El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (14)

Mi vida ha sido y es muy especial, lo sé, tanto en la parte profesional como en la afectiva y mucho más en la sexual, no me quejo ni me arrepiento de nada, soy feliz y procuraré seguir haciendo felices a las personas que quiero.

El tiempo como es sabido no se detiene, la vida cotidiana nos envuelve y nos dedicamos en cuerpo y alma a la profesión que hemos elegido, no obstante seguimos cultivando nuestras aficiones en los momentos de ocio y no dejamos que pase mucho tiempo para juntarnos con nuestros amigos para hacer una reunión que felizmente casi siempre acaba en una sesión de sexo liberal.

Al tener la misma profesión y con la ventaja de no trabajar juntos tenemos motivos para no pasar ratos tediosos sin temas de conversación, no obstante no nos aburrimos, tenemos nuestras aficiones y sabemos darnos nuestros tiempos muertos respetando nuestro espacio íntimo.

Por el poderoso motivo de la proximidad con quien más contacto tengo (o tenemos) es con mi amiga Susana, además de amiga íntima de la infancia, tenemos los mismos gustos y hay una gran conexión con mi marido Iñaki.  Nos casamos porque era lo más lógico que podíamos hacer, otra opción sería tan buena como ésta pero nos pareció una unión más firme todavía, por supuesto la madrina fue Susana y no me arrepentiré nunca (mi marido tampoco ), el padrino fue Pedro el amigo de Iñaki, no podía ser de otra manera y lo cierto es que seguimos siendo más amigos cada día.

Con Susana  es raro el día que no hablemos un rato contándonos nuestras cosas, si no lo hiciéramos nos faltaría algo pero no es óbice para que, de vez en cuando, tanto en su casa como en la nuestra, no hagamos una cena que se alarga casi siempre a un fin de semana, una de las cosas que nos gusta más es desayunar juntos en la cama.

Con los otros amigos, los de Barcelona seguimos también en contacto, pese a la distancia hablamos cada poco tiempo, es una gozada oír a Merche, su alegría contagia a cualquiera y siempre estamos planeando vernos para cualquier ocasión.  Con Pedro es más complicado pues él viajaba mucho y pasaba muchas temporadas con sus proyectos en el extranjero.

No es nada fácil pero a veces los astros se alinean y permiten que coincidamos unos pocos días para reunirnos en un sitio neutral y pasar unos días especiales, este año ha sido una excepción porque todos pudimos compaginar unas minivacaciones, Merche con su viveza planeó rápidamente donde y cuando, la mayoría de nosotros vivimos en el norte de España, una zona preciosa, todo verde, clima templado y sin aglomeraciones de turistas pero Merche quiso cambiar y por Internet alquiló un apart-hotel, la idea nos pareció perfecta, estaríamos solos, a nuestro aire y, más o menos, disfrutando de los servicios comunes del hotel.

La zona era todo lo contrario a la nuestra, en el sur con mucho calor y buenas playas y como las predicciones del tiempo no auguraban unos días demasiado buenos por el norte nos vino de perlas y quedamos para reunirnos.

La idea era que Pedro vendría desde Asturias a nuestra casa, no estaba demasiado lejos y le venía casi de paso, Iñaki preparó su coche para recoger a Susana y junto con Pedro bajar hacia Cádiz, de camino, en Sevilla, nos encontraríamos con Jordi y Merche e iríamos juntos hasta el destino.

Todo quedó acordado y nosotras empezamos con los preparativos, nos compramos bikinis nuevos y ropa liviana para los calores que esperábamos, Iñaki hizo otro tanto y fuimos llenando maletas.

El día que salimos de compras Susana y yo evitamos ir al mismo centro comercial donde nos encontramos a su amiga Feli, la de la “máquina folladora” , fuimos a otra tienda especializada en lencería y ropa interior que me había recomendado otra doctora del hospital, la dependienta muy amable nos enseñó lo que le pareció más apropiado pero cuando vio la cara que hicimos comprendió que no coincidía con nuestros gustos, todo era bonito pero para nuestro gusto era demasiado “aburrido”, después de insinuarle nuestra idea nos sacó lo que realmente nos gustaba, nos confesó que ella misma no sería capaz de ponerse aquellos bikinis pero cambió de opinión cuando entró en el probador y vio como los lucíamos.

Susana poniéndose lo que fuera quedaba divina, todo le quedaba perfecto, las prendas eran preciosas de unos tejidos que prácticamente parecían una segunda piel y adornaban más que sujetaban o recogían, sabía que para mí no iba a ser tan fácil y elegí otros modelos más a mi gusto pero al probarme el sujetador vi el problema, con muchas más tetas que Susana se me salían por todos lados, incluso me probé uno de los suyos para convencerla pero apenas me cubrían los pezones, la idea de la dependienta fue que me probara los sujetadores de otra talla mayor y esa fue la solución, las braguitas mínimas y el sujetador amplio.

En el momento que la chica salió ya desesperada para buscar una talla más grande para mis tetas Susana aprovechó para chuparme los pezones que estaban ya revolucionados por tanto manoseo, los dejó tan sacados que cuando entró la chica abrió los ojos y a punto estuvo de volver a buscar otra talla más porque pensaba que esos pezones no iban a caber en ningún sitio, nos reímos las tres cuando con el dedo los hice entrar con dificultad (hasta cierto punto).

Ya teníamos todo preparado cuando el día anterior sonó el teléfono,  al ver el número en la agenda nos pusimos tensos, era Pedro que llamaba después de haber quedado ya de acuerdo dos días antes.

  • ¡Hola Pedro!, ¿qué te cuentas?
  • Hola Iñaki, nada de importancia, es sólo un pequeño detalle, no os iba a llamar pero ha surgido una cosa…
  • ¡Por Dios Pedro, no me digas que no puedes venir, todos estamos ilusionados con éste viaje!
  • No, no es eso, simplemente es que he pensado una cosa pero… es una sorpresa, no os puedo decir nada, sólo os diré que no carguéis el coche hasta que llegue yo.
  • ¿Y todo eso porqué, cuéntame?
  • Si te lo cuento lo sabrás y como te digo es una sorpresa, hasta mañana amigo, hazme caso, adiós.
  • Adiós, adiós…

Iñaki me miró asustado, su amigo no era hombre de sorpresas de última hora, era serio y formal hasta la exageración, sin mediar palabra cogí el teléfono y llamé a Susana, al contárselo quedó más extrañada que nosotros y sobre todo decepcionada, se había hecho muchas ilusiones con el viaje y sobre todo con Pedro y su polla, además seríamos tres parejas, combinación perfecta, si fallábamos alguno, no es que se acabara el mundo pero ya no era lo mismo.

La mañana que quedamos esperamos nerviosos, mi marido pasó a recoger a Susana y la trajo a casa, la indumentaria que llevaba era propia para ir al Sahara, un pantalón tan corto que se le veían los forros de los bolsillos por debajo y no digo de las nalgas que asomaban por detrás y una camisa anudada al estómago con dos bolsillos a la altura estratégica de los pezones pero que no engañaban a nadie, no llevaba sujetador... cómo siempre o casi.

Estábamos sentados en el salón mirándonos unos a los otros sin saber que decir cuando sonó el telefonillo de la puerta.

  • ¡Amigos, estoy aquí!  Ya podéis bajar.
  • ¿No quieres subir y tomar un café?
  • Imposible, no he podido aparcar y estoy en medio de la calle.

Corrimos a la ventana y abajo vimos una cosa blanca cuadrada e inmensa, era una auto-caravana y desde la puerta mirando hacia arriba nos sonreía Pedro.

Nos miramos espantados y asombrados pero de momento reaccionamos, cogimos las maletas y llenamos el ascensor, cuando llegamos a la calle nos dimos cuenta que en realidad no dejaba pasar a nadie y todos le pitaban con poca paciencia.

Ni nos dimos los besos de rigor, Pedro abrió la puerta lateral y  metimos las maletas tiradas en el suelo, la caravana olía a nueva y la sonrisa de Pedro nos lo confirmó, nos hizo subir a empujones a las dos detrás y cerró, los coches que ya hacían colas pitaban como si ardiera Troya, Pedro e Iñaki subieron adelante y arrancó.

Cuando salimos a las afueras paró en una gasolinera, llamaba la atención lo grande y bonita que era, nos hizo bajar y entrar a la cafetería, allí tranquilamente nos contó.

  • ¿Qué os ha parecido la sorpresa, os gusta?
  • ¿Pero cómo se te ocurre comprarte semejante monstruo, si no podrás ni aparcar?
  • Jajaja, claro que no pero es ideal para viajar, así podemos ir todos juntos cómodamente adonde sea, comer, dormir, no vamos a estar siempre en la playa, creo yo.
  • Pero si tú estás siempre fuera de casa, ¿para que la quieres?
  • Jajaja, es un secreto pero me la ha dejado un amigo, se la acaba de comprar pero no puede salir de viaje porque se le han complicado las cosas y quiere que la pruebe y le explique luego para qué sirve todo, tiene todos los detalles, ya lo veréis.
  • Pero ¿cómo vamos a viajar?
  • Como queráis, iremos cambiando, de momento Susana puede ir con Luz y yo le explico a Iñaki cómo va, luego como quedan muchos kilómetros Iñaki la puede coger y yo descanso, en fin como queráis.

Nos pareció bien y subimos detrás, acomodamos las maletas en los distintos huecos y nos sentamos en dos sofás que se hacían cama, arriba sobre la cabina del conductor había otra cama doble que se extendía y se subía por una escalerilla.

Los primeros kilómetros fueron muy animados Susana y yo estuvimos escudriñando todo y luego nos asomamos por los asientos de adelante y se los contamos con detalle, cuando llevaba más de 200 Km. Iñaki insistió en coger el volante y yo me senté a su lado.  Pedro pasó detrás con Susana con intención de tumbarse en un sofá pero ella no tenía la misma idea y pronto los oímos cuchichear, me volví y vi a Susana arrodillada al lado de Pedro que estaba tumbado en el asiento, estaba inclinada sobre él apoyándole las tetas sobre su pecho y besándolo con ternura.

  • ¡Eh, a ver esas manos, que se vean!  Jajaja.

Susana se volvió hacia mí y me enseñó donde tenía su mano, estaba dentro de la bragueta de Pedro y en ese momento tiraba de su polla y la sacaba, como era delgada la podía abarcar bien con los dedos pero le sobresalía otra mitad más por encima, me enseñó la verga dura del amigo y le bajó el prepucio para enseñarme el capullo, le brillaba como una bombilla, al mismo tiempo Pedro le había desatado el nudo de la camisa y ya tenía las dos tetas en las manos, me volví hacia el frente porque Iñaki hacía un gesto incómodo, imaginaba lo que estaba pasando y prefería que yo no los mirara.

No podía resistir la curiosidad, los ruidos que venían de atrás se oían pese el sonido del motor, Susana estaba subida sobre Pedro, los dos desnudos lo cabalgaba de espaldas, él la sujetaba de la cintura para que no se cayera con las curvas de la carretera y dijo.

  • Luz, me hacen falta un par de buenas tetas en mis manos, tengo hormigueo de pensar en tus pezones, ¿te animas?
  • ¿Por qué no?, voy para ahí.

Mi marido hizo un gesto de desaprobación, no le gustaba que me fuera con ellos y lo dejara con las manos ocupadas en el volante, pese a eso solté el cinturón de seguridad y pasé por encima del asiento a la parte de atrás. Susana seguía dando saltos con la polla de Pedro clavada, las tetas le saltaban al ritmo de la carretera y del trote que llevaba, me puse al lado de ellos y me quité la camiseta de algodón que llevaba, el sujetador me apretaba pues siempre me gustaba llevar una talla menos y las tetas intentaban escapar, los dedos expertos de Pedro pasaron por mi espalda y con un hábil movimiento soltó el cierre, las dos tetas saltaron libres, el sujetador cayó lacio a un lado y los pezones se mostraron orgullosos y altivos.

Las manos de Pedro se hicieron con ellos, me acerqué a él para que llegara mejor, levantó la cabeza y los chupó, se me escapó un gemido que acusó mi marido dando un bandazo en la carretera, el pezón se salió de los labios de Pedro pero cazó el otro y aspiró, me estaba calentando y al ver la barra que se le clavaba a Susana esperé a que se levantara y la cogí por el tronco, tenía polla para las dos, mi amiga ya no se hundió del todo para que yo tuviera mi ración.

La polla de Pedro pese a no ser tan gruesa como la de mi marido, era venosa y suave, la acaricié con devoción notando las venas hinchadas, los huevos los tenía como pelotas de golf pegados al tronco y los amasaba a la vez.

Susana quiso ser testigo y se dio la vuelta, al sacar la polla la vi mojada y brillante, mi amiga me dio tiempo para que me acercara a ella y me la metiera en la boca, noté el sabor agridulce del flujo de Susana, no necesitaba abrir mucho los labios era delgada pero entraba como un polo de limón y la metí hasta que me dieron arcadas, él seguía amasándome las tetas y Susana había metido la mano por debajo de mi minifalda, las braguitas no fueron obstáculo, las apartó y con el pulgar me acarició el clítoris, con el índice y el corazón me folló la vagina.

Los volantazos que daba Iñaki no se justificaban porque íbamos por un tramo recto de Castilla, lo conocía lo suficiente para saber que estaba cada vez más cabreado, mientras él estaba atado al volante yo estaba follando con su amigo, eso no le hacía ninguna gracia, los gritos de Susana y mis gemidos no hacían más que empeorar la situación.

Noté que los dedos que tenía en el coño ya no eran de Susana, me di cuenta porque le vi las manos en mis tetas con ellas cogidas me guió hasta la entrepierna de Pedro y cuando estuve sobre su polla me apuntó para que me dejara caer.  Aquella verga era interminable, entraba y entraba sin final, con una suavidad que me enervaba, Susana había preferido sentarse sobre la cabeza del chico.

Estaba frente a mi sujetándome las tetas y yo hice lo mismo con las suyas, el bache que cogió Iñaki me cogió desprevenida y se me clavó la polla hasta la garganta, di un gemido que hizo volverse a mi marido, con la cabeza hacia atrás me vio como gozaba de aquella maravilla, me estaba corriendo abrazada a mi amiga, ella se estremecía con el orgasmo que le proporcionaba la lengua de Pedro y mi marido no pudo más, estaba furioso de celos y dio un frenazo brusco, por la inercia salté hacia adelante en el preciso momento que Pedro descargaba su leche en mi coño.

  • ¡Vale, ya está bien, ya me he cansado de conducir, esto es un aburrimiento, tanta recta y campos llanos sin un árbol, vuelve a tu sitio Luz!

Nos miramos los tres y nos callamos para no empeorar las cosas, obedecí y pasé por encima del asiento hacia adelante, a mi marido no se le escapó que al abrir las piernas el coño me rezumaba la leche de Pedro, las tetas se balanceaban con los pezones todavía duros y con la falda en la cintura, cuando estuve sentada Susana me pasó el sujetador, me lo puse en el momento que adelantábamos a un camión enorme, el conductor se asomó y vio cómo me colocaba las tetas en las copas y sonó las bocinas que parecían las Trompetas de Jericó, Susana se asomó por la ventanilla y se volvió enseñándole el culo redondo, el camión resonó como loco pero se quedó atrás.

En la siguiente gasolinera mi marido paró, bajamos todos completamente vestidos como si nada, al entrar en el restaurante pasó de largo el camión pitando desesperado y nos reímos todos (todos menos Iñaki ).

  • Bueno, ya estoy cansado de conducir, no estoy acostumbrado a la caravana y voy tenso, ahora te toca un rato a ti Pedro.
  • Por supuesto, yo ya he descansado bastante, estoy muy relajado, jajaja.

Mi marido resopló pero no dijo nada, desayunamos con una tirantez palpable, menos Susana que no se había puesto las bragas ni sujetador y parecía que todavía sentía la lengua de Pedro en el coño.

Cuando subimos Susana se sentó al lado de Pedro, yo quedé atrás con Iñaki, esperaba que quisiera seguir por donde lo había dejado su amigo pero se dio la vuelta y me dio la espalda.

Susana y Pedro canturreaban al ritmo de una canción de los 70, se había sentado pegada a él y se había bajado los pantalones cortos hasta los tobillos, en las largas rectas la mano de Pedro de perdía entre los labios encharcados del coño de mi amiga, al rato una oleada de olor a semen me llegó desde la parte de delante, lo corroboró un pequeño zigzag que hizo la caravana, seguramente al correrse Pedro.

Intenté acercarme a mi marido, se hacía el dormido porque no roncaba y eso lo delataba, hicieron dos cambios más, yo siempre iba sentada al lado de Iñaki, no quería estropear el viaje porque se notaba los celos que iban a más cada vez.

Susana y Pedro no desaprovechaban la trasera para comerse la polla o el coño, mi amiga me tocaba la espalda y a mí se me iban los ojos para ver cómo le lamía la polla con glotonería pero mi marido de reojo me controlaba y tenía que mirar al frente.

Habíamos quedado en un sitio concreto en las afueras de Sevilla, me habría gustado dar una vuelta por el centro y estirar las piernas pero ni lo propuse, al cuarto de hora aparecieron Jordi y Merche, de momento la alegría se apoderó otra vez de nosotros sobre todo de mi marido, se acercó a Merche y la cogió en brazos besándola en el aire, nos sorprendió la facilidad que tuvo, sobre todo ella.

Jordi estaba contento, todo iba según lo previsto y nos abrazamos todos, descansamos un rato en un bosquecillo y Pedro aprovechó para enseñar la caravana a los recién llegados, quedaron encantados especialmente Merche que insistió en seguir viaje con nosotros, Jordi al ver a Susana, sus pantalones cortísimos y su camisa atada se apresuró a pedirle que le acompañara para no ir solo.

Esta vez mi marido insistió que subiera delante con Pedro y él se quedó con Merche, me extrañó mucho pero se despejaron mis dudas cuando vi que la chica menuda estaba sentada sobre las piernas de mi marido, no quería admitirlo pero noté un pinchazo en el estómago, sabía la simpatía de Merche y también la adoración que tenía por su polla depilada, las “risitas” sucedieron a las “escuchitas” y al rato al silencio, sobre el asiento del sofá sólo vi a mi marido, me extrañé y busqué a la chica por el fondo de la caravana pero la localicé cuando sacó las manos de debajo de mi marido, la cubría toda y por la forma de mover el culo la estaba follando en un misionero de manual.

Al momento aparecieron las dos piernas que rodearon el culo de Iñaki, las manos abrazaron la gran espalda de mi marido y una serie de gemidos anunciaron que se estaba corriendo como una perra, Pedro me miraba de reojo y sonreía, estaba disfrutando, al fin y al cabo él y Susana eran los únicos solteros y se estaban follando a todos los demás casados.

Intenté seducir a Pedro subiéndome la falda para compensar el nerviosismo que me daba la escena de atrás pero Pedro no me hizo caso, me acaricié el clítoris apoyada en la ventanilla de frente a él, mirándolo y esperando que me acompañara pero no soltó el volante, estaba desesperada, mi marido ahora tenía sentada a Merche que botaba sobre él como la mejor amazona, le había sacado las tetas y saltaban casi tocándole la barbilla.

Luego el silencio, me volví extrañada y lo que vi me llenó de celos, le estaba haciendo lo que más me gustaba a mí, la tenía tumbada en el asiento desnuda y se corría en sus tetas, luego esperó quieto y se orinó sobre ella un poco, sabía que lo estaba viendo, lo hacía para fastidiarme (y lo conseguía).

Cuando me volví otra vez él le estaba comiendo el coño y ella se corría en su boca a la vez que extendía su leche por sus tetas, me volví hacia adelante furiosa, con dos dedos en el coño y uno en el clítoris me hice una paja delante de Pedro que hasta grité cuando me corrí, él siguió sonriendo…

Al llegar al apartamento que reservamos nos repartimos las habitaciones, no hubo problema porque las tres eran preciosas, se veía el Golfo con la Tacita de Plata y el enorme puente al fondo, acordamos ir a cenar y darnos un homenaje para celebrarlo y decidimos ducharnos para salir.   Cuando iba a entrar a la ducha seguida de mi marido se acercó Jordi y dijo.

  • ¿Me permites que me cuele?, es que si me ducho con Merche… le cuesta mucho lavarse el pelo, si quieres ve con ella.

Por un momento quedé confusa, había figurado que Jordi pretendía con una excusa banal meterse conmigo en la ducha, sin duda Susana  lo había puesto a cien pero cuando vi que le cedía el paso a Iñaki para que entrara en la ducha delante de él quedé muda, no me duró mucho el asombro porque Merche me besó el cuello por detrás y tiró de mí hacia su habitación diciendo:

  • Déjalos, si los esperas te vas a cansar de pie, vamos elegir la ropa pasa salir a cenar.

Como un autómata me dejé llevar y Meche al ver que todavía estaba impactada me besó en los labios y me cogió una teta susurrándome al oído...

  • No te preocupes, estarán pasándolo de maravilla, conozco a mi marido, es muy persuasivo.
  • Precisamente, el mío no es tímido pero es la primera vez que lo veo tan decidido…
  • Jajaja, ya te acostumbrarás.

Merche sacó de las maletas su ropa, excepto algún ligero vestido largo para alguna ocasión especial todo eran faldas amplias y blusas sueltas, sólo llevaba dos sujetadores para esos vestidos por si acaso, aunque me confesó que no pensaba llevarlos, había un vestido precioso, al ver la cara que hacía se empeñó en que me lo probara y no sin reticencia lo hice, con el sujetador era imposible y me lo quité, Merche me ayudó a meter las tetas a la fuerza porque se salían por la sisa o el escote, nos reímos las dos al pensar el efecto que causaría por la calle con aquel vestido.

Merche se hizo la idea mejor que yo porque acercó los labios a mi axila, a dos dedos asomaba mi pezón deformado pidiendo socorro intentando huir, le dio una lamida y terminó de sacarlo, luego lo mordió y tiró de él, por la amplia sisa casi salió toda la teta y según lo hacía Merche iba chupando a la vez que amasaba la otra adentro del vestido.

  • Por favor Merche no me hagas esto porque me voy a correr antes de salir de casa.
  • No te preocupes Pedro y Susana están en la habitación de al lado, desde que los vi juntos noté que había química entre ellos, si no me equivoco estarán haciendo un “aperitivo” antes de cenar, jajaja.
  • No seas mal pensada Merche, estarán esperando a que el par de maridos salga.

Merche me miró burlona porque en ese momento de la habitación de al lado se oía una serie de gemidos de Susana que pedía más y más polla, las dos nos reímos y se subió la camiseta dejando a mi disposición su par de tetas, me lancé a por ellas y las mordí con cierta rabia, las chupé y las lamí hasta dejarlas brillantes y duras.

  • Mmm no te creía tan “fiera”, la vez pasada me sorprendió Susana, ella sí que es una pantera, me encantó, me comió como nadie, te lo aseguro.
  • Uf, yo que creí que se estaba pasando contigo…
  • Para nada, me sorprendió eso es todo.

El par de maridos no tardaron mucho en salir, miré a Iñaki pero no me devolvió la mirada, parecía que no estaba enfadado conmigo pero no me hacía caso, en cambio con las otras dos se deshacía en atenciones, cuando vio a Merche que me acompañaba a la ducha le dio una palmada en el culo sonriéndole mientras que a mí me ignoraba.

En la ducha me desquité con Merche, le comí el coño y ella a mí y cuando nos abrazamos para corrernos juntas cruzamos las piernas y nos mojamos una a la otra, salimos contentas y sofocadas y le guiñé un ojo a Susana que entraba tirando de la toalla de Pedro que presentaba un bulto considerable.

Cenamos mariscos de todas clases, vinimos para pasarlo bien y lo procuramos por todos los medios, yo estaba sentada entre Jordi y Pedro y no quedé descontenta con sus atenciones, entre los dos no desaprovechaban la ocasión para rozarme sobre todo las tetas, parecía que entre los dos había pactado no dejarlas quietas un momento, Iñaqui sin embargo hacía lo mismo con las dos, cuando cruzábamos alguna mirada parecía de hielo.

Cuando volvimos al apartamento íbamos bastante cargados de todo, después de la cena tomamos unas cuantas copas en los sitios de moda y nada más entrar pensé que nos iríamos a dormir pues después de tantos kilómetros y las “relajaciones” que habíamos hecho estábamos cansados, por lo menos yo que no tenía muy buen humor pero ellos no eran de la misma idea y pronto hicieron hueco en el salón, la velada iba a ser larga.

Me senté sobre las piernas de mi marido igual que las otras, (Susana ya iba de pareja “oficial” y encantada con Pedro) estuvimos contando y recordando anécdotas de encuentros anteriores y Pedro que era el que menos había coincidido con nosotros propuso hacer algo divertido, pronto se animaron y fuimos sentándonos con los diferentes chicos, era una combinación de varios juegos eróticos sin muchas normas, el ambiente iba subiendo aunque mi comunicación con Iñaki no mejoraba.

En una de esas “ideas” luminosas Jordi puso la mesa en el centro otra vez y propuso voluntarias para subir sin decir a qué, Merche con su habitual alegría se presentó voluntaria y su marido explicó el plan a seguir, ya hacía rato que de la ropa que habíamos llevado a la cena no quedaba mucha, la mayoría de nosotras estábamos con braguitas o sin ellas como Susana, yo me las quité aunque conservé el sujetador para ver si animaba a Iñaki.

El trato era que la voluntaria ( en este momento Merche ) se tumbaría en la mesa, pusieron un mantel para que estuviera cómoda, ellos desnudos y con las pollas en la mano ya “calentaban motores” , debían hacer un carrusel y “atender” por todos los agujeros a la voluntaria, cada seis “metidas ” cambiaban y seguían rodando como un revolver, la idea final era que el que no pudiera más se corriera donde estuviera sin avisar con lo que le daría más emoción sobre todo a la voluntaria pero las demás debíamos de “motivar” a los hombre para que se corrieran pronto y ocupar su puesto.

Como marido se guardó el privilegio de follarla el primero, efectivamente detrás iba Iñaki con la gruesa polla y le levantaba las piernas sobre los hombros y le metía la polla en el culo, Pedro ya le acercaba la suya a la boca risueña de Merche que la tragaba con avaricia.

La cosa funcionaba, Susana y yo les manteníamos las pollas en alto nivel y las encarábamos en el sitio correcto, ellos nos “premiaban ” acariciándonos las tetas a mansalva.  No sé por qué cuando cogía la polla gruesa de Iñaki notaba que perdía dureza cuando la tocaba y cuanto más la meneaba menos conseguía, en cambio antes de meterla en Merche se la meneaba él y se la ponía a 45º.

Me ponía histérica, Pedro conociéndolo nos observaba y se ofrecía de conejillo de Indias, cuando cogía su polla la ponía a punto de correrse entre mis tetas, igual que le pasaba a Jordi.

Decididamente mi marido me estaba castigando por algo que no sabía pero tuve que dejar mis pensamientos porque la rueda iba cogiendo velocidad y las pollas iban entrando y saliendo de Merche sin que ella supiera ya muy bien de quienes eran, nos ofrecimos a sustituirla pero estaba encantada porque era una follada en cadena por los tres agujeros practicables y no era cosa de perdérselo.

Indudablemente se daba cuenta por el tamaño y la textura, cuando le entraba la áspera y gruesa de Iñaki gemía de una manera especial, siempre le tenía especial predilección y era mutua, parecía que se follaba a una adolescente pizpireta, aún tragando con la boca llena no dejaba de reír, la larga y fina de Pedro era especial cuando le entraba por el culo,  era interminable pero sabía que la iba a hacer gozar y la de su marido la conocía tan bien que le hacía todo lo que a ella le gustaba en el agujero que fuere.

Parecía un tiovivo de feria, los chicos estaban pendientes del cambio y las caras que hacía eran de estar reteniendo difícilmente el momento final, yo por experiencia sabía los gustos y preferencias de cada uno, a mi no me gustaba que se corrieran en mi boca pero a Merche le encantaba  saborear el elixir de la vida, Iñaki siempre se corría sobre mis tetas, sabía mi debilidad y la de Susana pero con la polla dentro de Merche… no sabía su capricho, lógicamente Jordi era el más experto con Merche, la había follado tantas veces por todos los sitios que le era igual pero la suerte fue que cuando estaba dentro del coño empujando cogido a sus piernas abiertas se corrió apretándose contra ella con varias convulsiones.

Merche al verlo tan “entregado” también se corrió, ya lo había hecho varias veces pero como estaba “distraída” no lo sintió como al notar la leche caliente en su coño, gimió pellizcándose las tetas, los demás entendieron que era su punto débil y cuando agotado Jordi salió del coño, Iñaki que iba a metérsela por el culo cambió de parecer en el último segundo y lleno de carne dura el coño lleno de leche  de Jordi, no tuvo que esperar mucho, estaba muy cachondo porque Susana le había mamado la polla hasta que le llegó el turno y le acariciaba los huevos cuando se vaciaba en Merche, la leche asomaba entre la vagina y el tronco pero al tenerlo tan grueso hacía buen tapón.

Merche esperaba con la boca abierta y la lengua sacada en forma de cuchara para que Pedro le rociara de leche pero cambió y fue al coño, estaba repleto de leche de dos maridos y el soltero con su polla delgada amenazaba a sacar toda para dejar la suya pero cuando la metió de una estocada hizo sitio adentro al forzar con su longitud el útero de Merche y acabó de llenar con su leche sin derramar ni una gota.  Merche se corrió de nuevo o quizá seguía con el orgasmo desde su marido, notaba chapotear adentro de ella el semen de los tres que no sería escaso precisamente.

Susana y yo estábamos expectantes esperando la explosión blanca y espesa de semen y nos pusimos cerca con las tetas sujetas con las manos para recibir la riada de semen pero quedamos esperando, Merche se había quedado con todo, ella misma se incorporó extrañada abriendo los labios menores que sobresalían de los mayores… pero nada, incluso metió dos dedos en su vagina para sacar algo pero parecía que lo hubiese absorbido todo y más que hubiera recibido.

Cansadas de esperar le ayudamos a levantarse y la llevamos a la ducha, nos duchamos las tres a la vez, nos reímos ante lo extraño del caso cada vez que mirábamos si le corría por los muslos pero nada, ella misma nos acarició nuestros clítoris y nos corrimos delante de ella, Susana y yo como de costumbre nos mojamos los muslos y salimos como nuevas.

Esta noche nos acostamos cada uno con nuestras parejas, Iñaki lo hizo primero y me dio la espalda, harta de estar todo el día en ascuas me pegué a su espalda y le pregunté…

  • ¿Se puede saber qué te pasa… tienes algo contra mí?, qué yo sepa no te he hecho nada.
  • Precisamente, cuando íbamos en la furgoneta no te preocupaste siquiera de mirarme y pasaste a la parte de atrás como una gacela, se ve que te interesaba más lo que había allí que estar conmigo.
  • Pero Iñaki, ¿cómo puedes decir eso?, ya sabes lo que ocurrió.
  • Y tanto, bueno… me lo figuro porque las dos estabais follando con mi amigo sin decirme ni “ahí te pudras”
  • ¡Pues ni que fuera la primera vez!, cuando fuimos a su casa follamos lo que quisimos y no pusiste esa cara, siempre me he preocupado de que fueras el mejor atendido y me lo pagas así, me has hecho sentirme como invisible, hasta cuando te meneaba la polla se te aflojaba en mi mano, eso nunca me lo habías hecho, mientras con las demás te deshacías en atenciones, bien que te follaste a Merche en el asiento trasero de la caravana y eso que sabías que te estaba mirando, lo estabas gozando doblemente haciéndome sufrir.
  • Pero yo era uno más, hoy me has ninguneado, has pasado de mí.
  • No digas tonterías, simplemente hemos follado, lo de siempre… unas mamadas y unas corridas, no sé de qué te extrañas.
  • Porque no me has consultado siquiera, sabes que no me sabe mal pero por lo menos… una miradita de aprobación, ¡qué sé yo!
  • No te entiendo.
  • Claro, yo allí cogido al volante oyendo cómo os corríais con Pedro y ni una mención a mí, ni una caricia que yo habría agradecido y si mucho me apuras habría parado y os hubiera acompañado.
  • ¡Qué barbaridad! estás haciendo una montaña de un granito de arena… un polvo señor… simplemente un polvo y te pones histérico. En cambio no has pensado en que yo también me podía sentir mal al verte tan solícito, a Susana nunca la había follado de esa forma incluso te duchaste sin remilgos con Jordi sólo por darme en las narices.
  • ¡Claro, como tú estabas bien follada, a los demás que nos den!
  • Bueno… vale, dejémoslo así, ya te entiendo, que te han dado unos celitos… tontos, ¿no? Pues a mí también o es que crees que soy insensible, me duele verte follando con otras sin estar yo también bien atendida, debes haber disfrutado.
  • ¡Pues… sí, para qué negarlo!
  • Y por eso te has dedicado a follar con todas y con…**
  • Sí también, no lo niego. Como ves a todos nos duele la indiferencia del otro.
  • Bueno Iñaki, amor... ¿qué te parece si olvidamos todo esto y te doy una mamada como no la has recibido hoy todavía?  ¡Sabes que sé lo que más te gusta! si tu prometes volver a ser el de siempre…
  • Bah!, déjalo que es tarde, mañana será otro día.
  • ¿Sííí y esta polla que está tan dura como si no hubiera follado nada hoy no tiene nada que decir?
  • Venga Luz, siempre acabas saliéndote con la tuya pero una mamada y nada más.
  • Prometido.

Por supuesto no fue una mamada sola, bueno, sí, una mamada, una follada y una serie de besos en su culo que le subieron al cielo cuando empezó a derramar leche hacia mis tetas, cuando acabamos, ya sonreíamos los dos, ¡había pasado el temporal!

Las vacaciones pasaron rápidas, playas, normales y nudistas, duchas colectivas y variadas y folladas en reunión, a la hora de dormir ya no seguimos las pautas de pareja, alternábamos según las apetencias del momento y en el desayuno comentábamos las experiencias.

Una mañana salió de la habitación Jordi con los ojos de no haber dormido y se sentó pesadamente a mi lado en un taburete, tenía la polla tan blanda y encogida que no se le veía casi.

  • Jordi, me parece que esta noche os habéis pasado, el cuerpo no perdona, ya no somos unos críos, controlaos, ya nos veis a nosotros, jajaja.
  • No te rías Luz, no he dormido pero no de follar, ojala, Merche ha pasado muy mala noche y nada más amanecer ha empezado a devolver.
  • Eso no será nada Jordi, la cena, las copas, ya sabes, abusamos de todo.
  • No, no devolvía por la cena, eran angustias sólo, ahora está que no se puede mover.
  • No te preocupes iré a verla, ya sabes que soy médico, no de cabecera pero es igual, seguramente será algo que le ha sentado mal, a lo sumo una gastroenteritis y algo de hígado,

Entré y vi desmadejada a Merche, en la penumbra subí la persiana y la mañana entró a raudales, el sol de Cádiz, sin una nube llegó hasta el fondo de la habitación iluminando a Merche.

Mi grito se oyó en todo el apartamento y al momento todos estaban en la habitación.

  • ¡Merche! lo que a ti te pasa es que ¡ESTÁS EMBARAZADA!
  • ¿Yo? imposible, tengo dos hijos muy mayores ya, ya no es tiempo.
  • Pero… te tomas algo ¿no?
  • Claro, la píldora pero… éste mes he descansado, ya sabes, luego seguiré.
  • ¿Y no lo has dicho?
  • Tranquilos, soy como un reloj, no pasa nada además, de ayer a hoy es imposible, los chicos no son Willy el Niño, de todas formas me haré un test de embarazo para que quedes tranquila.
  • ¿Cómo tranquila?, que sepas que aunque no es habitual, sí que es posible y más durante el “mes de descanso”.
  • ¡Qué exagerada eres! Verás como con un Almax se me pasa.
  • Sí, con nueve meses de Almax.
  • Eso ni lo pienses, quédate tranquila, en un día no puedes darte cuenta aunque seas médica.
  • El instinto de mujer prevalece en muchos casos, la sabiduría de las abuelas no fallaba nunca o casi.

Nos tranquilizó tanto su seguridad que salimos de la habitación aliviados, no obstante los tres hombres se miraron y cambiaron de color de cara, entonces caí en la cuenta y Susana también, ¿y si… se hubiera quedado preñada?¿Quién sería el padre del bebé? , Iñaki estaba tranquilo conmigo, habíamos decidido desde el principio que no tendríamos hijos y lo arreglamos para que fuera así, igual que Susana lo tenía muy claro pero Merche ya tenía dos y mayores y ahora otro y… ¿de quién?

Un gusanillo entró en nuestras cabezas, en un principio eran todo bromas, seríamos los “ tíos del peque” pero cada uno el tema lo tomaba de forma diferente, no sé cómo lo digeriría Iñaki, ser papá ahora y Pedro soltero y libre como el viento y Jordi con un hijo de sus amigos que muy amigos eran pero… en fin todos mirábamos la tripa de Merche y aunque ella quitaba importancia parece que también tenía sus preocupaciones, los vómitos no cesaban todas la mañanas, durante un rato era la melodía del apartamento como recordatorio.

Seguimos haciendo fiestas pero ya no eran lo mismo, aparecieron por arte de magia condones en cantidad y variedad de colores y texturas, Merche se los ponía hasta cuando le daban por el culo, nos reíamos pero con una risa sin fuerza.

Cuando volvimos a nuestras casas, quedamos que en cuando supiera algo los primeros en enterarnos seríamos nosotros y cruzamos los dedos.

Continuara.

si les gustó valoren y comenten.

gracias.