El soñador. Capítulo 15.-
Enteradas de sus sueños, Paola, Mary y Amor acompañan a Jaime a la finca para intentar ayudarle a encontrar el legado de su abuelo
Capítulo 15
Enteradas de sus sueños, Paola, Mary y Amor acompañan a Jaime a la finca para intentar ayudarle a encontrar el legado de su abuelo
Día 12 de agosto (lunes)
Poco antes de las nueve y media, Jaime estaba ya sentado en la terraza de la piscina del hotel esperando a Paola, Mary y Amor, y había pedido zumo de naranja a la espera de las mujeres para desayunar los cuatro juntos. La primera en llegar fue Mary que se sentó frente a él y tras darle los buenos días y le preguntó, con una sonrisa ironica si había soñado con los símbolos que le enseño su hermana, y luego se pidió un zumo igual al de Jaime. Este a su vez la pregunto por su hermana y ella le contesto que había ido a buscar a Paola, y que suponía la habría preguntado si ella también tenía aquella extraña marca de nacimiento. No se equivocó, pues pocos minutos después de la hora prevista aparecieron Paola y Amor, esta cogida de su brazo y riendo algo que la exactriz le había dicho. Cuando se sentaron en la mesa junto a Jaime y Mary, dijo risueña Amor:
- Esto está cada vez más interesante, resulta que Paola dice que tiene una señal en el mismo sitio que nosotras, pero no igual, aunque no me ha dejado que la vea, solo me la ha dibujado. Y es un círculo grande con otro menor encima.
- Me ha extrañado mucho, - dijo Paola – primero porque creía que era una broma, pero luego cuando la niña me ha enseñado su marca de nacimiento y me ha dicho que Mary tiene una igual, ya me ha preocupado, pues empiezo a creer que algo debe de haber de cierto en los sueños de Jaime, aunque me sigue pareciendo algo absolutamente absurdo, fuera de toda lógica, realmente algo demencial.
- ¿Has analizado mis sueños? - pregunto Jaime – ¿Has recordado algo que pueda tener importancia?
- No y eso que anoche me costó conciliar el sueño, no hacía más que darle vueltas a los sueños que me habías contado, pero sin llegar a ninguna conclusión lógica. – dijo Paola – Pero ahora que Amor me ha enseñado su marca de nacimiento si recuerdo que mi hija Erika tenía una igual a la mía, pero ni entonces, ni hasta que Amor me ha comentado la coincidencia de la marca suya con la de tu sueño, y que ella es igual a la chica de tus fantasías oníricas, le había dado mayor importancia, pero ahora sí creo que tenga alguna. Por eso he decidido que quiero abrazar a mis hijos y a mis nietas y me voy a ir contigo, ¿Me llevaras supongo?
- Pues claro Paola, ni lo dudes. – dijo Jaime – Y solo depende de ti que los llame antes o que les demos una sorpresa.
- ¿Podemos ir Mary y yo con vosotros? – dijo Amor sorprendiendo a todos – Me gustaría conocer a las nietas de Paola, gemelas como yo y mi hermana, pero al parecer ellas si son iguales.
- No hay ningún inconveniente, podéis venir con nosotros, pero debo de avisaros que voy en coche y se tarda bastante. – dijo Jaime – Pero si alguna de vosotras tiene carnet de conducir el viaje será mucho más descansado. Además, seréis bien recibidas en mi casa, eso seguro.
- ¿Qué dices Mary? ¿Vamos? – pregunto Amor a su hermana – Estamos de vacaciones y si le decimos a mama que vamos con Paola, seguro que no pone ninguna pega. Además, Jaime ha dicho que nos dejara conducir.
- ¿Cuánto se tarda en llegar allí? – pregunto Mary - ¿Cuándo piensas salir?
- Se tardan entre diez y doce horas, hay aproximadamente 1.100 Km. – dijo Jaime – Si salimos en media hora, que es lo que yo tenía previsto, podríamos llegar allí aun de día, entre las ocho y las diez de la noche.
- Danos una hora para preparar la maleta. – dijo Mary ya animada a ir con ellos – También llamaremos a mi madre para que lo sepa. ¿Tu Paola estarás lista en una hora?
- Por supuesto, yo no necesito ninguna maleta, con un par de bolsas tengo suficiente. – dijo la mujer – No vamos a ninguna ceremonia, vamos al campo y os aconsejo que llevéis ropa cómoda, nada de pijadas.
Desayunaron rápidamente y a las diez y media, las dos hermanas, ya estaban preparadas en el hall del hotel, donde las esperaban Jaime y Paola. Bajaron al aparcamiento y cuando las dos hermanas colocaron sus maletas vieron que Paola había ya metido en el coche dos maletas enormes y dos bolsas, y Amor la dijo:
- Coño con las dos bolsas, si llevas ropa para un mes.
- Es por si me quedo con mis hijos. – dijo Paola – Si fuese así me tendréis que mandar el resto de mis cosas, y le dejare a tu madre una habitación libre. ¿Habéis hablado con ella?
- No, ella está en Cancún y allí es noche cerrada, la llamaremos después de comer, - dijo Mary – sobre las cuatro o las cinco, a esa hora ella ya estará levantada.
- Y ya no podrá deciros que no. – dijo Paola – Vaya par de elementos que sois vosotras.
Llevaba Jaime uno de los cuatro todoterrenos de lujo, este de color azul oscuro y casi nuevo. Amor no dejo ni a Paola ni a su herma que se colocasen al lado de Jaime, pues rápidamente se subió ella al lado del conductor y le dijo a Jaime:
- Cuando te canses yo lo llevare, este coche es de alucine.
- ¿Pero sabes conducir? – pregunto Jaime - ¿Tienes carnet?
- Si hombre, no te preocupes, tengo coche y conduzco desde hace seis meses, igual que mi hermana, - contesto la chica – y tengo moto desde los catorce, además, aunque no te lo parezca soy mucho más precavida que Mary.
- Tiene razón, - intervino Paola – Su hermana le pisa que asusta.
Condujo Jaime hasta Guadalajara sin parar, sobre las dos y cuarto y allí repostaron y comieron unos bocadillos, pues ninguno quería perder tiempo para llegar cuanto antes. Durante el viaje Jaime les había contado como era su finca, los alrededores y los sitios que se podían visitar, también les conto como eran su hermana Elena, Aurelia, Belén y Bárbara, con las que creía podrían llevarse bien, y por su parte Mary y Amor le explicaron como era su madre, aunque muy someramente, pues Amor le dijo que las quería mucho, pero que sus negocios la tenían continuamente de viaje, que era dueña de más de veinte hoteles de lujo en tres continentes, que ellas habían estudiado internas en un colegio de Barcelona, y su residencia habitual, fuera del internado, era el hotel. Cuando Jaime las pregunto por su padre, Mary solo le dijo que no habían llegado a conocerlo, que se separó de su madre estando ella embarazada, y que meses después falleció en un accidente de moto.
A las tres menos cuarto reiniciaban el viaje, y esta vez era Amor la que conducía, sorprendiendo a Jaime la seguridad que demostraba y la atención que ponía en todo cuanto hacía. Conduciendo ella cruzaron Madrid por la M-50 y tomaron el desvió hacia Extremadura sobre las cuatro, y poco antes de las siete pararon ya pasado Trujillo para tomar otro bocadillo, y entonces decidieron que Mary llevaría el coche hasta el final del viaje, que Jaime calculo seria de dos horas y media, con lo que a la hora de cenar estarían en la casa. Llamaron entonces por teléfono, Mary a su madre que dio el visto bueno a su viaje si iban con Paola, que tuvo que ponerse para confirmar tal punto, y Jaime por su parte llamo a Juani para avisarla de que llegaban para la cena y que esta a su vez llamase a Erika y Eduardo para que estuviesen en la finca cuando ellos llegasen.
A las siete y diez cogió el coche Mary, y tal como había dicho Paola, conducía rapidísima, pero con una soltura y seguridad que a Jaime lo dejo pasmado. A las nueve, media hora antes de lo previsto, llegaron cerca del pueblo, donde Jaime la indico que redujese la marcha y que tomase el desvió a la finca. Fue Amor la que comento:
- Coño con el nombre de la finca, “Vía Láctea” viene que ni pintado con los sueños de Jaime.
Desde el mismo coche Jaime acciono la apertura automática de la puerta y entraron en la finca aparcando el vehículo justo delante de las escaleras del porche, donde en aquel momento no había nadie, pero a los pocos segundos apareció Aurelia, que esperaba que los recién llegados fueran Eduardo, Erika y sus hijas, y se quedó sorprendida al ver bajar por la puerta del conductor a Mary que decía mirando su reloj:
- Soy la leche, soy la mejor, menos de dos horas, y vaya carreterita al final.
Luego bajo Jaime y Paola, pero cuando Aurelia vio a Amor, exclamo en un tono de voz que casi era un grito:
- Joder si la ha encontrado , Jaime ha encontrado a su gran Amor, ¿Dónde estaba escondida?
- ¿Y tú como sabes que yo soy Amor? – pregunto está sorprendida - ¿Cómo es posible que te hayas dado cuenta nada más verme?
- Joder tía, es que la descripción de Jaime era exacta. – dijo Aurelia – “Una criatura algo diferente, muy morena, de corta melena negra y rizada, ojos grises de gato y una belleza especial, con un cuerpo esbelto y precioso, no muy alta, sobre 1,67, en definitiva, una muchacha fascinante” . Y además tus ojos de felino te delatan.
- Esta es Aurelia, - intervino Jaime presentándolas – esta es Amor, aunque no hace falta decirlo, esta es su hermana Mary, y esta que es la invitada principal, es Paola.
- La Ostia en verso. – dijo Aurelia haciendo sonreír a las tres mujeres – Has matado dos pájaros de un tiro, has encontrado a la madre de Erika y al gran amor de tu sueño. ¿Dónde las has encontrado?
- Ahora te lo contare todo, - dijo Jaime – Por favor acompáñalas a sus dormitorios y luego mientras cenamos os lo explicare todo. Yo voy a también a ducharme y cambiarme de ropa, el viaje ha sido largo.
Cuando bajo Jaime estaban esperándole en la mesa del porche, Juani, Belén, Bárbara, Elena y Aurelia, que le comentaron que Eduardo llegaba en cinco minutos, pues había llamado Aurora diciendo que estaban llegando. Fue Juani la que le pregunto a Jaime:
- ¿Cómo crees que recibirán a su madre Eduardo y Erika? ¿Saben algo?
- No, no saben nada, no os había dicho nada a nadie, pero tenía encargada a una agencia de detectives que localizasen a Paola, ha sido difícil y complicado, pero al final he dado con ella y le he contado mis sueños. Y quiero que sepáis que era Paola la que todos los compañeros de estudios de mi abuelo, incluido él, creían que debía de ser la pareja con la que mi abuelo engendrase al “soñador”, que Paola estaba enamorada de él, y que según parece aún lo sigue.
- ¿Y te lo ha confesado ella? – pregunto curiosa Belén – ¿Ella te ha dicho que estaba enamorada de tu abuelo?
- Sí, me lo ha dicho sin rodeos. – la contesto Jaime – Es una mujer bastante transparente, pero creo que tremendamente liberal, según me ha dicho ha tenido una vida bastante movida. Supongo que ella os contara su historia directamente. Y contestando a lo que me ha preguntado Juani, no tengo ni idea como la recibirán sus hijos, pero eso ahora ya no me incumbe, yo creía que debía localizarla y así lo he hecho.
En ese momento llegaba Eduardo, pues el sonido del claxon al otro lado de la verja así lo indicaba, y decidieron no decirles nada hasta que bajase Paola, y que ellos tomasen sus decisiones. Aparco Eduardo al lado de las cocheras y los cuatro que habían llegado se acercaron a Juani y el resto que les estaban esperando, y pregunto Erika con ansiedad:
- Nos ha dicho Juani que Jaime había descubierto algo importante, y que viniésemos. ¿Qué es lo que ha descubierto? ¿Has vuelto a soñar?
- No, solo ha encontrado a su Amor. – dijo divertida Aurelia – A la de su sueño, y es clavadita a como la describió.
- ¿Y has averiguado algo del sueño? – pregunto Eduardo con curiosidad y dirigiéndose a Jaime - ¿Hay alguna novedad?
- Ahora cenando, y cuando os presente a las tres invitadas que he traído, os contare todo. – le contesto Jaime – Y aunque es algo insignificante, si he contrastado que existe el símbolo que en mi sueño estaba en las tablillas, cajas o llaves, y en la losa del lago. Pero como he dicho después os lo explicaré todo.
Cuando aparecieron Mary y Amor, las dos con unos jeans cortos y camiseta moderna, a las que solo había visto Aurelia, los demás coincidieron con ella que Amor era realmente la muchacha descrita por Jaime en sus sueños, y no dio tiempo nada más que a las presentaciones, pues en ese momento apareció, saliendo de la casa Paola, que hizo una aparición estelar, como si hubiese preparado ese momento de forma especial y se pasease por la alfombra roja en la entrega de los Oscar. Llevaba una especie de frac de color rojo, pantalón ajustado y de pata ancha y chaqueta con grandes solapas y abiertas y con un solo botón, que dejaba ver una blusa de color negro con escote en V, y una cadena con un medallón de plata, así como unos zapatos de tacón también rojos. Era realmente una mujer elegante y con gran clase y nadie se esperaba ver a alguien en ese momento vestida como para una fiesta. Aún a sus sesenta años se podía decir que era una mujer de una belleza extraordinaria. Fue Erika la que lanzando una exclamación dijo:
- ¡La madre que me pario! Y nunca mejor dicho, pues es mi madre, es Paola, y realmente está viva.
Sin dudarlo se abalanzo sobre la mujer y se abrazó a ella llorando desconsoladamente, y en ese momento toda la representación de Paola se vino abajo, pues abrazo a su hija y al igual que ella, llorando desconsoladamente, haciendo que ese momento fuese emotivo y muy especial para todos, especialmente para Eduardo y sus hijas, que también abrazaron a Paola, Eduardo muy serio, pero denotando enorme emoción, y Aurora y Alba con lágrimas en los ojos y con cierto recelo pues no esperaban que su abuela fuese una mujer tan espectacular.
Pasados unos minutos, se serenaron los ánimos, y Jaime presento a todos los demás, y ya cenando explico cómo había localizado a Paola, como se entrometió Mary en su conversación con ella, la confusión que tuvo creyendo que era una novela el relato de sus sueños, la invitación de esta, como vio por primera vez a Amor, la cena y conversación que mantuvo con ellas, y por fin la señal de nacimiento que tenían ambas hermanas y que le enseño a él. Entonces fue Paola la que dijo:
- Esta mañana, Amor se presentó en mi habitación para preguntarme si yo también tenía alguna marca de nacimiento similar a la suya, y ha pretendido que le enseñase mi rincón más íntimo, cosa lógicamente que no he hecho, pero lo cierto es que tengo una marca en el mismo sitio que ella, diferente, aunque muy similar. Luego he recordado que Erika también tenía esa mancha de nacimiento, igual a la mía y en el mismo sitio. Y no he dudado en venir con Jaime, pues además de querer volver a ver a mis hijos esa señal me ha intrigado.
- Es cierto tengo una mancha de nacimiento encima del chichi, que realmente es una parte del símbolo que Jaime soñó. – Erika sin ningún reparo se bajó el pantalón y enseño la marca que su madre decía - ¿La veis? Pero no es igual, por eso no le di importancia.
- Pues yo tengo una señal en el mismo sitio, - dijo Bárbara – Y también es parecida, pero la mía con dos círculos pequeños a los lados y sin el círculo de encima, quizás por eso tampoco lo había relacionado con el símbolo soñado por Jaime.
- Ahora que lo comentáis, Aurelia tiene algo similar, - dijo Juani – Unas manchas de nacimiento iguales a las que comenta Bárbara. ¿Tu Elena también la tienes?
- No tengo ni idea. – contesto la aludida - ¿Cómo voy a saberlo?
- ¿No me dirás que nunca te has mirado en el espejo? – pregunto asombrada Mary – Si no la has visto es que no la tienes.
- Después de cenar lo comprobaremos, - dijo Bárbara riendo – Me imagino el motivo del porque no lo sabe, hasta hace poco ha vivido siempre en un colegio de monjas.
- De todas maneras, tenga o no tenga esa señal, - dijo Elena algo violenta - ¿Eso significaría que la tendríamos todas las mujeres que al parecer descendemos de esa raza especial?
- Eso es lo que tenemos que averiguar. – dijo Jaime pensativo – Significara algo que yo soñase con ese símbolo, y de momento es lo único que tenemos para volver a intentar comprender mis sueños, que según mi abuelo ayudarían a resolver los enigmas y a descubrir nuestros verdaderos orígenes.
- De momento ese símbolo ha ayudado a que nosotras estemos aquí. – dijo Amor muy seria y con gran seguridad – Y estoy convencida de que algo se os ha pasado por alto, algo que es posible que, entre Paola, mi hermana y yo, podamos ayudaros a descubrir.
- ¿Y qué crees que puede ser? – pregunto intrigada Elena - ¿Qué crees que debemos buscar?
- Pues el símbolo, o parte de él. – contesto con seguridad Amor - ¿Alguno de vosotros ha visto alguna marca similar grabada en algún lugar de esta casa?
- Dios bendito, esta niña es un genio, y yo una despistada. – dijo Erika de pronto – No solo hay una, hay cuatro y ahora recuerdo donde. Cuando estuve haciendo las mediciones para la reforma de la casa en la pared exterior que da a la piscina, una de las piedras tiene muescas, como grabados hechos hace muchos años, y creo que son muy parecidos al símbolo soñado por Jaime.
Se levantó como un tiro y salió corriendo por el porche hasta dar la vuelta a la esquina que daba a la piscina, y tras ella corrieron Belén, Aurelia y Bárbara. Amor y Mary por su parte siguieron a Elena que entraba en la cocina y le dijo la primera:
- Supongo que vas a por una linterna, es de noche.
- Una linterna y un limpia cristales o algo similar para limpiar bien esas muescas. – dijo Elena que sonrió a la muchacha – Creo que pensamos de una forma parecida.
Con un spray de agua, una escobilla y una linterna que pidieron a Eulalia, salieron de nuevo al porche seguidas por la cocinera curiosa por saber que pensaban hacer, cuando volvía de nuevo corriendo Aurelia que se quedó parada al ver que ya llevaban la linterna que ella iba a buscar. Las cinco volvieron a desaparecer por la esquina y Paola comento:
- Amor y Mary son criaturas especiales, la primera intuición pura y la segunda decisión y fuerza, si algo se les mete en la cabeza no hay quien las detenga.
Una vez Erika recibió la linterna de manos de Elena, empezó a mirar minuciosamente las piedras de la pared, que eran enormes, pues cada una de las piedras medirían sobre un metro de largo por unos cuarenta centímetros de alto, y se suponía que con un fondo similar a la altura. Las piedras que Erika miraba eran las que estaban a la altura de sus cinturas y por fin pasando la mano por una de ellas dijo:
- Creo que es aquí, haría falta limpiarla.
- Para eso he traído esto. – dijo Elena que mojo la piedra con el spray y luego paso minuciosamente la escobilla – Si efectivamente aquí hay cuatro grabados, el último es clavado al símbolo de los sueños de Jaime, mirar.
- Hay que quitar la piedra. – dijo impulsiva Aurelia – Seguro que detrás habrá algo guardado.
- Pero que bestia eres. – dijo Erika - ¿Cómo quieres quitar semejante piedra? Además de que no podríamos por lo que puede pesar, podría deteriorar la estructura de la pared.
- ¿Entonces qué hacemos? – pregunto Bárbara – Algo habrá que hacer.
- Vamos a medir desde la esquina, y luego desde dentro de la casa calculamos donde están las señales, - explico Erika – y desde dentro si podremos romper los ladrillos o la escayola e intentar acceder a la parte posterior de esta piedra. En el coche tengo una cinta métrica, la traeré.
Mientras en el porche Paola estaba contándoles a su hijo Eduardo y a sus nietas, como había sido su vida, y Juani y Jaime escuchaban atentamente la historia de la mujer. Les conto como se salvó del naufragio, que fue milagroso que ella estuviese en una moto acuática cuando el barco en que iba estallo de pronto y como la recogió a los tres días casi muerta, Pablo, su difunto esposo que viajaba en un velero junto a unos amigos y entre los que se encontraba la abuela de Mary y Amor, una mujer extraña según les explico, inteligente, intuitiva, bellísima, y siempre de buen humor, muy rica, y que renuncio a la herencia de la cadena hotelera en favor de su hija Marina, la madre de las dos muchachas.
Mientras contaba Paola su historia, vieron ir y venir a Aurelia y las demás, pero ahora era Erika la que corriendo se dirigió al coche en que habían venido y tras coger algo de su interior volvió corriendo hacia la piscina. Intrigados por su prisa, fueron también ellos a ver qué pasaba y se encontraron a las muchachas presas de gran excitación, y a Erika y Elena midiendo la pared de la casa, justo en la parte exterior donde estaba el despacho del difunto D. Jaime. Oyeron entonces decir a Erika:
- Cuatro metros noventa. Vayamos dentro y veamos que hay a esa distancia.
Todos siguieron a Erika que rápidamente volvió hacia la casa y entro precipitadamente camino del despacho, y una vez dentro le dijo a Elena que pusiese la cinta justo en la pared que daba a la parte posterior de la casa y ella ando con la cinta métrica tomando medida de la pared que daba a la piscina, y comentaba:
- Si le quitamos unos cuarenta y cinco centímetros del ancho de la pared, debe de estar entre los cuatro cincuenta y cuatro noventa aproximadamente. Justo aquí, entre las dos ventanas.
- ¿Y que se supone que hay entre las dos ventanas? – pregunto Juani - ¿Qué intentáis hacer?
- Un agujero justo aquí. – dijo Erika señalando la pared que separaba las dos grandes ventanas que daban a la piscina – A esta altura están los símbolos grabados en la pared de fuera, y será más fácil localizar que hay detrás de la piedra por dentro, ya que quitarla de la pared es imposible.
- ¿Cómo que vais a hacer un agujero en la pared? – volvió a preguntar alarmada Juani - ¿Es que estáis todas locas?
Por fin tras una serie de explicaciones de Erika, enseñarles a los que no lo habían visto las muescas de la pared exterior y sacando conclusiones, la llevo al convencimiento de que si había algo escondido tras los símbolos era más fácil el acceso desde dentro. No muy convencida dejo que Jaime decidiese y que, si él lo creía oportuno a la mañana siguiente, pero no ahora con lo tarde que era, procederían a hacer el agujero que Erika había sugerido.
Al final prevaleció la opinión de Juani y quedaron en esperar a que fuese de día para hacer lo que Erika, Aurelia, Elena y Mary querían hacer aquella misma noche, tomarían un postre o algo fresco y se acostarían hasta el día siguiente, pues aún estaban los restos de la cena en la mesa. Una vez serenados los ánimos fue Paola la que les conto que ella había sido una de los dieciocho que estuvo en el rancho en la época que estuvo D. Jaime, y que ella, era según todos los demás, la que debía de concebir con Jaime, al “soñador”. Que nunca se puso la gorra, ya que no le hacía falta, pues siempre pensó que acabaría casándose con Jaime, que era el más gallardo, el más varonil y el más inteligente de todos los varones del grupo, y no necesitaba de gorras ni de gaitas para saber eso. Comento también que durante el tiempo que duro su instrucción no hubo posibilidades de intimar entre varones y hembras, pues el padre de José, director en aquellas fechas del internado, era un hombre muy autoritario y tenía sus propias ideas, ya que de alguna manera y de acuerdo con los padres de los alumnos, los había emparejado a todos, menos a ella. Y explico:
- De los dieciocho que estábamos ya tenía previstas las bodas, Eulogio con Salome y Pascual con Marisa de las familias de Argentina, a Fermín con Justa, a Iñaki con Pilar y a Jaime con Josefina (que no asistió al centro), de las familias de España, y a su hijo José con María, a Tomás con María, a Crispulo con Antonia, y a Gonzalo con Casimira, de las familias de México y Usa, aunque estos dos últimos no estaban allí como alumnos.
- Cuando a los pocos meses de terminar el internado, me enteré de que Jaime se había casado siguiendo las directrices de nuestros mayores me sentí defraudada y me negué en redondo a sucumbir a las órdenes de mi padre, que pretendía a toda costa que tuviese un hijo fuera del matrimonio con Eulogio o con Pascual, y me fui de mi casa. En Buenos Aires conocí a Jorge, el padre de Eduardo y Erika, un verdadero atleta y un buen hombre, por el que yo bebía los vientos y con el que he disfrutado sexualmente más que con ningún otro, pero al que no quería, pues mi verdadero amor fue siempre Jaime. He hecho muchas locuras en mi vida, he tenido infinidad de amantes, y hasta casi llego a triunfar en el cine, pero he de reconocer que he vivido muy bien y desahogadamente siempre.
Jaime le enseño los cuadros de las familias que había soñado y que había reproducido y Paola le ratifico que eran correctos en cuanto a los datos que ella conocía, por lo que en ese capítulo si habían sido acertados los sueños de Jaime. Por fin se acostaron todos con el compromiso de levantarse temprano para acometer el derribo de la pared del despacho.