El secreto de mi sirvienta

Una chica de quince años vive una vida normal sin darse cuenta de lo que la ama de casa hace a escondidas

Me llamo Camila y tengo quience años, vivo en con mis padres en un apartamento de clase media alta asi que nos va bien aunque no los vea mucho en la semana, mi vida no se sale de lo usual pues voy al colegio y salgo con mis amigos.

Hoy no iba a ser la excepcion pues usualmente llegaba como a la una de la tarde a mi casa donde me resivia Marta, la empleada de nosotros, una mujer de treinta y tantos años muy amigable, ella era de piel morena clara y cabello rubio castaño; poseia unos ojos penetrantes de color marron claros que encantarian a cualquiera que los ve por primera vez; ademas de su esbelta figura pues aunque sus senos son moderados y su busto es proporcionado, poseia unas caderas marcadas y un abdomen plano que la hacian el blanco de todas las miradas en el edificio.

marta me abria todos los dias y me preparaba el almuerzo mientras yo me cambiaba en mi cuarto, tiraba mi mochila, me quitaba mi uniforme y quedaba solo en bragas acostada en mi cama viendo el techo, pensando en mi vida en ese colegio. Mis amigas se la pasaban chismoseando sobre el apuesto chico Juan de la otra seccion, y me decian que el me intentaba coquetear pero yo en ningun momento lo eh percatado.

en todo caso si háy alguien que me llame la atencion es Alejandra de la otra seccion, es una chica la cual no conosco en persona pero siempre me ha intrigado su aspecto, su mirada tan segura o su voz tan clara y melodiosa o en otro aspecto su manera de caminar; son los detalles que hacen de ella una persona interesante a diferencia de las demas chicas y chicos. Entonces estaba semi desnuda en mi cama pensando en la peculiaridad de Alejandra y me quede dormida sin darme cuenta.

Al despertarme estaba temblando y no conseguia mis sabanas, eran como las dos y media de la tarde y tenia hambre por no haber comido, asi que me levante me puse una franela y sali a buscar a Marta. Pero no la consegui en ningun lado, comence a buscarla en los rincones pero no la lograba ver, entonces fui camino a los cuartos que quedan al otro lado de mi apartamento y escuche un leve sonido que no pude distinguir bien y camine hacia el.

el sonido provenia de el cuarto de mis padres y eso me extraño pues a Marta no se le tiene permitido entrar en los cuartos mientras no esten mis padres en casa, entonces me coloque en la puerta a escuchar pero el sonido no lo reconocia, a pesar de pensar en un monton de posibilidades no lograba entender el porque de ese chapoteo asi que me dispuse a entrar en silencio al cuarto.

La puerta del cuarto de mis padres esta oculta por un pequeño borde de los armarios de ellos, y frente a ellos a la derecha se encuentra la cama y el baño personal, frente a la puerta se ve el tocador de mi madre y el televisor apuntando a la cama; abri lentamente la puerta y asome mi cabeza, al ver mi reflejo me perturbe un poco pero reaccione rapido y baje la cabeza. Los sonidos ya se oian mejor y era un chapotear extraño con sonidos de respiraciones dificiles lo que me parecio extrraño y decidi asomarme un poco para observar.

Lo que vi me dejo atonita, pues alli estaba Marta sin pantalon con las piernas abiertas mientras se marturbaba en la cama. No podia creer lo que veia y tarde unos segundos en reaccionar, lo que observaba me desconsertaba mucho y seguir observandola mas aun, pues ella en su afan mostraba una cara cambiada que no habia visto antes, una expresion de placer indiscutible pero aun asi unida a una cara de tristesa, unos ojos fruncidos mostrando un placer que a lo mejor le producia pena, una sensacion de verguenza. Su cuerpo se movia en pequeños jaleos y su piel toda perlada de sudor me mostraba el esfuerso que se daba, el sonido que tanto buscaba no era mas que de la friccion que se producia en su sexo, mientras usaba sus manos para penetrarse y frotarse el clitoris, los liquidos se estremecian por la potencia con la que movia sus brazos.

Me quede observandola por lo que parecio un minuto, entonces alcanzo al lado suyo un calzon de mi padre, al parecer usado ya y con la mano que usaba para frotarse se lo llevo a la cara y comenzo a olerlo en grandes bocanadas mientrar no paraba de penetrarse su vagina con sus dedos, comenzaba a lamerlo y su ritmo se aceleraba, tambien empezaba a tener contracciones rapidas mientras saboreaba los interiores sucios y se excitaba mas. Entonces lo solto y uso sus dos manos para darse placer donde cuatro dedos no eran suficiente para sasear su sed de lujuria, las contracciones se hicieron mas violentas y los leves sonidos que escuchaba se tornaron en gemidos sordos que se le salian con algo de dificultad por la boca como si tratara de contenerlos. Ya su cuerpo no le daba mas resistencia y no pudo detener un gemido silencioso pero largo y cargado de placer. de su vagina brotaba liquidos, liquidos que mojaban sus piernas, las sabanas, y podria que llegasen al suelo de la potencia, su cuerpo se vio tenso por ese lapso de tiempo mientras el orgasmo se extendia a sus anchas y terminaba de drenar toda su pasion alli.

En ese momento cerre con cuidado la puerta y me diriji a mi cuarto, me encerre y empeze a reflexionar en mi mente lo que habia visto hace un momento; ¿desde hace cuando hace esto sin que nos dieramos cuenta?, ¿acaso ella desea a mi padre en secreto? y acaso ha realizado otras cosas ademas de masturbarse en la propia cama de sus jefes?. Todas esas preguntas me rondaban la cabeza en esos instantes sin saber responder bien ni una, pues mas aturdida no podria estar.

Un rato mas tarde sali de mi cuarto buscando a Marta con la vista, pensando como se comportaria ante tal acto; estaba en la labadora con las sabanas del cuarto de mis padres, en ese momento entre a la sala y disimule la duda: -oye Marta, que haces con las sabanas de mis padres. Ella se sorprendio un poco al conseguirla con las manos en la masa (o liquido) y me respondio con un tono apurado: -disculpe señorita, es que sin querer eh derramado un jugo en ellas cuando buscaba la escoba en su cuarto.

-ah!... Esta bien, creo que a todos se nos pueden caer las cosas sin querer aveces.