El sonido del mar. (XI)

¿Qué si me gusta? Me encanta. Josefa no daba crédito a lo que veían sus ojos

Ignacia quedó desconcertada, si antes pensaba que sentía cosas por Josefa ahora se dio cuenta que algo extraño le sucedía con ella. O que algo extraño le provocaba ella.

Josefa.

Nunca pensé que podía ser capaz de hacer lo que hice, pero esta mina me descoloca ene, además ¿cómo se le ocurre ponerme a mil y luego marcharse como de la nada? No sé que es lo que pretende, pero lo que si tengo claro es que la provocaré, sí, eso haré, la dejare a mil. Quiero que me busque, quiero que solo piense en mi.

Seba: Linda por qué tardaste tanto – le decía con la voz alta, provocado por el sonido de la música.

Jose: Ah, disculpa. Ya estoy aquí – le dice esto mientras le da una tierna sonrisa.

Seba: no te preocupes

Jose: Ven vayamos a bailar – lo toma de la mano y se dirige a la pista de baile.

Llegando a la pista de baile, sonaba una noche sin ella, canción que le encantaba a Josefa y a Sebastián, Jose para sacarse de la cabeza lo que había ocurrido en el baño bailó como nunca, se apegaba al cuerpo de Sebastián y se contorneaba de una manera muy sensual, cualquiera diría que lo estaba provocando. Sebastián se movía al ritmo de Josefa, ambos se complementaban bailando. Jose en varias oportunidades se acercó a los labios de Sebastián, éste no hacía nada ya que prefería que el primer beso fuera en otro lugar, y en otras circunstancias. La música tronaba en los oídos de Josefa, hacía que bailara porque la melodía se metía por sus poros, bailaba como si se acabara la noche, como si quisiera olvidar algo, algo que ella estaba empecinada en negar.

Jose: Me dio sed – le susurra al oído mientras siguen bailando.

Seba: Voy por algo ¿qué es lo que quieres linda?

Jose: Mejor te acompaño. Dicho esto, Seba le toma la mano y se dirigen a la barra de la disco, en donde ambos piden algo de vodka con jugo redbull. Josefa le coqueteaba de una manera descarada, ya que se le había pasado la mano con el alcohol.

Seba: Hey linda, basta de copete (trago) por hoy.

Jose: Mmm ¿por qué? – le pregunta

Seba: Porque las princesas no beben tanto – esboza una sonrisa y le quita el vaso con vodka

Jose: haciendo pucheros – ya, pero vayamos a bailar.

Seba: Encantado.

Ignacia

Nunca pensé que ella fuera capaz de hacer lo que hizo. ¿Será esta la señal que espero para comenzar mi juego? En algún momento pensé que me iba a besar, aunque si no lo hacía ella, lo iba a hacer yo. Nunca nadie me ha dejado con las ganas, porque soy yo la que hace eso. Esta me las pagará, nadie deja así a María Ignacia Lavín del Valle.

Javi: Hueona, te estaba buscando por todos lados

Ignacia: Ven – la tomó del brazo y como pudieron fueron fuera de la disco.

Javi: ¿qué onda?

Ignacia: Mala onda.

Javi: Mm, ¿qué te hizo esa mina?

Ignacia: Me dejó con las ganas  mientras decía esto, sacaba de su cartera un paquetito que contenía un papelillo y un poco de hierba

Javi: Ufff, pobrecita, no sabe con quién se mete.

Ignacia: Así es, no sabe con quién se metió. Ahora necesito idear un plan. – Decía esto mientras armaba su caño.

Javi: Si quieres después te ayudo.

Ignacia: Tras darle una gran fumada a su caño – Bueno, pero ahora vamos a bailar, como sabemos hacerlo.

Javi: ¿cómo en los viejos tiempos?

Ignacia: Sí, así mismo – decía esto mientras le daba la última fumada a su caño.

Ambas entraron a la disco, Javi con un vaso con ron e Ignacia con una bebida energética, ya que con lo que se había fumado había quedado más que bien. Se dirigieron al centro de la pista de baile, esto lo hicieron como pudieron, ya que había mucha gente bailando. Una vez ubicadas en ese lugar comenzaron con la función. Ignacia y Javiera desde niñas han creado coreografías que por lo general las hacen en la intimidad. Esta vez fue distinto, apenas comenzaron a bailar, personas las observaban.

El tiempo transcurrió, el cuerpo se fue llenando de alcohol, las piernas no se movían y de maquillaje poco quedaba. Todo esos fueron los estragos de haber bailado y bebido horas y horas. Por un lado Ignacia bebía por sed, por olvidar todo con respecto a Jose y para desinhibirse más y por otro lado, Jose bailaba y bebía para olvidar lo que había pasado en la pista de baile con Ignacia, para olvidar el recuerdo de Jose, para olvidar todo.

Jose.

Tengo vagos recuerdos de lo que pasó ayer en la noche, la verdad es que recuerdo lo de Ignacia, luego recuerdo haber estado bailando con Seba, yo lo quería besar pero él no me tomó en cuenta, luego seguimos bailando y yo bebía, bebía mucho, recuerdo que las luces me molestaban que necesitaba respirar, eso fue lo último que recuerdo. Desperté porque la cabeza se me partía y porque una luz molesta llegaba a mi cara, cuando abrí los ojos me di cuenta que no estaba en mi habitación. Era un cuarto bastante amplio y bien lindo, se notaba que era de hombre. Cuando me di cuenta que podía ser de Seba, me incorporé y lo busqué con la mirada pero no lo encontré. Mire mi ropa preocupada, y me di cuenta que estaba tal cual como había salido de casa, me senté en la cama, busqué mi cartera para ver mi celular, al encontrarla me percaté de una llamada perdida de mamá, le marqué y me contestó.

Mamá Jose: Mi amor ¿cómo está esa caña?

Jose: Fatal mamá

Mamá Jose: jaja, me imagino, pero ¿te divertiste?

Jose: Sisi, ya mamá te dejo que viene alguien.

Mamá Jose: Está bien, te amo pollito. Quizás no nos veamos porque tengo que grabar.

Jose: ¿Otra vez? Ay no.

Mamá Jose: Ya mi pollo no sea así, te amo.

Apenas corta el teléfono siente que tocan la puerta.

Seba: por el otro lado de la puerta ¿se puede?

Jose: siiiii, pasa

Seba: Hola linda ¿cómo amaneciste? – le preguntaba mientras en sus manos llevaba una bandeja con jugo natural, leche y tostadas.

Jose: Mm ¿y eso?

Seba: Es para una sirena hermosa

Jose: Me pregunto ¿quién será esa sirena? ¿me das alguna pista?

Seba: pero por supuesto, ella es hermosísima y baila genial

Jose: Mm ¿alguna más?

Seba: Tiene una sonrisa que me ilumina el día y es una ternurita con patas

Jose: Pucha, aún no sé

Seba: ¿te rindes?

Jose: Creo que sí – decía esto agachando los hombros en señal de rendirse

Seba: pues esa hermosísima sirena está frente mi y tiene por nombre Josefa.

Jose: Lindo.

Seba: ¿qué me dijiste?

Jose: Lindo, lindo. Gracias por todo.

Seba: Linda no digas eso, ahora come que lo necesitas.

Jose: Hablando de eso, perdón.

Seba: ¿por qué?

Jose: Por todo lo que sucedió anoche, no siempre me comporto de esa manera.

Seba: No te preocupes.

Ignacia.

Ay maldita alarma que me caga la vida, uh, estoy sólo con ropa interior y a mi lado está Javiera, ambas estamos en igualdad de vestimenta. ¿Habrá pasado algo entre nosotras?, no, no creo. Con suerte me acuerdo de cómo llegamos, si no es por el pololo de la Cata no llegamos, menos mal nos trajo, es tan tierno. Amo a esa pareja, son tal para cual. Recuerdo que bebí como loca y bailé de manera desenfrenada. Tengo un vago, pero vago recuerdo de haber besado a alguien, pero ¿quién habrá sido? Mm, creo que bailé con un mino (hombre) que estaba como quería, demás que pinché con él.

Igna: Mi amor despierta – le dice en el oído a Javiera.

Javi: Ay no jodas.

Igna: Hueona tienes clases.

Javi: Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, ¿por qué no me despertaste antes? – le preguntaba con el ceño fruncido.

Igna: Amiga, vengo recién despertando, agradécele a mi alarma.

Javi: ay si amiga bonita, gracias. – tras decir eso queda mirando a Ignacia.

Igna: ¿qué me ves? –

Javi: Veo tu cuerpo, estay harto buena, si no fueras mi amiga te llevaría al cielo ahora mismo – le decía esto coquetamente.

Igna: ¿ah si? – Levantaba una ceja – pues llévame al cielo.

Javi: Ahora no que llegaré atrasada.

Igna: Deja de mentir, si sé que no te la puedes conmigo nena.

Javi: Si serás tonta, por eso te amo. – le decía mientras recogía su ropa y se comenzaba a vestir.

Igna: Negra, saca ropa mía, mira que es un crimen ponerse dos días la misma ropa.

Javi: ay por eso te amo! ¿puedo ponerme lo que quiera?

Igna: Apura que estoy que me arrepiento.

Javi: yaya, listo.

Tras vestirse Javiera tomó sus cosas y se fue a la universidad, ya que tenía clases. En eso, Ignacia comienza a recordar todo lo que había pasado la noche anterior, más bien recordaba todo lo que había ocurrido en el baño, todo lo que le había hecho sentir Josefa, que con tan solo tocarla hacía que Ignacia estuviera a mil. Se cuestionaba cómo una persona que con suerte conocía la podía poner así, buscaba la respuesta en su cabeza pero no la encontraba, le era muy difícil responder a esa interrogante. Como quería olvidarse de todo, Ignacia se puso traje de baño, tomó un traje de agua que tenía guardado, fue hacia el garaje, sacó una antigua tabla de surf que tenía y se fui hasta la playa, todo el trayecto se dejó llevar por la música que tenía puesta, que era algo de Florence and the machine. Cuando llegó a la playa estacionó el automóvil, pero se dio cuenta de que pese a que era día de semana la playa estaba con gente, por lo que decidió ir a una playa que quedaba a las afueras de la ciudad, una playa que por lo general se encontraba vacía.

Apenas llegó bajó la tabla, se sacó el vestido que llevaba puesto, se puso el traje de agua tomó la tabla y comenzó a correr hasta la orilla del mar, al llegar ahí apreció aquella majestuosidad, dejaba que el aroma a sal se impregnara en su nariz, que el leve viento le alborotara sus cabellos y que su respiración fuera más pausada. Transcurrido un tiempo Ignacia se adentró al mar con la tabla en la mano, cuando el agua le llegaba un poco más arriba de la rodilla se subió a la tabla y comenzó a bracear hasta llegar mas adentro, una vez estando a mas profundidad, se dedicó a esperar la ola perfecta, estaba sentada en su tabla mirando hacia el horizonte.

Josefa.

Seba: Sirena hermosa, te tengo una sorpresa.

Jose: ¿Otra más?

Seba: así es, otra mas – le decía esto mientras retiraba la bandeja de la cama

Jose: Wow, ¿no será mucho en un día?

Seba: Nunca es suficiente, mira ahí está el baño – apuntaba a una puerta en la parte izquierda del cuarto – hay toallas para que te des una ducha y salgamos a que te muestre la sorpresa.

Jose: Eres un sol ¿lo sabías? Esbozaba una sonrisa gigante

Seba: hermosa tú lo eres, voy a preparar todo, cuando estés lista sales del cuarto y bajas la escalera, te estaré esperando.

Jose: No tardaré lindo.

Al terminar de hablar Seba se fue a lavar la loza y preparar las cosas que comerían, ya que la sorpresa que le tenía Seba a Josefa era hacer un picnic en un lugar muy especial. Mientras él preparaba todo, Josefa se duchaba de lo más cómoda, tardó lo menos posible. Cuando entró al baño se dio cuenta que Seba era bastante ordenado con sus cosas. Al estar lista, siguió la instrucción que le había dejado Sebastián, bajó las escaleras y vio una sala de estar muy amplia, en donde se encontraba Seba mirando un partido de rugby.

Jose: Carraspeo – Hola

Seba: Hola hermosa ¿estás lista?

Jose: Sip, estoy lista.

Seba: Entonces nos vamos

Jose: ¿Me dirás a donde vamos?

Seba: Es una sorpresa – se ríe - ¿lo habías olvidado?

Jose: Malo.

Llegaron al automóvil, Seba le abre la puerta a Josefa para que esta entre, una vez montados, Josefa mira a los asientos de atrás y se da cuenta que había una canasta.

Jose: ¿Qué es eso?

Seba: ¿qué cosa?

Jose: Esa canasta.

Seba: Ah, nada, no sé – dijo esto en un tono despreocupado.

Sebastián conecta su ipod a su coche, comienza a sonar algo de Manu Chao a lo que ambos comenzaron a cantar, el viaje transcurrió entre cantos y risas, Josefa no entendía a qué lugar la llevaba, se daba cuenta que se estaban alejando de la ciudad, pero no tanto. Cuando le quiso preguntar recordó lo que había dicho Seba, que era una sorpresa. Josefa cerró por un instante los ojos y cuando los abrió se dio cuenta que el coche se encontraba estacionado, al parecer habían llegado.

Seba: ¿te gusta lo que ves?

Jose: ¿Qué si me gusta? Me encanta. Josefa no daba crédito a lo que veían sus ojos, era una playa con arena clara y fina, era mas de un kilómetro de pura arena, tenía unas dunas, estaba limpia y se notaba que no iba mucha gente ya que se encontraba bajo unos árboles, a decir verdad estaba bien escondida. Tenía unas olas hermosas, todo ahí era perfecto.

Seba: Siéntate si quieres – le dijo ya que tenía que ir a buscar la canasta para preparar el picnic.

Seba se fue al carro, tomó la canasta, caminó hacia donde se encontraba Josefa, tendió el mantel que había llevado y comenzó a sacar la comida. Era un surtido de frutas, había un kutchen, jugo natural y salsa de chocolate.

Jose: wow, pero ¡Qué ven mis ojos! Te pasaste, es lo mejor que me pudieron haber hecho.

Seba: Se encontraba feliz, ya que quería en ese momento que se dieran su primer beso – A disfrutar linda. Pero antes ven – le dijo extendiéndole la mano derecha.

Josefa tan solo tomó la mano de Seba, éste la acercó a su cuerpo, y en una maniobra rápida la tomó en brazos y la cargó hasta la orilla, en donde la bajó y la miró fijo a los ojos.

Seba: Ehh, yo yo, tu me gustas – estaba tan nervioso que las palabras con suerte le salían.

Jose: Lo sé, tu también me gusta – le regaló la mejor sonrisa, para que Seba sintiera la confianza necesaria para continuar.

Seba: Le tomó cuidadosamente la barbilla - ¿puedo?

Josefa solo le dio una sonrisa y Seba se acercó a Josefa, estaban a escasos centímetros y Seba le dio un beso en la nariz, luego bajó un poco mas y posó sus labios en los labios de Josefa, ya que se moría por sentirlos. Ambos se dieron un beso tierno, sin prisa, todo estaba a su favor, el ambiente que se había creado, todo.

Cuando se separaron Seba le dio un beso en la frente y la abrazó, hizo otra maniobra y la cargó hasta llevarla a donde se encontraba el picnic.

Jose: Te quiero – le dijo

Seba: Eres lo mejor que me ha pasado.

Mientras ambos comían y reían, Josefa estaba sentada de tal modo que podía contemplar el mar, estaba feliz por todo lo que había sucedido y de la nada se da cuenta de un punto negro con rosado en una ola gigante, se para y corre hacia la orilla para mirar mejor y se da cuenta que era una chica que estaba sobre la ola, haciendo buenas maniobras, por un movimiento mal ejecutado se cae, sin duda era una fea caída. Josefa quedó con la gran intriga de no saber de quién se trataba. De la nada volvió a recordad a Seba, quien la miraba con cara de no comprender nada y se va corriendo hasta donde se encuentra él.

Jose: Perdón lindo, es que vi a alguien en una ola y me causó curiosidad – le ponía una cara de niña buena.

Seba: Te perdono sólo si me das un beso

Jose: Yo encantada – terminó de decir eso y se acercó a Sebastián para besarlo.

Ignacia.

Hace tanto tiempo que no me subía a una tabla, ¿serán unos dos años? Hasta quizás puede que sea mas tiempo, pero la felicidad que tengo ahora era la misma que tenía antes, por lo visto no olvidé todo lo que aprendí en mi semestre en Australia, traté de montar varias olas, pero ninguna era la indicada, así que estuve un buen rato esperando a que se formara mi ola. Cuando se formó pude sentir una adrenalina enorme, la monté, estuve un buen rato arriba, hice una que otra maniobra, pero en un momento me descuidé y caí, me costó un poco salir, pero al hacerlo me di cuenta que ya era tiempo de salir. La verdad es que perdí la noción del tiempo y por la tarde tenía varias cosas que hacer. Me volví a montar en la tabla y me dejé llevar por las olas ayudada con mis brazos. Cuando estaba llegando a la orilla, divisé dos siluetas, una era de un hombre y la otra de una mujer, sin duda alguna se estaban besando. Me desabroché el traje de agua, para sacarme la parte de arriba, ya que me sentía algo incómoda, quedé en bikini para arriba y traje para abajo. Tomé mi tabla y caminé hacia donde había dejado mi jeep. Iba a unos cuantos metros de donde se encontraba la pareja y mi corazón comenzó a palpitar de una manera más rápida. Me seguí acercado a donde se encontraban ambos, ya que el jeep estaba un poco más arriba, alzo la vista y no daba crédito a lo que veían mis ojos. Estaba Josefa besando de una manera muy entre apasionada y tierna a el pelmazo ese. Cuando terminaron de besarse, Josefa mira para donde estaba yo, lo peor es que estaba a unos escasos pasos, el pelmazo me vio y me saludó.

Seba: Hola Ignacia – dijo de manera muy amable.

Ignacia: Hola Seba ¿cómo estás? – traté de sonar sincera.

Seba: Muy bien y tú?

Ignacia: No tan bien como tu – dijo esto y luego se rió. ¨Por cierto, hola Josefa.

Seba: jajaja, bueeeee

Josefa: Hola Ignacia – le dijo esto bajando la mirada

Ignacia: Los dejo lindos. Chau.

Seba: Chau.

No lo puedo creer, ayer me provoca de una manera descomunal, y ahora está con él. Además se encontraba con la misma ropa de ayer en la noche, quizás durmió con él. No sé por qué tengo estos pensamientos, si a mí ella no me importa, no me interesa. Es sólo una más, es muy mina (linda) pero no me interesa, puedo tener a quien quiera con tan solo chistar los dedos.


Hellow, espero que disfruten, para la próxima la hago mas larga. Un beso