El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (8)
Con mi plaza fija en el Hospital mi vida se estabilizó, vivía con Iñaki y tenía a Susana cerca, ahora disfrutaba del tiempo que podíamos coincidir por los horarios pero con las primeras vacaciones mi vida cambió dando un nuevo giro.
CREÍ QUE MI VIDA ESTABA ENCAUZADA PERO ALGUIEN NOS MOSTRÓ OTROS RUMBOS.
Una vez que la rutina del trabajo en el Hospital me absorbió, el tiempo pasaba más rápidamente, al llegar a casa ya no me sentía tan solitaria porque mi compañera Asun, que era un sol de mujer, llenaba mi soledad, cada vez teníamos más confianza y lo pasábamos muy bien juntas, no obstante siempre estaba pendiente de recibir las visitas de mi amiga Susana o de mi chico Iñaki, ya formalizamos nuestra relación pero eso no era un consuelo suficiente, los fines de semana eran igual de tórridos que antes y las conversaciones diarias por teléfono también hacían “arder” la línea como siempre pero todo en esta vida pasa y por fin terminé la Residencia y conseguí una plaza en un Hospital de mi ciudad, no era el mismo hospital que el de Iñaki pero por lo menos vivíamos y sobre todo dormíamos juntos excepto los días en que alguno de nosotros tenía guardia, notamos un ahorro significativo sobre todo en facturas de teléfono y gasolina para los viajes pero lo compensamos con salidas a cenar juntos y disfrutar de escapadas en los pocos días que coincidíamos libres.
Mi etapa con la Residencia fue bastante feliz sobre todo a partir de que mi compañera y yo nos hicimos amigas, al principio sólo compartíamos el piso y aún siendo una chica excepcional apenas nos comunicamos pero después de transcurrido un tiempo y una serie de “aventuras” logramos una complicidad y confianza que hizo que tanto a ella como a mí nos pareciera corta la convivencia.
Nunca me lo había planteado pero cuando me notificaron que tenía plaza fija en el otro hospital, aunque no era muy lejos de allí caí en la cuenta que tendría que abandonar a Asun. Al decírselo me miró con los ojos húmedos y dijo…
- Luz, ya hace tiempo que lo temía, llámame egoísta pero no quería que esto llegara nunca, desde que te conozco y más aún desde que empezamos a tratarnos verdaderamente has sido mi guía, confieso que el tiempo que estaba fuera de casa se hacía largo esperando a volver aquí para tenerte cerca, sólo con tu presencia me siento arropada, acariciada y querida, en otro tiempo me daría vergüenza reconocerlo pero ahora te digo sin reservas que eres de las personas que más quiero, si no la que más, me has enseñado mucho más que mi familia, mis amigos, mis profesores, me has enseñado a ser mujer y eso vale todo el oro del mundo para mí.
- Joder Asun, me has emocionado, nunca creí que pudiera calar tanto en ti, lo cierto es que eres una persona fácil de querer y desde el principio creí que tenía que ayudarte aunque no sabía cómo, eras muy hermética y no pude acercarme hasta que, no recuerdo porqué, pudimos abrirnos.
- ¿Ya no recuerdas por qué? a mi no se me olvidará nunca, recuerdo cuando hablamos de nosotras, de nuestras tetas, jajaja, sobre todo de las tuyas porque las mías… pero me hiciste ver que las mías tampoco estaban tan mal y cuando me diste en beso en ellas… uf, creí desmayarme, tu boca tan suave y tibia me hicieron revivir, fue algo que nunca pude imaginar y por todo mi cuerpo corrió un calor que… me corrí en tus brazos, ya lo sabes Luz, me corrí en brazos de una mujer, mejor dicho, como tú dijiste me corrí en brazos de una persona especial, desde aquel momento me cambió la vida, jamás me atrevería a tocarle la polla aquel ciclista ¿te acuerdas? y menos a meterla en la boca y chuparla como si me la fueran a quitar, si lo hubieras pedido habría subido sobre él y lo hubiera follado y si hubieras querido habría esperado hasta que me llenara de semen, aunque ya me corriera antes, todo por ti Luz.
- Claro que me acuerdo, me acuerdo de todo, del sabor de tus tetas, de cómo se endurecieron tus pezones cuando los besé, las habías menospreciado injustamente y les di vida otra vez, me emocioné cuando sentí tus temblores al correrte abrazada a mí, fue un premio mayor pero no es sólo mérito mío, cuando me metí la polla del ciclista en la boca para provocarte a que también lo hicieras tú, no sabía cómo ibas a reaccionar, temí que dieras la vuelta y te marcharas dando un portazo pero en cambio, te vi lamiendo con cuidado primero y después metiéndote la verga entera hasta la garganta, te vi tan emocionada que temí que se corriera en tu boca y no te gustara.
- Nunca pensé en eso, sólo pensaba que estabas a mi lado, que me acompañabas en todo, cuando te metiste la polla primero supe que tenía que hacerlo igual o mejor que tú y si se hubiera corrido en mi boca lo habría tragado todo sin dejar escapar ni una gota para complacerte.
- No sabes cómo te lo agradezco y sobre todo que me lo cuentes así, tampoco se me olvidará la cara que pusiste aquí cuando saliste de tu habitación y nos encontraste a las dos desayunando desnudas, era todo un poema, jajaja y más cuando tu primo salió inesperadamente detrás de ti con el rabo tieso, jajaja.
- ¡Vaya flash!, Luz al principio no sabía adónde meterme pero me diste valor y me repuse, os vi a las dos desnudas tan naturales que se me fue la vergüenza, me habría quedado con vosotras muy a gusto, por cierto tu amiga Susana es un monumento, está cañón, no me extraña que lo paséis tan bien juntas.
- Lo pasamos bien porque nos queremos Asun, su cuerpo y el mío son sólo uno, no hay rincón que no hayamos acariciado y besado, somos felices juntas, pero también lo soy con mi chico, ¡ah! no te he agradecido las veces que nos has dejado solos, hemos pasado el fin de semana follando como locos, bueno… ¡que te voy a contar a ti si con tu primo casi rompes la cama! Jajaja.
- ¡Ah! te contaré un secreto, cuando llegamos sólo lo invité a tomar café porque él seguía para Zaragoza pero me acordé de ti, de tantas cosas, imaginé lo que me aconsejarías, recordé al famoso ciclista, su polla y mi primo estaba tan cerca y tan salido… pero te juro que cuando de verdad me corrí a gusto fue la segunda vez, sabiendo que tú y Susana me escuchabais, hice que me follara sin descanso hasta que no pudo más, me corrí varias veces y con unos orgasmos casi seguidos, quedé extenuada pero feliz.
- Gracias Asun, me has hecho el mejor de los regalos de despedida, no te olvidaré nunca, cuando sepa mi nueva dirección te llamaré y te la daré y cuando termines tu Residencia quedaremos para vernos y recordar.
- Me encantaría y si quieres que venga tu amiga Susana, más todavía.
Nos abrazamos y nos besamos, lloramos en nuestros hombros hasta quedar secas de lágrimas y volvimos a nuestras habitaciones. No podía dormir pensando en todo lo que me había contado Asun, me sentía feliz porque la había despertado a la vida, siempre entre libros era como un ratón de biblioteca, no había visto la luz del sol, por eso se me encogió el corazón cuando sentí el roce de unos dedos en mi puerta, quedé helada, se oía claramente como las yemas de los dedos de Asun rozaban la puerta sin atreverse a llamar, en el silencio de la noche sentí como ya no eran sólo los dedos los que rozaban el tablero.
Me levanté intrigada y puse la oreja detrás de la puerta, oí su respiración entrecortada y a la altura de mi pecho se notaba en roce de algo que no era los dedos y luego más abajo, sobre mi cintura también se notaba rozar, a veces se juntaban los cuatro sonidos, mis pezones empezaron a endurecerse imaginando lo que pasaba al otro lado de la puerta pero no estaba segura y tenía miedo a sufrir un desengaño, con mis tetas pegadas a la puerta sentía las de Asun, pasé mi mano por debajo de mi braguita y la deslicé hasta el suelo, rocé el botón que me crecía entre los labios, nada más notarlo lo pellizqué y un calambre recorrió todo mi cuerpo, pegué mi pubis en la madera deseando que fuera simplemente un velo de tul.
El susurro no cesaba, a la altura de mi pecho ya no era un roce sin más, se notaba que algo más duro arañaba en la madera, ya no pude más, me arriesgué a imaginar algo mucho más normal y dejé el pestillo abierto, quise que el destino decidiera por mí, si se abría vería lo que había detrás pero si no…
Y se abrió, Asun se apoyó más y más en la puerta y ésta cedió lentamente a su empuje, cuando abrí desde adentro vi a Asun en una postura extraña, con la cara pegada a la puerta, las palmas de las manos a los lados de la cara y los pechos y la pelvis al mismo nivel que el resto, a la tenue luz que entraba por la ventana vi que estaba totalmente desnuda, el neón del videoclub que había en la acera de enfrente iluminó el cuerpo entero de mi amiga, las tetas puntiagudas hacían una sombra que se alargaba aumentando el tamaño, el vientre plano apenas se notaba excepto la sombra en el agujero del ombligo y el triángulo poblado de vello rizado perfectamente perfilado le servía de vértice donde confluían sus muslos perfectos.
- ¡Asun!
- ¡Luz… te quiero!
Se lanzó a mi cuello, se pegó a mí aplastando su cuerpo contra el mío, sus tetas se hundieron en las mías deformándolas, los pezones se clavaron metiendo los míos hacia adentro, noté su pecho agitado, su estómago sudado, su vientre pegado al mío y su pubis adherido a mis rizos enredados con los suyos, nuestras bocas se buscaron y se llenaron de besos, no dejamos ningún centímetro de rostro sin besar a la vez que nuestras manos recorrían toda la piel.
- Asun, ven a mi cama.
- No Luz, ven a la mía, quiero recordar tu olor entre mis sábanas cuando no estés.
- Será un honor.
No deshicimos el abrazo, seguimos besándonos hasta llegar a su cama y se echó sobre la sábana, me arrodillé a su lado y le besé el cuello, los ojos y la boca una vez más, Asun tiró de mí hasta ponerme sobre ella, mis tetas cayeron sobre las suyas desbordándose por sus costados, me abrazó estrechándome fuertemente, fue abriendo las piernas y caí entre ellas, noté el calor húmedo de su coño.
Cuando la vi desnuda por primera vez, saliendo de su habitación con su primo, no me fijé por el sobresalto pero tenía un triángulo de pelo rizado, espeso y áspero, lo llevaba recortado por una línea horizontal aunque se le adivinaba un mechón oscuro hasta el ombligo, por la ingle un corte perfecto como hecho con un tiralíneas marcaba el comienzo de los muslos.
- Asun, quiero tus pezones.
- Sabes que son tuyos, haz con ellos lo que desees pero Luz… dame tu coño, sueño con besarlo, lamerlo y chuparlo como un delicioso pastel.
- Me has ganado la mano, quería pedírtelo también pero me daba apuro, por si me rechazabas.
- Eso nunca, me tienes toda para ti, cómeme.
Bajé por su cuerpo, mis tetas se engancharon en las suyas hasta que tuve que incorporarme un poco para liberarlas pero las atrapé con la boca, tenía unos pezones mucho más duros que los míos defendidos por unas areolas que rebotaron al soltarse, aspiré y metí en la boca uno de ellos y todavía creció en mi paladar, sus manos guiaron mi cabeza para repartir mis lamidas con el otro gemelo, cuando bajé al ombligo pasé la lengua alrededor, sabía salado de sudor pero mi barbilla rozaba los rizos de su pubis y no me entretuve.
Al llegar al triángulo compacto recordé su deseo, fue la primera en pedirlo, me incorporé y me tumbé a su lado, levanté una pierna a la altura de su cara y dejé mis labios frente a su boca, mis pelitos rizados nada tenían que ver con los suyos pero a su lengua le vino bien porque de una pasada los separó como un peine dejando los labios al descubierto, esperaba que se lanzara a chuparme el coño con avidez pero al contrario se quedó delante mirándolo, era el primer coño que iba a probar, lo de mis tetas estuvo bien, eran grandes, con pezones pequeños, areolas rosadas, sabor suave y sin pelos… pero mi coño era diferente, era todo lo contrario, los labios rezumaban flujo, rosado en el interior aunque los labios eran más oscuros, sobre todo los menores y la gran incógnita, el clítoris, no era lo mismo acariciarlo que chuparlo o lamerlo, sabía que iba a crecer entre sus labios y que vibraría al contacto de su lengua y la vagina era un misterio para ella, olía fuerte, a mujer caliente y atraía por sí sola, tan profunda, tan honda y tan sensible.
Frente a mi boca estaba su coño, también había plegado una pierna separándola de la otra totalmente pero sus labios no se veían aunque olían también como los míos, sólo era cuestión de lamer hasta encontrarlos, para mí era un reto sobre todo su clítoris, suponía que sería muy sensible también porque se había corrido cuando le besé las tetas la primera vez, ahora su orgasmo sería incluso más explosivo.
Me cogí a sus nalgas y decidí empezar yo, metí la cara entre sus muslos y lamí y relamí hasta encontrar sus labios, con la boca llena de pelo rizado busqué el clítoris y antes de encontrarlo noté cómo ya había aspirado el mío.
El latigazo que me dio todo el cuerpo hizo que metiera la cara en su coño y chupara con desesperación, empecé por la vagina y levantó las caderas para ofrecerme su sexo, metí todo lo que pude la lengua en ella y cuando ya gemía con la boca llena de mí mordí su clítoris, con la punta de la lengua lo agité haciendo que sus piernas revolotearan alrededor de mi cabeza pero no me dejaba, abrazada a mi cintura imitaba todas mis caricias, yo creía que nuevamente le estaba guiando en un momento tan importante, era su primera mamada mutua femenina pero no esperaba que improvisara por su cuenta metiéndome un dedo en mi culo y no metió sólo la primera falange como solía hacer yo cuando quería hacer volar a mi pareja.
Metió todo el dedo corazón y quedé paralizada dos segundos, al tercero algo dentro de mí explotó como un volcán, desde el coño hasta la nuca pasando por los pezones y el vientre una ráfaga de placer me fulminó, me estaba corriendo de una forma brutal, yo hice lo mismo pero con dos dedos y gritó…
- ¡Luz, amor, me vas a matar!, ya no podía aguantar y metes en mi culo un dedo o dos, no sé cuantos… yo lo hice sin querer pero veo que te gustó, lo noté porque te corriste como una loca, ahora me haces lo mismo a míííí, me corro Luz, me corro, cómeme el coño, hazme tuya, te quiero…
Dábamos saltos en el colchón, sacudidas por los espasmos aplastamos nuestras tetas pegándolas juntas, las piernas abiertas al máximo pedían caricias y besos y acabamos extenuadas. Volví a la almohada junto a ella y seguimos besándonos, ésta vez con dulzura, la besé en los párpados y las sienes y con la sábana secamos las gotas de sudor que perlaban nuestras tetas,
- Asun, tienes un coño precioso, me ha gustado todo, su sabor, su olor, su sensibilidad…
- Y el tuyo también, es dulce, agradecido, tienes un clítoris muy provocador, me ha gustado comértelo. Es el primero que pruebo, ¿tú habías probado alguno antes?
- Claro chiquilla, me encanta tanto como una buena polla, ¿crees que volverás a probar otro?
- Puede, aunque después del tuyo lo veo difícil.
- ¿Te gustaría que los juntáramos?
- ¿Cómo?, sería delicioso.
- Espera, abre las piernas y verás como pongo las mías entrelazadas a las tuyas.
- ¿Así?
- Sí, ahora me moveré frotando mi coño con el tuyo, nos correremos las dos a la vez.
Dicho y hecho, crucé mis piernas con las de Asun, acoplé mi coño con el suyo aunque no hizo falta explicárselo mucho, levantó y ofreció los labios para que se pegaran a los míos, ambos clítoris se frotaban y se estimulaban los dos, los labios menores rozaban y los flujos de las vaginas se mezclaban.
Al mismo tiempo, nuestras manos amasaban las tetas, con dos dedos retorcía mis pequeños pezones y yo pellizcaba las areolas sacando los suyos, no estuvimos mucho rato moviendo las caderas porque me preguntó…
- ¡Estoy muy cachonda Luz, no quisiera adelantarme a ti, acelera por favor, me voy a correr, esto no lo conocía yo!
- No te corras aún Asun, que ahora viene lo mejor.
- ¿Sí, aún hay cosas mejores?
- Claro, córrete y notarás en tu coño lo que siento en el mío.
- Síííí, noto como tiemblas y te contraes, Luz me das tanto gusto que me dan ganas de orinar.
- Claro y a mí también, no te contengas Asun y hazlo sobre mí, yo lo haré sobre ti.
Fue un orgasmo total, la corrida de Asun y la mía mojó hasta el colchón, realmente no nos habíamos orinado, pero expulsamos una cantidad bárbara de flujo líquido, quedamos abrazadas con los coños mojados, el frescor de la noche hacía que los pelos del coño se erizaran al secarse.
Me desperté tarde y por un momento no supe adónde estaba, extrañaba la habitación de Asun, pues era muy reservada y cuando recordé miré a mi lado, la chica ya no estaba, en el lado de su almohada había una nota que decía…
- “Luz, no me gustan las despedidas y no quiero que la nuestra lo sea, me voy a trabajar, cuando vuelva ya te habrás ido pero quiero que sepas que nunca te olvidaré, te quiero”.
Se me hizo un nudo en la garganta pero volví a mi cuarto, me duché y preparé las maletas, ya iba a abandonar la casa cuando recordé que debajo en la calle había una floristería, compré dos rosas rojas perfumadas y las dejé sobre la sábana mojada con nuestros jugos…
Otra de las grandes ventajas de estar ya en mi ciudad fue que Susana también vivía más cerca y sin llegar a vernos asiduamente procurábamos que no pasara mucho tiempo sin visitarnos, mi amiga había acabado Historia del Arte y había decidido abrir una tienda de Arte y Decoración, siempre destacó por su buen gusto y ya desde la Universidad fue rodeándose de una clientela bastante asidua.
Desde que formalizamos nuestra relación Iñaki y yo sinceramos sin reservas nuestra vida anterior, le confesé la amistad tan especial que tenía con Susana y él también me contó que en su época de estudiante había tenido aventuras de todo tipo, los tríos, pequeñas orgías y demás experiencias sexuales no tenían secretos para él e incluso no le dio ninguna importancia a las mías, fue una de las cosas que me unió más a él todavía.
En la ciudad del norte donde vivíamos el clima es como se sabe muy húmedo y aunque no hace tanto frío como se cree, el que un día salga con sol no es garantía para que al rato “un frente del Atlántico” estropee el resto o por lo menos caiga un chaparrón y refresque el ambiente, quizá por eso siempre soñábamos escaparnos a la primera ocasión al Mediterráneo, cuando veíamos las predicciones meteorológicas envidiábamos que siempre pronosticaran calor y buen tiempo y que las playas se vieran llenas de gente al sol.
Por fin nuestro sueño se cumplió, coincidimos unos días vacaciones y como niños planeamos adonde ir, vimos las variadas opciones que había en el Levante pero Iñaki, en sus correrías de joven conocía un lugar ideal, estaba en la Costa Brava y sin más dilación montamos en su R-5 y “ volamos ” hasta Cadaqués, por el camino ya vimos cómo cambiaba el paisaje y la temperatura pero sobre todo el ambiente, al llegar al precioso pueblo nos hospedamos en el Hostal Cristina, en el centro del pueblo, nada más llegar quisimos pisar la playa… la primera impresión fue impactante, todo era diferente (por no decir maravilloso), la primera sorpresa fue que todo estaba organizado para los turistas, había toda clase de facilidades para pasarlo bien pero en la playa… todas (o casi todas) las mujeres iban en topless, para mí fue un shock (y para Iñaki todavía más), la mayoría eran turistas sobre todo italianas que lucían unas tetas morenas sin ninguna raya antiestética ni huella de bikini, me miré y era todo lo contrario, por lo que sin más me solté el bikini y lo metí en la cesta de rafia que acababa de comprar, parecía que mis tetas llevaban gafas blancas con los pezones como ojos pero no le di importancia, Iñaki cerró los ojos imaginando aquellas tetas cuando estuvieran tan bronceadas como las de las demás.
Nos tendimos sobre unas toallas porque no había arena sino gravilla y estuvimos un rato tostándonos, mi chico aprovechó para untarme de crema por las tetas para que no me quemara y yo le devolví el “favor”, repartiéndole por el pecho también crema, debajo del bañador se apreciaba el efecto de las buenas “vistas del paisaje”.
Realmente había de todo, tanto gente joven como mayor pero el poco reparo que tuve al quitarme el sujetador lo olvidé y expuse mis hermosas tetas al sol como una de tantas, me integré enseguida aunque era la primera vez que lo hacía, ya que en mi tierra no se acostumbraba.
Cuando volvimos al hotel nos dimos una ducha, toda la tensión acumulada explotó debajo del agua, mi chico me lavó el pelo por detrás y pasó las manos con gel también a las tetas por delante y más aún, bajó por el vientre hasta acariciarme el clítoris, era la combinación perfecta, las tetas y el clítoris a la vez fue el orgasmo asegurado, me tuve que apoyar en la pared pero cuando pude me volví hacia él y vi como me apuntaba con la polla, me arrodillé y empezando por los huevos lamí y chupé hasta llegar al capullo que engullí, le di una mamada que casi le hago eyacular en mi boca pero me cogió de los codos y me levantó hasta ponerme de espaldas a él, noté su polla en mis riñones, me quemaba y al apoyar sus manos en mis hombros ya supe lo que pretendía.
La ducha era amplia y pude apoyar las manos en mis rodillas, esperaba que me cogiera la cadera y me sujetara pero prefirió mis tetas enrojecidas por el sol, una por cada lado pellizcó los pezones y con la polla dando cabezadas buscó mi coño y lo encontró abierto, estaba tan lubricada que no encontró dificultad para entrar, sentí como me llenaba de carne dura y caliente hasta que casi no pude respirar, es una de mis posturas preferidas porque me clava toda la polla hasta adentro del todo y aunque me empujaba con vigor no me moví al sujetarme por las tetas.
Noté cómo la polla engordaba por momentos, las venas me dilataban el coño y sabía que no iba a durar mucho, mi mano se cruzó con la de él, la suya fue a mi botoncito y la mía a sus huevos entre mis piernas. Las rodillas se doblaron sin notarlas, me caía sin remedio pero Iñaki me sujetó, con las manos llenas de tetas me sostuvo llenándome de leche hasta que pude ponerme en pié.
Sin soltarme me llevó a la cama donde caímos extenuados boca arriba, el ventilador del techo giraba y removía el aire fresco, me ponía los pezones como garbanzos pero me di cuenta de que a él le hacía el mismo efecto, apoyé la cabeza sobre su pecho velludo y lamí sus tetillas, la polla empezó a revivir y al momento ya se tenía sola, mis besos fueron bajando entre la maraña de pelo de su vientre y cuando pude darle un beso en el glande saltó casi en vertical, tuve que levantar la cabeza porque ya no bajó y lo cacé al vuelo metiéndolo en la boca, fueron unos momentos de reposo en que me acariciaba el pelo y la espalda, yo simplemente le sujetaba la polla con los labios y de vez en cuando aspiraba para que entrara hasta la mitad del tronco. No me avisó pero lo intuí porque empezó a respirar agitadamente, apenas me dio tiempo para apartar la cara cuando una serie de ráfagas de leche cayeron sobre la alfombra de pelo del pecho.
Entre sus brazos me dormí, él hizo lo mismo, los goterones de semen sobre su pecho se secaron solos con el aire del ventilador y cuando nos despertamos a las dos horas volvimos a la ducha para salir a comer algo.
Sobre las nueve de la noche paseamos por el centro del pueblo, en la terraza de un bar tomamos unas cervezas y unos platos típicos de la zona, yo iba vestida con un vestido blanco corto y amplio, apenas se transparentaba el sujetador y las bragas también blancas pero en los brazos y la cara ya se notaba el color del sol, Iñaki iba orgulloso cogiéndome de la cintura “luciendo mujer” como le gusta decir.
Por la mañana bajamos al comedor del hotel para desayunar, estaba bastante lleno y una pareja joven nos invitó a compartir la mesa, él tenía mi edad, se llamaba Jordi y era un poco más bajo que Iñaki pero con un cuerpo cuidado y bastante atractivo, su mujer se llamaba Merche, dos años menos que yo y más baja, unos 1,60 m. pero con un cuerpo muy sexi, de tetas no tanto como yo pero muy bien puestas y un culito duro y respingón, pero sobre todo destacaba su simpatía, muy alegre y muy expresiva, enseguida congeniamos y mientras ellos hablaban de sus preferencias en deportes y demás nosotras estuvimos hablando de las vacaciones, me contó que eran de Barcelona y que venían muchos años al mismo sitio y que tenían alquilada una barca pequeña con motor fuera de borda para dar paseos y recorrer las calas que abundan por la zona.
Al terminar el desayuno cada uno nos fuimos por un lado, nosotros aprovechamos para ir a Figueres, el Museo Dalí, era imperdonable no verlo y pasamos toda la mañana comprando recuerdos y dos bikinis “imposibles” de los que no se veían por mi ciudad, como sabía la talla de Susana también le compré uno para ella por si tenía la ocasión de lucirlo, por la tarde volvimos a Cadaqués, nos cambiamos y volvimos a la playa, ya sólo llevaba la braguita del bikini porque sabía que no iba a usar el sujetador como así pasó, nadie llevaba cubiertas las tetas, incluso señoras muy mayores exhibían sus tetas tanto como nosotras y nadie le daba importancia.
Cuando volvimos al hotel la tarde ya caía, le dije a mi chico que se duchara sólo, me miró extrañado pero supuso que me escocería la espalda pero le guardaba una sorpresa, puse una toalla de baño sobre la sábana y al oír que salía de la ducha me coloqué frente a él arrodillada en la cama con la cara pegada en el colchón. Iñaki quedó petrificado, ya estaba resignado a tratarme con cuidado por mi espalda quemada cuando ante sus ojos tenía mi culo abierto y el coño dos centímetros más abajo brillando de flujo, el clítoris pugnaba por asomarse entre los labios con vello rizado.
No lo pensó y se colocó detrás de mí, sentí su lengua pasar entre mis nalgas y quedarse lamiendo mi agujero moreno, me encantaba cómo lo hacía y noté que mi coño se mojaba por momentos, su lengua fue presionando y poco a poco iba ganando terreno y se introdujo dejando los pliegues más distendidos, pudo meter dos centímetros y luego ensanchó la lengua abriéndome el ano, lo tenía tan mojado de saliva y flujo que no noté cuando apoyó el capullo, cuando quise darme cuenta ya sus manos se aferraban a mis caderas y tiraban de ellas, yo misma me clavé la polla en mi culo, cogí aire pero ya era tarde.
Noté como entraba el capullo seguido del tronco venoso y caí tendida sobre la cama, mi chico no dejó que saliera la polla, al revés descargó su peso sobre mi espalda y sin escapatoria la polla fue entrando a presión, rendida ante lo inevitable cogí la almohada y la puse debajo de mi vientre, con el culo elevado la polla entraba como un embolo, con sus pies separó los míos y todavía sentí que entraba algún centímetro más, los huevos se pegaron totalmente a mi vagina. Lo notaba entrar y recular y volver a entrar, presionaba con la polla todos los puntos sensibles, hasta aplastaba mi clítoris contra la sábana y me corrí…
No fue una corrida normal, suelo tener unos orgasmos muy agitados pero aquel fue brutal, grité como si me mataran, gemí, rogué y pedí más y más polla, mordí la sábana para que no me oyeran desde la calle pero quedé exhausta con los brazos caídos abiertos y las tetas aplastadas a mis costados, con el culo elevado y los pies a cada lado de la cama, noté cómo la leche de Iñaki iba saliendo burbujeando de mi culo mezclándose con el flujo que había regado abundante la toalla.
Fui a la ducha sola, Iñaki quedó sobre la sábana mojada con mi corrida y la polla como bandera, satisfecho de la follada de culo que me había dado.
- ¿Todavía tienes la polla así, no pretenderás follarme el culo otra vez?
- Porque no querrás, podría acostumbrarme fácilmente, jajaja.
- No por favor, déjame descansar un rato, vamos a tomar algo y que nos dé el aire de Cadaqués.
Iñaki no se arregló mucho para salir, todo el mundo iba de sport y con unas bermudas y un polo salió detrás de mí, la gente me miraba porque yo sí que iba rompedora, con una minifalda amplia y un top de ganchillo que traslucía un sujetador de encaje blanco que a su vez dejaba ver los pezones oscurecidos por el sol y unas sandalias planas.
En la puerta del hotel encontramos a la pareja del desayuno, Jordi y Merche se disponían a ir a cenar a un restaurante y nos invitaron a acompañarlos, aceptamos encantados y en una terraza a la orilla del mar tranquilo nos sentamos debajo de una guirnalda de bombillas de colores, Merche estaba encantadora, llevaba un short muy corto que lucía sus piernas hasta casi las bragas y una camisa anudada debajo del pecho que le realzaba las tetas, llevaba un sujetador sin tirantes que le hacía saltar las tetas al mínimo movimiento y todo esto aún así era poco para lo preciosa que tenía la cara, siempre alegre y animada, parecía una niña traviesa.
Los chicos como siempre empezaron a hablar de sus deportes preferidos, Jordi jugaba al tenis y a Iñaki siempre le ilusionó jugar al baloncesto por su estatura. Nosotras hablamos de todo un poco, me contó que estaban casados, que Jordi trabajaba en una multinacional y que ella aunque estudiaba Derecho no le ponía demasiado interés, le gustaba más ser ama de casa.
Cenamos pescado de roca y probamos las famosas anchoas de L’Escala, quedamos como reyes pues ellos sabían por experiencia las especialidades de la zona que para nosotros eran desconocidas, después de la cena tomamos unos combinados y nos comentaron que tenían previsto para el día siguiente dar un paseo en la lancha, irían cerca de la costa y si encontraban alguna cala tranquila se bañarían en las aguas cristalinas.
Nos entusiasmó la idea pues la Costa Brava es ideal para eso, escondía verdaderas maravillas en sus calas tranquilas lejos de las playas masificadas. Por la mañana compramos bocadillos y botellas de agua y en una nevera llena de cubitos de hielo fuimos al embarcadero, la barca no era grande pero para los cuatro sobraba porque delante del parabrisas en la proa tenía una colchoneta amplia para tomar el sol, Jordi demostró tener pericia para manejar el barco y después de largar amarras ayudado por Iñaki salimos por la bocana del puerto, mi chico estaba entusiasmado con todo lo del barco preguntando para qué servía cada botón o palanca, Jordi orgulloso le respondía con detalle hasta que de momento se quedaron mudos, sólo se oía el zumbido del motor a popa pero nada más y los miramos extrañadas.
Merche nada más salir por la bocana del puerto se había quitado el sujetador y el pantaloncito y se quedó con la parte de abajo del bikini, yo la imité y nos tendimos sobre la colchoneta, los chicos se miraron con los ojos como platos, noté en mis pezones la mirada de Jordi, me quemaba como Superman pero también vi a Iñaki que devoraba con la vista los pezones morenos y pequeños de Merche, las tetas redondas y duras saltaban con el movimiento de la barca al volar sobre las olas aunque las mías todavía botaban más, a partir de ese momento se acabó la explicación “técnica” naval.
Entre las rocas que se adentraban al mar vimos una cala que se resguardaba de las olas, no había nadie excepto un velero que estaba anclado a bastante distancia de la orilla pero que no se veía nadie en cubierta, Jordi enfiló a la cala de arena finísima y dejó la lancha un poco varada en la arena, desembarcamos con todos los pertrechos, toallas, nevera, bolsos con cremas etc.
Merche saltó la primera y según corría buscando un sitio plano las tetas le bailaban libres e independientes, yo salté detrás de ella y al caer a la arena las mías cayeron más pesadas, debía tener dos tallas más que Merche , (a Jordi no se le escapó el retroceso de mis tetas al volver a su sitio).
Cuando encontramos el lugar ideal extendimos las toallas, Iñaki y yo estiramos de cada lado para juntarlas y evitar ensuciarnos de arena pero al levantar la vista quedamos asombrados, Jordi y Merche se habían quitado los bañadores y se habían quedado desnudos completamente pero no sólo eso, lo que nos impacto de verdad es que los dos estaban completamente depilados, ni Iñaki ni yo habíamos visto nunca a nadie completamente depilado, en mi ciudad era impensable, (estamos hablando de los años 80) pero allí estaban ellos riéndose de la cara que poníamos, Merche tenía unos labios carnosos en el coño y Jordi una polla que pese a estar flácida le caía pierna abajo.
- ¿Qué hacemos Iñaki?
- ¡Qué vamos a hacer, fuera la ropa!
Quedamos como ellos, no soy de tener mucho vello por naturaleza pero Iñaki parecía el Yeti , tenía pelo hasta en el paladar pero lo que más impresionaba era que al vernos a las dos desnudas las pollas se les alborotaron y hacían un contraste de lo más cómico, la gruesa polla de Iñaki asomaba entre una maraña de pelo pero a Merche no le disgustaba pues no dejaba de mirarla.
Para romper un poco el “hielo” salimos corriendo hacia al mar, después de chapotear por los primeros metros el agua ya me llegó a las tetas, era la primera vez que nadaba con las tetas libres, flotaban y se movían con vida propia, los pezones con el agua fría se pusieron tan duros que me dolían y con la transparencia pura del agua podíamos ver las pollas de nuestros chicos y las tetas y los nuestros coños como aumentados por una lupa.
Estuvimos jugando dentro del agua, era una gozada nadar entre aquellas aguas transparentes como en una bañera, los roces eran inevitables aunque cada uno jugaba con su pareja, los chicos salieron con las pollas a media asta y no bajaron en toda la tarde, yo pese a llevar mis rizos castaños no podía ocultar mis labios que se abrían al menor movimiento, Jordi estaba pendiente de mi hasta que dejé de preocuparme de mi coño porque vi que a Iñaki le pasaba lo mismo con el de Merche. Les hicimos sufrir un poco provocándolos poniéndonos en posturas más o menos eróticas y los pobres intentando no dejar sus pollas a su libre albedrío. Cuando volvimos al pueblo estábamos cansados de tanto ejercicio y tomamos alguna cosa y quedamos para el día siguiente para otro paseo.
Al día siguiente repetimos la ruta pero fuimos a otra cala más alejada, en ésta no había nadie y estaba más abrigada al mar, ya no hubieron sorpresas, desde el primer momento Meche y yo nos quitamos los sujetadores en el mar y en la playa todos nos acabamos de desnudar, las miradas de Jordi seguían y a mí también me gustaba su polla, quizá por lo diferente que era de la de Iñaki, mi chico la tenía más o menos normal de tamaño pero muy gruesa pero Jordi la tenía muy delgada y larga, la imaginaba entre mis tetas apareciendo y desapareciendo en una cubana, ya la notaba en mi boca, en mis manos incluso hundiéndose en mi coño como una serpiente hasta hacer tope, aunque no sólo miraba a Jordi, las tetas de Merche me volvían loca, aquellos pezones saltarines que se ponían tan duros y que se hinchaban hasta las areolas o aquellos labios del coño que estaban pidiendo que los comiera… en una de estas miradas Merche se dio cuenta de mis pensamientos.
Entre juegos, bromas y comentarios más o menos picantes pasamos las excursiones en barca, cada día íbamos a una diferente y cada día me gustaba más la polla de Jordi y el coño y las tetas de Merche.
El último día de excursión después de comer los chicos quedaron adormilados, la cala tenía una zona donde daba la sombra de unas rocas, Merche me invitó a darnos un baño, me preguntó si me gustaba cómo le quedaba su coño depilado porque había notado mi curiosidad, me llevó la mano hasta tocar la piel suave y me encantó, dejamos a los dormilones y nadamos hasta que llegamos a una duna sumergida donde el agua nos llegaba sólo al pecho, saltábamos con cada ola muerta que nos llegaba y las tetas flotaban pegadas al cuello, Merche preguntó qué me había parecido la suavidad de sus labios depilados, le confesé que nunca lo había hecho ni siquiera visto, nos reímos las dos recordando el primer día con la cara de los dos con los ojos como platos pero me preguntó si me había fijado bien pues se había depilado con cera y no se notaba ninguna aspereza, le dije que seguramente me atrevería a hacerlo pero ella quiso que lo apreciara en la mano, me cogió de la muñeca y se acercó a mí, teníamos las cuatro tetas flotando entre nosotras y mi mano tocó su coño de abajo arriba, me quedé en shock, nunca había tocado otro coño más que el de Susana, el de Asun y el mío, claro pero aquel estaba depilado y tan suave como el de un bebé.
Me susurró si me gustaba la suavidad de su piel y mecidas por las olas flotábamos suavemente, Merche más bajita abrió las piernas dejándome todo el coño a mi disposición, mis dedos abarcaron los labios abiertos de ingle a ingle e introduje el dedo medio entre los labios menores hasta meterle la primera falange, al llegar una ola suave saltó nivelándose conmigo, nuestras tetas quedaron pegadas, notábamos los pezones marcarse en las tetas opuestas, con el índice y pulgar le atrapé el clítoris, Merche se pegó a mí, las cuatro tetas se fundieron en una sola y mi dedo siguió hurgando, cuando lo metí en la vagina hasta la segunda falange rocé su punto G, noté en mis tetas la vibración que le sacudió el vientre y su boca buscó la mía, las lenguas se encontraron y nos besamos locamente, a veces el agua nos llegaba a cubrir casi la cabeza por momentos, a la vez que me cogía del culo y me atraía hacia ella, al bajar el agua aprovechó y me besó un pezón, estaba muy excitada y noté como lo aspiraba en su garganta, con las manos me sujetaba las tetas para que el agua no se las quitara de la boca, lamía y chupaba las dos a la vez, al mismo tiempo que yo le acariciaba su culo redondo y duro.
Estábamos abrazadas besándonos mecidas por las olas, flotábamos sintiendo cómo el agua se colaba entre nosotras a la mínima ocasión, notaba cómo mis labios recibía a la vez las caricias de Merche y de las corrientes del mar, era una sensación nunca vivida, parecía que estaba entre nubes y nos corrimos las dos, no me di cuenta si tragué algo de agua o bebí la saliva de la chica pero no deshicimos el abrazo hasta que no recuperamos un poco el equilibrio, nos costó separar nuestros labios, queríamos seguir besándonos, al mirar hacia la arena, nuestros chicos seguían durmiendo boca abajo.
- Uff, Luz, tienes unos labios muy sabrosos, me refiero a los de la boca, los del coño también me habría gustado comérmelos pero seguro que me habría ahogado antes de dejarlos, jajaja.
- Y tú Merche tienes un botón súper sensible, me ha encantado notar cómo vibrabas en mi mano y tus pezones están de vicio, ¡que corrida he tenido!
- Y yo, he gozado un orgasmo tremendo, me he vaciado de flujo, menos mal que debajo del agua no se nota, pero si quieres acércate hacia la orilla porque me estoy orinando, lo hubiera hecho cuando me corrí.
Le cogí las manos y rodeé con ellas mi cuello y mordiéndole el lóbulo de la oreja le susurré.
- Merche, hazlo sobre mí, quiero sentir el calor de tu meada en mi cuerpo.
Merche me miró sorprendida pero yo ya había pasado mi muslo entre sus piernas abrazándome estrechamente, volvimos a pegar nuestras tetas y a la vez que le besaba el cuello orinó sobre mi pierna.
Noté que la experiencia no le desagradó porque me devolvió los besos en mi cuello y llevó la mano a mi coño, me dijo…
- Es la primera vez que lo hago pero me ha encantado, me gustaría que hicieras lo mismo en mi mano.
Me relajé y sentí como entre los dedos de Merche se diluía mi líquido caliente en la inmensidad del mar, un beso final selló nuestro primer encuentro íntimo.
Volvimos a la orilla cogidas de la mano, nos sentamos al lado de nuestros chicos, me confesó que le gustaría que volviéramos a repetirlo, le susurré que me había encantado su cuerpo pero sobre toda su persona, era encantadora y me había conquistado, se ruborizó y los pezones volvieron a marcarse, sin querer separó las rodillas y me enseñó el coño que estaba mojado y no precisamente de agua de mar.
Nuestras parejas al oírnos despertaron perezosamente y nosotras nos miramos y subimos sobre ellos, Iñaki no comprendía nada pero recibió mis tetas sobre su boca, Merche le chupaba la polla a Jordi que separó las piernas para facilitarle la postura, las dos nos compenetramos y les hicimos lo mismo, cuando le chupe la polla a Iñaki, Jordi no dejaba de mirar mis tetas que colgaban oscilando entre las piernas de mi chico.
Merche fue la primera, se sentó sobre su chico y le puso sus tetas sobre su boca que él lamió con hambre de pezón, se dejó caer y la polla se metió sin tocarla en el coño, los dos depilados del todo y bronceados hacían una bonita estampa pero yo con el culo y las tetas enrojecidas también me senté sobre el pubis blanco de Iñaki y tampoco fallé, sentí el calor de su capullo en mi clítoris y fui resbalando hasta encararlo entre los labios rosados, ya estaba “en casa” y me dejé caer y no paré hasta sentarme sobre sus muslos.
Merche miró curiosa y comprobó que la gruesa polla de Iñaki había entrado sin obstáculo, cuando los cabalgábamos me fijaba en la polla de Jordi, entre las nalgas de Merche parecía interminable la larga polla del catalán, era estrecha pero con un glande en forma de triángulo como las serpientes y de color oscuro, en él no se le notaba la diferencia de bronceado, los huevos los tenía también muy oscuros y se pegaban al coño de Merche, yo calculaba la longitud y me admiraba preguntándome hasta donde le llegaría adentro.
Jordi se corrió cogido a la cintura de Merche, levantó el culo y ella se incrustó sobre él, no pudo resistir tampoco y se corrió también a la vez, él se extrañó porque por su vientre corría un líquido tibio, Merche se había orinado al correrse, me miró y nos mandamos un beso al aire.
Iñaki también tuvo su premio, parecía un oso peludo cuando me cogió las tetas con sus manos velludas y resoplando se vació dentro de mí, a él no le extrañó que me orinara también sobre él, ya sabía cuánto me gustaba hacerlo y sentirlo, Jordi al verlo también se sorprendió, al levantarme de Iñaki entre las piernas salía cuajos de semen blanco.
Al volver al pueblo quedamos en juntarnos para cenar, Merche como era el último día quiso ponerse todo lo provocativa que pudo, vino con un vestido brillante que parecía metálico pegado a su cuerpo, enseguida notamos que no llevaba nada debajo, yo opté por una falda tan liviana que a la menor ráfaga de brisa se levantaba enseñando las braguitas negras y un sujetador de encaje negro debajo de un top crema calado.
Antes de salir de la habitación llamé por teléfono a mi amiga Susana, alborozada le conté la novedad de ver a la nueva pareja de amigos totalmente depilados, enseguida acordamos hacerlo nosotras también en la primera ocasión que nos viéramos, también le prometí contarle el resto de las “excursiones” que habíamos hecho en su compañía y aunque insistió no quise decirle nada porque quería darle todos los detalles.
Alrededor de nuestra mesa en el restaurante se arremolinaban los camareros queriendo servirnos, nosotras nos manoseábamos provocando a nuestros chicos, nos divertimos mucho pero cuando vimos el volumen de erección que presentaban nos reímos a la par, Jordi tuvo que levantarse de la silla y disimuladamente recolocarse la polla.
- Lo siento, es que creo que engordé, porque me aprietan los pantalones.
- Jajaja, ya lo vemos, lo raro es que lo hagas sólo por zonas, porque se nota que en la bragueta te has puesto como un globo.
- Es cierto Jordi, ya me dirás qué comes, jajaja.
- Me parece que lo mismo que tú, porque estás igual que yo, jajaja.
- ¿No tendremos nosotras nada que ver, verdad? Jajaja.
- No, ¡casi nada!, tú y tus tetas, igual que Merche que no se ha puesto sujetador y creo que ni bragas, jajaja.
- ¿No?, menos mal que Luz sí lleva, aunque es tan pequeño que se le salen, Jordi ¡fíjate como se marcan los pezones!
- Reconozco una cosa Iñaki, no he podido quitar los ojos de las tetas de tu chica en todos estos días, jajaja.
- Joder Jordi, ni yo de las de Merche y del culo no digamos.
- ¡Un momento, no presumáis de confidencias, que nosotras también podríamos contar muchas cosas!
- ¿Se lo decimos Merche?
- Claro, seguro que les gusta saberlo.
- ¿Qué secretos tenéis ya?, ¡si os acabáis de conocer!
- Nada de importancia, sólo que mientras vosotros dormíais nosotras nos hemos bañado en la cala…
- Normal, habéis hecho bien, el agua clara, la arena blanca…
- ¡…Y las tetas duras, los pezones salidos, los coños ardiendo y unos orgasmos que casi provocan un tsunami!
- ¿A ver?, contadnos todo con detalle.
- Vale, pero vamos a otro sitio más tranquilo porque los camareros están muy pendientes de nuestras tetas.
- ¡Normal, vámonos ya!
Fuimos a una terraza junto a una balconada que daba al mar en vertical, la brisa nocturna me levantaba la faldita y enseñaba las braguitas negras, Jordi seguía ensimismado en mi, ahora ya no era sólo las tetas, también las bragas, le daba morbo aunque me había visto y muy bien el coño cuando follaba con Iñaki, éste tampoco tenía que esforzarse mucho porque el vestido corto de Merche se subía tanto que enseñaba su rajita brillante, casualmente uno de los focos que colgaba encima de nosotros iluminaba entre las piernas de la chica y ella no se preocupaba de juntarlas.
El ambiente se iba caldeando rápidamente ayudado por los whiskys que nos sirvieron, Merche prefirió un Gin Tonic pero con el mismo resultado, notábamos que querían compartir una confidencia y al final fue Merche la que se decidió, me cogió la mano y la sostuvo en su regazo y mirándonos a los dos nos contó que eran muy adictos al sexo y que desde que se conocieron habían probado casi todo, nosotros hicimos como sorprendidos y como “expertos” nos contaron que habían hecho algún trío con otra chica, a Jordi le llamaba la atención el incluir una tercera persona y varias veces se habían reunido Merche, él y Olga que era una amiga de Jordi, Merche no vio problema en compartir a su marido cuando él se lo propuso, lo cierto es que no se arrepintió porque había gozado con ella más que él, de paso dejaron caer que Merche también tenía curiosidad en incorporar un chico y hacer un trío o un cuarteto.
Iñaki me miró “asombrado”, sabía desde el principio de nuestra relación la “amistad especial” que tenía con Susana y yo que él también tuvo sus “experiencias” pero preferimos callar de momento, Jordi insinuó que no le importaría complacer la fantasía de Merche en otra ocasión que nos encontráramos, ella con mi mano entre sus muslos me “convencía” rozando su piel suave como la seda, hasta que miré a Iñaki y me encogí de hombros, como que no me parecía mal, es lo que estaban esperando y quedamos en que no tardaríamos mucho en volver a juntarnos los cuatro.
Ésta vez fue Iñaki fue el que se levantó y sin ningún disimulo metió la mano debajo del pantalón y se puso la polla vertical, Merche me señaló su cinturón y vi que atrapado con el cinturón del pantalón asomaba el grueso capullo de mi chico.
Ellos enseguida empezaron a hacer planes, Iñaki les invitó a venir a nuestra ciudad y Jordi a Barcelona, nosotras bromeando les prometimos que los íbamos a follar hasta que cayeran rendidos, Jordi me miró incrédulo.
- Sí, Jordi y a ti te voy a hacer una cubana con mis tetas que te voy a sacar toda la leche que tengas, hasta la reserva inclusive, jajaja.
- Cuando quieras Luz, ya lo estoy imaginando, jajaja.
Ya era tarde cuando volvimos hacia el hotel, los chicos iban empalmados desde que planearon para hacer un cuarteto imaginando las maravillas que íbamos a hacer juntos, yo iba cogida del brazo de Iñaki cuando Merche me rozó el culo y me miró a los ojos, me dio un beso en la boca y se colgó del brazo de mi chico, él en un principio no sintió la diferencia entre el gentío pero al notar el cambio de roce de mis tetas en su brazo la miró sorprendido, se volvió hacia Jordi y vio que me llevaba con el brazo pasado por mis hombros con la mano caída sobre una de mis tetas.
Cambió su brazo por la cintura de Merche y poco a poco la dejó caer sobre una nalga, al pasar entre la muchedumbre la “guiaba” apretándole el culo sin impedimentos, Jordi me puso delante de él para pasar más fácilmente por la puerta de un Pub, se pegó a mí incrustando su polla entre mis nalgas y pasando las manos por debajo de mis costados “protegiendo” mis tetas de roces indeseados, noté como me apretaba los pezones atrayéndome contra él, me pareció que se había sacado la polla porque me quemaba entre los cachetes del culo, mis braguitas se podían escurrir cuando salimos del tumulto.
Cuando nos reunimos con Iñaki y Merche nos esperaban, él pegado también detrás de ella y Merche con las manos detrás, supuse que apretándole la polla porque le salían los pezones de excitada que estaba.
Al llegar al hotel nos despedimos, Merche y yo nos besamos como lo habíamos hecho en la cala, abrazadas teta contra teta, nuestros chicos se abrazaron y se prometieron que no tardaríamos en reunirnos, nosotras lloramos sin consuelo, el único consuelo era que no tardaríamos en volver a juntarnos.
En la habitación no hablamos del tema, Iñaki casi me arrancó la ropa, me dejó desnuda igual que yo a él, en silencio follamos como posesos, no hacía falta decir que estábamos deseando follar con nuestros nuevos amigos, yo soñaba en chupar aquella polla larga y delgada y que se corriera en mis tetas, también Iñaki se imaginaba lamiendo aquellos pezoncitos morenos y metiendo su gruesa polla en el coño depilado, quería ver su bonita cara cuando la penetrara con el nuevo diámetro de su peluda polla y el roce de su velludo sexo en comparación del lampiño de su marido.
Follamos callados mirándonos a los ojos, no había nada que decir, sólo gemir y jadear salvajemente, nos corrimos sin descanso y sin tomar aliento, fue un maratón de sexo. Cuando regresamos a nuestra ciudad estábamos encantados de las vacaciones más felices que habíamos tenido… hasta entonces.
No tardó Susana en venir a casa, ese día Iñaki estaba de guardia en el hospital y se quedó a dormir conmigo, yo había previsto ya lo que acordamos, le pedí a una compañera de Urgencias unas maquinillas de rasurar desechables de color verde que ya venían con un peine para no cortar la piel, sobre una toalla grande en la cama la afeité primero dejándole el pelo del coño lo más corto posible, tuve especial cuidado en la zona de los labios y el clítoris, el trozo de las nalgas no lo olvidé y después le apliqué tiras de cera tibia a contrapelo, las tiras acabaron de arrancar el poco vello que quedaba.
Susana al ser morena se le notaba la sombra del vello en el pubis y en el culo, en cambio a mí al ser de vello y piel más clara se notaba menos pero al tacto estábamos tan suaves una como la otra, una vez repasado cualquier pelo olvidado quisimos probarlos y en un 69 perfecto lamimos de arriba abajo y al revés, era la primera vez que chupábamos y lamíamos un coño depilado y al no haber ningún impedimento nos corrimos mojándonos la cara de flujo, ya en el reposo consiguiente le conté todo lo que había pasado en la cala y fuera de ella, Susana no pudo terminar y mientras le contaba la vuelta al hotel cambiadas de pareja volvió a chuparme las tetas como sólo ella sabía y me hizo correr como una loca.
Al mismo tiempo que le acariciaba el coño con los dedos urdimos un plan, queríamos darle una sorpresa a Iñaki, él nunca había visto a Susana en actitud “cariñosa” conmigo de verdad y creímos que ya era hora de que lo viera y más recién depiladas, iba a ser memorable y sin que se lo esperara.
Continuará.
Si les gustó les ruego que valoren y comenten.
Gracias.