El silencio de los monteros (3)

En casa del matrimonio de Paula y Carlos....

Paula se despertó con resaca, un enorme dolor de cabeza se apoderó de ella nada más abrir los ojos. Por unos segundos, sintió un gran alivio, pensó que todo lo ocurrido de víspera era un mal sueño. Pero enseguida, la realidad le golpeó de lleno: todo lo que recordaba, ¡había realmente sucedido!

Enseguida pensó en su marido. Cerró los ojos, como avergonzada, pero pronto cambió de idea. Se giró con la intención de despertarle y decirle que tenían que hablar. Pero él no estaba, estaba sola en la cama. Y sin quererlo, recordó cómo Luis Montero le había manoseado allí, casi delante de todos, en mitad de aquella pista de baile, y volvió a excitarse. Enfadada consigo misma, quiso levantarse, olvidarse de aquel episodio, pero no pudo ni incorporar la cabeza. Se agarró la frente como tratando de tener aquel malestar.

CARLOS: “Yo que tú, me quedaría toda la mañana en la cama. Quisiste hacerte la chulita fumando aquel porro, y bebiendo de más, y claro, esas cosas, luego pasan factura”

PAULA: “Cállate, anda, tenemos que hablar tu y yo. Y mucho me temo que será una conversación seria”

CARLOS: “Vale, pero primero te vas a tomar este desayuno que te he preparado. Y en cuanto a lo de hablar, creo que quien va a hablar soy yo. Tu vete desayunando, que ya sé sobre qué quieres que hablemos…”. Paula se asustó, no entendía a qué se refería su marido, no esperaba nada bueno de aquella conversación, concretamente, de aquel monólogo que iba a iniciar su marido.

CARLOS: “En primer lugar, quiero disculparme. No, no es por lo que estás pensando, aunque tangencialmente lo es. Vamos, lo que se dice “un sí es, no es” o “no es, pero sí es” eso que estás pensando.

PAULA: “Mira Carlitos, reconozco esa cara de atontao que pones cuando estás disfrutando de algo. Así que déjate de tangentes, coge la autopista, y vete directo al asunto, o vas a tener que pagar un peaje, que será recibir esta bandeja en plena cara.”

Paula conocía muy bien a su marido ( o eso creía) e intuía que nada grave le iba a contar éste en relación a Rocío, la dichosa sobrina. Así que no podía disimular una sonrisa de alivio.

CARLOS: “Vale, vale, entendido. Supongo que quieres que hablemos de Rocío.”  Paula asintió con la cabeza mientras se bebía el zumo de naranja.

CARLOS: “Decía que tenía que pedirte disculpas, porque últimamente, he estado muy liado, y por qué no decirlo, preocupado con lo que sucede en el colegio. Ya sabes que soy de guardarme los problemas para mí mismo, y ayer uno de esos problemas nos ha estallado, a los dos, en plena cara, pillándome a mí también por sorpresa. Y me explico. Yo a Rocío, la conozco, la conozco porque es profesora también de Historia en este colegio.  Y mucho me temo que aspira también a ocupar el futuro puesto de director. O eso, o lo que es peor, alguien ya le ha prometido ese puesto a ella. Lo que no sabía es que fuera la sobrina del Señor Montero.

Paula miraba a su marido con cara de asombro.

CARLOS: “No digas nada, déjame seguir, y termínate el té, que tiene componentes que ayudaran a eliminar las toxinas del cannabis en tu cuerpo. Se trata de los componentes siguientes….

PAULA: “Carlitos, no vayas por ese camino, que la bandeja la sigo teniendo yo, acelera que ibas bien por la autopista”

CARLOS: “Así que el primer día, me encontré con ese panorama en el colegio. Y he optado por hacerme amigo de ella, ver sus debilidades, con el fin de tratar de disuadirla de aceptar el cargo de director, y sobre todo, tratar de que confíe en mí lo suficiente como para que me ayude a comprender lo que está ocurriendo. Porque tengo la sensación de que alguien está moviendo los hilos, y ya sabes que yo de marioneta, tengo poco.”

PAULA: “Muy bien, ahora sólo tengo una pregunta en relación a este tema, y te pido que seas sincero. Mientras estabas con ella abajo, me pareció ver que te acariciaba la mano al darte los dardos. ¿Eso sucedió así o no?”

CARLOS: “No sé lo que viste porque no sé en qué momento llegaste. Pero ese juego lo empecé yo, al pincharla con el dardo en el momento de entregárselos. Pero le pinchaba a ella, y a los otros guiris también que jugaban con nosotros. Era para distraerlos justo antes de tirar. Y cada uno fue haciendo una cosa diferente a quien entregaba los dardos. Desde arañazos hasta, si tú lo dices, una caricia, que francamente, no la recuerdo.”

PAULA: “Así que mi marido, ha decidido tontear en algún momento con una niñata medio hippie, y yo debo estar tan feliz. ¿Te parecería bonito que yo hiciera lo mismo con su tío?”

CARLOS: “Porqué no, Paula. Si te soy sincero, creo que los hilos los están moviendo Luis Montero y tu padre, así que a mí no me importa si tonteas un poco con ese hombre para ver si le sacas información. “

PAULA: “No, por favor, no empieces otra vez con lo de mi padre.”

CARLOS: “Te estoy contando mis sospechas, que no certezas. Tengo entendido que ellos quieren asociarse, y es mucha casualidad que yo acabe aquí, en un colegio de Marbella, justo donde vive quien se va a asociar con tu padre. Y no sabemos ni qué clase de negocio ni nada de nada de lo que quieren realizar juntos.”

Paula se dio por satisfecha, no podía darle la razón a su marido, pero es cierto que todo lo que le había dicho tenía sentido (aunque en algún momento frunció el ceño). Así que, habiendo terminado el desayuno, optó por dejar la bandeja en el suelo desde la cama, de manera que expuso su culo a su marido al hacerlo.

PAULA: “Me estás mirando el culo o me lo parece? Dijo coqueta y siguió hablando: “Tengo una pregunta que hacerte, y es en relación a un tema del que nunca hemos hablado, o por lo menos, no lo hemos hablado en profundidad. La pregunta es la siguiente: “¿Te gustaría que fuera más puta en la cama?”

CARLOS: “Pero qué preguntas me haces…”

PAULA: “Te lo pregunto en serio, además ayer Brigitte me dijo que su marido y ella me llaman la tabla, porque suponen que debo ser así en la cama. Y últimamente no es que hagamos mucho el amor precisamente”. Diciendo eso, se acercó despacio a su marido y le dio dos besos en la mejilla, uno de ellos cerca de la comisura de sus labios……Paula sacó la lengua, se relamió como una gata y lamió los labios de Carlos para después morrearse con pasión. Jugaban con sus lenguas, como si fuera la primera que se besaban, o más bien, como si cada uno de ellos estuviera pensando en otra persona al hacerlo. Paula paró, miró a su marido, se quitó el camisón dejando ver esas perfectas curvas y tumbándose en la cama le dijo:

PAULA: “Fólleme Señor Carlos”

CARLOS: “Paula, tú nunca dices follar, dices hacer el amor”

Y abriéndose de piernas, le contestó a su marido: “Fólleme usted, sí, usted, Señor… Carlos”

Carlos no tardó ni un segundo en ponerse encima de Paula y volvieron a morrearse como locos. Carlos pasaba su lengua por el cuello y el oído de su mujer mientras acariciaba sus tetas…

PAULA: “Carlos, más fuerte, sí, sí, apriétame más fuerte las tetas, disfruta de ellas” Y se dio a la labor encomendada con inusitado interés. Así que cuando se mujer, le volvió a pedir que se la follara, no tardó nada en desprenderse de su bóxer y penetrarla con cierta violencia.

Carlos, notó la humedad de su mujer, no pudo reprimirse y le dijo: “No recuerdo nunca que estuvieras tan caliente”.

PAULA; “Sigue, sigue, Carlos, fóllame más fuerte.” Pero Paula, se dio cuenta que necesitaba algo más y le dijo: “Espera, descansa, déjame a mí…”

Empujó a su marido hacia un costado y se puso encima de él. Agarrando su polla, se la introdujo lentamente en su encharcado coño, y comenzó a cabalgar a su marido, cual amazona experta. Paula volvía a cerrar los ojos, transportada a su mundo, cuando cogiendo las manos de su marido le dijo: “Vuelve a cogerlas, son tuyas, Sóbamelas, más fuerte. Y comenzó a pellizcarse ella misma un pezón, disfrutando como hacía mucho tiempo que no lo hacía.

PAULA: “Pellízcame tú, Carlos, bien fuerte”

Pero Carlos no sabía dar a su mujer lo que ella necesitaba en ese momento. Así que Paula le dijo:

PAULA: “Te gusta que me comporte como una perra? ¡¡¡Voy a ser tu perra, Señor Carlos!!! Y dejó escapar un grito que debió oírse en media urbanización. Carlos no tardó mucho en correrse también.

Paula quedó exhausta tras ese orgasmo, y apoyada sobre el pecho de su marido, le dijo:

PAULA: “Te ha gustado Carlitos?”

CARLOS: “El clima de Marbella te sienta genial” Y ambos rieron….

Ella se sentía feliz, sabía (o eso pensaba) que podría controlar sus impulsos sexuales y únicamente fantasear con algunas situaciones. Y eso mejoraría su relación sexual con su marido, por lo que su matrimonio sería aún más fuerte. Además, habían superado un tabú del que hasta ahora nunca habían querido u osado hablar.

Casi al mismo tiempo que Paula y Carlos disfrutaban en la cama, en la misma urbanización y en el domicilio de Dimitri, Luis Montero se levantaba, desnudo, y se dirigió hacía el comedor, donde desayunaba el ruso.

Dimitri: “Te importa taparrrr Luis, sabes que a mi no gusta ver polla”

Luis: “No sé, no sé, a veces me miras la polla como mirabas ayer a la Sra. Paula. Y por cierto no me canso de follar con Irina, cada día está más caliente la muy zorra”

Dimitri: “No hagas bromas con Sra. Fernández, debiste dejar a mi ayer follarrr con ella”

Luis: “Ayer no hubieras conseguido nada. Es más, seguramente lo hubieras estropeado todo. Confía en mí, con la anterior vecina me hiciste caso y bien que acabamos todos disfrutando de ella”

Y ambos rieron como dos sádicos.

Dimitri: “Y cuál es tu plan con ella, tu contarrrrme”.

LUIS: “Pues mi plan no es sólo con ella, es lo que lo que, en España, se llama 3 en 1.” Dimitri no entendió la expresión ni su significado, pero siguió escuchando atentamente al constructor.

LUIS: “Como ya te comenté en su día, se acerca el momento de que el fondo, con sede en Bahamas, que creamos en su día, comience sus inversiones en España. Y de una manera legal, transparente, haga su aparición y nosotros sigamos viviendo como marqueses.

Luis vio que Dimitri no entendía la expresión, fue a indicarle que era “como vivir a cuerpo de rey”, y siendo su origen de las élites del partido comunista ruso, terminó por decirle: “Que vas a terminar siendo mucho más rico que ahora”. Dimitri, sonrió satisfecho, pero enseguida preguntó:

DIMITRI: “Y como lo haremos?”

LUIS: “El asunto es relativamente sencillo, y muy básico. Ya conoces el megaproyecto urbanístico que tenemos diseñado para construir cerca de la zona del río, en parte de las marismas, pues pronto todo aquello será urbanizable. Eso ya lo sabes. Entre tus concejales puteros que controlas, el ecologista al que he comprado el ático, el asunto pronto verá la luz. Pero como no podemos financiarlo todo de manera legal, crearé una empresa a medias con la familia de la Sra. Fernández. Sí, la familia de tu vecina, Paula. Llegado el momento, y una vez iniciadas las obras, éstas se paralizarán por orden de concejalía de urbanismo. Y aquí intervendrá nuestro fondo de las Bahamas, para comprar a precio de saldo la nueva empresa. Una vez comprada, las obras se reiniciarán de inmediato y seremos los más ricos de la costa del sol. O casi!”

Dimitri; “Y como haremos para follar con Paula?”

LUIS: “No te entiendo, Pareces más interesado en follártela que en el dinero que vas a ganar”

DIMITRI: “Y lo estoy. Paula es la mujer con más clase que he conocido, y seguramente la más guapa. Y desde ayer, no dejo de pensar en follar con ella.”

LUIS: “No te preocupes, ya encontraremos la manera de chantajearla y será tuya, toda tuya”.

Luis, ni por un momento se planteaba que Dimitri pudiera follarse a Paula. La quería para él sólo. Paula era caza mayor y sería su trofeo. Es más, en sus fantasías más íntimas, no descartaba la idea de casarse con ella. El, que era divorciado, y ella, que podría serlo en el futuro…Sería también su manera de ascender socialmente y de adquirir, creía él, esa clase y ese estilo de los que carecía. Además de que Paula, físicamente, le volvía loco, casi literalmente.

El lunes, cerca del mediodía, el teléfono de Paula recibió un “beep” anunciando un whsp. Era su amiga Brigitte preguntando dónde estaba. Paula le dejó un mensaje de voz diciendo que en casa, tirada y que prefería no salir. Se sentía tan avergonzada por lo que había pasado el sábado que prefería quedarse encerrada en casa. Brigitte, le anunció que en 5 minutos llamaría a su puerta. Y así, sonó el timbre y Brigitte apareció sonriente.

BRIGITTE: “Joder, estás guapa, aunque tengas mala cara, ¡que envidia!”

PAULA: “Anda, pasa y nada de bromas, que no estoy de humor”

BRIGITTE: “Venga, dime qué te pasa, ¿tan mal te sentó la cena? Aunque creo que hubo algo más…”. Paula dudó si contarle la verdad, pero lo hizo. Brigitte era una buena persona, y entendía que podría ser una gran amiga y un gran apoyo para ella. Así que Paula le contó lo sucedido con todo lujo de detalles.

BRIGITTE. “Sobre lo de tu marido con la sobrina, ya hablaremos en otro momento, ahora me preocupas más tú. Estoy convencida que llevas desde el sábado más caliente que el horno de mi casa. De eso no te preocupes, es que mi marido te echó un brebaje que vas a estar caliente el resto de la semana.

PAULA: “Pero estáis locos? A tu marido le voy a denunciar, ¿pero qué clase de gente sois? ¿Y esto cuánto dices que me va a durar?” Paula miró cómo Brigitte se reía y enseguida le entró la risa a ella también… ”Ya, que soy muy ingenua en estos temas, pero no es como para que hagas gracias y te inventes brebajes mágicos, cabrona!”

BRIGITTE: “A ver, que un poco de humor no viene mal, tampoco es tan grave que te haya puesto a mil un gordo nuevo rico, jajajja”

PAULA: “¡Que no te rías de mí, por favor! Llevo desde el sábado tan caliente que me subiría ahora mismo en un autobús a dejarme sobar por quien sea”

BRIGITTE: “Bueno, dúchate y vamos a coger el autobús”. Paula fue a protestar y de nuevo rieron juntas.

PAULA: “Si fuera malhablada, te diría que eres graciosa de cojones, ajjajaj”

BRIGITTE: “Ahora en serio, tal y como dice mi marido, y esto es verdad, eres una tabla malfollada. Y ha surgido el primer tío que te ha hecho sentirte como un objeto, y estás como una moto.”

PAULA: “Tu marido es un listillo. Guapillo, pero un listillo al fin y al cabo. Eso, lo primero. Es cierto que he vivido siempre muy protegida por mi padre, por mi marido, del que soy su pareja desde muy joven. Segundo, no sé qué me puso más a mil, que me sobara cerca de mi marido, que me pellizcara tan fuerte hasta hacerme daño o que insinuara que era una perra. Si se le ocurre un día llamarme puta o zorra, no sé cómo voy a reaccionar”

BRIGITTE: “¿Cuantas veces te has imaginado, desde el sábado, esa misma escena, con Luis llamándote puta?

PAULA se puso colorada, y reconoció que unas cuantas.

BRIGITTE: “Pues tienes dos soluciones. Hablar de tus nuevas necesidades con tu marido, a ver si éste te llena, aunque me temo que no lo hará, le interesan más otras cosas…o buscarte amantes degenerados que te den lo que necesitas.

PAULA: “No voy a tener ningún amante. Afirmó rotunda. Y añadió: “ A ti tampoco te cae bien mi marido no?

BRIGITTE: “Ya te he dicho que, de ese tema, ya hablaremos en otro momento, cuando resuelvas tu calentón. Y, por cierto, y ya que me has contado confidencias, te diré que yo he tenido también cierto tonteo en la urbanización. Es Mario Goicoechea, el chaval ese de unos 20 años que quiere ser cocinero, el hijo de los industriales vascos que estuvieron en la fiesta. ¡No sabes cómo calienta la comida!

PAULA: “Pero ¡qué puta eres!”

BRIGITTE: “Qué pensabas, que serías la única puta de la urbanización? “Y ambas rieron, aunque a Paula no le hizo demasiada gracia la ocurrencia de su amiga.

Al final, salieron de compras, para que se le pasara el disgusto a la madrileña. Esa misma noche, Paula recibió la llamada de su padre:

JOSE MANUEL CARVAJAL (Padre de Paula): “Paula, mañana llegaré a Marbella, tengo que plantearte un asunto a ti, que no sé si te encajará…” Y se hizo un silencio de unos segundos. Su padre, riéndose añadió: “¿Ya estás frunciendo el ceño? ¿ Y ya sabes lo que te voy a plantear no?

PAULA: “Para qué vas a preguntarme nada si ya sabes las respuestas”, dijo feliz la madrileña

PADRE de Paula (riéndose orgulloso): “En cualquier caso, mañana estoy allí, y no voy a dormir a tu casa, que es de la empresa, por cierto. He hecho que me reserven en un hotel precioso a las afueras hasta el próximo domingo. Ya te avisaré para vernos.” Y ambos se despedieron satisfechos.

El padre de Paula, Sr. José Manuel Carvajal, ya estaba en casa de su hija, para el mediodía del martes. Tras los besos de rigor y un fuerte abrazo, salieron a comer donde quedó claro que Paula, asumiría la dirección de la empresa progresivamente. Y su padre, sabía que la manera de gestionar el asunto de la empresa conjunta con el Sr. Montero, iba a ser la prueba de fuego para Paula. No obstante, también sabía que, en el caso de fracasar aquí, el daño tampoco sería muy grande para la empresa. Pero tenía muy claro que su hija saldría airosa de esta inversión. Ella estaba preparada, con una formación universitaria y dos masters en las mejores universidades europeas. Pero, sobre todo, su padre sabía que su hija era muy inteligente. Su única pega, y de eso se responsabilizaba él mismo, es que quizás la había sobreprotegido durante mucho tiempo, y podría pagar su inexperiencia en los momentos iniciales. Habían comido al lado del apartamento, en el paseo marítimo, así que cuando volvían andando hacia casa, su padre le dijo:

Sr. Carvajal: “Y por cierto, Paula, no te enfades. Me he permitido invitar a cenar esta noche, en tu casa, a Luis Montero. Quiero anunciarle que serás la persona que lidere este proyecto por nuestra parte, y yo me mantendré al margen. Así que deberás llegar a un acuerdo con él y explicarle lo que me has explicado antes, sobre tus intenciones ante este proyecto.

A Paula no le hizo ni pizca de gracia que ese día, volvería a ver al hombre que le sobó las tetas, aquel degenerado que sólo pensaba en follar y en particular, follársela a ella. Pero tragó saliva, entendió que eran gajes del oficio, y dio su conformidad para cenar esa misma noche. Como no tenían todavía personal de servicio fijo en casa, Paula encargo la cena a una empresa especializada y así no habría más que servirla para 4 personas.

A la hora prevista, Luis Montero se presentaba en casa de los Fernández, dispuesto a pasar una muy agradable velada. Para entonces, Paula ya había anunciado a su marido que poco a poco iría asumiendo las riendas de la empresa y que su principal tarea en este momento sería la construcción del megaproyecto urbanístico diseñado por Don Luis. Carlos fue muy discreto al recibir la noticia, felicitó a su mujer. El sabía quedarse en un segundo plano cuando la ocasión lo requería, y además, ya tendrían días de intimidad para charlar de su proyecto de vida en común.

Paula, que vestía una camiseta negra muy ceñida, con los hombros al aire, falda corta con cuadritos blancos y negros y unas elegantes sandalias, estaba, como siempre, impresionante. Y como siempre, Luis quedó impactado de nuevo al verla tan atractiva, tan deseable y con tanta clase. Paula por su parte, no podía disimular su nerviosismo previo, que se acentúo cuando Luis le dio los 2 besos de rigor, rozando casi sus labios y acariciando la cintura de la madrileña, al hacerlo.

La casa era muy grande, predominaba el mármol y desde la entrada, se podía ver un salón inmenso con un ventanal que daba a una plaza, y a su derecha, el mar. Las vistas eran espectaculares. ranscurrida ya casi la cena, y dadas las explicaciones oportunas en relación a la futura dirección de la empresa, el ambiente era cordial. Paula que tenía en frente a Luis Montero, se sentía hasta extrañada, porque el constructor marbellí apenas la miraba con deseo. Pero cuando se anunció que ella sería la responsable y su interlocutora, Luis no cabía en sí de gozo: iba a trabajar conjuntamente con ella, y todo parecía salir según lo previsto.

Paula se vio entonces sobresaltada, cuando sintió que el pie de Luis le acariciaba el suyo. El degenerado se había quitado su zapato, y le empezaba a acariciar el pie y parte su tobillo. Paula se sobresaltó, se disculpó y fue a la cocina alegando un motivo baladí.

Pero a la vuelta, más de lo mismo. Así que Paula se sobrepuso y sentenció:

“Bueno, Luis, mi primera decisión es que no vamos a formar ninguna empresa conjunta con la tuya. A Luis, se le quitaron las ganas de seguir acariciando a Paula. No entendía nada.

PAULA: “Esto no significa que no vayamos a apoyar el proyecto ni nada parecido. Pero la colaboración se hará de otra manera. En tus estudios de viabilidad, el beneficio estimado, y creo que está calculado muy por lo bajo, es de unos 50 millones de euros. Nosotros te proporcionaremos la ayuda para financiar este megaproyecto, todo el beneficio será para ti, pero a cambio, recibiremos 20 millones de euros de tu patrimonio personal, que irás poniendo a nombre de nuestras empresas o de nosotros mismos.

Luis fue a hablar, pero Paula, le interrumpió y le dijo:

PAULA: “Creo que es un trato justo. Tu empresa ganará de forma legal más de 50 millones como mínimo, y a cambio, te habrás quitado de encima unos activos no declarados con los que no puedes operar, sin el riesgo de que hacienda caiga sobre ti.”

LUIS: “Sí, pero el riesgo lo asumiré yo en su totalidad.”

PAULA:  “En parte será así, aunque no del todo. Por eso tu margen será mucho mayor. Pero sin nosotros, en la vida podrías lanzarte en una operación de tal envergadura.”

Luis sabía que era un trato más que favorable para él, pero eso le impedía estafarles tal y como lo tenía previsto. Por un lado, empezaba a admirar la inteligencia de esa mujer, pero por otro, le entraron todavía más ganas de poseerla, mejor dicho, de follársela.

Luis Montero: “Tengo que pensarlo, y supongo que te pediré algún tipo de contraprestación adicional”. Dicho lo cual, el gordo constructor, utilizó esta vez sus dos pies, para abrir las piernas de Paula, que estaban cruzadas, de manera que la madrileña se encontró con las piernas entreabiertas, y los pies de Luis en medio. No tardo en empezar a subir su pie hasta la rodilla de nuestra chica.

PAULA: “ No pidas demasiado o te encontrarás con mi negativa” dijo Paula que ya estaba empezando a sentirse muy excitada. Le estaban acariciando el muslo delante de su padre y su marido!

LUIS: “No te preocupes, serán cosas con las que ambas partes quedarán satisfechas”

Al oír esas palabras, Paula abrió aún más sus piernas para facilitar que el pie de Luis pudiera acceder aún más arriba. Desde luego, Luis sabía cómo excitar a nuestra chica.

Su padre, que notó cierta tensión entre ambos, pero no se podía imaginar qué tipo de tensión se trataba, zanjó el asunto:

PADRE DE PAULA: “Bueno, creo que las posturas han quedado claras, ya las discutiréis en otro momento. Ahora, Paula, si no te importa traernos el postre que ha comprado Luis, que está en el frigo.”

LUIS: “Te acompaño Paula, que hay que flambearlo y me gusta hacerlo a mí”

Así que Paula, visiblemente alterada, se dirigió a la cocina, seguida muy de cerca por su hiena, quien ya sentía la debilidad de la presa. Al ir a abrir el frigo, se encontró con la mano de Luis impidiéndoselo. Paula se giró y se encontró con un brazo del constructor a cada lado, como tratando de demostrarle que estaba atrapada. Enseguida pudo advertir la sonrisa y la mirada sucia del constructor recorriendo su cuerpo. Paula empezó a respirar agitadamente.

LUIS: “Así que eres dura en las negociaciones de empresa….espero que a cambio, lo que me vayas a ofrecer merezca la pena”.

Y al terminar de decirlo, se lanzó sobre la boca de Paula tratando de introducir su lengua. Ésta la mantenía cerrada y trataba de quitarse al gordo de encima. Sin embargo, notó como, una vez más, su teta era apresada con fuerza y empezaba un sobeteo grotesco, hasta cruel, pero que derretía las defensas de la madrileña. Luis notó primero como Paula cesó de forcejear, para después abrir su boca y permitir que la lengua de Luis la profanara. Durante unos segundos, se estuvieron morreando como locos. Pero cuando sintió la mano de Luis abrirse paso entre sus muslos y empezar a frotar su coño con fuerza, la madrileña le empujó, y dijo:

PAULA: “Ya basta!”

LUIS: “Está bien, ya paro. Eso sí, agradéceme que esta noche animaré tu polvo con tu maridito, porqué sé que estarás pensando en mí cuando lo hagas hoy con él. Y por cierto, flambea tú la tarta, así tendrás un poco más de tiempo y quizás no se te marquen tanto los pezones cuando vuelvas a la mesa”.

Al decirlo, le dio un fuerte cachete en el culo, y sonriente y satisfecho, Luis de dirigió de nuevo hacia el salón.

Paula agachó la cabeza, y pudo comprobar cómo éstos parecían querer atravesar la tela de su sujetador. No entendía cómo aquel hombre, tan grosero, podía excitarla tanto.

El resto de la cena no duró mucho más tiempo. Paula estaba como ausente. Luis, tras intercambiar su tarjeta de empresa con Paula, con lo que ya tenía acceso a su teléfono móvil, apenas le dirigió la palabra, centrándose más en su padre y marido. Hasta que media hora más tarde, Luis se despedía de esa familia, para irse casi rápidamente a su casa.

Lo primero que hizo fue llamar a Dimitri a quien le explicó que su plan inicial de estafar a sus vecinos iba a fracasar debido a las nuevas propuestas de la madrileña. Para su sorpresa, a Dimitri no le importó demasiado, le aseguro que él ya tenía dinero suficiente, pero lo que realmente le importaba, era follarse a Paula.

Aquella noche, el padre de Paula dormía feliz y orgulloso al comprobar los planteamientos y la actitud de su hija.

Paula, por su parte, terminó agotada tras una relación sexual marital, donde en demasiadas ocasiones, no había estado pensando en su marido precisamente….