El secuestro de Mar (2)
Continuan las desgracias de Mar.
Mar estaba helada hasta los huesos y temblaba incontrolablemente mientras gateaba hasta la puerta principal de la granja, Aldo abrió la puerta y entró seguido por Mar apoyada sobre sus manos y las rodillas mientras Anton la pateaba en el culo ladrándole, "¡Entra ahí perra!".
Anton le lanzó a Mar una toalla, diciéndole que se limpiara mientras él y Aldo comenzaron a quitarse sus ropas mojadas. Después de secar con la toalla el barro y agua de su estremecido cuerpo, se envolvió la toalla alrededor de sí misma para cubrir su desnudez, sentándose en el suelo de la sala de estar, alzando las piernas hasta que apoyó la barbilla en sus rodillas, en posición fetal llorando suavemente.
Anton había cogido el bolso de Mar y sentándose en el sofá, fue observando el contenido de dicho bolso mientras Aldo, de pie junto a Mar, se agachó y tiró de la toalla, despojándola bruscamente de ella y lanzándola a un lado dijo, "No eres más que una cosa insignificante, no hace falta que te escondas".
"¡Por favor déjeme ir a casa por favor, no se lo contaré a nadie lo juro!" imploró Mar con voz sollozante contemplando el cuerpo desnudo de Aldo que estaba de pie junto a ella. Mirando hacia ella con una sonrisa abierta en su cara y riéndose ahogadamente dijo, "Ya estás en casa pequeño tarrito de miel, Ja, ja ja. Somos tus nuevos novios cariño".
"Este pequeño chochito se llama Mar" dijo Anton a Aldo tras terminar de registrar el bolso, "y tiene 20 años" ... "pensaba que era más joven" contestó Aldo y mirando hacia Mar prosiguió, "Así que 20 años, entonces eres lo suficiente mayor como para follar con los a la vez, ¿no cree Señorita Mar?".
El pensamiento de aquellos dos hombres violándola al mismo tiempo aterrorizó a Mar hasta lo más profundo de su alma, y poniéndose sobre sus rodillas a los pies de Aldo, juntó sus manos como si estuviera rezando. Mirando hacia arriba al sonriente alemán y llorando desconsoladamente a través de sus preciosos e inocentes ojos, humedeciendo su bonita cara rogó a su secuestrador.
"¡Por favor señor, por favor, estoy tan lastimada que no puedo ni levantarme, por favor se lo ruego!" Aldo jugueteando con la pobre Mar le dice a su hermano, "¿Qué opinas Anton?, ella es una cosita tan insignificante, ¿Qué te parece la idea de hacer un bocadillo de Mar? Ja, ja, ja".
"No se hermanito, quizás si esa putita llorona arrastra su culito hasta aquí y me ruega como debería hacerlo una verdadera esclava, podríamos dejarla descansar el resto de la noche" y la pobre Mar vio que había una opción si conseguía convencer a Anton de su compasión y apoyada sobre sus manos y sus rodillas gateó hasta Anton que se sentaba desnudo en el sofá y empezó a besar sus pies, suplicándole al matón por su misericordia.
Los dos alemanes tenían arrogantes sonrisas en sus caras mientras Mar picoteaba con sus suaves y arrugados labios los pies de Anton, sus lágrimas templadas caían sobre sus pies y cosquilleándole en su caída a través de sus dedos del pie, "Por favor, tenga piedad de mí Señor, me duele todo" Mar sollozó, "Le suplico misericordia".
"No sé qué hacer Mar, dulzura" dijo Anton, jugando con Mar como un gato juega con un ratón antes de matarlo, "Me estás suplicando piedad y mi polla está tan caliente y dura, me está pidiendo que la alimente con otro pedazo de tu dulce trasero, tal vez debería ser mi verga la que deberías estar besando e implorándole piedad, ja, ja, ja".
El miedo y la desesperación llevan a las personas a hacer cosas que nunca pensaron que fueron capaces, y Mar no era una excepción. Irguiéndose sobre sus rodillas entre las peludas piernas de Anton y bajando su bonita cara hasta su regazo, empezó a besar su palpitante e hinchada verga. Sus lágrimas bajaban agradablemente rodando por su pene mientras ella le imploraba misericordia a ese falo.
"Por favor señor Pene, no puedo tenerle en mi culo otra vez, no puedo, me lastimó tanto la última vez, le pido misericordia" Mar sollozó histéricamente, nunca se había sentido así de tonta o humillada mientras imploraba a un pene que no la lastimara, como si aquella verga tuviera una mente propia, pero aquello era lo que Anton deseaba y ella no podía hacer otra cosa más que obedecer sus órdenes.
Mar se había tragado todo su orgullo y su dignidad con la esperanza de encontrar alguna compasión humana en esos dos brutos, pero eso no fue todo. Anton la agarró por su pelo, levantándola hasta su regazo de modo que ella estaba sentada sobre él con su espalda contra el pecho del alemán, y Aldo agarró sus sexys piernas, levantándolas lo suficiente para que Anton colocará su verga en la entrada de su trasero y conjuntamente los dos hermanos soltaron a Mar para clavarse en la polla de Anton, " OHHHGAWD!!! ¡OOOHHHGAWD!!!! ¡OOOHHHGAWD!!!!" Mar gritó tan alto como permitieron sus pulmones mientras Anton la atravesaba despiadadamente.
La pobre y pequeña Mar pateaba y gritaba con todas sus fuerza, "¡Sujeta a esa perra!" dijo Aldo a su hermano mientras se preparaba para atravesarla desde delante, y mientras introducía su verga en el coñito de Mar, sus bellos ojos se tornaron en su cabeza, y ella gritaba en un grito silencioso de terror total. Aldo escupió en su boca abierta, riéndose de la pobre mientras se ahogaba con su escupitajo y teniendo que tragarlo.
Pobre, pobre Mar, aquello era más que lo que su pequeño cuerpo era capaz de soportar, y ella entraba en un cúmulo de convulsiones entre los dos brutos despiadados, mientras ellos sacudían sus pollas en el interior de su ano y su vagina con ritmo acompasado. Su cautivo y derrotado cuerpo se sacudió y torció entre ellos, hasta que no puedo aguantar más el abuso y cayó directamente en la inconsciencia.
Continuara