El sesentón me inició 2
Continúa la historia con aquel sesentón que me enseño el sexo siendo yo joven (podría estar en sexo gay, pero que lo piense cada uno, al final es con un maduro)
Allí continuaba yo con el sesentón, vecino cercano de chalet. Allí seguía yo disfrutando de los apasionados momentos con él, momentos de sexo y placer tan absoluto que se me pasaba el tiempo sin darme cuenta y que, aún a pesar de llegar al clímax, me iba con la sensación de querer más y más rato.
Nos íbamos juntando sobre todo en su chalet, alguna vez en nuestro rincón secreto, pero en su casa estábamos los dos más tranquilos y disfrutábamos más sabiendo que nadie nos iba a importunar, nadie nos molestaría en nuestro encuentro.
Aquel día estaba yo por el jardín de la casa de mis padres, cerca de la puerta, serían las 4 de la tarde y lo vi pasar por el camino, me miró, se relamió y una de sus manos se dirigió a su paquete, haciéndome un ademán con la cabeza, pronto lo entendí, así que tras dejar pasar unos 15 minutos les dije a mis padres que me iba a dar una vuelta en bici. Me subí y me dirigí hacia su casa. Ya por el camino notaba un cosquilleo en mi estómago, en mi culo y tenía la polla completamente empalmada de pensar a donde iba. Si me cruzaba con alguien me iba a ver de forma clara que estaba empalmado pues mi bañador no lo podía disimular.
Llegué a su casa y me recibió con un abrazo y un beso en la boca. Yo sólo con eso me derretía. Me dijo:
-Pues si que has pillado mi mensaje.
-Hombre, la verdad es que ha sido bastante explícito- le contesté yo mientras llevaba mi mano a acariciar su paquete sobre el pantalón.
-Ya, ya, no quería que tuvieses dudas.
-¿Dudas?, de venir a pasar un excitante rato contigo, seguro que no.
Me dijo que le siguiera, porque la última vez que estuve con él en su cama, yo quería quedarme a dormir un rato con él, pero hizo mala cara y me dijo que prefería dormir sólo, que llevaba muchos años así y que se movía mucho y me molestaría, pero que cuando quisiese me podría quedar, que me iba a preparar una habitación de la parte de arriba. Yo tenía ganas de quedarme una noche, aunque por ahora no podía ser, tenía que pensar aún en algo para inventarme y convencer a mis padres.
Le seguí y subimos al piso de arriba de su chalet, me llevó a una habitación espaciosa, con una cama de matrimonio bien arreglada, me dijo:
-Ésta es tu habitación, para cuando quieras venir a dormir.
Sobre la cama había un regalito, yo le miré y me dijo que era para mí. Lo abrí y era un tanga, bueno en realidad unas braguitas porque tenían algo de encaje, y una abertura central, que imaginé era para el coño de una chica, no sé como me quedaría a mí, pero me acerqué a él, le abracé y le di un beso, un morro en la boca, para agradecerle el regalo.
-¿Me lo pongo y lo probamos?- le dije
Yo me lo hubiese puesto en aquel momento y se la hubiese chupado para que luego me follara el culo con aquello puesto. Él me contestó:
-No, yo prefiero estrenarlo junto con tu nueva cama el día que te quedes.
Así que nada, sobre aquella cama lo dejé, esperando con ganas el momento de estrenarlo.
Bajamos al jardín, nos desnudamos y yo me fui a la piscina, el se tumbó boca arriba en una toalla sobre el césped. Yo le miraba y allí tenía aquellos enormes huevos colgando que llegaban a apoyarse sobre la toalla y la polla flácida de lado, pero taaaan apetitosa. Luego se giró boca abajo, yo salí y me tumbé a su lado boca arriba, alargué mi mano y empecé a acariciarle las nalgas, estaban tan suaves, a pesar de su edad. Las acariciaba con las uñas y con las yemas de los dedos, luego con toda la palma de la mano. Él separó un poco las piernas y yo no podía más, así que me levanté, me puse entre sus piernas y me recosté, con la cabeza justo sobre su culo, empecé a darle pequeños besitos, luego le cogía parte de sus nalgas con los labios, dándole grandes besos, después empecé a lamerle la suave piel de sus nalgas, llegué a la raya que las separa, en ese momento él se abrió más de piernas, yo cogí cada nalga con una mano, las separé y allí apareció su negruzco ano, fui bajando con mi lengua entre sus nalgas y llegué a su entrada trasera, pasé mi lengua y descendí hacia abajo, hasta donde empezaban sus huevos, que estaban medio aplastados contra la toalla, me separé un poco y fui directo a su ano, se lo besé, se lo besé una y mil veces, se lo chupé poco a poco y también a lengüetazos, se lo lamía y relamía, no podía parar, oía que él emitía ligerísimos gemidos. Mi polla se fue poniendo dura al saborear su culo, estreché mi lengua y empecé a intentar metérsela dentro, conseguía meterle la punta, la sacaba y volvía a chupárselo, llevaba un buen rato así, el alzó la cabeza, se giró y me dijo:
-Anda vamos para dentro. Quiero que me la metas hoy tú por el culo. Ya es hora de que sientas el placer de follarte a alguien, de follártelo por el culo. Y yo ya hace algún tiempo que noooo….
A mi aquello me dejó pasmado. Yo iba a metérsela, yo, si yo no sabía, no sabía hacerlo, no había follado nunca aún.
Nos levantamos y entramos en casa, directo a su cama, él se sentó en ella y me acercó hacia él mientras decía:
-Vente, que aún te falta un poco para estar a tono.
Me cogió la polla casi dura y empezó a meterse el glande en la boca, poco a poco se la iba metiendo toda. A mí enseguida se me puso a tono, en cuestión de segundos, pero él seguía chupándomela de tal forma que era una delicia. Me la babeaba, su lengua me la recorría entera. Luego paró, se acercó a la mesita, sacó el lubricante, me lo dió y me dijo:
-Ponme en el culo y llénatela bien- refiriéndose a mi polla.
Él se puso en la cama a cuatro patas, yo me puse tras él, tiré un poco de lubricante en su culo y con dos dedos lo fui restregando por su ano, le metí un poco la punta de un dedo, para que entrara bien el líquido, después sobre mi polla completamente erecta dejé caer un buen chorro de lubricante y me lo esparcí con la mano. Dejé el bote y me acerque a sus nalgas, estaba muy alto así que mi polla tropezó con sus colgantes huevos, él al notarlo dejó caer las piernas hasta que estaba a la altura perfecta para mí.
En ese instante yo estaba sobre excitado. Se la iba a meter por el culo, iba a follarle el culo a aquel hombre maduro, mayor, a aquel hombre que tanto me hacía disfrutar cuando me la chupaba y como no, con su polla, cuando yo se la chupaba y cuando me la metía él a mí, que placer y… ahora… se lo haría bien, le haría disfrutar, como sería esa sensación para mí.
Me miré la polla, durísima, el glande morado y brillante, parecía más gorda que nunca, miré su culo, grande, le separé las nalgas, miré su ano, negro y brillante, ese ano que iba a penetrar. Me cogí la polla con una mano y la dirigí hacia su entrada, a su ano, refregué la punta sobre él, y suspiré poniéndola justo en el punto exacto, empecé a presionar y se me resbalaba, volví de nuevo a intentarlo, de nuevo un poco de presión y de nuevo se me fue para abajo, como si no quisiera entrar. Él me dijo:
-Tranquilo, poco a poco, eso es por el lubricante, pero tranquilo, en cuanto se apoye bien y entre dos milímetro ya no se escapará.
-Ya, pero…
-Ssssssssstt, ahora tranquilo, sólo piensa en que te encantará y que a mí también.
Volví de nuevo a la carga, ahora cogí mi polla más fuerte, él se cogió las nalgas con las manos para abrirse el culo mientras apoyaba la cabeza en la almohada, yo puse mi polla de nuevo en su entrada, empecé a empujar hacia su culo, y noté, esta vez sí, como algo iba cediendo y mi polla se abría camino hacia lo desconocido. Seguí presionando, el soltó sus nalgas, apoyó los brazos sobre la cama y levantó un poco su cabeza, yo noté como mi polla abría ese culo, como poco a poco iba entrando y ese ano iba cediendo, iba dejándome entrar. Notaba como cada centímetro de mi polla entraba en ese culo y como ese culo presionaba cada milímetro del tronco de mi polla. Notaba como me la apretaba mientras entraba.
Uuuuuaaah que sensación, esa presión justa era extraordinaria. Entró la mitad de mi polla, la solté de mi mano pues ya no se iba a salir. La saqué un poco, recordando cómo me follaba él a mí. De nuevo otra vez hacia adentro y un poco hacia fuera. Volví a meterle un poco más. Llegué al final, a él lo oía como suspiraba y gemía muy suavemente. Yo, porque no podía ver mi cara pero, seguro,que era de satisfacción y placer nuevo y exquisito:
-Bufff, que bueno, que bien- dijo él.
A mí aquello me alegró un montón, paré y le acaricié las nalgas.
-¿Qué tal?- me preguntó
-Genial, noto una presión….
-Pues ahora ya sabes, ahora sí que me tienes que follar, pero bien, fuerte y hasta que te corras fóllame el culo.
Yo empecé a sacársela y poco a poco a coger ritmo metiendo y sacando, a follar como él decía, apoyaba mis manos sobre sus nalgas o sus caderas y me iba moviendo adelante y atrás y veía como mi polla entraba y salía de su culo, mi polla, toda dura, iba penetrándole.
Esto era fantástico, era genial, haber conocido a aquel hombre me estaba reportando tanto placer, tantas cosas desconocidas estaba descubriendo, que me excitaba sólo pensar en él. Y mientras allí estaba yo, follándole el culo, él había dejado que yo le follara. Es que era fantástico ese sesentón, como no iba a querer pasar casa minuto con él, como no iba a irme siempre con la sensación de necesitar más, más sexo con él, más sexo juntos.
Yo no podía parar, con los movimientos cada vez más rápidos mis piernas tocaban las suyas, dando golpetazos cada vez que se la metía, el me decía:
-Así, así, hazlo fuerte, que la note con fuerza entrando en mi interior, así…
A mi aquello me encendía un poco más y me hacía metérsela más fuerte, pensaba que podía dolerle, pero él me lo pedía así. Yo estaba llegando al final, notaba como mi excitación estaba llegando al clímax, como mi polla entrando en ese culo no podía más, iba a correrme, le cogí fuerte de las caderas, él notó que yo iba a descargar ya, cogió fuerte las sábanas, yo no pude más que gemir y en ese momento me corrí mientras seguía metiéndosela, se la metí unas cuantas veces más mientras me corrí dentro de su culo. Fue una sensación tan, tan, tan placentera sentir aquella corrida, notar mi polla bien apretada por su ano mientras me corría, fue tan genial, fue tan maravillosa, fue tan, tan no sé ni cómo decirlo.
Él se fue tumbando, mi polla salió de su culo arrastrando parte del semen, y estaba aún dura.
Yo me tumbé a su lado, mirándolo y sonriendo:
-Ya hacía tiempo que no disfrutaba de ésto- dijo
-Pues para mí, que ha sido la primera vez…..
-Y no será la última, me parece a mí
Yo sonriendo me mordí el labio inferior, me acerqué y le besé, un besito suave, de cariño y luego otro largo, de placer, jugando con nuestras lenguas. Mientras mi polla aún no acababa de perder la erección, había sido tan excitante, y con estos besos.
Nos quedamos un poco en la cama, tumbados, hablando de esta nueva sensación de placer para mí, mientras nos acariciábamos y nos besábamos.
Yo me levante para ir a la piscina, él detrás de mí, saliendo por el pasillo me dijo:
-Si es que tienes un culito….
Yo me llevé las manos a las nalgas y me las separé para enseñárselo mejor mientras le decía:
-Pues ya sabes que es todo para ti y sólo para ti.
-Con lo joven que eres y lo calentorro que estás siempre, eres….
-Caliente estoy por ti, que me enciendes, o… bueno me encendiste de tal manera, que ya no puedo dejar de estar caliente, y estando contigo menos aún.
Me cogió de una mano, me giró y empezó a besarme, me morreaba sin parar, me abrazaba con fuerza para después deslizar su mano por mi espalda y llegar a mi culo, empezó a acariciármelo y a deslizar la mano entre mis nalgas, yo me apreté más hacia él para facilitarle los movimientos, llegó a mi ano, empezó a acariciarlo con el dedo corazón y poco a poco haciendo presión me lo metió, lo metía y sacaba, y a la vez que me besaba a mi me salían gemidos, dejé de besarlo, me apoyé la cabeza sobre su hombro, él seguía metiéndome el dedo, yo gemía y le decía:
-Uuuffff, como no voy a estar calienteeee, aahh, que gusto, y eso sólo con un dedo, que pasadaaaaa, que placer me das, aaaaahhh.
Me apretaba todo lo que podía hacia él, mi polla apretada contra su pierna, el follándome el culo con un dedo, yo besándole el cuello y de nuevo me fui a por sus labios, le mordisqueaba el labio superior mientras gimoteaba. Me ponía tan caliente en unos segundos…
Me sacó el dedo del culo, yo emití un ligero quejido y no de dolor sino de que no continuara, el me acercó el dedo a la boca y empecé a chuparlo, saboreando mi propio culo, se lo cogí con las manos como si fuese su polla y lo lamía y chupaba, se lo mamaba. Luego me volvió a besar y dijo:
-Uff, luego seguimos, que quiero que esta calentura dure un rato más, me encanta cuando estás así, casi perdiendo el control.
-Casi, no. Creo que lo pierdo por completo cuando me calientas de esa manera. Nos podría estar viendo alguien y yo no me daría ni cuenta, seguro.
Salimos de la casa y nos fuimos a la piscina. Allí estuvimos un rato relajándonos y “enfriándonos” porque íbamos a estallar.
Después de un rato, que a pesar de todo seguía yo más caliente que el fuego, me dijo que le encantaría que le masturbara. Yo hubiese preferido chupársela o que me diera por el culo, pero… él quería una paja y yo le iba a hacer un pajón.
Se tumbó en el césped sobre una toalla, su polla flácida parecía que me miraba y me llamaba, yo estaba encantado, me puse de rodillas entre sus piernas, se la cogí con las dos manos, con una se la estiraba hacia abajo y con la otra iba sacando su glande, poco a poco aquella polla que empezó pequeña iba aumentando su tamaño, su grosor, su dureza. Luego con una mano iba acariciando sus huevos, sin hacerle daño, con la otra seguía con el sube y baja de su piel, descapullando su glande y cubriéndolo de nuevo. Ya se había puesto dura y erecta del todo, me encantaba verla, tocarla, acariciarla, claro está saborearla, aunque no pudiese ser ahora, olerla, y como ahora masturbarla. Estaba pajeando ya un rato ese pollón enorme y paré, él me miraba mientras le masturbaba y ahora me miró sorprendido:
-¿Qué pasa?¿Porqué paras?-preguntó
-Nada, nada ahora sigo, espera- le contesté mientras me levantaba.
Entré en casa, fui a la habitación y cogí el bote de lubricante y volví a salir. Al llegar él me miró con una sonrisa:
-Ahh, vale.
-¿Qué te pensabas que te iba a dejar a medias? Con lo que me gusta tu polla.
-No, no, si me ha extrañado.
Me volví a poner entre sus piernas, abrí el bote de lubricante, le cogí de nuevo la polla y la embadurné bien, ahora resbalaba más, estaba muy brillante. Se la cogí con las dos manos y de nuevo empecé a subir y bajar, aquella polla era enorme, gorda y exquisita. Le masturbaba despacio, con las dos manos que se deslizaban sobre su tronco, arriba y abajo, con delicadeza y sin prisa, quería que disfrutara un buen rato de aquella paja. Poco a poco fui aumentando el ritmo, ahora sólo con una mano mientras con la otra le tiraba más lubricante y le acariciaba los huevos, le acariciaba el frenillo con el dedo gordo, luego volvía a pajearlo, seguí aumentando el ritmo, mi mano se deslizaba sobre su glande, más y más y más y el apretó un poco las piernas y en unos segundos yo sin parar noté como le llegaba el orgasmo, pero seguí masturbándolo mientras su semen salía disparado, caía sobre su barriga y sobre mi mano. Él suspiró fuerte, yo se la meneaba ya despacio y sin apretar, para sacar todo aquel semen delicioso.
-Lo siento, pero ahora sí que no puedo evitarlo- le dije mientras me agachaba y acercaba mi boca a aquella polla que ya había perdido algo de erección, pero aún así me metí la punta en la boca, relamí todo el semen, le pasé bien la lengua por todo el glande para recoger hasta la última gota, luego lamí el que cayó sobre su barriga y finalmente al soltar su polla, me llevé la mano a la boca para lamer el semen que me quedaba.
-Que gusto, de verdad, que paja más buena.
-Buena, buena… tu polla y tu semen, que delicia.
-Y ahí sigues bien caliente aún.
-Eha, lo que te he dicho, me pones…
Estuvimos un rato tumbados, hablando sobre cuando podría quedarme a dormir y estrenar cama y regalo, hasta que tuve que marcharme. Le di un apasionado beso en la boca y unas chupaditas a su polla, aún recogí unas gotas de su preciado líquido.
Me fui para casa, algo sudado y no de ir en bici, y a mí me parecía que el olor que desprendía no era sólo de sudor, era de sudor y sexo, o más lo segundo y puede ser que mis padres notaran algo, así que siempre al llegar a casa me iba directo a la piscina, para que se me fuese, pero eso sí, el regusto a semen que me quedaba en la boca, sabía que no se notaba ni en el aliento, así que de eso no me deprendía hasta la hora de cenar, que con pena, la comida me lo quitaba. Algún día que no cenaba me iba a dormir con ese sabor tan exquisito para mí y como no, a pesar de que me follara, se la mamara o le pajeara o que me lo hiciese a mí él, me acostaba caliente y muchos días me tenía que masturbar pensando en lo que había disfrutado con él, con su polla, con el sexo juntos y así me dormía, por eso creo que no se me pasaba el calentón y las ganas de estar desnudo junto a él en su cama.