El sexo me llegó en el servicio militar (2)

Tropezar dos veces con la misma piedra, a veces no es tan malo...

Muchas vueltas le estuve dando a lo que me había ocurrido. A veces me sentía muy sucio pensando en ello. Estaba totalmente confundido. Y la situación en la que estaba no me ayudaba demasiado.

Tanto yo como mi compañero teníamos poco dinero, con lo cual nos teníamos que quedar todo el tiempo en el cuartel sin poder salir. Y por si fuera poco el cuartel era bastante pequeño y era imposible no estar coincidiendo a todas horas, por mucho que ambos nos trataramos de evitar.

Habían pasado ya algunas semanas despues de aquello y yo ya no podía mas. Necesitaba hablar con el, saber que pensaba al respecto, al fin y al cabo no había nadie mas con el que hablar del tema, no podía ir a cualquiera y decirle: "Mira, el otro día José me dió por culo y ahora no sé si soy gay o no"

Finalmente tomé la determinación de poner fin a esta situación absurda y hablar con el. Así que un fin de semana, en el que estabamos cuatro gatos en el cuartel le abordé cuando vi que estaba solo y le dije:

"Mira, no podemos seguir así, me gustaría hablar de lo que pasó contigo"

Con la cabeza agachada y en un tono muy bajito me dijo "Bueno, si quieres?..."

Añadí "¿Vamos a un sitio tranquilo y lo hablamos?"

No dijo nada en unos segundos, por lo visto la situación le resultaba tan molesta a el como a mi, quizá me dijo la verdad y el tampoco había echo algo así antes.

Al final levantó un poco la cabeza, pero sin mirarme me dijo "Vamos a la lavandería"

Sin duda no podía haber encontrado un sitio mas tranquilo, el se encargaba entre otros servicios de la lavandería y tenía la llave. Allí nadie nos molestaría. Asentí con la cabeza y nos fuimos hacía allí, sin mediar palabra entre los dos durante todo el camino.

Llegamos al edificio y subimos a la segunda planta, donde estaba la lavandería, sacó sus llaves y abrió la puerta. Entramos y el volvió a cerrar por dentro. Ahora ya estabamos el y yo solos, nadie nos molestaría.

Aunque llevaba días planeando como empezar la conversación el se me adelantó.

"Perdoname tío, no quería hacerte daño, yo no soy así, había bebido demasiado..."

Tomó aliento, como parecía que quería continuar no quise interrumpirle.

"Soy un cerdo, me he aprovechado de ti, te he violado...."

Al decir eso su tono de voz se desquebrajó, parecía realmente desolado.

Que ironía, yo pensaba que el estaba como yo, debatiendose entre mis tendencias sexuales, y en realidad eran razones morales que sin duda le afectaban tremendamente.

No recuerdo con exactitud las palabras que utilicé para tratar de consolarlo, pero si el argumento que utilicé, y era bien claro: Todo lo que pasó fue con mi consentimiento. No le culparía jamás por lo que pasó, quizá tan solo por la poca delicadeza con que lo hizo, y esto si que era atribuible al alcohol.

Parece que mis palabras le calmaron, y pudo recobrarse. Volvió a añadir:

"Perdoname de todos modos, nunca había hecho algo así"

Pregunté

"¿Es la primera vez que has mantenido relaciones con un hombre?"

La respuesta fue afirmativa. Añadí:

"Yo nunca había tenido relaciones con nadie"

"Yo solo con mi novia", me dijo, "nos conocemos desde niños"

Lo que pregunté a continuación lo solté sin pensar, y cuando me di cuenta de lo que dije me puse rojo como un tomate:

"¿Y lo volverías a hacer?"

Se me quedó mirando fijamente sin decir nada durante un rato. Hasta que dijo.

"A mi me gustan las tías... "

Bajé la cabeza avergonzado, hasta que el añadió, esta vez recuperando su tipica forma de hablar:

"... aunque, estamos hablando de ello y me he puesto borrico"

Y se llevó la mano a su paquete. A mi no me había pasado lo mismo.

El ya no estaba compungido, todo lo contrario, frotandose el paquete me dijo

"¿Nos hacemos unas pajas?"

No dije nada, pues no sabía que decir. El vió mi indecisión y para forcar un poco mas la situación me dijo: "Empezaremos como el otro día", entonces se acercó y me empezó a desabrochar los botones de la camisa. Yo cada vez lo tenía mas claro, aunque mi moral rechazaba lo que estaba pasando, me cerebro me decía que lo deseaba.

Me dejé llevar y tras la camisa poco a poco fue el resto de la ropa hasta que quedé en slip. Volvimos a la situación anterior. Y tampoco esta vez se lo pensó, los bajó de golpe pero en esta ocasión yo no estaba empalmado, no se si era miedo, nerviosismo o quizás la situación me superaba.

El, sin embargo, parecía estar disfrutando con ello, aunque claramente la ausencia de erección le contrarió.

"Que pasa tío, venga, ¿porque no pasamos un buen rato?"

Entonces empezó a desnudarse el también. Empezó por la camisa, dejando al descubierto su belludo torso, sus anchos brazos y esa barriguita que otras veces me había vuelto loco. Continuó con sus pantalones, mostrando esas peludas piernas cortas pero anchas y un ajustado slip que no podía ocultar su erección.

Sonrió al notar como le miraba, al tiempo que mi pene empezaba a reaccionar. Entonces me pidió que terminara yo de desnudarle. Yo mientras tanto seguía paralizado.

"Venga hombre, yo ya te he desnudado dos veces, solo te pido que me quites los gallumbos"

Entonces mi pene culminó su erección y un calor tremendo recorría todo mi cuerpo. El se acercó hacia mi, cogió mis manos y se las colocó en la cintura. Entonces decidí cooperar. Agarré su slip con ambas manos y lo bajé hasta sus tobillos. Entonces quedé en la posición que quería el, yo agachado, con una rodilla en el suelo y su pene corto pero ancho, justo frente a mi cara.

El, desde luego parecía haber olvidado lo que ocurrió la ultima vez, ya que volvió a actuar con su habitual rudeza. Agarró su pene con una mano mientras con la otra sujetó su cabeza para que no la levantase.

"Abre la boca tío, vamos a pasarlo de puta madre"

Apoyó su glande contra mi boca, yo que como humano tropiezo dos veces con la misma piedra, la abrí al tiempo que su pene entraba por completo en mi boca. Entonces me agarró con ambas manos la cabeza al tiempo que literalmente follaba mi boca.

Le dejé hacer un poco, pero la situación me empezó a incomodar y no podía respirar bien. Como pudé me liberé de su miembro. Entonces, ante mi sorpresa, el no intentó introducirlo de nuevo, dejó que me incorporara y cuando lo hice me agarró de nuevo la cabeza pero esta vez para besarme.

Esto si que fue nuevo para mi, metió su lengua en mi boca mientras me abrazaba. Era la primera vez que yo besaba a alguien así. Correspondí a su abrazo.

El besó se alargaba interminablemente y sus manos dejaron sus caricias por mi espalda y las continuaron en mi culo. Yo le imité. Dejó de besarme por un instante para pedirme que nos tumbaramos en el suelo. Así lo hicimos, y allí continuaron los besos y las caricias. Entonces el separó su boca de la mía y recorriendo mi cuerpo con besos fue a parar a en mi pene. Se lo introdujo en la boca y empezó a chuparmela. Nunca había sentido algo así.

Continuó chupandomela al tiempo que uno de sus anchos dedos buscaba mi ano. Empezó poco a poco a introducirmelo. Yo estaba tremendamente excitado. Cuando sin dificultad introducía y sacaba su dedo imitando una penetración, empezó a hacerlo esta vez con dos dedos. Yo ya no pude mas y le advertí de mi inminente eyaculación. El se separó justo a tiempo, pero no pudo evitar que parte de mi semen le salpicara.

Recogió el semen de su cara con su mano y se la limpió con los pelos de mi pecho. Como la vez anterior, entonces me pidió que me diera la vuelta, y como entonces accedí. Esta vez fue mas suave, y su pene entró poco a poco dentro de mi. Una vez completada la penetración empezó a follarme con suavidad, poco a poco avivó el ritmo. Esta vez si estaba disfrutando de ello.

Entonces se corrió, de nuevo dejó caer su cuerpo sobre el mío. Y allí permanecimos un rato, el sobre mi, besandome de cuando en cuando en mi cuello. Finalmente, su pene, perdida la erección salió sin dificultad.

Se levantó y me alludó a incorporarme a mi. Me besó de nuevo y me dijo:

"¿Me perdonarás de nuevo?"

Yo le respondí: "No hay nada que perdonar", le sonreí y nos volvimos a besar.

Esa tarde continuamos largo rato en la lavandería y volvimos a disfrutar del sexo, así como muchas veces mas a lo largo de la mili, incluso después.

Ya no volví a comerme la cabeza acerca de mis tendencias sexuales; es mas, si me lo hubiese pedido hubiese sido su pareja; pero él siempre me lo dejó claro, y un año después de finalizar el servicio militar se casó con su novia de toda la vida. No asistí a su boda aunque estaba invitado, podría haber hecho una locura. Pero siempre le recordaré con mucho cariño como la persona que me descubrió el sexo.