El sexo en toda regla. primera parte.

Introducción del mejor trío HMH que ha podido pasar. “él paró su masaje para acercarse con sus labios a chuparle un pezón... me dirigió una mirada que invitaba totalmente a que probara aquellas tetas irresistibles". Contenido totalmente bisexual.

Esta historia me pasó hace unas semanas en una isla española. Fui a tomar el sol con una amiga a una playa poco concurrida. Mientras ella estaba en el agua llegó una pareja de unos veinte y pocos, como yo. Ella se notaba que tenía las tetas operadas, desde mi punto de vista muy bien puestas, redonditas y con un tamaño perfecto para introducirte en la mano y jugar con ellas. Mas sorprendido me quedé cuando vi que se dispuso a quitarse la parte de arriba de su biquini para quedarse en top less. Lo hizo despacio como si intentara provocarme. A todo esto me habían dirigido pocas miradas, lo que me facilitó para contemplarles. En cuanto a él llevaba puesto una camisa de tirantes que le hacía unos hombros y unos brazos perfectos. Iba rapado por los lados con un tupe cuidadísimo encima. Obviamente se quitó la camiseta y contemplé unos abdominales trabajadísimos que le daban una forma divina a aquel macho. Yo ya estaba temblando solo de contemplarles, ya no sabía en qué postura quedarme porque no había manera de estar controlado ante una situación así. Tan tranquilo estaba yo en la playa y de repente llegó esa pareja como si de un terremoto se tratara. Creo que hasta ese momento nunca había tenido la oportunidad de ver una pareja tan cachonda como aquella. En ese momento no imaginé lo que me darían de hablar.

Estando a unos tres metros de esa pareja de dioses mi amiga regresó del agua. Intenté hacer lo posible para que no viera lo cachondo que estaba contemplando esos dos. Ella se había tumbada boca arriba con sus pezones rosaditos mirando al cielo y él se estaba preparando para ponerle crema. En ese momento no era consciente del espectáculo que iba a presenciar. Él y yo ya nos habíamos echado alguna mirada, aunque no sabía si por su parte iba con intenciones o simplemente para dejarme claro que aquel cuerpazo de mujer era solo suyo. Más tarde sabría que no le importa compartir. Pues bien, se puso a cuatro patas en perpendicular al cuerpo de su novia y a la altura de sus pechos para untarle la cremita. Empezó por un costado de la pelvis y fue subiendo poco a poco hasta tocar la zona baja de las tetas. Volvió a repasar la zona para esparcir bien la crema. Desde mi sitio podía ver que se hablaban y se sonreían pero no llegaba a alcanzar lo que se decían. En una de estas vi como él paró su masaje para acercarse con sus labios a chuparle un pezón. No me lo podía creer, ese espectáculo en medio de la playa para mí. La verdad que alrededor nuestro había poca gente pero ellos demostraban no tener pudor alguno. Con mis gafas de sol puestas podía disimular un poco pero no podía evitar quitarles la mirada. Estaba cachondísimo, con una erección difícil de bajar en aquel momento. En el instante en que dejó de mamarle el pezón y levantó la cabeza me dirigió una mirada que invitaba totalmente a que probara aquellas tetas irresistibles. Mi timidez hizo que no le correspondiera. Una vez dejado ese pezón más tieso que una roca lo embadurnó de crema igual que hizo con el vientre. Por si el espectáculo se estaba quedando corto ahora le masajeaba los senos. Lo hacía solo con una mano porque, recuerdo, el estaba a cuatro patas y con una se apoyaba. Primero una y luego otra, curiosamente a esta parte del cuerpo le dedico más tiempo.

No puedo describir cómo estaba yo, me sentía que iba a estallar en cualquier momento. Y eso que solo me dedicaba a mirar, mi amiga estaba relajada tomando el sol, no iba yo a tocarme en público. Se me pasó por la cabeza hacerme pasar por masajista, pero lo más seguro era que no colaría. Ya os podéis imaginar la situación, prácticamente estaba viendo una película porno en directo. Debo decir que él estaba en esa postura que también ayudó bastante a mi erección. No se le veía ni nada de vello en el cuerpo y tenía un bronceado impecable. Su traje de baño era pequeño, de estos de medio muslo. Se le ajustaba perfectamente, creándole una cintura bien marcada por sus músculos definidos. A la vez le construía un culo con una forma redondita.

Ahora le tocaba el turno a las piernas, para eso tuvo que modificar su postura en la que solo movió el torso dejando las rodillas donde las tenía. Casi, casi, por muy poco estaba creando un pedazo de sesenta y nueve frente a mí. Así como se acercaba a las ingles se le dibujaba una sonrisa en su cara y se miraban fijamente, pasaba el dedo índice y corazón por una y luego hacía lo mismo por otra. Mi sorpresa vino cuando en una de estas los dedos desaparecieron debajo de las braguitas. A lo que ella respondió con una juguetona manotada para quitarle los dedos de ahí dentro acabando riéndose los dos de la situación.

Ahora ya sí que estaba replanteándome dejarles de mirar para irme al agua a refrescarme y ya de paso a pajearme porque aquello que estaba pasando era asombroso, no me lo podía creer. Pero era difícil apartar la mirada, decidí contemplarles para pajearme tranquilo en otro momento mientras pensaba en todo los detalles que me estaba regalando aquella pareja de dioses.

Una vez acabada la tarea de ponerle crema a ella el chico realizó una serie de cosas que me llamaron la atención. Levantó su torso, quedándose de rodillas totalmente recto en forma de ele, y lo mejor, apuntando hacia mi. Volvió a fijarme la mirada, pero yo no desperdicié la ocasión y contemplé ese cuerpazo de arriba abajo, su pectoral con esos pezoncillos para comérselos. Todos lo abdominales marcadísimos con una uve espectacular. Imaginaba que pasaba mi lengua por ahí cien mil veces. Lo sumo fue ver la forma que le hacía el paquete, señor paquete, bajo el bañador. Parecía que iba a salirse por uno de los lados. Estando en esa postura el tío empezó a hacer estiramientos con las manos sobre la cabeza. Me puse las botas mirando esos bíceps. Yo permanecí incrédulo ante la situación. Aunque esta vez le contesté con una ligera sonrisa. Miró a su novia y volvió a mirarme, entramos en una especie de lenguaje de miradas entre personas que no se conocían de nada. Desde mi punto de vista me estaba resaltando lo buena que estaba su novia, como diciéndome que estaba seguro de que me encantaría follármela, y tenía toda la razón.

Estaba a nada de levantarme y pedirle a ver si quería que le pusiera la crema solar por su torso, me hubiese encantado hacerle lo mismo que acababa de hacerle a su chica. Chupándole lo pezones y metiendo los dedos por debajo del bañador. Pero ella se me adelantó. El chico se puso boca arriba, parecía calmado aunque se le notaba levemente la “tienda de campaña”. Ella le hizo lo mismo con la crema aunque no fue tan juguetona como él. Se la pasó empezando por el pectoral, rodeándole los pezones y cubriendo bien los hombros. Ella estaba sentada en el suelo de forma que la veía de perfil. Así como hacía los movimientos propios para untarle la crema se le iban moviendo los pechos de una manera muy sensual. Aquellas tetas operadas estaban durísimas y se meneaban creando un movimiento que ojalá hubiera estado yo allí para meterle lengüetazos. Fue bajando hasta los abdominales, que estaban igual de duros que las tetas de su novia, claramente hubiera hecho lo mismo con ellos, no solo chuparlos sino pasar mi polla por encima hasta correrme. Me despisté un momento con mis fantasías, cuando volví la mirada ella ya estaba con sus piernas. En el momento menos esperado fue subiendo con una mano por una de ellas sin parar hasta que pasó por debajo del bañador llegado a tocar sus huevos. Yo no tenía ningún problema en estar en el otro lado y meterle la mano para encontrarme con la suya encima de la polla del tío. Pero casi se me olvidaba que no solo estaba acompañado por mi amiga (que no había manera de encontrar la forma de quitármela de encima) sino que estaba en público. Estando ellos así la tía se acercó para meterle la lengua en la boca. Acabaron de morrease, le soltó el pene y se tumbó de nuevo. Como me gustaba ver aquellos pezones apuntando al cielo por un lado, y por otro ver aquel pedazo nabo que se marcaba, ahora sí que sí (después del manoseo de su novia) bajo el mini bañador.

En ese momento mi amiga dijo de irnos. Tuve tiempo suficiente para que me bajara un poco la erección. Recogimos las cosas, nos despedimos y nos fuimos cada uno a su coche. Esperé unos minutos y salí decidido a meterme en el baño del mismo chiringuito de la playa. Me deshice de mi bañador y empecé a pajearme brutalmente pensando en todo el espectáculo anterior. La verdad que tenia cosas en las que pensar. Del tío recordé sus bíceps y sus abdominales. Imagine que le hacia una comida de polla brutal. En el momento en que noté que quedaba poco para eyacular cambié mis pensamientos a la tía y recordé aquellas preciosas tetas, e imaginé que le comía el coño mientras su novio me follaba el culo. Así saqué una cantidad de leche durante un buen rato, esa paja se convirtió en una necesidad después del increíble espectáculo que me había regalado aquella pareja. A la vez puedo decir que la disfruté como nunca. Dejé empapado el wáter de semen, mi mano y un poco por el abdomen. Me lo comí todo pensando que era el de aquel macho de la playa.

Un poco sin saber qué hacer, decidí probar a ver qué pasaba si me presentaba allí mismo yo solo. Así hice, volví a colocar la toalla donde la tenía, ellos permanecían igual, tumbados boca arriba tomando el sol. A través de mis gafas de sol vi cómo el chico se levantaba para quedarse sentado. Me di cuenta de que se percató de que había regresado. Lo hizo claramente con una sonrisa y mirándome. Para mi sorpresa él se levantó y vino directo hacia mi.

-hey, ¿Qué tal?- me pregunto con toda la naturalidad del mundo.

-bien, aquí tomando el sol- respondí.

-¿te ha gustado lo que has visto?-

-¿te refieres a tu novia?-

-está claro, ¿no?-

-la verdad que tienes una novia espectacular, no está nada mal-

-soy Marcos y ella se llama Nuria-

-yo soy Víctor-

-veo que estás solo y a mi novia no le apetece nadar, ¿vienes al agua?-

Evidentemente respondí que sí. Mi erección era totalmente imposible de disimular, y eso que me acababa de correr en el baño del chiringuito, intentaba decir algo para que no dirigiera la mirada a mi bulto. Sin embargo tuve que pasear mi pene empalmado el tramo de playa entre la toalla y el agua. Pasamos por al lado de su chica pero esta ni se inmutó, se debía de haber quedado dormida. Yo por mi parte aproveché para contemplar sus senos de cerca, los cuales eran mejor y más grandes desde tan poca distancia. Así de cerca me percaté de lo pequeño que eran sus braguitas, seguro que era un mini tanga. Nos metimos en el agua, pude relajarme un poco.

Pasamos un buen rato, hablando de todo un poco. Fue una conversación más normal sin ningún tipo de comentario respecto a todo lo relatado anteriormente. Yo no podía parar de pensar en el tío que tenía delante y lo bueno que estaba. Así como estábamos solo podía disfrutar un poco de sus hombros y alguna vez de sus machacados brazos. Ya quería volverme a pajear ahí mismo.

Cuando salimos Nuria ya estaba despierta y se había dado la vuelta, pude confirmar que llevaba un mini tanga el cual le hacía un culito espectacular que me hubiese follado en ese instante. Lo pienso y no sé cómo pude tener tanto aguante ante esos bellezones. Marcos nos presentó, lo que hizo que su chica se levantara para darme dos besos. Casi me desmayo al ver que esos pedazo de melones se acercaban a mi pecho. Al darme los besos el roce fue inevitable y creo que solo por eso tuve una mini eyaculación. Por mi mente pasaron todo tipo de pensamientos, como que la tiraba al suelo para meterle nabo y no parar nunca. Me resistí, una vez más. Ya tenía pensado que al irme pasaría por el baño del chiringuito de nuevo. Estando así los tres me despedí y quedamos para tomar unas cañas para el día siguiente. Obviamente regresé al baño para tocarme de nuevo. Esta vez, con mi saliva, me lubriqué el culo para introducirme un dedo. Estaba imaginándome que era la polla de Marcos. Me tocaba los pezones con fuerza pensando que eran los perfectos pechos de Nuria. Esta vez estuve más tiempo para correrme. Antes de eyacular fantaseé con que me montaba un trío con aquellos dos, que yo le hacía un beso negro a Marcos mientras él se comía el coño de su novia. Volví a echa una cantidad de leche brutal, esta vez se me escaparon algunos gemidos debido a lo caliente que me habían dejado esos dos. Me tragué todo el semen que quedó en mi mano aunque hubo por toda la pared.

Lo que pasará a partir de entonces cambió mi manera de entender el sexo, el sexo en toda regla.

Es importante para mi todo tipo de opiniones que pueda generar este relato. Estoy trabajando con la segunda parte duramente para poder detallar exactamente lo que pasó a partir de aquel día en la playa. Espero haber causado buena impresión y avisar que la segunda parte estará cargada de contenido sexual.