El soñador. Capítulo 24.-

Captan una comunicación que les induce a inicia la primera investigación de campo y encuentran tras invadir una finca privada lo que parece un Ovni.

Capítulo 24

Captan una comunicación que les induce a inicia la primera investigación de campo y encuentran tras invadir una finca privada lo que parece un Ovni.

Desde el martes 2 de julio hasta el domingo 14 de julio de 2.024

Durante prácticamente dos semanas, su única actividad fue la revisión de los datos que Andrea fue recogiendo de las diversas incursiones que efectuó en los ordenadores de múltiples instituciones, y nada digno de señalarse habían encontrado, lo que de alguna manera había sumido en cierta desilusión a la gran mayoría de los componentes, no así a los dos más mayores que con una vitalidad contagiosa animaban constantemente a los más jóvenes, sobre todo a Alba, que resultó ser la más escéptica de todos.

El viernes, 12 de julio habían terminado totalmente las obras de reforma de la otra casa y al día siguiente Pedro y Piedad se habían ido a Madrid para traer todos los documentos, muestras y materiales del laboratorio, y tenían pensado regresar con la mudanza al lunes siguiente, día 15, para el mismo martes poner en funcionamiento las nuevas instalaciones, reanudando las pruebas e investigaciones para sus cremas, y de alguna forma empezar a funcionar al 100 % en el negocio.

No obstante durante ese tiempo surgieron situaciones de índole personal entre los diferentes miembros del grupo, pues por ejemplo Verónica y Bárbara, las dos con un carácter muy fuerte y dominador, decidieron que no podían compartir dormitorio y la primera se mudó al de Piedad y Andrea paso a ser la nueva compañera de habitación de Bárbara, pero realmente todo sucedió sin acritud alguna.

En el resto del tiempo solo Zacarías se sintió inquieto, pues cada día que pasaba se sentía más atraído por Alba. Y aunque se había propuesto intentar darla celos, no fue capaz de tontear con ninguna de las otras mujeres, a pesar de que ellas si le dieron motivos más que sobrados para hacerlo, y solo fue capaz de bromear con ellas de forma ingenua cuando se le insinuaron, principalmente Aurora que con mucho era la que más desparpajo y desvergüenza tenia. Por su parte Alba parecía que no acababa de encajar en aquel grupo, era la que menos interés ponía en encontrar algún caso y la que más inconvenientes ponía cuando alguna otra creía ver algo interesante. Se diría que estaba en un proceso de retrospección interior y solía aislarse del resto. Solo compartía con los demás las horas de comida y cena, y en lo único que si se la veía muy animada era en las marchas que cada mañana hacían al trote encabezados por Bárbara, cuyo ritmo había aumentado considerablemente, así como los kilómetros recorridos, desde el día que llegaron. Cuando volvían se daban un baño en la piscina, en el que Zacarías ya se había acostumbrado a aceptar que ellas, a excepción de Verónica, la hermana mayor de las gemelas y mucho más recatada que estas, se bañasen como sus madres las trajeron al mundo. Zacarías a pesar de las muchas puyas, presiones y bromas que sobre el tema le hacían, no acepto nunca emularlas y para ello Verónica, que también se resistía a las mofas y burlas, fue su mejor disculpa.

Quizás por esa afinidad o quizás por lo bellísima que ella era, lo cierto es que entre Zacarías y Verónica se creó un vínculo muy cercano, se llevaban muy bien y se hacían bromas constantemente y ella no desaprovechaba ningún momento para halagar al jefe, por el que parecía tener verdadera veneración y al que defendía y protegía de las demás, sobre todo de sus hermanas, que disfrutaban provocándole constantemente al igual que Aurora.

Con Bárbara su relación era de un mutuo respeto, quizás el de ella hacia él porque lo consideraba realmente su Jefe, un líder serio, ordenado y capacitado para el mando, y por el contrario él la respetaba por muchas y variadas razones, pero quizás por la que más, por su portentoso físico, que además de hermosísimo era de una fuerza y resistencia fuera de lo común, y era la única que conseguía dejarlo atrás en sus carreras matutinas, y estaba seguro de que en caso de luchar con ella saldría inequívocamente derrotado.

Por lo demás fueron unos días agradables, los fines de semana visitaron los pueblos de la zona que merecían ser visitados, fueron a la playa y al monte, y por las tardes solían bajar al pueblo y pasear por su callejuelas y normalmente acababan tomando una cerveza en alguno de los restaurantes que dan al mar. De vez en cuando iban a jugar al tenis en la pista de la otra casa, ya que allí no llegaban las obras.

Estaban todos morenos del sol, y hasta Bárbara tenía ya un color bastante menos lechoso que cuando llego, pero la que estaba cada día más guapa, o así se lo parecía a Zacarías era Alba, cuya sonrisa era para el fascinante, pero su evidente desapego hacia él le hacía sentirse melancólico.

Aquel domingo 14 de julio, Zacarías no se levantó para ir a correr, pues el día anterior le había dado un pequeño tirón en el abductor, y como Pedro y Piedad se habían ido a Madrid, cuando bajo de su dormitorio creía que estaría solo, pero se sorprendió al encontrarse a Alba en la cocina y la pregunto:

-     ¿No has ido hoy a correr?

-     No, quería hablar contigo. – dijo ella muy seria – Sabia que tu hoy no irías porque así lo dijiste ayer.

Zacarías se sentó en la mesa y espero a que ella hablase, pues no tenía ni idea de lo que ella quisiera hablar con él y eso le creo una gran incertidumbre a la vez que su corazón latía desaforadamente, más que si hubiese ido a correr. Ella le sonrió abiertamente, una de aquellas sonrisas que a él le hacían derretirse, y sin decir nada exprimió y luego le sirvió un zumo de naranja, y mientras se lo tomaba hizo unas tostadas y se las puso delante junto a un café con leche. Ella iba con una camiseta de tirantes muy corta, un pantalón ajustado y tan pequeño que dejaba al aire la mitad de sus nalgas, e iba descalza. Una vez servido todo se sentó delante de él y poniendo sus manos bajo la barbilla le miro profundamente, clavándole sus hermosos ojos azules hasta lo más hondo de su alma. Entonces dijo:

-     Creo que es el momento de que hablemos de lo que me dijiste en Burgos. ¿Te acuerdas?

-     Sí, claro que me acuerdo. – dijo tragando un bocado de tostada con dificultad, pues eso es lo último que esperaba oír.

-     Dijiste textualmente, y lo recuerdo perfectamente: Vamos a convivir juntos en la casa de Nerja, y creo que no me costara mucho enamorarme de ti. Si así ocurre y tú sigues teniendo curiosidad por saber si lo que dice tu madre es verdad, tendremos tiempo de hacer lo que tú propones y que yo no rechazo, solo lo pospongo.

-     ¿No tienes nada que decir? – pregunto Alba al ver que el la miraba con los ojos muy abiertos y sin decir ni pio – Pues yo si te voy a decir una cosa, ya no tengo curiosidad, ahora tengo una imperiosa necesidad de saberlo. Además creo que estoy completamente enamorada de ti.

-     ¿Lo crees? – pregunto Zacarías con cara de sorpresa - ¿Por qué lo crees?

-     Aurora es intuitiva, ¿verdad? – pregunto ella – Pues ella me dijo: “Joder Alba, estas coladita por el jefe. No seas tonta y tíratelo antes que Vera o Bárbara se lo cepillen, entonces puede que pierda su interés por ti, que de momento aún no ha perdido. Hazme caso Zacarías te quiere de verdad”. ¿Tiene razón Aurora?

-     Al igual que tú, creo que sí. – dijo Zacarías – Sinceramente me atraes mucho más que ninguna otra mujer, me apetece hacerte el amor, besarte, acariciarte, pero también tengo miedo a que una vez te haya amado, todo termine. No quiero que me hagas daño Alba.

Ella se levantó de súbito, dio la vuelta a la mesa y se colocó a horcajadas sobre Zacarías y le dio un beso en los labios, con una extremada dulzura y enorme ternura, a la vez que con sus manos le cogía la cara. Luego se apartó de él y le volvió a taladrar con aquellos ojazos que lo perturbaban, y fue entonces él, el que la beso, pero ahora su beso fue apasionado, sus leguas se entrelazaron y tras un tiempo que pareció eterno tuvieron que separarse para no quedarse sin aire. Entonces ella le dijo:

-     Vamos a tu habitación, tenemos que comprobar muchas cosas, y Aurora me ha prometido que tardaran en volver, que después de correr se van a ir a la playa y comerán allí. Tenemos todo el día para nosotros.

Cuando por la tarde, pasadas ya las siete, volvieron las otras seis mujeres se encontraron a la pareja tumbada en el césped y cogidos de la mano, se les veía exhaustos pero sus rostros reflejaban una absoluta relajación y una inmensa felicidad. Aurora nada más verlos dijo:

-     Parece que habéis tenido un buen día, no hay más que veros.

-     Hemos cambiado tus cosas a la habitación de Zacarías. – le contesto sonriente Alba – Desde hoy él dormirá conmigo. ¿Te importa?

-     En absoluto, no me importa en absoluto, al contrario me alegro muchísimo. – dijo en tono alegre Aurora – Tendré ahora una intimidad que me vendrá bien, pero realmente te envidio.

-     Todas la envidiamos. – dijo entonces Verónica con una sonrisa forzada en la que denotaba cierta tristeza – Os deseamos lo mejor a los dos.

-     Pues yo espero que Alba consiga que la sonrisa que luce el Jefe no la pierda. – dijo entonces Bárbara y dirigiéndose a Alba la amenazo – Como le hagas el menor daño a Zacarías te prometo que te las veras conmigo.

-     Pues yo espero que no la pierda, porque luciéndola esta guapísimo. – dijo Andrea intentando suavizar las palabras de la rubia – Yo tampoco le voy a perdonar a Alba si nos priva del privilegio de ver al Jefe tan alegre.

-     No si ya decíamos nosotras, - dijo Julia – que no era buena idea dejarlos solos, pues sabiendo de quien es hija Alba lo iba a embrujar.

-     Eso, y nos ha jodido la posibilidad a las demás. – corroboro su gemela – Y es una pena, porque Zaca, esta para comérselo. Que te aproveche Alba.

Zacarías que estaba inmensamente feliz, ya que ese día se habían cumplido todos los sueños que llevaba almacenando desde que conoció a Alba, se sintió algo cohibido ante las evidentes muestras de admiración que las demás mujeres le dedicaban, y que parecían absolutamente sinceras, pero sobre todo por las palabras de Bárbara que no se esperaba, y que demostraban que ella también sentía algo por él, aunque jamás lo había ni tan siquiera insinuado. Para suavizar la situación las dijo que las invitaban a cenar y celebrar que él y Alba desde ese momento eran pareja oficial, pero Aurora le dijo:

-     No desde ahora vosotros debéis tener vuestra intimidad, salid a cenar como dos enamorados, ir a bailar o a pasear cogiditos de la mano, pero solos. Nosotras seriamos un estorbo.

-     Tiene razón Aurora, - dijo Bárbara – pero lo que no os vamos a perdonar es que todas las mañanas vengáis a correr con nosotras, por ahí yo no paso, me gusta veros esforzaros para poder seguirme.

-     Yo estoy de acuerdo, - intervino de nuevo con sus bromas Andrea – Así si están hechos polvo se les quitaran las ganas de cachondeo como las de hoy, y no nos dará envidia. ¿Queréis mi moto para dar una vuelta?

-     Gracias, pero no vamos a salir. – dijo Alba a la que se la notaba diferente como si aquel día la hubiese cambiado, estaba sonriente y feliz y parecía que había salido del aislamiento de los últimos días – Por hoy ya hemos tenido bastante intimidad y queremos compartir nuestra alegría con vosotras, nuestras compañeras y amigas.

-     Por cierto, - dijo tras una pequeña pausa dirigiéndose a Bárbara – Desde ahora te autorizo a que si a Zaca, como le ha bautizado Erika, le hago daño me des mi merecido, y gracias a todas por quererle, pues a lo mejor cualquiera de vosotras lo merece más que yo.

-     Esperemos que eso no ocurra, yo no quiero ir a un entierro. – dijo riendo de nuevo con su alegría Andrea - ¿Os imagináis la de ostias que puede dar Bárbara si se cabrea? Yo jamás me pelearía con ella, es como Hércules en femenino, un semidiós bellísimo pero temible.

Al final aceptaron que la nueva pareja les invitase a cenar unas pizas y el resto del día transcurrió tranquilo, pero amenizado por las bromas de Andrea, Aurora y las gemelas, que nunca se cansaban de hacer chistes por cualquier cosa. Poco antes de media noche se retiraron a sus habitaciones, y sin poder evitar que las chistosas les dijeran a la nueva pareja alguna malicia.

Capítulo 9

Lunes. - Día 15 de julio del 2.019

Aquel lunes reanudaron sus tareas con absoluta normalidad, sin que lo ocurrido el día anterior cambiase en absoluto sus hábitos, pues a las 7,30 todos estaban preparados para salir y correr, y una hora y media después desayunaron y como todos los días Verónica y Andrea se encerraron en la sala de ordenadores, Zacarías y Bárbara hicieron la lista de la compra y se fueron a hacerla y Alba, Aurora y las gemelas se dedicaron a recoger y limpiar la casa, a poner la lavadora y demás trabajos del hogar, que ellas venían haciendo. Y al igual que todos los días a las doce todos empezaron a analizar los datos que Andrea y Vera habían seleccionado.

Poco antes de comer, llegaron Piedad y Pedro, comunicándoles que sobre las cinco llegaría la mudanza y que todos deberían ayudar para montar el laboratorio, cosa que así hicieron y para las diez de la noche, todos agotados comprobaron con satisfacción la imagen del nuevo laboratorio. La reforma había consistido en dejar una amplia entrada que comunicaba a la izquierda con un despacho, a la derecha las escaleras de acceso a la planta superior y un baño, y enfrente una puerta que daba a una amplia sala que era el nuevo laboratorio, y en este estanterías a izquierda y derecha, y enfrente bajo dos grandes ventanales que daban a la pista de tenis, unos frigoríficos o congeladores de un metro de altura y unos tres metros de ancho, y con unos fogones en el centro como si de una cocina industrial se tratase, más dos mesas de aluminio para en ellas manipular los diferentes materiales y en el extremo de una de ellas un ordenador de sobremesa. Habían colocado todas las muestras en una de las estanterías y en los frigoríficos, y en la otra estantería como si de una librería se tratase todos los libros y cajas de diferentes tamaños y formas, en las que Piedad les dijo que tenía semillas, hojas y otra serie de materiales que no necesitaban estar envasados ni congelados.

Luego subieron a la planta superior y comprobaron que habían diseñado la misma de forma similar a la planta baja, pues al lado de las escaleras había un baño y enfrente otro despacho, quedando una gran sala con una mesa grande en el centro, al igual que una sala de juntas de una gran empresa, a uno de los lados un par de escritorios de ordenador y al otro una serie de paneles en las paredes y una gran pantalla de plasma.

Decidieron cenar en el pueblo y después volvieron a la casa dispuestos a empezar al día siguiente con todas las instalaciones ya funcionando.

Antes de acostarse Pedro y Piedad se reunieron a solas con Zacarías y Alba, a los que mostraron su satisfacción por su nueva relación y a Piedad se la veía inmensamente feliz. Le dijo a Alba:

-     Solo espero que por fin puedas ser feliz, que me des una nieta y que me dejes enseñarla todo lo que yo sé. Tengo el presentimiento de que esa niña será un personaje importante, influyente, gran investigadora y respetada por todo el mundo.

Capítulo 10

Desde el martes, día 16 hasta el martes, día 31 de julio del 2.019

Durante el resto del mes de julio la vida de los diez componentes de la sociedad Belleza Natural, no tuvo mayor relevancia, pues nada interesante consiguieron localizar, pese a que Andrea había conseguido introducirse en una serie de ordenadores de diferentes entes, privados y públicos.  Lo que si fue productivo fueron los experimentos de Piedad y Pedro, que consiguieron un nuevo producto, una crema que además de ser de protección solar alta, conseguía dar un color dorado extraordinario a las pieles muy blancas. En este caso la cobaya fue Bárbara, pero se sentía realmente exultante de alegría ya que su moreno la hacia parecer aún mucho más hermosa. Este nuevo producto, según informo Pedro, les iba a reportar unos beneficios suficientes para que la sociedad sobreviviera como mínimo tres años.

Para celebrar este éxito decidieron que iban a tomarse la primera quincena de agosto de vacaciones.

Durante ese mes de julio, Alba y Zacarías continuaron con su romance, que día a día parecía que se consolidaba claramente, pero aun así no consiguieron que las chanzas y bromas sobre ellos, por parte de los demás, se acallasen pues constantemente les decían cosas como: “Zaca, cada día estas más flaco y ojeroso, descansa un poco” o “Alba le estas absorbiendo a Zaca todos sus fluidos, tu estas cada día más hermosa y él más delgado”. Esas bromas se desataron mucho más cuando se enteraron que iban a aprovechar las vacaciones para hacer la luna de miel en Bora Bora, en la polinesia francesa, y como regalo de Paulina que estaba entusiasmada con el romance de su hija. En este caso fue Aurora la que se burló diciendo “En ese sitio paradisiaco y con lo tarde que ha descubierto Alba a Zaca, le va a dar un zaca-zaca, que lo van a tener que repatriar en estado de coma”

En cuanto a las gemelas tenían previsto competir en esa primera quincena de agosto en un campeonato de doble sub-21 femenino en Benalmádena, y su hermana Vera y Aurora se habían prestado a hacer de esparrings y a acompañarlas a todos los partidos para animarlas.

Por su parte Bárbara había convencido a Andrea para que durante esos días tomase unas clases de aviación, por lo que se prestó a enseñarla en un aeródromo cercano en Vélez Málaga, donde alquilaban avionetas.

Piedad y Pedro decidieron quedarse en la casa y aprovechar aquellos días de ocio para repasar documentos, recetas y completar en lo que pudiesen sus anotaciones en su particular grimorio.

Capítulo 11

Miércoles, Día 14 de agosto de 2.019

A las cinco de la tarde del día 14 de agosto miércoles, llegaron a la casa Zacarías y Alba, radiantes y felices, saludaron a todos efusivamente, sobre todo a Piedad, y esa tarde la aprovecharon para contarse lo acontecido en esas vacaciones. Las gemelas estaban satisfechas pues habían quedado campeonas y habían sido invitadas a otro torneo en Alicante para septiembre, y al que no pensaban ir si no les acompañaban de nuevo su hermana y Aurora, pues ellas les habían animado y estimulado para ganar. Bárbara y Andrea por otro lado se habían hecho inseparables, pues incluso compartían a “relámpago” en sus paseos en moto, y a la parecer la más joven le había fascinado volar y no dejaba de alabar las acrobacias fantásticas que su monitora de vuelo, Bárbara, era capaz de hacer, y lo mucho que ella se había divertido volando.

Mientras estaban explicándose las cosas que habían hecho mutuamente, Andrea dijo:

-     Voy a echar un vistazo a un programa que tengo y que automáticamente detecta cosas poco habituales.

-     Voy contigo. - dijo Verónica – Que no quiero que Alba me pongas los dientes largos de sus idílicas y maravillosas vacaciones.

A los pocos minutos volvieron las dos muy excitadas interrumpiendo la conversación que mantenían los demás, y Andrea soltó de golpe pero tan rápido y con tanta prisa que poco le entendieron:

-     Ya tenemos el primer caso, y de los que a mí me gustan. Hemos detectado una llamada de la Casa Blanca a la Moncloa, diciéndoles que han detectado un objeto no identificado que al parecer ha venido aquí, a España.

-     Es cierto, - aclaro con mucha más calma Verónica – Andrea tenia pirateado, no sé cómo, cualquier llamada desde EEUU a España relativa a los casos que nos ocupan, y hemos detectado dos muy especiales. La primera entre los ministerios de Asuntos Exteriores y la segunda desde el Pentágono hablando con un general de las Fuerzas Áreas, diciéndoles que han vuelto a detectar algo que al igual que ayer, día 13, ha vuelto a suceder esta mañana día 14.

-     En la contestación de nuestra fuerza área, – continuo explicando – Han dicho que ayer ya enviaron a dos cazas y que no vieron nada, y que hoy entre las once y cuarto y las quince horas han efectuado diferentes pasadas por la zona y que no consiguen ver nada extraño. Pero desde allí les han dicho que ellos perdieron la pista en unas coordenadas muy específicas los dos días. Que ya habían detectado un artefacto no identificado en numerosas ocasiones, pero siempre en una zona muy concreta de las Islas Caimán, y aunque sus vuelos siempre eran irregulares el inicio y fin del movimiento era siempre ese, pero que es la primera vez que pueden identificar un punto diferente. – miro unas anotaciones que llevaba en un papel y continuo: - Parece que ayer detectaron un inicio en la zona habitual, las Islas Caimán y pocos minutos después aquí en España y que en ese punto ayer hubo una parada, sobre las 14 horas, los aviones de reconocimiento hicieron una pasada a las 17 horas, sin ver nada. Por la noche a las 22 horas se detectó un inicio en esa misma zona de la parada y llegada minutos después a las Islas Caimán. De nuevo esta mañana sobre las 8 horas un nuevo inicio allí y minutos después una parada de nuevo en el norte de Huelva, y que tras varias pasadas de los cazas nada han visto y están a la espera de comprobar si se produce otro inicio en esa zona.

-     ¿Tienes las coordenadas? – pregunto Bárbara – Podemos ajustar la zona donde creen que esta ese punto de parada e inicio.

-     Pues sí, toma. – Verónica alargo el papel y Bárbara fue a buscar un mapa y a los pocos minutos decía – Estas coordenadas corresponden a la provincia de Huelva, un poco más al norte del embalse de Aracena, y a unos dos kilómetros al sur de un pueblo que se llama Hinojales, y en esa zona no hay pueblos en un radio importante. ¿Creéis que allí puede haber algo que merezca ser investigado?

-     Pues como estamos todos descansados y no tenemos ninguna otra cosa a la vista, y además es en una zona no muy lejana, no estaría de más que echásemos un vistazo. – dijo Zacarías preguntando después - ¿Cuánto podemos tardar en llegar?

-     Cuatro horas y media, más o menos, dijo Andrea consultando un portátil que llevaba en sus manos – Hay que cruzar Sevilla e ir hacia Mérida.

-     Pues mañana temprano salimos. – dijo Zacarías y volviéndose a Pedro le pregunto - ¿Te parece bien?

-     Tú eres el Jefe de operaciones. – le contesto Pedro – Y además tengo plena confianza en vuestras iniciativas, y es un caso bastante interesante. Como has dicho nada perdemos en investigarlo.

-     A mí me gustaría ir con vosotros. – dijo Andrea poniendo morritos a Zacarías – Por fa, es lo que siempre he deseado, localizar un OVNI, y no hay duda de que algo hay, si no, no habrían desplegado los cazas para localizar ese extraño movimiento. ¿Puedo?

-     ¿Y quién va a vigilar los datos? – pregunto Alba – Si nos enteramos que antes de llegar vuelve a iniciar el vuelo o lo que sea, deberíamos de volver.

-     Verónica sabe cómo hacerlo, - contesto rauda Andrea – y yo me puedo conectar con el ordenador central desde mi portátil. No vendría mal que tuvieseis una experta en el sitio.

-     Pues entonces mañana comprobaremos si no hay novedades, si no ha habido nuevos movimientos, - dijo Zacarías – mañana a las siete saldremos.

Prepararon todo lo que creyeron necesario, ropa, materiales, mapas, linternas, etc. y Andrea se fue a preparar la conexión del ordenador central con su portátil de campo. Se acostaron todos pronto para salir a la hora que habían previsto.

Capítulo 12

Jueves, 15 de agosto de 2.019

A las diez menos cuarto salían ya de Sevilla camino de Mérida, en uno de los todoterreno, y cincuenta minutos después tomaban una salida a la altura de Santa Olalla, desde allí se dirigieron al pueblo que había indicado Bárbara, Hinojales y poco antes de las once y media estaban llegando a dicho pueblo. Un par de kilómetros antes de llegar, Andrea soltando un grito hizo que Alba, que era la que conducía, diese un frenazo impresionante, pues decía la hacker:

-     Para, para, creo que no lo hemos pasado. Había un cartel que decía “Hacienda Vía Láctea”, tiene que ser ahí, ¿No creéis?

-     Pues puede ser, - calculo Bárbara – las coordenadas son en esa dirección.

Hacia allí se dirigieron y un par de kilómetros más adelante se encontraron con una finca impresionante, con unos muros de piedra antigua muy altos y una cancela para vehículos al lado de una puerta con un objetivo de una cámara de seguridad. Se bajaron mirando atentamente a todos los lados y comprobaron que era una zona completamente deshabitada, a excepción de la finca. Zacarías sin dudarlo llamo al timbre que había bajo las cámaras, y nadie contesto, y tras intentarlo varias veces dio la impresión de que no había nadie en la finca.

Bárbara se dirigió al vehículo y de entre los pertrechos que había preparado saco una cuerda de escalada con una piqueta en la punta y sin encomendarse a nadie la lanzo afianzándola en lo alto del muro, y luego con una agilidad y facilidad pasmosa se encaramo a todo lo alto. Desde allí les dijo:

-     Madre mía, que pedazo de caserón, y que jardines tan bonitos. Tiene que ser la finca de alguien con muchísima pasta. – de pronto mirando hacia abajo en el otro lado del muro dijo: - Ostias, vaya dos pedazos de perros con cara de mala leche, y ni siquiera ladran solo miran.

-     Ayudadme a subir. – dijo Andrea intentando trepar por la cuerda como había hecho la otra, que tuvo que ayudarla para que se colocase a su lado – Joder que monada de perros, son mastines de raza, creo que los puedo tranquilizar.

Desde allí arriba empezó a decir un montón de estupideces a los perros y con voz aún más estúpida, ante la mirada reprobatoria de Bárbara, pero a los pocos minutos, dijo:

-     Mira, mira, fíjate como ya mueven el rabo, están contentos. Si les damos algo que les guste seguro que nos dejan entrar.

-     Pues yo no les voy a dar mi culo. – dijo Bárbara – Un bocado de esos bichos te destroza.

-     ¿Te vale un chorizo? – pregunto Aurora – He traído comida por si nos hacía falta.

-     Dámelo, y veremos cómo reaccionan.- y Andrea tras recibir de Zacarías que también se había encaramado al muro el chorizo lo partió en dos y les tiro un trozo a cada uno – Voy a bajar, no van a hacerme nada.

-     ¿Llevas la pistola Zaca? – pregunto Bárbara – Prepárala por si hace falta, esta niña esta como una puta cabra.

Se descolgó despacio ayudada por Zacarías y Bárbara, y los perros que ya se habían zampado el chorizo la miraban con extrañeza pero sin ningún asomo de fiereza, y cuando llego al suelo acaricio a uno de ellos y luego al otro y ante la sorpresa de los dos del muro empezó a jugar con ellos, tirándoles un palito que encontró en el suelo y que los perros perseguían juguetones. Volviéndose y mirando a los de arriba les dijo.

-     Ya podéis bajar, he domado a los leones. – Y empezó a reír alegremente.

-     Yo bajare, - dijo Zacarías a Bárbara – pero vosotras esconder el todo terreno en un lateral de la finca y por allí os ayudaremos a entrar, como a cien metros hacia allí.

La estaba indicando hacia su izquierda y Bárbara se bajó del muro y junto a Alba y Aurora subieron al vehículo y se fueron hacia el lugar indicado por Zacarías, que bajo para juntarse a Andrea y al igual que a ella los perros no le atacaron, ni siquiera le gruñeron, más bien le retaban a tirarles el palo y luego corrían como locos para recogerlo y volvérselo a traer.

-     Vaya mierda de perros guardianes. – dijo Zacarías que guardo su pistola que aun llevaba en la mano – Entran ladrones y les roban hasta los perros.

-     No te creas, - dijo Andrea – son muy fieros, pero nosotros les trasmitimos confianza.

Mientras hablaban rebasaron una gran nave que parecía una cochera, pues en la pared frente al caserón existía una puerta automática que así lo indicaba, y que al llegar a su altura comprobaron que no estaba cerrada. Miraron en su interior y vieron que había cuatro enormes todoterreno de última generación, un jaguar de color vino y un par de utilitarios. Este detalle sobresalto a Zacarías que dijo:

-     Vayamos con prudencia, si hay coches en el aparcamiento es probable que haya gente en la casa.

Pasada la cochera encontraron una pista de tenis que lindaba con el muro de uno de los laterales de la finca y un poco más allá, unos jardines con columpios, a la altura que había dicho a las demás que se llegaran para entrar en la finca. Antes de que llegasen hasta allí, ya estaba Bárbara encaramada y ayudaba a las otras dos a subir, y llevaba colgada una mochila con cuerdas y un hacha en la parte exterior. Esperaron a bajar hasta que Andrea y Zacarías junto a los perros llegasen debajo de ellas y una vez que Andrea las convenció de que los perros no las harían nada, se atrevieron a bajar.

Zacarías las comento que había varios vehículos aparcados y que suponía que habría gente en la casa, o habrían salido de la finca, bien al pueblo o de excursión, pero que tenían que estar atentos. Caminaron hacia la parte posterior de la casa y allí comprobaron que dentro de la propia finca había un pequeño bosque en el que se adentraron. Recorrieron la finca entre los arboles buscando alguna pista que pudiera indicarles algo, como ramas rotas, trozos de suelo chamuscado, etc. Pero tras un buen rato entre los árboles se dieron cuenta que entre aquella espesa arboleda difícilmente podría bajar ninguna nave, por muy extraterrestre que fuese.

Bárbara miro su reloj y dijo:

-     Son más de las dos, deberíamos de comer algo y allí al fondo parece que hay un pequeño lago. Comemos nos damos otra vuelta y regresamos por el otro lado de la casa.

Aurora que al igual que Bárbara llevaba una mochila, empezó a sacar comida y los dos perros se pegaron a ella pero esperando respetuosamente por si algo les daba, y ella les corto un trozo de salchichón a cada uno que se lo tragaron de golpe y luego se tumbaron a sus pies esperando más.

Comieron todos con apetito y lo que sobro se lo dieron a los canes y tras recoger todo, comprobó Andrea en su portátil que no había variación en cuanto a la información que los había llevado hasta allí, y volvieron a ponerse en camino por el otro lado de la finca. Unos pocos minutos antes de las cuatro desembocaron en una zona de césped, en el lateral del caserón y en el que vieron una enorme piscina en forma de ocho, y en el otro extremo sobre una de las barandillas de las escaleras, una enorme bola como de cristal, como si fuera un espejo toda ella, pero de un material extrañísimo.

-     ¿Qué cojones es esa bola? – dijo extrañada Aurora - ¿Sera eso lo que buscamos?

Se acercaron los cinco cautelosos mirando embobados aquella esfera de unos tres metros de diámetro y al llegar a su altura y de espaldas al caserón se quedaron mirándola sin dar explicación a aquella extraña escultura pero que no se encontraba apoyada en ningún sitio, parecía que levitaba. Absortos como estaban una voz a sus espaldas los sobresaltó y al volverse vieron a cinco mujeres enfundadas en unos extraños uniformes, pero todas de una belleza extrema, y una de ellas les decía:

-            ¿Quiénes son ustedes y que buscan? Esto es una propiedad privada.

Unos segundos después llamo a los perros, trueno y relámpago, y ellos se fueron corriendo a su lado y de nuevo los dijo:

-       ¿Cómo han conseguido que los perros no les ataquen?

Andrea fue la que dijo con cierto nerviosismo y evidente temor:

-       Los animales se llevan muy bien conmigo. ¿Son ustedes extraterrestres? ¿Es suyo este artilugio?

-       No han contestado ustedes, - volvió a decir la extraña mujer - ¿Quiénes son?

-       Soy inspector de policía, - se presentó el Zacarías – llevamos desde este mediodía intentando que nos abriesen y al comprobar que no había nadie, o por lo menos nadie contestaba, nos hemos permitido saltar la pared. Les ruego nos disculpen.

-       ¿Y que están buscando ustedes? – pregunto ahora otra de las mujeres uniformadas - ¿Qué es tan importante que invaden una propiedad privada por muy policías que sean?

-       No es un asunto oficial, perdonen ustedes señoritas, pero estamos haciendo una investigación privada – dijo de nuevo Zacarías - teníamos conocimiento de que en esta finca, o sus alrededores, habían detectado un movimiento no identificado y al asomarnos a la cerca de la casa y ver este extraño aparato hemos entrado. ¿Qué es? Y ¿Por qué van así vestidas?

-       Vengan ustedes con nosotras.

Fue una tercera de las mujeres la que dijo esto, y que era de todos los presentes quizás la única que mantenía la calma, pues tanto unos como otros estaban azorados, incluso se diría que asustados. Los intrusos por la visión de la esfera y los extraños trajes de las moradoras de la finca, y estas temiendo que se descubriese de pronto toda una historia que no debía de trascender.