El sobrino dotado de mi ex

El sobrino de mi ex me chantajea para tener sexo conmigo

EL SOBRINO DOTADO DE MÍ EX.

Como todos los días mi esposo y yo salíamos muy temprano a trabajar, la rutina era la de siempre manejar hasta la empresa, hacer algunas cosas y luego salir. Lo que ocurrió ese día fue distinto ya que cuando me dirigía a buscar el auto me encontré de frente justo a la salida de mi trabajo con un ex pololo, que para mi sorpresa me reconoció inmediatamente. Me saludo con un gran holaaaa tanto tiempo, me conto en segundos que vivía cerca de mi oficina y me invito a tomar un café cerca de donde vamos siempre con mis compañeros de trabajo, como no lo veía hace años y aun tenía tiempo decidí aceptar y nos pusimos a conversar acerca de nuestras vidas.

La conversación prosiguió durante unos minutos, yo ya tenía que irme porque tenía una reunión de trabajo así es que me despedí y me subí al auto, justo en ese momento apareció un muchacho de no más de 18 años más bien bajo y macizo, que lo saludo a é y luego me miro y saludo a mí. Era su sobrino, mi ex no perdió la oportunidad de pedirme el teléfono pero yo no se lo di, no tenía sentido además estaba su sobrino, por lo que él me dio el suyo y me dijo que lo llamara para conversar un poco cuando quisiera.

A la semana siguiente me lo volví a encontrar pero esta vez a la hora de almuerzo como vivía cerca de mi oficina me invito a almorzar a su casa, dude un poco pero no me pareció malo y acepte. La comida estaba rica y conversamos de nuevo de los viejos tiempos.

No se cómo una cosa llevo a la otra pero de repente me encontré con que mi ex estaba siendo muy listo al aprovecharse de la situación y mientras conversábamos puso su mano en la parte superior de mi muslo, reaccione de manera brusca y le dije que se había equivocado. El siguió insistiendo y se abalanzó sobre mi comenzó a meterme mano, subió su otra mano a mis pechos y trato de sacarlos de mis sostén, yo trataba de sacármelo de encima pero era mucho más fuerte y grande que yo. Después de un rato yo ya no hacía ningún esfuerzo por rechazarlo y comencé a sentirme más a gusto, sin embargo el miedo que implica estar haciendo algo prohibido, el recordar a mi esposo, que estaría trabajando a esas horas me hicieron pararme de forma inmediata y salir casi corriendo de ahí. Justo cuando iba saliendo vi a su sobrino parado en una de las puertas que daban al living que era donde estábamos, que le vaya bien Tía me dijo al salir…

Pasaron los días y el susto me lo llevé después, cuando al subirme al auto se me acerco el sobrino de mi ex, y que ese día había estado espiando lo que había pasado en el living… me asusté mucho y trate de calmarme pero no resulto ya que él se dio cuenta de mi nerviosismo, Hola Tía como esta…se ve muy bien me dijo…y se fue sin decir nada más.

Al pasar los días Gabriel que así se llamaba no perdía la oportunidad de dejarse ver, y me miraba con cara de caliente porque esa es la palabra que mejor define su rostro al mirarme.

Un día que yo iba saliendo en la tarde a trabajar Gabriel se acercó y me dijo Tía necesito que me acompañe a la casa. Estás loco le dije yo… Me dijo que si no me ayuda van a saber lo que hacía usted con mi tío en su trabajo. Sentí que me petrificada estaba siendo chantajeada por ese mocoso. Es solo para que me ayude a sacar unas cosas de mi pieza…solo eso y de ahí se va.

Yo llevaba puesto ese día un vestido cosa que nunca hago cuando voy a trabajar. Gabriel era más bajo y lo que tenía que sacar efectivamente no lo alcanzaba, entonces me pidió a mí que me subiera a una silla para que le pasara las cosas que necesitaba. Me di cuenta de inmediato que se quedó viéndome las piernas el vestido no era corto pero la posición en la que yo estaba le era muy cómoda y podía observarme a su antojo.

Me sentí nerviosa y observada por él, un mocoso me tenía en sus manos pensaba yo, en un momento la silla se movió un poco y Gabriel no perdió la oportunidad para tocar mis caderas haciendo como que me afirmaba…no tuve otra opción que quedarme callada, no sabía que decirle para que me soltara.

Ya está bien le dije…que más hay que sacar y me respondió una caja que esta al final ahí tuve que empinarme un poco más…imagino que la visión para ese muchacho debe haber sido muy provocadora, según mi marido yo soy el sueño de cualquier adolescente mayor de 18 años. Gabriel volvió a la carga y esta vez llegó a límites insospechados, puso sus manos directamente en mis nalgas…para que no se vaya a caer Tía me dijo. Suéltame mocos de mierda le dije y fue peor ya puso su mano mi vagina, yo me quería morir, le dije que sacara sus manos y él me dijo que entonces le iba a decir a mi esposo lo que había visto.

No harás eso…no sabes quién es, respondí yo…Eso crees tú me dijo, mejor te portas bien conmigo “tía” y yo me quedo callado.

No se cómo paso todo tan rápido pero en pocos instantes yo estaba solamente en calzón y sostén y sentada en su cama, sus amenazas de chantaje tanto en mi trabajo como con mi esposo me hicieron ceder a sus peticiones.

El muy descarado se bajó el pantalón, dejando a mi vista y a escasos centímetros una verga de aproximadamente 20 centímetros y gruesa, hinchada y con las venas súper marcadas, no podía creer lo que veía y o que me estaba pasando.

Tarto de besarme pero le corrí la boca, con sus piernas y con su penca dura como un fierro que podía sentir en mis senos trato de separarme las piernas pero yo las mantenía era lo único que podía hacer.

Siguió insistiendo pero ya no me amenazaba ahora solo me tocaba y me rozaba con su penca, estuvo así un buen rato y no me movía, fue en ese momento que se puso de rodillas y que sentí como acomodaba la cabeza de su penca en la entrada de mi vagina por sobre mis bragas, me empezó a puntear con la cabeza de su penca y ese movimiento provoco en mi humedad en mis labios vaginales, supe en ese momento que mi resistencia se había acabado.

Empezó a besarme de nuevo primero por mi cara, luego mi cuello, mis hombros y luego mi boca, esta vez no hubo resistencia. Empujo su penca por encima de mis bragas para tratar de entrar en mí, sentía su cabeza empujando entre mis labios para abrirse paso, como no podía, yo reaccione… corriendo mi calzón y abriéndole mis piernas para darle mayor comodidad, mi cuerpo estaba sudando, la cama comenzaba a moverse, logró meterme la cabeza entera y ahí fue cuando empezó mi placer.

Comenzó a meter y sacar solamente la cabeza de su miembro con una lentitud que me enloquecía, sentí como mi cuerpo se estremecía cuando mi concha recibía un nuevo inquilino que no era el mismo de siempre y me humedecía cada vez más.

Sentí la necesidad de abrazarlo y lo hice, llevando mis manos a su espalda y apegándome mis caderas a las de él, levantando mis piernas y abriéndoselas para facilitarle el camino más a él, sentí el contacto de sus nalgas y lo apreté contra mí con fuerza.

-Ahhhhh…métemela toda, entera, dame todo ese pedazo de carne.

El muchacho me hizo caso y empezó a metérmelo con una fuerza increíble, parecía incansable, seguía y seguía taladrando mi concha. Las primeras sensaciones de placer ocasionadas por esa penca gigante me tenían tan excitada y mojada que no me importaba ya el tamaño, el placer que me estaba dando era difícil de explicar con solo palabras, me dolía a veces pero me gustaba cada vez.

Luego de los primeros minutos ya clavaba toda su verga en lo más profundo de mi ser, y empecé a gritar y a gemir de placer, comencé a arañarle la espalda y a besarlo con todo y lengua, nos besamos y nos acomodábamos apretándonos más y más.

-Ah…ah…que apretada eres Tía…-Me decía con una voz jadeante que me ponía más caliente, ahora la palabra Tía me tenía caliente.

Mientras él me la metía y la sacaba a su ritmo, sentía su respiración en todo mi cuello y mi cara, era excitante, me lo metía de una forma increíble, cada vez más fuerte.

En esos momentos empezó a metérmela con más fuerza y a hacérmelo más rápido. Lo besé, al mismo tiempo que jadeaba inconteniblemente, que placer me estaba dando, que rico se sentía… Ahhhhh….-Hasta el fondo…hasta el fondo-Le decía con voz jadeante y entrecortada.

Miré para abajo por un momento y vi como entraba y salía su pene de mi concha, salía y de nuevo empujaba y se abría paso entre mis labios vaginales y volvía a salir y luego a entrar, que rico era todo eso.

Se veía en su cara el esfuerzo que hacía por seguir el ritmo de la penetración fuerte y rápida que me estaba haciendo, yo quería explotar de tanto placer y por momentos no sabía cómo responder a tanto placer que me estaba dando.

-Ya…-Hum…-Así… no pares.-Uf…ah…ah…Dámelo…-Si…-Adentro, no la saques….acaba dentro de mí…-Muévete más…sus movimientos aumentaron aún más y me hizo acabar de una manera loca, mi orgasmo fue larguísimo y luego vinieron dos más…como cuando era más joven y podía tener varios orgasmos seguidos.

Nuestros cuerpos empezaron a temblar, sentí como su semen llenaba mi vagina.

-Ahhhhhhhhh…-Hummmmm…-Que rico….dijo él. Acabo dentro de mí, y fue increíble, su semen me lleno entera, sentía que me iba a rebalsar se reposo sobre mí me beso y me dijo Tía ha sido muy rico le correspondí lo abrace y lo bese.

Luego de un rato de descansar le dije que me iba a ir, trate de vestirme pero me detuvo, su penca estaba nuevamente hinchada, me hizo tomársela con la mano y sentí el calor de su pene en mi mano…me miró fijamente a los ojos y con voz directa me dijo súbete arriba de mí.

No lo pensé dos veces y lo empecé a cabalgar, sentía como su penca entraba en mi vagina, era increíble sentía todo el calor de su pene dentro de mi cuerpo.

Coordinamos nuestros movimientos empezamos a movernos al mismo ritmo, se sentía tan bien el subir y bajar esa penca joven gruesa y grande que estaba transpirando y jadeando de placer…nunca pensé que aquel muchacho bajo y macizo me iba a estar dando tamaño placer.

Sus manos agarraban mis nalgas y las abrían, separaban y apretaban mientras me decía Tiaaaaa que rico culo tienes, lo que me calentaba aún más.  La cama se movía por el coito que estaba ocurriendo en ella y empezaba a sonar con más fuerza.

-Toda Gabriel toda…-Sí…-Métemela toda…

Lo que estaba ocurriendo era que la supuesta víctima estaba gozando tanto o más que el chantajista, nos habíamos vuelto cómplices, estábamos culeando como locos y seguía recibiendo en mi vagina ese pene grueso que me estaba haciendo delirar.

-Ay Gabriel, que rico lo haces… Hummmmm….-Te gusta mi penca tía. -Si Gabriel, me gusta…no pares…y en ese decir…acabe en otro orgasmo más, que casi me hace desvanecer, al verme acabar el acabo también y me lleno nuevamente con su leche, nos quedamos así un rato yo encima de él recuperando el aire y el masajeando mi cola.

Al rato me vestí y me fui directo a mi casa. Me despedí con un beso y le dije debut y despedida…si me dijo él…por casualidad supe que el muchacho volvió al sur que era de donde venía y paso a ser solo un buen recuerdo.

Fin.