El sonido del mar. (III)

Y la historia continúa.

Ignacia.

Llegué a mi casa, me fui a mi cabaña para darme una ducha ya que no había alcanzado a dármela cuando llegué de la playa por la mañana.

Me la di pensando en quien habrá sido esa niña que entro al mar justo cuando iba saliendo. Se notaba tan segura de si misma que me llamó la atención.

La verdad es que cuando me preguntan con respecto a mi sexualidad la defino como “hetero-curiosa” ya que hay varias mujeres que me llaman la atención y por lo general las consigo jajaja. A veces me siento bendecida con tanta belleza. Sé que pecaré de soberbia pero tengo todo lo que quiero. En este momento estoy saliendo con un chico, y debo decir que es uno de los más guapos y cotizados del sector. Su nombre es Joaquín es de un cuerpo atlético, está más que marcado, es el sueño de toda mujer. Todos dicen que somos la pareja perfecta, ya que ambos somos guapos. Pero la verdad que en este momento no sé si quiero seguir con él. Tengo ciertas dudas.

Oh, las niñas están por llegar y yo aún no me visto, jaja. No quiero que se enojen, mejor me apresuro. Mm, creo que me pondré un bikini pequeñísimo para poder broncearme bien, este conjunto color crema que hace que mi piel se vea más linda, esto acompañado de un short corto pero cómodo unas zapatillas y una remera a tiritas.

(Mientras tanto)

Cata: Pucha la Igna que es demoronaaaaaaaaaaaaaa

Javi: J aja ja así es, mas le vale que se apure

Ignacia: Hey las oí, me estaban pelando. Oh, tocan la puerta. Catita linda podrías abrir? – mirándola de manera tierna.

Cata: Ya oh, está bien. Sólo para que no digas que no te quiero. – abre la puerta

Tere: Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa – dice esto de manera efusiva dándole un abrazo y un beso en la mejilla a cada una de las que se encontraban en casa de Ignacia.

Javi: ahora sólo falta la Flo y estaríamos listas para una rica tarde de playa.

Tere: Le mandaré un whats app para saber donde viene.

Todas: buena ideaaaaa

Tere texto: Negra ¿dónde vení?

Flo texto: Estoy casi afuera, ábranme

Tere: dice que le abran

Todas miran a Javi para que abra la puerta.

Javi: ya está bien, yo la abro. No se preocupen – dice estas últimas palabras de manera apenada.

Flo: Holaaaa linduras ¿me extrañaron mucho? – dijo en un tono efusivo abrazando a cada una de sus amigas.

Ignacia: Si, te morí todo lo que te extrañamos jajaja. Ya, mejor vayámonos moviendo para alcanzar el sol.

Josefa.

Seba me ha dejado gratamente sorprendida, hace mucho que no compartía con alguien que tuviera gustos de música similares a los míos. A decir verdad el único ha sido el Jose…

Seba: Hemos llegado linda.

Jose: Oh, que hermoso ¿dónde estamos?

Seba: En mi lugar preferido, este es mi pedacito de cielo y lo quiero compartir contigo Jose.

Jose: ay que lindo Seba. Haces que me sonroje.

Sebastián la llevó a una playa alejada de la ciudad que estaba rodeada de arbustos y árboles inmensos, tenía una duna gigante de arena, era un lugar acogedor y calmado.

Seba: Y dime Jose ¿qué me cuentas de ti?

Jose: Mm mejor dime qué es lo que quieres saber, así te respondo – le dijo esto con una sonrisa en los labios.

Seba: Mm pues a ver ¿estás de novia?

Jose: Eh – se le cambiaron los ojos al pensar en Jose, ya que le bajó la nostalgia. – La verdad es que no, mi único novio importante falleció hace un tiempo.

Seba: Oh, disculpa, no sabía .. – Jose lo interrumpe.

Jose: Vale que no importa, era imposible que lo supieras.

Seba: Hey linda, que rápido se ha pasado la hora. ¿Te parece si nos vamos? Que quedé con mi hermanito.

Jose: Mirando su reloj – oh, tienes razón tres horas pasan volando.

Ignacia.

Todas iban en el jeep de Ignacia, que era un regalo de sus padres. Iban cantando y bailando una canción muy pegajosa y movida. En lo que un semáforo las hace parar se encuentran con el coche de Josefa, coche que iba manejando Sebastián. Ignacia al ver la escena de Josefa y Sebastián en el mismo automóvil, hace que casi se le llene de rojo la cara. Miró hacia el lado, y pisó el acelerador, haciendo que las chicas se percataran de que algo extraño sucedía.

Pese a que todas se dieron cuenta ninguna dijo nada, ya que todas conocían el genio de Ignacia. Al llegar a la playa bajaron con sus cosas y se acomodaron en un lugar en donde llegara el sol.

Cuando todas estaban tomando sol Javiera dijo.

Javi: Igna, sé que te enojarás, pero ¿qué onda?

Ignacia: haciéndose la loca, ya que sabía a qué venía la pregunta - ¿con qué?

Javi: Con tu reacción de hace un rato.

Ignacia: ah, pues no sé.

Javi: si no te conociera quizás te creería, pero te conozco, a mi no me engañas.

Ignacia: Me dio calor, me iré al agua. – Pese a que quizás se zafó del incómodo momento, sabía que no siempre podría evitar responderle a Javiera.

En lo que Ignacia se mete al agua, comienza a nadar, nada hasta donde se encuentra una claraboya, cuando para ahí para descansar y poder sentarse a meditar se da cuenta de que ahí estaba su misteriosa chica. Con un bikini que hacía que su cuerpo se viera (de lejos) espectacular. Ignacia solo entrecerró los ojos y se subió arriba de la claraboya.

Josefa.

No sé por qué estar con Sebastián hace que recuerde al Jose. Menos mal me dijo que tenía cosas que hacer, porque me sentía un poco incómoda estando sola con él. Lo primero que hice al llegar fue ir a ponerme traje de baño para ir al mar un rato. Necesito despejarme.

En el camino solo pensé en lo linda que estaría la playa. Al llegar, bajé mi tabla y me saqué la ropa arriba, para bajar sólo en traje de baño. Ya que lo único que quería era llegar luego al mar. Cuando iba caminando por la arena, veo a cuatro niñas tomando el sol y me fijo en una, ya que su rostro se me hacía familiar. Ella vio que la miraba y me sonrió, a lo que yo le devolví la sonrisa.

Cuando iba entrando al mar, me doy cuenta que una chica se estaba subiendo a una claraboya. Qué raro, por lo visto hay alguien que disfruta de esta paz tanto como yo. Me pude adentrar al mar tras un largo rato de braceadas, sólo me dedicaba a esperar la ola perfecta, estuve mucho tiempo en la tabla esperando el momento indicado.

Después de un tiempo pude montar la ola perfecta era simplemente grande y potente. Iba tan bien hasta que falló mi coordinación y caí.

Ignacia.

Creo que estar aquí es lo mejor, es el único lugar en donde puedo pensar tranquilamente. Oh, veo que la chica se acerca. Mejor dejaré de mirarla, no quiero que lo note.

Transcurrió un lapso de tiempo en el que mantuve los ojos cerrados. Al abrirlos me doy cuenta que la chica de la tabla estaba cerca de mí, se veía espectacular arriba de la ola, haciendo “piruetas”. Cuando cayó y se incorporó pude distinguir su rostro y casi me dio un infarto al ver quien era. Era ni mas ni menos que ¡Josefa! ¿es que el destino está empeñado en joderme el día?. Necesito salir de aquí rápido.

(tiempo después).

Ignacia: Hey cuarteto de lagartijas ¿qué pasó con la tarde – noche Mexicana?

Tere: Pues órale, que tengo ganas de un buen tequilazo – dijo esto imitando el acento mexicano.

Flo: jajaj Tere por fa nunca mas vuelvas a hablar así, qe no te sale – todas rieron al unísono

Tere: Está bien, sólo les haré caso porque tienen razón.

Ignacia se tendió un rato en la arena para secarse y así irse hacia algún supermercado para comprar tequila y las cosas necesarias para su noche Mexicana.

Josefa.

Oh, necesitaba tanto despejarme. Pero creo que ya es hora de irme, para estar con mis hermanitos. Mientras salía del agua se percata de que ya no son cuatro las chicas que estaban tomando sol, sino que una más se agregó. Todas se encontraban de espaldas a la arena, con los ojos cerrados. Al pasar por el lado de las chicas una le llamó la atención. Pero qué cuerpo se gasta Ignacia ¿así se llamaba? Por lo visto aparte de unos hermosos ojos, tiene un cuerpo envidiable.

Al llegar arriba, montó su tabla en su coche, sacó su toalla para secarse y posteriormente ponerse ropa encima del bikini mojado. Mientras se ponía el short, mira hacia abajo, hacia donde estaban las chicas y se da cuenta de que una la mira. Y esa una era nada más ni nada menos que Ignacia.