hora en que Ignacia se juntaría con Jesu, se encontraba ansiosa, algo en su interior le decía que las cosas saldrían bien, quería conquistar a esa pequeña, para que la ayudara a olvidar a su hermana.

Mensaje Jesu: Estoy en el estacionamiento, te espero linda. Un beso

Ignacia pasó al baño, se miró al espejo, se aplicó labial y un poco de rímel y se dirigió al estacionamiento, cuando se para a buscar en cuál de todos los autos se encontraba Jesús, alguien le tapa los ojos y le dice holi en el oído, Ignacia se voltea y queda frente a Jesús, ambas se miran de manera coqueta e Ignacia le da un beso y un abrazo a aquella niña.

Jesu: ¡Hellowww lindura!

Ignacia: Holi Jesu

Jesu: Ya Nachi ¿estás preparada para tener la mejor tarde de toda tu vida? – la mira a los ojos tratando de ocultar aquel deseo que era casi evidente.

Ignacia: obvio que si, aunque es difícil que me sorprendas nenita

Jesu le toma la mano y la conduce a su auto – Veamos si después de todo me dices lo mismo

Ignacia: Jaja ya po, veamos.

Ambas suben al auto, Jesu se acomoda y pisa el acelerador para salir del estacionamiento y Josefa ve el auto de su hermana.

Josefa.

Qué raro, me pareció haber visto el auto de la Jesu .. ¿qué podría estar haciendo en la U? Filo, demás que son rollos míos, obvio que si es que llegó a venir fue para ver a alguna de sus amigas o algo así. Oh verda que tengo que llamar a Seba, espero que no se enoje por la tardanza.

Jose: ¿Con el hombre mas guapo? – le pregunta con voz coqueta

Seba: Sí, con él – se ríe

Jose: Jaja ricooo, ¿dónde estay?

Seba: En casa ¿y tu mujer mas guapa del universo?

Jose: Wow wow, en la U pero ya me voy ¿te tinca que salimos un ratito?

Seba: Mm, déjame consultar mi agenda

Jose: Pesaoooooooooo – Ambos se rieron.

Seba: Ya sirena, te paso a buscar en media hora más a tu casa, y después nos vamos pal cine y no acepto un no por respuesta.

Jose: ¿media hora? Ay noo .. ya, chau nos vemos.

Seba: Chau

Jose: Oyeee

Seba: ¿qué?

Jose: ricooo jiji, chau

Seba: le manda un beso y cuelga.

Jose como pudo llegó en veinte minutos a la U, menos mal no había tanto tráfico a esa hora. Llegó a su casa, dejó sus cuadernos tomó un vaso de agua y se fue, ya que Seba se encontraba afuera esperándola.

Al abrir la puerta se encuentra con Seba y una manzana verde.

Jose: ¿una manzana?

Seba: sí, jiji para que sea como un cuento de hadas

Jose: Ay loco - y rodea su cuello con sus brazos para darle un beso, a lo que Seba responde alzándola del suelo. -¿me vas a bajar?

Seba: No jijiji, te cargaré hasta el auto mi sirena hermosa.

Jose: Mm bueno.

Llegan al auto, Seba la deja dentro del auto, la acomoda y van rumbo al mal, para comer algo y luego ver una película.

Ignacia.

Esta nena si me hace sentir cosas, lo mejor de todo es que me tiene intrigada, ya que no sé a dónde nos dirigimos. Estábamos de lo mejor hablando y cantando y de la nada se saca su pañoleta que tenía en el cuello, para el auto y me dice que me lo ponga en los ojos, me constó acceder, ya que me daba cosa acceder, pero bueno, lo hice, lo mejor de todo fue sentir su fragancia, que era algo dulzona. Hablamos por harto rato, hablábamos y nos reíamos, el tiempo pasaba a paso lento, perdí completamente la noción del tiempo hasta que ella estaciona el auto, me acaricia la mejilla y me dice:

Jesu: Hemos llegado Nachi linda

Igna: ¿me puedo sacar esto?

Jesu: Aún no, quédate quieta

Igna: Mm, bueno.

Jesu se acerca peligrosamente a los labios de Ignacia, detiene su rostro a escasos centímetros de la boca de Ignacia, contempló sus labios perfectos e hidratados, se acercó aún mas, casi nada las separaba, Jesu saca su legua y la pasa por el labio inferior de Ignacia, lo que provoca que ella se estremezca. Jesu sintió algo extraño dentro de ella, era como una descarga eléctrica, tenía deseos de mas pero se contuvo. Se separó de Ignacia y se susurró al oído:

Jesu: Tus labios saben bien.

Ignacia tan solo esboza una sonrisa enorme y seguía con los ojos cerrados. Jesu baja del automóvil, se dirige a la puerta del copiloto, la abre busca la mano de Ignacia y la jala delicadamente, para que ella baje del auto. Al bajar se pone detrás de ella le quita su pañoleta y le susurra al oído, ahora puedes abrir los ojos.

Cuando abrió los ojos Ignacia no daba crédito a lo que veía, era todo tan verde, tan lindo. Estaban en un bosque nunca antes visto, los árboles eran frondosos y hacían que la luz del sol no entrara del todo, el pasto era entre verde oscuro con tonalidades mas claras.

Jesu: Dime ¿qué te parece?

Ignacia: Se da vuelta para mirarla le sonríe – me encanta.

Jesu: toma de la mano a Ignacia y comienza a correr – ven.

Ignacia: Me matarás – le decía entre jadeos.

Corrieron unos minutos, hasta que llegaron a donde estaban los árboles mas grandes.

Jesu: Ven, acomáñame.

Ignacia: bueno

Se adentraron un poco mas y se detuvieron frente a un precipicio.

Jesu: Cuando me siento mal miro el precipicio y siento una energía dentro de mí, que me dice que puedo ser libre.

Ignacia la mira la coge de la cintura y la apega a su cuerpo, ambas se miran a los ojos y se pierden en esa intensidad.

Jesu: Bésame como si no hubiera un mañana y como si nos conociéramos de toda la vida.

Ignacia: Ven.

Ignacia y María Jesús se fundieron en un beso apasionado, no hubo espacio para la timidez, era como si se hubieran conocido toda la vida, quizás el precipicio impulsaba esos deseos. Marita (así llamaban a Jesu) la besaba como si el mundo se fuera a acabar, su lengua exploraba la boca de Ignacia, era una lucha constante de lenguas para ver cual de las dos tenía el poder, los labios se movían de tal manera que el aire no entraba. De a poco sus cuerpos se apegaron mas y mas, Ignacia comenzó a retroceder para estar en un lugar más plano, la mano de Marita estaba en la parte baja de la cintura de Ignacia, y las manos de ésta se encontraban en el tonificado y parado trasero de Marita, la apegaba más a ella, la respiración de ambas estaba más que acelerada, pero de la nada Ignacia suelta y se aleja un poco de Jesús.

Jesu: la mira confundida- ¿no te ha gustado?

Igna: rica no digas eso, me ha encantado

Jesu: ¿entonces?

Igna: vamos muy rápido.

Jesu se ríe - ¿de cuando piensas así María Ignacia?

Igna: Hey qué te pasa – le dice medio bromeando.

Jesu: conozco tu fama y tranqui que sólo quiero agarrar y ya.

Igna la mira sorprendida: ¿enserio?

Jesu: Si po, mira en verda eres demasiado mina y desde que te vi me prometí que conocería tu cuerpo y te haría mía, pero mas allá de eso no, porque mm soy heterocuriosa y no me gustan los compromisos.

Igna: Ay Mari podrías haber comenzado por ahí – la toma de la cintura y la vuelve a poner en su cuerpo.

Otra vez comenzaron con la lucha de lenguas, de manos y de labios. Marita sólo quería satisfacer su deseo sexual, quitarse las ganas e Ignacia quería lo mismo, ya que Marita era demasiado mina y le gustaba.


Hellow ¿cómo están? espero que les guste esta entrega, disculpen la demora pero los momentos de inspiración son cada vez menores. Les tengo una propuesta ¿por qué no me dicen qué les gustaría que pusiera en el relato? en una de esas incluyo lo que uds quieran jiji. Un abrazo y un beso a todos esos fieles lectores que siguen esta historia de amor. ¡Que estén lindo!