El secuestro

Un chico joven es secuestrado por un tipo duro que lo tortura durante toda la noche dejandolo libre en la madrugada.

Era un sábado a las once de la noche, él iba paseando por una calle no muy bien iluminada, iba solo, era un chico de unos 20 años, se le veía un chico bien formado, pero no estaba cachas de gimnasio, no, quizá fuera bailarín por como tenía el cuerpo. Media, quizá, 1.80 m, desde atrás se le veía bien, era un tipo hermoso. Llevaba unos vaqueros y polo blanco con rayas marrones de arriba abajo (lo que hacía que su cuerpo tuviera una apariencia todavía más cachas) y unos zapatillas deportivas de color negro con unas rayas blancas que las cruzaban de lado a lado.

Desde hacía un rato un coche lo seguía despacio y con las luces apagadas, él no lo había notado. Casi al final de la calle, iban a entrar en otra calle mas ancha e iluminada, el coche le adelantó y paró al lado de la acera, de él bajó un tipo alto y con unas buenas espaldas, se recostó en el vehículo, esperando que el chico pasara por delante de él. En el momento de pasar el tipo abrió la puerta del auto y solo dijo:

Entra!!

Antes de que el muchacho pudiera articular palabra el tipo lo aplasto contra el auto y los esposó a la espalda y lo metió a empujones sobre los asientos traseros del coche, cuando lo tuvo sentado detrás le puso una tira de cinta adhesiva sobre la boca , para evitar que gritara, cerró la puerta y arrancó el automóvil y se fue rápidamente de allí.

Llegaron a una casa en el campo y el tipo la abrió e hizo entrar al chico, encendió las luces. Parecía no importarle que le viera la cara, le quitó las esposas y le dijo:

Desnúdate, rápido, o quieres que te arranque la ropa.

El chico estaba que no sabía que hacer, pero obedeció y se fue quitando ropa, pronto estuvo casi desnudo, solo se había dejado los boxers grises que llevaba.

Toda la ropa , le gritó el tipo, quiero ver la polla que se adivina debajo de la tela.

El chico lentamente empezó a bajárselos , hasta quedar completamente desnudo.

El tipo se acerco lentamente a él y le pasó la mano por la polla y los huevos, el chico dio un paso hacia atrás. El tipo le dio un guantazo en la cara:

Quien te ha dado permiso para moverte?.

Tímidamente el chico dijo:

Nadie

Otro guantazo:

Nadie, ¿qué?

¿Cómo?. Otro guantazo

Señor, que llames señor o amo, entendido?

Si señor.

Esto y está mejor. Ahora no eres más que mi esclavo y harás todo lo que yo te diga sin rechistar, ¿de acuerdo?

Si señor, seré su esclavo y haré todo lo que me pida

El chico comprendió que era mejor no oponerse a aquel hombre que era más alto y más fuerte que él.

Ahora te vas a estar quieto para que yo te envuelva con este plástico. pon los brazos pegados al lado del cuerpo.

Y el tipo procedió a envolver todo el cuerpo del chico con un rollo de plástico de cocina que a la vez se agarraba al cuerpo, el chico o no tenía vello o estaba completamente depilado, tenía el justo en el pubis. Pronto estuvo todo envuelto e inmovilizado. El tipo lo cogió en brazos y lo subió a una mesa y lo dejo allí acostado. No podía moverse. El otro salió de la habitación y al poco regresó con una bolsa llena de cosas.

Son cosas para torturarte. Ya veras como te gusta.

El chico empezaba a tener miedo, pues el otro parecía que iba en serio. De la bolsa sacó un cutex pequeño y con mucho cuidado corto alrededor de los genitales para sacarlos fuera, le retorció los huevos y la polla empezó a ponerse dura.

Veo que te gusta esto que te estoy haciendo, verdad, cabrón, eres un maricón de mierda y además empiezas a tener miedo. Eso me gusta

El chico no decía nada solo callaba y miraba. A continuación le puso una bolsa de plástico transparente en la cabeza y la cerró alrededor del cuello. Empezó a respirar y pronto el aire de la bolsa se terminó y el chico respiraba con dificultad abriendo mucho la boca. Lo tuvo unos segundos así, que le parecieron horas. Dejó pasar unos 30 segundos, simulando que se asfixiaba y pasado este tiempo con el cutex corto la bolsa de plástico dejando que respirara de nuevo con normalidad. Al abrirse la bolsa respiró unas cuantas veces rápido y profundo para normalizar el oxígeno en el cuerpo.

El tipo le cogió por los huevos y se los retorció hasta que el chico gritó de dolor, a continuación le bajo la piel hasta debajo del capullo y justo allí empezó a atársela con una cuerda. Tenía la polla bien dura.

Cuando llegó abajo del todo empezó con los huevos que se fueron separando del cuerpo como unos cuatro centímetros. Estaban lisos y brillantes.

Antes de todo esto había sacado varias velas y las había encendido, ahora y tenían cera caliente que se la fué echando por encima del capullo. El contacto de la cera con la piel sensible hizo que gritara de dolor. Pero no paró y le vertió cera hasta cubrirlo completamente. Después siguió con los huevos.

El chico gritaba pero él no hacia ningún caso. Terminó con la cera y cogió una fusta y a golpes le fue quitando la cera del capullo y los huevos.

A continuación le cogió por los pies y lo dobló sobre si mismo y le ató a la mesa de manera que los pies le pasaban por encima de la cabeza.

Con el cutex le corto justo donde estaba el culo y le abrió el plástico lo suficiente para torturárselo.

Primero con una polla de goma le fue abriendo el ano, el chico no era virgen y no opuso mucha resistencia, pero eso cogió otra más larga y más gruesa. Esta ya entró con más dificultad, pero se veía que le gustaba. Lo fue follando de esta manera hasta que se cansó. Le sacó el dildo y como el agujero estaba muy abierto, cogió las velas y vertió cera caliente dentro del agujero del ano. Ahora sí grito de dolor. De nuevo cogió la fusta de cuero y a golpes le quitó la cera del culo y siguió castigando a golpes la polla y los huevos. Siguía gritando de dolor, pero él no le hizo ni caso.

Se subió a la mesa y lo folló de una manera salvaje, sacó el pene y se corrió de una manera abundante encima de los huevos y la polla de chico.

Puso al chico en la posición normal y le hizo una paja hasta que se corrió de una manera brutal.

Lo desató y quitó el plástico y lo volvió a follar esta vez con pasión y de una manera más dulce.

El tipo se vistió y dejó al chico, desnudo, en el mismo callejón donde lo había raptado:

La semana que viene podemos repetirlo, si quieres.

Bueno, ya veremos, porque la semana que viene no se si podré.

Vale, cuando quieras, ya sabes el número de mi móvil.

Y se despidieron con un beso en la boca.

Todo había sido un rapto pactado para una sesión de sado. Aunque el chico nunca sabría como sería la sesión, ni esta ni las futuras.