El secuestro de Mar
Mar nunca imaginaría lo que iba a ocurrirle aquel día a la salida del centro comercial.
En primer lugar añadir que este relato no lo he creado yo, lo he traducido de una página en inglés. Espero que os guste.
El sol apenas comenzaba a posarse sobre el horizonte cuando Mar, de 20 años de edad, caminaba a través del aparcamiento del centro comercial cargando con sus bolsas de la compra y su bolso. Caminaba a paso acelerado con la cabeza agachada y sin prestar atención a sus alrededores, era una fría noche de Septiembre, soplaba una helada brisa y una tormenta estaba en camino. Sus únicos pensamientos se centraban en una comida caliente y un buen baño.
Anton y Aldo eran dos hermanos alemanes merodeando el aparcamiento aquella noche buscando un objetivo fácil al que secuestrar y llevar de regreso a su país, cuando vieron a la pequeña joven caminando cabizbaja, su largo cabello castaño oscuro ondeaba en el viento, "¡Prepárate Aldo" dijo Anton de 40 años a su hermano de 37.
Mar andaba sumida en sus pensamientos, sin prestar atención a la furgoneta que se detenía lentamente junto a ella. Aldo se asomó por la puerta trasera, agarrando a Mar por el pelo y arrastrándola al interior de la furgoneta. Cerrando la puerta dijo a Anton, "La perra es nuestra, ¡vámonos!" y la furgoneta aceleró hasta perderse en la noche, con Mar gritando, "¡Dejadme! ¡Dejadme! ¡Que alguieeen me ayuuudeeee!"
Aldo abofeteó a Mar en su preciosa cara, cayendo estrepitosamente sobre el suelo de la furgoneta, "¡Cállate pequeña puta o te cortaré tu jodida lengua!" dijo mientras sacaba una navaja. Eso fue suficiente para amedrentar a la tímida jovencita y hacerla callar.
Los preciosos ojos de Mar se llenaron con miedo y lágrimas surcaban su rostro mientras susurró temblorosa, "¡Por favor!, no tengo mucho dinero, pero tengo tarjetas de crédito, ¡cogedlas!, pero no me hagan daño."
"¡Ja, ja, ja! Si crees que es tu dinero lo que nos interesa no eres muy inteligente. ¡Ja, ja, ja! ¡Quítate tus ropas chochito" dijo Aldo en un tono divertido pero dominante. Dándose cuenta del propósito por el cual aquellos hombres la habían tomado, la dulce y pequeña Mar quedó paralizada de miedo y las lágrimas comenzaron a fluir libremente. Fluían sobre su suave rostro mientras Mar suplicaba a su secuestrador.
"¡Por favor señor, no me haga esto!" sollozó "¡Quiero irme a casa!". Algo agarro a Mar, y cogiéndola de su sedoso pelo, la zarandeó y puso la hoja sobre su cuello, "Llorar y suplicar no te van a llevar a ningún lado zorra! No somos la clase de personas a las que les gusta repetir las cosas, ¡así que por última vez quítate tu maldita ropa!".
Nunca nada la vida habría preparado a Mar para lo que iba a sucederle, y aterrorizada por no obedecer, Mar empezó a tocar nerviosamente los botones de su blusa blanca, bamboleando sus pequeños dedos teniendo problemas para realizando la temida tarea, e impacientándose crecer en sus pantalones una protuberancia, Aldo extendió la mano, agarrando la blusa de Mar, y arrancándola, echó a volar los botones en todas las direcciones, gritándole a la señorita asustada, "¡Más rápido puta!"
Después de hacer a su joven cautiva desvestirse completamente de la cabeza a los pies, Aldo la forzó a tumbarse de la furgoneta, y desabrochándose sus pantalones, y deslizándolos por sus piernas le dijo a Mar, "Abre tus piernas y mantenlas separadas".
Fue la cosa más dura que Mar había sido obligada a hacer alguna vez en su vida, pero la amenaza de lo que le ocurriría si no accedía a las demandas de Aldo eran claras, y así es como Mar separó sus bien proporcionadas piernas para el asaltante, quien no perdió el tiempo en montarla, empujando su verga hasta el fondo de su estrecha vagina con un empuje brutal, riéndose de Mar mientras gritaba con los ojos desencajados del pánico al ser despiadadamente forzada.
Aldo violó el pequeño tesoro de Mar sin restricción desde su primera zambullida adentro, castigando a su vagina con su gordo nada hasta que estaba gruñendo y gimiendo "!Me voy a correr! ¡Me voy a correr!!¡"y Mar podría sentir la verga de Aldo palpitando, hinchándose adentro suya a medida que llegaba al extremo de la eyaculación, y desesperadamente ella imploró al bruto, "¡Sácala de mí!...¡Por favor!" pateando sus pequeñas piernas en el aire, serpenteando y contoneándose bajo de su asaltante, intentando sacarlo de ella, pero sin resultado.
"¡Ahhhh! ¡Ohooo! ¡Uuuuuu! ¡Yeaaaa! ¡Joder Sí!"gruñó Aldo al empezar a descargar sin protección dentro de la fértil Mar, plantando su semilla con orgullo, sufriendo un colapso encima de ella mientras sacudía su verga con fuerza, felizmente dentro de su pequeño tazón de miel.
¿Después de que su agotada verga se deslizase de la vagina llena de esperma, Aldo se puso en pie y preguntó a Anton, "¿Quiéres follarte a este juguetito, hermano? Yo conduciré el resto del camino hasta casa". Aparcando la furgoneta a un lado del camino por el que viajaban, Anton en broma dice, "¿Hace un oso sus necesidades en el bosque?" y ambos se rieron.
La lluvia caía pesadamente en el techo de metal y un trueno fuerte sólo acrecentó el miedo que Mar sentía al ver como Anton y Aldo cambiaban sus puestos. Anton desabrochó sus pantalones, deslizándolos hasta sus rodillas, mirando hacia abajo a la asustada veinteañera que comenzaba a sollozar en un estado de semishock.
"No me gusta ser un segundón así que date la vuelta perra" dijo Anton en una voz fría y poco afectuosa, y si bien ella estaba segura de que no quería oir su respuesta, preguntó llorando como un bebe , "¿Por qué?"y Anton agarró a Mar por su antebrazo, tirando de ella hasta que su cara surcada de lágrimas estaba tan solo a unos centímetros de la suya, y mirando a los ojos de la pequeña Mar contestó a su pregunta.
"Porque voy a follarte tu culo niñita" y tras hacerla girar la arrojó de barriga al suelo de la furgoneta. Anton cayó sobre Mar, con un codo en la parte de atrás de su cuello, manteniéndola en esa postura, mientras guiaba su enorme verga con su mano libre, presionando su cabeza hasta el virgen anillo de su ano.
"¡Nooooo! ¡Nooooo! ¡Nooooo! ¡Se lo ruego, por favor, ahí no, yo AAAAAAAHHHHHOOOOOUUUUAAA!" Pero sin contemplaciones las súplicas desesperadas de Mar, Anton comenzó a golpear duramente, hundiendo su verga en el culo virgen de la muchacha. Ella pateó sus piernas en agonía sobre el suelo de la furgoneta, fracasando debajo de él como un pececillo, mientras Anton desgarraba la entrada de su recto con cada empuje brutal de su verga.
La furgoneta avanzaba a brincos por la fangosa senda que llevaba a la granja de los hermanos cuando Anton acabó en el interior de Mar, y la pobre señorita estaba bajo él, con su cuerpo pequeño y débil rendido del abuso que había sufrido. Anton desplazó la puerta lateral de la furgoneta y gritó hacia Mar, "¡Sal fuera y lleva tu apenado trasero hasta la casa perra!"
Mar tuvo que gatear hasta la puerta de la furgoneta, e incapaz de levantarse cayó fuera de la furgoneta en la senda enlodada y yació allí con fría lluvia golpeándola mientras lloraba, "No puedo... me duele...necesito ayuda" pero Anton le dijo que gatease o la llevarían a rastras por su pelo, y reuniendo todo sus fuerzas la pequeña Mar logró conseguir apoyarse en sus manos y sus rodillas y empezó a gatear a través del barro y la lluvia hacia la casa de campo que se divisaba a lo lejos, con los dos hermanos tras ella y pateándole el trasero diciéndole que se apresurara y maldiciendo a la pobre y destrozada Mar.
Continuara