El Secreto
En nuestro planeta se ocultaba un secreto único...
EL SECRETO
En nuestro planeta se ocultaba un secreto único...
El 3 de Marzo de 2156 fue un día especial para la humanidad; por fin se habían superado las diferencias que provocaron las grandes guerras del siglo XX y XXI , bajo un gobierno único, la humanidad floreció como nunca antes en su larga historia, por fin era realidad el sueño de igualdad y justicia por el que se luchó durante siglos.
Esto tuvo como consecuencia directa que la raza humana por fin llevara a la realidad otro sueño largamente acariciado: con el perfeccionamiento del salto hiperespacial, los Terrestres alcanzaron las estrellas y entraron en contacto con otras civilizaciones, con las cuales se comenzó a comerciar e intercambiar conocimientos.
Sin embargo, no es por ello que se considera tan especial esta fecha, ya que todos los cambios anteriores fueron consecuencia de la evolución de la manera de pensar de la humanidad; pero fue ese día precisamente en que los Terrestres entablaron el primer contacto con los Fernianos, quienes actualmente son nuestros mayores aliados y socios comerciales, pero que en un tiempo estuvieron a punto de destruir la Tierra.
Según las declaraciones del único testigo de los hechos, fue alrededor de las 19:00 horas, tiempo local de las planicies centrales de África, convertidas desde hacía un siglo en el granero del mundo, en que un niño de escasamente ocho años observó descender una nave espacial de diseño extraño en el centro de un plantío de cebada, de ésta bajó un alienígena cuyo aspecto podría compararse al de una gran hiena caminando en dos patas (pero no entremos en largas explicaciones, ya que todos conocen bien el aspecto físico de los Fernianos), el cual pareció olfatear el aire y se arrojó sobre el niño, arrebatándole algo de las manos (debido al trauma, el niño olvidó que era, pero insistía en que era muy valioso para él),hecho lo cual subió rápidamente a su nave y emprendió la huida.
Sin que realmente supiéramos los motivos, en menos de tres semanas el Sistema Solar se encontraba en estado de sitio, rodeado por la flota del imperio Fern, consistente en un millar de naves de combate tipo "Ivo" ("Holocausto" en el idioma Fern) de tres kilómetros de largo, y unos dos billones de naves menores, desde los destructores de un kilómetro de largo hasta naves individuales de combate; al mismo tiempo, un ultimátum llegaba vía hiperenlace a la capital de la Tierra, Isla Central (seguramente todos habrán visto reproducciones holográficas de cómo era esa isla artificial), donde ordenaba la rendición incondicional del planeta o exponer al planeta a la destrucción total.
A pesar de la clara desventaja que suponía la negativa, la respuesta de los Terrestres fue unánime, no cederían fácilmente las libertades tan duramente obtenidas; por lo que las viejas pero bien conservadas naves de guerra de la flota terrestre volvieron a surcar el espacio, se podía ver un espectáculo único, lado a lado los gigantescos destructores Alfa del Bloque Norte, los veloces cruceros Raptor de los disidentes Australianos, los anticuados pero casi indestructibles Vostok XIV de la alianza oriental, y así sucesivamente hasta agrupar cerca de un millón de naves de combate, las cuales abarcaban un período histórico de casi cien años; mientras toda la industria de la Tierra se volcaba al diseño y construcción de nuevas armas, que culminaría con las muy conocidas bombas nova y los destructores de combate clase Inquisidor.
Todos los tripulantes sabían de antemano que la suya era una batalla perdida; se calculaban unas pérdidas aproximadas de 12 a 1, sin embargo sabían que era importante ganar tiempo para que las nuevas naves entraran en combate, así se forjaron para la historia combates tan heroicos y desesperados como la batalla de Neptuno, donde la pérdida de casi diez mil naves terrestres fue el precio de lograr hacer retroceder de las bases mineras a setenta cruceros Ivo del enemigo y la destrucción de apenas dos mil de sus naves menores.
Mientras la diezmada flota terrestre mantenía posiciones defendiendo lo mejor que podía las bases y rutas comerciales de las que dependía la Tierra para sobrevivir, un ataque sorpresa desde fuera del plano de la elíptica logró un desembarco Fern en Europa Central y la costa este de Norteamérica, al mismo tiempo que un bombardeo destruía Isla Central. La destrucción que se desató entonces sólo se conocía a través de los libros de historia; los combates que culminarían con la destrucción de Nueva York, Washington, Orlando, París, Roma y Berlín se convertirían en épicas heroicas donde los mismos ciudadanos lucharon calle por calle para expulsar de sus hogares a los Fernianos, los cuales al verse acorralados hicieron detonar los reactores de fusión que daban poder a sus armas y vehículos aniquilando a todo ser vivo en diez kilómetros a la redonda.
Esta tragedia hizo que la flota terrestre se replegara a la órbita de la Tierra en un intento de evitar nuevas incursiones al planeta, lo que provocó la pérdida de las bases mineras de Neptuno y Urano, obligando al mismo tiempo a abandonar las colonias de los terraformados Ganímedes y Marte, así como a convertir en trampas explosivas las bases orbitales del cinturón de asteroides; esta trampa, aún cuando consiguió destruir aproximadamente a un tercio de la flota enemiga no evitó que ésta se situara entre la órbita de Marte y la de la Tierra.
A pesar de el reagrupamiento de la flota y de los refuerzos que significó la entrada en la guerra de cinco mil destructores Inquisidor, en cosa de dos meses la flota Ferniana se encontraba en la órbita de la Tierra, al tiempo que las factorías de la Luna caían en manos del enemigo dejando a la tierra casi indefensa, un nuevo desembarco culminaba con la destrucción de Moscú, Kiev, San Petersburgo, Osaka y Tokio; esto significó el principio del fin para el gobierno terrestre, que se vio obligado a capitular el 16 de Agosto de 2158.
Cuando se iniciaron las pláticas de rendición, la capital provisional Brasilia se encontró con una serie de insólitas peticiones por parte de los Fernianos, entre las cuales se contaba la solicitud de que los alojamientos y el edificio de conferencias se mantuvieran con una temperatura media similar a la de su mundo de origen (aproximadamente 60° C), aves vivas para la alimentación de los embajadores y la entrega inmediata de cierta tecnología secreta que sólo existía en la Tierra de la cual por no conocer su nombre no podían dar detalles; esto último dejó pasmados a los dirigentes terrestres.
Conforme pasaron los días, el gobierno se encontró con que nada de lo que la Tierra pudiese ofrecer como rescate a los Fernianos parecía interesarles; aún las bombas Nova, orgullo de la técnica bélica terrestre palidecían comparados con las técnicas que tenían a su disposición los Fernianos, asimismo los productos naturales que eran ofrecidos eran algo que podían haber encontrado en cualquier mundo de su vasto imperio.
A pesar de ello, de las pláticas realizadas en la sofocante atmósfera del salón de conferencias, se deducía que existía algo en la Tierra que los invasores deseaban con desesperación, algo por lo que no habían exterminado totalmente a la especie humana, pero que era ello nadie lo podía imaginar y los Fernianos no podían explicarlo en términos comprensibles al no existir un concepto en su idioma que pudiese expresarlo con claridad.
El misterio habría de revelarse de la manera mas inesperada, el servicio de comedor contratado para ocuparse de la alimentación de los delegados humanos decidió preparar un postre especial para éstos, y debido a la obligación que se tenía de tomar los alimentos junto con los Fernianos, se decidieron por algo que refrescara aunque fuera un poco a los humanos.
En este punto, el gobierno terrestre ya daba por perdida toda esperanza de negociar con los alienígenas, por lo que estaba programada para la tarde del día siguiente la capitulación total y el juramento de lealtad al emperador Gondar XI señor de Fern y de toda la Galaxia; cuando se interrumpieron las negociaciones por ser la hora de los alimentos, los delegados Fernianos entraron primero al comedor, olisquearon el aire y, perdida toda dignidad, se arrojaron con un rugido sobre unas fuentes que se encontraban al fondo del salón de banquetes.
Aterrorizados, los meseros y los delegados emprendieron la huida, pues pensaron que de algún modo habían ofendido a los Fernianos y que se convertirían en alimento, pero después de unos pasos alguien se dio cuenta de que los alienígenas sólo estaban interesados en el contenido de aquellas fuentes y emitían pequeños aullidos de placer incontrolado.
Al día siguiente, se firmaba un acuerdo comercial entre el gobierno Terrestre y el imperio Fern, un acuerdo secreto, con condiciones tan favorables apara los terrestres que dejó a las demás especies de la galaxia asombradas de que la Tierra no fuese incorporada al imperio y los humanos se libraran de ser convertidos en esclavos.
En una semana la flota Fern se retiraba del Sistema Solar, después de algunas modificaciones técnicas en las bodegas de seis de sus cruceros Ivo, mismas que iban hasta el tope de un material secreto el cual se desembarcaría directamente en el palacio imperial de Fern.
Cuando el monto del rescate fue informado a la población de la Tierra, las reacciones fueron variadas, desde los que enmarcaron los titulares del periódico de ese día, hasta los que entraron en un estado de histeria temporal, pero podríamos decir en resumen que el planeta estalló en carcajadas.
Mientras tanto, en el palacio imperial de Nik-Oll, capital del imperio, el emperador Gondar XI de Fern y toda la Galaxia le decía a su consejero:
Esto es increíble, simplemente no existe nada en la galaxia que se le compare, ¿Cómo dijiste que lo llamaban los humanos?
Helado majestad, helado.