El secreto de mis hijos 2

Conocida la verdad, Gloria se debate entre el amor de Álvaro o el amor de sus hijos. Solo el sexo define al ganador.

EL SECRETO DE MIS HIJOS

II PARTE

_   No lo digas por favor Daniela.

_ ¿Qué cosa debes decirme Daniela?

_ ¡¡ NOSOTROS ESTAMOS ENAMORADOS DE TI MAMA!! ¡¡ Y NO SOLO ESO, MI HERMANO Y YO TAMBIEN NOS AMAMOS Y SOMOS PAREJA !!

Cuando escuché estas palabras por boca de mi hija Daniela, sentí como si mil baldazos de agua fría cayesen al mismo tiempo sobre mi cuerpo. La verdad no quería creer lo que escuchaba, pensé que tal vez se trataba de una broma de mal gusto, o que tal vez era un plan de ellos para alejarme de Álvaro. Me hacía miles de interrogantes, pero todas volvían al principio. Entonces decidí a preguntar:

_ ¿Qué es lo que están diciendo? Saben que lo que dicen es algo muy peligroso.

_ No es peligroso ni es mentira mamá. Daniela y yo nos amamos y encima te amamos a ti como mujer.

_ ¡¡Nooooo!! ¡¡Nooooo!! Seguro esto lo inventaron ustedes para separarme de Álvaro, es eso verdad.

_ No mamá, acaso no lo entiendes. Nunca te haríamos una broma de esta manera. Entiéndelo tú nos gustas como mujer.

_ ¡¡CÁLLATE!! Maldita sea tu lengua.

_ Pero Mamá

_ ¡¡Qué se callen les digo!!

Estaba hecha un demonio. No podía creer que cada palabra que ellos me decían, era más seria que las anteriores. Me preguntaba desde cuando pasó esto, en que momento que no me di cuenta, porqué lo escondieron, porqué ahora me lo dicen. Eran mis hijos y los amaba con todo mi corazón, comprendía que tal vez el anuncio de mi compromiso, las noches que los dejaba solos buen tiempo, era lo que les llevaba a decir esas tonterías, y si era verdad eso, debía haber una solución. Estaba dispuesta a renunciar a convivir con Álvaro, a terminar mi compromiso, todo, si ellos me lo pedían, pero no me esperaba recibir tal noticia.  Entonces fue cuando, quise saber la verdad de todo esto:

_ ¿Desde cuándo paso esto? Díganmelo todo ahora.

El que hablo fue Jean Pol.

_ Escucha mamá. Todo esto comenzó precisamente un año antes que papá se separara de ti. Daniela y yo fuimos a una discoteca a celebrar mi ingreso a la universidad y entonces estábamos bailando muy alegre. Luego ella fue al baño y de pronto un chico se le acercó le quiso dar un beso a la fuerza y yo me metí a defenderla. Se armó un chongo, pero la pude rescatar. Luego al día siguiente que ustedes no estaban porque era la fiesta de su empresa, Daniela se acercó a mí, ella estaba con su bata de dormir, yo estaba en bóxer y entonces …

_ ¿QUÉ HABLA DE UNA VEZ?

_ Entonces Daniela se acercó, me dio un abrazo y me dijo que me quería mucho. Yo en un principio me dejé abrazar, pero al ver que mi hermana eran otras sus intenciones, ella más se aferró y fue cuando los dos nos besamos. Yo quise parar, pero ese beso fue algo tan placentero, que continué y seguimos haciéndolo. Después que terminamos, yo le reclamé porque había hecho eso, y me dijo

_ Sabes que siempre te he querido y me gustas mucho hermano.

Entonces quise decirle que eso no estaba bien, pero otra vez nos besamos y esta vez correspondí a su sentimiento. Nos acariciamos y fue cuando comprendí que estaba enamorado de ella y que era la mujer de mi vida y la amo hasta el día de hoy. Ahora comprendes mamá, porque nunca te traje a una chica a la casa, como enamorada.

Cuando mi hijo terminó de contarme eso, no podía creerlo. Entonces le pregunté a Daniela si era cierto lo que decía y entonces fue cuando me confirmo todo lo que dijo su hermano.

Quería en ese momento gritar, maldecir, decir que se fueran de mi vida. No podía concebir semejante locura ¿Mis hijos cometiendo incesto? Era algo que ni en mis peores pesadillas lo hubiese admitido o imaginado. En ese momento sonó el maldito celular nuevamente (era Álvaro) y lo pagué con ira. Entonces mientras me llevaba las manos a la cabeza, me vino un recuerdo que despejó mis dudas, para ello retrocedo seis meses antes; de este momento.

Recuerdo que un sábado amanecí con un dolor en la espalda y el cuello, esto debido que la noche anterior Álvaro y yo habíamos tenido relaciones en su sofá, y producto de la mala posición me estaba doliendo la parte mencionada. Pensaba que, tal vez durmiendo boca abajo, podía pasarme el dolor, pero no fue así.

Entonces decidí llamar a un masajista, para que me hiciera un masaje descontractoral, pero mis hijos se dieron cuenta de mi dolor y me preguntaron la causa. Les dije que había dormido en mala postura y por eso llame al masajista, pero Jean Pol me dijo:

_ Mamá yo puedo hacerte ese masaje

_ ¿Tú sabes hacer masajes?

_ Claro, en la academia de futbol, nos enseñan a hacer masajes, para evitar contracciones musculares.

_ ¿Pero ya llamé al masajista?

_ Pues cancélalo. Es más Daniela ayúdame a colocar a mamá en su cama y ve desnudándola

_ Hijo ¿debo estar desnuda acaso?

_ Si mamá, te haré un masaje en todo tu cuerpo.

_ Mamá, confía en mi hermano, no es la primera vez que hace masajes, a mí me lo ha hecho y desnuda y no ha pasado nada.

_ Pero qué demonios hacen ustedes cuando no estoy yo.

_ Venga, desnúdate y comenzamos

Fue entonces cuando mi hija me desnudó, y ella también se quedó en ropa interior muy corta, entonces me coloco una toalla y me deposito en mi cama, dándole mi espalda, luego se acercó mi hijo y comenzó su trabajo.

Yo que estaba echada levanté los pies, mientras que mi hijo agarró el frasco del aceite que tenía en sus manos tras colocarse frente a mí. comenzó a pasar sus manos completamente mojadas en ese aceite, por mi espalda, mientras que Daniela comenzó por mis pies. Al principio no me di cuenta, porque mi hija tenía su mirada fija en mis pies, pero de momento al levantar su mirada, se encontró con que yo mantenía mis piernas ligeramente abiertas, ya que en esos momentos mi hijo se centraba en mi espalda.

Como yo me encontraba completamente boca abajo hacía atrás, no me di cuenta de que los ojos de Daniela se encontraban clavados en mi vagina. Al poco rato me di cuenta, de que mi hija parecía gustarle verla. A medida que él me masajeaba con sus manos, mis espaldas, sentía como si mis músculos se liberaran como si hubiesen estado amarrados como sogas. Lo más eléctrico fue cuando ella comenzó a subir por mis piernas y sentía un cosquilleo, pero excitante (Sí Álvaro me excitaba con sus dos manos, imagínense cuatro, era algo indescriptible)

Las manos de mi hija subían hasta mis rodillas, y en ocasiones hasta la parte inferior de mis muslos. Pero de ahí en adelante no se atrevía a seguir, su hermano ya se había apoderado de toda mi espalda y gran parte de los brazos. Pero observé que algo me impacto. Mi hijo se quedó totalmente desnudo y Daniela también, fue cuando quería despertarme y parar, pero la sensación era tan excitante, que ambos me tomaron una nalga cada uno y a masajear. Pucha el mundo lo veía de colores y mi vagina ya comenzaba a botar sus primeros jugos.

A medida que ellos comenzaron a poner el aceite sobre mi cuerpo, sin querer dejé escapar, un ligero gemido de mi parte. Eso les impresionó, por lo que casi de manera automática, continuó masajeando mis muslos con mayor insistencia, casi hasta la punta de mis nalgas. Fue cuando le dije que mejor continuasen con mi espalda, pero no me hicieron caso.

Continuaron dándome masajes en mi nuca y parte de mis hombros, al comenzar de nuevo a pasar sus manos llenas de aceite sobre mi piel, solté otro gemido. Con un poco más de calma, mi hijo continuó masajeando mi espalda lentamente, hasta que después de un buen rato llegó hasta la parte superior de mis nalgas.

Mis gemidos fueron haciéndose más fuertes, en ese momento me preguntaron si me dolía algo, a lo que le respondió, que sí que parte de mis caderas, indicándole con una de mis manos el área que se encontraba parcialmente dolida. Como si le hubiera dicho que continuase, Daniela retiró la toalla empezó acariciando mis caderas y gran parte de mis nalgas.

A los pocos momentos les comenté que ya me sentía mejor, pero que deseaba que volviera a masajear mis piernas. Al tiempo que pasaron de mis nalgas a mis muslos, yo abrí ligeramente mis piernas, por lo que pudieron observar toda mi vagina a plenitud. De alguna forma mientras mi hijo apretaba mis muslos con sus dedos, ella rozó la parte externa de mi vulva con sus dedos

En ese momento no sé qué me ocurrió, pero, gemí de una manera tan particular que entendieron que había sido de mi completo agrado, pero algo llamó mi atención de nuevo. Daniela comenzó a acariciar a su hermano desde el pectoral hasta llegar a su pene de él, y este que ya estaba completamente erecto (la verdad era muy grande, casi a la forma que tenía Álvaro)

Yo volteé a verlo y al notar su tremenda erección me quedé asombrada y como si estuviera hipnotizada, me quedé viendo su pene al máximo. De pronto él le tocó sus pechos a ella y comenzó a masajearlos, mientras ella acarició mi vulva. Entonces desperté y dije:

_ Qué demonios están haciendo.

_ Mamá lo sentimos (estaban cubriéndose)

_ Vamos fuera de aquí les grité (mientras me cubría mi pecho)

Ahora volviendo a la realidad, comprendí que aquel masaje de ese día, si bien lo había disfrutado un poco, no cabía en la cuenta que ellos estaban dándome un indicio que ya tenían algo y entonces, quería quitarme esa idea de la cabeza. Fue entonces cuando les reclamé sobre el masaje, entonces al ver su confirmación de su amor, una encrucijada vino a mi mente. Por un lado, le había prometido a mi pareja convivir con él, después de la presentación oficial y, por otro lado, estaban mis hijos, quienes estuvieron en todo momento conmigo y que ahora por esta revelación, mi pensar estaba entre el amor y el odio.

Entonces tomé la decisión final. Quería comprobar quien ganaría: el amor de mis hijos o el amor de Álvaro.

_ Escuchen bien, les voy a dar una última oportunidad. Si ustedes me demuestran que el amor que me tienen es más satisfactorio que me da Álvaro, prometo quedarme con ustedes y convivir como familia y pareja a la vez. De lo contrario, esta misma noche me voy a vivir con él y solo nos veremos cuando la ocasión lo amerita. LO TOMAN O LO DEJAN

Ellos se quedaron mirando un momento y respondieron:

_ ACEPTAMOS MAMÁ

_ SIGANME

Fuimos a mi habitación y una vez allí, les ordené que se desnudaran. Ellos comenzaron a besarse, mientras que yo solo miraba atenta, por un momento quise decir basta, pero ver la forma en que ellos emitía sus besos bien intensos, llenos de lujuria, me detenía. Ellos seguían en lo suyo, cuando de pronto, él le saco la blusa corta que tenía dejándome ver su sujetador blanco. A mí no sé si era efecto de la sorpresa o de la borrachera de la noche anterior (lo dudo no tomé ni siquiera media caja de cervezas) y yo estaba empezando a emitir mis primeros líquidos.

Todo era una locura entre los dos, pero lo más duro, fue cuando ella metía su mano en su pantalón la excitación era máxima, porque lo hacía de una manera tan especial y en tan solo unos segundos le despejó del pantalón y ella feliz verlo así, comenzó a acariciar su pene debajo de su bóxer. No contenta con esto, le saco el polo deportivo y se lanzó a comer esos pectorales perfectos de mi hijo. No sé qué me pasaba, pero disfrutaba esa ocasión, eran como sentir caricias en mi propio cuerpo y ellos se hacía con entrega total, el uno hacia el otro.

De pronto se quitaron toda la ropa, y Jean Pol comenzó a comer el cuello y los pezones de mi hija, mientras ella besaba como una posesa su pecho. Yo ya no pude resistir y comencé a botar mis jugos y me quité la bata de dormir, al quedarme completamente desnuda y a masturbarme viendo esa rica escena de ellos.

De pronto se miraron y como una especia de señal cómplice ambos se lanzaron hacia mí, mientras me sujetaban de cada lado de mi cuerpo. Trataba de zafarme, pero la fuerza de mi hijo m superaba, mientras mi hija sostenía uno de mis brazos. Luego mi hijo se lanzó a besarme en la boca, yo no quería, pero mi hija sostuvo mi cara y el comenzó a poner su boca en la mía y eso fue todo. Me entregaba a cada beso que me daba mi retoño y yo disfrutaba, mientras mi hija me besaba en la cara, chupando mis cachetes, mis mejías, parecía una pervertida.

Acto seguido él dejó de besarme y ahora era el turno de ella. Si bien nos habíamos dad picos, pero nunca en mi vida había besado a una mujer y menos con tanta pasión como lo hacía ella. Jean Pol mordía mis pezones, mientras acariciaba los de su hermana, y poco a poco sentía como se ponían muy duras e hinchados. Si esto fuera poco, ambos se apoderaron de cada teta y comenzaron a chuparla con tanta pasión que mis gemidos ya eran muy notorios, pero el colmo llegó cuando pusieron mis manos en sus respectivos sexos. Sentí los jugos de mi hija y la erección total de él. En ese momento no quería que se detuviera el tiempo, OHHHHH aquello era único, pero placentero.

Mi hijo tenía una erección del demonio, entonces comenzó mi hija a empezar a tocar mis senos mientras yo seguía agarrando el pene de mi hijo. En ese momento, se colocó de pie y Daniela me empujó mi cabeza a su ingle. Fue cuando comencé a chuparla y al sentir su sabor, descubrí que era una maravilla, (si bien con Álvaro hacia sexo oral, pero mi hijo no se quedaba atrás). Mi hija empezó apretar fuerte mis pechos con sus dedos, durante todo este tiempo no me atreví a mirarla, no quería hacerlo, porque sabía que con su mirada me estaba excitando más y más. De pronto ella se lanzó a comerme mi vagina, que ya había tenido como dos orgasmos y sentí que su lengua recorría mi vulva por completo, saboreando mis jugos por completo. Sin duda tener una pinga en mi boca y una boca en mi vagina, me estaban volviendo una puta insaciable.

De pronto él saco su pene de mi boca y ahora era Daniela quien comenzaba a lamerla, mientras mi hijo se lanzó contra mi vulva y comenzó lo que su hermana inició. No aguante ni 5 minutos y me vine en otro orgasmo. Fue entonces cuando Daniela acerco el pene de su hermano a mi boca y entre las dos comenzamos a chupar ese dulce manjar que parecía no detenerse.

De pronto llego el momento, mi hijo me tumbó en la cama y comenzó a restregar su pene en mi vagina, la metía un poco, luego la sacaba, metía y lubricaba. Entonces sentí que me la metía de un tirón hasta el fondo y comencé a sentir un placer tan arrecho que parecía que me mataban. Empezó sus movimientos suaves y luego hacerlas más fuertes. A mí me arrancaban gemidos bastante fuertes mientras mi hija acercaba sus pezones para yo morderlos sin parar, como una manera de amortizar cada dolor que sentía, pero lo rico debía seguir.

Mi hija se acercó a su hermano y comenzó a besarlo, mientras él no dejaba de penetrarme como un poseso. Luego ella comenzó a besarlo con más lujuria (parecía arrancarle los labios). Mi hijo dejó de penetrarme y se lanzó a comerme la vagina, mientras mi hija me enseñó su sexo y comencé a comerle con mis labios y lengua. en las panochas de ambas y a lamerlas haciéndole dar gemidos, bien fuertes. Luego mi hijo me volteó y comenzó a lamer mi culo, con tanta pasión que ya no podía dejar de gritar sin decir basta.

Me abría los cachetes del culo y metió un dedo, luego dos y así quería prepararlo, me preguntó si con Álvaro tenía relaciones anales, pero le dije que eso no importaba, que solo hiciera su trabajo. Así quese puse detrás mío y apoyé su glande en la entrada de mi culo, y empezó a empujar, al principio no podía, ya que el pene de mi hijo es algo curvo, pero este no cedía, pero seguía haciéndolo fuerza y poco a poco fue entrando, yo me ponía a llorar, mordiendo la almohada, pero mi hija me jaló mi boca a su conchita rasuradita y comencé a morderle su clítoris y arrancarle grandes gemidos yo me sentía culpable de hacerla sufrir así pero también me encontraba muy excitada. Cuando el pene de mi hijo estuvo adentro, de todo mi culo.                   Lo que pasó fue extraño, excitante, por un lado, perturbador por otro. El dolor fue tan grande que yo casi no lo soportaba, pero la vagina de mi hija me controlaba esos gritos, y si sumo como se piñizcaba los pezones, así que ella empezó a llorar y a golpear con los puños la cama, (como si tuviera los dolores que tenía)

Después de casi 20 minutos de full penetración anal, le pedí que me la sacara y me dijo que no, entonces le dije que continuara taladrándome el culo, hasta que después de un movimiento algo raro, su pene salió de mi esfínter ya dilatado.

Fue allí cuando mi hija tomó mi lugar y empezó a lamerlo con mucha lascivia, vi de qué forma se lo tragaba todo ese mástil y la forma que mi hijo daba sus gritos guturantes, luego la echo sobre la cama y comenzó a penetrarla en pose de misionero, mientras que gemía más fuerte que yo. Y yo que estaba a un arrecha, saqué mi consolador y comencé a penetrarme mi vagina cada vez más fuerte. Observe que mi hija seguía gritando y llorando, hasta que su hermano la sacó y ya no quería, pero ella le dijo que se la metiera por el culo, que quería ser sodomizada lo más violentamente que podía, poco a poco mi hijo le fue dilatando y le fue doliendo menos, pero mentiría si dijera, a la primera cogida anal la cogida, mi hija estaba hecha un mar de lágrimas, pero yo acerque mi consolador (que ya estaba con mis jugos impregnados) y aguantaba el dolor. Parecía que mi hijo no quería dejar el momento.

Entonces la besé, metía mi lengua en su boca. Era extraño, pero salvajemente delicioso. Ahora era distinto. Empecé a chuparle las tetas y a masturbarla suavemente. Por todo lo que la había hecho sufrir, ahora quería compensarla, ser cariñosa, hacerla gozar, sentirse deseada y amada. Poco a poco mi hijo dejó de penetrarla, mientras se unía a nosotros con sus besos más morbosos.

Seguimos acariciándonos hasta que su verga se levantó nuevamente, entonces me puse entre sus piernas y me senté sobre su pene. Esta vez la penetración fue más lenta, mientras me besaba en los labios de ellos tres al mismo tiempo. Estaba por llegar a un majestuoso orgasmo. Sentía el perfume de mujer ardiente en la habitación, la escena me volvía loca. Y vi cómo llegaba a otro orgasmo gracias a ellos, mis gemidos entre cortados, su repicaron agitada… y con un final que me dejó total paralizada. Entre mi cuerpo deseoso y los besos y caricias de mis hijos, dije su nombre de cada uno.

Luego Daniela sin pensarlo dirigió su mano al pene de mi hijo. Lo masturbaba muy suavemente, mientras yo le metía el consolador en toda la boca. Yo acariciaba sus hermosos pechos, sus pezones erectos… era todo un sueño. Sin pensarlo dirigí mi boca a ellos. Antes de rozarlos con mi boca, ella ya estaba gimiendo de la masturbación a su hermano y este que no dejaba de gritar, hasta que yo me lancé a lamer su pene y de pronto él grito diciendo

_ ¡¡ ME CORRO!!

Y en el acto una gran cantidad de semen, cayó sobre la cara de mi hija y yo. Luego ella comenzó a pasar su lengua en mi cara, mientras Pol estaba parado, conteniendo el aliento. Luego los dos comenzaron otra vez a besarme y yo a disfrutarlos de cada beso que me daban.

Sin embargo, minutos después, me puse mi bata y salí a la cocina, por un vaso de agua sin decirles nada. Ellos salieron atrás mío y observaron que cogí mi celular. Por unos momentos no les dije ni una sola palabra y comenzaron de nuevo a llorar.  En eso, mientras cargaba el aplicativo del celular, les dije de forma muy seria.

_ Ahora conocerán mi decisión final.

El celular había cargado y había 60 llamadas perdidas de Álvaro. Luego de marcar, contestó la llamada y conversamos.

  • Gladis ¿Dónde estás? ¿Todo bien?
  • Si Álvaro, estoy en mi casa.
  • Perfecto, alista tus maletas y tus cosas, voy por ti en una hora.
  • Escucha, hay algo que debes saber.
  • Gladis, espérame con tus maletas. Hoy nos vamos de viaje a Mancora por tu cumpleaños.
  • No va a ver viaje Álvaro. Lo siento.
  • ¿Pero de qué demonios estás hablando? Anoche nos comprometimos, recuerda.
  • No Álvaro, se acabó, nuestra relación ha terminado.
  • Gladis, no puedes hacerme esto. Si es por tus hijos yo voy y …
  • Precisamente es por ellos que hago esto. Ahora ellos son mis dos grandes amores. Lo siento.
  • Gladis, no puedes hacerme esto.
  • El lunes iré a la oficina a presentar mi carta de renuncia. Adiós.

Después de hablar con él, ellos se lanzaron sobre mí y los abracé mucho. Luego de ducharnos, nos vestimos y nos fuimos a pasear por la ciudad, después de todo era mi cumpleaños y que mejor regalo que una rica sesión de sexo con ellos. Por primera vez comprendí que el incesto no era tan malo después de todo. Y por la noche, creo que no hace falta decir lo que pasó.

Lo que puedo decir es que desde ese día mi vida cambió por completo en mi hogar. Ahora ellos no solo eran mis hijos, también mis amantes hambrientos de placer. Pero sabía que en la oficina, alguien no iba a dar su brazo a torcer.