El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (9)

El día tenía que llegar, conociendo a ambas personas tenía muchas esperanzas respecto al encuentro aunque siempre podría surgir alguna cosa inesperada, Susana, mi íntima amiga y Iñaki mi novio se iban a “conocer” por primera vez.

ERA EL MOMENTO IDÓNEO PARA CUMPLIR UNO DE MIS DESEOS MÁS ÍNTIMOS.

Iñaki estaba de guardia en el Hospital, lo conocía lo suficiente para saber que cuando salía de servicio volvía a casa como un toro, tengo que confesar que a mí me pasa lo mismo y me atrevería a asegurar que a la mayoría de médicos les ocurre igual, al salir de una guardia tenemos unas ganas de follar desaforadas, lo llamé a la consulta para informarle que Susana vendría a cenar con nosotros aunque luego se iría para dejarnos solos, le oí gruñir al otro lado del teléfono porque ya había hecho planes para pasar la noche follando a lo salvaje.

A Iñaki mi amiga Susana le caía muy bien, era una chica muy movida, alegre y ocurrente, tenía un fino humor ligeramente irónico que nos encantaba pues frecuentemente hablaba con segunda intención y casi siempre picante, mi novio la seguía soltando frasecitas y comentarios comprometidos que ella esquivaba con ingenio y a la vez lo dejaba en el filo de la navaja, por eso estaba convencida de que Susana lo ponía a Iñaki y mucho, aunque también a ella le noté que cuando le contaba cómo follábamos se “emocionaba” de manera especial, quizá por eso siempre tuve una idea en mente y por una conjunción de situaciones este día parecía que los astros se habían alineado a mi favor.

Susana vino a mi casa por la tarde, Iñaki por complicaciones del servicio tuvo que quedarse hasta casi de noche aunque no era habitual, para hacer tiempo preparamos la cena, mi amiga vino vestida muy arreglada como siempre y preferí que no me ayudara en la cocina porque podía mancharse y lo comprendió, salió y al momento volvió.

  • Ya estoy aquí, ahora ya no hay peligro de manchas, ¿qué quieres que haga?

Creí que se habría puesto alguna bata mía de estar por casa pero al volverme vi que se había quitado todo excepto los zapatos de tacón alto, me tuve que apoyar en el banco de la cocina porque me temblaban las piernas, con su sonrisa socarrona me miraba, sus ojos brillaban y sus labios rojos se abrían enseñando su perfecta dentadura blanca.

Todo esto me encantó pero lo que me maravilló fue verla de cuerpo entero, las tetas altas y medianas (una talla 95) con sus pezones marrones elevados y duros en el centro de una gran areola, la cintura que se estrechaba para dar lugar a la explosión de sus caderas que con el vientre plano resaltaba el pubis totalmente depilado, las piernas torneadas que sostenían un culo alto, duro y moreno.  Apenas pude balbucear…

  • M… me gustaría que te sentaras en la encimera, en el rincón.

Quité los cacharros que tenía de decoración y dejé el rincón libre, de un salto subió al banco y se recostó en los armarios de madera a su espalda, puso una pierna en un tramo del banco y la otra en el que hacía ángulo, después sacó el culo justo hasta la orilla, el coño abierto quedó completamente a mi disposición, me quité el delantal y sin dejar de mirarla a los ojos me fui quitando la ropa, no olvidé ni las zapatillas, cuando me acerqué a ella no dejé de mirarle los ojos, los tenía entornados de deseo, ansiaba tanto que la besara como que le comiera el coño pero preferí besarla en la boca, me incrusté entre sus muslos y la abracé, la atraje hacia mí apretando mis tetas a las suyas, su boca me esperaba entreabierta y sus labios me recibieron pegándose a los míos, nos besamos los ojos, la cara, el cuello y los hombros, nuestros pezones competían por hincarse en el pecho contrario, los míos en punta a veces se encontraban con los de ella y chocaban como topes de tren.

Susana gemía cuando conseguía respirar, me cogía de la nuca para no dejar de besarme y yo la atraía rodeando su culo para tenerla más cerca, a la altura de mi vientre notaba el calor húmedo de su sexo, me mojaba el ombligo con sus jugos y notaba el olor a coño caliente, seguí el aroma pero al encontrarme con sus tetas tuve que hacer una escala, lamí, chupé y mordí aquellos pechos tan agradecidos, los pezones rozaron el paladar ásperos y calientes, cuando los solté sonaron como un tapón de champán.

Bajé hacia su vientre y en el ombligo encogido la hurgué con la lengua, noté como vibraba por la sensación pero seguí hasta el pubis abierto, los labios morenos me esperaban, desde la misma separación en dos nacía el clítoris, con la lengua lo rodeé hasta abajo y después subí hasta encontrar la almendra pelada, con la punta levanté el pequeño prepucio echándolo hacia atrás, lo atrapé con los dientes y lo absorbí en la boca, la lengua acabó de excitarlo hasta que me llenó la boca, en la barbilla notaba los líquidos que manaba y que goteaban en mis tetas.

En un momento cerró involuntariamente sus muslos sobre mi cabeza, en el vientre notaba sus espasmos, se estaba corriendo sin avisar, la excitación del clítoris fue demasiado para ella (y para mi) , abrí la boca y una fuente salió de su vagina, ya no era espeso, era una fuente que intentaba tragar, notaba las vibraciones en el coño y la pelvis, los muslos se abrían y cerraban sin control y me cogía la cabeza intentando sin éxito apartarla de su punto más sensible.

Cuando volví a levantarme tiró de mi cara y me volvió a besar, esta vez con el pelo revuelto, cuando se corría estiraba de sus pezones y del pelo, tenía un rostro como si volviera de una batalla campal.

  • Gracias Luz, me has subido al cielo.
  • Jajaja, creí que sólo te habías subido al banco de la cocina.
  • Pues ahora te toca a ti, te dejo el rincón, es muy cómodo.
  • Es tarde y tengo la comida en el horno pero si quieres seguiremos desnudas, me encanta ver tu cuerpo.
  • Y a mí el tuyo.

Las dos desnudas seguimos guisando, cuando fregaba algo en el grifo salpicaba las tetas de agua y ella me secaba con la boca, me tenía en vilo porque se le ocurrían cosas de lo más inesperadas, me acordé del asado en el horno, debía de estar chamuscado con el rato que le había dedicado a Susana, lo abrí y el vapor me envolvió la cara dejándome cegada, las tetas se calentaron con el vapor que salió de golpe, no sabía qué hacer porque no lo esperaba pero de pronto sentí que algo me rozaba las piernas, no llegué a sospecharlo pero no contaba con Susana, estaba preparando la ensalada y al tener un pepino pelado en la mano lo asoció como un falo, lo untó en aceite de oliva y me lo metió en el coño, el tamaño, la suavidad y el grosor era como el de Iñaki, por un segundo me pareció que era su polla, me sentí llena y me gustó pero el frío de la hortaliza me devolvió a la realidad.

Al girarme hacia Susana la vi asustada, no sabía si me había disgustado su travesura o no y me miró de arriba abajo, tenía la cara colorada, las tetas enrojecidas por el calor y entre las piernas me colgaba una cuarta parte del pepino que me había clavado en el coño, me dijo apurada.

  • Lo siento Luz, fue un impulso, vi tu culo en pompa con el coño abierto y como tenía el pepino en la mano no lo pensé, creí que sería el mejor sitio para él.
  • Te juro que por un momento creí que era Iñaki pero no me enfadé, sólo me sorprendí pero como castigo te lo vas a comer tu sola, ya puedes empezar.
  • Lo que digas Luz, será un placer.

Susana me llevó al rincón del banco donde se había sentado antes y me hizo subir, quedé con las piernas abiertas como ella  con el pepino asomando del coño, Susana se lo tomó con calma, acercó una silla y se sentó frente a mí no sin antes cogerme las tetas y levantándolas chupó un pezón y me alcanzó el otro a mis labios para que lo hiciera yo también, las dos chupadas me gustaron pero un poco más la suya.

Mi coño depilado como el suyo quedó a su merced, debajo del clítoris rosado aparecía sin más el pepino recién pelado, mi amiga separó mis labios al máximo dejando el coño liso como si no tuviera labios, los menores estaban tan dilatados que no se notaban, sin más se rió a carcajadas…

  • ¡Si te vieras!, jajaja, parece que te ha crecido una polla, no me disgustaría que te creciera una buena verga, disfrutaría de ella aunque preferiría que fuera de quita y pon porque no quiero perder tu coño delicioso.
  • No digas eso, que me estás poniendo a cien.
  • Si no fuera tarde te propondría una cosa, con el pepino en tu coño me gustaría compartirlo, me metería la mitad que te asoma y pegaríamos nuestros coños hasta corrernos, jajaja.
  • Calla que tienes demasiada fantasía.
  • Es que estoy muy caliente, jajaja,

Susana se tomó su tiempo, a mordisquitos fue comiendo el pepino, cuando terminaba lo que sobresalía me lamía el coño dilatado y mordía el pepino lo necesario para sacarlo un poco hasta que lo comía también, tardó un buen rato hasta que con apenas pepino adentro me corrí, de mi coño salió un chorro de flujo y, a la vez, el pepino, llené las tetas de Susana que se levantó y me abrazó mientras me sacudían los espasmos del orgasmo, me mojó las tetas con el flujo que le salpiqué y frotamos las cuatro tetas hasta hacer salir por enésima vez los pezones.

Nos duchamos rápido pues Iñaki vendría de un momento a otro, aguantamos la tentación de disfrutar de la ducha como solíamos hacer sin prisas y salimos a la habitación, Susana sacó la ropa que había traído, se puso una falda vaquera muy amplia y corta, con un suéter muy ajustado sin sujetador y unas braguitas negras diminutas, según se iba “vistiendo” me lo iba enseñando para que me hiciera una idea, yo la seguí con un minivestido muy ajustado por arriba con un gran escote y falda muy ancha (a Iñaki le gustaba meter mano siempre que me tenía cerca) mis bragas tampoco eran grandes y negras también, tuve que ponerme sujetador porque el escote amenazaba con sacarlas.

Cuando llegó Iñaki se le notaba una sonrisa forzada ante la perspectiva de tener compañía pero la cara se le transformó al ver a Susana.

  • Wow, Susana ¡qué alegría verte!  Y… ¡cómo estás! y no es preguntar, jajaja.
  • Jajaja, hola doctor, quisiera que me hiciera un reconocimiento y una cura de urgencia, jajaja.
  • No hay problema, creo que me quedan unos minutos de guardia, jajaja, ¿cómo estás, preciosa?
  • Ya ves… he venido a incordiaros, imagino que vendrás agotado y con ganas de dormir hasta mañana, jajaja.
  • De eso nada, tú te quedas con nosotros, me doy una ducha rápida y estoy con vosotras como nuevo.

Nunca vi a Iñaki ducharse tan rápido, cuando estábamos los dos lo hacíamos juntos y siempre acabábamos igual, follando como locos pero esta vez volvió perfumado y acicalado como un pincel.  Cenamos en la cocina, Iñaki no se cortaba en meterme mano por debajo de la falda en cuanto estaba cerca, Susana no perdía detalle y sonreía contenta, entre ellos se estableció una serie de indirectas subidas de tono que hicieron la conversación de lo más amena.

Cuando pasamos al comedor Susana hizo mención de irse, Iñaki esgrimió todos sus argumentos para “rogarle” para que se quedara a tomar unas copas con nosotros, la pudo “convencer” y nos servimos sendos whiskys y a Susana su consabido Gin Tonic, se sentó frente a nosotros que lo hicimos en el mismo sofá, mi amiga le ofreció una magnifica visión de piernas porque la falda le subió hasta la cintura, la mía no fue menos y al pobre de Iñaki la polla se le alborotó enseguida.  Susana pronto sacó el tema de Cadaqués y fue directa al grano…

  • ¿Qué tal las vacaciones en la Costa Brava?
  • ¡Ah, muy bien, para repetir!
  • Imagino porqué, creo que había mucho que ver, mucho topless y… ¿qué te pareció el coño depilado de Merche?
  • ¡Ooooh!, una maravilla, ¡qué persona más simpática, esa naturalidad, ese aplomo, ese bien estar!… en fin ¡que estaba muy buena!  Tenía un coño especial.
  • Jajaja, eso me ha contado Luz, lo malo es que hasta que no volváis a encontraros no volverás a ver otro coño tan suave…
  • No sabes lo que lo siento, no estoy acostumbrado a ver un coño así, ¡a saber si volvemos a reunirnos!
  • ¿Y no te gustaría ver un coño como aquel sin esperar tanto?
  • Claro, pero por aquí no se acostumbra.
  • Bueno… eso no es cosa de costumbres, sólo es cuestión de proponérselo, ¿sabes que Luz se ha depilado el suyo como el de Merche?
  • No jodas Susana, me gustan mucho tus bromas pero eso…
  • ¡Luz, enséñaselo por favor!

Me levanté a su lado, tiré de mis braguitas por debajo del vestido y las dejé caer al suelo, Iñaki miraba con los ojos bien abiertos expectante y cuando subí el vestido hacia arriba como el telón de un teatro se notó cómo tragaba saliva, dejé la falda del vestido en mi cintura, frente a sus ojos incrédulos mi pubis depilado completamente y aún así no lo creía, le cogí la mano y la llevé entre mis labios, estaban calientes, suaves y húmedos.

Inmediatamente debajo de su pantalón apareció un bulto sospechoso que lo manchaba de líquido preseminal, estaba todavía en shock cuando fui al lado de Susana que me esperaba de pie, tiré de su suéter hacia arriba y las tetas cimbrearon al verse liberadas, solté el botón metálico de la falda vaquera y la dejé caer, sólo quedaban las braguitas negras y poniéndome detrás de ella las fui enrollando sobre sus caderas, poco a poco fue apareciendo la pelvis de Susana, su piel morena marcaba oscuro donde antes había una importante mata de rizos, ahora brillaba indicando el comienzo de sus labios y del clítoris que asomaba inmediatamente.

Nunca vi balbucear a mi chico, siempre demostró su seguridad en cualquier situación pero ahora al vernos con los coños lampiños quedó petrificado sobre todo la polla que abultaba considerablemente.  Susana se volvió hacia mí y me estampó un beso en la boca y me quitó el vestido por encima de la cabeza, mis tetas se aplastaron sujetas por el sostén y cuando lo soltó cayeron pesadas rebotando varias veces, quedamos las dos desnudas sólo con los zapatos de tacón alto, Iñaki estaba inmóvil, fui hacia él y lo llevé de la mano delante de Susana, ésta se abrazó a él y lo besó en la boca, yo notaba como sus manos hacían por agarrarse a ella pero no se atrevía.

Entre las dos le quitamos la ropa, él se dejaba hacer y cuando estuvo desnudo como nosotras Susana se le pegó, lo volvió a besar aplastando sus tetas en el pecho velludo, me agaché y le cogí la polla que al ser más alto que mi amiga rozaba el ombligo, di varias chupadas al capullo, sentí el sabor salado y fuerte, entre los dos apenas había espacio pero agarré el tronco y lo paseé dando una pincelada entre los labios del coño de mi amiga, los dos suspiraron sorprendidos.

Susana más baja que Iñaki separó apenas las piernas y forcé hacia abajo la polla para que se incrustara entre los labios deformándolos y presionado el clítoris que asomaba entre ellos, a ella se le escapó un gemido y a él un gruñido como un oso, pasé la mano entre las piernas de mi chico y le cogí los huevos, seguí a lo largo del tronco y comprobé que se perdía entre los labios de mi amiga, sonreí contenta y separé las nalgas de él, di una pasada de lengua desde los huevos hasta la cintura por detrás, al lamer el agujero oscuro de Iñaki dio una encogida huyendo hacia adelante lo que acusó Susana sintiendo que la polla ya no sólo apuntaba al clítoris, se había deslizado entre sus labios saliéndole por detrás entre las nalgas sin entrar en la vagina, el gemido fue mucho más largo.

Se le notaba incómodo pues al ser más alto tenía la polla doblegada hacia abajo buscando la raja de Susana, con las manos intentaba apretarle el culo atrayéndola hacia él, le faltaban manos pues acudía a sus tetas puntiagudas cuando podía, los cogí de las manos y los llevé a la habitación, la cama de 180x190 nos esperaba pero antes de subir lo abracé yo, pegué mis tetas en su pecho dejando su polla pegada entre los dos, me llegaba sobre el ombligo y quemaba.

Me sentía muy feliz, estaba a punto de conseguir realizar una fantasía deseada desde hacía mucho, iba a compartir mi chico con mi querida amiga, ella también lo comprendió y lo abrazó por atrás, pegó sus tetas a la espalda y el pubis a su culo, apoyaba su cabeza sobre la nuca y pasaba las manos por debajo de sus brazos cogiendo mis tetas.

Entre las dos una por delante y otra por atrás, lo besamos y lamimos sin dejar un rincón seco, le llevamos a la cama y le separé las piernas, tenía la polla vertical cuando de cuclillas agarré con las dos manos el falo y después de descubrirlo lo metí en la boca hasta hacerlo desaparecer, él gemía al notar que se colaba en mi garganta, mis piernas rodeaban la suya frotándome el coño con su rodilla, dejaba un rastro mojado todo a lo largo de su espinilla, mis jugos manaban sin cesar al notar en el clítoris el suave roce entre mis labios.

Susana se inclinó sobre él y le atrapó la boca, una serie de besos con lengua le llenaron el paladar, mezclaron sus fluidos y cuando estaban faltos de aire Susana se sentó sobre la cara de Iñaki, dejó el coño justo sobre su boca, la lengua de él salió loca de deseo y lamió el coño de alto en bajo.

Dejé la polla brillante y vertical y subí sobre sus piernas dejándome caer sobre la verga, sentí que llegaba a la matriz obligándola a hundirse con él, me moví al mismo ritmo que Susana, nos abrazamos y besamos acariciándonos los botones sensibles, Iñaki abarcó las cuatro tetas a elección, le gustaba cualquier combinación y comparaba los pezones haciéndolos endurecer si cabe más todavía.

Susana se corrió sin avisar, Iñaki siguió lamiéndole el coño a la vez que tragara los flujos que manaba el coño, no llegó a relajarse y le llegó un segundo orgasmo pues él no le dio tregua, se abrazó a mí, no fue buena idea porque yo estaba tan atacada que me corrí junto con ella soportando entre las dos sendos orgasmos sobre mi chico que difícilmente podía sujetarnos.  Apenas nos habíamos tranquilizado cuando Iñaki anunció que se iba a correr…

  • Lo siento chicas, me voy a correr, no puedo aguantar más, ¿adónde quieres mi leche?
  • En mi coño, sigue como vas, muévete porque acabo de correrme y estoy muy lubricada.
  • ¿Y no prefieres que lo haga sobre tus tetas?

Susana sabía mi debilidad por sentir la leche regando mis tetas y le dejó el campo libre, recibí su polla entre mis pechos atrapándola perdiéndose entre ellos, se movía haciendo aparecer y desaparecer el capullo casi en mi cuello como por arte de magia, de pronto se incorporó y quedó rígido mirando al techo, solté las tetas y la polla saltó casi vertical haciendo un poco de arco, tenía el canalillo rojo por la roce de la gruesa verga de mi macho, las venas se marcaban a punto de reventar y el capullo palpitaba a punto de explotar.

Susana me miró y supo qué hacer, no tocamos aquella polla potente y orgullosa, la dejamos que sola nos regara libremente, una serie de ráfagas de leche cayeron a discreción sobre mis pechos, Susana era la artífice de la gran corrida de Iñaki, con una mano seleccionando los testículos dentro de la bolsa del escroto los rozaba entre ellos como unas bolas chinas, mi chico sentía cómo entre ellos saltaban chispas y no contenta con eso (o más bien para dar mayor presión) pasó la lengua por el culo de Iñaki, le dio una sensación rara pero se relajó y dejó que mi amiga siguiera lamiendo.

Las tetas, los pezones e incluso la garganta se perlaron de goterones blancos y espesos, miré como me brillaban las tetas de semen y me sentí feliz, mi amiga se encargó de repartir por mis pechos toda la crema de Iñaki, con la otra mano me acariciaba el clítoris y metía dos dedos en el coño, me hizo correr otra vez más, Iñaki había metido su cabeza entre los muslos de Susana y volvió a provocarle otra corrida, nos miramos agotados pero satisfechos, mi chico con la cara mojada de los jugos espumosos de Susana también estaba cansado.

Dormimos los tres abrazados, por la mañana me desperté pronto, estaba apoyada sobre el brazo de mi chico que se extendía haciéndose el “amo” de la cama,  Susana seguía pegada junto a Iñaki pasándole una pierna por encima aplastando su polla que yacía caída sobre el muslo izquierdo, sus tetas descansaban sobre su pecho, daban una imagen muy tierna, me sentí feliz por haber conseguido juntar a las personas más importantes de mi vida y vivir unas horas de felicidad. Susana estaba encariñada con Iñaki, siempre se había llevado bien con él, sentía una simpatía especial por varios motivos, el principal por hacerme feliz a mí, sabía de todas nuestras correrías y le encantaban, noté que cuando le contábamos los momentos felices que teníamos en cualquier ocasión él se sentía partícipe moralmente, le gustaba que detalláramos nuestras caricias y los orgasmos que nos proporcionábamos.

Ahora se habían cumplido los deseos de ambos, en alguna ocasión Iñaki también me había insinuado que le gustaría participar en nuestros juegos, quizá se habría conformado con asistir de estatua de piedra viéndonos gozar pero cuando este día pudimos no sólo eso sino integrarnos los tres en el mismo abrazo ocurrió lo más bonito que podríamos haber imaginado, hubo una infinita compenetración no sólo física y sentimental, los besos, abrazos, lamidas y chupadas eran tan sinceros que me sentía orgullosa de que fueran tan deseados.

Fui a despertarlos y al quedar los dos desparramados sobre la sábana me di cuenta de una cosa, mi amiga con su cuerpo moreno, sus curvas y con su única melena alborotada sobre los hombros, en cambio mi chico al revés, cubierto de vello como un oso y la polla escondida entre los huevos peludos, los despejé a base de besos y caricias, ninguno de los dos quería levantarse, querían seguir follando pero los convencí prometiéndoles que seguiríamos luego.

Desayunamos desnudos en la cocina, Susana y yo no miramos y señalamos a la polla que asomaba entre la mata de vello rizado.

  • ¿No nos has dicho que te han parecido nuestros coños depilados Iñaki?
  • ¿Qué quieres que os diga?, que están deliciosos, es una gozada comerlos sin tragarse ningún pelo.
  • Eso pensábamos nosotras también, cuando mejor estás se pega un pelo en el paladar y… ¡mira que cuesta sacarlo! y más los tuyos que son tan rizados y ásperos…
  • ¿Qué estáis maquinando?  Os conozco y esas miradas cómplices no me sugieren nada bueno.
  • ¡Venga Iñaki… ya sabes lo que queremos!, no debes ser egoísta, si nosotras nos hemos depilado para ti no veo por qué no puedes hacerlo por nosotras, imagina cómo se verá tu polla completamente despejada, jajaja.
  • ¡Ni hablar de eso, mi polla está bien como está!
  • Mmm, mírala… ¿no te da pena?  Apenas asoma un tercio de lo que es, con lo sexi que se vería presumiendo desde la punta hasta los huevos, ¿nunca te preguntas lo que me gustaría verla entera, con los huevos pegados a ella como los tigres?  Jajaja.
  • No me convencéis, en una mujer está bien, tenéis unas líneas suaves que resaltan sin pelo, ¡mira a Susana, qué coño tiene, está para comérselo!
  • Vaya o sea que te ha gustado ver el coño de Susana y el mío no, seguro que más de una vez has imaginado cómo tendría el clítoris cuando estuviera excitada, ¿a que sí?
  • Y también le ha gustado ver el tuyo Luz, lo que ocurre es que no quiere dar el brazo a torcer ¿pregúntale si no le gustó ver la polla de Jordi, limpia de pelos, en todo su esplendor cuando se la clavaba a su mujer?
  • ¡Joder Luz, le has contado hasta los mínimos detalles!
  • Claro Iñaki, ya sabes que con Susana no tengo secretos y la visión de aquella pareja no es para guardárselo en secreto, así que prepárate porque te vamos a depilar como Jordi, piensa en lo que dirá Merche cuando te la vea entera y dura, si ya le gustaba con pelo… jajaja.
  • ¡Pero él estaba totalmente depilado, todo el cuerpo, yo soy como él Yeti, haré el ridículo!
  • Tranquilo ya pensaremos algo pero si te sirve de consuelo luego te daremos unas mamadas de antología.
  • Joder con las chicas… vale pero recordad… unas mamadas de lujo.

Lo llevamos al baño como si fuera al cadalso, mientras preparaba la maquinilla desechable Susana lo sentó en un taburete con las piernas abiertas y cortó con las tijeras los pelos largos que dejaba en un papel, aún sin terminar de rasurarlo la apariencia era fantástica, la polla con los toqueteos de Susana se mantenía erguida y se mostraba desde los huevos haciendo un poco de arco hacia arriba.

Optamos por empezar por el pubis, era lo más fácil y no había riesgo de cortarle, era la primera vez que veía a Iñaki tan “calvo” el resto fue más complicado, Susana me sujetaba la polla con una mano y el prepucio con la otra, iba cambiando de lado como si fuera un joystick, rocié de espuma simulando un pastel de merengue y poco a poco fui quitándole franjas de pelo, luego a contrapelo le dejamos el tronco brillante como un calabacín, en los huevos tuvimos más dificultad, a Susana se le escapaba el escroto de los dedos y teníamos miedo de cortarle en alguna arruga pero ideó el apretarle los huevos dejando tirante el forro a la vez que yo terminaba de dejarlo liso completamente.

Iñaki no quiso mirar y fue mejor así porque cuando le separamos las nalgas dejamos el culo tan suave como un tierno bebé, al quitarle la crema Susana le dio un lametazo que encogió el esfínter herméticamente.

El efecto fue espectacular pero hacía un contraste horrible, todo lleno de pelos excepto la polla y los huevos, no era estético y ampliamos el terreno, al final lo dejamos limpio de pelo como si llevara un bañador blanco puesto.

Lo llevamos al dormitorio, ya sin espuma de jabón quisimos ponerle crema hidratante, se sentó en el borde de la cama con las piernas colgando, Susana se tumbó detrás de él haciendo de almohada y me ocupé de untarlo por todos sitios, le llené la polla y los huevos haciéndole crecer hasta apuntar a la lámpara del techo, me ocupé de pasar la mano entre las nalgas pero cuando intenté rodear el ano con la yema del dedo se incorporó rápidamente.

  • ¡Por detrás jamás!

Fue su firme sentencia pero Susana se incorporó sobre él y dejó sus tetas sobre la boca, demostró que estaba ávido de comérselas y con las manos recorrió el culo y el coño de mi amiga, por un momento se olvidó de mi mano que rondaba su culo y volví a intentarlo, con gran cantidad de crema en el dedo medio lo introduje con cuidado en él agujero, no puso impedimento y cuando quiso decir algo ya lo tenía todo adentro, Susana lo besaba sin cesar y cuando vio que mi mano no se veía casi entre las nalgas de mi chico subió sobre él y se dejó caer sobre su polla hincándosela de un golpe.

Estaba entre sus piernas y vi en primerísimo plano cómo la polla de mi chico se hundía en el coño de mi amiga del alma, era la primera vez que se la metía y me encantó, desde la corta distancia que estaba notaba las vibraciones en los labios de Susana cuando la polla pulsaba los pliegues de la vagina, notaba los movimientos ondulantes de las contracciones de sus músculo vaginales, literalmente se estaba tragando la polla de Iñaki ella sola.

Fue acelerando la cabalgada, la polla entraba hasta el fondo y salía justo hasta el glande para dejarse caer de golpe hasta adentro, lo hacía presionando la polla para que sintiera toda su pasión, separé las nalgas de Susana, también tenía el agujero moreno como él aunque no tan rugoso y lo lamí, el efecto fue fulminante, se corrió como una loca cayendo sobre él, metí los dos dedos en los culos de ambos y me recibieron sin reservas, él levantaba el culo para clavarla lo más profundo que podía pero llegó un momento que nos urgió porque se iba a correr.

Susana se levantó de un salto y se colocó a mi lado para que se corriera en las tetas de ambas, Iñaki se incorporó y de pie frente a nosotras con los brazos en jarras esperó a que le agitáramos la polla entre las dos y que nos llenáramos las tetas de leche, su vientre se encogía con los espasmos pero no dejamos de rozarle el frenillo para que echara hasta la última gota, luego una a la otra repartió toda la leche sobre las tetas dejándolas brillantes.

De allí fuimos a la ducha los tres, estábamos apretados pero nos enjabonamos unos a otros, Iñaki quiso que cumpliera mi pequeño vicio y lo oriné en las piernas, él me correspondió mojándome por las nalgas abajo y Ana al vernos no quiso ser menos, nos cogió una mano a cada uno y las puso en su entrepierna, nos ofreció su líquido caliente por primera vez.

Al salir al salón desnudos estuvimos hablando a la vez que nos acariciábamos suavemente, Iñaki demostró su arte culinario preparando unos “sufridos espaguetis” y comimos entre bromas y magreos, al terminar los dos salieron directamente a la habitación, la habíamos arreglado pues estaba en total desorden y sin más subieron a la cama y mi chico se acopló entre las piernas de Susana, ella lo recibió con las piernas separadas y yo me senté en un silloncito a su lado viendo cómo follaban con toda dulzura, me acaricié el coño metiéndome todos los dedos que pude.

Estaba emocionada al verlos, Iñaki alargó la mano para que los acompañara, acabábamos de formar una nueva relación que se prolongaría en el tiempo, terminé sentada sobre la boca de mi amiga que me lamía el culo y él sobre ella comiéndome el coño, sellamos la nueva “situación” con un orgasmo múltiple que nos dejó a los tres agotados.

Cuando Susana dijo de marcharse nos arreglamos todos y la llevamos en el coche a su casa, la dejé que se sentara junto a Iñaki, por el retrovisor me miraba y le sonreí, su mano se deslizó al muslo de Susana que los separó, no se había puesto las braguitas y los dedos separaron los labios y pulsaron el clítoris, por detrás del respaldo pasé mis brazos y rodeé el pecho de Susana, al no llevar sujetador las tetas las pude separar para poderle coger los dos pezones a la vez, mientras esperábamos a que un semáforo cambiara a verde se corrió, abrió las piernas del todo y mojó el asiento, no arrancamos hasta que desde atrás nos pitaron enfadados.

Cuando volvimos a casa mi chico me abrazó antes de cerrar la puerta, subió el vestido amplio y ladeó las bragas negras, me apoyé contra la mesa del comedor con las manos y aguanté la polla entrando en mi culo, parecía que no había follado en meses porque duró lo indecible y cuando se corrió dentro de mi salieron unos cuajos de semen que llegaron resbalando por los muslos hasta el suelo.

  • ¿Qué te ha parecido Susana?
  • Me ha encantado, siempre me ha caído muy bien pero follar con ella ha sido maravilloso, además es muy guapa, inteligente y simpática, no me extraña que os queráis tanto.
  • Sí, totalmente, disfrutamos del sexo como hoy cuando podemos juntarnos.
  • ¿Crees que le habré gustado?
  • Claro, cuando ha salido del coche me ha dicho al oído que se ha corrido como nunca y que si quieres no tardaremos en hacer otra cena con “postre”
  • Ya estoy impaciente.
  • Mientras tanto vamos a la cama, quiero estrenarte depilado.
  • Y yo, va a ser una experiencia nueva, los dos a pelo, te voy a meter la polla hasta que no puedas hablar.
  • Jajaja, ya tardas.

Era una sensación distinta, recordamos los momento en las calas de Cadaqués, añoramos no haber estado también depilados como Merche y Jordi, Iñaki me metió la polla hasta pegar nuestras pelvis, nos miramos y no pudimos distinguir a quien pertenecía la polla que había desaparecido, me hacía gracia (aunque no dije nada) el contraste del cuerpo peludo con la zona del bañador sin pelo, esperaba que poco a poco volvería a crecerle pero me había propuesto que cuando nos reuniéramos con la pareja de Barcelona seguiría por lo menos con la polla tan “deslumbrante” , estaba segura que a Merche le hacía ilusión probar una verga gruesa como la de Iñaki y sin pelo, conociéndola soñaría con ella adentro.

Continuará.

Si les gustó les ruego que valoren y comentes.

Gracias.