El soñador. Capítulo 17.-
Aparece de nuevo Carmen, pero esta vez no era un sueño, y resulto ser la abuela de Mary y Amor. Con su ayuda descubren la nave.
Capítulo 17
Aparece de nuevo Carmen, pero esta vez no era un sueño, y resulto ser la abuela de Mary y Amor. Con su ayuda descubren la nave.
Día 13 de agosto (martes)
Poco antes de las dos llegaron los invitados, Pedro, Pilar, Arantxa, Blanca y Perico, que es como llamaban al hijo mayor de Pedro. Jaime les enseño la gorra, el escrito de su abuelo, la foto y los papiros que Elena les tradujo. Luego Juani les dijo que iban a comer, y que después ya hablarían de todo ese tema. Así lo hicieron y nada más empezar a comer, quedaron todos alucinados pues una esfera como la que Jaime había descrito de sus sueños apareció sobre la piscina, de golpe como por arte de magia, sin ruido alguno. Y como en el sueño apareció en la esfera una abertura oval, bajaron unas escalerillas y de dentro salió una mujer morena, joven, guapísima, pelo lacio largo y negro, y que esbozaba una radiante sonrisa. Iba vestida exactamente igual que Jaime la había visto en el sueño, pues era Carmen, con su uniforme de color purpura, y que realzaba aún más las soberbias formas de su cuerpo. Pero la sorpresa de todos no término en eso, pues Paola, Amor y Mary, se levantaron completamente perplejas, diciendo la primera:
- Joder, si es la abuela de Mary y Amor, y está igual que hace quince años, está igual que desde la última vez que la vi.
- Es la abuela Carmen, por Dios, si es ella. – exclamo por su parte Mary – ¿Pero de donde cojones sales tú? ¿Qué haces vestida como una bruja?
- Es mi uniforme de vuelo, - contesto Carmen – y voy a explicaros quien soy. Pero necesito una copita de vino, a ser posible un rioja.
Juani asustada, tanto por la repentina aparición de la mujer, como recordando que en los sueños de Jaime pillaba una cogorza de cuidado con el vino, la sirvió una copa, que ella degusto con placer. Luego dio un beso a sus nietas y a Paola y se sentó retirada de los demás, pero mirándolos a todos, y dijo:
- Os voy a contar mi historia, y luego vosotros me contáis la vuestra, y me decís quien es cada uno de vosotros. Veréis….
“Yo soy la hija del actual Gran Científico, y mi historia se remonta al año 165.530, de la era de mis antepasados, unos dos mil quinientos años antes de la era actual en la Tierra. Mis antepasados abandonaron su mundo de forma provisional, porque habían decidido destruir su tecnología. Esa destrucción irradiaría durante una larga etapa, muchos años, una contaminación y un calor superior a lo que nuestros cuerpos permiten, e iniciaron ese éxodo para salvar a nuestra raza.
En el año que he citado, la rama de los científicos, autores de todos los avances tecnológicos de su abandonado mundo, decidió que no querían ser partícipes del proyecto de las otras ramas de nuestra raza, otras tres, que pretendían crear una forma de vida estable en Kabu, y en el futuro dejar a sus descendientes la iniciativa y que esos descendientes decidieran si debían de volver a los planetas gemelos, nuestro verdadero mundo.
Por eso, la rama de los científicos, decidieron desviarse de la ruta de las otras ramas, para desembarcar en este planeta, donde ellos por si solos iniciarían una forma de vida diferente y prepararían a sus descendientes para volver a nuestro antiguo mundo.
Este planeta lo conocían todos, pues en el habían desembarcado hacia muchos milenios, otros antepasados de nuestra raza, antepasados que fueron abandonados en este planeta a su suerte, sin tecnología, sin armas, y sin instrucciones, para que iniciasen una nueva descendencia.
Los científicos desembarcaron con solo cien naves de trasporte y veintiuna de combate, entre las que estaba una de las cuatro que eran muy especiales y mucho más perfectas que el resto, y que correspondían a cada uno de los grandes de cada rama. Desde entonces los científicos, sintiéndose desdeñados por las otras tres ramas, decidieron romper todo contacto con ellos, y a pesar de ser inferiores en número, pues su rama junto a la de los místicos era la más reducida, tecnológicamente eran los más y mejor preparados de toda nuestra raza, y consiguieron bloquear cualquier posibilidad de que los demás pudiesen localizarlos.
En este planeta en aquellas fechas sus habitantes eran realmente muy atrasados y mis antepasados procuraron aislarse de ellos completamente, pasando totalmente inadvertidos. Desde entonces solo una idea los guiaba, conseguir la inmortalidad para volver cuanto antes a su mundo, y experimentaron con todo tipo de plantas terrestres y marítimas, creando medicamentos y consiguiendo una extraordinaria longevidad, pero hasta ahora no han logrado la inmortalidad.
A su vez, acuciados por los avances de los habitantes del planeta, tuvieron que usar su tecnología para no ser descubiertos, pues su única intención era volver a los planetas gemelos. Los avances en este campo fueron principalmente la modificación de las naves, que las transformaron en esferas, con una velocidad infinitamente superior a las anteriores, y un poder bélico también muy superior.
Mis antepasados vivían en la península del Yucatán, en una zona de selva completamente retirada del resto de los habitantes de la Tierra, pero en un momento dado, más o menos hace quinientos años, pudieron comprobar que desde Kabu venían naves para colonizar el planeta y entonces decidieron trasladar toda su ciudad al fondo del océano, para seguir pasando desapercibidos, en una zona profunda cerca de las islas Caimán. Allí tenemos nuestra ciudad los pocos descendientes que quedamos de nuestra raza.
Hemos permanecido escondidos, viendo las locuras que han ocurrido en este planeta los últimos años y haciendo que nuestra gran y única meta se reforzase, la meta de volver a nuestro mundo, los planetas gemelos.
Antes de que mis antepasados se trasladasen a vivir al fondo del océano, nuestra raza tenía un censo de habitantes estable, del orden de 3.000 individuos, y en el momento del traslado eran concretamente 2.850, de los cuales 1.325 eran varones y 1.480 hembras y un total de 360 parejas fértiles. Por entonces condicionaban el nacimiento de nuevas criaturas, a solo dos por año, un varón y una hembra, pues eran capaces de condicionar los embarazos y el sexo del feto. Esas dos criaturas nacidas por año y cuyo crecimiento era igual al vuestro, suponía que cada 20 años crecía la población 40 habitantes, y cada 100 años 200. Esto ocurría al no envejecer desde los 20 hasta los 220, y cada generación era de unos 400 individuos, que se empezaban a extinguir a partir de los 720 años, y a un ritmo similar al de los nacimientos.
Lo cierto es que actualmente hemos conseguido una longevidad de hasta mil años, pudiéndose comparar a uno de nosotros con 800 años a un habitante normal de la Tierra de 80. El crecimiento de nuestros hijos es igual al vuestro, desde el nacimiento hasta los 20 años, y entonces empieza nuestra evolución o mutación, manteniéndose el individuo con ese aspecto hasta los 220 años, y se puede decir que, a partir de ahí, cada 100 años equivalen a 10 de los vuestros.
No obstante, en los últimos quinientos años, nuestra raza se ha visto diezmada, no sabemos con certeza aún el motivo, pero quizás la explicación este en varios factores, los experimentos nuestros, la contaminación del planeta, incluida la de los mares, el efecto de los medicamentos en nuestros descendientes, y la más probable, vivir bajo el mar sin recibir la luz del sol, estén los motivos.
El problema surgió cuando la posibilidad de concebir se vio reducida, pues a los pocos años de vivir en el mar, solo una de cada 200 hembras nuevas estaba capacitada para tener hijos, pero solo uno ya que después del parto quedaban estériles, y además solo podían dar a luz hembras, pues desde hace 500 años no nace ningún varón.
Durante los primeros cien años, procuraron que todas las hembras que no estaban afectadas tuviesen descendencia, pero esta fue solo de hembras, y durante ese tiempo nacieron 400 más, de las cuales solo dos estaban capacitadas para tener hijos. A partir de entonces todas nuestras investigaciones se centraron en estudiar ese problema, dejando al margen los estudios de la inmortalidad y la posibilidad de volver a nuestro mundo, acuciados por la necesidad de hacer sobrevivir a nuestra raza. Conseguimos averiguar de los óvulos fecundados, cuales contenían a una futura mujer capaz de engendrar un hijo, y solo esos embarazos siguieron adelante, pero solo conseguimos dos hembras capaces de concebir en los doscientos siguientes años, una de ellas mi madre que nació en 1.695. Tras muchas pruebas y estudios, en 1.779, quedo embarazada del Gran Científico, un varón nacido en 1.209 que tenía en esas fechas 566 años, con las condiciones de un hombre normal de 56 o 57 años, y que parecía ser el más idóneo para ese menester. En el año 1.780 nací yo, que tengo ahora 239 años, pero como veréis la apariencia y la salud de una mujer de 23 o 24.
Al igual que mi madre he sido sometida a infinidad de pruebas, intentando saber si mi descendencia podría ser de más de un hijo y si alguno podría ser un varón, cosa que no consiguieron averiguar, pero si tras muchos años de estudios determinar que debería de vivir en tierra firme, tener una hija del varón más idóneo del exterior y dar a luz lejos de la ciudad sumergida y que esta hija, ya nacida en tierra firme, tuviese la posibilidad de engendrar más de un descendiente y a ser posible entre ellos un varón. La idea era que mi hija uniéndose a un hombre normal, consiguiese esos fines, como única y desesperada posibilidad de hacer perdurar nuestra raza, pues jamás nadie se había planteado la idea de mezclarse con los seres del exterior.
Junto a mi madre, a finales del año 1945, recién terminada la segunda guerra mundial, nos mudamos a vivir en la superficie, concretamente en las islas Caimán, y fundamos un imperio farmacéutico con más de cien laboratorios distribuidos por todo el mundo y financiando investigaciones en diferentes países. Solo hicimos uso de una mínima parte de nuestros conocimientos, adelantándonos a investigaciones que ya estaban en marcha, pero nos sirvió para crear ese imperio. Tuvimos que viajar constantemente, y en ese mundillo conocimos a dos hermanos, Juan y Pablo, nacidos en Barcelona y herederos a su vez de una cadena hotelera importante con hoteles en medio mundo. Me case con Juan, el menor de los hermanos que tenía entonces 42 años, que parecía reunir todos los requisitos que nuestros estudios habían evaluado, y me traslade a vivir con él a Barcelona y allí fruto de mi relación con Juan tuve a mi hija Marina el año 1.986, y a la que jamás he contado quienes son sus antepasados, pues ella cree que es una mujer normal.
Con 19 años Marina conoció a un piloto de motos, un joven espectacular, guapo, gallardo, sin complejos, un verdadero atleta, pero enormemente arriesgado, un inconsciente total, y quedó embarazada sin darme yo ni cuenta, pues me pillo completamente por sorpresa. Procure cuidar su embarazo hasta el último detalle y mi alegría fue inmensa al saber que estaba embarazada de gemelas, cosa que indicaba claramente que parte de los problemas genéticos de nuestra raza estaba en vías de solución, pues como mínimo habíamos conseguido un embarazo múltiple, y la posibilidad de más de un descendiente en una sola hembra de nuestra raza, ya que tras el parto no quedo ninguna duda de que seguía siendo fértil.
Al poco de quedar embarazada el padre de las gemelas falleció en un accidente de moto y Marina se dedicó a estudiar para hacerse cargo del negocio de su padre, que con 62 años estaba enfermo y su hermano Pablo, soltero pero un vividor, un playboy total, no tenía intención alguna de hacerse cargo de los negocios familiares.
Marina dio a luz a Mary y Amor, dos criaturas sanísimas, y poco después falleció Juan, heredando yo y mi hija la mitad del negocio, a la vez que Pablo delegaba en Marina la dirección del negocio familiar. Yo también cedi mi parte a mi hija, pues ya tenía bastante con mi propio holding farmacéutico. Cuando ella se hizo cargo de todo, Pablo y yo nos fuimos a un crucero, y encontramos a la deriva a Paola, montada en una moto de agua y medio muerta de hambre y sed y achicharrada por el sol. Yo la descubrí y cuando la subimos a bordo e intenté curarle las quemaduras, vi su marca y comprendí que era una de las descendientes de nuestra raza, supuse que de la rama número uno, más aún cuando vi que era capaz de seducir a un hombre como Pablo, que sucumbió a sus encantos, y se casó con ella en poco menos de un mes.
Volví a mi ciudad sumergida en diversas ocasiones e intente averiguar cuanto pude de nuestra historia, lleve muestras de sangre de mi hija y mis nietas para su estudio y encontré una serie de escritos antiguos que no conseguí descifrar. Hace solo unos días mi padre falleció y me hizo la heredera de su gorra, y también me otorgo el rango de Gran Científico. Me explico en su lecho de muerte que debía de utilizar la gorra de forma muy racional, y por muy poco tiempo, pero que con ella lograría descifrar los documentos antiguos y que me ciñese estrictamente a lo que en ellos ponía.
Así lo hice, y me encontré leyendo los documentos antiguos, entre ellos la profecía, los sueños de Apolo y Diana, y entonces comprendí que una de mis nietas, pues no podía ser otra, era la predestinada a unirse al “soñador”. Estos últimos cinco días he estado intentado averiguar quiénes eran los familiares de Paola, pues ella era la única pista con la que contaba para encontrar a los descendientes de las otras ramas.
Esta mañana me ha sorprendido la llamada de mi hija Marina diciéndome que la ha llamado Mary y que le ha hecho preguntas muy extrañas, que estaban con Paola en casa de unos parientes de ella, y que estos tenían marcas similares a las nuestras y en la misma zona. No he perdido ni un segundo, le he dicho que me diese la dirección de esos amigos o familiares de Paola, he ido a buscar mi esfera que está escondida en un lugar inexpugnable y he venido lo antes que he podido.
Y aquí estoy.
Todos la miraban alucinados, nadie era capaz de entender que aquella joven, de aspecto lozano, bellísima y con un cuerpo fantástico, pudiese tener 239 años, era completamente inconcebible para todos ellos. Solo Mary, fue capaz de preguntar:
- Abuela, de las muestras nuestras que llevaste a tu ciudad submarina, ¿Qué resultados se han obtenido?
- Parece que muchos y muy alentadores. – contesto Carmen – En principio todo indica que tanto vosotras como vuestra madre no habéis heredado nuestra longevidad, sois por lo tanto seres completamente normales, y con posibilidades de descendencia múltiple y de ambos sexos. Es posible que los genes de vuestros padres hayan condicionado eso. Lo cierto es que vuestra madre, a pesar de mantenerse muy bien, si parece ya más vieja que yo, pero no ha consentido en tener más hijos, pues ni siquiera acepta tener relaciones con hombres, aún sigue locamente enamorada de Pepe, el intrépido pero inconsciente de vuestro padre.
- Joder abuela, ¿y eso es alentador? – dijo Amor haciendo una mueca graciosa – Si vamos a palmar como todo el mundo y no heredamos tu eterna juventud, ¡Vaya mierda!
- No es eso todo, hay algo mucho mejor. – contesto Carmen – Aunque aún está por confirmar es posible que con vuestra sangre y alguna que otra muestra de vuestro organismo se pueda por fin conseguir un fármaco que posiblemente de la inmortalidad, incluso rejuveneciendo a los mayores, y manteniendo el físico de los sujetos en una edad aproximada entre los 23 y 26 años. En unos días tendrán la respuesta definitiva, solo falta que vosotras y vuestra madre nos facilitéis una serie de muestras.
De nuevo todos los presentes se quedaron pasmados, nadie concebía que pudiese haber una vacuna, un fármaco o cosa similar que fuese capaz de mantener eternamente jóvenes a los seres humanos. Tras unos largos segundos de un silencio absoluto, dijo Carmen:
- Bueno, ahora os toca a vosotros, ¿Quiénes sois cada uno? ¿Quién de vosotros es el soñador?
- Todo lo que nos has contado, menos la última parte, la de la inmortalidad, ya la conocíamos más o menos, pues Jaime, - era Elena la que hablaba y en aquel momento lo señalaba con su dedo – lo soñó. Soñó eso y otras muchas cosas, unas ciertas y otras no. Supongo que él es el soñador, y yo su hermana gemela, Elena, los de la profecía.
Luego le presento uno por uno a todos, explicándole quienes eran y por fin Jaime le conto sus sueños mientras terminaban de comer. También le conto los últimos acontecimientos y la enseñaron lo que habían encontrado en el arcón. Cuando Jaime acabo su relato, Carmen dijo:
- Hemos de encontrar la nave. Tenemos que ver las grabaciones que existen en ella, pues si los de mi rama no estamos equivocados, cuando vuestros antepasados vinieron desde Kabu fue debido a que ese planeta estaba a punto de ser inhabitable, ya que un enorme meteorito choco con el pocos años después y creemos que destruyo toda la vida posible. Nosotros suponíamos que habían venido por eso, porque sabían de la inminente colisión.
- ¿Y cómo la encontramos? – hablo por primera vez Eduardo – En el lugar que soñó Jaime seguro que no está, lo hemos comprobado varias veces.
- Lo que, si es cierto, - dijo Carmen sirviéndose otra copa de vino ante la cara de preocupación de Juani – es que existe la profecía, el original está en vuestro poder, y como mínimo una copia en mi ciudad, existen las fotos del cuadro, cuyo original está expuesto en mi ciudad, y existen las gorras, las cuatro. También las normas dictadas por vuestros antepasados, que de alguna forma ratifican que Kabu ya no existe. Y por último esta ese papiro con los paneles de mando de la nave, por lo tanto, la nave existe. Encontrémosla.
- Dale que te pego. – intervino de nuevo Eduardo – En eso estamos todos de acuerdo, en que debemos de encontrar la nave, pero ¿cómo?
- Con el poder de las gorras. – dijo tranquilamente Carmen – Yo me he puesto la mía, Jaime y Elena la azul, y ahora debe de ponérsela Aurelia o Bárbara. Luego nos deberemos centrar los cuatro, Jaime como Gran Jefe, Elena como Gran Líder, Aurelia o Bárbara como Gran Maestro y yo como Gran Científico. El poder de las cuatro mentes es posible que nos diga dónde está enterrada.
Aurelia que estaba loca por colocarse la capucha, no dudo en hacerlo, y Jaime, aunque no muy convencido la dejo ponérsela, pero solo cinco minutos. Cuando se quitó la gorra, pasado ese tiempo, no dudo en hacer lo que tenía pensado desde hacía unas horas, pues con su dedo índice señalo la mesa, y como por encanto todos los utensilios, platos, vasos, cubiertos, botellas, servilletas y manteles, empezaron a moverse. Fue como una procesión de cosas que volaban solas camino de la cocina, algo alucinante, y en cuestión de segundos había quedado todo recogido. Entonces dijo:
- Ahora ya me he quedado a gusto. Lástima que Belén no lo haya grabado.
- Por Dios bendito. – dijo Pilar completamente alucinada – Si esto es cosa de brujas. Yo no creo estar preparada para otra sorpresa de tamaña magnitud, primero aparece de la nada la bola mágica, de dentro sale una mujer que multiplica por cinco mi edad y que parece mi hija, y luego este desfile de utensilios. Y ahora, ¿Qué más voy a ver?
- Pues si funciona lo que yo creo, - dijo Carmen sonriendo – una nave intergaláctica. Vamos a centrarnos los cuatro en intentar localizarla.
Hizo que colocasen cuatro sillas en círculo y en ellas se sentaron Carmen, Elena, Jaime y Aurelia, luego se dieron los cuatro la mano y cerrando los ojos se concentraron en intentar localizar la nave de sus antepasados. Cuando una especie de chispa, como una descarga eléctrica, unió a los cuatro, Pilar se abrazó horrorizada a su marido diciendo:
- Se van a electrocutar, esto es como un rito satánico.
Pero no ocurrió lo que decía la mujer, al contrario, los cuatro parecían estar recibiendo alguna información telepática y sonreían plácidamente. Pasados unos segundos, la descarga o chispa desapareció y se soltaron las manos. Entonces Aurelia, la más vehemente, dijo:
- Ostias, está debajo de la pista de tenis y los jardines. Por lo menos así lo he percibido yo. ¿Vosotros habéis percibido lo mismo?
- Creo que sí, que debe de estar enterrada a la izquierda de la entrada a la finca. – dijo Jaime – justo tras las cocheras y bajo la pista de tenis y los jardines con columpios, tal como ha dicho Aurelia.
- ¿Y por donde se entra? – pregunto Eulalia - ¿Hay una entrada como en el sueño?
- Si hay unas escaleras que bajan hasta la sala donde está la nave. – dijo Elena – Lo que no he percibido es donde empiezan esas escaleras.
- Yo lo que he percibido es que está bastante profunda. – dijo Carmen – Y también que se accede por unas escaleras, como dice Elena.
Estaban todos aún en las mesas de la piscina, y la esfera de Carmen seguía allí, sobre la piscina, inmóvil, como si fuese una decoración que se mantuviese apoyada en las escaleras que reposaban sobre el filo de los azulejos de uno de los bordes de la piscina. En ese momento oyeron el ensordecedor estruendo de los motores de uno o varios aviones, y pocos segundos después sobrevolaron la finca dos cazas del ejército, y Carmen dijo:
- Ya están de nuevo intentado localizarme. Cada vez que uso la esfera, sea donde sea, aparecen aviones de reconocimiento, en cualquier país. Deben de ser avisados por los de la Nasa que se vuelven majaretas, deben detectar algo extraño, pero nunca han logrado, ni nunca lograran averiguar que es.
- Pues deberías de esconder la nave. – dijo Belén acordándose de los sueños de Jaime - ¿No puedes hacer que se vaya y vuelva a buscarte después?
- No es como lo ha visto Jaime en sus sueños, - la contesto Carmen – la esfera no se mueve si yo no estoy a los mandos. Pero es una posibilidad que diré que estudien nuestros expertos en aeronáutica. Pero no os preocupéis, una vez parada no emite ninguna señal, es como si fuese un mueble o una escultura, apagada no tienen ninguna posibilidad de ser localizada, además es invisible desde el aire si esta sobre el agua, por eso la he dejado sobre la piscina.
- Bueno, a lo que íbamos, - dijo Eli que había estado observando y escuchando todo con enorme curiosidad y atención – busquemos la sala donde está la nave. Desde la cocina se accede a un sótano, una bodega antigua que está bajo tierra en la zona donde habéis percibido que esta la nave. ¿No habrá alguna entrada a esa sala a través de la bodega?
- Puede ser que Eli tenga razón. - dijo Erika. – Cuando hicimos las obras estuve viendo esa bodega, es muy grande, pero está abandonada desde hace muchos años, y la dejamos tal cual. Solo hice cambiar la puerta, arreglar las escaleras que bajan hasta la bodega y acondicionar una bodega mucho más pequeña. El resto quedo aislado mediante una puerta metálica, y supongo que estará como lo encontré, lleno de barricas antiguas y estanterías para botellas, a unos cinco metros bajo el suelo, y lleno de polvo, humedad y telarañas.
- Pues vamos a ver esa bodega. – dijo resuelta Mary - ¿Quién me acompaña?
- Iremos tú y yo con Eli. – dijo Elena – Vamos a ver si encontramos algo.
- Yo voy con vosotras, - dijo Aurelia – por si tengo alguna nueva percepción allí bajo tierra.
Se alejaron los cuatro caminos de la cocina, y allí Eli abrió una puerta que daba acceso a unas escaleras que estaban debajo de las que subían a la primera planta y que a su vez daban acceso a una habitación de unos veinticinco metros cuadrados, totalmente alicatada y que más que bodega era una especie de despensa, muy limpia y ordenada. Al fondo había una puerta hermética que al abrirla vieron que conectaba con una enorme sala, una gran bodega que como había dicho Erika estaba llena de telarañas, con muchísimo polvo y olía a cerrado. Lo que si tenía era una bombilla sobre la puerta y tras encenderla entraron las cuatro en aquella especie de cueva, pues la bodega estaba excavada en la propia tierra, siendo sus paredes de roca, y pegadas a dichas paredes infinidad de estanterías para colocar botellas y barricas. Elena comento:
- Madre mía, si todas estas estanterías tuviesen botellas, sería el paraíso de los borrachos. ¿Cuántas botellas podrían almacenarse?
- Pues que yo sepa mi padre era abstemio, me han contado que jamás tomo nada de alcohol, ni siquiera vino. – dijo Aurelia - Esta bodega debía de ser de algún antepasado que le gustase empinar el codo.
- Dios que asco, está todo lleno de polvo. – dijo Eli que con una linterna que había cogido en la cocina estaba alumbrando las paredes pues la escasa luz de la bombilla daba un aspecto tétrico a aquella especie de cueva – Yo no había entrado aquí nunca, parece como unas catacumbas, esto es terrorífico y empiezo a tener algo de miedo.
- No seas cagueta Eli, solo hay polvo y huele a cerrado. – dijo Aurelia que le arrebato la linterna y se acercó a la pared del fondo, a unos quince metros de la puerta e ilumino aquella parte – Las paredes parecen de roca y no percibo nada. No creo que esto sea la entrada a la sala donde está la nave.
- Alumbra aquí en el suelo, bajos mis pies. – dijo Mary – Parece que hay una zona más plana que el resto del suelo.
Ilumino entonces Aurelia el suelo bajo los pies de Mary y comprobaron que efectivamente, allí parecía que había una gran losa de unos dos metros por uno, y que era diferente al resto del suelo excavado como las paredes sobre la propia roca. La losa tenía muchísimo polvo, pero se podía ver con claridad su forma, y Eli temblorosa dijo:
- Parece como la losa de una tumba, madre mía que miedo. Me recuerda a una película de vampiros que vi hace unos días, y de un sitio parecido salía uno que atacaba a la protagonista y a su novio.
- Vamos a por una escoba y un cubo con agua. – dijo Elena – Vamos a limpiar la piedra a ver si tiene alguna inscripción, como la piedra de la pared tras la que estaba el arcón, y tal como soñó mi hermano.
Ella y Eli, que estaba deseando salir de allí, volvieron a la cocina e instantes después Elena entro de nuevo en la bodega con un cubo y una fregona, no así Eli que se quedó observando desde la puerta, realmente asustada. Elena procedió a pasar repetidamente la fregona bien empapada de agua sobre la losa hasta que quedo medianamente limpia, y entonces pudieron observar que tal como había previsto tenía grabados los cuatro símbolos, igual a la piedra de la pared de la casa. Sin dudarlo señalo a la piedra con su dedo y esta empezó a elevarse, luego se movió hacia un lado y después nuevamente bajo hasta que quedo depositada nuevamente en el suelo, pero donde estaba antes la losa, había ahora una abertura y en la que con la luz de la linterna se apreciaban unas escaleras también excavadas en la piedra. Exclamo entonces:
- Corre Eli, ve a avisar a Jaime y dile que hemos descubierto las escaleras, y que creo que son las que llevan a la sala donde debe de estar la nave.
A los pocos minutos irrumpían en tropel todos en la cocina precedidos por Eli, y cuando bajaron a la bodega no vieron a nadie, solo la losa y a su lado la abertura por la que ahora salía una luz de color anaranjado que iluminaba tenuemente las escaleras. Perico y Jaime fueron los primeros en acceder a las escaleras que bajaron rápidamente seguidos por todos los demás, eran de caracol y a medida que bajaban la luz que procedía del fondo iluminaba con más claridad los escalones y las paredes, todo excavado en piedra. Tras bajar más de cien escalones, a una profundidad de unos veinticinco metros había un corredor rectangular, de dos metros y algo de altura, poco más de un metro y medio de ancho y de más de diez metros de longitud, y al final una luz muchísimo más intensa y que era la que daba la claridad a las escaleras. Esa propia luz no dejaba ver que había al final del corredor, pero cuando fueron accediendo todos, comprobaron que era una enorme sala que tendría más de treinta metros de fondo por unos veinte de ancho y otros veinte de altura, con paredes de una superficie completamente lisa, al igual que el suelo y el techo, y de color naranja. En mitad de esa inmensa sala una nave del mismo color que la gorra, azul con forma de un gigantesco melón, pero achatado en su altura y que se sostenía por ocho patas de unos tres metros. La nave mediría algo más de treinta metros de larga, unos quince de ancha y doce de altura, y bajo la parte delantera tenía grabado el símbolo que tenía la gorra azul, un círculo de un metro de diámetro, a cada lado otros círculos la mitad de grandes y al igual que en la gorra de color dorado. Un poco más abajo unos caracteres de escritura como la de los papiros.
Allí estaban paradas mirando embobadas la nave, Elena, Aurelia y Mary, a un par de metros de las primeras patas y cuando estaban ya casi todos dentro de la sala, Elena dijo:
- Los caracteres grabados bajo el símbolo, traducidos dicen “Vía Láctea”, debe de ser el nombre de la nave, el mismo nombre que le pusieron a esta finca.
Amor sin decir nada a nadie y mirando hacia arriba se acercó hasta quedar entre las dos primeras patas y entonces, como en el sueño de Jaime, apareció en la panza de la nave una abertura oval, de unos tres metros por uno y medio, y de ella salió una escalera que fue bajando lentamente desdoblando escalón tras escalón hasta llegar al suelo. Sin ningún reparo la joven inicio el ascenso seguida por su hermana Mary y tras ellas todos los demás.
Una vez dentro de la nave pudieron observar que, al finalizar la escalera, la escotilla tenía una barandilla en forma de U dejando solo la abertura al final de la escalera. Rodeando la barandilla había un pasillo de un metro y medio aproximadamente y a cada lado, dos puertas, más otras dos una delante y otra detrás, y las seis puertas permanecían cerradas. Era igual al sueño de Jaime, pero en lugar de cuatro puertas en la realidad eran seis. Abrieron las cuatro puertas laterales, todas abatibles y que por sí solas volvían a cerrarse, y tras esas puertas encontraron cuatro camarotes totalmente diáfanos, sin nada en su interior. En la parte posterior, diez sillones en semicírculo y encarados al exterior con tres monitores delante de cada uno, y la parte anterior era igual, con la diferencia de que los dos sillones del centro tenían además de los tres monitores, una especie de consola, y de cada una de ellas salía un volante, parecidos a los de un automóvil, pero con dos asas laterales, como los sí de esos volantes saliesen los mandos de una moto. En esa misma consola y a los lados de los volantes una serie de botones e interruptores.
Estaban todos dentro de aquella parte de la nave, se supone que la sala de mandos, y como siempre las más lanzadas, Aurelia y Mary, fueron las que tomaron la iniciativa y se sentaron en los dos sillones centrales. Nada más hacerlo los paneles de mandos se movieron hacia ellas y quedaron a la altura de sus manos, se encendieron los monitores y en el panel aparecieron un sin fin de luces de diferentes colores, en el monitor del centro apareció algo escrito en los caracteres de los papiros. Entonces Elena dijo:
- Voy a intentar mentalmente convertir sus caracteres en los nuestros. No sé si funcionara, pero si los sueños de Jaime tienen algún sentido, creo que es probable.
Se concentró cerrando los ojos y como si de un milagro se tratase, el monitor y todos los paneles se apagaron y de nuevo se volvieron a encender pasados unos segundos, y ahora si podían ver en el monitor, en el alfabeto latino y en castellano, lo que ponía.
- “Nave encendida”
- 1) Panel de mando reducido
- 2) Panel de mando extendido
- 3) Apagado cuadro de mando
- 4) Desconexión nave
Y detrás de cada opción una especie de botón digital, y Aurelia aplico su dedo a la última. Se apagaron todas las luces y se retiraron los paneles de mandos a su posición original. Aurelia se levantó y volvió a sentarse y de nuevo ocurrió lo mismo que antes. Entonces marco la opción uno y apareció en pantalla lo que figuraba en el papiro que había traducido Elena, pero ahora en castellano.
- 1) Trasparencia visual.
- 2) Conexión radiofónica.
- 3) Reproducción mensajes.
- 4) Desbloqueo utensilios.
- 5) Programación viaje. - Introducción de coordenadas.
- 6) Desbloqueo arranque nave. -Pendiente de desbloqueo. (La segunda parte parpadea).
- 7) Arranque nave.
Y en la parte inferior de la pantalla otros dos botones digitales, el de la izquierda ponía “Volver pantalla anterior” y el de la derecha “Ir pantalla siguiente”. Volvió Aurelia a la pantalla anterior y tecleo la opción dos, y en pantalla apareció:
- 1) Trasparencia visual.
- Invisibilidad de la nave
- 2) Conexión radiofónica.
- A) Conexión nueva.
- Introducción de coordenadas.
- Búsqueda automática de conexiones disponibles.
- B) Contactar últimas conexiones.
- Naves flota
- Otras conexiones
- C) Contestar llamadas recibidas.
- Naves flota
- Otras conexiones
- 3) Reproducción mensajes.
- A) Cuaderno de bitácoras.
- B) Enviados
- C) Recibidos
- D) Nuevos
- E) Reproducción de mensajes en monitor externo
- 4) Desbloqueo utensilios.
- A) Habilitación área de descanso, con conexión radio.
- B) Habilitación área de ocio, con conexión radio.
- C) Habilitación de armamento.
- Misiles cargados
- Disparadores liberados
- D) Desbloqueo de armarios.
- Víveres
- Uniformes
- 5) Programación viaje. - Introducción de coordenadas.
- 6) Desbloqueo arranque nave. - Pendiente de desbloqueo . (La segunda parte parpadea).
- 7) Arranque nave.
- Puesta en marcha en espacio abierto
- Puesta en marcha y abertura de la cámara contenedora
- Confirmación coordenadas viaje
- Despegue
- Aterrizaje y abertura de la cámara contenedora
- Cierre cámara contenedora
Todos miraron atentamente lo que la pantalla decía, pero ahora ni Aurelia ni Mary se atrevieron a teclear ninguna opción, a pesar de que al final de cada una estaba el botón digital para activarla. Entonces Carmen comento:
- Yo puedo explicaros parte de lo que dice el panel, pues es muy similar al de mi esfera. La opción uno es que la nave se hace invisible reflejando en su estructura lo que hay al otro lado, y la convierte en trasparente. Las opciones dos y tres, creo que están claras, aunque yo las tengo resumidas. La cuatro es que en las cámaras que hemos visto existen una serie de armarios que no son visibles hasta que se activa. De ellos salen las camas, los asientos, etc. El punto cinco yo lo tengo en el siete, ya que este es igual, y que, en lugar de confirmación de coordenadas, tengo introducción. La que no sé qué es, es la seis.
- Pues vamos a ver qué significa. – dijo Aurelia que activo esa opción – Pues no podemos, tendremos que esperar a que traigan las otras dos gorras de mando.
El comentario se debía a que en el monitor apareció el siguiente texto:
- Para poder acceder al desbloqueo codificado en memoria deben de estar de acuerdo los descendientes de las cuatro ramas, Política, Militar, Mística y Científica. Se deben de identificar los herederos de los cuatro Grandes mediante la comprobación automática, poniendo su mano derecha sobre la superficie lisa que hay debajo de este monitor. Esos cuatro herederos deberán tener sus respectivas gorras de mando puestas. La grana, el militar, la verde el político, la azul el místico y la purpura el científico.
- Pues tendremos que esperar, - dijo Jaime – pero por lo menos nos confirma a quien corresponde cada una de las gorras. Por cierto, Carmen, ¿Qué significa el segundo apartado de la opción siete “Puesta en marcha y abertura de la cámara contenedora”?
- Es para que la cámara subterránea donde está escondida la nave se abra. – le contesto la aludida - Mi esfera la guardo en una cueva marina que tiene unas compuertas camufladas en un islote, y esa opción las abre. Se cierran automáticamente cuando detectan que la nave ya está fuera. Igual que el aterrizaje, se abre y cuando la nave está dentro se cierran las compuertas solas.
- Pues vamos a ver el resto de las opciones. – dijo Elena que tras pedirle a Mary que se levantase se sentó en su sitio – Empecemos por orden.
Como la opción una ya la había explicado Carmen, intento las distintas posibilidades de la opción dos, pero no había nada. En la opción tres, cuando tecleo A) Cuaderno de bitácoras, salió un mensaje igual al de desbloqueo de la nave. Tenían que estar los cuatro descendientes de todas las ramas con la gorra puesta, y en B, C y D, no había tampoco nada. Luego en la opción cuatro, comprobaron que en el área de descanso aparecían una serie de camas que salían del suelo, y una serie de monitores que a su vez aparecían al correrse parte de los paneles de la pared. Igual ocurría en el área de ocio, donde surgían del suelo, mesas, sillas, sillones, etc.
Al llegar a armamento, no utilizo la opción de los misiles, pero si los disparadores liberados y entonces frente a los otros ocho sillones surgían del suelo dos barras y en el extremo superior unas empuñaduras con un botón, a la vez que en los monitores aparecían como miras telescópicas, posiblemente para centrar los disparos. Cerro esa opción y procedió a desbloqueo de los armarios, comprobando que no había absolutamente nada en “víveres”, pero si en “uniformes”, y estos resultaron ser exactamente a como Jaime los había soñado. Entonces decidieron volver a la casa y esperar a los que venían de camino con las gorras, pero Aurelia antes intento la puesta en marcha y abertura de la cámara contenedora, apareciendo en pantalla el siguiente mensaje: “Imposible puesta en marcha sin estar desbloqueada la nave”.
Volvieron todos a la casa, lógicamente comentando todo lo ocurrido, lo enorme que era la nave y deseando que llegasen los poseedores de las otras dos gorras para ver si podían averiguar algo más. Todos estaban de acuerdo a que, en el cuaderno de bitácoras, al que no habían podido acceder al estar bloqueado, podrían tener alguna respuesta a todas sus preguntas.
Sin darse cuenta estaba ya anocheciendo y Carmen dijo:
- Creo que debo de ir a buscar a mi hija y traerla. Ya es hora de que sepa quién es, más ahora que sus hijas ya saben la verdad. Si queréis vosotras podéis acompañarme a recoger a vuestra madre y de paso vamos a la ciudad submarina para que obtengan muestras vuestras, cosa que está pendiente para terminar la investigación. Mañana al amanecer estaremos aquí de vuelta.
- ¿Puedo ir con vosotras? – pregunto Aurelia – Me encantaría conocer vuestra ciudad.
- Pues claro que puedes. – dijo Carmen – Y me gustaría que Elena viniese también. Quizás si vosotras dos estáis dispuesta a ceder muestras de vuestros tejidos y sangre, ayude a la investigación. Una de vosotras es descendiente pura y la otra mixta, y creo que eso puede ser de gran ayuda.
- Cuenta conmigo. – dijo Elena - ¿Nos tenemos que poner esos ridículos uniformes como en el sueño?
- No es necesario, el viaje durara escasos minutos. – dijo Carmen – Si el viaje fuese de más duración si sería conveniente que os lo pusieseis. Voy a llamar a mi hija y que nos invite a comer, sé que está en Cancún y allí tengo un escondite para mi nave. Se llevará una gran sorpresa al vernos allí.
Partió la esfera con las cinco mujeres dentro, y desapareció igual a como Jaime había soñado, elevándose lentamente y luego de pronto desapareció dejando una estela de luz que a su vez desapareció en segundos. Los demás decidieron cenar y acostarse, para al día siguiente estar despejados y relajados para recibir a los que estaban de camino.