El Sindicato
Curioso Sindicato y la forma de defender a sus afiliadas
El Sindicato
Don Rómulo era el Secretario General del Sindicato Único de Putas y Acompañantes (SUPA) desde hacía más de veinte años. Puede decirse que era un perfecto chulo que vivía del trabajo de sus afiliadas.
Aquella puta que no aportaba al Sindicato tenía serias dificultades para trabajar. Lo mismo ocurría con el prostíbulo que no pagaba el canon al Sindicato. Pero la actividad más importante de SUPA desde hacía unos cinco años era la transferencia de contratos de las putas. En realidad eran verdaderas ventas de las mujeres.
Efectivamente. Aquella joven que quería iniciarse en tan sacrificada profesión debía, primeramente, afiliarse al Sindicato y firmar un acuerdo de explotación por parte del SUPA. Luego Rómulo se ocupaba de ubicarla en algún prostíbulo y bajo el amparo de algún chulo amigo de él. Tanto los prostíbulos como los chulos debían oblar una suma de dinero al Sindicato para que le cediera los permisos de explotación de la puta en cuestión.
En definitiva todo aquel que quisiera lucrar con la anatomía femenina debía comprar el permiso al Sindicato. Tampoco estaba permitido que una puta pasara de un establecimiento a otro directamente. El permiso sería comprado por el Sindicato que luego lo vendería nuevamente al interesado. Era una mafia conducida por Don Rómulo, que le reportaba muy buenas ganancias.
Debido al intenso mercado de compra-venta, el Sindicato se había convertido en una Agencia de Transferencias, que incluso organizaba remates mensuales de las mujeres ingresadas en el mes. Justamente en el mes de diciembre año 1999 se llevaría a cabo el Remate del Fin del Milenio, con muy buenos ejemplares nuevos y usados. Cuando decimos nuevos es porque se trataba de meretrices que se iniciaban en el oficio. Las usadas eran putas con experiencia.
Tan importe sería este remate de permisos de explotación de putas que para esa fecha se habían reunido la mayoría de los chulos (o cafishios) del país. Todos querían incorporar o renovar sus planteles.
Había 67 para rematar putas entre los 18 y los 35 años. Las 6 de 18 años, es decir nuevas pues sería la primera vez que trabajarían en esta profesión. Por supuesto eran las que más expectativas conciliaban. Por su parte para las jóvenes era la primera vez que serían evaluados y valorizados sus cuerpos. Anteriormente, cuando debieron ceder los permisos de explotación de sus cuerpos al Sindicato, lo habían hecho a título gratuito. El Secretario General siempre probaba la mercadería que tenía en venta.
El Sindicato contaba con un edificio con 30 habitaciones en las cuales podían alojarse hasta tres mujeres en cada una y un gran salón con butacas y un estrado donde se llevaban a cabo las subastas. Se tenía previsto comenzar el día miércoles 14 de diciembre de 1999. Se subastarían 12 por la mañana y 12 por la tarde. El remate finalizaría entonces el viernes 16 de diciembre en horas de la tarde.
Prepararon un folleto con el programa de ventas en el cual figuraba el nombre, la edad, las medidas, si había trabajado anteriormente en algún establecimiento y el precio base. También se incluían comentarios tales como:
Culo firme, redondo
Tetas muy grandes pero caídas.
Caderas anchas pero agujero accesible.
Concha muy estrecha.
Regular en cunilingus
Etc.
El 14 a la mañana, el titular de SUPA, don Rómulo Gutiérrez dirigió unas palabras de bienvenida a los presentes y dejó la conducción en manos de José Muñoz, con la asistencia del escribano Luis Pluma.
La primer puta a ser rematada era Maribel, de 27 años. Fue conducida al estrado y comenzó a quitarse la ropa hasta quedar solamente con unas diminutas bragas. Dio varias vueltas para ser ampliamente observada pero a una indicación de José Muñoz, se quitó la última prenda que la cubría para quedar totalmente desnuda.
Así debió acercarse a aquellos compradores que querían verla de cerca y palparla. Estaba completamente depilada y el clítoris asomaba tímidamente entre los labios de la vulva. Mientras tanto José enumeraba las bondades del cuerpo de la puta y los beneficios que tendría quién la comprara.
Luego que los interesados observaran de cerca el cuerpo de la joven e hicieran las preguntas que creían convenientes, comenzó la puja por la compra. El precio base era de 50.000 euros. Se escucharon varias ofertas hasta que finalmente una "madama" ofertó 80.000. Ninguno de los asistentes aumentó dicho valor por lo cual la joven Maribel pasaría a revistar entre las putas del local regenteado por Yvette.
Maribel tomó sus prendas del estrado y se retiró a la sala de espera, lugar en el cual se vistió esperando las órdenes de su compradora. Así se sucedieron otras ventas. Por la tarde se produjo el siguiente diálogo entre dos amigos, asistentes al remate.
Alberto Aizpurrúa: Ya has comprado dos putas. Me habías dicho que querías una en especial. ¿Cuál es?
Luis Marzota: Es Yamila, que sale a la venta esta tarde.
AA: ¿Qué tiene de particular?. A ver qué dice el folleto
"Yamila, 18 años, sin experiencia de trabajo oficial. Solamente ha cobrado esporádicamente por sus cogidas. 1 metro sesenta y ocho de altura, 93 centímetros de busto, 65 de cintura y 96 de cadera. 57 kilos de peso. Culo muy firme, tetas turgentes y su concha está depilada totalmente. Se desconoce cómo hace las mamadas. Su culo no ha sido penetrado" Precio base, 67.000 euros.
AA: ¿Por qué te interesa tanto?. ¿La conoces?.
LM: Sí, es mi prima. La he cogido tres o cuatro veces y lo hace muy bien. Estoy seguro que atraerá clientes a mi negocio. No tiene mucha experiencia como puta, pero le enseñaremos. Ya sabes que me gusta explotar rameras jóvenes. Se adaptan bien al trabajo. Sacaré de Yamila una meretriz de valor.
Cuando se desnude llámala tú para que venga y pálpale bien las tetas. Verás qué agradable es masajearle los senos. Necesita practicar un poco más la mamada. No lo hace del todo bien. Mírale bien la vulva. Verás como asoman los labios interiores que siempre están húmedos. Entre nosotros, es una reputa. Por eso quiero comprarla.
AA: No sabía que tenías una prima puta. ¿Es hija de tu tía que trabaja en el Prostíbulo de Don Carlo?.
LM: No, es hija de mi tía Lucila.
AA: ¿Lucila también es puta?
LM: No, ella actúa en un teatro haciendo shows porno, pero que yo sepa sólo tiene algún cliente esporádico.
AA: ¿Quieres que yo oferte por Yamila para que no aparezcas tú comprándola?
LM: No, la compraré yo. Ella no sabía que yo vendría aquí. Cuando me vea se llevará una sorpresa y seguramente piensa que si la compro la trataré mejor que a las demás putas que tengo. ¡Cómo se equivoca!. Será una puta que deba rendir más que las otras.
AA: Ni tu prima se salva de tu ambición.
LM: ¿Y por qué habría de salvarse?. Es una puta y yo la compro para trabajar y que me haga ganar dinero. No me importa que sea mi prima. En mi establecimiento será la puta Yamila. Como te decía la cogía algunas veces y lo hace bien.
Yamila sería la primera de las seis de 18 años que saldría a remate. Estaba en la sala de espera algo nerviosa esperando el momento en que, sobre el estrado e iluminada por reflectores, debería desnudarse para ser rematada. Su conchita se estaba humedeciendo.
Cuando José anunció que la próxima puta a vender era Yamila, ésta tuvo un ligero temblor. Se encaminó al estrado. Mientras comenzaba a quitarse la ropa el rematador comentaba:
-Yamila es una putita que se inicia en esta profesión oficialmente. Tal como ustedes podrán apreciar en unos momentos tiene un culito muy firme. Cuenta entre sus familiares varias putas, alguna de ellas ya retirada. A ver Yamila, de espaldas a los presentes, agachándote y separando tus nalgas para que te vean bien.-
-También podrán apreciar que tiene su concha y las inmediaciones depiladas. Según nos informan desde hace varios meses se depila totalmente, lo cual revela su grado de pulcritud. Señores, oferten por esta puta. No se van a arrepentir. La base es de sólo 67.000 euros.-
Alberto la llamó para observarla detenidamente. Cuando Yamila se acercó, reconoció a su primo. Un rubor tiñó sus mejillas.
AA: A ver puta, muéstrame la concha que tienes depilada.
Yamila inclinándose hacia atrás se tomó los muslos para dejar expuesta su raja. Efectivamente los dos pequeños labios del clítoris asomaban entre los mayores de la raja. Estaban brillantes por la humedad. Luego alargando sus manos hacia las tetas comenzó a masajearlas. Mientras tanto Yamila permanecía con sus manos tomadas por la espalda, dejando hacer al ocasional comprador.
AA: Dime Yamila. ¿Has cogido mucho hasta ahora?
Y: No señor. Sólo de vez en cuando con algún conocido y nunca por dinero.
AA: ¿Por qué quieres trabajar de puta?
Y: Varias de mi familia son meretrices.
AA: ¿Te la han metido por el culo?
Y: No señor. Solamente por adelante
Yamila fue requerida por otro de los presentes para ser observada. Cuando se alejó del lugar, Alberto dirigiéndose al Luis le dijo: No está mal esta putita, pero me parece un poco cara para lo que puede rendir. Yo no la compraría.
LM: No creas, coge bastante bien. Habrá que ver cómo la recibe por el culo, pero, insisto, por adelante lo hace bien.
Luego Yamila debió recorrer muchas butacas del salón. Varios posibles interesados querían palpar sus carnes. Yvette, la madama, también se mostró interesada. Le separó los labios de la vulva para observar mejor la humedad del clítoris y la dilatación de la vagina. Sin embargo frunció el ceño. Parece que esperaba algo distinto.
José: Bueno señores, comiencen a ofertar por esta jovencita. Sus establecimientos se verán enriquecidos ofreciendo la carne de esta puta. La base son 67.000.
Cuando llegó la oferta de 85.000 y parecía que nadie ofrecía más, Luis levantó la mano mientras decía ¡90.000!. Otro asistente subió a 95.000, mientras que el primo de Yamila subió a 100.000. Allí nadie más compitió y el rematador bajó el martillo por la venta de Yamila en 100.000.
La joven, conciente de haber sido comprada por su primo, se sintió aliviada y comenzó a vestirse. Desconocía cómo la trataría él en su condición de chulo.
Luego de algunas ventas más se dio por terminado el remate de ese día. Continuarían el jueves 15. Habían sido vendidos los permisos de explotación de las 24 putas programadas. Don Rómulo estaba muy contento con el éxito de la subasta y los buenos precios abonados.
Ya se retiraban todos los asistentes cuando Benito Frías se acercó a don Rómulo para proponerle un negocio.
BF. Don Rómulo, quiero proponerle algo.
RG: Dígame Benito.
BF: He estado analizando los permisos de explotación que se venden mañana y pasado. Hay uno que me interesa especialmente.
RG: No hay problema, cómprelo. No sabía que regenteaba putas, Benito.
BF: No regenteo putas. Allí está el asunto. Quería comprar un permiso para disponer de una de estas jóvenes para mí y hacer con ella lo que quiera, pero no tengo un negocio habilitado. Yo no soy abogado y no conozco exactamente los alcances del permiso y las reglamentaciones para tener una puta.
RG: Mira, mientras pagues la afiliación al Sindicato puedes hacer con ella lo que quieras. El permiso es lo de menos. Nosotros te conseguiremos uno aunque tengas una sola puta para tu uso personal. No te molestaremos. Nosotros molestamos a los que no nos quieren pagar como corresponde, pero si cumples con nosotros, tienes toda la libertad de hacer de ella lo que quieras , sin limitación alguna.
BF: Pensé que los del Sindicato defendían y cuidaban a sus afiliados.
RG: Nosotros defendemos y cuidamos nuestros bolsillos. Haz con ella lo que quieras.
BF: ¿Incluso tenerla atada a un poste y esas cosas?
RG: Lo que quieras.
BF: Quisiera comprarla directamente, sin remate. No me gusta que los chulos crean que le saco algo de ellos.
RG: ¿Cuánto quieres pagar?
BF: Se trata de Claudia, una jovencita de 18 años que tiene como base 72.000, le pago 95.000 directo.
RG: Pero los 95.000 son para mí, no para el Sindicato. No te daré recibo ni nada.
BF: está bien, pero quiero que todo sea legal.
RG: Por supuesto. Aquí hacemos todo legal. Escribano Pluma, no se vaya que tenemos que hacer un acta. Que venga Claudia.
Pocos minutos después entró en el lugar Claudia.
RG: Quítate la ropa que el señor debe revisarte.
Claudia comenzó a quitarse las prendas hasta quedar totalmente denuda. No entendía por qué ese señor quería verla desnuda si había terminado el remate y ella saldría a la venta al día siguiente.
RG: Vamos putita, muéstrale bien tu cuerpo. Sabes que debes obedecer a tu dueño. Separa las piernas para mostrarle la concha al señor.
La joven, avergonzada, obedecía lo que le era ordenado. Por su parte Benito palpó las partes carnosas que se le ofrecían, haciendo una evaluación de las mismas e imaginando ese cuerpo a su disposición. Le separó los labios de la vulva para observar el clítoris y el comienzo de la vagina. Se detuvo luego acariciando el suave pelo del pubis. Le masajeó el culo y las tetas.
Quiso observar detenidamente las muñecas y los tobillos de la joven, lugar que serían rodeados por cuerdas o esposas. Mientras tanto Claudia no podía imaginar el motivo de tanta preocupación por sus muñecas.
BF: Es suficiente. Puedes vestirte.
RG: Escribano, haga el acta de transferencia y Ud. deme la plata y se la lleva.
Luis Pluma: Don Rómulo, estaba para ser vendida mañana. ¿Qué diremos?.
RG: Que como está enferma no se remata. Si alguien quiere saber algo más que se anime a hablar conmigo.
Se acordaron todos los papeles legales, Benito pagó lo acordado y Claudia, luego de vestirse, partió con su nuevo dueño a la propiedad de éste en las afueras de la ciudad. Mientras manejaba su auto imaginaba a la joven mientras era violada y luego atada a un árbol que tenía en el fondo de su casa. ¡Cómo lo envidiarían sus amigos!
Por su parte Claudia pensaba que debería trabajar en un prostíbulo pequeño, ya que había hecho esta compra de manera tan extraña.
Al día siguiente comenzaron las ventas por la mañana. La primera fue Beatriz, la puta de más edad del grupo. Era una experimentada meretriz que había generado muchas ganancias en los lugares en los cuales trabajó. A pesar de su relativa poca edad. Los años de oficio habían hecho mella en su cuerpo. Tetas caídas, a pesar de las siliconas implantadas unos años antes, piel seca, arrugas en la cara, etc. No había dedicado mucho tiempo a su cuidado personal, excepto la operación de su busto, que las siliconas no lograban totalmente disimular.
El precio base era de 50.000. Beatriz subió al estrado y comenzó a desnudarse. Su larga experiencia le facilitó las cosas y lo hizo con suma naturalidad. Luego se paseó entre los asistentes, que muchos de ellos ya la conocían.
JM: Señores, esta puta sale con base 50.000 pero todos saben que vale mucho más. A ver, escucho ofertas para disponer de ella para que trabaje para ustedes.
Uno de los asistentes preguntó en voz alta: Puta, ¿Te has puesto siliconas en el culo?
Beatriz: No solamente me rellené las tetas. Puedes tocarme el culo y verás que son mis carnes.
JM: No he escuchado ofertas.¿ Qué esperan? Luego se arrepentirán de no haberla comprado.
Comenzaron las ofertas. Llegaron a 68.000 euros y nadie más la subió. José bajó el martillo y Beatriz pasaba a un nuevo dueño. Comenzó a vestirse para ir a la sala de espera.
JM: ahora procederemos a la venta de Liliana, una putita bien joven. Es casi como si fuera virgen.
Liliana subió al estrado y bajó los ojos, quedando inmovilizada.
JM: Vamos Liliana, quítate la ropa de una vez. No estaremos todo el día esperándote
Liliana: Señor, no quiero desnudarme delante de todos estos hombres.
JM: A ver que vengan dos de seguridad para que desnuden a esta puta, que ya me está cansando.
Liliana: No señor, yo de desvisto sola.
La joven comenzó a quitarse la ropa. Su rostro estaba rojo de vergüenza pero ahora debía continuar. Quería quedarse sólo con el sostén y las bragas, pero a una indicación del escribano Pluma, se quitó ambas prendas. Los presentes comenzaron a excitarse. Todos tenían algo de autoritarios y les apetecía la idea de hacer obedecer a esta putita.
José comenzó a leer la hoja descriptiva de Liliana:
Liliana Valmonte, 18 años.
Busto 82, cintura 53, Cadera 80, altura 1 metro 62 centímetros, 55 kilos.
Se iniciará como puta a partir de ahora.
Según nos informa ha cogido pocas veces y nunca por el culo. Tampoco se la ha puesto en la boca.
La base con que sale a la venta es de 74.000 euros.
Varios de los presentes requirieron que se acercara a sus respectivos asientos para apreciarla de cerca, palparla y hacerle algunas preguntas. Sus jóvenes tetas fueron manoseadas por decenas de hombres ansiosos por apreciar las bondades de esas carnes.
Podía apreciarse su cuerpo húmedo y el rubor de su cara producto de la vergüenza a la que estaba sometida, cosa que los presentes aprovecharon para humillarla haciéndole preguntas soeces e incómodas para ella, tales como:
-¿Te has hecho muchas pajitas?-
-¿Necesitas ponerte vaselina o te entra fácil?-
-¿Has sido violada alguna vez?-
-¿Dónde cogiste por primera vez?-
-¿Has estado franeleando con mujeres?-
Así se demoraron bastante tiempo los distintos asistentes con las preguntas. Liliana estaba a punto de llorar ya que le costaba soportar esa situación. Al cabo de un tiempo y en función que continuaba siendo magreada, José instó a los presentes a hacer sus ofertas.
¡Base! Gritó uno, 76, otro, 80; 90.000, 93, 98. Eran ofertas que partían de distintos lugares del salón. 105.000 se escuchó decir a una persona desconocida por la mayoría de los presentes. No sabían cuál era su prostíbulo. Nadie hizo más ofertas y Liliana fue vendida.
Cuando el escribano Pluma cumplía con las formalidades y ante una pregunta de éste, el comprador le dijo.
-Yo no tengo ningún prostíbulo. Esta joven está destinada para satisfacer unos obreros que trabajan en una mina. El trabajo de estos hombres es muy duro y se les quiere dar un poco de alegría. Son algo rudos pero les encantará cogerse a esta putita. El director quiere evitar problemas para lo cual me encargó comprar una bien joven para que los obreros se calmen.-
- ¿Son muchos los obreros que trabajan en la mina?
-Unos 150 en los tres turnos. Pienso que esta joven va a dormir poco ya que la requerirán a cualquier hora y ella deberá estar disponible. ¿Se imagine cuando llegue con esta puta? Todos van a querer acostarse con ella de inmediato.-
¡Pobre Liliana!, lo que le esperaba. Seguramente los hombres a los cuales debería servir no serían precisamente unos caballeros, pero en fin. El objetivo del Sindicato era vender al mejor postor y que continuaran pagando la cuota de afiliación de la puta en cuestión.
Así continuaron las ventas hasta finalizar con las 67 meretrices que estaban programas vender, incluyendo a Claudia, vendida fuera de remate.
Luis Marzota había comprado en total 4 putas, incluyendo a su prima. Llegados a su establecimiento indicó Mariana, la mujer encargada de la distribución de las mujeres, que se ocupara de tres de ellas mientras que Yamila fue conducida a su despacho.
Yamila: No sabes cuánto te agradezco que me hayas comprado. Cuando firmé los papeles en el Sindicato para se encargaran de mi ubicación, no pensé que sería vendida así ni que debería presentarme desnuda delante de tantos hombres. Ahora sé que me cuidarás.
Luis: Te cuidaré como cuido a todas mis putas. Es mi capital, pero si crees que tendrás un trato especial, te equivocas. Aquí serás una puta más que espero rindas buenas ganancias, porque para eso te he comprado, no para consolarte. He pagado mucho dinero por una puta como tú, por lo cual deberás esforzarte en ganar mucho para compensar. Pienso que deberás hacer un turno más largo que las demás.
Yamila: ¡No me hables así!, ¡Soy tu prima!
Luis: No me importa que seas o no mi prima. Ya te he dicho que aquí eres una puta como las demás. Has venido aquí para ofrecer tu cuerpo a los clientes y hacerme ganar dinero. No quiero escucharte más que eres mi prima. Aquí soy el señor Luis a quien debes enorme respeto y si sigues quejándote tendré que castigarte. Ya te he dicho que aquí eres una meretriz y como tal debes rendir por el precio que he pagado por ti.
Luis salió de la oficina y dirigiéndose a Mariana, la encargada, le dijo:
Ubica a la puta Yamila en su habitación. Que se prepare que subiré en un rato. Quiero cogerla por el culo.
Marina acompañó a Yamila y procedió a ayudarla en la higiene interior. Una voluminosa enema para limpiar sus intestinos para recibir el pene de Luis.
Mariana: Yamila, debes portarte bien y complacer al señor Luis. Mira que es muy estricto. Debes demostrarle sumisión.
Y: ¡Pero si es mi primo! Él me conoce desde que nací y ya me cogió. Ahora me trata como una puta, sin la menor consideración. Para colmo ahora me va a coger por el culo.
M: Ocurre que aquí eres una puta más. Si te ha comprado es para que trabajes y le hagas ganar dinero. Te advierto que muy pocas veces lo vi enojado, pero cuando lo hace... Mejor que olvides que es tu primo y pienses que es tu chulo y a él le debes respeto.
Y: Pero Mariana, ¡me la quiere meter por el culo!. Eso es indigno.
M: Para las putas nada es indigno. Deben hacer todo lo que el cliente les pida y el chulo le ordene. Si quiere metértela por el culo, lo debes tener bien limpio y predispuesto a que te penetre por allí. Debes lograr que Luis salga muy contento de tu habitación.
Y: ¡Me va a doler!. ¡No quiero que me la meta por el culo!
M: ¡Déjate de quejarte! Las putas no quieren o dejan de querer. Si no te la mete él por el culo te la meterá otro cliente. Deberás prepararte para que te clave por allí. Y ya basta de parloteo, que no tengo toda la tarde para atenderte. Vamos, abre las nalgas que te debo colocar la enema.
Rato después Yamila esperaba a Luis vestida con ropa interior y un vestido transparente. Sus ojos estaban húmedos. Parecía estar a punto de llorar. Pensaba en que su propio primo desvirgaría su culo. Momentos después hacía su entrada en la habitación Luis.
L: Yamila, estás muy apetecible con esa ropa. Pareces una puta profesional, con años en este trabajo. A ver, comienza a desnudarte. Quiero ver si esas tetas son tan firmes como parecen y recuerdo de la última vez que las toqué.
Yamila comenzó a quitarse las pocas prendan que cubrían su cuerpo. Momentos después estaba totalmente desnuda. Se acercó a Luis para que palpara y estrujara sus tetas.
L: Efectivamente, están duritas, como a mí gustan. Hace ya como un año desde la última vez que te cogí. Ahora debemos probar tu culo. Espero que portes como una buena puta. Gira y sepárate las nalgas.
Y: Luis, por favor, no me cojas por el culo. Hazme lo que quieras pero por el culo no.
L: Puta arrastrada, ¿Qué te crees? Separa las nalgas de una vez. ¿O tendré que pegarte para que obedezcas?
Yamila obedeció, inclinándose hacia adelante para dejar expuesto su esfínter. Sintió un dedo que lubricaba la entrada con Penetrol ®. Luego algo se apoyaba y comenzaba a empujar para entrar. Sitió la dilatación del ano y luego la penetración total. Por suerte el lubricante ayudaba a sentir menos dolor. Mientras tanto las manos de Luis acariciaban los labios de su vulva.
Luego de algunos movimientos el pene había adquirido sus máximas dimensiones. Yamila sufría con la dilatación de su agujero, pero temía quejarse. Comprendió que el trabajo de puta no era sencillo. Mientras tanto acompañaba los movimientos de su primo en un esfuerzo por complacerlo.
Parecía que Luis no tenía ningún apuro. Cuando se sentía cerca del orgasmo, se detenía para luego comenzar nuevamente. En los intervalos masajeaba sus tetas o hurgueteaba en su vulva. Yamila tenía una mezcla de vergüenza con indignación. La cogida se le hacía interminable y el dolor en el culo le aumentaba. Finalmente la joven sintió el líquido caliente que se volcaba en su interior. Luego de unos instantes Luis retiró su flácido miembro.
L: Puta Yamila, has cogido bien por el culo. Espero que con los clientes lo hagas mejor aun. Ahora veremos como lo haces con la boca. Me la chuparás hasta que esté otra vez en forma. Quiero que te llegue hasta la garganta. Nada de chupar sólo la puntita. Una buena chupada para luego acabar, aunque sea con un chorrito, en tu boca. Quiero que saborees el semen.
Yamila, con lágrimas en los ojos imploró.
Y: Por favor Luis. Ya has abusado de mi cuerpo, lo has humillado. ¿Quieres más?. Por favor, déjame.
L: ¡La puta que te paríó! ¡Me la vas a chupar o no!. Vamos, comienza de una vez.
Nuevamente Yamila sintió indignación e impotencia. Tener que arrodillarse delante de su primo y lamerla hasta que la tuviera grande otra vez. Pensó en revelarse pero le asustaba la advertencia de Mariana. Hizo todo lo que pudo. Poco después llegaba un pequeño chorro de semen a su garganta. Tal como le había ordenado, saboreó el pastoso líquido.
Media hora más tarde finalizaba el servicio que debía prestarle a su dueño. Luis se retiró de la habitación satisfecho por la compra mientras su prima se sentía humillada como nunca lo hubiera pensado.
En el pasillo Luis se encontró con Mariana.
L: Mariana, ya te habrás enterado que es mi prima. Ninguna contemplación con ella. Como sabes aquí son todas putas iguales y no quiero ningún privilegio. Como me ha resultado cara, quiero que te encargues de que rinda al máximo. No importa el servicio que requiera, la puta de mi prima deberá someterse.
M: . Sí señor. No se preocupe. Yamila trabajará mucho y le destinaré algunos clientes que tratan mal a nuestras putas pero pagan más. ¿Le parece bien o cree que debemos ir poco a poco?.
L: No!. Debes hacerla trabajar mucho. No importa si la tratan bien o mal. Si está entrenada o no. Si sufre o disfruta. Lo más importante es que recupere el dinero invertido. Creo que tiene un cuerpo que atraerá clientes. Su juventud, buenas formas y carnes firmes les gustará. Ya sabes, si la puta no se porta bien, me avisas que yo me encargaré de castigarla como se merece.
Todavía Yamila tenía el culo dolorido por la penetración cundo entró un conocido cliente de la casa.
Cliente: Mariana, en el Sindicato me informaron que tienen cuatro mujeres nuevas. ¿Quiénes son?
M: Las cuatro que están en aquel rincón.
El cliente se dirigió dónde se encontraban las cuatro jóvenes.
C: A ver que tenemos de nuevo por aquí. Me dijeron que había una muy jovencita, que recién se iniciaba en esto. ¿Quién es?
Y: yo señor. Es el primer día que estoy en una casa de putas. Mi nombre es Yamila.
C: A ver, quiero palpar el culo y las tetas. Espero que estén bien firmes para el uso que les daré. Yamila, Supongo que nunca recibiste un lonjazo el culo. ¿No es así?
Y: ¡No, señor! Nunca me han castigado así.
C: En ese caso seré el primero que marque tu culito y las tetas con mi cinturón.
Y: ¡Nooo! Ni mi culo ni mis tetas están para recibir lonjazos.
C: ¿Dices que te niegas a que te marque el culo y las tetas?
Y: No, no quiero.
C: Mariana, esta puta no quiere recibir unos lonjazos. ¿Qué le pasa?. ¿Luis sabe del comportamiento de esta pendeja? Dime cuánto me cobrarías extra para castigarla.
M: Ya sabes , 50% por dos lonjazos, 100% por cinco, ya sea en el culo o las tetas. Sabes que no permitimos castigos en la concha.
Yamila escuchó atónita. Tenían tarifa para azotar a las putas en el culo o las tetas. Menos mal que no permitían azotes en la vulva.
C: Quiero que disfrutes mientras mi cinturón visita tus carnes. Si no me quejaré al dueño¿ Prefieres eso?
Y: No..., si... , no me pegue. Si va a pegarme que no sea fuerte, sí..., tendrá mi cuerpo a su disposición.
C: Así me gusta más. ¿Desde cuándo una puta se niega a complacer a un cliente?
Luis: ¿Qué pasa aquí tanto alboroto?
C: Que esta puta parecía que no quería que la azotara con mi cinturón. Ya arreglé con Mariana que le daré 5 por el 100% de aumento.
L: Señor, debo recompensarlo por la impertinencia de esta puta. Por el mismo precio, le autorizo a le de 8 lonjazos. Si quiere puede darle uno en la concha.
C: Gracias Luis, contigo siempre nos entendemos. Vamos puta, ¡a la habitación!
Llegaron a la habitación y Yamila comenzó a desnudarse. El cliente magreaba sus tetas, su culo, su pubis.
Poco después la penetraba y acababa dentro de su vagina.
C Ahora date vuelta que quiero marcarte ese culito, tan blanco y tan suave.
Y: no señor, no me marque con el cinturón. Hoy es el primer día que trabajo de puta. No me trate así!
C: Cállate de una vez o llamo a Luis para que te castigue o te doy los ocho azotes en la concha.
Y: ¡Nooo!. ¡No llame a Luis! Pégueme en el culo pero no llame a Luis. ¡No gritaré!
C: Así me gusta más. Que seas una putita sumisa. Ponte esta almohada debajo el vientre para levantar tu trasero.
Yamila obedeció, dejando su culo dispuesto a recibir el primer impacto del cinturón del cliente, que no se hizo esperar. El cinturón cayó con toda la fuerza que pudo aplicar el cliente. Yamila mordió la sábana para no gritar. Una gruesa marca roja atravesaba sus glúteos.
Debería soportar tres más, que regularmente caían sobre sus partes carnosas dejando cada otra marca roja. Al finalizar el cuarto le ordenó que se diera vuelta. Castigaría sus tetas. Los ojos de Yamila estaban húmedos, cosa que puso de mejor humor al cliente.
Los tres lonjazos golpearon sobre ambas tetas. Luego le hizo levantar las piernas y separarlas para dejar su sexo expuesto al último azote, que no se hizo esperar. Cuando concluyó este último, Yamila lloraba con un sollozo espasmódico. Nunca hubiera esperado semejante castigo trabajando simplemente como puta. Su primo le había concedido tres azotes más y uno de ellos en la concha.
Ambos se vistieron y fueron al encuentro de Mariana.
C: Mariana, esta puta tiene un culito hermoso y ahora con las marcas que le he hecho está mejor todavía.
M: debo verificar que le ha hecho ocho marcas nada más. Yamila, levanta la pollera y bájate las bragas.
Yamila lo hizo en silencio exponiendo su trasero a la inspección de Mariana.
M: A ver las tetas cuántas marcas hay.
Yamila mostró sus pechos cruzados por tres gruesas marcas.
M: ¿Y la octava?¿Te la dio en la vulva?
Y: Si señora Mariana, me pegó con el cinturón en la vulva.
M: Está bien. Son ocho marcas. Debes abonar sólo el 100% de extra de la tarifa normal.
El cliente abonó lo que adeudaba y mientras se retiraba comentó.
C: Vendré otro día para darle otros azotes en el culo de esta puta. Hasta pronto Mariana.
Así finalizaba la primer experiencia de Yamila con un cliente en la casa de putas. Ella continuaba llorando en silencio mientras se frotaba las nalgas y las tetas para lograr algún alivio. No quería ni siquiera tocar su concha porque todo aumentaba su dolor.
Evidentemente el Sindicato no velaba por el digno tratamiento de sus afiliadas.
Algo más de un mes después que Yamila se incorporara al prostíbulo se presentó en el mismo un señor, que dirigiéndose a Mariana le indicó que deseaba hablar con Luis.
Mariana: Un momento que le aviso.
Poco después el visitante ingresaba en el despacho de Luis.
LM: Que te trae por aquí Paco
Paco: He oído que tienes carne fresca. Estamos por dar una pequeña fiestita el fin de semana próximo y quería una joven para que divierta a los invitados.
LM: Dime cómo es la fiesta para que pueda ayudarte.
Paco: Ocho amigos nos reuniremos desde el viernes por la noche hasta el domingo al mediodía en la quinta de uno de nosotros. Ya sabes, jugamos tenis, fútbol, hay piscina pero no queremos perder oportunidad de divertirnos con alguna chica.
LM: Creo que lo mejor será que vengan las cuatro nuevas y tú la eliges.
Paco: Luis, sabes que nos gusta el sexo fuerte. Quizás la atemos, la encadenemos y esas cosas.
LM: No hay problemas. Puedes hacer con ellas lo que quieras. No le dejen marcas que perduren más de tres o cuatro días. Llamaré a las cuatro para que las veas.
Por intermedio de Mariana las cuatro últimas adquisiciones de Luis se presentaron en el despacho.
Luis, dirigiéndose a las cuatro mujeres: Quítense la ropa que Paco quiere ver qué pueden ofrecerle.
Las cuatro mujeres comenzaron a desnudarse hasta quedar sin prenda alguna. Paco miró detenidamente a cada una de ellas, les palpó los senos y observó sus conchas. Hizo un estudio exhaustivo de las cuatro.
Paco: Luis, creo que usaremos a esta. Es jovencita y tiene cara de inocente. Pueden vestirse chicas que quiero hablar con Luis.
Las cuatro jóvenes luego de vestirse se retiraron. Paco preguntó
-¿Crees que podremos divertirnos con esta como acostumbramos a hacerlo?
LM: Por supuesto. Te puedo asegurar que esa puta los va a complacer muy bien.
Paco: Luis, no te ofendas pero ¿Sabes una cosa?. Tiene un cierto parecido a ti.
LM: Es posible. La puta que elegiste es mi prima. De allí puede surgir el parecido
Paco: ¿Es tu prima? En ese caso será mejor que elija otra. No queremos que te enojes con nosotros por la manera en que tratamos a tu prima.
LM: Mira Paco. Yamila es mi prima pero aquí es una puta más. ¿Qué puedo suponer que le harán? Se la van a coger por los tres agujeros, la atarán a un árbol, la encadenarán a la cama, la colgarán de las muñecas o los tobillos, le darán algunos azotes con una rama verde, y la vejarán de alguna otra manera. ¿Eso es motivo para que me enoje? No. Ustedes quieren una puta para jugar con ella y a ti te ha gustado Yamila. Pues Yamila deberá complacerlos en lo que le exijan, y si no lo hace para dar satisfacción a Uds., entonces seré yo quién la castigue.
Paco: Pero es tu prima. Nunca creí que tendrías un familiar trabajando contigo y dispuesto a que la azoten. ¿No tienes compasión por ella?
LM: ¿Compasión?. He pagado mucho dinero al Sindicato para tenerla porque creo que es una puta que lo vale, pero lo vale como puta, no como mi prima. Lo único que te pido es que olvides que es mi prima. Piensa que es sólo una puta que has contratado para dos días. Lo que piense o sienta ella, a ti no debe importarte en absoluto. ¡Gócenla! Para eso está.
Paco: No sé si aceptar a Yamila. ¿Te imaginas cuando la estemos atando para azotarla y recordar que es familiar tuya?
LM: ¡Déjate de Joder! Pues la pueden castigar con más ganas pensando que a pesar de la amistad que nos une yo no podré oponerme a nada que le hagan a ella. Estarán en su pleno derecho y la muy puta deberá obedecer lo que se le ordena, sufrir los castigos o ser humillada. Creo que es hasta una ventaja. La pueden insultar, vejar, amenazar, etc. sin que pueda siquiera quejarse. Paco no te prives. Te puedo asegurar además que sus tres agujeros estarán para satisfacer los instintos de tus amigos. Te puedo prestar unas disciplinas muy adecuadas si quieren darle algún castigo en la vulvita.
Paco: Bueno Luis, me has convencido. Abusaremos de Yamila como nunca lo hemos hecho antes. Me llevaré las disciplinas. Mientras la tenemos bien amarrada, uno de nosotros se encargará en azotarla en la conchita. ¡No se me había ocurrido castigarla allí!.
El fin de semana siguiente nuevamente Yamila sufrió todo tipo de vejámenes y humillaciones, como el lector puede suponer. A su regreso al prostíbulo no hizo el menor comentario a su primo de cómo fue tratada durante esos dos días. Sabía que Luis aprobaría todo lo que le habían hecho los clientes.
Cada día se le hacía más duro trabajar de puta en ese lugar. La trataban peor que a sus compañeras de tareas. Había tragado grandes cantidades de semen. Parecía que se habían empeñado en alimentarla con la leche de los clientes. La última experiencia en la cual la ataron, la azotaron aun en sus partes más intimas y la trataron de la peor manera imaginable superaba lo que podía resistir. Fue a hablar con Mariana.
Y: Mariana, me han hecho de todo. Hasta me azotaron en la concha. No puedo más. ¿Qué me aconsejas?
M: Que sigas soportando todo. Las putas como tú están para soportar todo, no para llorar con la menor cosa.
Y: ¿Te parece que te peguen la concha esn la menor cosa?. Otro de los invitados en la casa me la metió por el culo no sé cuántas veces.
M: Unos azotes en la concha la fortalecerá. Sería distinto si me dijeras que marcaron tu cuerpo con un hierro candente, te tuvieron varias horas colgada de las tetas o de los tobillos, pero por unos azotes en la concha no debes hacer tanto escándalo. En cuanto a la entrada por el culo, ya sabes que debes hacerlo
Y: ¿Mi primo sabrá que me hicieron estas cosas?
M: No solamente lo sabe sino que él les prestó las disciplinas con las que te azotaron en la concha. El trabajo de las putas aquí es así.
Y: pero ¿y el Sindicato no nos protege?
M: No seas ridícula. El Sindicato no va a discutir las decisiones de Luis, el dueño de quizás la casa de putas más importante de la ciudad. No olvides que las niñas dedicadas a este oficio están para servir. Pero basta ya. Cámbiate a ver si algún cliente quiere tus servicios. Tienes que trabajar más para compensar tu costo.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.
Mientras tanto otras escenas de crueldad se desarrollan en las afueras de la ciudad. Claudia sería muy pronto torturada. Luego que Benito la cogiera reiteradamente durante dos días, le ató los brazos cruzados en la espalda, unos grilletes en los tobillos con una cadena de sólo 30 centímetros y un collar con una correa. Vestía solamente una bombacha y una remera.
B: Vamos puta, quiero que salgas a caminar por el parque.
C: ¿Me sacará afuera así con bombacha y con los brazos atados?
B: Por ahora sí. Debo ver si tienes frío o calor. En cuanto a los brazos atados es para que sientas tu sumisión.
Claudia trabajosamente caminaba por los grilletes en sus tobillos. Mientras se desplazaban hacia el fondo del parque preguntó:
C: ¿No me compró para hacerme trabajar de puta?
B: No. No tengo intención que trabajes de puta. Serás mi puta y deberás obedecerme siempre. Te advierto que te comprado para castigarte con frecuencia.
C: Pero el Sindicato no lo permitirá. Las putas tenemos derechos y el Sindicato nos defiende.
B: Bueno, cuando regresemos te permitiré que llames al Sindicato para que te defienda de lo que voy a hacerte.
C: ¿Qué me va a hacer?
B: Comenzaré castigándote. Quizás avance y hoy mismo comience a torturarte cruelmente.
C: ¡No señor!¡No puede hacer eso!
En ese momento sonó el chasquido de un látigo. Benito descargó el azote en el culo de Claudia que en un movimiento por escapar del castigo y olvidando sus grilletes, trastabillo y cayó al suelo. Benito levantó nuevamente el látigo y descargó otro sonoro azote sobre su cuerpo.
B: Esto es sólo un anticipo. Levántate y sigue caminando.
Claudia comprendió que le esperaban días difíciles. Seguramente Benito ya había acordado con Don Rómulo para que no recibieran quejas en el Sindicato. Su representante como trabajadora la había traicionado.
El desplazamiento era lento a causa de las cadenas en sus tobillos. Luego llegaron junto a un árbol a una de cuyas ramas Benito ató la correa unida al collar de Claudia. Ésta debía mantenerse de pie. Las ligaduras que apretaban sus brazos se hacían más dolorosas. Temblando por el pánico preguntó qué era lo haría con ella.
B: Primero unos azotes en el culo. Para eso te cortaré las bragas para no sacarte los grilletes.
Benito cortó las bragas de Claudia que quedó de la cintura para abajo desnuda.
B: Quiero que me des la espalda. Tu trasero recibirá unos azotes. Puedes gritar lo que quieras que aquí te escuchará.
C: Por favor señor Benito. No me azote en el culo. No me he portado mal para merecer este castigo. Lo he complacido en todo lo que me ha pedido.
B: ¡Era lo único que faltaba! ¡Que no me complacieras en todo!. Pero basta ya. Quiero ver tu culo listo para recibir unos azotes.
Claudia giró sobre sus talones exponiendo la parte a ser castigada. Apretó los dientes para no gritar. Se escuchó el silbido del látigo en el aire y luego el impacto contra su delicada piel. A pesar de sus esfuerzos no pudo contener un grito de dolor. Benito observaba como se oscurecía la línea donde había impactado el látigo. Se dispuso a continuar.
El segundo azote, quizás más fuerte que el primero, también tomó ambos glúteos. Nuevamente un grito desgarrador de Claudia retumbó en el bosque.
B: Ves esclava puta que puedo hacer contigo lo que quiera. Me imagino cómo vas a gemir cuando te esté torturando en la mesa que tengo para ese efecto.
Claudia no respondió pero se imaginaba a si misma atada a una pesada mesa, con sus piernas separadas, su sexo abierto, a disposición de su torturador para que éste dispusiera de ella. Estaba sumida en estos pensamientos cuando recibió el tercer impacto. Su culo se iba tiñendo de rojo, para satisfacción de Benito. Siguieron algunos azotes más acompañados por gritos de dolor.
Benito se tomó un descanso apreciando su obra. Contaba nueve marcas en el culo de Claudia que ahora habían tomado un color rojo intenso. Tomo nuevamente la tijera con la que había cortado la bombacha de la joven y comenzó a cortar la remera. Poco después quedaban sólo jirones de la misma en el piso mientras las tetas de Claudia quedaban a la vista de Benito.
B: ¿Qué te parece si te doy unos azotes en las tetas? Unas cuántas rayas rojas te quedarán bien.
C: Señor Benito, ¡en las tetas no!. ¡Por favor!, en las tetas ¡No!.
B: Eres muy joven y podrás resistir bien y nada más lindo que unas hermosas tetas como las tuyas cruzada por marcas del látigo. Prepárate.
C: ¡No me azote en las tetas! ¡Por lo que más quiera, no me azote en las tetas!.
B: No te preocupes que tendrás tu recompensa. Inclina la cabeza para atrás para dejarme libre el camino.
Claudia, convencida de la inutilidad de sus ruegos tiró su cabeza para atrás, adelantando sus pechos. Se había resignado a sufrir el castigo. Cerró los ojos esperando el impacto, que no hizo esperar. La cola del látigo tomó no solamente los dos globos sino también debajo de sus axilas. A ese primer impacto se sucedieron una media docena más.
Ahora las marcas rojas aparecían en la parte delantera de la joven. Esa visión excitó a Benito que se acercó con claras intenciones de penetrarla. Cuando lo hizo encontró una vagina muy húmeda. Claudia, a pesar de sus ataduras y el castigo recibido acompañaba los movimientos de Benito, acabando poco después.
Se encaminaron de vuelta a la casa. Ahora Claudia estaba desnuda y temía ser vista en así. Llegando a la casa se encontraron con Alberto, Amigo de Benito.
B: Hola Alberto. Que sorpresa que hayas venido. No te esperaba.
A: ¿Y esta mujer?¿Qué le pasó?¿Por qué esta desnuda y atada? Esas marcas parecen de un látigo. ¿Qué pasó?
B: Muchas preguntas, Alberto. ¿Esta mujer? La compré al Sindicato Único de Putas y Acompañantes. ¿Qué le pasó? Pues que la he desnudado y le dado una zurra. ¿Por qué desnuda y atada? Porque así me gusta tener a esta puta. Desnuda para que me sea accesible a cogerla y a castigarla sin ropa para que no amortigüe el castigo. Atada para que deba obedecerme indefectiblemente. Las marcas son de látigo. Acabo de azotarla. ¿Estás conforme ahora con las respuestas?
A: Todos los días se aprende algo nuevo.
Se encaminaron al interior de la casa. Benito le desató los brazos pero la esposó a uno de los balustres de la escalera. Permanecía con los grilletes en sus tolillos y el collar en su cuello.
B: Ven Alberto. Vamos a preparar un café. Claudia no se podrá escapar. Luego veré qué hago con ella.
A: No dejo de sorprenderme y debo confesarte que te envidio. Tener una puta así a tu disposición. Más aun que puedes darle unos buenos azotes en el culo y las tetas.
B: Tengo otras cosas para hacerle. Pero creo que debo ir poco a poco. Cuando la compré no se imaginaba que la iba a tratar así.
A: pero,¿ qué otras cosas le puedes hacer aparte de azotarla en el culo?
B: Por ejemplo colgarla de las muñecas o los tobillos. ¿Te imaginas a Claudia colgada cabeza abajo balanceándose en el aire, mientras con un látigo le azoto las tetas?
A: Pero ¿esas cosas piensas hacerle?. Pobre Claudia. Seguramente ella sólo quería ser una prostituta, coger, chuparla y todo eso pero no que la azotes mientras está colgada de los tobillos.
B: Y pienso hacerle otras cosas más como pincharle las tetas o la concha con agujas, amarrarla a cepos o colocarle los senos en una prensa.
A: Veo que has pensado en unas cuántas cosas. ¡Pobre Claudia! Todo lo que le espera sufrir.
B: Pero no es solamente sufrimiento. Voy a fornicar con ella regularmente, por lo que también tendrá sus momentos de relax.
A: ¡Pobre Claudia!
B: ¡Déjate de Pobre Claudia!. La tengo para torturarla y ella deberá soportarlo todo. He pagado bastante dinero para ello
Rato más tarde Alberto se retiraba de la residencia de Benito. Se fue pensando en lo que había visto y lo afortunado que era su amigo.
Tres días después Benito conducía a Claudia a una pesada mesa. La obligó a acostarse sobre ella con las piernas levantadas. La ató prolijamente para evitar todo movimiento. Su concha quedaba expuesta y a merced de Benito. Presentía que pasaría por la prueba más dura de su vida.
B: No quiero escuchar tus gritos mientras te torturo. Voy a amordazarte
C: Señor, no me torture. Dispone de mi cuerpo para cogerme y otras cosas pero por qué torturarme.
B: Simplemente porque tengo ganas de hacerlo. Pero basta de charla. Abre la boca que te colocaré esta pelota de goma. Tus gemidos quedarán ahogados.
Claudia abrió la boca para recibir la mordaza. Ella misma comprobó que no podía hablar, pero Benito para asegurarse que estaba bien colocada comenzó a clavar una aguja en su pezón derecho. Intentó gritar pero apenas un tenue sonido salió de su garganta. Ya estaba todo dispuesto para comenzar.
La conchita, completamente depilada estaba abierta. Podía notarse nítidamente al clítoris, el canal de la vagina y el pequeño agujero de la uretra. Benito observaba detenidamente con curiosidad. Nunca se había puesto a mirar las intimidades femeninas con tanto detalle. Se había comprado un espéculo para ver las profundidades. Sin embargo la inhabilidad en el uso del mismo no le permitió avanzar. Retiró el instrumento de la vagina de Claudia.
Como primera medida tomando un algodón embebido en alcohol comenzó a frotar el interior de la vulva, dejando deslizar unas gotas por el conducto vaginal. Claudia se movía todo lo que las ligaduras le permitían e intentaba gritar. Sin embargo era muy poco lo que podía hacer para defenderse. Estaba completamente a merced de Benito.
Su captor quería conocer con detalle cuán grueso podría ser un consolador en la concha de Claudia. También determinar el diámetro a introducir por el culo. Había comprado un gran surtido y de diversos tamaños.
Tomó el tubo de crema de Penetrol ® y esparció una pequeña cantidad en la entrada de la vagina de del ano. Tomó uno de los mas gruesos y comenzó a introducirlo en la vagina. A penar de la crema debía hacer mucha fuerza para que penetrara. Claudia se revolvía en la mesa del dolor. Una vez que estuvo profundamente introducido en la vagina, tomó otro, de diámetro algo menor, para metérselo en el culo. A pesar de la fuerzo que hacía Benito, el consolador no penetraba. Por su parte Claudia trataba de relajar su agujero porque lo contrario era más doloroso.
En vista de no tener éxito con este consolador, eligió uno de menor diámetro. Lubricó la punta del mismo, lo ubicó sobre el esfínter y comenzó a empujar con fuerza. Ahora el agujero comenzaba a ceder y aumentar su diámetro permitiendo la introducción de la punta del mismo. De pronto toda la primer parte ya estaba introducido y con un último empujón, Benito logró la introducción total.
Claudia ahora tenía dos gruesos consoladores en su interior. Una en la vagina y otro en el recto. Todos sus intentos por expulsar ambos intrusos le resultaron vanos. Se sentía violada y vejada. No pudo contener las lágrimas que mojaban su mejilla.
B: Claudia, no quiero que llores. Sólo quiero que sepas que me perteneces y que puedo hacer contigo lo que quiera. No esperes ayuda del Sindicato. Antes de traerte aclaré con Don Rómulo Gutiérrez qué te iba a hacer cuando te trajera aquí. Él está al tanto y no te defenderá. Debes obedecerme en todo. Pensaba comenzar a torturarte en las tetas pero creo que con la concha y el culo es suficiente. Te dejaré así una hora y luego te quitaré estos cilindros de tu interior.
Claudia asintió con la cabeza. Se había resignado y estaba claro que no tenía alternativa para defenderse. Debía continuar sufriendo tanto como Benito lo dispusiese. Tomó en cuenta la consideración de Benito de no continuar torturándole los senos. Estaba siendo castigada sólo en la parte inferior de su cuerpo.
Pasada la hora Benito regresó, le quitó los consoladores. El agujero dilatado de la vagina invitaba a algo más. Benito dejó deslizar por el conducto unas gotas de alcohol. Claudia se revolvía en la mesa contra las ligaduras.
Luego de un rato le retiró la mordaza. Sólo un leve quejido salió de la garganta de Claudia. Luego le quitó las ligaduras.
B: ¿Has disfrutado de esta primera sesión de tortura?
C: La he podido soportar señor. El Sindicato me vendió como meretriz, no para ser torturada. Yo trabajaré día y noche para Ud. Seré una puta sumisa, pero por favor no me torture más.
B: Ya decidiré qué haré contigo. Ahora quiero acabar en tu boca que deberá actuar como una buena vagina. Tu concha está muy dilatada y no me dará suficiente placer.
De inmediato Claudia se arrodilló y tomando el miembro de Benito entre sus manos se lo llevó a la boca. Hacía todo lo posible por complacer a Benito. Pensaba que era la mejor forma de evitar castigos. Largo rato tuvo el pene en su boca acariciándolo con la lengua y chupándolo con suavidad. De pronto sintió el líquido pastoso que llenaba su boca. Lo tragó y lamió el pene hasta sacar el último resto de semen del mismo. Era la primera vez que acaban en su boca y, por lo tanto la primera vez que tragaba el semen.
B: Claudia, esa ha sido una buena mamada. En compensación te dejaré que descanses un rato. Puedes hacerte una pajita si quieres.
Claudia se recostó en la cama que tenía asignada. Le dolía bastante la concha y el culo como para pensar en satisfacerse. Se quedó dormida.
Cuando despertó estaba anocheciendo. Benito le acercó algunas ropas de calle, pero no ropa interior. Saldrían a cenar a un restaurante.
B: Quiero que salgamos a cenar a un buen restaurante. Llevarás puesta esta camisa que es bastante escotada, sin sostén y esta pollera, bastante corta y sin bragas.
Claudia asintió y se vistió. Salieron en el auto y pararon en un lujoso restaurante. Al entrar Benito saludó al maitre y llevándolo aporte habló algo con él. Éste asintió y los ubicaron en un reservado. Comieron y bebieron sin fijarse en costos.
Benito le indicó a su compañera de mesa que se desabrochara tres botones de la camisa para dejar a la vista sus tetas sin corpiño y que levantara la pollera de manera que tu culito apoye sobre la silla.
Cuando se acercó el mesero ,no pudo menos que fijar la vista en la joven, sus tetas e imaginar su entrepierna desnuda.
Hacia el final. Benito pidió la cuenta. La misma era de 230 euros.
B: Bien, la señorita pagará esta cuenta.
C: Yo no tengo dinero para semejante cuenta.
B: Nadie piensa que pagues con dinero. El maitre, el gerente, el chef y el sommelier cobrarán la cuenta con tu cuerpo. Para el mesero le dejarás la propina. Desnúdate completamente. Comenzaremos por el gerente.
Para Claudia esta situación era esperada. Después de todo ella era una puta y su chulo podía ordenarle con quién coger. Se desnudó a la espera del gerente. Luego pasaron por el reservado el maitre, el cheff, el sommelier y finalmente el mesero que cobró su propina con una muy buena mamada por parte de Claudia. Benito estaba satisfecho por la comida y el resultado del pago de la misma.
Cuando se retiraban del restaurante le preguntó a Claudia.
- ¿Que tal te han resultado estos polvos?
C: El gerente la tiene muy grande y me dolió mucho cuando me la clavó. No olvide que esta mañana Ud. me castigó muy duro en la concha y el culo.
B: ¡Bahh! No fue un castigo duro. Tú no sabes lo que es un castigo duro. Pero dame más detalles de la cogida con el gerente.
C: Pues nada, que la tiene grande y cuando me penetró me dolió mucho.
B: Eso me gusta, que te haya dolido. ¿Conseguiste acabar con alguno de los polvos?
C: No señor, no acabé con ninguno. Si bien el gerente la tiene muy grande los demás también tienen lo suyo.
B: Una puta no tiene por qué acabar. Sólo debe dar placer. Podríamos decir que has trabajado por la comida. Vamos a repetir estas visitas al restaurante.
Claudia calló. No tenía nada para decir. Sólo deseaba poder acostarse para mitigar el dolor en el culo y en la concha. Prefería tener que recibir el pene de los responsables del restaurante a ser castigada de la manera que lo había sido esa mañana. Después de todo ella se había presentado en el Sindicato como puta y lo único que esperaba era que la defendieran de los abusos. Se había equivocado.
FIN