El Sobrino (II): Sábado -Parte 4: Mi cuñado-

Continúa la serie de El Sobrino, después de convencer a mi cuñada de ponerse sexy e ir a la piscina me quedo a solas con mi cuñado mientras él duerme o eso parece y yo voy a seguir con mi plan que hasta el momento marcha a la perfección. A lo mejor mi cuñado se le adelanta a su hijo, ya veremos.

Desde hace unos meses que estaba dejando crecer mis uñas, las cuidaba muy bien todos los días y aunque la mayoría de las mujeres estamos de acuerdo en que son incómodas para casi todo, yo desde pequeña pienso que las uñas largas nos hacen ver más sexys y yo aprendí a usarlas muy bien en mi vida cotidiana : escribía en el celular, en mi computador, revisaba a mis pacientes, preparaba las comidas, manejaba y las mantenía perfectas. A mi esposo le encantaba que lo acariciara con ellas en la nuca, también lo excitaba que las pasara suavemente por su pene o por sus huevos mientras le hacía sexo oral, para todo tenían un uso, incluso cuando me la estaba metiendo le gustaba que lo acariciara en el pecho con mis uñas, pero bueno ahora la realidad es otra y lo único que quedaba de esos tiempos en los que había intimidad con mi esposo, eran mis largas uñas.

Para lo único que no me tuve muchos problemas en adaptarme era para la masturbación, como les dije desde que era una adolescente me gustaba tener las uñas largas, ya había aprendido a masturbarme con ellas, cuando volvía a mi casa me encerraba en mi cuarto que compartía con mi hermana, pero aprovechaba que ella dormía y me tumbaba en mi cama a masturbarme, lo hacía después del almuerzo para dormir más placenteramente toda la tarde, antes de levantarme a hacer los deberes.

Desde que descubrí mi sexualidad me di cuenta que era un poco voyeur, para los que no lo sepan ser voyeur es excitarse haciendo cosas prohibidas en lugares donde hay personas que no deberían verlo y jugar con la emoción a no ser descubierta, por eso cuando me sentaba en la mesa a comer con mis padres y mi hermana aprovechaba para meter la mano bajo mi falda y sin que nadie me viera la frotaba contra mis pantaletas que terminaban empapadas mientras yo hacía fuerza para que mis gestos no me delataran. Años más tarde era una experta y aprovechaba cualquier espacio para hacerlo cada vez que me excitaba.

Una vez, me acuerdo como si fuese ayer, era diciembre y la tradición en las fiestas de fin de año era quedarnos en la casa de mis abuelos para festejar, entre botellas y botellas de alcohol, baile y fiesta, ya cuando amanecía la mayoría terminaba durmiendo en la sala de la casa, yo en ese momento no tomaba alcohol, pues por mi edad no era bien visto, pero sí los acompañaba hasta que todo terminaba. Mis padres, mi hermana y yo nos quedábamos en una habitación para los cuatro, pero yo había decidido esa vez dormir en una de las colchas que ponían en la sala.

Me acosté justo en medio de mi tío y su esposa, hasta que supe que estaban completamente dormidos mi mente me pidió masturbarme ahí, así que con mucho cuidado puse mis dedos bajo la sábana que me cubría, corrí mi pantaleta hacia un lado y mientras me tocaba tuve uno de los mejores orgasmos de mi vida, me excitaba estar ahí pensar en que alguien me espiaba, quería que mi tío pusiera sus grandes manos en mí y me acariciara la vagina mientras yo me venía. Así fue como perfeccioné esa habilidad, aunque ya no la usaba en estos momentos me era muy útil.

Estábamos ya en la piscina con mi cuñada, ambas acostadas en el piso sobre toallas, tomando el sol, mi cuñada se había quitado la bata y batallaba cada minuto con su brasier, lo tiraba hacia arriba porque con cada movimiento que hacía parecía que sus tetas se le fuesen a salir.

Adentro de la piscina estaba mi esposo, mi hija, mi hijo, JOAQUÍN y otros de mis sobrinos con sus padres. Solo Marta y yo tomábamos el sol. A diferencia de Marta, yo tenía mi bata puesta aún, pues era la única forma de hacer lo que les comentaba antes, mientras pensaba en lo excitada que estaba pasaba mis dedos y mis uñas por mi clítoris, lo acariaba, cada vez se empapaba más y me hacía morder los labios de placer, estaba lista para que viniera mi sobrino y me hiciera lo que quisiera, pero eso era nada más que una fantasía, algo que seguro solo pasaba en mi cabeza.

Pero esperen, no les he contado por qué estaba tan excitada, en dónde me había quedado antes... ah claro, ya recuerdo, me estaba despidiendo de mi cuñada porque yo iba a volver al cuarto por mi bata mientras ella se adelantaba a la piscina, y no solo eso, también mi cuñado estaba allá, tenía una erección o algo así y tendría un poco de privacidad para averiguarlo, para saber de una buena vez si realmente estaba así por mí o no.

No les voy a mentir, nunca se me había pasado por la cabeza fijarme en el hermano de mi esposo, mucho menos en su hijo, pero en ese fin de semana yo era otra persona y me daba miedo pensar en lo que quizás llegara a ser capaz de hacer. Después de darme cuenta que me espiaba en la cena y luego en la habitación mientras su esposa se vestía, me había nacido una curiosidad terrible, quería no solo saber si en verdad lo excitaba, también quería saber si su pene era como el de su hijo o como el de mi esposo, quizás lo tendría más grande o más grueso, era algo que quería ver y no pensaba que tendría otra oportunidad de hacerlo, entonces fui muy decidida.

Cuando llegué a la puerta me fijé que no hubiera nadie en el pasillo, después escuché con atención y alcancé a percibir gemidos de adentro, muy gruesos y silenciosos, parecía como si se masturbara mi cuñado y yo no podía con la curiosidad, seguro si entraba y lo sorprendía iba a estar tan apenado que solo se disculparía y todo terminaría ahí, solo en las películas porno pasaría algo así como que yo entrara y él al verme intentaría seducirme y yo lo aceptaría de inmediato, solo si esto fuera una película no alcanzaría a entrar cuando ya tendría yo su pene en mi boca... pero no, esto es la vida real y hay que ir despacio.

Entonces decidí con mucho cuidado girar la perilla y abrir la puerta apenas unos centímetros, la ventaja es que él estaba acostado hacía el lado contrario a la puerta, o sea no notaría si la abría así. Cuando ya era suficiente para espiar, puse mi ojo muy cerca y confirmé lo que sospechaba: estaba acostado boca arriba tapado con una sábana, pero algo se movía de arriba hacia abajo exactamente en la mitad de su cuerpo, tenía los ojos cerrados y una cara de mucho placer, inmediatamente me calentó verlo así, sabía que debajo de esa sábana estaba su mano agitando lo que yo quería ver.

Lo espié unos segundos más con la esperanza de que se destapara y me dejara ver lo que escondía esa sábana pero no pasaba, tal vez pensó que era mejor así por si entraba alguien y debiera fingir estar dormido, quise masturbarme y mirarlo pero estaba en pleno pasillo si alguien entraba a la casa podría verme entonces no tenía otra opción que irme o entrar. Así que decidí lo que sería más inteligente y placentero para mí.

Volví a cerrar la puerta sin ajustarla del todo y toqué dos veces con mi mano: toc, toc. Inmediatamente pararon los sonidos de adentro, pero nadie respondió así que volví a tocar: toc, toc, toc. Seguía sin respuesta, entonces dije en voz alta: ''Hernán, está despierto, se me quedó algo puedo entrar? y no recibí ninguna respuesta así que sin más entré a la habitación.

Estaba cubierto con la sábana casi hasta el cuello, acostado igual, fingía dormir, claro ni se imaginó que yo sabía que estaba despierto y yo hice como si no supiera nada. ''¿Está despierto?'' le pregunté, pero no recibí respuesta entonces no le hablé más. Vi que tenía mi bata encima de la sábana con la que se cubría, supongo que nunca notó que la tenía encima, pero había algo que no me cuadraba, no se veía nada debajo de la sábana, era como si ya no tuviera una erección, pues se veía todo plano.

Yo sé que es imposible que un hombre tan rápido pierda su erección así que supuse que debía estar sujetándolo con sus manos debajo de la sábana. Tenía la oportunidad perfecta para saber qué pasaba allí abajo y que todo pareciera un accidente. Entonces me le acerqué muy lentamente, hasta quedar exactamente junto a él, a la altura de su entrepierna y puse la uña de mi dedo índice sobre mi bata que estaba a la altura de su estómago. Recorrí su estómago con mi uña muy lentamente hacia abajo, pasé por su ombligo y llegué hasta su pelvis. Estaba apenas a unos centímetros de su pene pero me detuve, noté que la respiración se le aceleró y entonces en un movimiento rápido bajé toda mi mano a su pene y agarré con fuerza mi bata, pero abrí mi mano lo suficiente para sentir lo que estaba debajo de ella.

Agarré con fuerza y la apreté hasta que sentí que tenía agarrado su pene con toda mi mano, estaba muy erecto, palpitaba un poco y se notaba bastante grueso, lo tuve en mis manos unos segundos y tiré fuerte hacia arriba, entonces mi mano lo recorrió todo como si empezara a masturbarlo, pero le solté teniendo aún mi bata y también la sábana y levanté ambas por completo dejándolo sin nada con que cubrirse.

Me sorprendí con lo que estaba viendo, no tenía el pene agarrado con sus manos como lo supuse, pero ya sabía por qué no se notaba. Había usado el elástico de su ropa interior para sujetarlo contra su abdomen, por eso no se notaba, pero sin sábana pude ver como se escapaba la cabeza y parte del tronco de su pene, se veía muy grueso y húmedo, la cabeza era rosada y grande, no lograba notar si era muy largo pero sí se veía grueso, un poco más que el de mi esposo.

Lograr mi objetivo me había puesto más caliente aún, o bueno al menos ver un poco de eso que me inquietaba antes, pero no estaba del todo satisfecha.

Pensé en muchas cosas, tal vez si me animaba a hacer un movimiento él lo seguiría y algo acabaría pasando pero era un riesgo muy grande para ese momento o quizás fingiría estar dormido pero eso también podría causar problemas, estaba tan confundida pero sabía que debía actuar rápido así que hice lo primero que se me ocurrió, teniendo en cuenta que me estaban esperando y no había mucho tiempo.

Entonces dije en voz alta para disimular un poco:

-Que verguenza, Hernán, fue mi culpa no sabía que también tenía la sábana en mis manos.

Sabía que no me iba a responder y no lo hizo, entonces yo continúe hablando en voz alta:

-Bueno hay que taparlo porque si entra alguien no lo puede ver así, qué verguenza le daría. Pero como tiene eso, seguro le debe estar apretando contra el boxer, que hago voy a llamar a Marta para que lo cubra bien.

Me asomé por la ventana.

-No pero ella ya está allá acostada afuera de la piscina bueno pobre Hernán le debe estar doliendo, pero si lo despierto seguro le da verguenza... Hernán me escucha?

Seguía sin respuesta, con los ojos cerrados y la respiración acelerada, sabía que ya tenía la situación bajo control, solo me quedaba actuar.

-Bueno Hernán yo lo voy a ayudar si no le molesta, vamos a acomodar eso...

Sin pensarlo dos veces mandé la mano al boxer de mi cuñado y con mucho cuidado tome su pene con mi dedo indice y pulgar, lo levanté un poco y sentí como se movió pero esto solo ayudó a que se saliera más.

-Creo que no lo estoy haciendo bien, ay Hernán debe estar soñando con Marta por como está jajaja.

Después de mis carcajadas lo volví a intentar pero con el mismo resultado, ya casi todo su pene estaba por fuera y yo me empezaba a mojar.

-Ahora lo empeoré todo, bueno lo voy hacer con mas cuidado, perdón cuñado.

Y entonces con mis dedos levante su boxer y lo bajé hasta que se salió por completo, hasta sus testículos que se veían bien firmes, como si estuvieran llenos de semen,

-qué pasa cuñado, Marta te deja así, necesitas ayuda...

Entonces recorrí muy lentamente con mis uñas de abajo hacia arriba, primero por sus huevos un poco peludos pero no tanto, aproveché para dibujar con uña un círculo encima de ellos mientras veía como se movía su verga reaccionando a lo que hacía, luego subí muy despacio por todo el tronco hasta la cabeza, la acaricié con mis uñas, vi como se le puso más dura y más grande la verga a mi cuñado, entonces la agarré con mi mano completa y la jalé hacia arriba y luego hacia abajo, lo repetí un par de veces más muy lentamente, mmm si asi te gusta cuñado, veo tu cara de placer desde aquí, sé que intentas ocultarla pero yo me doy cuenta tu verga me lo dice todo, qué te parece si te doy una mamada aquí mismo?

Mi cerebro volaba en imaginación y no era para menos estaba prácticamente masturbando a mi cuñado, estaba viviendo el fin de semana más loco de mi vida porque no conforme con lo que había pasado antes con mi sobrino ahora estaba sobando de arriba hacia abajo muy lentamente la verga de mi cuñado, veía como subia y baja mi mano mientras él hacia fuerza para no reaccionar, debía estar paralizado ante eso, entonces yo me lamí la otra mano y se la pasé por toda la cabeza de la verga hasta dejarla más húmeda que antes, se veía brillante ahora, me excitaba ver como mi saliva estaba por toda su verga, seguro él estaba apunto de venirse, entonces yo lo agarré fuerte con mis dos manos, me arrodillé en el piso y dejé mi cara muy cerca, tanto que sabía que podía sentir mi respiración encima mientras mi mano seguía bajando y subiendo me incliné aún más hasta que mis tetas quedaron encima de su pene y lo puse justo en la mitad de ellas.

El brasier ajustado del bikini me ayudaba a mantenerlas firmes, así se acomodaba bien su verga en medio de ellas dos, entonces junté mis codos y empecé a subir y a bajar de nuevo esa vez un poco más lento y escuché que soltó un pequeño gemido, miré hacía arriba pero aún tenía los ojos cerrados, entonces lo saqué del medio de mis tetas y lo empecé a restregar contra ellas, lo pasaba por todas mis tetas y lo agarraba muy apretado con mi mano, sentía como palpitaba mientras lo pasaba por encima del bikini, en ese momento estaba tan excitada que ya sentía mojada la tanga del bikini, con una mano restregaba su verga contra mis tetas y con la otra me empezaba a masturbar, pensaba en lo que estaba haciendo y me parecía muy incorrecto y prohibido eso me excitaba más y más hasta que metí un dedo en mi vagina y solté un pequeño gemido.

Estaba muy excitada en ese momento, no pensaba en nada más que culearme a mi cuñado ahí mismo, esa era la oportunidad perfecta, lo hacíamos y luego salíamos a la piscina como si nada, tranquilos y disimulando todo lo que acababa de ocurrir. Sí, esa era la mejor idea además se le notaba que estaba a reventarle el pene podía sentirlo en mi mano mientras lo masturbaba y mi otra mano estaba empapada mientras acariciaba mi clítoris. Ya estaba la decisión tomada en mi cerebro, así que saqué la mano de mi bikini y solté su verga, me puse de pie, me saqué las tetas del brasier y estaba a punto de encaramarme encima de él cuando escuché el grito de mis hijos jugando en la piscina y me detuve en seco.

Pensé con más claridad y pude ver que era una locura lo que estaba por hacer, era demasiado arriesgado.

Acomodé su pene dentro de su bóxer y le puse la sábana encima, vi como se quedó inmóvil. Yo me metí los senos dentro del brasier y me puse la bata encima, me miré al espejo para arreglarme pues ya estaba un poco despeinada y salí del cuarto, pero apenas estando afuera me detuve y pegué mi oído a la puerta. Esperaba que se empezara a masturbar de nuevo pero en vez de eso escuché que se paró de la cama, con miedo a que saliera y me encontrara allí, corrí por el pasillo a la sala.

Gracias a mis lectores por su paciencia, pido disculpas por la tardanza pero he estado un poco ocupada. Muy pronto el siguiente capítulo.

En mi perfil pueden encontrar los otros capítulos además del enlace a mi blog donde encontrarán material extra de cada capítulo. Un beso. Hasta pronto.