El señor de la casa

Lo que ocurre en aquella casa sucede en muchas otras...

EL SEÑOR DE LA CASA

Nuestro padre siempre había sido un tipo dominante. Buen padre. Un poco seco quizá, sobre todo cuando éramos niños. Pero luego fue cambiando.

Quizá noté esos cambios cuando mamá se fue con su mejor amigo y nos dejo con él. Éramos dos mujeres y un varón, en realidad somos.

Siempre fue para nosotras sobre todo las mujeres como el rey de la casa. El señor de la casa.

Cuando llegaba del trabajo, siempre nos traía un regalito. Nos abrazaba y nos decía cosas lindas al oído. Por supuesto fuimos creciendo, tuvimos nuestro primer periodo y nos empezó  hablar del sexo.

Aprendimos todo de él, al igual que mi hermano varón Uli que siempre se manejo con total libertad de gustos y de elecciones.

Fuimos creciendo entre juegos, cuando mamá se fue yo tenía nueve, Lita tenía siete y Uli seis.

Han pasado algunos años. Estamos crecidos y tenemos relaciones fuera de casa, quiero decir amigos, parejas, compañeros, trabajo.

Pero ninguno nos hemos ido de casa. Vivimos allí. Nuestro padre es el señor de la casa. Allí estamos siempre rodeándolo. Siempre estando con él, acompañando.

__¡Hola pa, como estas!

__¡Hola Ángel, bien, y tu,…esperándolas a ti y a tu hermana…!

__¿Paso algo?__ pregunté preocupada y casi alarmada

__¡Nada grave, solo las extrañaba!__ dijo y se lanzo a mis brazos. Nos abrazamos como tantas veces. Me olfateó profundamente. Acerco su nariz a mi oreja sabiendo que aquello me ponía  mil. Respiro fuerte y largo su aliento cerca de allí, yo corrí el cuello, en un acto reflejo, quedando con mi rostro de frente al de él. Me miraba con esos ojos claros, medio celestones y siempre cargados de una leve nostalgia, sus cabellos ya empezando a ponerse grises, pero aún en gran cantidad, sus manos fuertes bajaron hasta mi delgada cintura. La apretó un poco, siempre con cierta tranquilidad, aunque al estar pegado a mi noté su erección, que ya conocía tan bien.

__¡Ohh papi…estas caliente!!__ susurré y me acerqué para besar su boca, su ancha boca, su gruesa lengua me penetró como tantas veces y nuestras salivas comenzaron a mezclarse de manera vivaz y salvaje. Muy caliente. Sus manos fuertes llegaron hasta mi culo duro, redondo, y se aferró  a las nalgas de manera sensual. Amasándolas. Mientras su dureza golpeaba en mi vestido, lo sentía tan rocoso. Tan vibrante y tan duro, que mi mano guiada por la temperatura me llevó hasta allí. La acaricié por sobre su pantalón. La desee automáticamente. No dejábamos de besarnos, el con sus manos en mis preciosas pompis, amasando, apretando, pellizcando y yo en su pedazo de carne.

Pronto aquello no me alcanzó así que desprendí el cinto y el botón de su pantalón y baje la cremallera, haciendo que el pantalón cayera al suelo alfombrado del living.

Mis dedos acariciaron la cabeza de la barra que ya tenía unas gotitas, baje su calzoncillo y la poronga saltó alocada, elástica y tan dura que pensé que acabaría allí mismo.

Le pasé los dedos suavemente sintiendo como gemía aquel hombre riquísimo. Tan deseado por mi y por todos los de la casa.

__¡Deberíamos ir a la habitación mi Ángel!__ así me llamo siempre mi padre desde niña. Aunque en realidad mi nombre es Ángeles. Recogió su ropa y nos fuimos al cuarto amplio y enorme del señor de la casa. Su cama debo decir era enorme y muy cómoda, nos gustaba retozar allí a todos.

Una vez en el cuarto, mi padre, el señor de la casa, se acercó a mi por detrás, apoyando su miembro que volvía a recobrar vida, apoyado en mi trasero en tanto con sus manos fuertes recorría mis pechos sabrosos, si, debo decir, que mi autoestima es alta, bueno, la cuestión es que el rápidamente quito mi sostén y se apoderó de los pechos, pellizcando mis pezones gruesos, mi vulva empezó a mojarse de manera torrentosa y abundante, sentía que mojaba mis calzones como tantas veces.

En eso la puerta del cuarto se abre intempestivamente y Lita aparece en escena, sonriendo y acercándose a nosotros, le planta un beso en la boca a nuestro padre, mete su lengua en lo profundo, eso hace que el pedazo de carne de mi padre se ponga un poco más tenso de lo que ya estaba, cosa que a mi agrado sobremanera, y o masajee de forma violenta y rapaz. Con una velocidad exquisita, sabiendo que eso a aquel acho no le hacía mella, ya que era capaz de aguantar durante una hora o mas su eyaculación, con tal de hacer gozar a sus cachorros.

Lita me dio unos besos calientes a mí, mientras yo seguía aferrada a la barra de nuestro padre. Este gemía y gruñía como loco. En un momento no sé cómo, nos tiramos a la cama los tres, en un abrir y  cerrar de ojos, dándonos unos revolcones, entrecruzándonos, golpeando, piernas, manos, brazos, sexos, los tres quedamos desnudos y sin ropas.

Los pechos de Lita fueron absorbidos por el señor de la casa, yo lentamente llegué a sus pies y a la barra de carne me la metí en la boca, tragando aquel pedazo que me hacía tan feliz, y del cual gozaba cada vez. Lo babeaba chupando como si fuese un chupetín muy grande y grueso, venoso, latiendo en mi golosa cueva. Con los dientes jugaba a morderlo suave, y sus gemidos alcanzaban un nivel de casi grito, con los dedos llegaba a sus tetillas, a sus pezones gruesos y los pellizcaba, aquel poderoso macho se retorcía de gozo y placer.

Lita bajo a hacerme compañía y busco de inmediato las bolas gordas y tan llenas de nuestro señor. Repasaba el caño de arriba abajo, nuestras lenguas se chocaban dulcemente sacando chispas.

__¡Ahhh despacio niñas, despacio, con calma, ahhh, que lindas putitas que son, ohhh, siii, coman a su macho, ohhhh!!!__ así rebuznaba aquel hombre fuerte y hermoso que era nuestro padre. Metía sus dedos gruesos en nuestras conchitas mojadas y chorreando jugos, que el sorbía, luego nos daba de comer nuestro propio néctar y volvía a meter sus dedos buscones y exquisitos en nuestros cuerpos.

Nos cogía con sus dedos, agrandando y dilatando nuestros agujeros ya dilatados y muy calientes, deseando, nosotras, ese mástil parado y tan duro. Un manjar para nosotros. La saliva lo había bañado por completo.

Allí es cuando irrumpió a las apuradas Uli, nuestro hermano. Con su largo cabello  hasta los hombros. Un cuerpo torneado por los dioses. Fibroso, marcado, sin exagerar.

__¡Ohhh veo que la están pasando muy bien!!

__¡Únete a la fiesta Hijo!__ le invitó el señor de la casa ardido por todos lados. Uli se acercó quitándose su ropa. Observándonos como comíamos el pedazo de nuestro padre. Alzadas, su verga empezó a levantarse sin control. Se acercó a nuestro padre y le estampó un profundo beso en la boca. Acaricio el pecho de nuestro macho y se prendió  a los pezones del hombre maduro. Pronto su propia pija estaba dura como mármol.

No dejando de meter sus manos sobre nuestras tetas, y sobre el fierro erecto del macho, que tan bien conocía.

Lita se monto en el sin perder tiempo. La muy salvaje empezó a cabalgar y cabalgar muy caliente. Yo entonces baje un poco más para lamer y besar las bolas de nuestro padre que daba pequeños gritos de satisfacción y placer. De las bolas de nuestro señor levantaba mi cara y mi lengua y clavaba la lengua en el hoyito semi abierto de Lita.

__¡Ohhh perra…chúpame el culo…siii…ahhh que lengua tienes!!!__ gritaba Lita moviendo su culo y con sus propias manos lo abría más para que yo metiera mi lengua ponzoñosa en ese anillo baboso y agrandado.

Le bese y babee su culo y luego metí dos dedos, y hasta tres mientras la putita de mi hermana tenía varios orgasmos. Uli vino detrás de mi y empezó a succionar mi raja, depiladita, y luego me comió el ojete que ya estaba por demás de dilatado. Acto seguido metió su pija dura y me taladro el culito haciéndome acabar varias veces.

Cambiamos de lugar con Lita y mi padre y señor me clavó su daga en el lugar que había dejado Uli en mi cola abierta y salvaje, trague su sable sin demora. Era más grueso que el de Uli pero lo tragué con mi cola rápida y voraz.

Uli atacó entonces la colita de Lita que deseaba ser cogida como una flor. La verga entró hasta el fondo y las dos éramos cogidas por hermano y padre serruchando nuestras colas. Sin descanso. Nos colocamos de tal forma en que quedamos enfrentadas con Lita y nos besamos las tetas y nos mordíamos gozando como perras. Los pedazos de carnes se perdían en nuestro túnel, perforando y arrancando gemidos y gruñidos de todos.

De pronto Uli empezó a convulsionar y a vibrar, su verga se inflamo largando chorros indescriptibles de semen en la cola de Lita que me abrazaba comiendo mi boca.

La catarata de leche chorreaba en su hermoso culo, hasta manchar las sábanas. Uli salió de ella con su verga semi desinflada. Goteando, ella se giró y ruda fue a beber hasta la última gota.

Uli cayó al costado de nuestro señor, el sacó entonces su miembro endurecido al máximo, y mirando a Uli este se fue gateando hasta allí y lo metió en su boca. Mamando. Sorbiendo todos los juegos mezclados. Comiendo la vara.

Yo fui detrás de él y abriendo sus nalgas tan lindas como las nuestras, escupí el hoyito palpitante de aquel machito hembrita, asumido y tierno. Pase la lengua por su rajita, y él se contoneo y suspiro hondamente.

__¡Ohhh como mamas verga hijito, mi cariño, tan hembrita, ahhh!!!__ Uli saboreando aún la mojada verga se abrió de piernas y encaminó el pedazo de carne a su agujerito abierto y expectante. Fue comiendo. Fue tragando la bella poronga de nuestro padre. De nuestro señor. Nuestro padre la fue clavando, hasta los huevos. Yo besé el pecho lampiño de Uli y comí sus tetillas. Lita empezó a hacer lo propio con los pechitos de nuestro macho y amante, de nuestro padre, enloquecido.

Uli cabalgaba, la pijota de nuestro macho seguía dura como roca. Yo sabía que no duraría mucho más. La verga de Uli, nuestro hermano empezaba a endurecerse otra vez.

__¡Ohh voy a llenar ese culito tuyo, ahhh, ohhh!!!__ exclamó a los gritos nuestro señor, Lita comió la boca de papá. Yo besaba a Uli, que era llenado, rebalsado por la leche de el señor de la casa.

Un vez que lo hubo llenado, los tres nos encargamos de limpiar la bamboleante verga, la fuimos limpiando dando largos chupones con el fin de eliminar hasta el último rastro de jugos, liquidos,leche.-