El sexo con mi profesor maduro marco mi vida.2

En mi primer relato,me quede en mi primer viaje con Tomas y en el preludio sexual que tuvimos en aquel paraje de carretera, donde recibí la primera de las muchas clases sexuales con mi adorado profesor, el hombre que me enseñó a disfrutar y liberar mi sexo en total libertad.

Hola amigos!

Hoy que tenia un ratito he decidido contaros la segunda parte del primero de mis relatos. En mi relato anterior nos quedamos en la llegada al Hotel, con el tiempo justo para comer algo y darnos una duchita.

Llegamos al Hotel después de esa maravillosa parada sexual que hizo que mi deseo por mi profesor aumentase por momentos, mi sexo todavia ardiente, se estremecia de recordar las caricias recibidas.

Nada más llegar me lleve la segunda sorpresa, mi querido Tomás, sólo había reservado una habitación, el muy pícaro, tenia mis mismas intenciones, seducirme y follarme cuantas veces le diera la gana, jajajajaja, que lindo mi profe.

Nada más registrarnos y viendo que nos quedaban apenas dos horas, mi profe pidió algo para comer en la habitación y subimos. En el ascensor ya comenzó a acariciarme suavemente la cara, deslizando sus dedos hasta mi boca, perfilando mis labios con sus dedos, mientras me susurraba al oido.

-Esta noche mi pequeña zorrita te voy a dar todo lo que te gusta y todavia ningún hombre te ha dado.

De sólo pensarlo mi sexo se estremeció y comencé a mojarme nuevamente, las manos de mi profe acariciaban mis senos , que estaban a punto de estallar bajo la tela de mi vestido, tal calentón hizo que casi me corriese en ese mismo momento, mis muslos se mojaron con los jugos que mi sexo soltaba, al no llevar tanga.

Llegamos a la habitación y Tomas, sentándose sobre la cama me dijo.

-Desnúdate zorrita, quiero ver ese cuerpo que me voy a follar   en plenitud esta noche, anda mi zorrita hermosa, desnúdate.

Me coloqué frente a él, y soltando los botones de mi vestido, lo dejé deslizarse por mi cuerpo, al tiempo que me despojaba de mi sujetador, dejándolo caer también.

Me contempló con ojos lascivos, su lengua rozaba sus labios y sus ojos estaban fijos en mi cuerpo.

En ese momento tocaron en la puerta.-Servicio de habitaciones, se escuchó al otro lado de la puerta.

Al ir a retirarme, me agarró del brazo y me detuvo.-No, no te escondas, túmbate sobre la cama, quiero que imaginen el festín que me voy a dar contigo mi zorrita.

Yo estaba como en otro mundo, ni lo pensé, me recosté sobre la cama y esperé la entrada del camarero. Mi postura era relajada y muy sensual, con las piernas dobladas, para tapar mi sexo, pero dejando muy a la vista mis maravillosos pechos, tan blancos y duros.

La sorpresa del camarero fué notable, no podia apartar los ojos de mis tetas y al mismo tiempo mirar a Tomás, me imagino lo que pensaria el pobre hombre, jajajajaja.

Cuando el camarero se marchó, Tomás soltó una gran carcajada, al tiempo que exclamaba.-Eres más zorra de lo que pensaba!, me encanta verte actuar así, lo vamos a disfrutar mucho pequeña.

Y sin mediar palabra me tomó de los tobillos poniendóme estirada sobre la cama con sus ojos clavados en mi sexo, pasando sus dedos sobre mi vello púbico y jugando con él. Mi cuerpo ardia de deseo, sus caricias fueron haciendóse más íntimas, sus dedos jugaban en mi sexo, separándolo y pellizcando mi clítoris, un torrente de placer recorrió mi cuerpo, jadeaba del placer que sentia, en mi mente sólo deseaba que me tomase de una vez y llenase el hueco de mi deseo.

Tomás al ver mi excitación, sonrió y dando media vuelta me aspetó.- Vamos tarde, duchate y come algo, luego terminaremos zorrita.

Yo incapaz de aricular palabra, me levanté y me dirigí a la ducha, estaba confundida y con un deseo incontrolable dentro de mi, me metí bajo la ducha y dí rienda suelta a mi deseo.

Salí nuevamente y comí algo, no recuerdo bien el que, cuando me disponia a vestirme, Tomás se acerco y sussurrándome al oido dijo.- Sin ropa interior zorrita, quiero que vayas sin nada bajo el vestido y cada vez que te mire, sabré que eres mi zorrita caliente.

Obedecí como una colegiala y salimos rumbo a la conferencia, yo me sentia extraña, nunca antes había hecho algo así, por muy pequeña que fuese mi lenceria, siempre la llevaba.

Durante toda la conferencia, cada vez que cruzaba mis piernas, notaba mi sexo desnudo, sentia una libertad que nunca antes había sentido.

Terminada la primera ponencia, nos sirvieron unos canapes, para intercambiar opiniones, sobre la conferencia, yo estaba deseando salir de allí y llegar al Hotel para dar rienda a mis deseos, el tiempo se me hacia intermnable, iba y venia como los automatas, hablaba con unos y otros, pero mi mente estaba en una sola cosa, queria recibir ese placer que sabia Tomás me daria  en poco tiempo.

Estaba hablando con uno de los catedráticos, cuando sentí una mano en mi nalga, mi profe venia por mi, me despedí del resto de los allí reunidos y salimos rumbo al Hotel. En el camino mi profe me pidió que me masturbara para él, queria ver cómo me daba placer, yo ardiente como estaba toda la tarde, no dude un minuto.

Dejé caer el asiento del coche, me desabroché el vestido y subiendo una pierna sobre el salpicadero del coche, deje mi sexo al aire y le ofrecí mi deseo y mis ganas de complacerle, comencé a tocarme suavemente, deleitándome en cada caricia, poco a poco mi calentura hizo presa de mi y me deje llevar por el placer, nunca en mi vida hubiera pensado que haria eso, yo desnuda en un coche, masturbandome para un hombre maduro y encima mi profesor, y disfrutando como una perra en celo, en ese momento descubrí que el sexo formaria parte de mi vida, con mi maduro amante y con los que conocería a lo largo de mi vida. En ese momento nació mi nuevo yo. Mi vida se había dividido, por un lado la buena estudiante, hija de familia con su novio de toda la vida y la otra, la que gozaba sin pudor y con avided, la insaciable a la que la gustaba que un hombre maduro la follase e hiciese de ella una devoradora de placer.

Ese fué el comienzo de mi doble vida, una vida que ha estado llena de aventuras fuera de mi otro mundo y que a día de hoy me satisface plenamente.