El señor guzman
Un hombre maduro se encuentra viviendo otra vida
EL SEÑOR GUZMÁN
El señor Guzmán se levantaba todos los días a la misma hora desde hacía tantos años. Hacía un tiempo que había enviudado y eso no le amilanó el ánimo y siguió con su rutina una vez pasados los primeros meses de viudez. La vida seguía su camino y el decidió continuar.
A la una de la tarde mas o menos daba los últimos lampazos al piso de mosaicos multicolores en el almacén de barrio y después de eso repasaba una y otra vez las vitrinas, heladeras, fiambreras y todos los utensilios que hacían al trabajo de todos los días.
Después de eso el señor Guzmán, se sentaba a comer algo livianito. El calor del verano estaba haciéndose cada vez mas intratable, pero el se lo tomaba todo con calma. Sobretodo desde hacía un tiempo en que se venía sucediendo una serie de hechos inesperados en su vida, pero que le habían dado un tinte distinto y un sabor nuevo a está nueva vida, pensaba el.
Hechos que lo tenían con un brillo mejorado en la piel, en los músculos. Se sentía como mas vivo. Con más ganas. Tenía algo por lo que esperar. Algo que cuando era un formal hombre casado no se le habría cruzado por la cabeza.
Era conciente de que había atravesado un portal maravilloso. Y no le daba pena, es más, se sentía gozoso de lo que sucedía, lo ansiaba, lo deseaba. Lo esperaba cada tarde en la que se daba aquel suceso, que iba creciendo y poniéndole más color a la vida rutinaria de otrora y a la cual no pensaba regresar por nada del mundo.
Luego de ver un rato la televisión en donde no pasaba nada interesante se marchaba al baño. Allí se demoraba bajo el agua un tiempo variado. Se daba un baño refrescante. Acariciaba deseoso sus partes. Imaginaba y su sexo entraba a cobrar vida. Lo restregaba. Le pasaba un buen toque de jabón perfumado, para luego apretar sus huevos llenos, bamboleantes y duros. Dejaba que el agua cayera mientras abría sus nalgas y acariciaba con un dedo su anillo, donde también pasaba una y otra vez jabón y lo abría de a poco. Entraba con un dedo y luego con dos y ahí se detenía, porque su verga se iba endureciendo y empinándose en demasía y quería demorar un poco más todo aquello.
Entraba en su habitación. Encendía el aire en una temperatura suave. No le gustaba congelarse. Allí se recostaba en su cama amplia. Se tapaba apenas con una liviana sábana azul claro. Apoyaba la cabeza en la almohada sintiendo el silencio de la siesta ardiente. Entrecerraba un poco los ojos, y se apoderaba de el un modorra calma. Sabía que la sábana se iba corriendo. Sentía el movimiento en el colchón. Sentía la respiración en su oreja. Sentía las manos jóvenes que apresaban muy despacio su verga semi despierta. __¡¡Bebote quiere su leche!!__ escuchaba la voz en su oreja. Mientras su pija se erguía ardiendo. __!Dale la leche a tu bebote¡¡__ decía el joven que se había metido como hacía varias siestas en la cama del señor Guzmán.
Esto había comenzado ya hacía un tiempo atrás. Entre charla y charla con el hijo de sus vecinos. El muchacho fue mostrando cierto agrado en ayudar al señor Guzmán. Acarreando cajones, acomodando víveres. Una cosa trae la otra. La confianza. Los padres del chico que le confiaban el cuidado del joven cuando iban a hacer un mandado al centro o alguna parte.
Ahora por las siestas bebote pedía su leche. Y mamaba la verga gruesa de Guzmán que se retorcía en la cama, mientras el joven pugnaba por la salida del liquido de ese envase que le gustaba tener en su boca. Entre sus manos. Lo pasaba masajeando sus mejillas. De vez en cuando le daba golpecitos a su cara porque la vara estaba realmente dura. Granítica.
Con el pasar de los días el muchacho había aprendido a rozar con sus dedos los huevos del hombre y hacerlo suspirar y gozar como loco de estas sutiles caricias.
La sábana ya se había corrido por completo y el hombre mostraba su desnudez madura. El chico entonces recorría ese cuerpo hasta las tetillas. Las besaba. Pasaba su lengua perversa.
__¡Ah! Muchacho eres un diablo!¡Ahhhh!__hablaba Guzmán perdido en un sueño caliente. Bebote en tanto tenía el garrote de Guzmán atrapado y lo sacudía suave. Hacia abajo. Hacia arriba. Apretando. Llegaba a la boca de Guzmán y las lenguas estallaban en cruces de fuego. Chorreaban saliva y el aire se tensaba. Guzmán tomaba al muchacho de la nuca y lo pegaba a el para no dejarlo escapar.
El señor Guzmán llega a tomar la pija del chico que también está levantada de una manera absoluta. La mueve. La sacude y siente que ese hierro es enorme y caliente. El chico gime. Se tira hacia atrás y Guzmán atrapa con su boca el aparto. Lo besa, lo mima. Lo lengüetea sin vergüenza. Poco a poco se va montando sobre el muchacho que toma otra vez la verga de Guzmán y la traga. Se besan las respectivas trancas. Uno al otro. Las salivas se cuelan. Son como gotas gigantes que chorrean los instrumentos. Se ahogan, metiéndose hasta el fondo las varas. Los gemidos inundan la habitación fresca a la hora de la siesta.
El señor Guzmán besa las bolas del bebote que gime sin remedio. Se retuerce. Guzmán se mete un huevo a la boca y luego otro. Esto al muchacho lo vuelve loco, se estremece. Por otro lado el chico, roza con un dedo el anillo de Guzmán, que da un respingo. Llega después con la lengua sádica y mete en el, agujero. Lo degusta. Lo lame. Lo llena de saliva, allí se forma una crema. Hunde un dedo y Guzmán arquea su espalda y saca su culo un poco más facilitándole la entrada a otro dedo más.
__¡Oh! ¡Sí, clávalo ahí, hazlo, sí, sí muchacho!
__¿Te gusta el dedito del bebote?__ preguntaba con su voz aniñada y aflautada. Guzmán bañó con su baba los huevos duros del bebote. Este se movió mientras ensartaba a Guzmán con los dedos. El señor Guzmán se acercó despacio al agujero rosado del chico, que estaba tan caliente como el hombre. Un beso fue depositado en la entrada prohibida. Largó saliva dentro de el. Lo abrió con el estilete afilado. El muchacho se abrió las nalgas con sus manos. La boca de Guzmán se atragantó con el anillo. Lo limpió un poco más de lo que ya estaba. Los cuerpos viboreaban y vibraban al compás del encuentro sexual. Deliraban. Los deseos iban y venían y se saciaban.
Bebote buscó en la mesita de luz, la crema que el conocía tan bien. Volcó sobre sus manos un chorro perfumado y frío. Con la mano embarduno su trasero y hundió el mismo un par de dedos dentro de el. Sintió el placer. Suspiro. Acarició la verga de Guzmán. La hizo bailotear unos segundos entre sus dedos encremados. Se puso a horcajadas del hombre. Lentamente se fue sentando en la pija de Guzmán, que entrecerraba los ojos, mientras el muchacho se clavaba la poronga y comenzaba a moverse y a jadear como un salvaje, gozando cada centímetro de verga que lo penetraba
La herramienta de Guzmán se iba perdiendo dentro del dilatado agujero de bebote que se relamía los labios sintiendo como esa vara lo clavaba sin remedio. Subía y bajaba como si estuviera en un tobogán de sexo. Guzmán se perdía en otras dimensiones. Se iba a otros mundos. Sentía que su herramienta ardía en tanto atravesaba el túnel angosto de su bebote.
El muchacho cabalgaba en tropel, de repente, se quedaba inmóvil, llegaba hasta la boca de Guzmán y sus lenguas se entrelazaban sin miramientos. Alzados. Bebote sentía como latía esa pija dentro de el. Se extasiaba. Comenzaba a moverse nuevamente. Muy lentamente, la respiración de Guzmán se volvía más y más entrecortada. Gozando. Haciendo gozar al chico. Nuevamente cabalgaba a velocidad.
__¡Dale la leche a tu bebote!__gemía en el oído de Guzman. Guzmán sabía que lanzaría su esperma en cualquier momento. Luchaba por aguantar un poco más, mientras el muchacho mordía su cuello y lo marcaba casi hasta hacerlo sangrar. Bebote saltó de su lugar y atrapó con sus manos la verga hinchada a tope. Apoyó sus labios rojos en la cabeza mojada que empezaba a largar la crema y tragó, tragó hasta que el señor Guzman se vació por entero en esa boca que succionaba goloso, limpiaba la vara pasándole lengüetazos furiosos. El muchacho estirado a los pies de Guzman acariciaba con su lengua el falo del hombre que suspiraba sin descanso. La lengua de bebote iba y venía en ese miembro deseado. Lo acicalaba, lo mimoseaba. No lo soltaba. Estaba muy cómodo con el entre sus dientes.
Unos momentos después fue Guzmán el que acariciaba y chupaba la verga del chico. Los huevos blancos y con pocos pelos eran tragados una vez más por el hombre que los degustaba a su antojo. El chico gemía y largaba la leche en la boca de Guzmán que trago hasta la última gota del brebaje salvaje que le regalaba el chico amante.
Luego los amantes se acurrucaron en la cama. Pegados. Uno contra otro. Desnudos. Serenos. En unos minutos el señor Guzman cayó en un profundo sueño. Estaba tan tranquilo que ni se enteró cuando el bebote abandono la cama y luego la habitación.
No sabe el señor Guzman cuando despertó. Pero cuando abrió los ojos se encontró con que no estaba solo en la habitación.
__¿Qué paso, me quede dormido? ¿Qué hora es?
__Durmió como dos hora Guzman__contestó Bebote
__¿Tanto?__ allí el señor Guzman se percato de la muchacha que lo miraba en toda su desnudez __ ¿Y ella, quien es?__preguntó
__Es mi prima, no se preocupe
__Pero…
__Nada, ella, bueno me conoce, hablamos mucho, nos contamos todo y ella quería conocer a un hombre maduro
__¡Ah! Si
__Si y bueno le conté de usted__ diciendo esto Bebote se había quitado ya toda la ropa y se tiraba nuevamente al lado del señor Guzman.
__¿Cual es tu nombre linda?__quiso saber Guzman
__Mariana
__Sos muy linda
__Gracias…__dijo la chica sonriendo
_-Porque no vienes con nosotros, quítate ese vestidito__ la chica se puso de pie y se quito rápidamente el vestidito, mostrando unos pechitos sabrosos y redondos, con los pezones marrones bastante duritos, mostrando que estaba excitada. La bombachita negra diminuta tapaba apenas una rajita que se suponía dulce y mojadita. La muchachita se acercó a la cama y se colocó cerca del señor Guzman que ya se sentía atraído por la chica joven y dulce.
__¿Ves lo que provocas?__ le preguntó enseñándole la poronga que se levantaba sin remedio. El señor Guzman tomo una mano suave de la chica y la llevó hasta su herramienta, que al sentir el choque de esa piel se endureció aun mas.
__¿Te gusta?__preguntó Guzmán
__¡Sí, señor!__dijo la chica
__No me digas señor__ mientras decía esto le mostraba a la muchacha para que lo masturbara, en tanto el acariciaba sus pechos. La chica apretaba la pija del hombre. La sacudía. La boca de Guzmán atrapó los pechitos de la chica. Los chupaba, los lamía. La chica comenzó a gemir. En tanto Bebote observaba. Caliente. Su verga se erguía tremenda. La chica bajaba la cabeza ahora y tragaba el sable de Guzmán. Su boquita se abría y la vara entraba por esa joven boca que deglutía golosa aquella sabrosa verga. La saliva enseguida bañó el mástil. Guzmán comenzó a gemir y suspirar arrebatadamente. La chica movía las manos por el tronco y metía la redonda cabezota de la pija en su boca. La lengua se soltaba y metía una vez más la pija en ella. No tardóa mucho bebote en acercarse y compartir la fruta que estaba comiendo su prima. Los dos atacaron el hierro candente de Guzmán que ahora ardía en llamas.
__¡Oh! ¿Si, así chicos, chupenla chupenla, oh siiiii!__ alo que los dos muchachos atacaban sin poi9edad, gozando esa tremenda verga. En tanto guzmán metía dos dedos en la conchita humedal de la chica. Perdía sus dedos en ella. Así con la otra mano hacía lo mismo con Bebote, clavándole dedos en el culo abierto y fogoso. Los gemidos inundaban el dormitorio, que había permanecido por tanto tiempo enmudecido.
Los primos chupaban la hermosa tranca de Guzmán que estaba a full. Uno los huevos, el otro, luego subía una boca y bajaba la otra, se alternaban golosamente, las golosinas las repartían haciendo gozar al dueño de las mismas. Guzman ahora se entretenía en el agujerito de la muchacha que suspiraba caliente y desarmada. Entregada totalmente al frenesí y la locura.
Los cuerpos se van moviendo. Ahora Guzmán a atrapado la vulva de Mariana totalmente depilada y la besa y la chupa, la lame con intensidad, la chica tiene un orgasmo tras otro. Los jugos fluyen sin cesar. Guzman los bebe sin descanso con su verga totalmente dura. Bebote acaricia el anillo del señor Guzman. La lengua hurga, se abre paso, la saliva deja el túnel semi abierto. Bebote apoya despacio la cabeza de su miembro en esa entrada. Guzman no se mueve, espera, recibe es garrote, no se resiste, Bebote penetra suave dentro del hombre, el muchacho lo va cogiendo despacio, ahora es Guzman quien se mueve sintiendo que no se puede gozar mas. Siente la verga en su culo y se mueve, mete la lengua hasta el fondo de la muchacha que sigue gozando sin parar. Bebote muerde la espalda del hombre, mientras va y viene dentro de Guzman que grita palabras irrepetibles. Golpea con sus huevos en las nalgas del varón enculado. Suspira Guzmán. Mariana también gime. Bebote lame la espalda y deja el rastreo blancuzco dentro de Guzmán que siente los chorros golpeando sus entrañas. Sale la pija babeando, chorrea leche por el piso. El culo de Guzman expulsa la acabada del joven Bebote. Gira la cabeza del hombre y se encuentran las bocas. Guzman agradece la cogida de Bebote. Nuevamente al darse vuelta encuentra a la chica. Se acerca a ella sobre su cuerpo, se arrastra sobre ella, la besa en la boca, le muerde los labios, chupa su lengua, Mariana se desangra de calentura y en un ademán tiene la verga de Guzmán dentro de si. El hombre la bombea con furia. Sintiendo esa conchita como hacía tiempo que no sentía. Una vulva aún apretada y fresca. Bebote inclinado sobre las nalgas de Guzman, las acaricia, las besa, lame la piel del hombre. Entra en el surco. Llega con su lengua al anillo y chupa el néctar que aún cae, Bebote lo chupa todo. La calentura de Guzman es sublime, se quita de esa posición. Queda acostado boca arriba y la chica se sienta arriba. Mete la pija en su estuche. Guzman se agarra de los pechos, los amasa y se los mete a la boca. Los pezones duros de la muchacha le dan una imagen aún mas sexual. Bebote ahora acaricia las nalgas hermosas de la chica. Abre la puerta y se encuentra con su anillo. Hasta allí llega Bebote con su endemoniada lengua. La chica se retuerce de locura. La boca de Bebote juega con el anillo y mete los dedos, el anillo se ha abierto al máximo. Entonces el muchacho saca la verga de Guzmán de la almeja y la direcciona al culito dorado. La mujercita lo recibe. Se va hundiendo la vara dentro de ella. Siente ese juguete penetrándola. Bebote ataca ahora las bolas de Guzman que están a punto de reventar. Su verga está dentro de esa preciosura que ha traído su amiguito y el se siente un hombre nuevo. Mientras la chica deja que la pija vaya y venga dentro de su culito. La siente. La disfruta. Quería estar con un hombre maduro y lo ha conseguido. Se siente bien cogida por el amigo de su primo y esta muy agradecida. Busca la boca de Guzman y le regala su lengua. Se bañan las bocas. Se besan con delirio y pasión. Sin remordimientos. Gozando de lo que regala este momento que viven.
Guzman siente que se aproxima el estallido, Bebote lo lee en sus ojos. La chica sale de la montura y junto con su primo se debaten en la espada férrea de Guzman. La besan, la mueven buscando el néctar. La chupan, los gemidos del hombre anuncian que ya viene. La leche salta, las bocas tragan lo que pueden, el río de semen baña los rostros y los cabellos. Los primos se besan limpiándose mutuamente e intercambiando las gotas de miel de sus bocas. Siguen besando la verga del hombre que aún se bambolea con vida.
Luego se arrastran sobre el cuerpo del hombre y llegan a su boca y los tres se confunden en lenguas, caricias, suspiros, como en una comunión, se ríen felices, se tocan, se rozan, se salivan, los jugos se mezclan, los olores, los dedos, los dientes, cada pedazo de piel, cada surco de carne ha sido y es probado. Nada se deja a un costado. Todo es preciado. Los sexos nuevamente arden, nuevamente comienzan a enderezarse. Esa siesta será larga, el señor Guzmán no sabe si esa tarde abrirá su negocio.-
EL SEÑOR GUZMÁN
El señor Guzmán se levantaba todos los días a la misma hora desde hacía tantos años. Hacía un tiempo que había enviudado y eso no le amilanó el ánimo y siguió con su rutina una vez pasados los primeros meses de viudez. La vida seguía su camino y el decidió continuar.
A la una de la tarde mas o menos daba los últimos lampazos al piso de mosaicos multicolores en el almacén de barrio y después de eso repasaba una y otra vez las vitrinas, heladeras, fiambreras y todos los utensilios que hacían al trabajo de todos los días.
Después de eso el señor Guzmán, se sentaba a comer algo livianito. El calor del verano estaba haciéndose cada vez mas intratable, pero el se lo tomaba todo con calma. Sobretodo desde hacía un tiempo en que se venía sucediendo una serie de hechos inesperados en su vida, pero que le habían dado un tinte distinto y un sabor nuevo a está nueva vida, pensaba el.
Hechos que lo tenían con un brillo mejorado en la piel, en los músculos. Se sentía como mas vivo. Con más ganas. Tenía algo por lo que esperar. Algo que cuando era un formal hombre casado no se le habría cruzado por la cabeza.
Era conciente de que había atravesado un portal maravilloso. Y no le daba pena, es más, se sentía gozoso de lo que sucedía, lo ansiaba, lo deseaba. Lo esperaba cada tarde en la que se daba aquel suceso, que iba creciendo y poniéndole más color a la vida rutinaria de otrora y a la cual no pensaba regresar por nada del mundo.
Luego de ver un rato la televisión en donde no pasaba nada interesante se marchaba al baño. Allí se demoraba bajo el agua un tiempo variado. Se daba un baño refrescante. Acariciaba deseoso sus partes. Imaginaba y su sexo entraba a cobrar vida. Lo restregaba. Le pasaba un buen toque de jabón perfumado, para luego apretar sus huevos llenos, bamboleantes y duros. Dejaba que el agua cayera mientras abría sus nalgas y acariciaba con un dedo su anillo, donde también pasaba una y otra vez jabón y lo abría de a poco. Entraba con un dedo y luego con dos y ahí se detenía, porque su verga se iba endureciendo y empinándose en demasía y quería demorar un poco más todo aquello.
Entraba en su habitación. Encendía el aire en una temperatura suave. No le gustaba congelarse. Allí se recostaba en su cama amplia. Se tapaba apenas con una liviana sábana azul claro. Apoyaba la cabeza en la almohada sintiendo el silencio de la siesta ardiente. Entrecerraba un poco los ojos, y se apoderaba de el un modorra calma. Sabía que la sábana se iba corriendo. Sentía el movimiento en el colchón. Sentía la respiración en su oreja. Sentía las manos jóvenes que apresaban muy despacio su verga semi despierta. __¡¡Bebote quiere su leche!!__ escuchaba la voz en su oreja. Mientras su pija se erguía ardiendo. __!Dale la leche a tu bebote¡¡__ decía el joven que se había metido como hacía varias siestas en la cama del señor Guzmán.
Esto había comenzado ya hacía un tiempo atrás. Entre charla y charla con el hijo de sus vecinos. El muchacho fue mostrando cierto agrado en ayudar al señor Guzmán. Acarreando cajones, acomodando víveres. Una cosa trae la otra. La confianza. Los padres del chico que le confiaban el cuidado del joven cuando iban a hacer un mandado al centro o alguna parte.
Ahora por las siestas bebote pedía su leche. Y mamaba la verga gruesa de Guzmán que se retorcía en la cama, mientras el joven pugnaba por la salida del liquido de ese envase que le gustaba tener en su boca. Entre sus manos. Lo pasaba masajeando sus mejillas. De vez en cuando le daba golpecitos a su cara porque la vara estaba realmente dura. Granítica.
Con el pasar de los días el muchacho había aprendido a rozar con sus dedos los huevos del hombre y hacerlo suspirar y gozar como loco de estas sutiles caricias.
La sábana ya se había corrido por completo y el hombre mostraba su desnudez madura. El chico entonces recorría ese cuerpo hasta las tetillas. Las besaba. Pasaba su lengua perversa.
__¡Ah! Muchacho eres un diablo!¡Ahhhh!__hablaba Guzmán perdido en un sueño caliente. Bebote en tanto tenía el garrote de Guzmán atrapado y lo sacudía suave. Hacia abajo. Hacia arriba. Apretando. Llegaba a la boca de Guzmán y las lenguas estallaban en cruces de fuego. Chorreaban saliva y el aire se tensaba. Guzmán tomaba al muchacho de la nuca y lo pegaba a el para no dejarlo escapar.
El señor Guzmán llega a tomar la pija del chico que también está levantada de una manera absoluta. La mueve. La sacude y siente que ese hierro es enorme y caliente. El chico gime. Se tira hacia atrás y Guzmán atrapa con su boca el aparto. Lo besa, lo mima. Lo lengüetea sin vergüenza. Poco a poco se va montando sobre el muchacho que toma otra vez la verga de Guzmán y la traga. Se besan las respectivas trancas. Uno al otro. Las salivas se cuelan. Son como gotas gigantes que chorrean los instrumentos. Se ahogan, metiéndose hasta el fondo las varas. Los gemidos inundan la habitación fresca a la hora de la siesta.
El señor Guzmán besa las bolas del bebote que gime sin remedio. Se retuerce. Guzmán se mete un huevo a la boca y luego otro. Esto al muchacho lo vuelve loco, se estremece. Por otro lado el chico, roza con un dedo el anillo de Guzmán, que da un respingo. Llega después con la lengua sádica y mete en el, agujero. Lo degusta. Lo lame. Lo llena de saliva, allí se forma una crema. Hunde un dedo y Guzmán arquea su espalda y saca su culo un poco más facilitándole la entrada a otro dedo más.
__¡Oh! ¡Sí, clávalo ahí, hazlo, sí, sí muchacho!
__¿Te gusta el dedito del bebote?__ preguntaba con su voz aniñada y aflautada. Guzmán bañó con su baba los huevos duros del bebote. Este se movió mientras ensartaba a Guzmán con los dedos. El señor Guzmán se acercó despacio al agujero rosado del chico, que estaba tan caliente como el hombre. Un beso fue depositado en la entrada prohibida. Largó saliva dentro de el. Lo abrió con el estilete afilado. El muchacho se abrió las nalgas con sus manos. La boca de Guzmán se atragantó con el anillo. Lo limpió un poco más de lo que ya estaba. Los cuerpos viboreaban y vibraban al compás del encuentro sexual. Deliraban. Los deseos iban y venían y se saciaban.
Bebote buscó en la mesita de luz, la crema que el conocía tan bien. Volcó sobre sus manos un chorro perfumado y frío. Con la mano embarduno su trasero y hundió el mismo un par de dedos dentro de el. Sintió el placer. Suspiro. Acarició la verga de Guzmán. La hizo bailotear unos segundos entre sus dedos encremados. Se puso a horcajadas del hombre. Lentamente se fue sentando en la pija de Guzmán, que entrecerraba los ojos, mientras el muchacho se clavaba la poronga y comenzaba a moverse y a jadear como un salvaje, gozando cada centímetro de verga que lo penetraba
La herramienta de Guzmán se iba perdiendo dentro del dilatado agujero de bebote que se relamía los labios sintiendo como esa vara lo clavaba sin remedio. Subía y bajaba como si estuviera en un tobogán de sexo. Guzmán se perdía en otras dimensiones. Se iba a otros mundos. Sentía que su herramienta ardía en tanto atravesaba el túnel angosto de su bebote.
El muchacho cabalgaba en tropel, de repente, se quedaba inmóvil, llegaba hasta la boca de Guzmán y sus lenguas se entrelazaban sin miramientos. Alzados. Bebote sentía como latía esa pija dentro de el. Se extasiaba. Comenzaba a moverse nuevamente. Muy lentamente, la respiración de Guzmán se volvía más y más entrecortada. Gozando. Haciendo gozar al chico. Nuevamente cabalgaba a velocidad.
__¡Dale la leche a tu bebote!__gemía en el oído de Guzman. Guzmán sabía que lanzaría su esperma en cualquier momento. Luchaba por aguantar un poco más, mientras el muchacho mordía su cuello y lo marcaba casi hasta hacerlo sangrar. Bebote saltó de su lugar y atrapó con sus manos la verga hinchada a tope. Apoyó sus labios rojos en la cabeza mojada que empezaba a largar la crema y tragó, tragó hasta que el señor Guzman se vació por entero en esa boca que succionaba goloso, limpiaba la vara pasándole lengüetazos furiosos. El muchacho estirado a los pies de Guzman acariciaba con su lengua el falo del hombre que suspiraba sin descanso. La lengua de bebote iba y venía en ese miembro deseado. Lo acicalaba, lo mimoseaba. No lo soltaba. Estaba muy cómodo con el entre sus dientes.
Unos momentos después fue Guzmán el que acariciaba y chupaba la verga del chico. Los huevos blancos y con pocos pelos eran tragados una vez más por el hombre que los degustaba a su antojo. El chico gemía y largaba la leche en la boca de Guzmán que trago hasta la última gota del brebaje salvaje que le regalaba el chico amante.
Luego los amantes se acurrucaron en la cama. Pegados. Uno contra otro. Desnudos. Serenos. En unos minutos el señor Guzman cayó en un profundo sueño. Estaba tan tranquilo que ni se enteró cuando el bebote abandono la cama y luego la habitación.
No sabe el señor Guzman cuando despertó. Pero cuando abrió los ojos se encontró con que no estaba solo en la habitación.
__¿Qué paso, me quede dormido? ¿Qué hora es?
__Durmió como dos hora Guzman__contestó Bebote
__¿Tanto?__ allí el señor Guzman se percato de la muchacha que lo miraba en toda su desnudez __ ¿Y ella, quien es?__preguntó
__Es mi prima, no se preocupe
__Pero…
__Nada, ella, bueno me conoce, hablamos mucho, nos contamos todo y ella quería conocer a un hombre maduro
__¡Ah! Si
__Si y bueno le conté de usted__ diciendo esto Bebote se había quitado ya toda la ropa y se tiraba nuevamente al lado del señor Guzman.
__¿Cual es tu nombre linda?__quiso saber Guzman
__Mariana
__Sos muy linda
__Gracias…__dijo la chica sonriendo
_-Porque no vienes con nosotros, quítate ese vestidito__ la chica se puso de pie y se quito rápidamente el vestidito, mostrando unos pechitos sabrosos y redondos, con los pezones marrones bastante duritos, mostrando que estaba excitada. La bombachita negra diminuta tapaba apenas una rajita que se suponía dulce y mojadita. La muchachita se acercó a la cama y se colocó cerca del señor Guzman que ya se sentía atraído por la chica joven y dulce.
__¿Ves lo que provocas?__ le preguntó enseñándole la poronga que se levantaba sin remedio. El señor Guzman tomo una mano suave de la chica y la llevó hasta su herramienta, que al sentir el choque de esa piel se endureció aun mas.
__¿Te gusta?__preguntó Guzmán
__¡Sí, señor!__dijo la chica
__No me digas señor__ mientras decía esto le mostraba a la muchacha para que lo masturbara, en tanto el acariciaba sus pechos. La chica apretaba la pija del hombre. La sacudía. La boca de Guzmán atrapó los pechitos de la chica. Los chupaba, los lamía. La chica comenzó a gemir. En tanto Bebote observaba. Caliente. Su verga se erguía tremenda. La chica bajaba la cabeza ahora y tragaba el sable de Guzmán. Su boquita se abría y la vara entraba por esa joven boca que deglutía golosa aquella sabrosa verga. La saliva enseguida bañó el mástil. Guzmán comenzó a gemir y suspirar arrebatadamente. La chica movía las manos por el tronco y metía la redonda cabezota de la pija en su boca. La lengua se soltaba y metía una vez más la pija en ella. No tardóa mucho bebote en acercarse y compartir la fruta que estaba comiendo su prima. Los dos atacaron el hierro candente de Guzmán que ahora ardía en llamas.
__¡Oh! ¿Si, así chicos, chupenla chupenla, oh siiiii!__ alo que los dos muchachos atacaban sin poi9edad, gozando esa tremenda verga. En tanto guzmán metía dos dedos en la conchita humedal de la chica. Perdía sus dedos en ella. Así con la otra mano hacía lo mismo con Bebote, clavándole dedos en el culo abierto y fogoso. Los gemidos inundaban el dormitorio, que había permanecido por tanto tiempo enmudecido.
Los primos chupaban la hermosa tranca de Guzmán que estaba a full. Uno los huevos, el otro, luego subía una boca y bajaba la otra, se alternaban golosamente, las golosinas las repartían haciendo gozar al dueño de las mismas. Guzman ahora se entretenía en el agujerito de la muchacha que suspiraba caliente y desarmada. Entregada totalmente al frenesí y la locura.
Los cuerpos se van moviendo. Ahora Guzmán a atrapado la vulva de Mariana totalmente depilada y la besa y la chupa, la lame con intensidad, la chica tiene un orgasmo tras otro. Los jugos fluyen sin cesar. Guzman los bebe sin descanso con su verga totalmente dura. Bebote acaricia el anillo del señor Guzman. La lengua hurga, se abre paso, la saliva deja el túnel semi abierto. Bebote apoya despacio la cabeza de su miembro en esa entrada. Guzman no se mueve, espera, recibe es garrote, no se resiste, Bebote penetra suave dentro del hombre, el muchacho lo va cogiendo despacio, ahora es Guzman quien se mueve sintiendo que no se puede gozar mas. Siente la verga en su culo y se mueve, mete la lengua hasta el fondo de la muchacha que sigue gozando sin parar. Bebote muerde la espalda del hombre, mientras va y viene dentro de Guzman que grita palabras irrepetibles. Golpea con sus huevos en las nalgas del varón enculado. Suspira Guzmán. Mariana también gime. Bebote lame la espalda y deja el rastreo blancuzco dentro de Guzmán que siente los chorros golpeando sus entrañas. Sale la pija babeando, chorrea leche por el piso. El culo de Guzman expulsa la acabada del joven Bebote. Gira la cabeza del hombre y se encuentran las bocas. Guzman agradece la cogida de Bebote. Nuevamente al darse vuelta encuentra a la chica. Se acerca a ella sobre su cuerpo, se arrastra sobre ella, la besa en la boca, le muerde los labios, chupa su lengua, Mariana se desangra de calentura y en un ademán tiene la verga de Guzmán dentro de si. El hombre la bombea con furia. Sintiendo esa conchita como hacía tiempo que no sentía. Una vulva aún apretada y fresca. Bebote inclinado sobre las nalgas de Guzman, las acaricia, las besa, lame la piel del hombre. Entra en el surco. Llega con su lengua al anillo y chupa el néctar que aún cae, Bebote lo chupa todo. La calentura de Guzman es sublime, se quita de esa posición. Queda acostado boca arriba y la chica se sienta arriba. Mete la pija en su estuche. Guzman se agarra de los pechos, los amasa y se los mete a la boca. Los pezones duros de la muchacha le dan una imagen aún mas sexual. Bebote ahora acaricia las nalgas hermosas de la chica. Abre la puerta y se encuentra con su anillo. Hasta allí llega Bebote con su endemoniada lengua. La chica se retuerce de locura. La boca de Bebote juega con el anillo y mete los dedos, el anillo se ha abierto al máximo. Entonces el muchacho saca la verga de Guzmán de la almeja y la direcciona al culito dorado. La mujercita lo recibe. Se va hundiendo la vara dentro de ella. Siente ese juguete penetrándola. Bebote ataca ahora las bolas de Guzman que están a punto de reventar. Su verga está dentro de esa preciosura que ha traído su amiguito y el se siente un hombre nuevo. Mientras la chica deja que la pija vaya y venga dentro de su culito. La siente. La disfruta. Quería estar con un hombre maduro y lo ha conseguido. Se siente bien cogida por el amigo de su primo y esta muy agradecida. Busca la boca de Guzman y le regala su lengua. Se bañan las bocas. Se besan con delirio y pasión. Sin remordimientos. Gozando de lo que regala este momento que viven.
Guzman siente que se aproxima el estallido, Bebote lo lee en sus ojos. La chica sale de la montura y junto con su primo se debaten en la espada férrea de Guzman. La besan, la mueven buscando el néctar. La chupan, los gemidos del hombre anuncian que ya viene. La leche salta, las bocas tragan lo que pueden, el río de semen baña los rostros y los cabellos. Los primos se besan limpiándose mutuamente e intercambiando las gotas de miel de sus bocas. Siguen besando la verga del hombre que aún se bambolea con vida.
Luego se arrastran sobre el cuerpo del hombre y llegan a su boca y los tres se confunden en lenguas, caricias, suspiros, como en una comunión, se ríen felices, se tocan, se rozan, se salivan, los jugos se mezclan, los olores, los dedos, los dientes, cada pedazo de piel, cada surco de carne ha sido y es probado. Nada se deja a un costado. Todo es preciado. Los sexos nuevamente arden, nuevamente comienzan a enderezarse. Esa siesta será larga, el señor Guzmán no sabe si esa tarde abrirá su negocio.-