El soñador. Capítulo 25.-
Los descendientes de los viajeros del espacio explican sus recientes descubrimientos a los componentes de la empresa de Piedad y Pedro.
Capítulo 25
Los descendientes de los viajeros del espacio explican sus recientes descubrimientos a los componentes de la empresa de Piedad y Pedro.
Jueves, 15 de agosto de 2.024
Cuando los diez doblaron la esquina de la casa y abordaron el porche, Jaime que acababa de salir de la casa los miro con asombro y pregunto a las mujeres que venían con los intrusos:
- ¿Quiénes son y de donde han salido?
- El hombre dice que es policía, pero que están en una investigación no oficial. - contesto Paloma – Por eso les hemos dicho que se vengan y que nos expliquen que puñetas estaban haciendo mirando la esfera como idiotas.
- Por favor acomódense, - les invito Jaime a los recién llegados – y perdonen nuestro aspecto, pero son trajes que utilizamos para unos juegos familiares que hacemos de vez en cuando.
Zacarías, Alba, Aurora, Andrea y Bárbara, algo cohibidos por la seguridad y personalidad que emanaba aquel altísimo joven, se sentaron y entonces Jaime les pregunto:
- ¿Pueden explicarme por qué se han colado en mi finca? Y también me gustaría saber quiénes son ustedes.
- Somos empleados de la firma Belleza Natural, - empezó a hablar Andrea sorprendiendo a todos – una empresa tapadera para sus verdaderos fines, que son descubrir brujas, magos, hechiceros, fantasmas y por supuesto también extraterrestres como ustedes.
Sin dar opción a nadie, pues tanto sus compañeros, como Jaime y las cinco mujeres de la casa se quedaron atónitos ante la asombrosa sinceridad de la joven, que prosiguió:
- Él es Inspector de policía, en excedencia y se llama Zacarías. Esta es el teniente Alba, pero de la Guardia Civil, la más alta es Bárbara y es piloto de combate del ejército del aire, y las dos al igual que el inspector están en excedencia. En cuanto a la rubia, se llama Aurora y es periodista de investigación y una servidora, que me llamo Andrea y soy un hacker cojonudo. He descubierto llamadas desde EEUU al Ejército del Aire Español, diciendo que un extraño objeto no identificado salía y entraba de esta finca y su otro destino, también de entrada y de salida eran las Islas Caimán. – suspiro profundamente y dijo – Hay madre, lo he dicho todo de tirón a pesar de lo acojonada que estoy.
- Esta tía es la leche. – dijo entonces Aurelia que empezó a reírse haciendo que los demás como mínimo sonrieran – Hay que joderse y es verdad que esta acojonada, se le nota. ¿Realmente crees que somos extraterrestres?
- ¿Pues que sois si no? - pregunto la joven aún presa de evidente nerviosismo - ¿Sois brujos, demonios, ángeles…?
- Perdonen ustedes a Andrea, es demasiado vehemente. – dijo Zacarías intentando suavizar las cosas – Les quiero dejar muy claro que esto es totalmente secreto, nadie, absolutamente nadie sabe que estamos aquí. Solamente el Marques y otras cuatro mujeres, pero que no dirán nada a nadie, siempre que nosotros no desaparezcamos. ¿Podemos hablar todos con sinceridad?
- Pide usted demasiado inspector. – dijo Jaime muy serio – Puedo denunciarle por allanamiento de morada, y por mucho que ustedes sean lo que dice la muchacha, y creo que dice la verdad, que son un Inspector de Policía, una teniente de la Guardia Civil, Una Piloto de Combate del Ejército del Aire y una Periodista de Investigación, ¿creen que alguien les creería si dijesen que han visto una esfera flotando en el aire?
- Pues es evidente que está ahí. – dijo Alba algo molesta – Nos puede por lo menos aclarar que es y quienes son ustedes.
- Efectivamente es una nave, una nave que es ilocalizable por su velocidad y su capacidad de ser invisible desde el aire. – intervino Carmen contestando – La esfera es mía, y es una nave que yo manejo, y debo de aclararos que tengo poderes para haceros comprender que vale más que os vayáis y os olvidéis de todo este tema.
- Antes de que uses tus poderes, que yo no dudo que los tengas, ¿puedes escucharnos? – volvió a intervenir Andrea – No tenemos intención de denunciaros, al contrario, solo queremos saber, aprender y recibir de vosotros nuevos conocimientos y de ese modo poder ayudar a nuestros semejantes.
- Bueno no perderemos nada con escucharos, y como somos personas civilizadas lo haremos, - dijo Jaime – pero permitirnos primero que nosotros nos cambiemos de ropa ya que acabamos de venir de un largo viaje. Luego delante de todos los habitantes de esta casa, que somos cuarenta y uno, aceptare oír vuestras explicaciones, que espero sean coherentes.
- Pues yo voy a contactar con los míos. - dijo Carmen – Y nadie va a impedir que lo haga. Vuelvo ahora mismo, y quiero que sepáis que yo y todos los que vais a conocer somos nacidos en este planeta, no somos como ha dicho la morena acojonada, ni extraterrestres, ni demonios, ni brujas, ni tan siquiera ángeles.
Se fue muy resuelta y Jaime les pregunto qué les apetecía tomar y que mientras ellos se cambiaban, les servirían un café o lo que solicitasen. Jaime y las mujeres de la vivienda, a excepción de Elena que se quedó con ellos, entraron en la casa, y poco después salió Paulina que ya se había cambiado y que llevaba una bandeja con tazas, un azucarero y dos jarras con leche y café, y les sirvió a los seis que estaban sentados en la mesa del porche. Poco después salió Eulalia, también cambiada y con su uniforme de cocinera que traía una bandeja con pastas variadas, y que, tras mirarlos con recelo, la dejo y desapareció silenciosamente.
Elena miraba a aquellos cinco desconocidos con curiosidad y en su boca se dibujaba una sonrisa un tanto burlona al comprobar lo inquietos que estaban, y les dijo:
- Somos gente de lo más normal, yo por ejemplo soy médico al igual que otras dos compañeras mías. Los demás son empresarios, estudiantes y amas de casa, y también de diferentes nacionalidades, además de españoles hay argentinos, mexicanos y estadounidenses. Somos gente rica, bastante rica, pero no por eso somos diferentes, quizás si os parezcamos algo extravagantes.
- Pues si con tu edad eres ya médico, - tercio Alba – no eres tan normal, pues no debes de tener más de veintidós años ¿Me equivoco?
- Veinte, igual que mi hermano gemelo, que es el que os ha invitado, y él es Ingeniero Espacial, somos muy inteligentes, pero normales. – volvió a insistir Elena – Ahora os presentaremos a todos y vosotros nos contáis que buscabais aquí invadiendo una propiedad privada.
- ¿Y tú no te vas a cambiar? – pregunto Andrea - ¿O es que nos estas vigilando?
- Estoy cómoda vestida así, - sonrió Elena – Y además creo que me sienta bien el disfraz.
En ese momento volvía Carmen, que al igual que Elena llevaba aún el uniforme puesto y dirigiéndose a esta, la dijo:
- No hay novedades, parece que no consiguen terminar la formula, pues algo les falta, siguen haciendo pruebas.
Zacarías y sus cuatro compañeras miraban a Carmen intrigados, pues lo de la formula les causó extrañeza, pero antes de que nadie dijese nada aparecieron por la puerta Arantxa y sus padres, Pilar y Pedro, junto a sus hermanos Perico y Blanca. Nada más verles Pilar abrió su boca con cierto asombro y pregunto a Bárbara:
- ¿Oye, tú no eres Bárbara, la hija de Juan Fernández y Anita, una sueca muy guapa?
- No es sueca, mi madre es noruega. – dijo Bárbara intentando localizar en su mente quien era aquella mujer - ¿Conoce a mis padres?
- Bueno da lo mismo, es nórdica por abreviar. – dijo Pilar – Pues claro que conocemos a tus padres tienen un apartamento al lado del nuestro en Candanchú, la estación de esquí y sois de Tudela, tu padre juez y tu madre abogada. Y tú eres hija única y la rebelde de la familia, la que quería ser militar, ¿No es así?
- Ahora la recuerdo, son ustedes la familia Esparza que son como yo de Tudela, - dijo Bárbara – y también a sus hijos, de niña esquiaba a veces con ellos. Y sí, soy militar, teniente de aviación recién graduada.
- ¿Y que se os ha perdido aquí? – pregunto entonces Pedro - ¿Tú eres parte de los invasores?
- Zacarías va a explicar a todos lo que estamos haciendo aquí. – dijo Bárbara más calmada al comprobar que realmente eran personas reales y no seres de otro planeta, pues había reconocido a Pilar y Pedro – Si no fuese por la esfera que he visto en la piscina creería que todo lo que está pasando es una estupidez, pero he visto esa nave, y según dice esa joven – y señalo a Carmen – es eso, una nave y ella la que la maneja. Soy piloto de combate y jamás he visto algo parecido.
Fueron apareciendo el resto de los habitantes de la casa, y por indicación de Jaime trajeron de la piscina sillas y las colocaron en el porche, todas encaradas hacia la mesa en la que estaban sentados los cinco intrusos y con los que se sentaron Jaime, Paloma, Elena y Carmen, estas dos últimas aún con los trajes.
Entonces Jaime le pidió a Zacarías que les explicase que estaban haciendo allí, y este dijo:
- Es evidente que ustedes son personas normales, pues Bárbara ha reconocido a D. Pedro Esparza, su esposa y sus hijos, pero también es evidente que algo realmente extraño ocurre. Les contare quienes somos y el motivo de nuestra intrusión, por la que de antemano me disculpo en mi nombre y en el de mis compañeras. Verán todo empezó el día 22 de junio de este año….
Les conto su captación por parte de D. Pedro Araujo de Espadador, Marques de las Tres Cruces, las instalaciones que la sociedad tenía en Nerja, y salvando los temas personales, termino explicando cómo Andrea había interceptado los comunicados entre el Pentágono y los altos mandos del Ejército del Aire, y ese era el motivo de su visita y posterior invasión al no contestar nadie a sus llamadas.
Fue Carmen la que, tras escuchar las explicaciones de Zacarías, dijo:
- Creo que yo conozco al tal marques, y la firma “Belleza Natural”, esa sociedad nos facilita parte de recetas que aplicamos a cosméticos en varios de los laboratorios de mi propiedad. Tiene gracia, resultara que efectivamente él y la tal Piedad son brujos, pues ciertamente sus recetas o formulas son infalibles, aunque un tanto complejas, pues una parte de los diferentes ingredientes de sus fórmulas lo facilitan ellos, unas gotas que hay que añadir a la formula en dosis minúsculas, y que nunca hemos podido averiguar su composición por muchos análisis que hemos hecho.
- Bien, acepto vuestras explicaciones. – intervino entonces Jaime – También está claro que solamente vosotros habéis sido capaces de localizar la esfera, cosa que no ha podido hacer ni la propia NASA. Pero lo que más me llama la atención, al margen de la casualidad de que vuestra aventura empieza el mismo día que la nuestra, es el fin que persiguen los propietarios de vuestra empresa, el marqués y la “bruja”, pues por lo que yo deduzco de lo que has contado, su prioridad es conseguir un elixir para alargar la vida e incluso conseguir la inmortalidad. ¿Me equivoco?
- No en absoluto. – dijo Alba – Pero me gustaría que te refirieses a Piedad en lugar de a “la bruja”, es mi madre y no me hace gracia que la llamen así.
- ¿Podrían venir aquí? – pregunto entonces Carmen – Quiero decir, que si los llamáis ¿vendrían sin que nadie se enterase?
- ¿Queréis hablar con ellos? – era ahora Aurora la que pregunto - ¿Qué ocultáis y que pretendéis?
- Me gustaría hablar con Piedad, y que me enseñase los libros de recetas mágicas, pócimas y demás cosas, me interesa muchísimo. Soy dueña de varios laboratorios y ellos mis proveedores, con lo que podríamos llegar a acuerdos muy productivos para ambos. – explico de nuevo Carmen – Creo sinceramente que nos seriamos útiles mutuamente, pues nosotros también buscamos la fórmula de la eterna juventud, la inmortalidad. ¿Podéis llamarlos?
- Yo los mandare un mensaje, dijo Andrea, - que saco de una bolsa su portátil y empezó a teclear y al cabo de un par de minutos dijo: - Salen para aquí de inmediato, vienen ellos dos y las tres hermanas, Verónica y las gemelas y traerán el disco duro donde está todo informatizado.
- ¿Y cuánto tardaran? – pregunto Juani – Es para prepararlos a ellos y también a vosotros habitaciones.
- Unas cuatro horas, - contesto Andrea – quizás un poco más.
- Son las cinco, antes de las diez pueden estar aquí. – dijo entonces Jaime – Os vamos a asignar unos dormitorios para todos vosotros y para los otros cinco que van han venir. Asearos y después ya hablaremos.
Aurelia y Belén acompañaron a los cinco a las habitaciones que les habían asignado para que se aseasen, y una vez listos les dijeron que bajasen a merendar o bien darse un baño en la piscina, hasta que llegasen los otros cinco integrantes de la sociedad.
Mientras esto ocurría, Jaime le pregunto a Carmen a que se debía su invitación al marqués y que pretendía con ello. Carmen le contesto:
- Mira en tus sueños no aparecían estas personas, tampoco en nuestras visiones, pero tengo la corazonada de que pueden ayudarnos con la formula. Quiero llevar a la tal Piedad a la ciudad submarina, que vea lo que allí hacemos y que me facilite las fórmulas, hechizos, pócimas y todo lo que pueda poseer, pues en nuestras visiones se conseguía el fármaco que hacía inmortal al que se lo inyectaba, y nos falta algo, un componente que no sabemos cómo lograr. Puede que en esos libros de magia aparezca algo que se pueda aplicar a nuestras formulas, algo similar a las gotas que nos envían para las diferentes fórmulas de las cremas. Por otro lado ten en cuenta que en nuestra visión conjunta percibíamos que tendríamos que aceptar ayuda de científicos ajenos a nuestra raza, y mucho me temo que pueden ser los dueños de Belleza Natural.
Como de todas formas ya estaba todo en marcha y no cabía cambiarlo, Jaime acepto y compartio la sugerencia de Carmen y se decidieron a esperar a que llegasen.
Por otro lado, varios de los cuarenta y uno, la primera de todos Marina, no querían verse involucrados en nuevas aventuras, y decidieron volver a sus respectivas residencias y así se lo comentaron a Jaime que, pese a que hubiese preferido que todos se quedasen, entendió que los que no estaban interesados en iniciar una odisea ni volver a viajar hasta los planetas gemelos, deseasen volver a su vida normal, sus quehaceres y sus empresas. Carmen se ofreció en llevarlos a todos en su esfera al igual que a su hija Marina, que deseaba volver cuanto antes a dirigir sus hoteles. Dijo que no le llevaría más de una hora llevar a los que quisieran irse, pero debería de hacer varios viajes pues solo cabían como mucho seis, aparte de ella, en su nave.
Los que estaban dispuestos a irse aparte de Marina, eran Pilar y Pedro, pero estos dijeron que se volvían de inmediato al hotel de Isla Cristina y que ya estarían en contacto con sus hijos, pues ellos si pensaban quedarse. Los otros que decidieron irse eran, Ramiro y Stella que volverían a su rancho, Pancho y Susana que se iban a ir con los primeros invitados por estos, y Diego, Jacinta, Diana, Salome y Soledad, que volverían a su casa en Argentina.
Carmen dijo que de paso que llevaba a su hija, dejaría a los de EEUU en su rancho y que luego llevaría a Argentina a los otros cinco. Eduardo que había congeniado con Marina, antes de que esta se fuera la pregunto si podría visitarla en alguna ocasión y ella lo invito sobre la marcha a que se fuese con ellos, cosa que el acepto encantado.
Poco después, sobre las seis y media, bajaron Zacarías y sus cuatro compañeras y a Bárbara la abordo Pedro Esparza hijo, que era evidente que se había prendado de la piloto, y aprovecho su antigua amistad de la niñez para entablar con ella y Andrea una amena conversación a la vez que se interesaba por temas aeronáuticos. La última ensalzo a la piloto explicándole las acrobacias que era capaz de hacer y lo que habían disfrutado solamente hacía unos días en una pequeña avioneta alquilada. A ellos a los pocos minutos se unió Johnny que también les explico sus periplos, junto a Jaime y sus compañeros de internado, en las instalaciones de la NASA.
Por su parte Zacarías junto a Alba entablaron conversación con Jaime y Amor, las únicas parejas jóvenes de la reunión, y los primeros les estuvieron contando sus últimas vacaciones en Bora Bora, lo paradisiaco de aquella isla y la trasparencia del mar.
En cuanto a Aurora, quizás por su afinidad en el nombre, se enfrasco en conversaciones con Aurelia y las gemelas Aurora y Alba, con las que pareció que conectaba muy bien, y les estaba explicando que de las cinco personas que venían, las dos más jóvenes eran también gemelas e idénticas, pero a diferencia de ellas morenas, pero igual de guapísimas.
Para entonces ya se habían ido Pedro y Pilar, y Carmen había dado un viaje hasta las Islas Caimán donde dejo a su hija Marina y a Eduardo, para que regresasen a Cancún, y luego al rancho de Ramiro para dejar a los dos matrimonios maduros. Ya había regresado, pero cuando estaba dispuesta a dar el segundo viaje y llevarse a los cinco de Argentina, Andrea, que de vez en cuando consultaba con su portátil que no soltaba, se acercó a Zacarías y le dijo:
- He interceptado un nuevo comunicado, dicen que de nuevo han detectado una salida desde aquí, una llegada a las Islas Caimán, otra salida desde allí, una nueva parada en la frontera de USA y Canadá, vuelta a salir de allí, y de nuevo otra parada aquí.
- Es eficaz ese programa tuyo, - dijo Jaime con cierta admiración – Ha sido Carmen que ha llevado a varios de los que habéis conocido. Ahora va a llevar a Argentina a cinco más. Se lo diremos a Carmen para que sepa que de nuevo la están detectando.
Llamaron a esta que salía de la casa con los argentinos para llevarlos y le comunicaron el mensaje que Andrea había interceptado, y esta dijo:
- Bueno, no pasa nada, es imposible que me localicen, y ahora les vamos a dar mucho más que pensar, pues vamos a ir a otro lugar bastante más alejado.
- ¿Pero es verdad que la esfera es una nave? – pregunto asombrada Bárbara que acababa de escuchar lo que decían - ¿Y es posible que hayas ido y venido en menos de media hora al otro lado del mundo?
- No te lo creías ¿verdad? – la pregunto con una sonrisa socarrona Carmen – Pues si tienes valor, vente con nosotros, cabe uno más, y lo compruebas tú misma. ¿No eres piloto?
- Claro que voy, no faltaría más. – dijo Bárbara, que acepto el reto – No me lo perdería por nada del mundo.
Se dirigieron a la piscina para subir a la nave, Carmen, los cinco argentinos y Bárbara, y con ellos fueron Jaime, Amor, Zacarías, Alba, Andrea y Aurora, los cuatro últimos porque aún no acababan de aceptar que la esfera que habían visto fuese una nave y cuando vieron abrirse la escotilla y bajar las escaleras, sufrieron todos un escalofrió que les recorrió la espina dorsal, pero Bárbara, a pesar de todo entro en la nave con los otros seis. Un segundo después, vieron atónitos como la esfera subía hacia el cielo, aceleraba y desaparecía.
Aún no se habían tranquilizado cuando oyeron el estruendo de varios cazas de combate que sobrevolaron casi a ras de suelo la finca, y dieron varias pasadas antes de desaparecer tras varios minutos. Esta vez eran seis, y por la altura que llevaban pudieron observar que eran tres de las fuerzas áreas españolas y también tres de USA. Se quedaron allí sin poder articular palabra, Andrea es la que más intrigada estaba y cuando pregunto qué si no eran extraterrestres, de donde habían sacado aquella cosa, Amor la dijo:
- De una ciudad submarina, que es donde vive mi abuela Carmen.
- ¿Y esta Carmen, la piloto quién es? – pregunto Alba cada vez más confundida con lo que estaban viviendo - ¿También es pariente tuya?
- No, ella es mi abuela, mi abuela Carmen. – dijo riendo Amor – Y resulta que tiene 239 años. Y eso nadie lo sabía, pues hace solo tres días yo y mi hermana vivíamos tranquilamente en Barcelona, y mi madre hasta ayer en Cancún, sin tener ni puta idea de nada. ¿A que es alucinante?
- Entonces por eso quiere conocer a mi madre, - dijo Alba – Y si es cierto que tiene esa edad, quiere decir que ella si tiene alguna pócima que alarga la vida y mantiene la juventud, ¿es también bruja?
No dio tiempo a que nadie contestase, a pesar de que no habían pasado ni quince minutos, de pronto volvió a aparecer la esfera a una altura de unos cien metros y bajo lentamente hasta volver a quedarse flotando un metro sobre la piscina, volvió a abrirse la puerta oval, bajaron las escalerillas y aparecieron Carmen, Diana, que se lo había pensado mejor, y Bárbara, esta con una cara de haber visto algo insólito y como si aún no acabara de creérselo. Nada más bajar, Jaime le comento a Carmen que de nuevo habían aparecido los cazas, esta vez seis y en una misión conjunta hispano-americana y la pregunto si no debían de esconder la nave. Ante la seguridad de Carmen de que no podrían ver la nave desde el aire, Jaime argumento:
- Imagínate que mandan tropas terrestres, y que igual que Zacarías puedan visualizar desde la tapia la esfera. No debemos de correr riesgos y tendrías que ver la forma de esconderla, o como mínimo camuflarla.
- Pues tienes razón, - dijo Carmen – Pero la única solución es que la lleve a su base, aquí no hay forma de esconderla.
- Podrías dejarla flotando como si fuese una pelota decorativa gigante en la misma piscina. – dijo Amor – O bien con nuestros poderes mentales intentar hacer un silo, una cámara contenedora para ella, igual a la de la otra nave.
- Lo primero es demasiado arriesgado. – dijo Jaime – Pero entre la piscina y los primeros arboles hay espacio suficiente para hacer la cámara. Llamare a Paloma y Andrea, que junto a Carmen y yo mismo lo intentaremos y si no podemos con nuestras mentes, nos pondremos las gorras.
Amor sin decir nada salió corriendo a avisar a las citadas por Jaime, mientras los componentes de la patrulla se miraban incrédulos por lo que estaban viendo y oyendo. Cuando volvió Amor, venían con ella las citadas y Aurelia que traía las gorras en la mano, y tras ellas Mary, Clo y las gemelas. Fueron a la zona donde había indicado Jaime, y los cuatro citados se cogieron de las manos y se centraron en construir la cámara subterránea. De pronto se elevó un cubo de tierra de unos ocho metros de lado y una vez elevado todo por encima del césped, la parte de abajo, unos seis metros se separaron del resto y salió volando por encima del muro de la finca esparciendo la tierra en una gran extensión para que no se notase. A su vez la esfera se movió sola y entro en el habitáculo creado y entonces los dos metros de tierra con el césped en la parte superior, que aun flotaban en el aire, se ajustaron de nuevo sobre la nave, y todo volvió a quedar igual que estaba hacia solo unos pocos segundos, pues no había pasado ni un minuto en toda la operación.
Zacarías y sus cuatro compañeras miraban atónitos a los cuatro que habían logrado tamaño milagro, sin acertar a decir nada, y más asombrados quedaron aun cuando Aurelia dijo:
- Pues no han hecho falta las gorras mágicas.
- Estoy flipando, que pasada, - era Andrea la primera que de nuevo consiguió reaccionar soltando expresiones de asombro – la leche, esto si es cosa de brujas.
- Pues no veas lo que es viajar en la burbuja, - dijo Bárbara – es fabuloso, se va a tal velocidad que no se puede apreciar nada, en menos de dos minutos estábamos sobre la pampa argentina, dejamos allí en un rancho inmenso a Diego y su familia, y hemos vuelto a la misma velocidad, y dentro no te enteras de nada, es como si no te movieses. Además, es trasparente, se ve todo alrededor, por eso he dicho lo de la burbuja, es como si te metieran en una pompa de jabón.
- ¿Han vuelto a contactar los de la NASA? – pregunto Carmen a Andrea – Me gustaría saber si realmente han detectado nuestro viaje. En la ciudad submarina si podemos seguir todos sus mensajes, pero aquí no tengo forma de averiguarlo.
- Si hay un nuevo comunicado, parece que se han vuelto majaretas. – dijo Andrea – Comunican perfectamente vuestro viaje, desde aquí a la pampa, en la Rioja argentina, de allí de nuevo hasta aquí. Por cierto, si desde tu ciudad submarina podéis detectar sus mensajes quiere decir que tenéis unos equipos informáticos de pelotas ¿No es así?
- Pues si son bastante más sofisticados que los terrestres. – dijo Carmen – Ya te los enseñare cuando vayamos allí.
- ¿Me vas a llevar? – ahora Andrea mostraba su enorme ilusión pensando que subiría a la esfera y en ella viajaría a la ciudad de Carmen - ¿Cuándo?
- Pues dejaremos pasar un tiempo, no vayamos a poner en marcha una batida del ejército en esta zona. – dijo Jaime interviniendo – No descarto la posibilidad de que aparezca alguien intentando averiguar que detectan sus radares, o lo que sea, que localiza los viajes de la esfera.
- Carmen, te voy a hacer una pregunta, que en otro caso resultaría de muy poca elegancia, por no decir una enorme grosería. – dijo Zacarías como intentando creerse lo que estaba diciendo – Nos ha dicho Amor que tienes 239 años, ¿Es eso posible?
- Cuando vengan el marqués y la bru…, digo Piedad, - dijo Carmen mirando a Alba – os explicaremos todo, pero es verdad, aunque realmente esa es mi edad ya que nací en 1.776, pero físicamente tengo la composición química de una mujer de 23 años, los que aparento.
- Dios mío, y no poder hacer un reportaje sobre esto. – se lamentó Aurora – Si pudiese escribir un reportaje sobre lo que estoy viendo y pudiese demostrarlo, me llevaba el Pulitzer con absoluta seguridad. Seguro que las pirámides las hicieron ellos con la misma táctica que han hecho el zulo para guardar la esfera. ¿Seguro que no sois de otra galaxia?
- No, ni mucho menos, - dijo interviniendo Mary – Yo y mi hermana gemela, porque somos mellizas Amor y yo, nacimos en Barcelona, y al igual que vosotros hace solo tres días no teníamos ni puta idea de todo esto, ni mi madre sabia la edad de nuestra abuela. Y en tres días hemos visto y hemos hecho lo que nadie puede imaginar. Hemos viajado por un agujero de gusano a través del cosmos, hemos visto un sistema solar, o lo que sea con dos planetas gemelos, y parece ser que, desde allí, de esos planetas gemelos, es de donde descendemos todos los habitantes de este planeta. No sois solo vosotros los asombrados, pues nosotros solo os llevamos unas pocas horas de ventaja en conocer cosas increíbles.
- ¿Y qué son las gorras mágicas? – pregunto Alba – Si con las gorras tienen mayor poder que con sus mentes, y ya hemos visto ese poder, ¿Qué se puede conseguir con ellas puestas? ¿Y dónde está la otra nave que ha citado Amor?
- Todo a su debido tiempo, - dijo Jaime – Esta noche cuando lleguen los que están de camino hablaremos. Ahora vamos a la casa y allí los esperaremos, tened paciencia. No sé si ha sido buena la idea de Carmen de involucraros en todo esto, pero confió en su instinto y esperemos que ella y Piedad se conozcan y acepten colaborar juntas.
Volvieron al porche y allí esperarían la llegada de Pedro, Piedad y las tres hermanas, y durante la espera las tres mujeres más mayores que se habían quedado en la finca, Juani, Diana y Paola, les preguntaron de donde eran, que años tenían, que estudios poseían, una especie de interrogatorio en toda regla a los llegados aquella tarde, pero que sirvió para distraer a todos de las inquietudes que les bullían en su interior. También les preguntaron que como habían llegado hasta allí, y cuando Jaime se enteró de que habían dejado el todo terreno al lado del muro, les dijo que lo entrasen en la finca y lo aparcasen en las cocheras, que no era conveniente que nadie lo viese allí. Fueron a buscarlo Amor y Alba, que a los pocos minutos volvieron con el vehículo y lo aparcaron donde había indicado Jaime.
Media hora después, sobre las nueve sonó el timbre de la cancela, y Eulalia muy asustada salió al porche donde estaban sentados gran parte de los habitantes de la casa y dijo:
- Es un jeep militar y un camión con tropas. ¿Abro?
- Debéis de cambiaros de ropa inmediatamente. – dijo Jaime dirigiéndose a Carmen y Elena que aún permanecían con el traje de vuelo y volviéndose a la cocinera la dijo – Si, Eulalia abre por favor.
Las aludidas entraron en la casa para hacer lo que Jaime las había indicado y la cocinera procedió a abrir la cancela, por la que entro el jeep, pero el camión se quedó en la rotonda de entrada esperando instrucciones del coronel que iba al mando de aquel comando. El vehículo se paró delante del porche y bajo un militar, muy joven para su rango, pues tendría entre cuarenta o cuarenta y cinco años, iba vestido con ropa de campaña y viendo a los allí presentes casi todos muy jóvenes y todos sin excepción personas hermosas, se movió inquieto y pregunto:
- Soy el coronel, Eulogio Paniagua, ¿Podría hablar con el dueño de esta finca?
- Yo soy el dueño, - dijo Jaime acercándose a él y estrechando su mano - ¿En qué podemos serles útiles?
- Es solo una cuestión de mero trámite, pero que tenemos que hacer. – dijo el militar como disculpándose – Verán solo pretendo que me digan ustedes si en los últimos días han visto algo fuera de lugar, algo no habitual, bien dentro de la finca o en sus cercanías.
- Pues sí, - dijo Jaime con gran aplomo – han estado sobrevolando aviones esta zona los últimos días y esta tarde concretamente muy bajos, tanto que pudimos ver a pesar de su velocidad, que eran españoles y americanos por sus emblemas. No vea que estruendo han montado. ¿Buscan algo? Primero los aviones y ahora ustedes, ¿Debemos de preocuparnos?
- No, no deben de temer nada. – dijo el coronel – Ya le he dicho que es una rutina, pero tengo que cumplirla. Podría indicarme si entre las personas que hay aquí, alguna no es muy conocida por usted, alguien al que usted no conozca lo suficiente o no le merezca su absoluta confianza.
- No todos los presentes son amigos, estamos celebrando una fiesta, y entre ellos, por si le sirve para su informe, hay un Inspector de Policía, una teniente de la Guardia Civil, y una teniente del Ejército del Aire que es piloto de combate.
Ante la perplejidad que se reflejó en el rostro del militar, Jaime llamo a los citados y se los presento, y tras la presentación Alba esgrimiendo su documentación y con gran desparpajo le dijo:
- Supongo que sí están los aviones haciendo una batida por esta zona, y ahora aparecen ustedes es que alguna cosa pasa, algo deben de estar ustedes buscando. Mire mi tío es el General de la Guardia Civil, D. Pedro Araujo Espadador y asesor en casos extraordinarios o un tanto misteriosos del Ministerio del Interior, y otros organismos de defensa y fuerzas de seguridad del Estado. Él le puede dar informes de todos nosotros en un rato, pues una de las cosas que celebramos los amigos aquí reunidos es la de mi graduación, lógicamente él está invitado y de hecho viene de camino junto a mi madre y otras amigas.
- Conozco al General, alguna vez he coincidido con él - contesto a la vez que parecía algo más relajado, pero expresando en su cara un enorme asombro por lo que estaba oyendo – No se preocupen, no pasa nada, ya les he dicho que es solo rutina. Les ruego que perdonen nuestra intromisión en su fiesta, y muchas gracias por su colaboración.
Tras saludarles militarmente, subió al jeep que se dirigió a la salida, y cuando salió de la finca y se cerró la cancela, Jaime comento:
- Gracias por no haber dicho nada y por haber convencido a ese hombre para que se fuese sin más averiguaciones. Ya temía yo que algo parecido pudiese suceder después del despliegue aéreo y los mensajes interceptados.
- Y menos mal que hemos escondido la nave y guardado el coche. – dijo Amor – Es posible que sigan vigilando la casa, y pueden encaramarse a los muros, y si llegan a ver la esfera podríamos haber tenido que dar demasiadas explicaciones. Igual que si hubiesen visto aparcado el coche junto a la finca pues no era lógico que estuviese allí.
Poco después de las nueve y media sonó el móvil de Alba, que dio una serie de explicaciones sobre cómo llegar a la finca y luego escucho unos dos minutos a quien la había llamado. Cuando colgó dijo:
- Es mi tío, dice que llegan en unos minutos al desvió y que le han llamado por teléfono desde altas esferas para confirmar si realmente yo soy su sobrina. Me ha dicho que ha confirmado tal punto pero que alegando problemas de cobertura y ha quedado en llamarles el en unos veinte minutos, para darse tiempo de enterarse que está pasando aquí, e informar luego según proceda. Parece ser que tenían órdenes de registrar la finca minuciosamente.
Efectivamente pocos minutos después entro en la finca el vehículo todo terreno de Pedro conducido por Verónica que aparco frente a las escaleras de entrada y bajaron Pedro, Piedad, Verónica, Julia y Erika, que miraron con gran admiración el enorme caserón que tenían ante ellos.
Fue Alba la que presento a todos, y le explico de forma muy resumida lo que estaba pasando, y Pedro dijo que llamaría al Alto Mando para procurar que no siguiesen vigilando la zona, aunque avanzo que no podía garantizar nada. Desde su móvil llamo y estuvo hablando unos minutos, luego cuando colgó, dijo:
- Bueno, de momento creo que no van a molestarnos, pero deben tener la mosca detrás de la oreja, pues el general me ha dicho medio en broma medio en serio, que parece que yo tengo imán para las cosas extrañas, que vaya casualidad que precisamente me encuentre en una zona con fenómenos inexplicables. Lo primero que debemos de hacer es tener muchísima prudencia y no hacer nada que pueda alertar a nadie. Y ahora si a nuestros anfitriones no les importa, a Piedad y a mí nos gustaría que alguien nos contase con detalle que es lo que pasa, y sobre todo a que se debe el honor de su invitación.
- Yo soy dueña del grupo de laboratorios Global HealthResearch – dijo entonces Carmen – que ustedes bien conocen pues son proveedores de varios de ellos. Y he sido yo la que ha pedido a sus colaboradores que ustedes viniesen para intercambiar información, que creo será de interés mutuo.
- Conozco ese grupo, que en castellano significa “Investigaciones para la salud mundial” y a varios de los muchos laboratorios de su propiedad. – aclaro Pedro – Pero si tú eres la dueña la anterior interlocutora mía ¿quién es?, pues llevo más de quince años haciendo negocios con ese grupo y la propietaria no ha variado desde entonces, por lo menos a mí no me consta, si bien solo he hablado con ella por teléfono.
- Soy yo, y hace ya más de diez años que vengo intentando conseguir su colaboración e incluso les he ofrecido participar en nuestro negocio a cambio de una serie de fórmulas que siempre se han negado a desvelar. – le contesto Carmen – Quizás ahora podamos llegar a un acuerdo.
- Entonces ¿desde qué edad eres tú la presidenta? – pregunto Piedad con sorpresa – Por lo que yo calculo no tendrás más de veinticinco años y si desde hace diez, como has dicho, ya lo eras, tendrías a lo sumo quince años.
- Antes de que Jaime, Aurelia, Elena o el que ellos decidan que os cuenten nuestra historia, - dijo Carmen – tengo que deciros que tengo 239 años, a pesar de mi apariencia, y de todas nuestras investigaciones la principal, ahora en punto muerto, es sobre la eterna juventud, alargar la vida lo más posible y manteniendo en la medida que se pueda la lozanía de los jóvenes, pero nuestro fin, nuestro verdadero objetivo desde hace milenios es conseguir la fórmula de la inmortalidad. Según unas visiones que hemos tenido recientemente vamos a lograrlo en breve, y ahí es donde vosotros debéis de colaborar, pues intuyo que poseéis conocimientos no científicos de los que nosotros adolecemos. Esos conocimientos son más rudimentarios que los que utilizan los científicos, pero por sus resultados pueden ser complementarios, pues por lo poco que vuestros colaboradores nos han contado poseéis libros de recetas, pócimas, hechizos, etc. que provienen de la sabiduría popular, trasmitidos desde antiguo. Al igual que el componente que tenéis para las cremas que nosotros comercializamos y que mantenéis en secreto.
La cara de Pedro y Piedad demostraba el enorme asombro que las palabras de Carmen les había producido, no podían ni llegar a entender como aquella joven guapísima y un cuerpo de infarto, pudiese tener la edad que decía, e incapaces de articular palabra esperaron a que les contasen como había dicho Carmen, su historia. Por iniciativa de Elena, entraron en el caserón y subieron al ático, y allí alrededor de la mesa se sentaron los actuales 39 habitantes de la mansión, pues también estaban reunidas con ellos, Eulalia, Eli, Paulina y Cristina. Fue Aurelia a la que Jaime cedió la palabra, la que les conto lo acontecido en aquella finca desde el día 22 de junio, fecha en que Jaime volvió de su internado.
Cuando termino su relato, pasada la medianoche, Jaime tomo la palabra y les explico:
- Según Carmen, y por lo poco que Alba nos ha contado, ella cree que Piedad puede ayudar a los científicos de la ciudad submarina en lograr la fórmula que en las visiones que hemos tenido se conseguía con ayuda externa, por ello esperamos que colaboréis con nosotros facilitándonos vuestros conocimientos, vuestros libros y vuestras recetas o pócimas. ¿Estáis dispuestos a integraros en nuestra cruzada?
- Por supuesto, - dijo Piedad sin dudarlo – Aunque todo lo que habéis contado es inverosímil, es evidente que mi hija y los otros han visto lo que podéis conseguir con vuestro poder mental, e incluso Bárbara ha subido a esa nave, esfera o burbuja, y ha viajado a velocidades inauditas. Por otro lado, vuestras investigaciones tienen el mismo fin que las nuestras, pues con la formación de nuestro grupo ese era precisamente el fin que buscábamos, conseguir información o la colaboración de otras personas, entes o seres, fuesen de este planeta, de otra galaxia o de otra dimensión. ¿Cómo podemos colaborar?
- Lo primero que nos facilitéis vuestros conocimientos, pues según Alba tenéis una recopilación informatizada de todo lo que habéis contrastado y que parece ser que funciona, y nosotros por nuestra parte compartir nuestros avances científicos con vosotros. – dijo Carmen – Pero creo que eso debe ser mañana, es tarde y debemos de descansar. ¿Tienes aquí esos datos?
- Si, hemos traído la información en un disco duro. – dijo Verónica – Mañana la puedes consultar, pero te adelanto que es muy extensa.
Tal como había insinuado Carmen, se retiraron todos a descansar, tras asignar a los cinco últimos las habitaciones correspondientes.