El secuestro de Emy

Cuando Emy fue secuestrada por un grupo de guerrilleros colombianos jamas se imaginó que sus piecesitos le iban a salvar la vida...

Día 1

Jamás me imaginé que cuando decidí tomar el curso de francés que la Universidad Nacional Experimental del Táchira ofrecía como parte de sus planes de extensión, mi vida iba a cambiar tan radicalmente.

Ahora, al sentir en mi sien el frío metal de una pistola empuñada por una de las personas que me estaban secuestrando, sabia que algo malo, pero muy malo me estaba ocurriendo.

"Llévate al vigilante por delante si se te atraviesa, no le pares bolas" alcance a oír que gritaba uno de mis captores, el que iba en el asiento delantero- "Púyalo, púyalo que ya coronamos, el paquete es nuestro," chillaba el que estaba situado a mi izquierda.

Mi última esperanza se desvanecía, si lograban pasar el portón de la Universidad y tomar la Avenida, iba a ser muy fácil perderse entre la multitud de carros que circulaban a esa hora en la capital tachirense.

Con toda mi fuerza mordí la mano que atenazaba mi mandíbula, el grito que pegó el desgraciado podría haberse escuchado hasta en la China, pero aun así se aferró más duro y empujando el cañón de la pistola a mi garganta me dijo con voz muy queda: "Maldita perra, si vuelves a morderme te vaciaré todo el peine de mi pistola y vas a quedar con más huecos que un colador, te lo juro".

Debo confesar que mi instinto de conservación fue más fuerte y además ¿para qué seguir luchando?. Raudo la camioneta cruzó el portón universitario sin que el vigilante moviese un dedo, así que debía resignarme a los hechos y esos hechos eran que yo Emy Consolación Manrique había sido secuestrada por uno de los tantos grupos armados que pululan en la frontera colombo-venezolana. "Oh Dios Mío, protégeme de todo peligro y conforta a mis padres en esta dura prueba, cuida de mi mascota durante mi ausencia y dame fuerza para sobrellevar todas las incomodidades y penurias que voy a soportar. Amén" .

Día 2

Lo primero que hice al despertarme fue correr hacia una pequeña ventana que atiborrada de barrotes, me permitía al menos tener una idea del contexto geográfico en el cual me encontraba. No habían tenido tiempo de llevarme muy lejos. Las luces titineantes que se veía a lo lejos era, sin lugar a duda, las de San Cristóbal, podía reconocerlas entre mil.

A continuación hice un inventario de mis pertenencias y el resultado fue desolador. Mi ultra pequeño celular había sido descubierto. No cargaba ni una pequeña navaja con la cual hacerle frente a los bandidos que me habían secuestrado. Solo podía confiar en dos cosas: En Dios y en mi ingenio. Nada más.

A renglón seguido decidí examinar cuidadosamente las condiciones de mi celda, Aparte de la pequeña ventana había una pequeña mesa de madera con su correspondiente taburete. En un ángulo de la habitación había una cama o catre- creo que le dicen así- con algo que pretendía ser una colchoneta. En la esquina opuesta el baño o más bien, la letrina más horrorosa que he visto en mi vida, en donde cucarachas gigantescas pululaban por doquier, completaban el más desolador cuadro que aunado a mi privación de libertad hacían de mi estado de ánimo lo más cercano al hundimiento del Titanic.

"Pero bueno -pensé- al menos estoy viva". Había leído de muchos secuestros en donde la víctima perece en el intercambio de disparos cuando alguien presente en el sitio trata de impedirlo. Mentalmente le di las gracias a Dios que él lerdo del vigilante no hubiese reaccionado a tiempo.

Por último, mi vista fijo su atención en la puerta, ésta tenía como una especie de trampilla basculante, parecida a la que les hacen los gringos a sus puertas para que entren sus perros. La intención era clara. Era por ahí por donde pensaban pasarme los alimentos, igual que como se alimenta a una fiera enjaulada. En algo tenía razón... pronto iba a convertirme en una fiera.

A mis dieciocho años no estaba dispuesta a que ningún grupo guerrillero colombiano fuera a estropearme la vida por muy amistoso que fuera. "Creo que van a ser ellos los que les va a tocar pagar por devolverme", pensé.

Día 3

Antes de continuar mi relato, permítame presentarme. Mi nombre es Emy Consolación Manrique, estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional Experimental del Táchira, tengo 18 años, sin novio pero siempre buscando ese romance adolescente que nos marcará para toda la vida. Ahora déjenme hablarle de mis padres, - es Importante que lo haga- porque en toda esta historia ellos juegan un papel muy Importante.

Mi madre, ah mi madre... De una hermosura excepcional, en su juventud por poco no fue coronada Reina de la Feria Internacional de San Sebastián. Seguramente sus grandes ojos, unos ojos que parecen contener todo el cariño del mundo hicieron mella en el jurado. Su vitalidad es proverbial y ya veremos como a todo lo largo de mi cautiverio ella fue una pieza clave para mi liberación.

Mi padre, por el contrario prefirió mantener un perfil bajo durante todas las diligencias procurando mi libertad, pero hay que ver como se multiplicaba haciendo los contactos para lograrlo. Dudo que en el ejercito colombiano mismo haya recorrido palmo a palmo todas las montañas del Departamento Norte de Santander como lo hizo mi progenitor.

¿Por qué fui secuestrada?..Nunca quise hacerles esa pregunta a mis padres. Supongo que los guerrilleros vieron en nosotros un objetivo pecuniario muy valioso y decidieron que la víctima más asequible era yo. (Acuérdense que la cuerda siempre revienta por lo más delgado).

Ahora bien. Qué se siente al estar privado de la libertad y en manos de un grupo de bandoleros (amistosos aunque para mí no tenían nada de pana burda).

Bueno, la primera sensación es de irrealidad. ¿Qué quiero decir con esto? Que los venezolanos somos optimistas por naturaleza. Consideramos que tenemos grandes posibilidades para sacamos el Kino de este fin de semana, pero que no hay la más remota posibilidad de ser víctima de un secuestro. Así que nuestra primera sensación es creer que estamos soñando una terrible pesadilla y que en cualquier momento vamos a despertar. Craso error que pagamos caro.

Día 4

"Jovencita permítame decirle que ha sido usted secuestrada por las Autodefensas Unidas de Colombia, Frente Mariscal Sucre al mando del Comandante Luis Londoño. Es usted nuestra prisionera de guerra. Esperamos de su parte la máxima cooperación y sobre todo obediencia absoluta a todas nuestras ordenes".

A través del pasamontaña solo alcanzaba a distinguir los ojos negros más fríos que he visto en mi existencia. Sin vida, sin humanidad. Así que este es el maldito infeliz – pensé para mis adentros - ordenó secuestrarme. No tienes ni la menor idea de lo caro que lo vas a pagar. Pero no era el momento apropiado para bravuconadas. Lo mejor era mostrarme sumisa y obediente. Con voz muy queda le respondí:

  • Entiendo perfectamente sus indicaciones y las cumpliré al pie de la letra pero por favor no me hagan ningún daño (suspiro).
  • Así lo espero. Confiamos que su permanencia con nosotros sea la más corta posible pero ello depende de sus padres. Mientras tanto ordenaré que limpien su baño y le den sabanas limpias.

Al menos era un consuelo saber que iban a desinfectarme el sanitario y dormiría sobre lencería aceptable, mi cabeza era un torbellino de ideas e interrogantes... ¿Por qué razón me habían secuestrado las AUC y no la FARC? ... o el E.L.N. o C.A.D.A.F.E... tantas siglas me vuelven loca.

Día 5

Tenía entendido que las Autodefensas Unidas de Colombia combatían tanto contra la guerrilla de la FARC como del E.L.N, y financiaban sus actividades con donaciones e impuestos que le cobraban a los ricos hacendados colombianos pero ... ¿qué diablo tenía que ver mi familia en este entierro y porque había sido elegida yo como objetivo militar por parte de estos facinerosos de míerda? ... Eran preguntas que revoleteaban en mi mente sin encontrar respuesta.

Unos ligeros toques en la puerta me sacaron de mi meditación. Procedí a ubicarme estratégicamente en la cama dejando ver generosamente mis bien contorneadas piernas. Si pensaba planificar mi fuga de allí, debía estar dispuesta a utilizar todos mis encantos femeninos.

  • Puede pasar – exclamé con voz susurrante y sensual.

La puerta se abrió lentamente dando paso a un paramilitar de mediana edad. Mi treta dio resultado. Sus ojos miraban extasiados a todo lo largo de mis muslos deteniéndose extrañamente en mis lindos pies. La mecha del deseo al menos estaba prendida. Si quería escapar me las tendría que ingeniar para avivarla.

  • Buenos días señorita – su voz era ronca y mostraba cierto recelo el comandante Londoño me ha ordenado a mi y a una compañera ser sus custodios en turnos rotativos de 12 horas. Particularmente le voy a agradecer que no intente escapar pues me dolería mucho tener que agujerear tan hermoso cuerpo.

  • Lo que usted diga – Respondí con un mohín y pensando dentro de mi "Imbecil dentro de 48 horas estarás lamiendo en mis manos, te lo aseguro".

Día 6

Fabrizio, ese era el nombre de mi carcelero, junto con Tania (porque será que en todo movimiento guerrillero siempre hay una Tania) se turnaban religiosamente para vigilarme. Debían de tener una silla al lado de la puerta pues Fabrizio roncaba como un motor diesel recién entonado. Tania por el contrario cantaba viejas canciones de Alí Primera y recitaba versos del poeta nicaragüense Rubén Darío. No me explico como una mujer de su cultura podía haberse metido a paramilitar. Se notaba que había viajado por el mundo y hablaba por lo menos otros dos idiomas. Su belleza me recordaba a la mujer indígena que seguramente Cristóbal Colón describía en sus cartas. En un momento de confianza procedí a preguntarle el por qué de mi secuestro.

  • Necesitamos desprestigiar el Gobierno Chavista. La culpa de tu secuestro se la están achacando a la FARC y otros al E.L.N. En cualquiera de los dos casos la opinión pública puede considerar que deben haber nexos de la guerrilla colombiana y altos funcionarios del gabinete de Chávez. Su presidente constantemente nos ataca y nosotros tenemos que defendernos.

  • O sea que yo soy un simple peón en el ajedrez político de vuestras luchas intestinas – pregunté en el tono más enfadado que pude.

  • Me temo que si. Fuiste elegida al azar entre decenas de otros objetivos. Hasta un cura de apellido Calderón lo teníamos en la mira pero a ese nos lo llevaremos más adelante concluyó.

Día 7

Fuertes detonaciones me hicieron despertar como a las 2 de la madrugada. Aunque no soy una experta en armas puedo asegurar que eran fusiles de alta potencia con disparos tipo ráfagas. Extrañadamente me sentí muy desilusionada al captar que eran disparos lejanos y por lo tanto no era ningún intento de rescate. Decidí golpear la puerta y preguntarle a mis captores.

  • Tania, ¿qué ocurre? ¿qué son esos disparos?.
  • Vuélvete a acostar. Seguramente algún preso de la penal ha intentado escapar y le están echando el plomo parejo, duerme tranquila que nosotros ya estamos acostumbrados.

Así que me tenían secuestrada a tan solo 25 minutos de San Cristóbal pues el penal esta ubicado en la población de Santa Ana, por lo tanto me habían trasladado por la vía del llano tomando el desvió que conduce a este poblado. " Si tuviese un Telescopio hasta podría ver la fachada de mi casa" pensé con un dejo de tristeza a sabiendas del tiempo miserable perdido que estaría empleando mi padre en buscarme por las montañas del Departamento Norte de Santander.

Tan cerca de la libertad y al mismo tiempo tan lejos. Con razón que por el pequeño radio que mis carceleros me habían proporcionado entraba como un tiro estaciones tales como "Ecos del Torbes", "Tamá Stereo" y lo más importante para mi: las emisoras informativas en frecuencia modulada de la Televisora Regional del Táchira. Me dormía escuchando la voz acariciadora de Héctor Rojas.

Día 8

Si pensaba escapar ya era tiempo de empezar a trazar un plan. La victima más propicia era pues Fabrizio ya que del tal comandante Londoño ni se había vuelto asomar. Las miradas de lujuria de lujuria y deseo de mi carcelero se multiplicaban una y otra vez y aunque hubiese podido violarme mil veces era evidente que jamás se iba a atrever a ponerme un dedo encima a menos que fuera yo la que tomara la iniciativa.

Hoy en la mañana, al traerme el desayuno consideré que había llegado el momento.

  • Dígame una cosa Fabrizio porque un hombre tan guapo como usted anda metido en una vida llena de peligros como esta. Podría muy bien buscarse una buena mujer, casarse y llevar una vida un poco más tranquila - ¿No le parece?.

Su cabeza se volteó para mirarme fijamente. Lo había tomado por sorpresa. Con mirada descarada empezó a recorrer cada milímetro de mi cuerpo deteniéndose –extrañadamente- otra vez en mis pies. "Será que es un pervertido fetichista", pensé. En alguna parte había leído que hay hombres que para hacer el amor requieren una especie de fetiche que puede ser cualquier parte del cuerpo femenino ¿Sería este el caso de Fabrizio. Muy pronto lo iba a averiguar?.

  • Si tiene unos minutos para cederme no tengo inconvenientes en contarle mi vida y así dar respuesta a su pregunta. ¿Está de acuerdo? Su voz denotaba un ruego.

Día 9

No siempre he sido un paramilitar. En mi juventud trabajé como periodista y visitador médico. Todavía recuerdo al visitar a mi primer galeno derramé todas las cajas de anticonceptivos encima de su escritorio mientras recitaba como una carreta "Dr., Minigynom, nuestro anticonceptivo de elección, me permito recordarle que Minigynom contiene 0,03 miligramos de etinilestradiol y 0,15 de Dlnorgestrel. Además me permito señalarle que los anticonceptivos están contraindicados cuando hay trastornos graves de la función hepática, antecedentes de ictericia idiopática, prurito grave del embarazo, síndrome de Dubin Jhonnson, síndrome de Rotor, procesos Trombembólicos curados o en actividad, anemia de células falciformes y empeoramiento de la otosclerosis durante embarazos anteriores, Dr. Con mucho gusto le dejo tres muestras médicas y será hasta la próxima.

  • Me le quedé mirando de arriba abajo y no pude evitar desternillarme de la risa.
  • De veras usted le recitaba toda esa carreta. Venga siéntese aquí a mi lado y cuénteme más. Acto seguido le dejé suficiente espacio en la cama para que se sentara no sin antes dejarle ver una generosa porción de mis muslos, pantorrillas y sobre todo lo que a él más le parecía llamar la atención. Mis lindos piecesitos.

  • También fui comerciante y estudiante de Derecho. Era bueno sobre todo en derecho romano, todavía recuerdo que según Ulpiano la justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que es suyo. Además recuerdo que ... bla, bla, bla... zzzzzzzzzzzzzzzzz...

Día 10

Seducirlo no era tan fácil como lo había pensado. No es lo mismo conquistar a uno de los tantos chicos bobos que pululan en una universidad que seducir a un hombre de mediana edad que sabe las consecuencias que le pueden acarrear en caso de ser descubierto. Por lo menos hasta un pelotón de fusilamiento por tener relaciones sexuales con la prisionera a la cual debería estar vigilando.

Meditaba largas horas pensando cual sería la mejor táctica para iniciar un contacto sexual. No era cuestión de hacerle lo mismo que le hago a un chico cuando me atrae. Simplemente me le planto al frente y le doy un fuerte apretón en las meras bolas mientras le miro directamente a los ojos y le digo: "Oye tu me gustas" ¿Te agradaría empatarte conmigo?.

No, no, no en el caso de Fabrizio tendría que ser mucho más sutil ... más inteligente... más cerebral. Descubrir su punto débil sexualmente hablando, su fantasía más secreta, su deseo más oculto. Era evidente que me deseaba, que quería poseerme pues el bulto de su bragueta mostraba una leve hinchazón cada vez que entraba a verme. Mi objetivo debía ser muy

simple. Solo debía convertir esa hinchazón en algo insoportable.

Día 11

Frente problemas complicados soluciones simples, ya me encontraba obstinada de este encierro y eso que tan solo llevaba once días. Por el Diario de la Nación que mis captores a veces me hacían llegar publicaban todos los días una lista de todas las personas secuestradas y en ella aparecían personas con más de dos años privadas de su libertad. Yo no estaba dispuesta a batir ningún record.

Decidí hacerme la enferma. Es un truco viejo pero siempre efectivo. Un simple dolor de estomago podría ser muy convincente para que al fin Fabrizio me meta mano. Luego seria cuestión de que la naturaleza siga su curso y el torrente hormonal de su ego masculino haga su trabajo. (Biología de Tercer Año de Bachillerato).

Manos a la obra –medité- sabía que el momento más débil a pesar de su fuerte contextura sería en el momento en que llegase al orgasmo. No hay hombre en el mundo que llegado ese instante no se convierta en una simple marioneta de nuestras manos. Por lecciones de mis amigas aprendí que ese era e mejor momento para sacarles un abrigo de pieles, un jugoso cheque o un convertible color rojo. Todo depende del tamaño del marranito pero en mi caso estaba en juego mi libertad.

... ¿qué debería hacer al momento en que tuviera su orgasmo? ... degollarlo? ... amarrarlo...? golpearle en la cabeza ... Oh Dios ayúdame a decidir.

Día 12

Lo único que me molestaba de mi plan era tener que entregar mi Virginidad a un maldito infeliz. Tanto que mi mamá me cuidó para no caer en malos pasos, para ahora tener que hacer el amor con un paramilitar de míerda.

"Bueno, si es por mi libertad –pensé- cualquier medio se justifica". Además en el amor y la guerra todo se vale y ellos me habían dicho que yo era una prisionera de guerra. Por lo tanto cualquier recurso que utilizara para mi libertad era totalmente válido.

Ahora bien, supongamos que mi plan fuera un éxito. ¿Cómo voy a dominar a Fabrizio el tiempo suficiente como para poder escapar?. La respuesta vino con tan solo alzar los ojos hacía la esquina del escaparate en donde guardaba la escasa vestimenta que mis captores habían adquirido para mi. Si, allí estaba el par de esposas metálicas, de un acero reluciente que lastimaron mis muñecas el primer día de mi prisión. Habrían sido olvidadas y extrañamente estaban abiertas y listas para ser cerradas sobre mi victima.

Teniéndolo esposado me sería mucho más fácil matarlo, pero ¿tendría el valor para hacerlo? La respuesta la obtendría la mañana siguiente junto cuando me trajera el desayuno.

Día 13

La mañana se inició con un sol radiante y desde mi celda podía escuchar el canto matutino de innumerables pajaritos. Era un amanecer precioso no apto para que un ser humano como Fabrizio muriera como San Lucas, pero era mi decisión y esta ya estaba tomada. Tenía que morir para así yo poder recuperar mi libertad.

El tac, tac de la puerta anunciándome la llegada de Fabrizio con el desayuno me sacó de mis pensamientos. Pude construir una rustica navaja con un viejo pedazo de hojillas de afeitar que había encontrado a un lado del baño. Mi plan era –al igual que el de Dalila con Sansón- esperar a que se durmiera, proceder a esposarlo y luego tapándole la boca con un trapo proceder a degollarlo por la mera yugular. Los suicidas cuando se cortan las muñecas, si son descubiertos a tiempos pueden salvarse. Pero en cambio los que se cortan la yugular, mueren desangrados irremediablemente. Tengo entendido que la sangre brota con tanta fuerza que puede llegar a varios metros. "Vaya final para Fabrizio – muerto a manos de una simple adolescente pero al menos se qué morirá feliz teniendo como punto culminante su clímax.

Día 14

Nunca había visto a ningún hombre quitarse los pantalones tan rápido tal como lo hizo Fabrizio. Como era de suponer fue que no se aguantó dos pedidas. Bastó que le dijera que tenia un fuerte dolor en el bajo vientre para que inmediatamente – con una pose muy seria digna del mejor facultivo- empezara a palparme rozando con delicadeza mi vello púbico.

  • ¿Te duele aquí? Me pregunta con voz extasiada y tremulante de deseo.
  • Un poco más abajo – le respondí con sorna viendo por la hinchazón de su bragueta que mi treta daba resultado. Ni corto ni perezoso avanzó decididamente hasta tocar mis labios menores, alrededor de la vulva. Su respiración se hizo entrecortada y sus ojos se tornaron vidriosos. Era evidente su estado de excitación. Considere que era mejor quitarme de una buena vez la careta.

  • El dolor que tengo es por la ausencia de un buen macho. Anda poséeme, poséeme con toda tu fuerza. Quiero ser tuya para toda la eternidad. Hazme sentir que soy la hembra de tus sueños. Bésame, bésame hasta el último rincón de mi cuerpo y luego llévame hasta la cima del cielo. Te lo pido, te lo suplico, te lo ruego...

  • Si, si, voy a penetrarte como la perra que eres –Respondió.

Día 15

Los días quince son por lo general, días de pago y a Fabrizio hoy le tocaba pagar... con su vida, el haber sido cómplice de mi secuestro pero sobretodo por permitir que su cabeza pequeña gobernara a su cabeza grande. Solo por tan solo eso no merecía seguir viviendo. Estos pensamientos cruzaban por mi cabeza mientras – Tal como me lo imagine – Fabrizio se deleitaba besando una y otra vez - ¿a que no adivinan? Pues lo que le llamó la atención desde la primera vez que me vio ... mis lindos piecesitos, y esto lo hacía mientras se hacia un pajazo monumental. Así aparte de fetichista era un pajuo de míerda que para colmo había despreciado a mi coqueto peluche cambiándolo por el final de mis extremidades inferiores. "Ahora si que te voy a matar con gusto desgraciado" mientras veía como llegaba al orgasmo salpicando todo con los chorros de su esperma.

La puerta se abrió en ese momento gracias a un severo empujón. Tres hombres cubiertos con pasamontañas entraron gritando. "Quietos todos. Somos el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales, Sexuales y Criminalisticas. Diablo, era mejor cuando decíamos ... PTJ. En fin, quedan todos arrestados... supongo que la sorpresa de los funcionarios policiales no tuvo limites al ver el dantesco cuadro de una adolescente desnuda con el pie derecho metido hasta lo más profundo dentro de la boca de un hombre mayor cuyos pantalones estaban en el suelo, su pené flácido pedía a gritos el reposo del guerrero, restos de semen pululaban por todo el piso de la habitación. Con gesto displicente retiré mi pie de la boca de Fabrizio y procedí a identificarme.

  • Soy Emy Consolación Manrique –dije con voz enfática mientras me cubría el cuerpo con una toalla- supongo que a mi es quien buscan. Fui secuestrada por estos hijos de perra hace 15 días. Gracias por rescatarme.

  • Soy el inspector Gerson Durán de la Unidad de Respuesta Inmediata. Llevamos días tratando de localizarla señorita Emy ... o debo decir señora – en clara alusión a la escena de contenido sexual que acababa de presenciar.

  • Gracias a ustedes sigo estando cero Km Inspector. Después, cuando me tome declaración daré las explicaciones del caso. Por ahora lo único que quiero es regresar a mi hogar y ver a mis padres.

La pesadilla había terminado. Por lo visto un eficiente trabajo de investigación ubicó el lugar de mi secuestro e hizo posible mi rescate. Ahora solo restaba que el tiempo curara mis heridas. Mirando a Fabrizio en el suelo, le atiné un fuerte puntapié gritándole tan solo: "Infeliz escuálido de míerda "...