El silencio del obrero

Dos vidas, un mal destino.

El silencio del obrero

Trabajo en una planta química como asesor del grupo de ingenieros de producción, y dispongo de acceso total a las instalaciones, gracias a mi trabajo he ganado respeto de mis superiores y la admiración de muchas personas, con mi corta edad 28 años, he logrado ascender de forma rápida y solida.

Trato de mantener un trato cordial con todos los niveles de la organización desde el obrero de cargo mas pequeño, hasta la alta gerencia, sin embargo muchas veces prefiero mantener el contacto directo con las personas encargadas directamente de la producción, que están en el medio del día a día, exponiendo su piel al inclemente sol y a la abrasión de las maquinas.

Parte de mi día es supervisar sus actividades así que he tenido la suerte de conocer muchas personas que enriquecen mi forma de pensar, y por ello siempre dedico parte de mi tiempo a escucharlos y entender el ambiente donde desarrollan sus actividades no solo en la empresa si no por fuera, sus aspiraciones, metas, preocupaciones. Este vinculo de camaradería lo he desarrollado con ellos porque en el grupo de la gerencia media a pesar de encajar muy bien y por supuesto de compartir las banalidades y trivialidades que nos ocupa la vida, también necesito de las experiencias que no están detrás de las satisfacción del dinero, de los lugares de moda o la ropa mas elegante.

Para sentirme parte de un todo tengo un locker con el de los obreros y otro en la sala de vestidores para gerencia media, de esta forma cuando estoy en el área industrial puedo tener rápido acceso para cambiarme, y de igual forma al llegar a las oficinas poder ducharme y estar presentable para las reuniones.

Generalmente me cambio por las mañanas en el vestidor industrial con muchos obreros, los cuales debido al rudo trabajo que llevan han logrado que sus cuerpos se mantengan en forma, en medio de tantos cuerpos existía un hombre algo mayor que yo unos 32 años, al cual el trabajo había beneficiado, era un buen trabajador además de tener muy buenas relaciones con todo su grupo, podríamos decir que era un obrero popular, siempre lo veía y buscaba conversar con el, pero tal vez su idea de empleado – jefe lo hacia mantenerse a distancia pese a mis esfuerzos por acercarme.

Un día de largo trabajo, no fui a las instalaciones de las oficinas y preferí quedarme en el área industrial, al llegar al vestidor la mayoría de los obreros ya habían salido con excepción de unos tres entre los cuales se encontraba mi amigo introvertido, entre al vestidor salude con alegría a todos y les pregunte que tal se la habían pasado en el trabajo, todos contestaron, pues jefe hoy estuvo duro el trabajo, estamos cansados queremos ir a casa para ver a nuestra familias y un poco de tele.

Mientras abría mi locker para buscar mis implementos de aseo, escuche cuando dos de ellos gritaban hasta mañana jefe, hasta luego Mauricio nos vemos mas tarde, en ese momento mire hacia el fondo del vestidor y allí estaba mi amigo introvertido sentado quitándose las botas de seguridad sin camisa y preparándose para ducharse.

  • Uhmm Mauricio es que te llamas?
  • Si jefe, respondió con una voz apagada.
  • Hey, siempre converso con todos tus compañeros de hecho, pocas veces has querido cruzar palabras conmigo, fíjate ya tienes algunos meses acá y hasta ahora es que escucho tu nombre, tranquilo acá todos somos como hermanos que medio se quieren jejeje así que conmigo puedes contar para lo que necesites, siempre y cuando este en mis manos.
  • Gracias jefe!
  • No vale, olvidemos el jefe, Ismael suena mejor… total te necesito como tu a mi y sonreí… oye no pienses mal, necesito tu trabajo y rendimiento laboral y tu bueno que yo sea quien avale y certifique lo que haces para que puedas mantenerte en la empresa como un excelente trabajador.
  • Si jefe es así, que digo jefe Ismael, jajajajaja

Los dos reímos un rato, mientras tanto técnicamente quedábamos desnudos uno frente al otro, yo entre a mi ducha y el a la suya, el cuerpo de Mauricio tenia todo para ser un semidiós del Olimpo, su altura 1.80 un color tostado canela por el sol, su cuerpo cubierto por un fino vello esparcido en su pecho vientre y piernas, vellos muy delgados, cortos y bien alineados perfectamente distribuidos, brazos fuertes y piernas que parecían un par de macizas columnas que lo mantenían en pie, su cara a pesar del sol, llena de expresiones suaves y angelicales, rostro de rasgos muy perfilados y simétrico, un par de hermosos ojos verdes, cabello rapado tan solo medio centímetro, de lo mejor que podía haber en la empresa ese era mi obrero Mauricio, inclusive la mayoría de las ingenieras siempre hacían comentarios sobre el, el obrerito del área 42 así lo llamaban, tenia el don de llamar la atención rápidamente,

Termino primero de ducharse, salió y se despidió

  • Hasta mañana jefe, se me cuida.
  • Hasta mañana, respondí con una gran sonrisa, por empezar a ganármelo.

Después de ese día, premedite a lo largo de la semana interesantes encuentros en el vestidor al final de la jornada, para poder conversar con el y ganarme su confianza ya tenia su respeto, mi plan se extendió tal vez un par de meses, poco a poco quería que Mauricio me necesitara como su amigo, y así lo conseguí, llego el punto en que me trataba como su hermano, me contaba de su familia, sus problemas, que le inquietaba, que esperaba de la vida, sus sueños, en diversas ocasiones le pregunte por su novia o esposa, y siempre evadía el tema, tan solo me decía que no había sido hecho para el amor, que le iba muy mal en eso y que prefería por tanto estar solo y divertirse con la de turno.

Una de las tardes llenas de trabajo en las que no pude ir ni siquiera a la oficina, al final de día fui al vestidor, fui el ultimo en llegar, todos los obreros ya se habían cambiado y se iban a sus casa, cuando entre estaba al final en el banco sentado Mauricio había terminado de bañarse tenia tan solo su ropa interior, descalzo apoyaba sus pies sobre el frio suelo, sus codos sobre sus muslos y sus manos tapando su cara, aquella silueta de desolación me preocupo, me acerque a el tomándolo por el cuello.

  • Que te pasa Mauricio?
  • Estoy mal Isma, algo pasa en mi que no se como explicar.

Me senté a su lado para escucharlo y brindarle mayor confianza y apoyo

  • Cuenta conmigo, sabes que soy tu amigo.
  • No Ismael, no lo eres, suéltame… y súbitamente quito mi mano de su cuello.

Me levante molesto y le dije:

  • Como prefieras tan solo quise ayudarte
  • No, no Ismael, no me mal interpretes
  • Entonces que sucede?, volví a sentarme a su lado

Apoyo su cabeza en mi hombro y me dijo:

  • Que te amo

Sus palabras me dejaron atónito, no sabia que hacer, si alejarlo, si hablarle, si irme, en realidad la situación era nueva, y le tenia mucho cariño a Mauricio mas de lo normal, después de que el vestidor se inundo de un ensordecedor silencio, levante su rostro con mi mano, sus ojos dejaban escapar lagrimas de miedo y confusión, lo mire en ese momento me causo tanta ternura que aquel aprecio que le tenia se transformo en amor.

  • No llores, acá estoy y estaré.

Bese su frente y mis labios comenzaron a recorrer su rostro hasta sus ojos, seque sus lagrimas con mi piel y tome sus manos frías, su corazón podía escucharse a kilómetros yo me estaba dejando llevar por el impulso del momento sin advertir que marcábamos nuestras vidas, Mauricio beso mi cuello ya allí fue cuando ambos sabíamos que no habría marcha atrás, sin pensarlo mucho mi camisa ya estaba en el piso, y me recostaba en el banco mientras el aprisionaba mi cuerpo con el suyo, sus manos hurgaban en mi cinturón desabrochándolo, nuestros labios no dejaban de fusionarse y sentirse, su piel que se veía suave en realidad era un poco áspera pero deliciosa, su corta pero gruesa barba quemaba mi rostro, pero la sensación me excitaba mucho mas. Le pedí un segundo para quitarme las botas de seguridad lo hice el ayudo un poco, luego me puse de pie quedando uno frente al otro, suavemente el quito mis jeans, cayendo al piso toda mi ropa, zapatos medias, nuestros cuerpos casi desnudos uno frente al otro pero con intenciones muy diferentes, a las que estábamos acostumbrados en el vestidor, seguimos besándonos mientras nuestras manos recorrían cada vello de nuestros cuerpos, su piel suave sus músculos firmes y su hermosa voz me indicaban que el era la persona que mi mundo necesitaba, así que sencillamente me entregue a la pasión de poseer su cuerpo, su impresiónate piel envolvía los poros de la mía, mi sudor mojaba su cuerpo limpio, y sus labios no paraban de humedecer mi rostro, su lengua empezó a acariciar mi cuello, mientras yo tocaba su cabeza, mis piernas apretaban una de las suyas, Mauricio continuo besando mi cuerpo, bajando por mi pecho mientras lo besaba, al llegar a mi ombligo, sentí como respiraba sobre él, dejando una sensación de placer en mi cuerpo que me invadía desde los pies hasta mi pene, era una sensación de querer tomarlo entre mis brazos y apretarlo a besos, me miro sonrió por un momento, y escuche su voz diciéndome:

  • Increíble so

ñe este momento por mucho tiempo, y ahora es realidad, te aseguro que no te arrepentirás

Acaricie su hermosa cabeza y sentí sus labios en mi pene, empezó a lamer todo mi pene de una maravillosa manera que estremecía mi vientre, quería acabarle en la cara, quería ducharlo con mi leche con mi semen, me estaba haciendo delirar de placer, su lengua recorría mis testículos, sus dientes se enredaba en mis vellos, sentía que me estaba chupando el alma a través de mi pene... así que me senté en el banco, mientras el seguía lamiéndome y chupándome, su lengua quería meterse por el orificio de mi uretra lo que me hacía saltar y por momentos gemir, no sé si de placer o dolor, lo cierto era que me enloquecía, y me encantaba ver sus ojos verdes entregados al placer de comer mi cuerpo, de poseer mi cuerpo.

No resistí más así que con mi mano levante su barbilla, y lo bese rudamente queriéndole arrancar la garganta, me tenía fuera de control, me pare detrás de el, acerque mi boca a su oído y le dije:

  • Prepárate, me buscaste y me encontraste, ¿quieres que te atraviese el cuerpo con mi verga? Ahhhhh?...

Tome su cara con mi mano y apretando sus mejillas volví a preguntar

  • ¿Quieres que te atraviese el culo? Con mi verga, responde obrerito… ¿te dio miedo?
  • Hazlo, lo deseo, deseo que invadas mi cuerpo, deseo que me ates a ti, respondió, con palabras un poco mal pronunciadas por la fuerza que mi mano hacia sobre su mejilla

Lo tome por la parte de atrás del cuello y lo obligue a inclinar su tronco, mientras sus piernas estaban erguidas, y su culo expuesto a mi pene, sin ninguna contemplación, preparación o lubricación, coloque mi pene en la entrada del agujero de su ano, el era un obrero así que estaba acostumbrado a lo rudo y a lo fuerte, de un tirón, metí mi verga en su ano, escuche en seguido como soltaba el aire por la boca, le dije: quédate quieto!, mi vientre toco sus nalgas, tome sus hombros con mi mano para pegarlo más a mí, para anclarlo a mí, deje unos segundos a que se acostumbrara, y empecé a moverlo con mis manos a guiarlo para que se retirara y volviera mientras yo seguía moviendo mi vientre de forma sincronizada

El placer era sensacional sentir su culo, por dentro gemíamos ambos, yo le decía te gusta? Obrerito?, te gusta que tu jefe te someta? Y el se reía, y me decía si, besa mi espalda, acaba dentro de mí, lléname de leche quiero sentirla caliente, quiero sentir como se desliza por mi culo, con mis manos tocaba su pecho y sus tetillas, duros como roca, aterciopelado por su fino vello, sensacional, sentí que lo estaba empezando a querer más de lo que pensaba, mientras volaba de placer sentí una gran explosión que subía por mis piernas, el orgasmo de acabar estaba llegando, y en ese momento explote, llenándolo de semen por dentro.. Gemí de placer, y el reía y me decía: que rico, que sensación sentir tu leche recorrer mi cuerpo por dentro.

Lo aparte de mi vientre, me senté sobre la banca y el enseguida me beso, mientras seguía masturbándome…así que yo también comencé a masturbarlo y a pocos minutos, mientras nos besábamos y el mordía mis labios escuche su gemido orgásmico, y los chorros de semen bañaron mi pecho.

Se sentó a un lado mío, quedamos en silencio mirando la pared por unos segundos, lo único que pasaba por mi mente es que no entrara nadie al vestidor, bueno ya todos los del turno se habían ido, pero me preocupaba que llegaran los del nuevo turno, el temerosamente puso su mano sobre la mía y la agarro fuertemente, me miro y con sus brillantes ojos me dijo:

  • Ven vamos a las duchas a limpiarnos rápido, me levante y fui con él a la ducha, estuvimos un rato debajo del agua tan solo abrazados.

Después de ese día nuestros sentimientos estaban descubiertos, Mauricio y yo empezábamos una relación en la cual el nivel de confianza que habíamos alcanzado estaba por encima de todo, nuestros encuentros en el vestidor eran mas seguidos y nuestros sentimientos se afianzaban cada día mas, propuse a Mauricio que se mudara a mi departamento el acepto y en ese momento comenzó una relación formal entre los dos que solo existía al cerrar la puerta de nuestro departamento. Ante el resto del mundo éramos excelentes amigos que trabajaban juntos, y en la planta éramos vistos casi como hermanos.

Siempre estábamos en una constante competencia, para ver quien sorprendía a quien, quien era mas detallista que quien, quien quería mas a quien y esto hacia que nuestra relación cada día creciera mas, en mi trabajo me esforzaba por sobresalir y lo lograba a tal fin que en un par de semanas seré promovido a superintendente de calidad, sin embargo el desempeño de Mauricio en la planta había caído, al punto que mis superiores querían depurar el área y temí por Mauricio porque sabia que el estaría dentro del grupo de los desafortunados y lo peor es que seria yo el encargado de darle la noticia.

En la noche cuando llegamos a casa, preferí ir al balcón y tomar aire, el se acerco y me dijo:

  • Oye, has estado en silencio durante todo el día que pasa?

Lo abrace por detrás y tome sus manos, le dije que la empresa estaba tomando medidas de contingencia de reducción de personal por caídas en la producción y que íbamos a prescindir de los servicios de muchos empleados y que tal vez el seria uno de ellos. El silencio nos invadió pero seguido a la breve pausa Mauricio me empujo de su lado, tomo una actitud que nunca antes había visto, con su dedo me señalo gritándome, esa puta empresa no me echara tan fácilmente, le pedí que se calmara que se sentara que habláramos, que yo lo apoyaría, pero su actitud me confundió una vez mas al volverse agresivo y descontrolado, me tomo con fuerza de los hombros y gritándome me exigió que yo como jefe no podía permitirlo, me empujo contra el sofá, le grite que se calmara, caminaba de un lado a otro, le dije que lo sentía que no podía hacer nada que eso no dependía de mi, eran decisiones de alta gerencia, sus ojos se llenaron de violencia y regreso esta vez con mas fuerza al sofá se monto encima de mi y me golpeo en la cabeza, lo empuje a la mesa de centro y le dije que yo mismo lo echaría de la empresa, me encerré en la habitación, el comenzó a golpearla estaba descontrolado y gritaba:

  • Si no sales a arreglar esto conmigo, mañana no saldré solo de la maldita empresa, también te echaran conmigo imbécil, contare todo acerca de nuestra relación, y lo que has construido se caerá en tan solo unos minutos, tu reputación y el respeto que te has ganado de los empleados, la confianza de los jefes, es mas tu ascenso será afectado, te tocara renunciar.

En ese momento me di cuenta que Mauricio seria capaz de mucho y de todo, así que mis neuronas comenzaron a trabajar en silencio mientras el destrozaba el departamento quebrando y tirando todo lo que conseguía a su paso. En la mañana al despertar y salir de la habitación parecía que un ciclón hubiese pasado por nuestro departamento, el salió de la otra habitación me miro y me dijo:

  • Soluciona mi problema, hablo en serio Ismael, te advierto que tu vida me pertenece.

Le conteste:

  • Nos vemos a las 5pm en el último nivel de la torre de los tanques del área 42, hablare con la gerencia temprano y tendrás respuesta a esa hora.

Salí a mi trabajo sin el, en la mañana fui a la sala de control como de costumbre e hice los ajustes necesarios en los programas de las grúas para transportar herramientas de mantenimiento de los equipos de tanque a tanque, son grúas suspendidas en carriles móviles en los techos de las plataformas, en las torre del área 42 existen cuatro niveles que alcanzan en totalidad 40 metros de altura y en cada lado de la torre se encuentran los cuatro tanques sedimentadores del proceso.

A las 4 y 45pm estaba en el ultimo nivel de las torres esperando a Mauricio, la mayoría de los obreros terminaba su jornada laboral así que ya todos estaban en los vestidores, al llegar Mauricio lo mire y le dije:

  • Ya arregle todo
  • Lo sabia, mi cielo quiero que me perdones por mi actitud anoche, pero es que a veces las cosas se me salen de control, entiéndeme y apóyame, yo se que anoche todo lo que hice estuvo mal, pero era la única forma de hacerme sentir contigo.
  • Jajajaja, vaya que te hiciste sentir jajaja excelente Mauricio

Me dirigí a un costado de la torre obligándolo a seguirme, el se coloco en la zona de descarga de herramienta muy cerca de la baranda de protección, el viento a esa altura se sentía mucho mas fuerte y frio, Mauricio continuo diciéndome que estaba arrepentido de golpearme y que no lo volvería hacer, que tomáramos esta crisis como una nueva oportunidad para reinventar nuestra relación, ante su exposición respondí:

  • Mauricio logre que te quedaras en la empresa, pero en mi vida no, te aseguro que acá estarás muchos años y la gente no te olvidara.
  • Pero Isma, podemos empezar de nuevo sabes que nos amamos.
  • No Mauricio es una decisión.

Mire detrás de Mauricio y las grúas que transportan herramientas de un tanque a otro empezaban a moverse justo a la hora que las había programado, el ruido de las maquinas hacían que Mauricio estuviese inadvertido, fue sencillo mantenerlo en esa posición mientras le hablaba. Poco a poco veía como se acercaban a el, sentí por un momento la necesidad de apartarlo del camino de estas, pero mi decisión era irrevocable, Mauricio me veía con sus hermosos ojos verdes, no logre contenerme y estalle en llanto, en el momento que el se acercaba a abrazarme justo antes de dar el primer paso, el gancho de una de las grúas lo golpeo haciéndole perder el equilibrio, chocando contra la baranda y cayendo al vacio, tan solo escuche dos golpes secos a las tuberías de los niveles inferiores.

Baje por las escaleras de emergencia, en pocos minutos la torre estaría llena de obreros, inspectores de seguridad y personal subiendo por el ascensor, me dirigí a mi oficina y al vestuario para los gerentes, tome una ducha y llore internamente al darme cuenta que no solo había terminado con la vida de la persona que era mi complemento, sino con la mía misma, mis ojos perdieron su brillo y se volvieron opacos, sentí que en ese instante también nacía una nueva persona, capaz de llegar a los extremos cuando su vulnerabilidad era atacada, una nueva persona que afloraba su locura por el mismo, su ambición, mezquindad y egoísmo, ya poco me importaba la vida de los demás y entendí que después de hacer lo que hice no me sería difícil hacerlo de nuevo si alguien quisiera tomar provecho o partido de mi, ya mi alma estaba condenada a vivir en las sombras alimentándose de la vida de los demás vagando en el frio desierto de la oscuridad.