El soñador. Capítulo 2.- El contenido del sobre
Animado por la acogida de mi relato, voy a intentar publicar un capitulo cada dos o tres días. En este capitulo Jaime y Aurelia se enteran del contenido del sobre que su difunto abuelo y padre, respectivamente, les había dejado antes de fallecer.
Capítulo 3 El contenido del sobre
Día 22 de junio (sábado)
Por su parte Juani, Belén y Aurelia, cuando bajaron tras dejar a Jaime en su dormitorio, se reunieron con Eulalia, Clo, Eli y Bárbara, y empezaron a planear como anticipar la fiesta que tenían prevista hacer la semana siguiente para celebrar la vuelta de Jaime. Como era sábado y una hora temprana, aún no eran las nueve, tenían tiempo para organizarlo todo para ese mismo fin de semana, y decidieron que viniesen ese mismo día los invitados previstos, y de paso el domingo celebrarían el cumpleaños de Jaime y Aurelia y también la onomástica de Juani.
La fiesta que habían previsto para finales de mes era invitando a las tres compañeras de Aurelia que habían estudiado con ella en el internado de las monjas, y a las tres de Belén, estas las que habían estudiado con ella en la Universidad y con las que había compartido piso en Sevilla, y entre las que se encontraba Bárbara. También invitarían a Manuela y Juan, los padres de Bárbara y a la prima de ella, Diana la madre de Clo. Otros invitados previstos eran D. Simón, el designado por D. Jaime como albacea de los bienes, y su esposa Esperanza, así como Bernardo y Petra, y los padres de Juani, pero estos cuatro ya habían declinado la invitación anteriormente prometiendo ir a ver a Jaime a mediados de julio, a la vuelta de un viaje que tenían organizado y en el que ahora estaban viajando por Europa.
Belén y Bárbara, llamaron a Esperanza y Elena, sus compañeras de carrera y piso, y Aurelia por su parte llamo a Aurora, Alba y Amor, sus compañeras de internado, invitándolas a que fuesen ese mismo día a la finca y se quedasen a dormir hasta el fin de semana siguiente. Aurelia invito también al padre de sus amigas y a la tía de estas, Eduardo y Erika. Pero cuando Eulalia vio cuánta gente iba a venir, le dijo a Juani que debían de buscar ayuda para atender a todos los invitados y aprovecho para que esta contratase a sus dos sobrinas, Paulina y Cristina durante los meses de verano, ambas de dieciocho años e hijas de sus dos hermanas mayores, alegando que con Jaime en la casa haría falta más servicio, pues suponía que con el chico ya viviendo en la finca vendrían normalmente invitados, por lo menos durante las vacaciones. Juani accedió y Eulalia llamo a sus sobrinas que vivían en el pueblo y que sin más preámbulos aceptaron el trabajo ofrecido, y quedaron en estar en la casa en menos de una hora ya con sus pertenencias para quedarse a vivir en ella.
Por su parte Juani llamo a D. Simón y le invito a la cena y luego a Juan, Manuela y Diana, quienes aceptaron encantados. Después llamo a sus padres y les dijo que Jaime ya había vuelto, quedando que ellos vendrían a mediados de julio para quedarse durante todo el mes de agosto, y que entonces verían a Jaime. Las amigas de Aurelia y las de Belén, no dudaron y aceptaron la invitación sobre la marcha, diciendo que estarían en la casa para la hora de comer, pues después de explicarles como era Jaime, todas estaban ansiosas por conocerlo. Solo Eduardo, dijo que el llegaría a la hora de cenar pues tenía una reunión de trabajo y un compromiso para comer ese día.
El ajetreo y el nerviosismo de todas para que la fiesta resultase fantástica, las hizo olvidarse completamente de lo que Jaime había contado y también del sobre que Juani le había entregado y que él se llevó a su dormitorio. Al poco rato vinieron Paulina y Cristina, que tras dejar sus pertenencias en las habitaciones que las asignaron en la primera planta, junto a las de Eulalia, Clo y Eli, empezaron a ayudar a estas, demostrando una gran disposición y unas enormes ganas de trabajar, cosa que complació a Juani. A las doce y media llegaron Erika y sus tres sobrinas, y media hora después Elena y Esperanza, y todas ellas fueron a la piscina a esperar a que Jaime se levantase y verlo por fin, pues todas estaban intrigadas por conocer al muchacho que acababa de volver de Estados Unidos, y del que tanto las habían alabado.
Poco después de la una, Jaime se despertó sobresaltado pues su móvil estaba sonando, y medio dormido comprobó que era Andrea, y está muy excitada le explico que su padre Diego se había quedado muy impactado por lo que le contaron que explicaba D. José cuando falleció, y que les dijo que su padre, al que el también tomo por loco antes de morir, le dijo en una ocasión que debía de enviar al hijo que tuviese con Jacinta a estudiar con D. José, y que a la vuelta de sus estudios se enteraría de quienes eran sus ancestros en realidad. Al parecer su padre si daba alguna credibilidad al fallecido y en este momento, según le comento Andrea, estaba buscando entre las pertenencias que dejo su padre Eulogio al fallecer, intentando averiguar algo sobre sus antepasados. Jaime quedo con ella que le volviese a llamar si surgía algo nuevo, pero tampoco le comento nada en referencia al sobre de su abuelo. Ahora si empezaba a sentir una imperiosa necesidad de saber que contenía aquel voluminoso sobre que su abuelo había dejado a Juani para que lo abriesen él y Aurelia a su vuelta del internado, y podía ser que tal como le había dicho su padre a Diego, que a la vuelta del internado se enterarían todos de quienes eran descendientes en realidad.
Completamente decidido a hablar con Aurelia y abrir el sobre, entro en el baño meditabundo, y en ese momento comprobó la primera de las muchas reformas que habían hecho en la casa, y que consistía en que habían introducido un baño en la habitación, como en un hotel, pues él recordaba que antes de irse solo había dos baños en aquella ala de la casa del segundo piso y totalmente independientes de los dormitorios. Se dio una ducha rápida y tras ponerse unos pantalones de deporte volvió al baño para afeitarse y entonces se dio cuenta de algo extraño, pues frente a la puerta del baño que accedía a su dormitorio había otra igual, y curioso decidió averiguar a donde daba aquella puerta. La abrió con precaución y pudo comprobar que daba a otra habitación, por lo que dio por hecho que cada baño era compartido por dos dormitorios, cosa que no le pareció del todo mal, pues mejor compartir el baño solo con otro dormitorio que tener que salir al pasillo para ir a ducharse o al servicio. Termino de afeitarse y ya bastante más calmado cogió el sobre que le había dado Juani y bajo para sin más dilación enterarse de lo que contenía este, pues lo primero que pensaba hacer era buscar a Aurelia y juntos abrir el legado de D. Jaime.
Al llegar a la planta baja y no ver a nadie en el porche, entro en la cocina y se encontró con Eulalia y dos jóvenes a las que no había visto antes, motivo por el que se quedó en la puerta mirándolas con extrañeza. No así estas, que miraban a Jaime como si de algo extraordinario se tratase, y Eulalia sonriente y dirigiéndose a las chicas, dijo:
- Este es Jaime, el hijo de Juani, y por el que habéis sido contratadas vosotras dos, pues ahora habrá más trabajo en la casa. – luego dirigiéndose a Jaime le dijo – Estas dos niñas son mis sobrinas, Paulina y Cristina, y que Juani ha contratado desde hoy para ayudarnos a mí, a Eli y a Clo.
Las dos muchachas hicieron una pequeña inclinación saludando a Jaime, y este las miro con interés, comprobando que llevaban una camisola o bata como su tía, y por lo tanto supuso que sería cosa de Juani, ya que realmente estaban uniformadas como Clo y Eli y eran al igual que ellas realmente hermosas, pues Paulina era una muchacha alta, de 1,75, pelirroja de cara muy guapa, pelo rizado, ojos grises y un cuerpo muy bien formado, y Cristina que era quizás un par centímetros más alta que Paulina, era también pelirroja pero de color de pelo más oscuro y tenía larga melena, sus ojos eran verdes, resultaba tan guapa o más que su prima y tenía un cuerpo similar. Tras el rápido análisis, Jaime se acercó a ellas y las beso con dulzura en las mejillas y las dijo:
- Bienvenidas a esta vuestra casa, espero que nos llevemos bien y que seáis felices en vuestro nuevo trabajo. Tenéis suerte, pues Juani es una mujer fantástica.
- Por eso hemos aceptado, - dijo la pelirroja con gran desparpajo y mirando a Jaime con enorme descaro – nuestra tía nos ha explicado lo bien que es tratada por Juani, Belén y Aurelia y durante las vacaciones hemos aceptado venir a trabajar aquí. Pero no esperábamos que hubiese un hombre tan guapo como tú en la casa.
- Lo dicho, - dijo Jaime algo azorado por el descaro con que Paulina le hablaba y la mirada igual de descarada de Cristina – bienvenidas. ¿Dónde está Aurelia?
- En la piscina con sus amigas, que han llegado hace un rato. – le dijo Eulalia que se dio cuenta del nerviosismo de Jaime, y sonriendo maliciosa termino: - Verás que sorpresa te vas a encontrar en la piscina, un enjambre de chicas guapísimas.
Jaime sorprendido por lo que Eulalia acababa de decirle, salió de la cocina intrigado, pues nada sabía de qué hubiese nadie más en la casa, y no solo estaban las dos muchachas nuevas, si no que al parecer habían venido amigas de Aurelia y Belén. Cruzo la puerta de entrada del caserón y girando a la izquierda se dirigió por el porche hacia la piscina, pero a mitad de camino, antes de llegar a la esquina, vio que por esa esquina aparecía una mujer rubia, guapísima, como de película y que al verlo se quedó parada mirándole atónita. Más sorprendido quedo Jaime al oír decir a esa mujer con melodioso acento argentino:
- Joder, que pibe más bello. – y tras unos segundos que lo miro atentamente y de forma descarada, continuo: - Es evidente que tú eres Jaime, el “niño” de Juani, al que están esperando mis sobrinas y las amigas de Belén con gran expectación. Pero no es para menos, joder pibe, eres un tío guapísimo.
Sin darle tiempo a reaccionar, ella se acercó a Jaime y le soplo dos besos inmensos y ruidosos en ambas mejillas, haciendo que se sonrojase violentamente. Él la correspondió con dos besos en sus mejillas, pero realmente cohibido y como asustado, pues Erika era una mujer de una personalidad extraordinaria, guapa, simpática, bien formada y nada tímida. Tendría unos treinta años, no muy alta, sobre 1,65, rubia de pelo largo y liso aún mojado, ojos marrones, de gesto simpático y malicioso, era realmente guapísima y con un cuerpo de artista de cine que se apreciaba perfectamente al ir solo con un pequeño tanga. El desparpajo y simpatía de la mujer, dejo a Jaime sin palabras, que la miraba embobado, como no creyéndose lo que estaba viendo. Ella consciente del impacto que había causado en el muchacho, sonrió maliciosa y le dijo:
- Iba a buscar a Juani, también a hacer un pis, pero vuelvo contigo a la piscina ahora mismo, pues no me quiero perder la cara que van a poner las chicas cuando te vean.
Sin que él pudiese hacer o decir nada, Erika se colgó de su brazo y junto a él dieron la vuelta a la esquina de la casa, comprobando Jaime en ese momento que la piscina tampoco era como el recordaba, pues en lugar de una piscina de dimensiones olímpicas y losetas alrededor, como era cuando se fue, ahora era una piscina en forma de ocho, aún más grande que la anterior, y rodeada de césped natural perfectamente cuidado. Sobre el césped había una serie de tumbonas y sobre estas un grupo de mujeres jóvenes entre las que solo reconoció a Bárbara, Aurelia y Belén. Ninguna de ellas los vio llegar, y solo cuando Erika a voz en grito las llamo, se fijaron en Jaime. Erika decía gritando desde unos veinte metros:
- Niñas aquí traigo al tío más guapo que jamás hayáis podido imaginaros.
Todas se levantaron al oír a Erika y los miraron acercarse sin decir nada, esperando a que estuviesen a su altura. Todas estaban completamente desnudas, y todas eran realmente bellas, por lo que Jaime de forma fugaz y solo durante los segundos que tardaron a llegar a su altura, no pudo evitar dejar de admirarlas una por una. A las que ya conocía, Bárbara, Belén y Aurelia, al ir totalmente en pelotas resaltaban a un más sus esbeltas figuras, y al llegar a su altura, Belén fue la encargada de presentarle a las muchachas una a una y a las que saludo con sendos besos en sus mejillas y de paso que le eran presentadas fue analizándolas a todas. Primero le presento a sus dos compañeras, Esperanza que era una muchacha de pelo castaño y corta melena, ojos azules, simpática y guapa y con un cuerpo divino, le sonrió con picardía y suspiro al sentir sus besos, luego le tocó el turno a Elena, que era una morena de pelo largo, ojos azules muy claros, boca sensual que al sonreír enseñaba unos dientes perfectos y blanquísimos, haciendo de sus facciones una verdadera maravilla, y en cuanto a su cuerpo era realmente extraordinario y que lucía sin ningún pudor. Al besarla en sus mejillas, Jaime sintió que algo tenia de especial aquella maravillosa mujer, y presintió que a ella le pasaba lo mismo con él. Luego con gracia, Belén le presento a Aurora y Alba, gemelas e idénticas, y que eran un primor de criaturas, bellísimas, rubias de pelo largo y liso, ojos azules, y con cuerpos casi perfectos, pero daban la impresión de ser bastante tímidas, pues al besarlas Jaime se sonrojaron las dos bajando avergonzadas la cabeza. Y por último le presento a Amor, una criatura algo diferente, era muy morena, con una media melena negra y rizada, ojos grises de gato y una belleza especial que unido a su cuerpo esbelto y precioso, no muy alta, sobre 1,67, hacían de ella una muchacha extraña pero fascinante ya que además era la única que no tenía depilado en su totalidad el vello púbico, luciendo un gracioso corazón sobre sus labios vaginales. Jaime la beso con extrema delicadeza en sus mejillas y ella sorprendiendo a todas las presentes y en especial al muchacho, se agarró a su cuello y le dio un beso en la boca espectacular que él sorprendido correspondió sin ni siquiera darse cuenta de lo que hacía, pero abrazando a la chica y apretándola contra su cuerpo. Cuando se separaron casi sin aliento, Amor sonriendo maliciosa dijo:
- Madre mía, vaya gozada de beso, este tío es fabuloso, ¿Jaime, te quieres casar conmigo?
- ¡Pero qué descaro, que poca vergüenza! – era Juani la que hacia esa exclamación en tono de recriminación y que había llegado en aquel momento, quedándose al igual que las demás asustada y sorprendida por la actitud de Amor – ¿Niña, tú te crees que puedes hacer y decir sin más lo que piensas?
- Pues claro que puedo, - contesto con descaro la muchacha a la vez que exhibía una sonrisa enorme – así todo el mundo sabe lo que pienso, y ahora mismo lo que pienso es lo mismo que todas las demás, pero que no se atreven a decirlo.
- Estas como una chota, pero loca, loca. – dijo riendo alegremente Aurelia – Has dejado a Jaime casi sin resuello y con un gran desconsuelo. Joder que beso más salvaje, y él no se ha cortado el muy jodido pues la ha correspondido con verdadero placer y enorme dedicación.
- Vale, vale, dejemos esto como una anécdota. – dijo Belén también riéndose como su hermana al comprobar que el desconsuelo de Jaime era de nuevo una erección que su pantalón de deporte no podía disimular – Aparte del beso sorpresa, ¿Qué te parecen las invitadas Jaime?
- Esto es algo que no me esperaba, pues todas sois maravillosas. – la contesto el muchacho – Todas sin excepción sois bellísimas y capaces de volver loco a cualquier hombre, y mucho me temo que voy a tener que hacer uso de las enseñanzas de autocontrol que he recibido si como veo tenéis por costumbre tomar el sol en bolas.
- Pues no te has controlado mucho cuando te ha besado mi sobrina. – dijo Erika que aún no salía del asombro por el comportamiento de Amor a la que se dirigía ahora – Tú y yo niña hemos de tener una seria conversación y como dice Juani, no puedes ir diciendo o haciendo lo que te apetece en cada momento. Ya hablaremos más tarde.
Ante la regañina de la tía a la sobrina, se produjo un momento de silencio en el que nadie acertaba a tomar la palabra, y fue Jaime, que aún medio perturbado por el saludo de Amor e incapaz de reaccionar, le apetecía alejarse de las chicas que le estaban poniendo nervioso, por lo que, dirigiéndose a Aurelia, la dijo:
- Si no te importa me gustaría leer ahora lo que nos dejó tu padre, traigo el sobre que le entrego a Juani, pero si prefieres estar con tus amigas lo dejamos para después.
- No, ni mucho menos, vamos a leerlo ahora mismo. – Aurelia sin dar importancia a todos los presentes se sentó en una tumbona y golpeando con la palma de su mano a su lado, continúo diciendo – Anda siéntate aquí a mi lado y lo leemos.
- No creo que sea el lugar indicado, creo que deberíamos leer lo que nos dejó solo para nosotros dos, a solas tú y yo. – dijo Jaime intentando a toda costa alejarse de las chicas - ¿Dónde podemos leerlo en la intimidad?
- Id al salón del ático y de paso le enseñas a Jaime como ha quedado la reforma de la casa para ver si le gusta. – dijo entonces Juani percatada de la necesidad del muchacho de apartarse de las chicas – Allí podréis leer con absoluta tranquilidad y sin distracciones lo que mi difunto esposo dejo para vosotros.
- Vale, iremos al ático y le enseñare de paso las reformas de la casa. – Aurelia se levantó de la tumbona y cogiendo de la mano a Jaime se alejó a la vez que comentaba: - Veras que bien ha quedado distribuida la casa.
Aurelia de paso cogió un pareo y tras taparse, le guio de nuevo hacia la casa y le empezó a explicar las reformas que solo hacía unos meses se habían hecho en la casa, primero le explico que habían cambiado los huertos de Bernardo por jardines, la piscina tal como él había visto la habían cambiado, tanto de forma como de entorno, le comento también que solo había quedado igual la entrada, el porche, las escaleras, el despacho de D. Jaime y la cocina, eso sí, también habían sido modernizadas y rehabilitadas las instalaciones de esas dependencias. Cuando entraron en la casa Jaime se fijó a indicaciones de Aurelia de que tal como se entraba, a la izquierda estaba la cocina, enorme y con mucha luz, pues tenía ventanas que daban al porche, a los jardines de la izquierda de la casa y a la parte trasera. A la derecha de la puerta de entrada había una pared decorada con un gran espejo sobre un mueble moderno, colgando de las paredes varios potos cuyas ramas y hojas caían casi hasta el suelo y en los rincones unos maceteros con palmeras enanas, dando un aspecto agradable al acceso a la casa. Al fondo a la izquierda estaba el ascensor y a la derecha las enormes escaleras que accedían a las plantas superiores. Justo antes de las escaleras a la derecha, había un pasillo que daba acceso al salón y al despacho, al primero a través de una doble puerta a la derecha del pasillo, frente a esta las puertas de dos baños completos, idénticos al de su dormitorio y al fondo otra doble puerta que daba acceso al despacho que fue en su día de su abuelo. El salón que tenía 18 metros por 10 tenía al igual que la cocina, una luminosidad enorme pues contaba con cuatro grandes ventanales que daban al porche y otros dos a la piscina. Estaba amueblado con grandes sillones, dos enormes televisiones planas, equipos de música, reproductores de CD, etc. distribuido en los tabiques que separaban al salón de la entrada de la casa y el despacho. Más parecía un salón de descanso que un comedor, pues no tenía mesa ni sillas para ese menester.
Aurelia le iba explicando todo, y le comento que comían normalmente en la cocina, y si acaso alguna vez tenían invitados, o comían en el porche si el tiempo era benigno o en el salón del ático si hacia frio. Entraron entonces en el despacho que fue de D. Jaime, tenía 12 por 10 metros, y a la izquierda de la puerta había otra que daba a un baño exactamente igual a los demás, y a continuación había una gran mesa con un enorme sillón, y tras esta el cuadro con el retrato del antiguo propietario de la mansión. En el tabique que separaba esta estancia con el salón había una enorme librería del suelo al techo y de pared a pared y en el centro una pequeña caja fuerte. En el centro del despacho tres grandes sillones de tres plazas y una mesa baja para reuniones. Las paredes que daban al exterior, una a la piscina y la otra a la parte posterior de la casa tenían dos enormes ventanales en cada una, con grandes cortinas de terciopelo. Realmente, a excepción de la inclusión del baño anejo al despacho, este estaba exactamente igual a como él lo recordaba.
Luego subieron por las escaleras a la primera planta, y Jaime comprobó que era exactamente igual en distribución a la segunda, explicándole Aurelia que en el ala izquierda dormían las mujeres del servicio y en el de la derecha, los dormitorios actualmente estaban vacíos. Cada ala tenía ocho dormitorios y cuatro baños, y a su vez, ocho daban sobre el porche y ocho a la parte posterior de la casa, realmente un gran bosque de encinas y pinares. La segunda planta era exactamente igual a la primera, y en el ala izquierda, sobre las habitaciones del servicio y la cocina, estaba su dormitorio, el de Belén y el de Aurelia, y en el ala derecha dormía Juani. Aurelia le explico que las habitaciones de la derecha, las dos que daban sobre el porche, eran realmente como dos pequeños apartamentos, pues uno de los dormitorios que compartía baño habían sido acondicionados como una pequeña salita privada, y le enseño el que actualmente estaba vacío, pues no quiso invadir las habitaciones privadas de su madre.
Jaime estaba realmente admirado por lo bien que había quedado la nueva distribución de la casa, su funcionalidad y lo moderno que resultaba todo, pero cuando subieron al ático, que el recordaba como un inmenso desván, se quedó absolutamente maravillado. En el antiguo trastero que el recordaba se guardaban los muebles viejos, alfombras, trastos, etc., pero ahora era un salón enorme, totalmente diáfano y con una terraza que lo rodeaba y que se podía ver a través de los diez grandes ventanales que daban al lugar una luminosidad extraordinaria. La terraza, que no estaba techada, pues habían demolido parte del tejado anterior, tenía tres metros de ancho a los lados y en la parte trasera, y cinco en la parte delantera sobre el porche y la entrada a la casa. La parte posterior quedaba cortada en el centro para dar cabida a las escaleras y el ascensor. Se accedía a la terraza a través de una puerta corredera frente a las escaleras y estas a su vez dividían el salón en dos ambientes, cada uno de 15 por 12 metros. En uno de ellos, el de la izquierda, estaba decorado similar al salón de la planta baja, con sillones TV, equipos de música, sillones modernos, etc. En cuanto al ambiente de la derecha era como un comedor tradicional, con una gran mesa de 8 por 2 metros y 22 sillas, pero todo de un ambiente muy moderno y funcional. Lo único que a Aurelia no le hacía mucha gracia, según le dijo, eran las columnas que soportaban el tejado superior, pero que eran absolutamente necesarias para mantener la estructura del tejado.
Jaime sin decir nada, salió a la terraza y rodeo la casa admirando las vistas que desde allí se divisaban, por delante, la carretera que daba acceso a la casa, las nuevas cocheras, una pista de tenis que había al lado de estas y que él no recordaba, desde la parte de la terraza que daba sobre la piscina se podía ver incluso el pueblo, desde el otro lateral los campos y la sierra, y desde la parte trasera el resto de la finca que era enorme, y más allá los bosques de encinas y alcornoques propios de la zona, con la sierra al fondo. Se volvió a su tía y dijo:
- Es fantástico como ha quedado todo, pero sobre todo este ático que yo recordaba como un desván y que los días de lluvia subíamos a jugar, ¿te acuerdas?
- Claro que me acuerdo, - dijo Aurelia riendo – como me iba a olvidar si aquí jugábamos a escondidas de Juani a los médicos, y también que aquí la jodida de Belén nos enseñó a masturbarnos.
- Es cierto, pero realmente eran juegos de adolescentes que queríamos descubrir cosas nuevas. – corroboro Jaime y para cambiar de tema pregunto: - ¿Y a quien se le ha ocurrido semejante idea? Debe de ser un gran arquitecto.
- Ha sido todo cosa de Erika, la tía de mis compañeras de internado. – dijo Aurelia denotando una gran admiración por la mujer – Es fantástica, es una mujer maravillosa, ha ejercido de madre de sus sobrinas y ha ayudado mucho a su hermano Eduardo para educar a las gemelas y a la puñetera de Amor. Por cierto, ¿qué te parece Amor? ¿Te ha gustado el morreo que te ha dado?
- ¿Leemos lo que nos dejó tu padre? – interrumpió Jaime a su tía dando por sentado que no pensaba responder a sus preguntas - ¿Dónde nos sentamos?
- En cualquier sillón, el que tú prefieras. – Aurelia miraba burlona a Jaime y de nuevo volvió a la carga - ¿Quién te gusta más, las gemelas o Amor?
- La que realmente me ha impactado es la compañera de Belén, la tal Elena. – dijo Jaime con gran convicción – Aparte de ser guapísima, me ha hecho sentir algo en mi interior, algo muy extraño, como si la conociese de antes. ¿Quién es?
- Vamos a leer lo que nos dejó nuestro padre y abuelo, - ahora fue Aurelia la que no quiso contestar al muchacho – luego te contare quien es cada una de ellas.
Se sentaron en uno de los sillones de tres cuerpos, y Aurelia se pegó literalmente a Jaime intentando leer a la vez que él lo que pudiese haberles dejado su progenitor, y este abrió el sobre rompiendo uno de sus extremos con gran precaución. De dentro saco a su vez dos sobres, una bolsa como de cuero, realmente de un extraño tejido de color azul y un peculiar tacto, y un folio escrito a mano. Lógicamente lo primero que leyeron fue ese folio y que decía:
“No sé quién estará leyendo esto, pero espero de todo corazón que sean mi hija Aurelia y mi nieto Jaime, ambos a la vez, y espero que cuando lo leáis Jaime haya vuelto del internado de Usa y Aurelia haya acabado sus estudios en las monjas, tal y como deje como mis últimas voluntades en el testamento.
Lo primero que quiero deciros, o por lo menos así lo creo, es que el día que leáis este escrito, será para vosotros un día completamente especial, un día en el que empezareis una nueva vida, una forma diferente de afrontar el futuro, y aunque os cueste aceptar lo que vais a leer en mis escritos, es todo absolutamente cierto, pues como vais a comprobar al leer el legado que os dejo en los otros sobres, sois seres especiales, seres más inteligentes y quizás por ello diferentes al resto de los mortales, ya que heredamos una capacidad enorme de amar en todas las facetas, incluida la sexual, y que nos facilita una relación fluida y fácil con todas las personas normales, ayudado principalmente por la perfección de nuestros cuerpos, ya que también nuestros genes son de personas muy bellas, perfectamente dotadas para reproducirse y con una salud excepcional.
No por eso, y a pesar de que os adularan, admiraran y amaran, e incluso se os ofreceran de forma desinteresada, no debéis de comportaros con prepotencia, ni sentiros por encima de los demás, pues en el fondo sois exactamente iguales, pero mucho más evolucionados por los genes de nuestros antepasados.
Os pido sobre todo capacidad de comprensión, bondad, ternura, paciencia, cariño y amor hacia todos, y no juzguéis a nadie antes de conocerlo en profundidad.
Os deseo paz y larga vida.”
Los dos se quedaron atónitos por lo que acababan de leer, pues a los dos los asalto el temor de que lo que D. José había dicho el día de su muerte, pudiese tener alguna posibilidad de ser cierto, y tras mirarse realmente asustados y sin decir palabra alguna, Jaime miro los dos sobres que estaban numerados con el 1 y con el 2, por ello cogió el primero y comprobó que estaba cerrado con un lacre y que este tenía un extraño símbolo grabado. Con gran precaución Jaime empezó a quitar el lacre procurando no romperlo y Aurelia presa de gran ansiedad le dijo:
- Cojones, ábrelo de una puta vez, me estas poniendo muy nerviosa.
- Tranquila Aurelia, - dijo Jaime – quiero conseguir que el símbolo que hay en el lacre quede sin dañarse, es posible que algo pueda significar.
Al fin y ante el evidente nerviosismo de la muchacha, consiguió despegar totalmente el sello que quedo completamente entero, y Jaime procedió entonces a abrir el sobre y saco de él varios folios, también escritos de puño y letra por D. Jaime y una fotografía antigua, deposito cuidadosamente el lacre dentro del sobre y empezaron ávidamente a leer los folios. Estos decían:
“Hoy es día 24 de julio del año 2.004, y creo que mi vida está cercana a terminar. Mañana voy a visitar a una gran amiga a Sevilla, la persona que junto a Juani me merece la más absoluta confianza, y tengo el presentimiento de que quizás sea ella la última persona conocida con la que hable. Por eso estoy escribiendo esto, para que en su día vosotros podáis saber la verdad por mí mismo. Supongo que alguien ya habrá intentado contaros, sin convenceros totalmente, alguna cosa sobre nuestra verdadera identidad, por lo menos a Jaime, pero lo que voy a revelaros, sí es la auténtica realidad.
Dejo esta nota dirigida a mi nieto y a mi hija, a mi esposa Juani, para que ella se la entregue el día que Jaime vuelva del internado en que habrá cursado estudios hasta los veinte años.
Quiero deciros que vosotros dos, junto a Juani, su hija Belén y sus padres, sois legalmente mi única y verdadera familia, pero quiero también dejar constancia que considero como componentes de mi familia a los dos matrimonios que han vivido conmigo, Bernardo y Petra actualmente y Juan y Manuela antes que ellos, así como a la hija de éstos últimos. Les aprecio a los cinco profundamente y me consta que ellos también a mí, y por ello he dejado en mi testamento un legado para todos ellos.
Estoy plenamente convencido de que mi nieto será un gran hombre, que liderara, protegerá y cuidara de esa familia, y junto a los otros componentes de esa nueva generación, mi hija Aurelia, mi hijastra Belén, la hija de Juan y Manuela, Bárbara, y otra quinta persona que conoceréis, seréis capaces de buscar y encontrar vuestros orígenes, y que una vez descubiertos os sorprenderán.
Creo firmemente que mi nieto a su vuelta tendrá varias premoniciones o sueños, cosa que os ayudará a resolver los enigmas que esta nota os puede entrañar al leerla.
A D. Simón, el albacea vuestro, le deje un sobre que os deberá entregar cuando hayáis cumplido con los requisitos que hay en mi testamento, y en ese sobre encontrareis más datos, pero también insuficientes.
Entre el contenido de ese sobre, los sueños de Jaime y una conversación que debéis de mantener con la madre superiora del colegio donde Aurelia ha cursado estudios, deberéis de completar el puzle, rompecabezas o adivinanza, como queráis llamar a esta nota, pero que realmente es un legado de nuestros antepasados, una profecía que solo yo y mi gran amigo José, el director del centro donde Jaime habrá cursado su instrucción, conocemos.
En el saquito hay una gorra. Para usarla debéis de hacer uso de vuestra intuición y premoniciones, pues no quiero dejar escrito este extremo, pero confío que al igual que yo conseguiréis, con paciencia y sobre todo con amor, descubrir ambas cosas.En cuanto a la gorra, si sois capaces de sacarla de su estuche, no se os ocurra utilizarla hasta que D. Simón os entregue el sobre que le deje en su día.
Jaime te dejo también dentro de este sobre la única fotografía que no destruí de mi hija Josefina, tu madre, que espero conserves siempre.
Os deseo a todos paz, amor y larga vida”.
Cuando terminaron de leer la nota de su difunto padre y abuelo, los dos estaban completamente asombrados y asustados, pensando Jaime que lo que D. José les había dicho podía tener alguna posibilidad de ser real y que debía de hablar con sus compañeros de curso, con Ramiro, con su esposa y con Paloma, la hija de ambos. También según su abuelo, entre él, Aurelia, Belén y Bárbara, junto a una quinta persona que no citaba, serían capaces de encontrar los orígenes de la familia, y así se lo iba a comentar a Aurelia cuando esta, mirando fijamente la fotografía que había Jaime sacado del sobre y que ella tenía en sus manos le dijo:
- Jaime antes de leer esto me has preguntado que quien era Elena, que ella te ha dado la sensación de que la conocías de antes. ¿No es así?
- Si, ciertamente te he preguntado eso. – dijo Jaime perplejo - ¿Pero no crees que ahora hay cosas más importantes que saber quién es Elena?
- No, es importantísimo que mires detenidamente esta foto. – la seguridad con la que decía Aurelia esto, hizo que Jaime cogiese la fotografía y la mirase atentamente, y Aurelia prosiguió: - Lo primero que tienes que saber es que ha terminado medicina a la vez que Bárbara y Belén, pero que tiene dos años menos que ellas, y además ha sido el número uno de su promoción, por lo que es una persona de una inteligencia fuera de lo común. Luego debes de saber que nació el mismo día que nosotros, el 23 de junio de 2.004, y, por último, como se puede apreciar en la foto, que es una especie de reencarnación de tu madre.
Jaime, de forma alternativa, miraba atónito a Aurelia y perplejo la fotografía que ahora tenía ante sus ojos, no podía ni imaginarse a que se debía el asombroso parecido de Elena con la imagen de su madre. Sin dejarle hablar, de nuevo Aurelia dijo:
- Además de todo lo que te he contado, tengo que decirte que cuando mama la conoció, ya nos dijo a Belén y a mí, que era el doble de tu madre Josefina, que le recordaba a ella y la acogió como a una hija, más aún cuando supo que era huérfana y que sus padres habían muerto en un accidente de tráfico, cuando ella tenía diecisiete años. Desde entonces ha sobrevivido con una beca por sus notas y con la ayuda de Juani que la quiere como a una hija más.
- No acabo de reaccionar, - dijo Jaime muy preocupado – mi primer pensamiento mientras leíamos la nota, era de que no debíamos decirle nada a nadie, pero ahora creo que por lo menos Elena debe de saber su asombroso parecido con mi difunta madre Josefina. ¿Cómo se lo decimos?
- Pues yo creo que debemos de decírselo a todos. – dijo Aurelia convencida – Yo no voy a tener secretos con mi madre, ni con mi hermana, ni tampoco con mis amigas. Soy incapaz de callarme lo que acabo de leer. Además, mi padre cita a Bárbara como integrante de esta nueva generación y ella también debe de saber que la nombra.
En ese momento se sobresaltaron pues Belén, como un torbellino entro en el salón, venía con una enorme sonrisa y sin ni siquiera interesarse por lo que hubiesen podido leer, les dijo:
- Mama dice que es hora de comer, que bajéis. Además, creo que la imperturbable diosa y la inaccesible mujer, Elena, se ha vuelto de pronto gilipollas. Dice que Jaime es maravilloso, que tiene la sensación de que es parte de ella, que tiene el convencimiento de que lo conoce de toda la vida. ¿Tú lo entiendes Aurelia? Ella que no ha tratado casi con muchachos, que siempre los ha mirado por encima del hombro, que solo con Pedro ha llegado a intimar algo, es evidente que a Jaime no lo conocía, pues él ha estado fuera los últimos siete años, y sin embargo parece que su vagina da palmas pensando en él. ¿Tú lo entiendes?
Rompió a reír alegremente al ver la cara que ponía su hermana, pero se quedó muda y atónita cuando Aurelia la dijo:
- Coño, claro que tiene el convencimiento de que lo conoce, como que yo creo que es la reencarnación de su madre, nació el mismo día que nosotros y por lo tanto el día que falleció Josefina. Acuérdate de lo que nos comentó mama el día que la conoció y mira esta foto que había en el sobre y que es de la madre de Jaime. Sinceramente creo que es la hermana melliza de Jaime.
Belén se dejó caer completamente abatida en uno de los sillones, mirando incrédula la foto que le paso Jaime y con cara de no entender nada, y como preguntándoles con la mirada. Jaime, tras suspirar y darse cuenta de que con Aurelia no podrían tener secretos, dijo:
- Vamos a bajar y a reunir a todos, incluidas las muchachas del servicio, pues creo que antes o después se iban a enterar. Os voy a leer lo que mi abuelo dejo escrito, y parte de ese escrito se refiere efectivamente a que existe una persona anónima que junto a nosotros tres y Bárbara, nos ayudara a descubrir nuestros orígenes, pero quiero que estés muy atenta a las reacciones que pueda tener Elena, pues es posible que, si Aurelia tiene razón, esa quinta persona que cita mi abuelo sea ella. Vamos a bajar.