El socio de mi marido 1
En base a unos acontecimientos recientes he encontrado a alguien fuera de mi matrimonio que me llena, y además en todos los sentidos.
Llevo casada 2 años y medio con un hombre maravilloso que me lleva 12 años. Es un hombre educado, formal y muy tradicional (o eso pensaba yo en base a nuestra relación) pero en base a unos acontecimientos recientes he encontrado a alguien fuera de mi matrimonio que me llena, y además en todos los sentidos. Pero antes os voy a contar como empezó todo...
Amo a mi marido pero trabaja constantemente fuera del país. El primer año de casada le acompañé a algún viaje pero se pasaba el día trabajando y a mí no me gustaba hacer turismo sola así que sólo disfrutaba de los hoteles e iba a las cenas con sus cuatro socios cuando acababan de trabajar. Era lo único que me gustaba de esos viajes, me sentía halagada cuando al ir con ellos (todos estaban divorciados o no estaban casados) a cenar me llenaban de halagos y no dejaban de repetirle a mi marido la suerte que tenía de haberse casado de una jovencita tan espectacular. Yo me sentía halagada y más cuando mi marido por la noche tras ver como se les iba la vista a sus socios se llenaba de orgullo varonil y al volver a la habitación me daba una follada de campeonato.
Casi todos los viajes eran así, pero hubo un día en el que todo se torció, estábamos en Londres y yo me había puesto un vestido con demasiado escote y ese día Martín, el mejor amigo/socio de Pedro, que así se llama mi marido, bebió más de la cuenta y se descontroló la situación.
Yo recibía atenciones por parte de todos, pero con Martín era diferente, mientras los demás le comentaban a Pedro la suerte que tenía, Martín se dirigía a mí. Siempre muy discreto pero no había día que no notase su acercamiento. Llegamos al punto de ser amigos, era mayor que mi marido, debía rondar los 55 años pero muy bien llevados, nunca se había casado y no tenía hijos.
Ese día en Londres durante la cena en el restaurante del hotel todos estábamos cenando con vino, y la cosa se fue de las manos y acabamos todos bastante bebidos. En un momento dado fui al baño y Martín me acompañó pues también deseaba ir. Cuando me estaba lavando las manos, entró Martín en el baño y sin decir palabra me metió en uno de los baños cerrando la puerta y me besó. Yo me quedé paralizada y fui incapaz de decir nada, el aprovechó mí silencio para estrujarme el pecho y pellizcarme los pezones mientras me dijo:
-Llevo un año masturbándome en cada viaje mientras escucho tus gritos al otro lado de la pared. No puedes negar que ese escote no es solo para Pedro, te gusta calentarnos a todos y ya no aguanto más. Vas a ver lo que es follar de verdad putita. En ese momento algo hizo click en mi mente y el alcohol dejó de nublarme y le separé de un empujón. No le dije nada, solo le miré y me fui. Llegué muy acalorada y nerviosa a la mesa. Martín llegó al poco tiempo y nos fuimos a dormir todos.
Ya en mi habitación, noté que estaba muy excitada, Martín se había pasado pero yo me había excitado mucho, así que me quité el vestido quedándome solo con el tanga negro que llevaba y los tacones y me fui directa a mi marido y sin pensarlo le dije:
-Follame muy duro. Mi marido se sorprendió de mi actitud, suelo ser muy tímida, pero no tardo ni dos segundos en ponerme al borde de la cama y meterme la polla de golpe. No quería ni necesitaba preliminares, estaba muy cachonda y muy mojada. Empecé a gemir con sus penetraciones, empezó a bombear muy rápido y fuerte y le pedí que me apretase los pezones mientras me follaba, nunca se lo había pedido pero lo hizo sin dudarlo, yo empecé a gritar, estaba totalmente fuera de sí, me estaba partiendo en dos y me dolían los pezones. Estaba ida, nunca había estado más excitada que en ese momento porque en el fondo lo único en lo que estaba pensando es si Martín se estaría masturbando pensando en mí. Al poco tiempo Pedro me lleno de leche y yo acabé con un orgasmo espectacular que nos dejó a ambos sin fuerzas y nos quedamos dormidos.
Al día siguiente, Martín no me podía mirar a los ojos, y supe que se arrepentía de lo que había hecho la noche anterior. No le dije nada, pero en el fondo de mi ser quería saber si se corrió escuchándome… cogimos todos el avión y volvimos a casa.
Esa noche mientras me daba un baño recibí un mensaje de Martín disculpándose por lo que había pasado, argumentaba que había bebido mucho y que nunca se había comportado así con una mujer y menos lo haría conmigo. Me pedía que por el bien de su relación con Pedro no le dijera nada y que nunca volvería a intentar nada así. Tras leerlo acepté sus disculpas y le dije que no pasaba nada, Pedro no sabría nada y que no le diera importancia. Y nunca más hablamos del tema y quedó enterrado en el recuerdo.
A partir de ahí empecé a poner excusas a Pedro para ir de viaje con él, comprendí que debía de dar un poco de espacio a Martín y que las cosas se volvieran más tensas. A los pocos meses Pedro se acostumbró a ir solo de viaje e incluso la pandemia le pilló cerrando un contrato en Asia y se quedó allí un mes.
Ahora las cosas han cambiado, desde entonces cada vez que vuelve de viaje sólo le apetece jugar al golf, hacer el amor se ha convertido en un trámite últimamente. Y así empecé a estar profundamente frustrada a pesar de la vida aparentemente maravillosa que tengo, muy buena situación económica, buen cuerpo pero me sentía desantendida y me aburría mucho en mi perfecta jaula de oro. Hasta que hace una semana recibí un mensaje de Martín citándome porque tenía que contarme algo importante.
Continuará…