El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (4)

Al dedicarme de lleno en los estudios en otra ciudad, me independicé de mis padres, viviendo en un pisito sola, Susana siguió todavía una temporada en casa de sus padres.

MIS PRIMERAS EXPERIENCIAS COMPARTIDAS.

La relación entre Susana y yo seguía intacta excepto que por motivo  de los estudios nos veíamos muy poco aunque hablábamos por teléfono todos los días y nos contábamos nuestras cosas.

Aprovechando un fin de semana largo volví a Santiago para ver a mis padres, tenía muchas ganas de verlos aunque no puedo negar que también ansiaba encontrarme con mi amiga.  Mis padres, lógicamente, se alegraron mucho de verme, sobre todo mi madre que insistió para que le contara cómo me las apañaba sola en mi piso, le conté todo (o por lo menos lo que le podía contar) y quedó tranquila porque veía que podía confiar en que “comía bien” y que me cuidaba.  A mi padre le interesó más el tema de los estudios, me había matriculado en la Facultad de Medicina y pese a su dificultad me defendía bien, a él, como también era Médico le gustaba saber los nuevos métodos de enseñanza y presumía de que en sus tiempos todo era más difícil.

No veía el momento de salir hacia la casa de mi amiga y cuando mis padres ya estuvieron puestos al día de todo me arreglé para salir, con un vestido elástico corto y ancho con escote redondo subí a unos zapatos con unos tacones de vértigo y miré al espejo antes de salir, por el escote se asomaba el sujetador negro que me había puesto y no me gustó cómo quedaba, sabía el efecto que causaban mis tetas a quien las veía, especialmente a Susana y lo cambié, elegí a uno de balcón con los tirantes pegados al cuerpo casi debajo de las axilas, me subía las tetas bastante más y por el escote del vestido sólo asomaban las redondeces sin que se llegara a ver la puntilla de encaje negro, una vez repasado todo hice una reverencia ante el espejo para ver el efecto del canalillo y me gustó lo que vi.

Cuando llegué a casa de Susana estaba sola, sus padre habían ido a pasar el fin de semana con unos amigos  a un “puebliño” de cuatro casas de granito en un idílico prado verde donde pastaban las vacas libremente.

Nada más abrir la puerta nos abrazamos, Susana estaba espléndida, también se había arreglado para mí, al ver sus ojos verdes y su sonrisa tan dulce no me pude resistir a besarla en la boca, añoraba sus labios y su lengua.  Nada más cerrar la puerta ya me empujó contra la pared en el recibidor y me besó el cuello y las orejas (mis pezones se marcaron debajo del vestido) y se apoyó también contra mí haciéndome notar los suyos que no estaban menos duros que los míos, sus piernas entre las mías me hacían sentir el calor de sus muslos en mi coño y me ponía a mil, tenía tantas ganas de mí como yo de ella y se asomó en mi escote para ver las grandes tetas que tanto le gustaban, el efecto del sujetador juntándome los pechos le aumentó el deseo de chuparlos allí mismo pero temí que llegara alguien y nos viera, le rogué que fuéramos a su habitación.

Por el pasillo me puso al corriente de que estaba sola, pues su hermano Cesar había ido con Aurora a pasar el día a la playa y volverían por la noche, me guiñó el ojo para que imaginara sus intenciones, no hacía falta porque ya sabía que iban a follar como posesos.

Apenas cerró la habitación di la vuelta y bajé la cremallera del vestido que cayó al suelo, mis tetas quedaron frente a ella aprisionadas por la lencería, a continuación ella bajó los tirantes y tiró de las copas hacia abajo, las tetas redondas quedaron libres, las cogió con las dos manos y las chupó deleitándose con los pezones.

Subí su suéter de licra, no se había puesto sujetador y al quedar enganchado en la base de las tetas éstas subieron con él hasta que se liberaron para quedar vibrando entre mis manos.

Su falda vaquera larga casi hasta los pies tenía una abertura hasta medio muslo que mi mano exploró hasta sentir que en la ingle no llevaba más que los rizos que tanto conocía.

Caímos suavemente sobre la cama y solté el corchete que liberaba la prenda cruzada que se abrió completamente ofreciendo una imagen de sus piernas morenas torneadas coronadas por la melena triangular.

Mi amiga seguía chupándome las tetas, le encantaba notar como mis pequeños pezones crecían en su boca.  Alternaba de una a la otra provocándome un placer irresistible.

Mi mano se perdió entre sus rizos morenos, separé los labios mojados y el clítoris salió a mi encuentro, al cogerlo con dos dedos gimió mordisqueándome un poco el pezón, era buena señal, le había gustado mi caricia, sin soltarlo con los dientes tiró del elástico de mis braguitas culote , (apenas era una cinta de encaje de cadera a cadera y un triángulo transparente que enseñaba más que escondía) , noté que las llevaba mojadas al bajarlas por los tobillos, ella, al ver mi vientre plano lo cubrió con una serie de besos desde mis tetas hasta el coño, hundió su boca entre mis labios pasando una lamida a todo a lo largo.

Se me escapó un largo gemido, era una caricia que me dedicaba siempre, sabía que me encantaba cuando su lengua de seda paseaba desde mi culo hasta el pubis de una pasada, con ella se “presentaba” a todos mis puntos sensibles, apenas le toqué una nalga y pasó su pierna sobre mi cabeza, al abrirla vi sobre mis ojos la piel rosada de su coño que contrastaba con el moreno de sus labios y de su perineo.

Se dejó caer justo sobre mi boca, mi lengua la esperaba y al sentirla dio un pequeño estremecimiento, sabía lo que le iba a hacer, era mi caricia preferida, le pegaba mi boca sobre el interior de sus labios y aspiraba fuertemente, su clítoris duro o blando entraba sin remisión y allí era recibido por mis dientes que lo sujetaba para que no escapara, la lengua remataba la faena, el pequeño prepucio era retirado y una almendra pelada me esperaba creciendo por momentos, Susana quedaba extasiada hasta que no terminaba de ponerle su botón tan duro que tenía que soltarlo de mis dientes y lamerlo con todo lo ancho de la lengua.

A estas alturas ya me inundaba la boca con sus jugos mojándome la cara hasta las orejas.  Mis manos no estaban ociosas porque sus tetas que descansaban sobre mí estaban siendo acariciadas desde su nacimiento hasta la punta de sus pezones, me gustaba estirarlos notando cómo se endurecían ásperos al contacto de mis dedos.

Me había cogido las nalgas y tiraba de ellas para abrirlas, su lengua pasaba desde el pubis hasta la rabadilla pulsando todos mis recovecos, con la lengua me tenía vibrando sobre el clítoris a la vez que de mi vagina manaba abundante flujo.

La compenetración era perfecta cuando las dos sentimos como desde la nuca nos fulminaba un chispazo que llegaba directo al coño, nos estremecimos a la vez, Susana que era más “expresiva” lanzó un grito de liberación de la tensión acumulada, gimió y jadeó mientras se retorcía entre convulsiones, yo me eché a temblar en un tic nervioso que agitaba mis músculos.

Pasamos unos momentos maravillosos aunque agotadores y cuando nos dejamos caer rendidas sobre la sábana nos miramos, estábamos coloradas pero satisfechas, con las caras empapadas de flujos blancos y las tetas perladas de sudor.  Nos quedamos adormiladas, apenas moviendo las manos sobre la piel sedosa ronroneando como dos gatitas.

Al despertar nos duchamos y ayudándonos una a la otra nos enjabonamos, con una esponja natural, todos los rincones que habíamos lamido un poco antes.

En ese momento se abrió la puerta del baño y entró Aurora con urgencia… y  se sentó en el “trono”.

  • ¡Oh perdonad!  Es que llevo prisa, acabamos de llegar, comimos en la playa pero se levantó un viento que nos llenaba de arena y preferimos volver a casa, creímos que no había nadie.
  • No te preocupes, nosotras nos estamos duchando y luego nos vamos a dar una vuelta, no os molestaremos.
  • No lo decía por eso, no nos molestáis, faltaría más, al contrario me gusta que estéis, el otro día sabía que nos mirabais y disfruté mucho, si me guardáis el secreto os confieso que soy un poco exhibicionista, me gusta que me vean y… a vosotras tampoco os pareció mal…
  • La verdad es que no, nunca habíamos visto algunas cosas, nos sirvió de “lección práctica”, jajaja.
  • ¿A qué te refieres, no habíais visto follar?, ¡no me lo creo!
  • Sí, follar sí pero lo de la puerta trasera…
  • Jajaja vaya, si lo llego a saber os hubiera hecho una exhibición, a mi me encanta… se me está ocurriendo una idea, hoy es el cumpleaños de Cesar y le he prometido un regalo sorpresa, creo entender que sois “muy buenas amigas” y compartís todo, estoy pensando que podríamos darle una fiesta a tu hermano entre las tres, ya me contó que le socorristeis en un momento de “apuro”, me gustó saber que tenéis iniciativa, si queréis podemos preparar una sorpresa para él, quizá se sorprenda pero cuando esté el ambiente caldeado no se resistirá.
  • No sé, mi hermano no es muy atrevido, no sé cómo reaccionará, aunque el día del lavabo no se lo tomó demasiado mal, jajaja, ¿te acuerdas Luz?
  • Cómo olvidarlo, le cogimos la polla entre las dos, no podía correrse y lo ayudamos, al final hasta salpicó el espejo de leche, jajaja.
  • Debió ser espectacular, el caso es que siempre está pidiendo que le deje meterla en mi culo y hoy también he decidido darle ese capricho como un regalo, de hecho es que me he puesto un enema hace un momento y por eso tenía prisa en ir al baño para aliviarme.
  • ¿Entonces era por eso…?
  • Claro mujer, ahora estoy limpia por adentro y por afuera.  Si queréis puedo empezar yo, le vendaré los ojos para darle la sorpresa y luego cuando esté a ciegas entráis vosotras y entre las tres le damos todos los gustos que siempre ha soñado.
  • Pero nosotras por detrás…
  • No os preocupéis, eso dejádmelo a mí, ya tengo práctica.

Aurora se sentó en la orilla de la bañera mientras que nosotras totalmente enjabonadas atendíamos su propuesta, no dejamos de pasar la esponja y la chica miraba cómo la espuma dejaba ver de vez en cuando las tetas de Susana o mis pezones, su mirada iba detrás  de la esponja y cuando pasaba entre las piernas de mi amiga o por mis tetas ladeaba el cuello para no perder detalle.

Me acerqué a ella y dejé mis tetas a su alcance, acercó tímidamente la mano y la posó sobre la redondez de la izquierda y la fue pasando suavemente hasta la derecha, al notar debajo de la espuma jabonosa mi pezón se detuvo y apretó con dos dedos, se puso como un garbanzo y le gustó, apartó un poco la  espuma y lo descubrió acercando sus labios para darle un beso.

Susana me pasaba la esponja por el coño y me hacía gemir, el beso que me dio Aurora se transformó en una lamida, su lengua estaba caliente y barría con intensidad la areola.  Mi amiga se acercó a ella que tenía menos pecho que nosotras pero lo tenía separado, no podía lucir canalillo pero lo tenía alto y duro, lo rozó por encima de la ropa para ver su reacción y no se movió, Susana se acercó y le ofreció también sus tetas y con la otra mano las acarició también.

Mi mano se posó entre su escote y buscó entre las dos, había un gran espacio pero a los lados encontré la dureza de ellas, con un movimiento rápido y decidido se quitó la camiseta y quedó con el bikini de la playa, se le marcaba la raya del bronceado perfectamente.

Susana le cogió la derecha y yo la izquierda y entre las dos las amasamos por debajo del sujetador, no pudo resistir la tentación de lamer las de Susana y lo hizo aspirando los grandes pezones, Aurora se levantó y las tres casi abrazadas nos acariciamos entre gemidos y suspiros.

Desde la habitación de Cesar se oyó cómo la llamaba y nos tuvimos que separar, se limpió de jabón con una toalla, nos dio una palmada en el culo a cada una y nos dijo que estuviéramos atentas, en realidad no teníamos un plan preconcebido, aunque nos gustaba improvisar.  Oímos las protestas de Cesar por la tardanza de su novia, nos enjuagamos el gel y salimos hacia nuestra habitación liadas con unas toallas.

Aurora había dejado su puerta entornada y Cesar no puso objeción porque creía que estaban solos y menos cuando su novia se quitó el bikini, en las playas de aquella zona las mujeres no acostumbrábamos a hacer topless y la visión del bikini sin sujetador le pareció muy erótica.

Al estar en la habitación contigua la oíamos como con voz mimosa intentaba convencerlo para que se dejara cubrir los ojos y poder darle su “regalo” de cumpleaños, él a regañadientes accedió aunque prefería seguir admirándole las tetas.

La chica hablaba alto “retransmitiendo” lo que hacía, le ató un pañuelo de seda sobre los ojos asegurándose que no viera nada y le hizo prometer que por nada la tocara, “ella” se encargaría de todo, esa era la condición “sine qua non” para ganárselo.

El muchacho tuvo que transigir, era muy serio en todo y seguro que  cumpliría pero no le gustaba estar de “sufridor”, le gustaba ser el actor principal aunque nosotras lo habíamos visto disfrutar cuando ella cabalgaba sobre él.

Aurora lo hizo tumbar en medio de la cama y empezó a darle besos por todo el cuerpo, no era muy peludo y cuando le lamió las tetillas ya se estaba arrepintiendo del trato.  La chica seguía con sus besos y mordiscos por el estómago bajando al vientre, en el ombligo se entretuvo y con la mano nos hizo señas para que nos acercáramos en silencio.

Al bajar del ombligo, la polla de Cesar cabeceaba subiendo lentamente, Susana la miraba admirada y señalaba cómo el prepucio se iba retirando por la presión y el tamaño que iba cogiendo, yo me mojaba por momentos, aquella polla ya la había tenido en la mano y se había corrido por mis sacudidas hasta quedar fláccida y ahora la veía cómo se ponía dura ella sola.

Cuando los besos de la chica llegaron a la base, la verga se mecía como una palmera al viento.  Con la punta de la lengua la recorrió desde abajo a arriba y al llegar al capullo le dio otro beso, Cesar levantaba el culo intentando que fuera más allá de un simple beso pero para entonces la lengua ya bajaba por el otro lado dejando un rastro de saliva hasta lamer un huevo.

Se movía sin poder ver nada e imaginaba por donde podía aparecer pero ella lo hacía por los sitios más dispares, lamía entre los muslos subiendo hasta la ingle para pasar de largo hasta el pubis sin tocar la polla que daba “golpes de ciego”.

Aurora dijo que me acercara y siguiera con lo que ella hacía, de rodillas a su lado saqué la lengua en punta y lamí el tronco que apuntaba al cielo como un obelisco, era de las más grandes que había visto y aunque siempre se dice que “el tamaño no importa” por lo menos me imponía a mí.  La novia se sentó a nuestro lado mirando cómo me aplicaba en imitarla, y sonreía satisfecha.

Cesar no notó la diferencia, a mí me encantaba lamer aquella verga, sobre todo cuando le besaba el capullo, abría la boca y lo rodeaba por el interior de mis labios, el “paciente” chico levantaba el culo para meterla en mi boca pero yo ya no estaba a su alcance.

La chica le avisó a Susana que se acercó a mi cara y a la vez que yo le lamía la polla ella se encargó de los huevos, con suma obediencia Cesar cumplía lo pactado y no juntaba las piernas, con los brazos en cruz parecía un mártir pero su polla no opinaba lo mismo.

Lamía aquellos huevos que se arrugaban por la cálida sensación de su lengua, a veces aspiraba el escroto y notaba como un testículo se colaba en su boca, no llegaba a cerrar los labios para no alarmarlo pero entre mi boca y la suya teníamos a su hermano en ascuas. Procurábamos alternarnos para que Cesar notara dos bocas a la vez.

Para darle un poco de consuelo subió sobre él dejando sobre su pecho sus tetas duras, fue reptando a la vez que le chupaba los pezones y fue resbalando con movimientos sensuales hasta que su coño apuntó a la polla.  Nosotras quedamos a la espera de nuevas órdenes, ahora con las caras pegadas a pocos centímetros  del culo de la chica vimos cómo se acercaba al capullo y con un leve contorneo se lo iba introduciendo.

Las venas de la verga parecían a punto de estallar cuando entraban en la lubricada vagina de la muchacha que nos mostraba su culo apenas arrugado entre las nalgas redondas.

Me atreví y pasé la mano por las nalgas en “compensación” de las caricias que me había hecho antes y ella separó los cachetes, mojé con saliva la raja de arriba abajo y al pasar por su ojo noté cómo se contraía, lo rodeé y poco a poco noté que se distendía.

Con apenas un poco de presión por mi parte el dedo se hundió hasta la primera falange, al no notar ningún rechazo saqué el dedo, ella seguía cabalgando lentamente teniendo entretenido a Cesar amasándole las tetas.

Cogí un dedo a Susana y lo metí en mi boca sacándolo mojado de saliva y lo llevé al agujero que acababa de hollar, juntas las dos apoyamos haciendo presión, era una sensación extraña y excitante pero una vez pasado el anillo del esfínter rozamos una zona tan suave como la seda, esto nos animó y las falanges fueron entrando hasta no poder más.  Los dedos se movían independientes dentro del culo de Aurora y notábamos el roce de la polla de Cesar que se deslizaba lentamente en el coño de la chica.

Nunca habíamos imaginado sentir un orgasmo desde adentro, el efecto de la polla del chico unido a nuestro dedos acariciando todos los “puntos” sensibles hicieron que Aurora se corriera bruscamente, no lo advertimos y cuando la chica se envaró incorporándose inmóvil como esperando algo le sacudió un estremecimiento brutal y cayó sobre el pecho de Cesar, aceleró la carrera moviendo vertiginosamente el culo para que la polla se clavara hasta lo más profundo con nuestros dedos moviéndose en su interior.

Por el tronco de la polla se desbordaba la espuma blanca  que en abundancia manaba con aquella corrida.  Tuve el impulso y lo hice, añadí otro dedo junto a los dos que ya tenía adentro y fue una locura, con tres dedos en su culo el orgasmo se prolongó mucho más y gemía y jadeaba queriendo que aquella corrida le durara eternamente.

Cesar amenazaba con correrse también y conociendo la potencia de su eyaculación intentamos controlarlo, por eso sacamos los dedos de la chica y al levantarse para que no se corriera adentro de ella sujetamos la verga pendulante y la dirigimos hacia nosotras, Susana recibió las primeras lechadas en la cara y el cuello, las siguientes se repartieron por mis tetas y el canalillo y las últimas sacudidas las dejamos que cayeran en las caderas de Aurora, los hoyuelos de su cintura quedaron llenos aunque si no las hubiéramos desviado le hubieran regado hasta la nuca.

La muchacha no le dejó descansar y se dio la vuelta poniéndole el coño sobre la boca, estaba ávido de chupar lo que fuera y el coño fue la mejor elección, todavía seguía destilando flujo que recogía con la lengua cuando hizo una incursión hacia el culo que entró un centímetro al estar todavía dilatado y gritó al notarlo.

  • ¡Tu culo, quiero tu culo por favor!
  • Siiiht, si te portas como hasta ahora te daré el premio mayor.
  • Sí, por favor, me portaré bien.

Tenía palabra y no se movió, Aurora a la vez que le comía el coño lamió su polla limpiándole de leche hasta los huevos y de paso la puso otra vez en forma.  Ya la tenía como un mástil cuando se dio la vuelta otra vez y se sentó sobre su vientre.

  • Y ahora sobre todo no te muevas, ni la cabeza siquiera, quiero que me lamas las tetas sólo con la punta de la lengua ¡sin chuparlas ni morderlas! ¿entendido?
  • Sí amor, lo que quieras, me estás poniendo como un burro pero métetela ya en el culo y no me hagas sufrir.

Aurora le dio su merecida recompensa y se sentó suavemente sobre la polla vertical, fue con sumo cuidado pero con lo dilatada que estaba por nuestros tres dedos y su flujo no tuvo ninguna dificultad.

  • ¡Aaaah, qué gusto, tienes una polla divina, me encanta!

Vimos cómo se dejaba caer y se introducía aquella barra caliente en su culo,  jadeaba a cada milímetro y suspiraba a cada centímetro pero cuando la tuvo adentro se irguió y nos dijo que nos inclináramos sobre él y dejáramos las tetas a su alcance.

  • ¿Ves cariño? Ya tienes la polla en mi culo ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! Es mi regalo especial, si quieres degustar también las tetas saca la lengua y las lames, ¡pero sólo lamerlas!
  • Gracias amor, ha sido el mejor regalo que podías darme.

Susana se agachó sobre su hermano y dejó las tetas sobre su boca, él sacó la lengua como un sediento en el desierto y lamió con deleite las tetas de su hermana, la pasaba de lado a lado y sobre todo lamía sus grandes pezones que cada vez lo eran más.  Susana me miró y en sus ojos verdes vi lo que necesitaba, me acerqué a ella y le di un beso en la boca mientras Aurora cabalgaba con la polla en su culo estirándose los pezones con una mano.

En la lengua de Susana noté que se iba a correr, su hermano la ponía muy cachonda y mi beso colmó su resistencia, entre las dos aguantamos su orgasmo besándonos locamente.

  • Sí Aurora, me gustan tus pezones, están deliciosos, nunca los había saboreado como hoy.
  • Sigue así Cesar, me da mucho gusto.

Susana me dejó su puesto y cuando la lengua de su hermano me lamió los pechos noté lo que había sentido mi amiga, Cesar era un virtuoso con la lengua, lamía con una intensidad que me volvía loca, se me nublaba la vista con la sensación que me daba y más cuando Susana vino detrás de mí y pasó su mano entre mis piernas.

Mi amiga del alma sabía cómo acariciarme el clítoris y lo hizo de una manera especial, lo atrapaba con dos dedos amasándolo pero para mayor sorpresa noté cómo mi culo se mojaba y al instante algo intentaba entrar, el dedo de mi amiga copiaba lo que había hecho yo y la dejé entrar, me relajé y me concentré en las lamidas incansables de Cesar.

  • Me encantan tus tetas, hoy las tienes especiales, a veces con los pezones duros y salidos, otras como garbanzos hinchados pero siempre deliciosos, tenemos que repetirlo ¡pero no quiero esperar al año que viene!
  • Claro que sí cariño, lo que tú digas, te mereces lo mejor…

Casi fue un cataclismo, las manos de Susana actuaban a la vez y mi botón y mi culo gozaron de las caricias expertas de mi amiga, me corrí violentamente, tanto que caí sobre Cesar aplastándole la cara con mis grandes tetas, él sintió la explosión de placer con aquellas maravillas, me succionó el pezón y se corrió dentro del culo de Aurora y ésta no pudo contenerse ya, había estado demasiado tiempo aguantando, después de estirarse los pezones había acariciado su clítoris y le llegó el orgasmo al mismo tiempo que a nosotros, no creí que pudiera concentrarse tanto placer en un momento pero sí que se pudo porque Susana se corrió también porque Aurora al verla desatendida había dedicado su otra mano a acariciarle el coño y se nos unió a los demás.

Aurora siguió cabalgando a su novio hasta que nos pudimos apartar y entonces fue ella la que dejó sus tetas sobre la boca de Cesar.

  • ¡Qué delicia!, tus tetas cambian como los amaneceres, a cada momento saben diferente y tienen una dureza especial, me encantan.
  • Claro cielo, para ti lo que sea.

Salimos de la habitación de puntillas, por nuestras piernas corría el flujo abundante y nos metimos en la ducha, al volvernos hacia atrás vimos como Aurora se había tumbado al lado de Cesar, le estaba besando a la vez que le descubría la visión y él al verla por fin subió sobre ella, tenía la polla más dura que nunca y quería follarla como a él le gustaba, ahora se la metería en el culo o por donde le apeteciera en un sexo salvaje, ella estaba entregada y él gozaría de todos sus agujeros, las tetas ya las había saboreado demasiado, ahora sería su polla la que mandara y la iba a llenar de leche hasta la extenuación.

En la ducha acabamos de limpiarnos de flujo y lamidas  y fuimos a la cama otra vez, habíamos descubierto la sensación de meternos algo por el culo y lo íbamos a practicar, Susana lo había hecho conmigo, ahora sería yo la que lo haría a ella pero tuve una idea maléfica, me pareció que un dedo era insuficiente y preparé la crema hidratante y un tubo de desodorante, el tubo ya estaba vacío pero lo que me importaba a mi era el recipiente, del bolso saqué un condón que llevaba siempre de reserva y lo coloqué al tubo anudándolo por detrás, seguimos sobre la cama de Susana las dos desnudas y lamiéndonos los coños y los aledaños recién lavados, aquellos culos no merecían pasar hambre…

Continuará.

Si les ha gustado valoren y comenten.  Gracias.