El sonido del mar. (IX)
¿me dejarás con las ganas?
Josefa: eh, hola.
Josefa.
No lo puedo creer, la verdad es que aún estoy impactada por todo. Cuando me iba a despedir de Ignacia de manera accidental nos pasamos a dar un beso en la comisura de los labios, y sentí una especie de descarga eléctrica que recorrió todo mi cuerpo, tan solo una vez me había pasado eso. Pensé que nunca más lo volvería a sentir pero me equivoqué. Como estaba tan avergonzada por lo que había sucedido tan solo caminé hacia mi auto y me sumergí en mis pensamientos. Conduje hasta mi casa pensando en ella. Al llegar, decidí cambiarme de ropa e ir a dejar a mi guatón a clases y de paso también llevaba a la Jesús porque me quedaba cerca del colegio de Min. El trayecto fue en silencio, porque la Jesu iba amurrada y mi guatón semi dormido.
La Jesu es un año menor que yo, se encuentra en su último año de colegio, algunas personas piensan que somos parecidas pero la verdad es que no. El color del cabello se nos puede parecer, pero los ojos de ella son color cielo y su piel es canela. Además ella en comparación mía practica skate, hockey y es porrista. Su carácter es mucho mas fuerte que el mío, esa es una de las grandes diferencias que tenemos, pero pese a todo la amo porque es mi hermanita.
Llegamos al colegio de la Jesu, y la esperaban unas niñas, se reunió con ellas y se fue, cuando desapareció de la entrada fui a dejar a mi guatón. Cuando cumplí ambas tareas como me quedaba un tiempo libre decidí ir a la playa, pero esta vez no a practicar, ya que no tenía el tiempo suficiente. Iba feliz, algo ida, pero feliz, todo hasta que me aparqué y a lo lejos divisé dos figuras que se encontraban sentadas sobre la arena, una se me hizo familiar y la otra no, ambas eran figuras de mujeres. Cuando me disponía a abrir la puerta para bajar un rato, me doy cuenta que ambas siluetas se funden en un beso, me quedé pegada a la imagen que veía, y me percaté que era Ignacia quien besaba a otra chica. Esta escena me chocó de sobremanera, lo peor de todo es que no sé porque, en fin. Tras ver la escena me fui en dirección a la universidad, pese a que aún quedaba harto para que comenzara la clase preferí irme de ahí, no quería seguir viendo. Al llegar a la universidad, me encontré con Sebastián, quien tenía otra clase, cuando lo vi, él corrió a donde estaba y se escondió tras un tacho de basura, ya que juraba que yo no lo había visto, cuando iba pasando por el lado del tacho, el sale de ahí y me dice “boo” es tan tierno, juraba que me iba a asustar. Cuando me hizo eso, me limité a sonreír y a fingir que me había asustado. Las personas que pasaban por el rededor de nosotros se reían o miraban de manera extrañada.
Seba: Te asusté? – me preguntaba mientras me miraba con una carita tierna
Jose: claro! Casi me da un infarto
Seba: wuhu, lo logré .. creo que esa era mi venganza sirena linda
Jose: No me piropee tanto caballero, que no respondo.
Seba: ¿ah, la señorita no responde?
Jose: Jiji, no respondo. – le dije esto mirándolo de manera coqueta, humedeciendo mis labios y jugando con un mechón de mi cabello.
Seba: sirena linda, sirena del océano, sirena del mar
Josefa lo interrumpe y se para en puntitas de los pies, se acerca al rostro de Sebastián, queda a unos escasos centímetros de él y me da un beso en la nariz.
Seba: Upa, si me responde así prometo tentarte todos los días – le decía esto mientras le regalaba su mejor sonrisa.
Jose: Te cobraré la palabra bombón eh, un beso que de lo contrario llegaré tarde a clases. – le decía esto de manera aún coqueta.
Seba: chau sirena, ¿paso por ti después?
Jose: No gracias lindo, ando en auto. Pero si quieres podríamos salir por la tarde
Seba: Tengo que ver, cualquier cosa te aviso. Un beso – le dijo esto dándole un tierno beso en la frente.
Cuando Josefa entró al salón se percató que pocos asientos quedaban desocupados, por lo que se sentó en la primera fila, ya que le gustaba poner atención. De a poco el salón se fue llenando e Ignacia no aparecía, y el único asiento adelante que iba quedando vacío era el que estaba junto a ella.
Josefa: Quizás se demora porque está estudiando la anatomía de su amiguita – pensaba mientras miraba su cuaderno. Cuando alzó los ojos se dio cuenta que Ignacia se encontraba a su lado y la saludaba.
Ignacia: ¿cómo estay?
Jose: Bien.
Jose: No le hablaré, quiero cortar toda comunicación con ella, no puede ser que ayer la haya visto con un mino (hombre), hoy nos rosamos los labios y tras un rato la veo con una mujer, esto es mucho. Es una promiscua por lo visto.
Ignacia: Que raro que el profesor aún no llegue. – le intentaba meter conversa a Josefa
Jose: Mmh
Ignacia.
Ignacia: y a esta qué bicho le picó?, hace unas horas estaba tan tierna y simpática y ahora nada, me contesta con monosílabos o de mala manera. No sé que pretende, si quiere desconcertarme lo logró. Pero filo, no las pescaré ( no la tomaré en cuenta).
La hora transcurrió de manera lenta, ya que el profesor tardó un poco en llegar y Josefa no le hablaba ni la miraba. Por lo tanto, Ignacia al estar aburrida comenzó a textiarse con sus amigas.
Texto Ignacia: Hola hermosa, me gustó harto sentir hoy tus labios.
Texto Florencia: Primor, cuando quiera no más. Usted sabe que estos labios son tanto tuyos como de mi novio.
Texto Ignacia: Me gusta saber eso, ¿te parece si hoy nos juntamos y terminamos lo que comenzamos por la mañana?
Texto Florencia: Me encantaría, pero quedé con Simón. ¿lo dejamos para la otra?
Texto Ignacia: Bueno linda, para la próxima :) Hey, presta atención en clases jaja.
Texto Florencia: sisisi, chau un beso.
Ignacia: Ag, menos mal la hora terminó. Entregamos el trabajo y ni me miró, esto de verdad me tiene mal. Tengo deseos acumulados y mas encima ella ni me mira, no me pesca.
Texto Joaquín: Preciosa, ¿te veo hoy? – cuando Ignacia lo leyó se le iluminó la cara, ya que necesitaba estar con alguien.
Texto Ignacia: Sí lindo, salgo a las 14 hrs. ¿pasas por mí?
Texto Joaquín: eso ni se pregunta.
Terminada la clase tenían otra, pero esta era una clase que no habían tenido antes y era Emprendimiento y Liderazgo, una clase que por lo que decían los demás era bastante aburrida ya que era como para rellenar la malla curricular de la universidad.
Cuando Ignacia llegó al salón en donde se impartiría la clase se percató que se encontraba ahí una de sus conquistas.
Desconocida: Hola Ignacia, tanto tiempo – le decía esto de manera coqueta.
Ignacia: Hola Bego ¿cómo estay? – dijo esto mientras la miraba a esos ojos color cielo.
Begoña: bien, pero ahora que te veo mucho mejor, por lo visto seremos compañeras.
Ignacia: Así parece, ¿te cambiaste de carrera?
Begoña: Así es, no me gustó mucho derecho, así que opté por psicología. Ahora me da gusto haberme cambiado.
De lejos se notaba que Begoña le coqueteaba de manera descarada a Ignacia. Begoña tenía veinte años, medía 1.75 cabello castaño oscuro ondulado, su piel era color blanco, sus labios eran finos, su nariz hacía juego con su todo. Ella fue una de las primeras conquistas que tuvo Ignacia. Cada vez que se encontraban en alguna fiesta pinchaban (se besaban) ya que sus cuerpos se atraían. A Ignacia sus amigas la molestaban, ya que Begoña era muy deseada y mayor que ella. Desde que estuvieron juntas, Begoña siempre ha intentado tener algo con Ignacia, la cual se ha rehusado de una manera muy sutil.
La clase no fue tan aburrida como lo decían sus compañeros de segundo, fue algo dinámica, ya que el profesor hizo que cada alumno se presentara. Ignacia estaba sentada al lado de un desconocida y de Begoña, mientras que Josefa se encontraba frente a Ignacia. Cuando le tocó el turno a Begoña de hablar dijo.
Begoña: Mi nombre es Begoña Del Río, tengo veinte años, antes estudiaba derecho. Lo que espero de este ramo es que me guste y me sirva de algo. Me encanta bailar y disfrutar con amigos. Me va mucho salir a recorrer, soy algo aventurera y me gustan los desafíos. – Esto último lo dijo mirando de reojo a Ignacia.
Profesor: Muchas gracias Begoña.
Ignacia: Al darse cuenta de que era su turno, miró de manera fija a Josefa y dijo: Hola, mi nombre es María Ignacia Lavín, soy la mayor de seis hermanos, desde siempre quise estudiar psicología. Amo el mar y disfruto con la música, me gustan las cosas sencillas. Amo estar con mi pulga, que es mi hermanita chiquita y salir con mis amigas a divertirme por ahí. Lo que espero del ramo es que pueda potenciar mis aptitudes de líder. – lo último lo dijo mirando al profesor.
Profesor: Mucho gusto Ignacia.
Varios compañeros hablaron, como aún no le tocaba a Josefa, Ignacia coqueteaba con Begoña. Cuando le tocó el turno a Josefa, Ignacia guardó silencio y se concentró en mirarla.
Josefa: Hola, mi nombre es Josefa Echeverría, soy nueva en esta ciudad, me mudé acá porque puedo practicar de manera libre el surf que es mi pasión, el cual me ha llevado a conocer varios países representando a mi país. Me gusta la playa, encontrarme con la naturaleza, disfrutar con mi familia y con mis cercanos cada momento de mi vida. – todo esto lo sosteniéndole la mirada a Ignacia. Y lo que espero del ramo es que pueda aprehender todos los aprendizajes que nos pueda enseñar para así en un futuro no muy lejano poder implementarlos en mi diario vivir.
Profesor: Muchas gracias señortia Echeverría.
Las presentaciones siguieron por lo que la clase en parte estuvo dinámica.
Josefa.
Apenas entramos al salón, se acerca una tipa a Ignacia, era un tipa bien regia, no lo voy a negar y lo peor es que se notaba ene que le estaba coqueteando. Cuando comenzaron las presentaciones y le tocó el turno a Ignacia, noté que todo el rato me miraba de manera fija a lo que yo por supuesto le mantuve la mirada, porque no le demostraré flaqueza, ella no me la ganará. Cuando me tocó hablar, la miré, y ella me mantuvo la mirada, cuando sentía su mirada fija en mi sentía que una electricidad me recorría, que algo extraño había en la atmósfera.
Lo bueno era que tras esa clase de Emprendimiento no tenía mas clases, lo que significaba que podía salir tranquila con Seba.
Texto Josefa: Hola lindo ¿estás en clases?
Texto seba: No, recién salí, y tú sirena de los veinte mares?
Texto Josefa: ¡Voy saliendo! Nos juntamos en la escalera en cinco minutos mas.
Texto Seba: Ya linda, te veo ahí.
Josefa guardaba sus cosas en su cartera, miraba el piso porque iba pendiente de su teléfono y choca con alguien, al alzar los ojos se dio cuenta que era Ignacia con quien chocó, sus cuerpos estuvieron juntos y ambas sintieron esa descarga eléctrica que hace rato venían sintiendo. Se miraron de manera fija los ojos, la una se perdió en los ojos de la otra.
Al salir del trance, Josefa siguió con su caminata, ya que no le apetecía cruzar palabra con Ignacia.
Llegó luego de unos minutos a la escalera en la que habían quedado con Sebastián, cuando ella se disponía a tomar asiento para esperar, siente que alguien le tapa los ojos, ella se dio vuelta con los ojos cerrados y puso sus manos alrededor del cuello de la persona que se suponía que era Sebastián.
Ignacia: Pero que buen recibimiento, no sé porqué me has ignorado. – Se susurró esto en el oído, se separó y le dijo – ten, te hablaba para pasarte esto – dijo mientras extendía sus manos para pasarle un par de aros que había dejado Josefa en casa de Ignacia.
Josefa: Gracias.
Ignacia no le dio tiempo a que Josefa le respondiera, ya que no le interesaba lo que éste tenía que decir, se alejó caminando de manera acompasada junto a esa niña que le coqueteaba en clases.
Sebastián: En qué piensas sirena querida
Josefa saliendo del trance – en nada
Sebastián: ¿qué haremos hoy?
Josefa: No me siento muy bien, creo que hoy lo pasaré en casa. Si quieres puedes ir a tomar once
Sebastián: si eso quieres .. a qué hora quieres que vaya
Josefa: Mm no sé, tipo ¿siete?
Sebastián: bueno, ¿permites que te acompañe hasta tu auto?
Jose: Obvio que si – dijo esto entregándole una enorme sonrisa.
Ambos caminaron hacia el estacionamiento, cuando se acercaron al automóvil de Josefa, Sebastián le besó la frente, la abrazó y se dirigió hacia donde estaba su coche.
Josefa se fue a su casa, lo único que quería hacer era nada, descansar, despejar la mente. Cuando llegó a casa se percató que se encontraba sola, por lo que se dirigió hacia su cuarto, el cual se encontraba en el segundo piso de la casa, era bastante amplio, estaba adornado con muchas imágenes de Josefa y sus amigas y sus familiares, habían tres tablas de surf, además de varias medallas. Apenas llegó, se sacó la ropa y se acostó bajo el plumón, al poner su cabeza sobre la almohada se quedó dormida. Tuvo un sueño profundo.
Ignacia.
Al final cancelé la salida con Joaco, porque preferí aceptar la invitación que me había hecho Begoña. Quería recordar qué era lo que hacía que cada vez que nos viéramos termináramos en lo mismo. Bajamos hasta donde se encontraba el estacionamiento, cada una se fue en su auto, y nos juntamos una hora mas tarde en el centro comercial, de ahí nos fuimos en mi jeep a una cabaña que tenía Begoña cerca de la playa, la cual estaba vacía porque nadie la ocupaba. Apenas entramos a la cabaña, Begoña me acorraló contra la puerta de entrada, puso su muslo entre medio de mis piernas, subió mis brazos y me comenzó a besar con desespero. Nos fundimos en un beso cargado de emociones diversas, nuestras lenguas tenían una lucha constante ya que no seguían un ritmo. De a poco caminamos hasta llegar al comedor principal en donde sólo había un colchón en el piso. Me tiró con brusquedad y se acomodó sobre mi. Besaba mi cuello, pasaba su lengua por mis labios, juagaba con mi vientre, me acariciaba mis brazos desnudos. Todo iba tan bien hasta que sonó mi teléfono.
Ignacia: Disculpa linda, debo contestar.
Ignacia: ¿Aló? – dijo esto un poco agitada.
Cata: Hueona, tenemos carrete (fiesta) en un rato mas, y haremos la previa en mi parcela. Te quiero acá en media hora mas.
Ignacia: Pero si apenas son las cuatro de la tarde
Cata: Sí, por eso te quiero temprano, más vale que te apures.
Ignacia: Está bien, allí estaré. Nos vemos.
Cata: ah, y trata de fingir mejor que estás bien jajajaja.
Ignacia: Idiota.
Ignacia: Linda, me ha encantado esto y tengo mil ganas de seguir contigo, pero el deber me llama.
Begoña: ¿me dejarás con las ganas? – decía esto con cara de frustración.
Ignacia: Acercándose a Begoña – creeme que también he quedado a mil, pero dentro de la semana concretamos lo que dejamos acá – apenas terminó de decir esto, se acercó al cuerpo de Begoña, acercó el cuerpo de Begoña a ella, la besó con deseo, le mordió el labio inferior y bajó las manos hasta las nalgas de Begoña, apretándolas.
Begoña: No sigas.- decía esto entre jadeos.
Ignacia: tienes razón – dijo dejándola ahí.- Nos vemos, tras decir esto salió de la cabaña.
Ignacia cuando salió de la cabaña se arregló su cabello, se acomodó su blusa y caminó hacia su jeep para ir a casa a cambiarse y luego ir a donde su amiga.
Tiempo después.
Ignacia: Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Cata: wow, pero que guapa que andas.
Ignacia: No mas que tu linda – tras decir esto le dio un pico en los labios, ya que todas se saludaban así.
Catalina pese a ser una hija de papi, no era de las típicas. Era alta, pero no tato como Ignacia, de un buen cuerpo por herencia de los genes de sus progenitores, su cabello era color rojizo y sus ojos azules con un poco de verde, tenía algunas pecas en la cara y en los hombros, de sonrisa fácil, amaba ayudar a los demás, era una excelente amiga y consejera, estudiaba literatura porque su sueño era escribir un libro como su mamá, tenía una relación de años con Pedro Pablo, ambos eran el uno para el otro, ya que tenían intereses comunes. Era divertida y le encantaba divertirse con sus amigas, si era posible bailaba toda la noche. Nunca en todas las innumerables oportunidades ha engañado a Pedro Pablo.
Cata: Tenemos que esperar a las demás niñas para poder ir, Pedrito nos espera con sus amigos. Parece que nos vamos de mambo a otro lugar nena.