El secreto de mi cuñada (Capítulo 18) - FIN

En todo este tiempo he quiero imaginarme al cliente VIP de muchas maneras, pero la última es quién ha resultado ser... Marel y yo, seguirnos empalados y alucinados.

CAPÍTULO 18

Mi cuñada y yo estamos tan alucinados que no somos capaces de movernos de esa posición de costado, mientras mi polla todavía está dando espasmos y soltando los últimos chorros de semen en el interior de ese cálido coño, mientras mi mujer nos observa desde los pies de la cama.

-          ¿Mar? - pregunto de nuevo sin creerme que ella esté allí, delante de nosotros, al tiempo que mi mano juega con la tripita plana de mi cuñada.

Hago intención de sacar mi polla de esa apretura, pero es mi propia esposa la que me detiene sosteniendo mi hombro.

-        No, cari, espera, suelta todo lo que llevas dentro de mi hermanita. - dice.

A pesar de estar alucinando con la presencia de Mar, todavía mi polla parece querer estallar y sigue dura dentro del acogedor coño de mi cuñada y ella misma aún está moviendo el culo ligeramente adelante y hacia atrás como queriéndome sacar hasta la última gota. Lo cierto es que esa postura y el hecho morboso de tener a mi mujer delante, no permite que mi polla baje su máxima tensión.

-        Pero Mar tú eres... - intenta hablar mi cuñada sin dejar de mover su culo recibiendo mi polla que no disminuye su tamaño abrazado por las cálidas paredes de su vagina.

-        Sí, soy tu cliente VIP. - añade Mar aclarando las dudas y ambos la miramos de arriba abajo, pues no nos esperábamos eso ni de lejos.

-        Cari, en todo este tiempo yo... - intento explicarme, pero ella me pone su dedo en los labios.

-        Scchhhhsss, amor, quédate ahí, dentro de ella, es tan maravilloso veros así, unidos. Seguid, así, ensamblados y relajados... Luego hablaremos. Ahora disfrutad del momento.

Es increíble tener ahí delante a mi mujer a la que yo había ocultado todo este secreto con mi cuñada, de sus aventuras, de su trabajo como webcamer, de haber hecho un viaje juntos tan especialmente cachondo a Tokio, de haberla follado de mil maneras, pero ahora resulta que ella lo sabía todo, desde el principio y no solo eso, sino que parece alentarnos.

-        ¿Ya lo has soltado todo cielo? - me pregunta Mar acariciando mi torso.

-        Sí. - respondo aun en shock.

-        Vale, pues ahora sal muy despacio... no habléis, déjame ver como la has llenado.

Justo en ese momento saco mi polla embadurnada de los jugos del chochito apretado de Marel y de mi propio semen y entonces, Mar se arrodilla sobre la cama y cogiendo mi polla con una mano y taponando con otra el coño de su hermana, de forma alucinante termina de limpiarme con su boca y su lengua, regodeándose hasta dejar totalmente limpia mi verga aun palpitante, mientras Marel sigue tan alucinada como yo.

-        Qué rica está, me encanta esta polla, pero con este sabor a coño, todavía me gusta más. - añade mi esposa, dándole las últimas lamidas a mi miembro que aun da pequeños espasmos.

A continuación, aun arrodillada sobre la cama, se agacha un poco más, dejando su culo en pompa y haciéndome una señal inequívoca, me pide que le coma su coño por detrás. No hay mejor regalo que ese delicioso coño de mi mujer, a pesar de que todavía estoy aturdido, pero agarrándome a sus caderas, coloco mi cara en su culo y le doy lamidas tanto a su rajita como a su ano, haciendo que Mar se estremezca de gusto.

-        Sí, cariño, qué lengua tienes. - dice entre jadeos.

A continuación, retira lentamente la mano que mantiene sobre la entrepierna de su hermana, lo que provoca que ríos de leche blanca empiecen a manar de su coño y entonces Mar se agacha aún más, poniendo su boca a la altura de esa empapada rajita, para empezar a comérsela intentando no dejar escapar ni una gota de mi semen, que se va escurriendo por los muslos de Marel, mientras mi esposa va abarcando cada rincón con sus labios y su lengua, haciendo un ruido excitante, chupando los muslos de su propia hermana, así como sus labios vaginales, succionando esos goterones que van saliendo, dejándola totalmente limpia también, mientras yo sigo chupando su culo por detrás.

-        Ah, sí, joder – empieza a gemir cada vez más fuerte Mar, con su cara totalmente metida entre las piernas de su hermana y entra en trance en un orgasmo intenso, que hace temblar todo su cuerpo.

Por lo que veo, Marel está disfrutando con esas lamidas, pues sus manos se aferran con fuerza a las sábanas, su cabeza está echada hacia atrás, sus ojos cerrados y de su boca salen innumerables jadeos en señal de un nuevo orgasmo, el mismo que está teniendo Mar mientras yo no dejo de chuparle a ella, especialmente ese garbancito inflamado.

Por fin, cuando veo que ha terminado su corrida, aparto mi cara, embadurnada de líquidos y ella hace lo mismo, separándose de la entrepierna de Marel.

-        Uf, no podía desperdiciar este manjar. - dice relamiéndose los labios y recogiendo entre sus dedos las últimas gotas de mi leche.

Una vez recuperados de ese impactante encuentro, nos sentamos los tres al borde de la cama y miramos nuestros cuerpos desnudos reflejados en el espejo, con el palpitar de nuestros corazones y las pieles brillantes por el sudor. La imagen de los tres, aparte de sorprendente, resulta muy erótica.

Mar que está situada en el medio, acaricia suavemente nuestros muslos mientras nos mira sonriente a través del reflejo del espejo.

-        Gracias, chicos. ¿Os estaréis preguntando que es todo esto? - dice de pronto mirándonos en el reflejo.

Tanto Marel como yo, no respondemos, tan solo asentimos, aun impactados, mirándonos y ella entonces comienza a explicarse.

Mar se acomoda en la cama, al tiempo que con una mano acaricia la rajita de su hermana y con la otra mi polla que vuelve a empezar a tomar forma con sus habilidosos dedos. Ella comienza su relato, sin dejar de acariciarnos, contando cómo desde el principio quiso ayudar a su hermana, sabiendo de las andanzas de su despreciable esposo, aunque ella realmente no sabe todo lo que yo sé y que sigo recabando información, pues estoy descubriendo que es todavía más hijo de puta de lo que todos pensábamos...

-          La verdad es que me ayudaste mucho en esos comienzos tan duros, Mar... - comenta Marel, al tiempo que acaricia el brazo de su hermana mayor en un gesto cariñoso.

-          Sí, yo intentaba ayudarte moralmente, en momentos tan duros, apoyándote en todo, pero quería hacerlo económicamente, pero Marel, cariño, tú te negabas una y otra vez.

-          Bastante faena teníais encima vosotros para pagar las deudas de la empresa. - interviene mi cuñada.

-          Pero cielo, si yo siempre quiero lo mejor para ti - añade Mar, pellizcando suavemente un pezón a su hermana que hace que ella suelte un largo suspiro.

Por más que miro a ese espejo y veo nuestros cuerpos desnudos reflejados y las dos manos de Mar acariciándonos a ambos... sigo sin creérmelo.

-          Entonces descubrí por casualidad que participabas en un canal erótico. - comenta Mar.

-          Sí, allí apareciste tú, aunque nunca me diste un nombre verdadero, claro... solo tu apodo “Mystique” que ya me pareció raro, pero no caí con lo que te gusta ese personaje de Marvel. - interviene mi cuñada.

-          Sí, jeje, es mi personaje favorito... por eso lo elegí, además, claro para que no supieras que era yo. De otro modo no hubieras seguido el juego. ¿No?

-          No, seguramente no.

Mar me guiña un ojo a través del espero viendo que todavía estoy alucinado con ese propio secreto tan bien guardado, tanto que yo creía tenerlo controlado absolutamente todo, pero ella continúa con su relato.

-          Yo veía que tú te masturbabas y tal, pero sabiendo que tu marido no te hacía ni caso, quería que tuvieras sexo real, al menos más allá del virtual, sexo en vivo con personajes.

-          Sí, recuerdo como al principio, en tu papel de cliente VIP secreto, insistías en que me follara a alguien y lo grabara. - comenta mi cuñada que se muerde el labio al sentir los dedos de su hermana hurgando en su coño.

-          Quería verte disfrutar, hermanita, pero hacerlo de verdad, por eso te animé pagando esas cantidades de dinero si me ofrecías un show, follando con otros...

-          ¿De modo que fuiste tú, en realidad, la que creaste ese personaje de Mayder? - pregunto yo.

-          Bueno, el apodo ya estaba puesto, solo la animé a ir un poco más allá.

A pesar de que Mar se quite méritos, ese personaje VIP secreto, hizo algo más que alentar o animar a Marel, empujándola, efectivamente, a que fuera más allá y no dudó en empezar a poner grandes cantidades de dinero, haciéndola creer que era un cliente anónimo más... guardándose ambas ese secreto, la una por lo que hacía de espaldas a su marido y la otra porque era la que prácticamente financiaba sus deudas, o al menos, gran parte de ellas...

-          ¿Pero, por qué no me lo contaste? – pregunto yo.

-          Bueno, todo tenía su momento cariño, ya sabes, cómo tú el hecho de no contarme lo tuyo con Marel.

-          ¡Touché! – respondo.

Tras darme un piquito, Mar continúa dirigiéndose a su hermana:

-          Mi lucha es que vivieras múltiples experiencias.

-          Y ahora, tiene millones de seguidores. Gracias a ti, cari- intervengo yo.

-          Bueno, eso también es gracias a ti. - comenta Mar apretando mi polla entre sus dedos que ya está totalmente tiesa.

Marel y yo nos miramos sorprendidos frente al espejo sin entender del todo.

-          ¿Entonces todo esto con Aritz estaba planeado por ti? - pregunta entonces Marel.

-          Por supuesto. Yo de siempre he sabido que Aritz está loco contigo, eso está claro, aunque él siempre me lo haya negado, lo notaba, por cómo te miraba, esa forma de comerte con los ojos, con esos bikinis tan sexys o cuando se veían tus pezones en una blusa ceñida por no hablar de esas piernas largas que Dios te ha dado, más todavía cuando llevas tacones, he podido notar cómo se empalmaba viéndote.

-          ¡Joder!  - exclamo al oír esa confesión de mi esposa.

Mar me sonríe y me guiña un ojo de forma cómplice para añadir:

-          Claro, Cari... ya sabes que soy muy observadora, aunque no hace falta mucho para desear a mi hermana, si es una maravilla... es lógico que te fijaras en esta muñequita y la desearas, por eso un día pensando, se me ocurrió que le podrías dar trabajo y que de fijo ibas a caer en las redes de esa “Mayder”.

-          Estoy flipada. - interviene Marel que está tan sorprendida como yo.

-          Bueno hermanita, de ti sabía también lo mucho que te ha puesto Aritz desde siempre, al principio porque era más que un padre para ti, pero luego fuiste creciendo hasta convertirte en la preciosa mujer que eres, deseándole más allá que un padre o un cuñado, además que estabas loca por ver esa polla que yo no dejaba de nombrarte y las maravillas que me hacía.

-          ¡Es verdad! - comenta Marel sonriente. - Cada noche me masturbaba pensando en esa polla que describías....

-          ¡Joder! - vuelvo a decir alucinado.

-          Estabais predestinados a encontraros, más allá de vuestra relación de cuñados.

-          ¿Nunca te importó saber eso? - pregunta mi cuñada.

-          Todo lo contrario... estaba deseosa de que pudierais cumplir esos sueños mutuos, tanto que se convirtió en mi propio sueño.

-          ¿Pero cómo sabías que eso iba a pasar entre nosotros? - pregunto.

-          Bueno, eso fue un poco con la ayuda de Ander...

-          Espera, espera... - digo girando mi cara para mirar fijamente a Mar - ¿entonces Ander está también detrás de todo esto?

-          Bueno sí y no, a ver… él lo sabe, claro... además necesité de su ayuda para que te mostrara a esa desconocida Mayder y hacerte entender que era tu propia cuñada...

-          ¡Joder, joder, joder! - exclamo de nuevo.

-          Todo lo demás ha salido solo... y estoy encantada.

Por mucho que me lo explique no acabo de entender nada y al mismo tiempo lo entiendo todo ya que tiene sentido, siempre y cuando sea normal que mi esposa aliente mis propias ganas de que yo me follara a su hermana, sin duda, ella, por lo que dice, sabía desde hace años que era una de mis fantasías, pero más bien incumplida, por eso logró montar todo ese puzle sabiendo que sería el sumun del placer para mí, por supuesto también para Marel, como sospechaba, pero lo mejor de todo, para ella misma, que ha disfrutado tanto con nuestros encuentros, detrás de ese personaje oculto de “Mystique”.

-          Y yo que no sabía encontrar la manera de confesarte todo lo que sucedía con tu hermana... - digo todavía alucinado.

-          Lo sé, cari... jajaja, lo notaba cada vez, se te veía apurado, pasándolo mal, pero reconozco que fui un poco perversa y te hacía sufrir, para ponerte en evidencia.

-          Me merecí ese castigo, por no haberte confesado lo que hacía con tu hermana.

-          Es normal cielo... sé que siempre has respetado a mi hermana y que para nosotros era la niña frágil de siempre, pero ahora soy tan feliz de que todo esto esté sucediendo...

Mar hace un silencio, cierra los ojos y nos da un piquito a ambos para añadir:

-          Mirad, vosotros dos sois las personas que más quiero en este mundo... no puedo veros sufrir, ni que sintáis ninguna frustración y podáis cumplir todas vuestras fantasías y ser felices... yo lo soy si vosotros lo sois...

En un momento dado los tres nos damos un abrazo sentido que muestra ese cariño a tres bandas que nos tenemos, ahora acrecentado al máximo.

Todo iba cobrando sentido sobre ese gran secreto con esa venganza hacia Igor, por haber sido tan cabrón con su mujer... y al mismo tiempo con nosotros. Ahora, la propia Mar, estaba cerrando el círculo, llegando a cumplir ese deseo de hacer feliz a su hermana, de hacerme feliz a mí, en algo que nunca me hubiese atrevido a pedirle y lógicamente por ella misma, reconociendo que, de otro modo, ninguno de los tres hubiéramos accedido. No solo no estaba celosa de que yo me pudiera follar a su hermana, sino que eso era lo que ella más deseaba en el mundo, que Marel supiera gozar con un hombre de verdad, palabras literales que ella suelta, no como un simple halago a mi persona, sino como una manera de recompensarnos los tres y cuando logró llevarnos a que yo mismo estrenara el culito de su hermana, reconoció que fue uno de los días más felices de su vida, a pesar de no haber podido verlo en vivo como le hubiese gustado.

-        Cari, todavía estoy en shock – le digo a mi esposa, mientras ella sigue meciendo mi polla con una mano y acaricia la rajita de su hermana.

-        Lo sé, ni yo misma me creo que esté aquí y créeme que me costó mucho convencer a Iñaki para que me diera la llave que une las habitaciones, incluso tuve que follármelo varias veces para lograr mi propósito.

Casi se puede decir que no me sorprende hasta donde llegan las capacidades de mi mujer, pero es que todavía me cuesta creer lo que estoy viviendo en este instante. Desde luego, cuando ella se propone algo lo consigue… está claro.

-        No sé qué decir, Mar. Creo que te debo tanto... - añade Marel, acariciando ella misma las tetas de su hermana.

-        Al contrario, os lo debo yo a vosotros por haberme hecho tan feliz y haber conseguido esto, que como digo, de otro modo, no hubiese salido.

-        ¿Somos felices los tres? - pregunto yo.

Inevitablemente nos reímos a carcajadas, mezcla de nervios y excitación por esta situación tan loca, pero tan maravillosa.

-        Bueno, ahora quiero ver esta polla en ese culito de nuevo, pero esta vez, en primera fila. - añade Mar, que se arrodilla a mis pies – Esta vez no me lo pierdo.

Tras mirarme y sonreírme, empieza a mamarme la polla a base de lengüetazos y escupiendo varias veces y extendiéndolo con su mano.

-        Cielo, ponte a cuatro patas sobre la cama. - le ruega a su hermana al mismo tiempo.

Marel ríe nerviosa y obedece poniendo su precioso cuerpo en la posición solicitada.

-        Ayúdame a lubricarla, cari. - me ruega Mar

Entonces, entre ambos nos comemos ese pequeño agujerito posterior de mi cuñada, mezclando lenguas y salivas hasta dejarlo bien embadurnado, al tiempo que Marel suelta varios gemidos y se nota que su esfínter se va abriendo, mientras Mar y yo nos fundimos en un beso apasionado, que me ayuda a relajarme y a ponerme más excitado.

-        ¡Vamos, amor... enséñame como entras en ese culo! - me alienta Mar tirando de mi polla y acercándola a ese agujerito de su hermana pequeña.

A pesar de todo, yo todavía estoy algo desconcertado, pero es mi esposa, la que me anima, despertándome de mis dudas.

-        ¡Venga, cielo, pártele el culito a mi hermana! - dice dándome un azote en mi nalga.

Mar, entonces me deja vía libre y se pone a nuestro lado para observar desde cerca toda la operación con detenimiento, atenta a cómo mi capullo se apoya en ese agujerito al igual que en mis manos aferrándose en cada una de esas poderosas caderas de mi cuñada. Mi esposa me mira a los ojos y se muerde el labio al tiempo que pestañea animándome y así lo hago de una fuerte estocada clavándosela a Marel hasta el fondo, con tanto ímpetu que ella cae de bruces sobre el colchón, pero sin que mi polla se salga un milímetro, pues está totalmente insertada en ese estrecho agujero y el eco de la habitación reverbera con ese sonido mágico del grito de Marel. Así permanecemos unidos durante un rato, notando mis palpitaciones en ese angosto espacio en el que ha quedado atrapada mi polla.

-        ¿A qué es una maravilla tener dentro eso, hermanita? - pregunta mi esposa a Marel acariciando su trasero con dulzura mientras mi polla está insertada.

-        ¡Siiii! - contesta la otra en un largo jadeo.

-        Necesitabas una buena polla y la de Aritz es la mejor. No podías recibir otra… tenía que ser esta.

-        ¡Graciasss! – responde la otra entre suspiros.

Mi cuñada está intentando recuperar el aliento, pues francamente he sido brusco al taladrarla, pero ante un culito así, uno no puede frenar esos instintos de querer atravesarlo. Ella que aún está boca abajo totalmente tensa intentando relajar sus músculos, aun puede soltar un entrecortado:

-        ¡Sí, joder, qué gusto, sí, joder!

A partir de ese momento noto como se va relajando su esfínter lo que me permite sacar casi al completo mi hinchada verga y poder observar la magia de ese apretado agujero y volver a dejarme caer a continuación en el perfecto culito que posee la condenada.

-        ¡Ah, Aritz, sí! - es ahora el grito de mi cuñada una mezcla de dolor y placer que envuelve todavía más ese momento mientras la boca de mi amada esposa me besa con toda la pasión, haciendo que mi lengua juguetee con la suya y cuando nuestros ojos se encuentran me dice.

-        Por fin, mi vida, por fin tienes ese culo soñado...

Esas palabras me sirven de estímulo para olvidarme de todo por un momento y en concentrarme en ese culo que sigue tragando mi polla sin parar, al tiempo que yo me dedico a follarlo con toda mi energía, viendo como las paredes estrechas oprimen mi miembro ahí dentro y yo sigo taladrando, mientras mis huevos rebotan por debajo, a los que, para colmo, las uñas de Mar no dejan de arañar jugando con esas bolas que bailan con cada embestida. No dejo de emitir bufidos y solo se oyen los gemidos ahogados de Marel y nuestros cuerpos chocar una y otra vez, pero Mar me detiene por un momento.

-        ¡Dame un poco de eso, cielo, quiero sentirlo, no puedo más! - me implora mi esposa totalmente cachonda.

Entonces Mar se pone a cuatro junto a su hermana a la que saco mi polla para cambiar de agujero y atravesar en este momento el de mi mujer. La embestida es igual de enérgica, aunque Mar parece más relajada y está acostumbrada a mi grosor y a mi forma ruda de hacerlo, pues le encanta que le parta el culo de esa forma tan salvaje.

-        ¡Oh, Dios! - grita Mar, pues está muy excitada y lo ha recibido con más ganas que nunca, sobre todo porque además su hermana ha colocado su cabeza bajo su cuerpo y está chupándole el clítoris mientras yo no paro de clavársela por el culo.

El momento es único y no es un sueño, es real. No quiero que se acabe, por eso me concentro en seguir follándome el culo de mi mujer mientras la lengua de Marel intercambia el coño de Mar con mis huevos. Es una maravilla poder sentir una lengua y unos labios lamiéndote mientras estoy follándome ese maravilloso culo. No me lo puedo creer, me estoy follando dos preciosos culos de dos increíbles mujeres. Estoy a punto de explotar y mi mujer que me conoce bien, detiene sus movimientos, logrando sacar mi polla que se queda balanceante y “a punto de caramelo”.

-        Espera, cari, córrete en nuestras caras... - dice de pronto Mar.

Tirando de la mano de su hermana, mientras yo me quedo sentado en la cama, Mar y Marel se arrodillan a mis pies para comenzar a mamármela a dúo, con todas las ganas, oyéndose esas lenguas chupetear, lamer y engullir mi duro falo. Mientras una se come el capullo, la otra muerde mis testículos o dibuja con su lengua toda la largura de mi tronco, incluso cuando coinciden en la punta mezclan sus lenguas con mi propio líquido seminal y se ríen mirándose a los ojos, en un juego que ambas parecían estar soñando al igual que yo.

-        Marel, ¿quieres ver explotar esto como nunca? - dice mi mujer a su hermana, señalando mi polla, mientras Marel asiente sonriente.

A partir de ese momento mi esposa no se limita solo a chupar, lamer y morder, sino que baja con su lengua por mi perineo y empieza a juguetear con su lengua en mi ano, algo que me hace temblar de gusto y es entonces Marel la que ocupa su lugar y empieza a lamer igualmente mi agujerito, tras las enseñanzas de su hermana. Me siento en el cielo, al notar esa fina lengua mientras Mar me pajea y me mira sonriente sabiendo lo que me gusta eso. Entre los chupeteos de ambas lenguas comiéndome el culo y esa paja lenta pero intensa, hace que no pueda más y explote repentinamente, sobre las caras de ambas, de forma contundente, soltando innumerables chorros que caen sobre sus ojos, sus bocas y fluyen por sus barbillas goteando, al tiempo que mi cuerpo tiembla como nunca en la corrida que cualquier mortal hubiese soñado sobre dos rostros preciosos y lujuriosos.

Las chicas ríen entre ellas, mirándose victoriosas por haber conseguido su propósito y se las ve lindísimas con sus dos caritas llenas con mi leche.

Las invito a que se tumben en la cama boca arriba, una junto a la otra y mirándose entre ellas empiezan a lamerse sus respectivas caras, recogiendo con sus lenguas hasta la última gota de mi corrida, mientras que mi propia lengua y mis labios empiezan a lamer ambos chochitos, recreándome en la belleza que me permite esa imagen de los dos cuerpos maravillosos de las hermanas y sigo sin creerme la suerte que tengo de tenerlas a ambas, ahora incluso a la vez. Mi lengua trabaja en el coño babeante de Mar que no tarda en correrse entre movimientos pélvicos recibiendo mi lengua contra su clítoris, agarrando mi pelo firmemente mientras su hermana está recogiendo un río de leche blanca que recorre su cuello. Luego me voy al otro coño, al de mi deliciosa cuñada, que impregna mi paladar con ese sabor único, cuando mi lengua trabaja de lleno contra su rajita, metiéndose dentro y lamiendo esa bolita que cada vez que rozo, consigue hacer temblar todo su cuerpo, si además amaso sus enormes tetas, consigo que esa lindura entre en trance, corriéndose, apretando sus muslos contra mi cara, casi ahogándome, mientras Mar le come la boca.

Ahí nos quedamos los tres, desnudos, sobre la cama, intentando recuperar fuerzas y recordando que hay un pequeño minibar, del que saco una botella de cava con la que brindamos los tres, por ese nueva experiencia juntos en un mundo nuevo que es un trío soñado por todos, mientras Mar nos termina de contar los detalles de cómo empezó siendo su cliente VIP, cómo la siguió en toda su trayectoria, observando lo feliz que era alejada de Igor, disfrutando del placer del sexo de verdad, pero más aún, cuando hizo todo lo posible porque yo entrara en juego y vaya si lo consiguió. De siempre había sabido lo mucho que me gustaba su hermana, pero como me conoce tan bien, incluso sabía que era una de mis locas fantasías y gracias a ella, con la complicidad de mi socio, había conseguido que la contratase, que viajara conmigo a Japón, que le diera un sexo que ella tanto pedía y al tiempo los tres nos llenábamos de felicidad, pues habíamos conseguido lo que tanto deseábamos.


A una semana de la fiesta y de esa noche de sorpresas, aún sigo recordando esos momentos con las dos hermanas y en cuanto llego a casa, cada noche, vuelvo a cumplir mis deseos y a la vez los suyos, pues volvemos a adentrarnos en un sexo salvaje, entregado y apasionado entre los tres. Perforo sus coños, sus culos, nos comemos mutuamente por todas partes, sacando el máximo placer a una relación novedosa y feliz para todos.

Estoy preparando un dossier completo para llevar de viaje a Nueva York, mi próximo destino, pues nuestros clientes allí, están locos con el nuevo juguetito “Leuna” y aunque esta vez no vendrá Marel conmigo, pues tiene que grabar algún video con el nuevo succionador, yo aprovecharé para cerrar un buen contrato allí, acompañado por Eli que me ayudará con los detalles para firmar con los norteamericanos, pues se adivinan asombrosas cifras.

-        Buenos días, Marel. - saludo a mi cuñada entrando en su despacho y entregándole el dossier de mi viaje inminente a Estados Unidos para que le eche un vistazo.

-        Hola guapo. Te voy a echar mucho de menos. - me dice levantándose y pegando su cuerpo al mío nos fundimos en un nuevo beso, cargado de pasión, mientras mis manos aprietan las posaderas sobre esa falda de tubo.

-        Yo también cuñadita. Todas estas noches los tres juntos han sido memorables.

-        Y tanto, estoy como en una nube. - añade ella.

-        Bueno, solo estaré cuatro días de viaje, para el finde estoy de vuelta y volveremos a disfrutar los tres de esta nueva vida que tanto nos gusta.

-        Ya, Aritz, ¿a que resulta increíble? Estamos cumpliendo nuestros sueños... ¿quién nos iba a decir que era el deseo de cada uno de nosotros hecho realidad, compartiéndonos a tope?

-        Si, somos un matrimonio de tres, jajaja. - la digo apretujando esta vez una de sus preciosas tetas.

-        Ya, qué buena es mi hermana, que no solo no le importa compartir contigo tantas cosas, sino que lo disfruta tanto o más viéndonos.

-        Es cierto y yo que tenía miedo de plantearle todo... de que estaba loco por tu cuerpo y es ella la que nos estaba animando a que lo viviéramos y disfrutáramos. Me encanta teneros a las dos.

-        Y a mí teneros a vosotros dos.

-        Por cierto, ¿qué tal Igor?

-        Bueno, estoy siendo un poco malvada, porque me pongo juguetona, sabiendo que está cumpliendo su promesa de estar sin follarme, tal y como le aseguró a Mar... porque además sabe que se lo contaría y en cierto modo, aunque a ratos me da pena, porque me paseo desnuda por la casa o me acaricio, poniéndole cachondo y cuando le pregunto que si no le apetece follarme y me dice que no puede, que está liado, aunque sé que está que se sube por las paredes.

-        Pues pena, ninguna, Marel. ¡Que se joda por cabrón!, ya lo hemos hablado. Tienes un corazón demasiado grande y él en cambio no ha hecho más que hacerte daño.

-        Si tienes razón...

-        Además, tengo un informe que me están revisando y que os enseñaré a las dos este sábado. Vas a flipar.

-        ¿Un informe sobre Igor?

-        Sí, le he estado investigando... después de escuchar tu relato aterrador y la vida tan dura que has pasado a su lado, quise indagar algo más y las conclusiones, aun sin terminar, son desgarradoras...

-        ¿De verdad? Me tienes intrigada.

-        Bueno, preciosa. Déjame que me pasen el informe completo y os lo enseño este finde.

-        Gracias cuñado. No sé cómo agradecerte todo lo que te preocupas por mí.

-        Es lo menos que puedo hacer, cariño. Tú me regalas cada momento, tenerte cerca es para mí la mejor recompensa.

Los ojos vidriosos de mi cuñada, terminan en otro apasionado beso, antes de despedirnos y reunirme con Eli y salir hacia el aeropuerto para nuestro viaje a Nueva York.

Al salir del despacho de Marel, me encuentro en el pasillo con Ander.

-        Hola socio. - me saluda con una gran palmada en la espalda.

-        Hola colega. Me voy al aeropuerto.

-        Sí, oye, el “Leuna” está arrasando macho, no me puedo creer lo bien que está funcionando y en gran medida gracias a tu labor y sobre todo la de tu cuñada.

-        Y tanto. Es increíble. Por cierto, gracias...

-        ¿Gracias?

-        Si, cabronazo, que ya sé que has sido colaborador con mi esposa para que todo esto saliera adelante.

-        Te lo mereces, tío... Cuando tu muje me propuso intervenir, ni lo dudé. Ha sido todo un placer.

Nos fundimos en un abrazo y sobran las palabras, pero Ander, además de un buen socio, ha demostrado ser un gran amigo. Tras separarnos del abrazo me comenta:

-        Bueno, suerte con los americanos, aunque no te hará falta, están entusiasmados con los videos que les he mandado de Marel.

-        Sí, ella se queda esta vez, ya sabes, para grabar algún spot más, para la campaña de Asia. Por cierto, en estos días, ¿me puedes hacer el favor de cuidar a mis dos chicas?

-        ¿Bromeas? Para mí será un placer, disfrutar de esas dos preciosas hermanitas.

-        Ya lo sé cabronazo. Además, he hablado con Marel y estamos de acuerdo en que también podrás follarte su culito, pero sin que sirva de precedente, jajaja...

-        ¿Hablas en serio, tío? ¿Puedo follarme el culito de tu cuñada?

-        Claro que sí. Tú también te lo mereces. Has hecho un gran trabajo y eres como mi hermano, más todavía por haberme llevado al cielo de esa manera. Así que, disfruta de ambos culitos en mi ausencia.

-        Se me ha puesto dura de solo pensarlo, colega.

-        No me extraña, cuantas pollas levantan estas dos mujeres...

-        Bueno el culito de tu mujer lo conozco bien, pero el otro…

-        Lo sé, pero es que el de mi cuñada es aún más especial. Sé que es duro estar a su lado y no poder sucumbir ante esa tentación.

-        ¿En serio? ¿Mejor aún que el de Mar?

-        Mejor no, diferente, pero es algo increíble, verás que culito tiene... Follarse esos dos agujeros es algo alucinante. Te lo aseguro.

Mi socio está emocionado, lo noto en su voz cuando nos despedimos con un abrazo, regalándole además ese encuentro con las dos hermanas, que sin duda va a disfrutar, ya que yo no puedo.

Ha pasado casi una semana y se puede decir que la presentación en Nueva York ha sido todo un éxito, y Eli y yo casi no hemos tenido tiempo para nada, pero ahora, tras estos cinco interminables días de reuniones maratonianas, por fin tenemos un rato para relajarnos... y vaya si lo hemos hecho. Son casi las nueve de la mañana, cuando me levanto de la cama, observando el cuerpo desnudo de Elisabeth, que aun duerme, tras una noche frenética de sexo, que hemos aprovechado al máximo. Hemos follado como cosacos. Ella me ha hecho disfrutar de sus placeres y habilidades, claro que Eli no es ni Mar ni Marel, pero sabe cómo disfrutar conmigo y hacerme disfrutar a mí al mismo tiempo. Hemos hecho tantas posturas, que ahora me duele todo. Aprovecho, por cierto, en uno de esos descansos, reponiendo fuerzas y sabiendo que en España son 8 horas más, para charlar con mis chicas.

-        ¡Hola guapo! – contestan ambas al unísono en una video llamada.

-        ¡Hola, mis preciosidades! - las digo lanzándolas un beso y ellas se enfocan con la cámara mostrándome sus cuerpos desnudos junto a nuestra piscina.

Sigo sin creerme la suerte que tengo de tenerlas a las dos y ya tengo ganas de estar de vuelta para volver a disfrutarlas en vivo y al mismo tiempo.

-        ¿Nos has echado de menos? - me pregunta Mar.

No contesto, tan solo enfoco mi polla que está tiesa con la sola idea de volver a reencontrarme con las dos hermanas.

-        Uf, ya lo veo, cuñado, qué ganas de tener eso adentro otra vez. - añade Marel.

-        Oye, ¿acaso Ander no os ha dado caña o qué? - les pregunto.

-        Huy, sí pobrecito, le hemos dejado seco entre las dos, jajaja – interviene Mar.

-        Sois insaciables, putitas mías.

-        Es que juntas ya sabes... no hay quien nos pueda. - apunta Marel – el pobre Ander, decía que le dolía la polla de tanto follar, pero claro él no tiene tu aguante, que tienes para las dos y eres tú las que nos dejas exhaustas.

-        Pues en cuanto llegue os destrozo a las dos. Os lo prometo. Estoy a tope- añado sacudiendo mi polla.

En un momento dado giro la cámara de mi móvil ligeramente para que aparezca el cuerpo desnudo de Eli que duerme plácidamente. Las dos chicas al otro lado, comentan algo entre ellas, aunque no logro identificarlo, pero sin duda que se han puesto celosas... y la verdad, eso me encanta.

-        Seguro que tú no lo pasas mal ahí en Nueva York. De fijo que no te has aburrido. - añade Mar, sin poder evitar ese toque de celos.

-        Bueno, uno hace lo que puede... - añado riendo, pero queriendo quitar importancia.

Charlamos sobre mi vuelta y les digo que al día siguiente por la mañana espero estar en casa... y nos despedimos con sonoros besos sobre la pantalla, pero me han puesto tan caliente, que no puedo remediar meterme de nuevo bajo las sábanas y hacerle una comida de coño brutal a Eli, que lo recibe entre risas que se convierten en jadeos y acaban siendo intensos gemidos en un orgasmo brutal.

-        ¡Joder Aritz, nadie como tú, sabe comer un coño para despertar por la mañana!

-        ¡Anda, exagerada! - la digo estrujando sus tetas y aun relamiéndome de la cantidad de jugos que me he tragado.

-        Te lo digo en serio... ya sabes que hay muchas tías que me lo han comido, porque francamente, lo normal es que entre nosotras controlamos mejor, pero contigo es distinto, no sé cómo lo haces que me dejas con un cachondeo que me dura horas.

-        Eso es por culpa de tu coño que es delicioso. - la contesto.

-        Espera que te la como ahora a ti. - me dice incorporándose con ganas de hacerme una buena mamada.

-        Mejor nos duchamos o perdemos el vuelo.

-        ¿No me da tiempo a una mamadita rápida? - me dice con cara de niña buena.

-        Tranquila, me la debes... - la digo dándole un azote en su trasero para que vaya a la ducha.

Estoy empalmado a tope y no niego que me hubiese encantado sentir la boca de mi colaboradora, que, por cierto, no lo hace nada mal, pero me quiero reservar para mis chicas y regalarles una buena corrida para nuestro reencuentro.

El vuelo de vuelta se produce sin contratiempos, a pesar de que Eli me ha sugerido en varias ocasiones que nos metamos en el baño del avión a echar un buen polvo. No niego lo mucho que hubiera gustado, sobre todo sabiendo que bajo ese vestido floreado y fino que lleva, no hay nada más, tan solo su precioso cuerpo desnudo, pero sigo reservándome para mis chicas, quiero tener “todas las balas” para ellas.

Una vez en España, Eli y yo salimos por fin por la terminal del aeropuerto arrastrando nuestras maletas, aunque ella va a hacer escala con otro vuelo hacia Copenhague para firmar allí un principio de acuerdo de distribución de “Leuna” en toda Escandinavia.

-        Bueno, preciosa... suerte con los daneses en esa primera toma de contacto. - la digo en lo alto de la escalera, agarrando su estrecha cintura, antes de bajar al hall principal.

-        Sí, qué pena que no vengas conmigo y poder acabar lo que empezamos en Nueva York. - me dice pegándose a mi cuerpo muy mimosa.

-        Tranquila que lo repetiremos.

-        Te debo una mamada.

-        ¿Solo una mamada?

-        Bueno, ya sabes que puedes darme caña siempre que quieras…

En ese momento giro mi cabeza y veo desde arriba, en el hall de la terminal, a Mar y Marel que no se pierden detalle, pues desde abajo nos observan perfectamente.

-        ¿Te gustó lo de Nueva York? - la digo a Eli, apretando su culo con mis dos manos y acercándola más a mí, sabiendo que desde abajo las otras no nos quitan ojo.

-        Me encantó Aritz... me vuelve loca follar contigo. Esa polla tuya es para tenerla adentro siempre. -añade ella melosa apretando su pelvis contra mí y plantándome un pequeño beso en los labios que yo convierto en auténtico morreo.

Tras despedirnos, me bajo por la escalera mecánica para encontrarme con mis chicas, que me observan entre rabiosas y celosas... pero eso me pone mucho. Y ellas no rechazan un buen beso que les pego a cada una de ellas, primero una y luego la otra, claro, que reciben con agrado, jugando con sus respectivas lenguas con la mía. Justo en ese momento un tipo que pasa a nuestro lado alucina al verme con esos dos pibones y como las he besado con tanta pasión a ambas.

-        ¿Qué tal el viaje, cari? - me pregunta Mar.

-        Muy bien.

-        Y en buena compañía. Ya veo que te compenetras muy bien con Eli. - añade ella sonriente.

-        Bueno, supongo que como vosotras con Ander... -respondo tajante y ambas se miran y se ríen, pues es un “zasca” en toda regla.

Una vez en el coche, yo me siento atrás y ellas van juntas delante, porque les comento que vengo agotado del viaje.

-        Es que Eli es mucha Eli... - comenta Mar a su hermana como si yo no estuviese detrás de ellas.

-        Espero que haya guardado algo para nosotras – apunta Marel y gira su cabeza con una sonrisa de niña mala mirando hacia mi entrepierna.

Al llegar a casa me meto en la ducha ya que realmente me hace falta para despejarme y después me bajo a la cocina para servirme una cerveza de malta “gran reserva” bien fría. Con la copa en la mano me dirijo al jardín en busca de las chicas que están dándose un baño en la piscina. Pero quiero hacerlas rabiar un poco más y me tumbo en una hamaca para seguir degustando mi cerveza.

-        Cari, ¿no te vienes al agua? - me pregunta Mar sacando sus tetas fuera de la piscina por lo que deduzco que ambas están bañándose desnudas, intentando calentarme.

-        No, estoy agotado... creo que voy a dormir un rato. - comento tratando de ocultar mi sonrisa, pero siendo perverso.

Ellas se miran sorprendidas y hacen algún comentario, pero yo sigo disimulando y cierro los ojos como si me durmiera, aunque ligeramente abiertos para observar lo suficiente cómo salen de la piscina, totalmente desnudas, algo que hace que mi polla se endurezca bajo mi pantalón pensando en si podré aguantar tanto esa tensión y ese juego provocador. Ellas pasan de largo cuchicheando y se meten en la casa. Sin duda querían juego y se lo estoy dando, aunque quizás esperaban otro tipo de juego, pero prefiero que sigan con esos celos y que piensen que Eli me ha dejado seco. Me gusta mucho ponerlas contra las cuerdas.

Lo cierto es que se tiran un buen rato dentro de la casa, porque incluso me quedo medio dormido de verdad, pero de repente un sonido mágico me hace abrir los ojos de par en par, pues en las baldosas del jardín se oye claramente el sonido envolvente de sus tacones de aguja. Casi me da algo cuando las tengo justo enfrente. Esas dos preciosidades se han vestido con sus mejores galas de lencería. Mi esposa, con un sostén semitransparente rojo, braguita tanga a juego y medias con liguero, con ese color que tanto resalta con su pelo rubio. A su lado, mi preciosa cuñada va con un sostén similar, aunque de color morado y su braguita diminuta del mismo color, con sus respectivas medias y liguero resaltan sobre su pelo negro. Y ambas con tacones de vértigo. ¡Están impresionantes!

-        ¡Guau! - exclamo sin poderlo evitar.

A ellas parece encantarles que yo me haya sorprendido así, pero es que no puedo dejar de mirar a esas dos preciosas hermanas, con esa lencería tan estimulante. En ese momento aprieto mi polla sobre mi bañador indicándoles que estoy preparado y Mar que me conoce bien, se muerde el labio inferior, pero no se acerca, simplemente se junta al cuerpo de su hermana y empiezan a besarse con toda la lascivia del mundo y recorriendo con sus manos sus respectivos cuerpos, sobando culos piernas y tetas, mientras se besan totalmente entregadas. Mi reacción es sentarme en la hamaca alucinando al ver a esas dos tigresas en plena acción. Ya debería estar acostumbrado y sin embargo estas dos bellezas no dejan de sorprenderme y de ponerme a cien. Ahora son ellas las que juegan conmigo y me hacen rabiar, excitándome al máximo.

En ese momento Marel le comenta algo al oído a su hermana y ambas miran en mi dirección... viéndome nervioso y excitado. Entonces ambas caminan de la mano hacia mí, haciendo sonar sus tacones al andar y meneando provocativamente sus caderas. Es como un sueño, pero totalmente real.

-        ¿Tú crees que la zorra de Eli nos habrá dejado algo? - pregunta Mar a su hermana, agachándose y acariciando mi bulto sobre el bañador.

-        Habrá que comprobarlo... - añade la otra.

Ambas hermanas se ponen en cuclillas a cada lado de mí y la imagen de verlas sostenidas con sus finos tacones y sus piernas abiertas es todavía más provocador. Mirándose cómplices me despojan de repente del bañador, dejándome desnudo ante ellas.

-        ¡Pues parece que está entera! - exclama Marel que agarra mi falo y le da cuatro meneos pajeándome.

-        ¡Y jugosa! - añade Mar que recoge con su lengua las gotitas que salen de la punta.

En ese momento apoyo mis codos en la hamaca pues me imagino que ambas me van a regalar una soberana mamada, pero ahora son ellas las que quieren llevar el timón y me dejan alucinado cuando Mar comenta a su hermana.

-        ¡Qué pena que esté agotado!, ¿verdad hermanita?

-        ¡Ya lo creo... una lástima! - dice Marel.

De pronto, se levantan delante de mí, dejando mi polla suelta totalmente tiesa y oscilante.

-        Y eso que estoy empapada. - comenta Mar, deshaciéndose de su tanga que baja por sus piernas hasta sacárselo y tirármelo a la cara.

-        Y yo. - añade Marel que repite la operación, sacándose la pequeña braguita y tirándomela a la cara mostrándome ese coñito rasurado que me vuelve absolutamente loco.

Recojo esos pequeños tangas y los llevo a mi nariz, aspirando ese embriagador olor y notando que ciertamente esas braguitas están totalmente húmedas. Ellas se ríen y caminando de la mano, se dirigen hacia la casa observando de reojo mi reacción mientras yo quedo hipnotizado con el movimiento de esos culos desnudos andantes. Inmediatamente me pongo en pie y salgo corriendo hacia ellas que en un momento dado se separan e intentan correr cada una por su lado, aunque con sus tacones les resulta complicado, por lo que Mar, da un traspiés y cae de rodillas en la hierba mientras que Marel acaba acorralada por mi cuerpo contra el ventanal de la casa, en el que queda apoyada su espalda y todo mi cuerpo desnudo frente a ella.

-        ¡Sois unas zorras de cuidado! - digo muy excitado con mi polla tiesa rozando su tripita.

-        ¿Nosotras? - dice mi cuñada con cara de no haber roto nunca un plato.

Entonces agarro su cintura y arrastro su cuerpo hacia arriba hasta ponerla en volandas sexo con sexo, al tiempo que la sostengo por sus posaderas.

-        ¿No estabas agotado, cuñado? - me comenta al notar como mi polla se queda pegada a la entrada de su coño.

En ese momento ella misma me agarra la polla y la reubica a su entrada y de una fuerte embestida logro clavársela hasta el fondo, levantándola con tanto impulso.

-        ¡Ah, joder! - gime ella al sentir mi polla totalmente dura perforándola hasta el fondo.

-        ¡Hummm, qué coño tienes, Marel! - jadeo yo al sentir las paredes de su vagina apretándome.

A partir de ese instante comienzo a follar a mi cuñada contra el cristal del ventanal, como si no hubiese un mañana, mientras sus piernas cuelgan tras mis brazos y sigo embistiéndola con fuerza y haciendo que sus enormes tetas salgan por encima de su sostén y su cara se vaya transformando con los ojos cerrados y abriendo su boca, en señal inequívoca de que lo está disfrutando tanto como yo. Giro mi cabeza y veo avanzar a Mar a gatas por la hierba hasta acercase junto a nosotros. Se pone de rodillas detrás de mí y empieza a acariciar mis glúteos mientras sigo follándome en volandas a su hermana. El hecho de que mi mujer me toque me estimula para follar con más fuerza a la otra, haciéndola saltar cada vez que la empotro contra el cristal.

-        Pues parece que aún tiene batería para rato- dice graciosamente Mar, al tiempo que acaricia mis huevos.

-        ¡Sí, sí, joder, sí...! - gime Marel con cada una de mis embestidas.

-        Este hombre no deja de sorprendernos - añade mi esposa que sigue con sus caricias en mi retaguardia.

Mar entonces, abre mis glúteos y empieza a juguetear con mi ano, esparciendo la lubricación que sale del coño de su hermana, dándome caricias e introduciendo ligeramente el dedo en mi esfínter, mientras yo sigo dale que te pego levantando el cuerpo de su hermana en una deliciosa follada en volandas. Pero de repente, sin previo aviso, Mar me mete dos dedos en el ano con brusquedad.

-        ¡Ay joder, serás...! - me quejo.

-        ¿A qué jode? - añade ella interrumpiéndome en plan vengativo follándome el culo con dos de sus dedos.

Lo que Mar no sabe es que al hacer eso mi polla parece hincharse aún más y lo noto por la cara que se le va transformando a su hermana porque gime con más fuerza y apaga sus jadeos comiéndome la boca. Me encanta verla correrse cuando echa su cabeza hacia atrás, apoyándola contra el cristal.

-        ¡Joder, no sé qué estáis haciendo allá abajo, pero me matáis de gusto, cabrones! - añade Marel, en un orgasmo que hace que se abrace más fuerte a mí y se funda en un nuevo beso conmigo.

Pero si era una maravilla sentir como mi verga se agrandaba en las paredes del coño de Marel y su lengua jugueteando con la mía, ahora su hermana ha cambiado los dedos por su lengua y está comiéndome el culo, lo que me produce un estremecimiento por todo el cuerpo, que lógicamente como siga con este ritmo follando y esa lengua dándome lamidas por atrás, me correré irremediablemente. Entonces decido parar y logro sacar mi polla de ese coño babeante.

-        ¡Ven zorrón! - digo tirando de la mano de Mar hasta ponerla de pie.

De un empujón la pongo contra el ventanal, pero a diferencia de su hermana, lo hago para que quede pegada su cara en el cristal y su culo en pompa frente a mí y sin pensármelo dos veces, con mi polla totalmente encharcada de los jugos de Marel, se la clavo a mi mujer en el culo de una sola estocada.

-        ¡Ay, cabrón, jodeeerrrr! - grita ella, al notar mi verga entrando con esa energía.

-        ¿A qué jode? - la digo yo, repitiendo graciosamente su frase, sosteniéndome de sus caderas y embistiéndola con fuerza, haciendo que su cuerpo choque contra el cristal y sus pies se eleven ligeramente haciendo ese sonido de sus tacones contra el suelo con cada follada de su culo, algo que me enciende cada vez más.

Cuando giro mi cabeza veo a mi cuñada sentada en una de las hamacas, con sus piernas totalmente abiertas y como se quita un zapato y se mete el tacón en el coño. Sin duda todavía está cachonda. Entonces agarro las piernas de Mar y la levanto en volandas llevándola hasta esa hamaca en donde está su hermana para poner su boca frente al garbancito de la otra y mi esposa no lo duda, sustituye el tacón por su lengua, jugando con esa rajita mientras yo la tengo ahora con el culo en pompa y la sigo follando el culo haciendo que su cara choque una y otra vez contra el coño de Marel. Al final ese ímpetu hace que Marel se vuelva a correr gracias a las lamidas de su hermana, mientras que la propia Mar se corre con mi mete-saca brutal, que acompaño de caricias por delante, pellizcando su clítoris y sus dos pezones alternativamente.

-        ¡Ay cabrón, qué gusto, me matas! - dice mi esposa entre temblores y eso hace que yo ya no pueda más.

Entonces la pido que se dé la vuelta y las dos caritas de las hermanas quedan frente a mí, comienzo a sacudir mi polla y no hace falta mucho más, pues empiezo a disparar un montón de chorros de leche blanca que se va depositando en sus caras y en sus tetas, escurriéndose como ríos por sus curvas.

-        ¡Joder, sois increíbles, hermanitas! - digo yo, bufando y soltando los últimos espasmos convertidos en chorros de semen que deposito en sus lenguas y ellas recogen como dos perritas en celo y tragan, para acabar besándose entre ellas y terminar de recoger toda esa leche que ha embadurnado sus caras y sus tetas.

Cinco minutos después, estamos los tres desnudos bañándonos en la piscina, recargando las pilas, para acabar echando otro polvazo en trío en la hamaca, sobre la hierba, de nuevo en el agua...  hasta acabar prácticamente extenuados.

La noche se ha echado encima, pero la buena temperatura nos permite cenar desnudos los tres en el jardín, comiendo un buen asado que nos repondrá de las proteínas necesarias y en eso estoy, preparando unas copas para cerrar la velada y me llega un mensaje al móvil de mi investigador privado, en el que me está pasando el informe completo de su averiguación sobre Igor.

Yo me siento en una de las hamacas a leerlo, cuando las insaciables hermanas quieren más y empiezan a mamármela a dúo. Por un momento detengo la lectura, porque esas bocas son tremendas. Por enésima vez en este día, logro correrme en las caras de las dos hermanitas que acaban limpiándose mutuamente con sus lenguas.

-        ¿A que esta polla te acaba volviendo loca? - le pregunta Mar a su hermana, mientras la otra no deja de limpiármela con todas las ganas.

-        Sí, es maravillosa... - apunta Marel, una vez que termina y me mira a los ojos.

-        ¿Mejor que la de Igor? - comenta Mar y ambas hermanas ríen por ese comentario.

-        Bueno, dímelo tú que se la chupaste en la fiesta.

-        Ni punto de comparación... ni ahora que estará machacándosela como un mono, sin poder follar con su esposa... - interviene de nuevo Mar.

Reímos los tres, aunque yo sigo leyendo el mensaje.

-        Cari, no sé cómo puedes leer después de esa mamada que te hemos regalado, sobre todo mi hermana comiéndotela de esa manera. - dice mi esposa.

-        Pues por lo que me están mandando vas a alucinar, un informe increíble sobre Igor.

Marel levanta su carita, limpiando los restos de semen que caen por su barbilla, los recoge y los chupa, para luego preguntar:

-        ¿El famoso informe sobre Igor?

-        Sí, es alucinante. Para empezar, no está pelándosela solo porque está con dos putas de lujo.

-        ¿Cómo? - pregunta ella, sentándose a mi lado como si quisiera leer conmigo lo que cuento mientras sigo subiendo el texto en mi móvil.

-        Pues tal cual. Dos tías que cobran como mínimo, 500 a la hora.

-        Pero eso no es posible Aritz, hoy está con el sicólogo, ya sabes, que por eso me cuesta un pastón.

Miro a Mar, en una seña de complicidad y después a Marel, a la que noto angustiada y le comento:

-        Lo siento mucho, cuñada, pero todo ese pastón que te estás gastando en sicólogos, se lo gasta tu marido en el juego y en putas.

Mar se pone junto a su hermana, sentada a su lado, y pasa su mano por su hombro, pues Marel está compungida y sigue en shock al escuchar eso.

-        ¿Pero desde cuándo Aritz? - me pregunta mi esposa.

-        Pues desde el principio...

-        ¿Pero todo ese dinero que le he ido pagando para el sicólogo? - me pregunta Marel sin creerse lo que está oyendo.

-        Hasta el último céntimo. Lo he comprobado y el sicólogo no ha tenido ni una sola sesión con tu marido.

-        ¡Joder, qué hijo de puta! - comenta Mar.

-        No sé si decírtelo todo de golpe o lo dejo para otro día. - le comento a Marel, acariciando su rodilla.

-        ¿Aún hay más?

-        Lamentablemente sí.

-        Aritz, por favor, cuéntamelo todo. Estoy flipando, pero necesito saberlo.

Me angustia a mí tenerle que dar esta noticia, pero sigo leyendo el informe:

-        Todo el dinero de su tratamiento y algunas deudas que él se había encargado de ir saldando, fueron a parar al juego. Incluso el viaje a Japón, ¿te acuerdas la deuda que tenías con ese banco sospechoso? Pues más que eso, era una mafia asiática, que él intentó saldar jugándoselo todo en Tokio, mientras nosotros estábamos con Kimura.

-        ¿En serio? Me dijo que ya lo había solucionado.

-        Pues no. Él quiso saldarlo por su cuenta y se metió en más deudas parte de ellas controladas por gente muy peligrosa.

-        ¿Todo mi dinero que iba pagando para el tratamiento y las deudas ha ido a parar al juego y las putas de Igor?

-        Y aún peor... el tratamiento médico que estabas pagando para la enfermedad terminal de tu suegro....

-        Aritz, no me digas que eso tampoco...

-        Tampoco... A ver, tu suegro sí que está enfermo, pero no es terminal, ni está con tratamiento ninguno, que no sea el de su médico de cabecera. No es caro como te mentía Igor.

-        ¡Madre mía! - añade Mar.

-        ¿Entonces ahora estoy más endeudada?

-        Por eso no te preocupes, que lo estoy solucionando yo. Al menos, ya no te quedas sin tu casa.

-        ¿Lo has pagado tú?

-        Sí, pero tú tranquila. Con tal de quitarte eso de encima me doy por pagado. No tienes por qué preocuparte por nada.

Marel se pone de pie, con sus puños apretados. Yo observo una vez su cuerpo desnudo y me pregunto cómo el canalla de su marido no ha sido capaz de haber podido hacer feliz a semejante diosa, no solo por ser una belleza increíble, sino, además, una mujer extraordinaria.

-        Marel, cariño, siéntate. Hay otra cosa. - la digo y ella me mira incrédula sin entender que tenga que contarle más todavía.

-        ¿Aún más? - pregunta sentándose de golpe.

-        Sí y creo que más grave.

-        ¿Más grave?

-        Me temo que sí. Lo del tratamiento de fertilidad que hizo a través de un amigo suyo.

-        ¿No me digas que eso que pagamos no sirvió para nada...? - pregunta rabiosa.

-        Bueno, sí y no. Ese amigo le hizo un informe completo sobre vuestras alternativas para ser padres, eso es cierto, incluso las primeras facturas fueron reales, pero lamentablemente el informe fue falsificado por Igor posteriormente.

-        ¿Falsificado?

-        Sí, el problema de fertilidad no es precisamente tuyo.

-        No te entiendo, Aritz. - comenta mi cuñada sin entender.

-        Pues que es al revés. El que tiene problemas para fecundar es Igor, tú estás totalmente preparada para ser madre.

-        ¿Estás diciendo que mi hermana es fértil? – interviene mi mujer incrédula.

-        Totalmente.

-        ¿Pero esas pastillas que me recetaron para subir el nivel de progesterona? – pregunta mi cuñada.

-        Presuntamente, pero son todo lo contrario. No son más que píldoras anticonceptivas y en el momento en el que dejes de tomarlas, podrás llevar adelante un embarazo cuando tú desees.

-        ¿Y lo de la adopción? - pregunta con sus ojos vidriosos.

-        También es falso. El dinero invertido, no fue a parar a nada de eso. Ningún trámite de adopción se ha pagado.

Las dos hermanas se abrazan entre lágrimas, pues lo que acaban de descubrir, al igual que yo, no solo es otra cara más oscura de Igor, que a estas alturas casi ni sorprende, sino que ha llegado a ser un auténtico canalla de lo más cruel, además de machista, mentiroso llegando a ser un sicópata manipulador hasta engañar en lo que más ilusionaba a su esposa, poder ser madre ya que podría haberse inseminado hace tiempo sin ningún problema.

-        Sé que todo esto es muy duro hermanita, pero casi que me alegro. - añade Mar.

-        Mujer... - intervengo yo.

-        No, cari, es la verdad, sé que estas verdades duelen mucho, yo misma estoy con ganas de matarle, pero ahora definitivamente no te ata nada a ese cabrón.

-        Por supuesto que no. No quiero ni hablarle jamás. ¡Es un hijo de puta! - dice ella sollozando.

Marel es consolada por su hermana y yo me uno a ese abrazo en el que no hacen falta palabras, pues está todo dicho, pero si comprender que lo que dice Mar en cierto modo es bueno, descubrir al verdadero Igor y alejarle definitivamente de Marel. No es solo tóxico, es un peligro para ella y su futuro.

Bueno, ahora no os tenéis que preocupar por nada. Yo me encargo de todo. - añado.

-        Pero Aritz, no puedo cargarte con más problemas.

-        Ninguno. El abogado de la empresa se encargará de todo, lo que necesites.

-        ¿Se podría encargar de nuestro divorcio?

-        Por supuesto. Deja al abogado trabajar... y tú no te preocupes de más.

Marel se abraza fuertemente a mí, en una mezcla de sensaciones que todos tenemos en este momento.

-        Y ahora una última sorpresa... pero esta vez buena, ¿eh? - añado yo con un sobre en la mano queriendo compensar tanto drama.

-        ¿Qué es eso cielo? - pregunta mi mujer intrigada.

-        Un pasaje para los tres en un crucero por el Mediterráneo durante 3 semanas.

-        ¿Tres semanas?... pero y ¿el trabajo? - comenta Mar.

-        Bueno en el caso de Marel y yo no hay ningún problema. El “Leuna” ha generado tantas ventas, que Ander nos quiere hacer un regalo especial. De hecho, esto es idea suya.

-        ¡Es genial, los tres solos durante 3 semanas! - comenta Marel.

-        Por mi jefe no hay problema, me lo debe también... y si no le gusta, le mando a la mierda. - sentencia mi mujer.

-        Así es... - además ahora los derechos de “Leuna” nos va a permitir vivir como marajás... nos podremos permitir dejar de trabajar y que lo hagan otros - añado yo, al tiempo que volvemos a darnos un fuerte abrazo.


Han pasado casi seis meses desde aquel día y mis dos chicas están ahora en el jardín, tan preciosas como siempre, deslumbrantes, desnuditas tomando el sol, mientras yo las admiro desde mi hamaca y dichoso de estar a su lado. Es increíble la suerte que tengo de poder compartir mi vida con ellas dos juntas y cuanto más unidos estamos, más felices somos los tres. El sexo ha sido vital en todo este tiempo, disfrutándonos mutuamente a tope, casi siempre los tres juntos, pero sin nadie más, porque tras el éxito del primer crucero empalmamos con otros dos por el caribe y el Mar del Norte... que aprovechamos al máximo, tanto es así, que ambas decidieron dejar de tomar la píldora y ahora están ahí, embarazas al mismo tiempo, con sus dos lindas barriguitas. Sí, sí, lo sé, toda una locura, pero aun somos más felices.

Y ahí las tengo, desnudas, con un precioso bombo cada una, culpa mía en ambos casos. Las dos están del mismo tiempo... de unos cinco meses, Mar espera un niño y Marel, que por fin se ha podido divorciar de Igor, será madre de una niña, una linda parejita, de la que yo seré el padre, supongo que serán dos preciosos bebés como sus mamás, hermanos entre ellos... bueno y también primos y yo seré padre y tío al mismo tiempo jajajaja, bueno, que lío… el caso es que todo queda en familia.

FIN

Raúl & Sylke ®2021