El soñador. Capítulo 10.-

Jaime se da cuenta de que ha tenido un segundo sueño

Capítulo 10

Jaime se da cuenta de que ha tenido un segundo sueño

Día 23 de junio (domingo)

Se despertó Jaime a las ocho y media cuando alguien estaba llamando a la puerta de su dormitorio insistentemente e instintivamente palpo a su lado buscando a Angela, que no estaba allí, pero si tenía una erección descomunal. Al preguntar quién era, se entreabrió la puerta y asomo su cabeza Aurelia que al darse cuenta de lo sorprendido que estaba y su calentura que se notaba bajo las sábanas, lo miro con cara de burla y le dijo:

-       Jaime, Eduardo, Clo, Eli, Eulalia y yo, queremos ir esta mañana hasta el lago para explorar la zona y ver si averiguamos algo sobre donde puede estar escondida la nave. Pero les he dicho que esperen un momento para que tú vengas con nosotros.

-       Bajo ahora mismo, esperarme un par de minutos.

Jaime cuando se quedó solo se dio cuenta de que nuevamente había soñado, pero aún sentía los besos y las caricias de Angela, como si lo soñado hubiese sido real, tan real como su evidente excitación.

Cuando bajo a la cocina, tras ponerse un bañador y relajar su fogosidad matutina, encontró a Eduardo con las cuatro mujeres que les estaban esperando y fue Clo la que le dijo:

-       Esta noche casi no he podido dormir, he tenido pesadillas y he soñado que la nave está enterrada en esta finca, al otro extremo y junto al pequeño lago que sirve para regar los jardines.

-       Pues ahora vamos allí. – dijo Jaime aún medio dormido e incluso desconcertado – Pero primero me gustaría tomar un café.

Le sirvió Eulalia un tazón y le ofreció un trozo de bizcocho que el rechazo, mientras intentaba saber dónde estaba, que día era y que era realidad y que ficción, pues ahora se daba perfectamente cuenta de que de nuevo había soñado, pero un sueño tan real que al despertarse había buscado a Amor o Angela en su propia cama de forma desesperada.

Los seis se pusieron en marcha y cruzaron la finca hasta llegar a un pequeño lago que servía a su vez para regar los jardines y la arboleda y al llegar allí Clo se quedó parada y como buscando alguna señal que ahora parecía no ver. De pronto su cara se ilumino y dirigiéndose a Jaime dijo:

-       Esta bajo el lago, lo presiento. Por lo menos es lo que he soñado y aquí debajo de esta losa empieza el pasadizo. – dijo señalando una losa enorme que había al lado del lago – Y bajando unas escaleras se accede a una enorme sala donde está la nave, que es inmensa.

Jaime ante la seguridad de Clo, que de alguna manera le ratificaba que había tenido de nuevo un sueño, justo desde cuando Cristina le despertó, y ante la coincidencia de que Clo hubiese soñado con aquel lugar dijo:

-       Yo también he soñado que la nave está aquí, y que además esa losa tiene grabados los mismos símbolos que la tablilla que nos dejó mi abuelo.

Limpiaron con unas ramas la superficie de la piedra, y efectivamente allí estaban los símbolos, cosa que a Jaime le ratifico que de nuevo había tenido una premonición y así se lo dijo a los demás:

-       He tenido de nuevo un sueño, y ese sueño empezaba casi igual que lo que está pasando ahora, descubriendo este lugar, la losa y los símbolos grabados en ella. Pero en mi sueño no podíamos moverla, es demasiado grande. Volvamos a la casa y os contare mi nuevo sueño.

-       Joder, Jaime. – dijo Aurelia con cara de preocupación – Cada vez que sueñas algo es para echarse a temblar.

-       Según mi sueño, dentro de un rato recibiré un sobre procedente de un bufete de abogados de EEUU, y ese sobre contiene las últimas voluntades de mi abuelo José. Esperaremos a ver si es verdad, y si es así, entonces os contare mi sueño completo.

Eduardo al darse cuenta de la grabación, y sin hacer caso a las palabras de Jaime, intento ayudado por Eulalia, Clo y Eli mover la losa, pero era demasiado grande y pesada, por lo que a los pocos minutos desistieron de su empeño y decidieron volver a la casa como decía Jaime. Cuando llegaron se encontraron a Juani con los dos mastines al pie de las escaleras del porche y con cara de enfado y al verlos venir, les espeto:

-       Pero donde demonios estabais, supongo que buscando la nave de los demonios. – y dirigiéndose a las empleadas las dijo – Parece mentira que en vez de estar cumpliendo vuestras obligaciones os dediquéis a exploradoras, no habéis preparado el desayuno ni habéis dado de comer a los perros, y además hoy tenemos invitados. Dios que desastre.

-       Juani no las recrimines, - dijo Eduardo – creo que Clo ha soñado donde está enterrada la nave, y da la impresión de que así es, está bajo el lago. Es raro, pero tanto ella como Jaime han soñado lo mismo, pero no somos capaces de mover la piedra que cierra la entrada.

-       Solo nos faltaba que Clo también tenga sueños. – dijo Juani, y preguntando a Eduardo le dijo: - ¿Y por qué te da la impresión de que esta la nave bajo el lago?

-       Porque en la piedra, y tal como soñó Jaime, - le contesto el hombre – está grabado el mismo símbolo que en la tabilla que les dejo a él y a tu hija tú difunto esposo.

-       ¡Madre de Dios! – exclamo horrorizada Juani - ¿Sera verdad que hay una nave enterrada en esta finca?

-       Creo que sí. – intervino Jaime – Y como les he explicado a ellos, si mi sueño no es un sueño sino una premonición, otra más, dentro de un rato recibiré un sobre, y si es así os contare el sueño completo. Ahora me voy a dar un chapuzón en la piscina.

Eduardo, que al igual que Jaime, llevaba puesto un bañador, se fue con él mientras las muchachas se reintegraban a sus obligaciones y Juani se sentó en los escalares del porche presa de un súbito abatimiento, y a su lado su hija Aurelia, a la que la comento:

-       Creo que las cosas serán muy diferentes a partir de este momento, y la vida de todos nosotros tendrá un cambio radical e irreversible.

En ese momento oyeron el ruido de un motor que se acercaba a la finca y a los pocos segundos llamaron desde la entrada. Juani sorprendida y muy nerviosa pensando que sería el sobre que Jaime había dicho que recibiría, dijo:

-       Pues sí que ha llegado pronto, son solo las nueve y media.

Desde la cocina abrieron la cancela vieron una furgoneta de reparto que se había parado frente a la puerta y un joven con uniforme les enseño un sobre que llevaba en la mano agitándolo. Fue la propia Juani quien se dirigió hacia la entrada y el joven a su vez ando hacia ella encontrándose a medio camino entre la casa y la cancela. Firmo Juani el recibí del envió y volvió hacia la casa mientras el repartidor volvía a su furgoneta. Cuando Juani llego de nuevo a los escalones y volvió a sentarse la furgoneta inicio de nuevo la marcha y la perdieron de vista. La entrega era un sobre plastificado a nombre de Jaime, y que venía de EEUU al parecer de un bufete de abogados de Seattle.

En ese momento Aurelia arrebato el sobre a su madre y salió disparada hacia la piscina, y a los pocos minutos volvía con Jaime y Eduardo. En ese momento ya estaban allí Diana, Erika, Aurora, Alba, Belén, Elena, Bárbara y Esperanza, pues ya habían bajado todas de sus respectivos dormitorios. Se sentaron todos en la mesa del porche, y Jaime le dijo a Aurelia que avisase a las empleadas para que todos los de la casa conociesen su nuevo sueño, y una vez todos reunidos les dijo:

-       Tal como imaginaba he recibido el sobre, y ahora voy a contaros mi sueño. Esta mañana en lugar de despertarme Aurelia, como ha sido realmente, en el sueño era Cristina la que lo hacía …….

Les conto su sueño completo y para Diana y Clo fue una revelación extraordinaria, quedándose ambas sollozando y abrazadas. Igual de extraordinario fue para Eduardo y Erika, que no salían de su asombro, y sobre todo esta última, que ratifico la historia que, en el sueño de Jaime, ella le contaba a Juani sobre su madre Paola, pues era todo cierto. Belén, Elena y Esperanza por otro lado ratificaron que efectivamente conocían a Pedro, y que por la descripción que, de él hacía Jaime, no había duda de que se trataba de la misma persona. Fue Aurelia la que apremio a Jaime, no sin un punto de humor y guiñándole un ojo con enorme picardía:

-       Por fin aparecerá la “famosa” Amor, Ángela o como se llame, y vaya forma de aparecer, y con esos sueños ahora entiendo tu gran “desconcierto” al despertarte. Anda Jaime abre el sobre y comprueba si es cierto todo lo que has soñado. Si es así nos espera un día muy ajetreado y a ti un fin de fiesta con cohetes.

Jaime procedió a abrir el sobre plastificado y dentro había otro sobre con su nombre escrito, y que decía: Para Jaime de las Altas Cumbres. Totalmente personal . Procedió entonces a abrir ese otro sobre y su cara palideció al empezar a leer la carta que había en su interior, pues era exacta a la que había leído en su sueño, y empezó a leerla en voz alta ante el estupor de los demás. La nota decía:

“Si yo falto quiero que el destinatario de estas últimas voluntades sea mi nieto Jaime, por eso dejo este escrito en un sobre cerrado a su nombre, y con las instrucciones de que se le haga llegar en su momento. También en mi testamento oficial le dejo a él heredero de todos mis bienes y le nombro presidente de todas mis sociedades con el convencimiento de que él es el único capaz de terminar mi obra.

………………

Por último y para que te sea mucho más fácil localizar a tus iguales y las naves, te dejo junto a este escrito los tres cuadros citados con las familias puras de cada rama y sus características, así como un plano de donde están las dos naves que yo he localizado.

Te deseo paz y fuerza para conseguir lo que el destino te tiene reservado, cumplir con la profecía.”

Poco antes de que terminase de leer la nota, Diana empezó a sollozar, y cuando Jaime dio por terminada su lectura, exclamo:

-       Hijo de puta, era un hijo de puta. Es cierto que fue el, el que enemisto a mi esposo Jorge y a su padre Eulogio.

-       Jaime léenos los cuadros de las familias que dice que adjunta. – dijo entonces Aurelia – Y veamos si son iguales a los que has soñado.

Ojeo entonces Jaime los otros cinco folios que había sacado del sobre y leyó el primero, y que era exacto al de su sueño. Tras la lectura del cuadro, fue Jaime el que saco conclusiones y dijo:

-       Es exacto al que he soñado.

-       Sigue leyendo, - insistió Aurelia – y comprobemos si los otros cuadros son iguales.

Procedió Jaime a leer el segundo cuadro, y tras leerlo, dijo

-       Al igual que el anterior es exacto al que yo he soñado.

-       Lee más. - volvió a insistir Aurelia – Mira el otro cuadro para comprobar si también es igual al de tu sueño, y si realmente Clo, Eduardo y Erika aparecen en él, y si Paola está viva.

Así lo hizo de nuevo Jaime y procedió a leer el tercer cuadro, y puntualizo:

-       Es exacto.

-       Entonces en lugar de tener Jaime un fin de fiestas amoroso, lo tendrá angelical. – bromeo de nuevo Aurelia – Habrá que ver cómo es la muchacha, y si físicamente es realmente como la soñó Jaime.

-       Creo que debemos de intentar acceder a la nave y ponerla en marcha, - comento Belén - con la llave, que según dice ese viejo demente, y ha soñado Jaime, es la tablilla que dejo D. Jaime.

-       Y comprobamos si la losa que cierra el acceso a las escaleras para llegar a la nave, también se pueda abrir con esa “llave”. – dijo entonces Elena muy segura – Yo también creo que debemos de ir y comprobar si realmente podemos acceder a la nave.

-       ¡Alto! De aquí no se mueve nadie hasta que hayáis desayunado. – era Juani la que de forma autoritaria decía esto, y curiosamente igual que en el sueño. – Y además estamos pendientes de que lleguen nuestros invitados y creo que debíamos de esperarles antes de volver a explorar nada.

-       Tienes razón, yo esperare a mis compañeros y sus familias. – dijo Jaime – Pero a diferencia de lo que he soñado, nadie ira a buscar la nave hasta que lleguen el resto de los que figuran en las listas.

Así quedaron, y nada más terminar de desayunar, todos se sentaron en el porche esperando a las distintas familias que estaban al llegar.

Juani entonces le pregunto a Erika que sabía de su madre, y esta que aún estaba en shock y necesitaba imperiosamente hablar y desahogarse empezó a hablar:

-       Según nos contó mi padre a mi hermano y a mí, mi madre era una rica heredera, una mujer caprichosa y bohemia que se casó con él en contra de la voluntad de sus padres, y es exacto a lo que soñó Jaime que yo te contaba a ti.

-       Pues tendremos que averiguar porque aparece en la lista como viva. – dijo Jaime – Yo procurare enterarme de todo lo que pueda sobre ese tema, e intentaremos localizarla, pues sobre este punto no he soñado absolutamente nada.

Siguieron hablando de los cuadros y también de los dos mapas que también estaban en el sobre y en los que aparecía la ubicación de las naves bajo una cruz.  Iguales a los soñados según dijo Jaime. A las doce y diez sonó el móvil de Jaime que contesto a la llamada y los demás guardaron silencio. Debía de ser alguno de los invitados, pues Jaime estaba indicando como se llegaba hasta la casa y cuando colgó, dijo:

-       Son los padres de Arantxa que están ya en el pueblo y vienen para aquí. Me ha dicho que su hija que venía con Diego y su familia desde Argentina ya han llegado al aeropuerto de Sevilla, y tiene previsto que en una hora o poco más estarán aquí. Todo igual que en mi sueño.

Tras diez minutos de espera oyeron un claxon al otro lado de la verja, señal de que los padres de Arantxa acababan de llegar. Abrieron la cancela y lentamente entro una vieja furgoneta, destartalada y llena de bollos, y nada más verla, Belén muy afectada, comento con Elena, Bárbara y Esperanza:

-       Efectivamente es la furgoneta de Pedro, el sueño de Jaime parece irse convirtiendo poco a poco en realidad.

Cuando la furgoneta paro frente al porche, chirriándole los frenos y haciendo un ruido infernal, de ella bajaron una pareja de unos cincuenta años, una muchacha muy joven, sobre 18 años, y por fin el conductor, un joven de unos veintiocho años, alto, moreno y con pinta de atleta, que nada más ver a Belén y sus compañeras abrió los ojos, enormemente asombrado y dijo presentándose a todos:

-       Buenos días, soy Pedro Esparza, el hermano de Arantxa, y estos son mi padre Pedro, mi madre Pilar y mi hermana pequeña Blanca.

-       Bienvenidos a nuestra casa. – dijo Jaime que le estrecho la mano y después hizo lo mismo con su padre, beso a Pilar y a Blanca - ¿Os apetece un refresco? Os veo acalorados.

-       ¿No vamos a estar acalorados? – dijo en tono de enfado Blanca – Mi hermano tiene una mierda de coche, vaya cacharro, no tiene ni aire acondicionado. A mí lo que me apetece es darme un baño.

-       Vamos a sentarnos primero. – dijo Aurelia dirigiéndose a Pedro hijo - Así que tú eres hermano de la compañera de Jaime, y también el amigo de mi hermana Belén y sus compañeras de Universidad. Joder que casualidad.

-       ¿Sabéis que Belén, es amiga mía? – dijo Pedro dirigiéndose a sus familiares – La conocí a la vez que a Elena, Esperanza y Bárbara en Sevilla. Di unas charlas de ética y moral en la Universidad y allí las conocí a las cuatro que eran estudiantes de medicina. Elena fue la numero uno de su promoción.

-       Mi hermano iba para cura, pero se arrepintió, pero viendo a las amigas que tiene en Sevilla, no es de extrañar. - dijo Blanca, que al igual que en el sueño tenía un desparpajo y una desvergüenza enorme, y luego dirigiéndose a Pedro le pregunto: – ¿Cuál de las cuatro es la que te hace dudar? Son las cuatro muy guapas y entiendo que no tengas ninguna intención de ser célibe.

-       Yo no quisiera ser poco elegante ni parecer grosero. - dijo Pedro hijo, con muestras de sentirse incomodo por los derroteros de la conversación que había iniciado su hermana pequeña – Pero me gustaría saber qué hay de cierto en esta historia que, perdonarme, yo no puedo aceptar. Solo he venido con ellos porque así me lo ha pedido mi padre.

-       Tienes razón, vuestra presencia aquí es debido a otras circunstancias diferentes a la amistad que pueda unirte a Belén y sus amigas. – Dijo Jaime que percibió la tensión que tenía Pedro – Pero creo que es mejor esperar a que estén aquí el resto de los implicados, mis profesores, mis compañeros de internado y sus familias. Entonces explicare detalladamente todo lo que ha ocurrido desde que volví ayer del internado, y entonces creo que perderás tu escepticismo.

Al igual que en el sueño, los invitados aceptaron la sugerencia de Jaime y acompañados por Juani, Aurelia y Belén, procedieron a sacar sus maletas de la furgoneta y a subir a las habitaciones que los habían preparado, mientras Bárbara aparcaba en la cochera el vehículo de Pedro. Un cuarto de hora después, bajaron los invitados y se dirigieron a la piscina para darse un baño, y allí junto a los demás esperaron al resto de invitados. Todo ocurrió exactamente como en el sueño y sobre las 13,35 sonó el móvil de Jaime, que tras hablar con la persona que le había llamado, dijo:

-       Es Andrea, están llegando, voy a recibirlos a la entrada, vienen en un microbús.

-       Yo voy contigo, - dijo Pilar – quiero abrazar cuanto antes a mi Arantxa, hace años que no la veo, y seguro que ya ni la reconozco.

Se dirigieron a la entrada de la finca, y se nuevo al igual que en su sueño, sonó de nuevo el móvil de Jaime y esta vez le llamaban desde un helicóptero, era Johnny, y con él venía su familia y la familia de Pancho, a los que había recogido con su avión privado Ramiro.

Tras unos momentos de descontrol, saludos, preguntas y abrazos, partieron el helicóptero y el microbús, quedando todos ya dentro de la finca. Estaban por fin todos, y por fin podrían plantear la situación de forma conjunta, pues según los cuadros recibidos aquella misma mañana, Jaime comprobó que, en el helicóptero, junto a Ramiro y su esposa venían sus suegros, Gonzalo y Casimira, los padres de Stella, y sus dos hijos Johnny y Paloma. Por otro lado, venían Pancho, su esposa Susana, sus dos hijas gemelas Susana y Esther. En cuanto a los que habían llegado en el microbús, venían Diego, su madre Salome, su esposa Soledad y su hija Ángela, así como Jacinta, la madre de Andrea y esta misma, y con ellos por supuesto Arantxa. Todo igual al sueño a excepción de que no había venido Crispulo ya que en su estado mental no era aconsejable.

Camino de la casa, con las maletas y bolsas a cuestas, Jaime mentalmente pensó que según las listas que había recibido aquella misma mañana, solo faltaban de los que figuraban como vivos, Paola, la madre de Erika y Eduardo, la esposa de este Magdalena y Crispulo. Y sin embargo estaban también Bárbara y Elena, las única de las que D. José no tenía conocimiento de su existencia. Prácticamente todo igual que en su sueño.

Cuando llegaron al porche, el resto de los residentes en la casa salieron a recibirlos, y durante un rato aquello fue un caos, presentaciones, abrazos, preguntas sin respuesta, comentarios, etc. Por fin Juani fue la que, haciendo uso de gran cordura, e impartiendo órdenes a todos, consiguió que los recién llegados fuesen a las habitaciones asignadas, se aseasen y cambiasen de ropa y a los demás les indico que entre todos debían de preparar las mesas en la piscina, donde iban a comer. Después, según dijo a todos, ya tendrían tiempo de hablar y decidir qué hacer.

Cuando los recién llegados estuvieron acomodados, Jaime le dijo a Aurelia mientras colocaban las mesas en el jardín:

-       La hija de Diego y Soledad, Ángela, no es ni mucho menos la de mis sueños, ni tampoco Amor, la que era la ahijada de Eduardo en mi otro sueño. Este sueño también tiene diferencias con la realidad, la fisonomía de Ángela y que no está Crispulo.

-       Coño, pues es verdad, Ángela no es como la describiste. – dijo Aurelia – Pero es monísima. ¿Tú crees que a pesar de no ser la misma, ocurrirá lo que soñaste?

-       No seas malvada, parece bastante menos tímida, pero no es la chica con la que soñé. – dijo Jaime – Supongo que la chica de mis sueños será solo eso, un sueño.

-       Oye, una curiosidad. – le pregunto Aurelia – Realmente la morena de tu sueño, la tal Amor, ¿es realmente como te gustaría que fuese tu chica?

-       Pues no lo sé Aurelia, no tengo ni idea. – la contesto Jaime – Pero supongo que así debe de ser por mis propios sueños.

-       A lo mejor existe, Jaime. – le sonrió maliciosa Aurelia – Puede que sea una de las tripulantes de la nave que según tu sueño pueden venir de camino.

Cuando bajaron ya arreglados los venidos desde América, procedieron a comer y al igual que en el sueño, y por petición de Juani, nadie hablo del tema. Al terminar de comer, y tras retirar los platos de las mesas, llego la hora de los postres, y trajeron pasteles y cava, y entonces Jaime dijo en voz alta, y atrayendo la atención de todos:

-       Hoy es un día importante para todos nosotros, y lo primero que voy a hacer es contaros lo que ha pasado los dos últimos días……

De nuevo Jaime empezó el relato por la reunión que con los alumnos mantuvo D. José, a pesar de que suponía que todos debían saberlo por sus propias hijas, luego relato su vuelta a casa, su premonición para abrir la puerta, la entrega del sobre que su abuelo le había dejado a Juani, su sueño, la confirmación de su sueño con la lectura real de los escritos que su abuelo le había dejado, la premonición de aquella misma mañana de donde estaba la nave, producto de su segundo sueño, este contado solo a medias, el descubrimiento aquella misma mañana de la losa con las mismas inscripciones que la tablilla, y por fin el sobre que había recibido como últimas voluntades de D. José, su otro abuelo. En ese punto termino su explicación y el conocimiento de los cuadros produjo una verdadera conmoción, exactamente igual al sueño de Jaime, que termino con el abrazo descomunal entre, Salome, Diana, Clo y Diego, a los que se unieron Soledad, Jacinta, Ángela y Andrea, recuperando en ese momento una familia que había estado separada por causas ajenas a ellos. Cuando los ánimos se serenaron, volvió a hablar Jaime, y de nuevo captando la atención de todos, dijo:

-       Bueno, ahora viene la parte más importante de todas, en mi segundo sueño, hay una parte que he omitido, pues en ese segundo sueño descubríamos la nave que correspondía al Gran Maestro, y que estaba escondida en esta finca

Tras una serie de expresiones de sorpresa y un rumor de voces, pudo por fin explicarles a todos como en su último sueño habían descubierto la forma de entrar en la sala excavada bajo tierra, como era la nave, también como consiguieron la gorra de mando y como con ella Bárbara había sido capaz de descifrar el extraño lenguaje que aparecía en los monitores de la cabina de mando, como intentaron conectar con la base Nautilos, cosa que no habían conseguido y como se había dormido amando a la única mujer que aparecía en sus sueños y que no era real.

Termino explicando que aquella mañana tras descubrir las inscripciones de la losa, y comprobar que todo lo relativo a los invitados se había cumplido casi completamente como en el sueño, creía firmemente que este sueño no era tal, era en realidad una premonición, una visión del futuro casi exacta, no exacta del todo, pues por ejemplo no había acertado en cuanto a Ángela ni había venido Crispulo, pero consideraba que gran parte de su sueño era verdad, y que debían intentar entrar en la nave y comprobar si realmente podían conectarse con la base Nautilos o bien con las naves que al parecer podrían venir de camino, y que las últimas voluntades de su abuelo José, ratificaban. Pero a diferencia de su sueño, creía que solo debían de ir los nueve que accedían a la nave por segunda vez en el sueño, es decir, Pedro, Aurelia, Diego, Paloma, Andrea, Bárbara, Eduardo, Clo y el.

Todos los presentes estuvieron de acuerdo y entonces decidieron que solo esos nueve irían a ver si podían acceder a la nave. Jaime le pidió a Ramiro que le dejase las tablillas que tenía guardadas su padre y que suponía contendrían las gorras de mando. Subió este a la habitación y a los pocos segundos estaba de vuelta con las dos tablillas, que entrego a Aurelia que ya tenía la que su padre le había dejado. Antes de emprender la marcha, y para comprobar si el sueño era cierto, Aurelia beso una de las tres tablillas, e igual como ocurría en el sueño pudo sacar la gorra de color azul que entrego a Jaime. Hizo lo mismo con las otras dos tablillas y una vez en su poder las gorras roja y verde, entrego la primera a Paloma y la otra a Andrea. A todos los presentes sin excepción les invadió una sensación de incertidumbre y preocupación al confirmarse que las premoniciones eran casi en su totalidad ciertas.

Los nueve que habían sido seleccionados para ir a averiguar si ciertamente existía la nave se pusieron en camino y cuando llegaron al lago, procedieron como Jaime había soñado, a encajar la tablilla en la losa, sonó la alarma y se deslizo la pesada piedra, procediendo todos a bajar uno tras otro tremendamente nerviosos. El primero que inicio el descenso fue Jaime, ya que el camino le era familiar, y al igual que había ocurrido en el sueño, al llegar al doceavo peldaño se encendió la luz. Una vez que todos accedieron a la cámara principal, se quedaron mirando maravillados la nave, y aún a pesar de que Jaime lo habían explicado, se asombraron cuando Pedro llego a la altura de las patas y bajo la escalera.

Fueron subiendo todos y una vez estaban en la cabina de mando, Aurelia encajo las tablillas en el panel de mandos, e igual que había ocurrido en el sueño se encendieron las luces y los monitores. Fue Paloma la primera que hablo, diciendo:

-       La traducción de lo que aparece en el monitor central es:

-       1) Trasparencia visual.

-       2) Conexión radiofónica.

-       3) Reproducción mensajes.

-       4) Desbloqueo utensilios.

-       5) Programación viaje. - Introducción de coordenadas.

-       6) Arranque nave. - Pendiente de desbloqueo . (La segunda parte parpadeaba.)

-       7) Desbloqueo arranque nave.

-       Coño, y tú ¿Cómo lo sabes? – pregunto curiosa Bárbara - ¿Te has puesto alguna vez la gorra de mando?

-       Nunca, pero estos caracteres me los enseño mi abuelo, – dijo Paloma – pero igual que ha soñado Jaime yo creía que eran escrituras incas, por lo menos así me lo hizo creer.

Coloco su dedo en el monitor en la opción tres, y aparecieron en pantalla otras tres opciones, que Paloma tradujo.

a)  Guardados en memoria.

b) Enviados

c)  Recibidos

d)  Nuevos

Sin preguntar y siguiendo con los mismos pasos que Jaime había explicado que hacían en el sueño, coloco su dedo sobre la opción C y en la pantalla y apareció exactamente lo soñado, y procedieron a hacer lo mismo que resulto completamente cierto, hasta que la pantalla quedo parpadeando:

-       Buscando conexiones disponibles, esta operación puede tardar, minutos, días u horas, seguir atentos a los resultados.

Solo unos segundos más tarde en las pantallas de los monitores aparecieron dos mujeres y la más mayor en un castellano perfecto dijo:

-       Soy la comandante de la nave Nautilos, me llamo Marina, y la que me acompaña es María, al igual que vosotros descendiente puro de la rama de los místicos, descendiente del hermano de la Gran Maestra, que se exilió a La Tierra, y por lo tanto la que debería preservar los valores de nuestra raza en Kabu, y que no ha podido hacerlo, ya que con doce años se embarcó en esta nave, siendo nuestro planeta ya un caos.

-       Primero debo deciros que me alegro de veros y conoceros. – dijo la más joven – Nuestra radio esta averiada, solo podemos recibir llamadas, pero no habíamos podido iniciarlas por mucho que lo hemos intentado.

-       ¿Cómo sabéis que somos descendientes de la rama de los místicos? – pregunto Jaime – y ¿desde dónde nos estáis contactando?

-       Desde la nave Nautilos, una muy similar a la vuestra. – dijo María – La única nave que queda de la flota que intento partir de Kabu antes de que el planeta recibiese el impacto de un enorme meteorito. Nuestra nave era la que encabezaba la flota y eso nos salvó del desastre pues íbamos por delante del resto de la flota que quedo totalmente destruida, al igual que Kabu. Aun así, quedó dañada y hemos sobrevivido de verdadero milagro. ¿Qué planes tenéis para nosotros cuando lleguemos?

-       No tenemos de momento ninguno, y quiero ser sincero con vosotras. – dijo Jaime – No teníamos ni idea de que veníais. ¿Cuánto tiempo estimáis que tardareis en llegar?

-       Estamos entrando en vuestro sistema solar, mañana llegaremos a Saturno, donde están orbitando las naves de nuestros antepasados, y pasado mañana estaremos en vuestro planeta.

-       Darnos como mínimo diez o quince días, hasta que encontremos una solución viable. – dijo entonces Jaime – No podéis acercaros a nuestro planeta, quedaros orbitando junto a las naves que decís en Saturno. ¿Cuántos tripulantes tiene vuestra nave?

-       Está bien, tendremos paciencia. – dijo María – Nos dirigimos a Saturno, pero de todas maneras dejaremos la conexión abierta para no perderla, por si hay alguna novedad. En cuanto a tu pregunta somos treinta y dos tripulantes, los últimos supervivientes de Kabu.

-       Entonces no cortaremos la conexión. – dijo Paloma – Estaremos siempre alguien de guardia en la nave por si deseáis algo y mientras buscamos una solución para que podáis llegar hasta aquí.

Entonces dirigiéndose a los demás Paloma dijo:

-       Yo me quedare de guardia por si quieren algo. Volver vosotros a la casa.

-       Me quedo contigo. – dijo Andrea – Dentro de tres horas relevarnos alguno de vosotros.

Los demás se dirigieron a la casa y cuando llegaron les contaron a los demás lo que había ocurrido, y fue Pilar la que dijo:

-       Gracias a Dios que solo son treinta y dos y no nos invaden los alienígenas como yo temía por los sueños de Jaime. He rezado para que no fuesen ciertos.

-       De todas formas, querida, - la dijo su esposo Pedro – la situación que se nos presenta no es nada halagüeña. ¿Cómo van a venir esos seres hasta aquí, por pocos que sean, sin que nadie los vea?

-       De momento tenemos unos días, - intervino Ramiro – Yo por lo menos que he quedado mucho más tranquilo, primero porque no va a haber violencia y segundo porque la providencia nos ha dado una tregua. Estoy agotado, el viaje, el cambio de horario, las noticias recibidas, todo eso me han dejado destrozado. Creo que debo de acostarme, y supongo que los que han venido como yo desde el otro lado del mundo estarán deseando hacerlo también. Mañana más relajados y despejados, es posible que podamos razonar mejor.

Su esposa estuvo de acuerdo y los demás que habían llegado desde el otro continente también, y se fueron retirando hacia sus habitaciones, y a pesar de que Juani les ofreció tomar algo ligero antes, ninguno de ellos acepto, pues todos querían dormir. Pedro y Pilar, también decidieron acostarse sin cenar y quedaron en el porche, los demás. Juani se sentó junto a Jaime, Elena y Belén en el columpio y pasó su brazo por encima de los hombros del joven, comunicándole sin decir nada, que estaba a su lado, y allí permanecieron en silencio durante unos minutos. Por su parte Aurelia, Pedro, Arantxa, Blanca, Aurora, Alba y Ángeles, se habían sentado en la mesa y hablaban animadamente, y en los escalones del porche sentados estaban Eduardo y Erika que mantenían una conversación en voz baja, que supuso Jaime seria sobre la noticia de que su madre Paola estaba con vida.

De pronto sonó el móvil de Jaime, y era Andrea, que le comunicaba que habían instalado un programa que les había mandado Marina, y que ahora el ordenador de a bordo de la nave daba los datos en castellano, motivo por el que cualquiera podría relevarlas para hacer guardia en la nave.

Así se lo comento a Elena, Juani y Belén, y subsanado ese punto decidió que él iba a dormir, que Aurelia, que conocía como era el panel de mandos podría hacerse cargo de la segunda guardia y Bárbara de la tercera. Él se levantaría para hacer la cuarta.

Así ocurrió, y dos horas después, a las once de la noche, Aurelia junto a Aurora y Alba, con una potente linterna, se dirigieron a la nave para relevar a Paloma y Andrea. A estas a su vez, a las dos, serían relevadas por Erika y Bárbara, y Jaime se había comprometido a relevar a estas a las cinco.